Soy un caballero y cumplo lo que prometo (8)

“Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada.” Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos.

SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO

(8-30)

ESCRITA POR:      SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

. - buenos días a todos –dije acercándome a cada uno de ellos y besando sus bocas, incluida la del patriarca de la casa-.

Luego todos nos quedamos mirando al resto sin saber qué hacer.

. - bueno, ¿follamos o qué? –soltó la Remedios-.

. - hija, ¿aún no has aprendido a cerrar esa boca?, Salvador, no se lo tengas en cuenta.

. - no, será mejor que no. Tengo una sugerencia que hacer.

. - adelante, dínosla. –Dijo la madre-.

. - Como tenemos lo que queda de este viernes, todo el sábado y la mañana del Domingo, había pensado ir haciéndolo con cada uno por separado y luego de haberlo hecho una vez al menos con cada uno, lo podemos hacer entre todos hasta que nos hartemos.

. - estupendo, yo quiero ser el primero, mamá –dijo Mauri-.

. - Mauri, no te hagas el tonto. Principalmente, ¿por quién estoy aquí?

. - ¿por mí? –dijo riendo-.

. - hermanito, si tuviera brazos, te partía la cara.

. - ya lo hago yo, hija –dijo el padre en broma-.

. - vale, chicos. Al estar yo en inferioridad de condiciones, seré yo quien mande en esta casa hasta que me vaya el domingo. ¿Alguna objeción?

Nadie levantó la mano o la voz.

. - perfecto. Entonces empecemos ya. Deseo ver todos los penes y pechos de esta casa. Quiero mamarlos uno tras otro hasta dejarlos todos sin leche. ¿Alguna objeción?

Tampoco nadie dijo ni pío. Aparté una mesa que estaba en medio del salón y encima de la alfombra.

. - ¿quién puede traer un par de sábanas?, las pondremos sobre la alfombra para no mancharla.

La madre de Mauri salió a buscarlas. Una vez regresó, le ayudé a colocarlas en su sitio.

. - me gusta también que me echen una mano –dije-.

. - ¿cómo podemos ayudar?

. - quiero que me ayuden a mamar pollas, romper culos y vaginas.

. - ¿yo a mi madre, a mi padre o a mi hermana? –dijo Mauri asombrado-.

. - eso es. Cuando yo me vaya, serán una familia que se querrán aún más de lo que se quieren ahora. Así Remedios no tendrá que buscar a nadie más de fuera para satisfacerse, pues tendrá en casa quien lo pueda hacer. Aparte de si están contentos conmigo, los visitaré alguna que otra vez. Pero si no están dispuestos a disfrutar como me gustaría…

. - yo sí lo haré –salto el padre-.

. - esposo… -dijo su mujer-.

. - mujer, nuestros hijos son mayores de edad y deben decirnos si lo desean o no. Yo estoy dispuesto a hacer que disfruten de mis dos pollas si quieren.

. - papi, te quiero un montón. Gracias, ¿por qué no me lo dijiste antes?

. - hija, no podía. Nunca se me presentó una oportunidad como la de ahora.

. - ¿Mauri? -pregunté-.

. - ¿tú qué crees?, pues claro que sí.

. - ¿señora? –pregunté a la madre-.

Por respuesta, comenzó a sacarle el pantalón a su hijo. Para luego arrodillarse ante el chico y comenzarle a mamar una de las dos pollas.

. – oh, mamá… -dijo el chico- Oooooohhhhhh…, mamá…

Allí los dejé para irme hacia Remedios y bajarle la falda. Sus bragas protegían su tesoro que salió a la luz de inmediato.

. - acérquese, hombre –le dije al padre-.

Llegó junto a mí y mientras yo mamaba una de sus pollas, el padre le cogió la otra y se la metió en la boca.

. - chicos, mantenedme o me caigo. Oooooohhhhhh…

Entre su padre y yo la sentamos y seguimos mamándola hasta que fue corriéndose en nuestras bocas. Luego uno con cada pecho, continuamos disfrutando de ella. Un morreo final y pasé al viejo, cogiéndole ambas pollas y metiéndomelas en la boca. Fue su doble corrida la primera doble polla de un mismo tío las que me tragaba en mi puta vida. Continué esta vez dando de mamar de mi polla a Remedios, que lo hacía con muy buen apetito. Se la saqué y los demás fueron mamando también. La madre no tenía nada que darme, ni su hijo tampoco, pues ambos se habían mamado y repartidos sus leches de polla, aun así, dejé que me la mamaran, entregando mi primera leche a la madre de Mauri, que la recibió con alegría.

La tarde-noche avanzó y en la cena, pollo asado con papas fritas, nos hinchamos todos. Una vez los estómagos llenos, era hora de alimentar un par de culos y una vagina. Acompañé a Remedios al baño y allí le di una ducha refrescante y otra para mí. Luego me llevó donde tenía su habitación. Los padres y Mauri nos dejaron solos, yéndose a sus habitaciones. Desnudos como salimos del baño, deposité a Remedios en su cama. Su cuerpo, cuan largo era, fue inspeccionado desde las alturas.

. - ¿sabes que estás buenísima?

. - ¿una tía buenísima y sin brazos?

. - sigues estando buenísima. ¿Qué tal si me la mamas un poco para ir haciendo boca?

. - pónmela en la boca y verás lo que te hago disfrutar.

. - no tengo la menor duda, cariño.

Me coloqué junto a ella y puse su cabeza donde mi polla podía tragar y tragó, vaya si tragó polla esta mujer virgen de 37 tacos.

. - eres la leche mamando pollas.

. - no tengo mucho más que hacer.

. - Déjamela ya, que voy a inspeccionarte bien con mi lengua.

La recorrí palmo a palmo. Se corría según la rozaba. Sus pechos enormes saciaban mi sed de pezones, que eran enormes también. Bajé y di con su almeja en almíbar. Allí su clítoris la hizo alzarse de la cama en varias ocasiones mientras se corría de gusto. Sus dos pollas fue una delicia volver a comérmelas, esta vez ambas al mismo tiempo. En el caso de aquella familia y también en Remedios, las dos pollas estaban antes de las vaginas, lo que me dio una idea. Le mamé bien ambas pollas. Cuando las tuve bien duras, se las cogí ambas y pegándolas, puse mi culo y me las enterré ambas. Era como una polla bien decente. Por separado casi no merecían la pena metérselas, esa era la verdad, pero juntas...

Una vez con ambas dentro de mi culo, las disfruté un rato. Ella no me soltaba la polla ni a la de tres. Con mi tranca bien dura y lista para el trabajo duro, me incliné lo justo para apartarle su mano de mi tranca y cogiendo mi polla, metérsela en su vagina. Aquella era una penetración doble, en mi culo y en su vagina. ¿O era triple?

Me hice hacia adelante y comencé a disfrutarlas al mismo tiempo, además de saborear sus pezones. Los gemidos de mi amante iban desde dolor agudo, hasta dolor súper-agudo, pasando por más dolor. Se dolía y yo ni puto caso le hacía. No quería correrme aún y me salí para comerme sus dos pollas. Las saboreé hasta que se me corrieron en la boca. Estaba de fábula su exquisita leche.

. - querida, ahora le toca a tu culito. Te daré la vuelta.

. - me ha dolido.

. - es lo que tiene desvirgar, querida. Tranquila, cuando me vaya de tu casa, ya no te dolerá tanto y tus padres seguirán dándote placer vaginal y anal hasta hartarse todos.

La giré y levantándole el trasero, disfruté lengüeteramente de su culo. De seguido se la enterré en su ojete que me costó romper. Sus gritos aumentaron decibelios, pero nadie osó molestarnos en este momento tan feliz para mí y tan doloroso para ella. Disfruté de aquel culo como si fuera el último culo que me podría follar y no era así, habría más culos, muchos más culos que follar.

Cuando me corrí en su boca, continué una hora más disfrutando de su anatomía con mi lengua, donde sus jugos vaginales fueron quedando secos sus pozos. A media noche la chica se despertaba siendo sodomizada por mi polla. Tenía que acostumbrarla a recibir pollas de todos los calibres. Yo me tragaba sus pollas una y otra vez hasta que el cansancio físico acabó por derrumbarme encima de sus enormes pechos.

. - eh, chicos. Levantad. Ya es de día –oí que Mauri decía-.

. - vete a la mierda, Mauri –dijo su hermana- lárgate, quiero volver a sentir su polla en mis agujeros-.

. - deja algo para mí, hermanita. No solo de pajas vive el hombre.

. - Mauri, lárgate, coño –dije muy serio-.

Se largó y le di de nuevo polla culera a una Remedios que me recibió muy bien. Sin duda, su culo se amoldaba, pero aun necesitaba más polla y yo se la daría, si no, sus allegados más cercanos. Cuando acabé, la llevé al baño y allí le di una buena ducha de lengua y agua por todo su cuerpo, vagina y ojete incluidos. Le puse un traje liviano por encima que su madre nos había dejado sobre el lavabo. Luego me vestí y salimos a desayunar. Allí estaban los tres ya desayunando.

. - ¿cómo estás hija? –se preocupó su madre-.

. - este chico es incansable. Hasta durmiendo me daba por culo y por donde me cogía.

Después del desayuno nos fuimos Remedios, su hermano y yo a dar un paseo por ahí. Cuando regresamos ya tenía ganas de follarme a alguien y le tocaba a Mauri. En el mismo salón y delante del resto de la familia, le comí la boca, para luego desnudarlo y también él a mí. Con los dos cuerpos desnudos, me la mamó bien mamada, mientras sus padres, que se habían acercado demasiado a mis manos, fueron magreados en sus dos pollas que ya tenían fuera los dos. Era como si estuviera crucificado, con mis manos en las pollas de los padres y el hijo abajo mamándomela.

Dejé en paz las pollas y volteé a Mauri hasta colocarle su culo delante de mis narices. Se lo olí y olía a mierda de la buena. Usé mi lengua perforadora y poco después, ya me lo estaba enculando, ante los gritos desenfrenados del chico. Como no se callaba, puse al chico a mamar uno o las dos pollas de su padre que se ofreció muy solícito. Al mismo tiempo invité a su madre a darme por culo mientras yo lo hacía con su hijo.

Remedios estaba encantada y se acercó a su padre para prestarle sus pollas y que las disfrutara como ya lo había hecho la tarde anterior. Aun se oía al chico gritar o al menos, intentarlo, pero su padre le pegaba la cabeza contra sus pollas y poco podía hacer, excepto soltar algunos sonidos que no se parecían a voz humana alguna. Cuando me vino la corrida, le saqué mi rabo y le eché la corrida encima de sus glúteos, para después inclinarme y sorber mi propia leche.

Cuando el viejo se corrió en la boca de Mauri, su mujer lo hizo en mi culo. No tuve más remedio que obligarla a lengüetearme el ojete para limpiarme, para después entregarle mi polla colgante y también disfrutarla como Dios manda. No di por acabado la follada de Mauri hasta que puse a su hermana a darle por culo con sus dos pollas. Al chico no le hizo maldita la gracia, pero se aguantó como se tenía que aguantar todo aquel que caía en mis manos o como en aquel caso, en mi polla.

La noche del sábado se la dediqué al matrimonio. No se cansaban nunca de romperme el culo, hasta llegar el punto en que me follaron los dos al mismo tiempo, pero con una polla cada uno. Fue alucinante, pues al mismo tiempo que me enculaban, yo le pajeaba a cada uno la polla libre, consiguiendo una lechada que mis nalgas recibieron. A la mujer le gustaba más mi polla que un Chupa-Chus a las puertas de un instituto. Sin duda su culo era asiduo de las pollas de su marido. Ella sí que recibió tres pollas en su vagina esa noche al mismo tiempo y allí nos obligó a corrernos a los dos. Solo esperaba no tener un retoño con dos pollas más. El despertar del domingo me cogió con cuatro pollas. Dos en mi boca y dos en mi culo y las cuatro, bien sabrosas.

Cuando a media mañana y presto para salir de la casa y regresar a la mía, una petición popular en medio del salón y encima de dos sábanas tuvo el éxito que esperaba Remedios. Y es que me había olvidado de dicha follada en familia, con toda la familia. Fue una follada a cinco bandas. Allí el que no tenía una polla en el culo, la tenía en la boca o se follaba a alguien. La leche corrió largo y tendido. Nadie quedó con los huevos cargados. Hube de darme una última ducha para poder salir por patas de allí o me dejan seco y no solo de leche.

Joan no volvió por casa más. Nos mandó un correo electrónico diciendo que marchaba a china con sus padres y su hermana. Por lo visto, España era perjudicial para la salud mental de ella y de su hermana, pues los padres se enteraron por boca de la pequeñaja, sin duda, de lo bien que lo pasaba Joan en la casa a base de cantidad de polla de Isa y mía. De vez en cuando recibíamos correos de Joan, pero se fueron espaciando hasta no recibir ninguno más. Yo tampoco le enviaba muchos que digamos, pues soy más de tú a tú, que usar el correo electrónico. Arreglamos su habitación y metimos todas sus cosas en cajas y las guardamos entre las dos habitaciones por si pedía que se las mandáramos, pero eso nunca sucedió. El curso avanzó y las notas no eran malas. Isa y yo seguíamos disfrutando el uno del otro cada noche que pasábamos en casa y es que su polla tan venosa me la ponía dura.

De vez en cuando visitaba a la familia de Mauri y nos dábamos leche a mansalva. El mismo Mauri ya no era el chico apocado, había despertado a base de polla y ya no se dejaba intimidar por los abusones de la universidad, aunque alguna que otra vez tuve que intervenir, fuera de eso, ya era un tío con dos cojones y dos pollas. Un fin de semana tuve una agradable visita. Era Adelaida, venía muy guapa ella. Suerte que Isaac se había ido el fin de semana a visitar unos familiares. La tuve como una reina que era. Follamos y follamos todo el primer día. Luego la llevé a recorrer la universidad y cuando volvimos a casa, polla y más polla otra vez. El domingo por la mañana la llevé de camping a la montaña. Allí volvimos a disfrutar el uno del otro.

Cuando la despedí en la parada de autobuses, hasta lloró. Tuve que apartarla de allí y llevarla a una esquina. Le mamé cuanta teta pude y la puse a mamarme una última vez la polla, que casi no tenía leche, aunque consiguió sacarme unas gotas. Luego nueva mamada de pezones y un morreo interminable. Cuando la regresé a la parada, ya no lloraba, pero casi. No tenía remedio mi segunda madre putativa. Mientras jugaba con la polla de mi compañero, veíamos un poco de televisión, Isaac me acariciaba y besaba de vez en cuando el cuello.

. - hay que pagar el recibo, Salvi. Desde que Joan se fue, no tenemos ocupada su habitación.

. - tienes razón, habrá que buscar alguien que nos guste a los dos.

. - no te preocupes, ya hay alguien que me gusta y muchísimo –dijo besándome los labios una vez me giró la cara para hacerlo- elige a quien tú quieras-.

. - pondré un anuncio en uno de los tablones de la universidad. Veremos quién viene a solicitar la habitación.

Unos días después aún no había puesto el anuncio, pues suponía romper el ritmo de estudio y sexo con Isaac. Los cambios siempre conllevan tiempo de adaptación y estaba muy bien como estaba, pese a tener que pagar un poco más por la vivienda. Isaac no quería decir nada, pues también estaba muy cómodo conmigo, pero, tarde o temprano, tendría que poner el anuncio. Cierto día recibí una llamada de Diana, la madre de Clara. Isa me pasó el teléfono.

. - ¿hola?

. - ¿Salvador?

. - sí, Diana, soy yo.

. - Salvador, mi niña está en el hospital.

. - ¿en el hospital?, no me digas que…

. - sí, le cogió el tarro de pastillas antidepresivas a la madre de una amiga.

. - ¿cómo está esa inconsciente?

. - sigue aquí, la acaban de traer los enfermeros después de hacerla vomitar. Ahora está durmiendo.

. - ¿en qué hospital estáis?

. - en el Sagrado Corazón, habitación 119.

. - voy para allá.

Corté y me di una ducha rápida.

. - ¿te acompaño, Salvi?

. - mejor que no, cariño –le di un beso y dejé que me abotonara la camisa- esto debo arreglarlo de una puta vez o joderlo del todo –nos besamos de nuevo y salí por la puerta-.

Habitación 119. Entré y allí estaba Diana con la mano de su hija ente las suyas. Cuando me vio, se levantó y fue hacia mí. Se me abrazó y lloró en mi hombro.

. - no llore, por favor.

. - mi niña. Mi niña.

Conseguí sacármela de encima, pero no de mi mano izquierda, que me la tenía cogida entre las dos suyas. Como pude, me acerqué a la cama y vi a una Clara demacradç Tenía varios parches pegados a su cuerpo para ser monitorizada. El sonido del aparato del corazón hacia su rítmico sonido cada vez que subía la aguja digital en la pantalla. Le aparté unos pelos que tenía en la frente, su madre me apretó la mano.

. - estoy seguro de que la quieres, aunque sea un poquito. Sentémonos.

Había dos sillas y las ocupamos, sin dejarme la mano libre. Luego acercó sus labios a mi cara y me beso suavemente, pegándome la cara a la suya. Aquella mujer estaba pidiendo a gritos una buena polla, me dije. No dije ni hice nada en ese sentido, pero como siguiera haciéndome arrumacos…

La mujer miró hacia la puerta como si esperara no ver a nadie que la importunara. Debió pensárselo mejor, pues se levantó, arrastrándome con ella hacia el baño. Cerró la puerta y se me echó encima, comiéndome la boca.

. - Diana, serénese. Usted no es así –joder, como si mamármela en la playa no fuera de una loca puta caliente-.

Ni puto caso, comenzó a sacarme botón a botón la camisa y ya no aguanté más. Le levanté la cara y comencé a comérmela viva, para después desabotonarla más rápida de lo que ella me desabotonaba a mí. Una vez en sostén, se lo deslicé y disfruté mamándola, mientras la llevaba contra una de las paredes. Pronto me dejó con la polla fuera de los pantalones y yo me fui hacia sus bragas que bajé sin sacarle la maxifalda que portaba.

La atranquillé contra la pared y mi polla metí en su vagina. Le di como si me debiera algo. Ella gemía como lo que era, una soberana puta calientapollas. Miedo tenía que sus gritos, nada glamurosos, salieran del baño, pero nadie tocó en la puerta, por lo que me dio nuevos bríos y sacándosela de la vagina, la puse con la cara hacia la pared. Su culo dejé a la vista y pasándole la mano por su entre-nalgar, se la encasqueté hasta le corvejón después.

. - aaaaahhhhh…, aaaaahhhhh…

Ya no me importó que viniera la enfermera, el médico o el mismo director del centro hospitalario, ya nada podía impedirme follarme a aquella zorra de Diana que me la estaba poniendo dura adrede.

. - ¿te gusta que te dé polla?, ¿verdad Diana?, dime que sí.

. - dame polla, mucha polla, aaaaahhhhh…, oooohhhh...

Y le di hasta agotarme físicamente. Solo cuando sentí que llegaba la descarga sémica, se la saqué, no era sitio para estar succionándole mi leche, eso sería en otro lugar más íntimo y no un puto baño de habitación de hospital. La puse a mamármela sin pausa, cogiéndole la cabeza y follándome su boca. Exploté. Fue una placentera follada culera-vaginera. Ella seguía mamando y mamando en busca de restos de leche que aun podían quedarme en los huevos, pero no, me había dejado seco, por lo que se la saqué de la boca. Luego le abrí de piernas y agachándome, me tomé sus jugos que goteaban al piso.

Cuando me harté, me levanté y comiéndome sus pezones, nos morreábamos después. Así fue nuestra primera follada entre una caliente Diana y un más que caliente servidor.

Me separé de ella y me limpié la polla con agua y jabón y me sequé con papel higiénico, luego me subí los pantalones y me arreglé la camisa. Esperé que ella se limpiara y vistiera, cuando acabé, le arreglé la parte superior de la camisa por su parte trasera, luego un último morreo y salimos como si aquello solo hubiera sido un sueño de una noche de verano.  Clara seguía como la habíamos dejado, dormida. Volvimos a sentarnos y de nuevo me cogió la mano, como si fuera de su propiedad, cosa totalmente falsa, pues solo era mía. En todo caso, ella sí era mía.

. - ¿aún no despierta esta dormilona? –me sobresaltó la voz de la enfermera, que se alzó un poco para arreglarle los cables que tenía conectados. Sus bragas eran de color rosa y no tuve recato de mirárselas, pues tenía su nalgar en mis narices. Miré a Diana y puso cara de circunstancias-.

Cuando miró hacia mí sin que yo dejara de mirarle las exiguas bragas, me miró con esa cara que ponen algunas diciendo, “¿ a qué tengo un buen culo?, fóllame, tío bueno ”, pero no, con una sonrisa de puta, se largó como había entrado.

. - vaya calientapollas –soltó Diana-.

. - sí, ¿a quién se parece? –dije metiéndole mano bajo la maxifalda y llegando a sus muslos-.

. - que nos pueden ver –dijo bajita-.

Saqué la mano de allí y me alcé, pues alguien estaba abriendo los ojos.

. - por fin despiertas –dije poniéndome a su lado-.

. - estás aquí… –fue su respuesta. Intentó levantarse para darme un beso, pero los cables se lo impidieron, por lo que fui yo quien se agachó y besó sus labios por primera vez. Sabían a química, sin duda la que le habían metido los médicos y la que se había metido ella-.

. - hija mía –dijo Diana cogiéndole la mano- no vuelvas a hacerlo, por favor-.

. - ¿en qué estabas pensando, Clara?, mira que eres tonta. Intentar matarte por un idiota como yo.

. - has venido… –repitió, mientras sus ojos lagrimeaban-.

. - tu madre me llamó. No vuelvas a hacerlo o tendré que enfadarme contigo.

. - bésame otra vez.

. - no, que luego te acostumbras y esas cosas son malas de quitar.

. - por favor…

. - mira que eres pesada –volví a besarla, esta vez más largamente, al mismo tiempo que una mano se me escapó y apreté su pecho más cercano. Su madre nada dijo, faltaría más-.

. - ¿ya me quieres un poquito?

. - otra vez no, Clara, por favor...

. - si no me quieres, volveré a intentarlo.

. - te creía más lista, Clara. ¿Qué vas a conseguir con eso?, sin duda, estropearte el cuerpo. Voy a tener que aflojar un poco contigo, o cualquier día la jodes bien.

. - ¿en qué habías pensado, Salvador? –preguntó su madre esperanzada de que la cosa marchara por donde ella quería-.

. - la compañera china se ha marchado y necesitamos alquilar la habitación, para ahorrarnos mi compañero y yo unos euros. Así que, si te interesa, puedes cambiarte allí. Así estarás más cerca de mí y podré vigilarte para que no vuelvas a intentar algo así.

. - es una buena idea, no estaré tranquila dejándola donde está ahora –confirmó su madre, con otras ideas en la cabeza-.

. - ¿de verdad podré dormir cada noche contigo?

. - no he dicho eso. Tendrás tu propia habitación.

. - ¿se quedará tu compañero también?

. - por supuesto. Isa y yo ya lo sabes, somos amantes y dormiremos las noches que queramos juntos. Ya te lo dije la otra vez.

. - vale, ¿podré dormir contigo alguna vez?

. - todo puede suceder, pero que te quede una cosa bien Clara, ni voy a cambiar, ni me vas a cambiar y olvídate de enamorarte de mí, no tengo en mente casarme contigo, que eso te quede bien clarito en tu cabecita. Ah y tu madre puede venir las veces que quiera a visitar a su hija y de paso… -le tomé la cara y se la besé largamente, no recatándome nada, pues le metí mano descaradamente a su pecho derecho, mientras mi lengua le llegaba a la glotis, luego la dejé en paz. Si la chica no entendía aquello, tendría que esculpírselo en roca-.

Diana puso cara de circunstancias.

. - ¿estás segura, mamá?

. - lo acabamos de hacer en el baño, hija.

. - entiendo. De acuerdo, al menos estaré cerca de ti.

. - y ahora ponte bien. Debo irme, tengo clases a las que asistir –me acerqué a ella y le besé en sus labios. Fue un beso largo. Luego le di otro a su madre, igualmente largo, mientras le metía mano bajo sus bragas, sacándola bien húmeda- avisadme cuando vayáis, por si no estamos. Nos vemos.

Me vieron salir por la puerta. Su madre se acercó a su hija.

. - ¿me odias, hija?

. - no, mamá.

. - lo siento, pero estoy muy sola y necesito alguien como Salvador. Lo compartiremos entre las dos.

. - mamá, no estamos solo nosotros dos, hay más. Incluso ese Isaac.

. - hija, es lo que hay. Lo tomamos o lo dejamos. Nadie es perfecto.

. - sí, mamá. Lo compartiremos. Vamos, lo que dejen los demás.

. - alegra esa cara, pronto desbancarás al resto de contrincantes con ese cuerpo que Dios te ha dado.

. - pero mamá, si me falta una pierna…

. - eso no lo es todo, tienes muchas cosas que ofrecer, mi niña.

Clara se echó a reír, luego se abrazaron como madre e hija que se querían.

. - ¿cómo está tu amiga? –preguntó Isa-.

. - paliducha, pero saldrá de ésta. Se vendrá a vivir con nosotros y compartirá gastos.

. - ¿lo crees oportuno?, no es muy estable esa chica.

. - por eso le pedí que viniera. Así la vigilaré. Si se mata por mi culpa, lo arrastraré toda mi vida. Sí, dirás que no es mi problema, pero créeme, si te pasara a ti, no dormirías muy bien sabiendo que alguien se puede atiborrar de pastillas porque le has dicho que no.

. - ¿pero aquí seguirás diciéndole que no?

. - no. Aquí follaremos y la tendré contenta un tiempo.

. - ¿qué pasa conmigo?

. - por eso no te preocupes. Le dejé claro que tú y yo seguiríamos igual. Podemos dormir juntos las veces que queramos, sin importar que esté ella al lado. Sin esa premisa, no la hubiese dejado quedarse. ¿Contento?

. - y tanto, que me la has puesto dura.

. - ¿entonces a qué esperas para metérmela por el culo, joder?

Allí mismo, en el salón, me bajé los pantalones y dándome la vuelta, me agaché y me la clavó hasta sus huevos. Sí, su venosa polla era un portento de felicidad para mí y mi culo. Luego de descargar se puso a sorber su leche directamente de mi ano. Seguidamente, me tragué su goteante polla, la cual me la merendé con papas fritas, para luego devolverle el favor y enculármelo de la misma manera y también sorberle mi leche. Una mamada por su parte y nos fuimos a la ducha sin prisas, para quedar como nuevos, otra vez. Mi hermana me vino a hacer una visita. Su cuerpo estaba cañón. Hacía un tiempo que no le daba un repaso. Vino con su novio Toni.

. - hola chicos, ¿cómo vosotros por aquí? –les di un beso a cada uno, incluso a Toni-.

. - le dije a Toni que quería venir a verte y me acompañó.

. - ¿aún solo os besáis, chicos?

. - no, tonto. Toni es mucho Toni. Casi la tiene como tú.

. - Fati, no le digas esas cosas a tu hermano –dijo Toni-.

. - no seas tonto. Ya sabes que mi hermano y yo nos lo contamos todo, ¿verdad?, anda, enséñasela.

. - no, coño. Ni que estuviera loco.

. - bueno, entonces te enseñaré la de mi hermano, para que compares.

Dejé que Fati me la sacara con una sonrisa en la cara. Aquella situación me la estaba poniendo dura. Cuando se la enseñó toda endurecida por el deseo de follármela, Toni puso los ojos como platos.

. - cacho polla tienes, tío.

. - anda, sácate ahora la tuya -le dijo Fati-.

. - joder, no la tengo tan grande, ya lo sabes.

. - es igual, deja que te la vea Salvador.

. - joder –el chico se la sacó y sí, era una señora polla, aunque no tan gorda como la mía.

. - haceros una mamada rápida entre los dos –dijo la cabrona de Fati.

. - que no, coño. Que yo no soy marica, ya lo sabes-.

. - oye, chúpale la polla a mi hermano, joder. ¿No tenías ese sueño recurrente de mamársela a un tío?, pues mi hermano es un tío y le gusta que le chupen la polla. Así que empieza o búscate a otra tía donde meterla.

. - esto es un chantaje.

. - me da lo mismo.

El chico no tuvo más remedio que mamármela, mientras Fati y yo sonreíamos. Los pantalones de Toni cayeron hasta el suelo e intentó subírselos mientras seguía mamando, pero mi hermana se lo impidió con un movimiento de cabeza. Lo que hizo mi puñetera hermana fue sentarme en la mesilla que tenía detrás y obligar, porque lo obligó, a sentarse a su novio encima de mi polla. Joder, como le gustaba follarse a mi hermana aquel Toni que era un guiñapo en manos de Fati y hacía cuando le pedía. Fue un desvirgamiento en toda regla, pues el tío lo tenía muy cerrado. Sus gritos de auxilio no fueron atendidos. Solo vino Isa a ver qué gritos eran aquellos y se encontró con el panorama.

. - hola Isa. Esta es mi hermana Fátima y su novio Toni. Nos estamos conociendo mejor.

. - vale, me regreso a mi habitación, entonces. Os dejo solos.

. - gracias, querido.

Fati sonrió y como si nada, se descalzó y me puso una pierna en mi hombro, al mismo tiempo que se subía la falda, dejándome libre y sin bragas su chumino. No tuve problema de meter allí mi boca y disfrutar de mi hermanita de la caridad.

Toni dejó de dolerse, pues aquello no era normal. Primero y obligado por el coño de Fati, se estaba dejando follar por su hermano y ahora estaba la misma Fati, su hermana, siendo comido su coño por el hermano. Joder, se dijo.

. - no pares, chico –le dije y continué sorbiendo a Fati-.

Al rato hice salir al chico de mi polla y poner a Fati a cuatro patas, o casi. Solo dos, más dos manos apoyadas en el sofá más cercano. Allí, le di polla culera, sin importarme una mierda lo que dijera el novio. Si Toni creía que se había librado, estaba listo. Me salí de mi hermana y le cogí la polla al chico y me la llevé a mi boca. Se la mamé como Dios manda. Al rato de haber disfrutado del ojete de Fati y de la polla de Toni, dejé de mamar al novio. Fati se sacó la ropa de arriba, enseñándonos sus preciosos pechos. Luego me la llevé hacia mi habitación. Antes de traspasar la puerta, giré la cabeza.

. - vente para acá, chico. Aún no hemos acabado tú y yo.

Como un zombi, nos siguió. Al llegar a la cama, continué follándome a mi hermana de la misma manera, por su sabroso culo, como nos gusta en casa, a lo bestia.

. - no te quedes ahí como un pasmado –le dijo Fati a Toni- sube y fóllate a Salvador-.

Con la polla aún en la mano, subió y colocándose detrás de mí, me la encajó hasta los huevos, follándome con violencia que era lo que yo quería de aquel novato. Pronto las corridas se sucedieron y cuando me lo hice en mi hermana, sorbí mi leche desde su culo. Luego se giró y me la mamó mi querida hermana, dejándome una polla reluciente. Lo siguiente fue comerme la polla chorreante de Toni, mientras Fati se tomaba su leche directamente de mi culo, cosa que acabamos dejando ambas partes bien limpias. Luego y sin decir una palabra, los cogí a ambos y los llevé al baño. Todo el mundo se desnudó del todo y nos dimos una ducha a base de lengua y más lengua, quedando bastante limpios los tres. Una vez fuera y vistiéndose cada uno, Fati habló orgullosa de su novio.

. - ¿qué te parece mi novio?, a que está muy follable.

. - Me gusta, claro que me gusta. Pero esperaba un poco más de profesionalidad.

. - oye, que es la primera vez que se la mamo, me enculan y follo a un tío.

. - entonces lo has hecho de fábula. ¿Qué esperabas cuando venías hacia aquí?

. - una visita de una hermana a un hermano. Unos besos en la boca, hablar y listo. Pero no esto. ¿Lo hacéis a menudo?

. - ¿lo has tenido en la inopia, hermana?

. - sí, nada le dije. Toni, Salvador y yo habremos follado más que tus padres para traerte al mundo, ¿no es así, hermanito?

. - sin duda y espero que vengáis ahora más a menudo, el culito de Toni me gustará volverlo a tener delante.

. - de eso nada. A mí no me vez más el pelo.

. - Toni, si no le pones el culo a Salvador, tampoco yo te pondré el mío. Así que, tú mismo.

Fati se sentó en mis muslos y nos besamos. Le saqué uno de sus soberbios pechos y volví a mamárselos.

. - joder Fati, sabes que no puedo estar sin darte polla todos los días -dijo Toni-.

. - ya sabes lo que te pido a cambio. Tampoco es tanto. Ahora dime que no te ha gustado follarte a mi hermano.

. - bueno, no me ha disgustado, pero…

. - pero nada.

. - vale, ¿pero vendremos muchas veces?

. - las que me dé la gana, que para eso es mi hermano.

. - vale, como tú quieras…

. - acércate, Toni –le dije-.

. - ¿otra vez? –se aterró el chico-.

. - no es para eso, anda ven.

Se acercó y le tomé la boca. Se la besé largamente. Usé mi lengua hasta metérsela en la glotis. El chico miró a mi hermana y ella a él, entonces y solo entonces, comenzó a colaborar con su lengua. Fue un buen morreo.

. - buen chico. ¿Tienes ganas de que mi amigo Isa te la meta por el culo, Toni?

. - no, gracias, con la tuya ya tengo bastante por hoy –dijo mirando a Fati-, ¿no?

. - sí, cariño. A desconocidos aún no. Nos vamos, hermanito, en cuanto menos lo esperes, estaremos de nuevo por aquí Toni y yo.

. - no lo demores mucho. Me ha gustado follarme a tu novio y a ti también, claro.

Nos besamos Fati y yo. Luego una señal de la chica bastó para que Toni pusiera su boca y se la besé también. Salieron ambos por la puerta bien follados. Volví a entrar en la habitación de Isa y sí, la tenía en la mano y desnudo, esperándome.

. - creí que no venías nunca.

. - ¿estás loco?, ¿cómo me voy a olvidar el tragarme esa preciosidad de polla tuya?

Me subí a la cama apartando la manta al suelo, me senté sobre su polla, para luego comernos la boca. No era por nada, pero aquella sí era una señora polla. La de Toni ya crecería todavía un poco más, pero ahora mismo, la de Isa era mi preferida.

. - ¿aún no ha venido tu amiga, la suicida?

. - ya vendrá. No la dejarán salir del hospital hasta que esté bien. ¿Quieres follártela?

. - ya sabes que no follo con tías. Ya Joan me dio el coñazo para que me la follara y aguanté el tirón. Lo más, que me la mame, pero follármela, es más fuerte que yo. Contigo estoy más que servido.

. - como quieras. Ah, no sé si te lo he dicho, le falta una pierna a Clara.

. - no soy ciego. Ya me di cuenta la otra vez cuando estuvo aquí, pero se manejaba muy bien con la ortopédica.

. - sí, es lo que tiene el dinero. Las mejores piernas y los mejores reanimadores.

. - girémonos, ya me viene en camino.

Sin sacármela de mi culo, nos giramos y quedé abajo y con el culo en alto. Me jodió bien y explotaron sus huevos. Luego se salió y mientras me la metía en la boca, se dedicó a chuparme el culo, ayudado por varios de sus dedos. Una vez culo y polla limpios, pasamos al baño y nos dimos una limpieza en profundidad. Eso sí, sin prisas. Tocaron en la puerta. Era un joven y traía una carta certificada. Tuve que firmar el recibí para que me la entregara. Luego se largó.

Allí ponía algo de un bufete de abogados. Más mierda, me dije. Estaba harto de recibir basura de todas las clases. No sé cómo coño sabían que estudiaba arquitectura, pues me venían sobres publicitarios sobre obras y grandes fortunas que ganaría si hacía este o aquel master en arquitectura de X días. Así que aquella carta la di como más mierda publicitaria y la zumbé en el cajón donde había otras parecidas y seguí con mi vida. Tres días después llegó Clara, con varias maletas, como si se fuera a las Malvinas, de veraneo.

. - ¿todo esto es tuyo?

. - son pocas –dijo sonriendo, mientras esperaba un beso de mí, cosa que le di en todos los morros-.

. - son demasiadas para una sola habitación que tienes.

. - compraremos más estantes, no te preocupes.

. - ¿y esa caja tan larga de ahí? –dije señalando una que era como una caja de zapatos, pero alargada de cojones.

. - mi pierna de repuesto.

. - ah, perdona. No sabía que se tenían piernas de repuesto, aparte de la de repuesto.

. - muy chistoso. Es por si se me avería.

. - entiendo. Te ayudaré a instalarte.

Cogí un par de maletas y ella la de la pierna de repuesto. Antes de entrar, apareció Isa.

. - hola de nuevo. Me llamo Isaac. Puedes llamarme Isa, como Salvador.

. - hola. Clara me llamo.

. - sí, lo sé. Salvador me ha hablado mucho de ti.

. - ¿ah, ¿sí?, ¿y qué le ha dicho?

. - solo cosas buenas de ti –se salió por la tangente, pues estaba casi acorralado. Por él, le hubiese dicho que estaba informado de sus locuras suicidas y que estaba como una regadera, pero no era plan de enemistarse desde el primer día-.

. - menos cháchara entre vosotros dos. Las maletas no se entran solas.

Isa, sonriendo, ayudó a meter las maletas en la habitación. Un buen rato después y sudando la gota gorda, me di una ducha.

. - ayúdame a entrar –dijo Clara sin la pierna ortopédica.

. - ¿qué haces aquí?

. - lo que tú, darme una ducha. Y no me mires así, ya me viste bien la otra vez.

. - lo sé.

. - anda, sostenme, mientras me ducho.

No tuve más remedio que sostenerla. Allí los dos en pelotas, mientras ella se daba un champú que había traído y que olía verdaderamente bien. Se restregó bien sus partes bajas, sonriendo como una cabrona.

. - ¿te gusta lo que ves?

. - no seas cabrona, Clara. Iré donde Isaac para follármelo y poder descargarme.

. - no seas mamón. Me tienes delante, con el chumino chorreando, ¿y vas y me vienes con esas?, serás cabrón tú también.

. - ¿te falta mucho?

. - joder, Salvador.

. - lo siento, chica.

. - más lo siento yo.

Se echó agua encima y se quitó el champú. Luego cogió la toalla y se secó.

. - ya está, deja que coja la pierna, me la pongo y te dejo en paz.

Una vez sentada en la taza del wáter, me sequé mi cuerpo y salí del baño en pelotas como si me persiguiera el diablo.

. - ¿Tienes ropa que echar en la lavadora, Clara? –Dijo Isa tocando en su puerta-.

. - pasa, estoy visible.

Isa entró y la vio llorando.

. - ¿qué te pasa mujer?, ¿no te hace caso?

. - es como si no existiera. Solo me hizo venir para que no me suicidara.

. - hija, no creas. No es poco evitar que una persona se mate. Ten paciencia con Salvador. Es un buen chico y pronto volveréis a ser amigos. ¿Tienes ropa que lavar? –repitió-.

. - solo ropa íntima y está manchada.

. - no te preocupes por eso. Soy el encargado de la lavandería este mes y ya he lavado otras prendas íntimas también manchadas. Joan, la chica anterior, también me las entregaba sin problemas.

. - como quieras. ¿Sabes qué tipo de detergente debes usar?

. – claro, mujer. A quien tendrás que enseñarle es a Salvador. La otra vez le jodió unas braguitas a Joan. No sabes cómo se puso la chinita.

. - oye, Isaac

. – Isa. Llámame Isa, como Salvador.

. - bueno, Isa. Oye. ¿De verdad quieres a Salvador como si fuera una mujer?

. - no, cariño. Yo lo quiero como lo que es, un hombre. En este caso no soy su mujer y el mi hombre. Los dos somos lo que somos, hombres que nos gusta disfrutar el uno del otro, nada más.

. - ¿siempre has sido así?

. - ¿cómo?, ¿maricón?

. - no quería decir eso…

. - no te preocupes. La verdad es que lo llevamos en secreto Salvador y yo. Y sí, lo quiero como al hijo que perdí y sí, lo quería de la misma manera.

. - siento lo de tu hijo. Pero si tuviste un hijo, ¿te casaste con una mujer?

. - sí, la madre de mi niño. Ambos murieron de la misma enfermedad, un cáncer.

. - vaya mala suerte.

. - no quiero hablar de ello, me pone triste. Suerte que he encontrado a Salvador. Estoy muy feliz con él. No te preocupes por mí, me gusta compartirlo con sus amigos y amigas. Y si tú y él lo queréis hacer, no haré un escándalo, pues me gusta verlo feliz.

. - sabes, prefiero que demostréis vuestro amor delante de mí y no tras las puertas de vuestras habitaciones. Eso es peor aún que Salvador me ignore.

. - ¿entonces no te importa que lo hagamos donde nos dé el apretón?

. - lo prefiero a lo otro, sí.

. - se lo comentaré a Salvador. Ahora te dejo, también tengo que estudiar un poco después de poner la lavadora.

. - vale. Oye, Isa.

. - dime mi amor.

. - creí que te iba a odiar, pero no puedo. Eres una buena persona y no puedo hacerlo.

. - me alegro, cariño. Odiar no es bueno, le afea la cara a uno –dijo sonriendo y se fue, cerrando tras él-.

. - ¿sabéis que hubo un accidente en el pabellón de química? -nos contó Clara-.

. - ¿algún herido?

. - un chico, creo que se llama Mauricio o algo parecido.

. - coño, a ese puede que lo conozca, pues un Mauricio es amigo mío y estudia en la universidad. ¿Dónde está ahora?

. - En la clínica de la universidad, que está en el ala oeste.

. - os dejo, voy a verlo.

. - ¿te acompaño, Salvador? -dijo ella-.

. – no, gracias. Prefiero ir solo. Quizás tenga que ir a su casa a llevarlo, volveré cuando pueda-.

Llegué a la clínica de la universidad. Era solo para los primeros auxilios, nada de cosas mayores. Aquello me decía que no era nada grave, pero nunca se sabe. Toqué en la puerta y entré. La fila de camas estaba vacía en su mayor parte, solo alguna que otra salteada y no parecía nada grave los que allí estaban.

. - ¿a quién buscas? –me interceptó una chica que fue verla y enamorarme perdidamente de ella-.

. - joder, qué guapa eres. Perdona, no sé lo que me digo.

Ella sonrió y sus pechos subían y bajaban con la respiración.

. – gracias, por lo que me toca. ¿A quién estás buscando?

. - a Mauricio, me dijeron que tuvo un accidente en el laboratorio de química-.

. - sí, está aquí. Ahora mismo lo estamos curando.

. - tengo que hablar con él.

. - no puedes. Debes esperar, lo siento.

. - ¿eres tú, Salvador? –oigo que grita Mauri desde detrás de unas cortinas-.

. - sí, soy yo, Mauri.

. - decirle que pase, por favor.

. - Marisol, que pase ese chico –oigo la voz de otra mujer, supuse que era la médica-.

. - ya lo has oído, puedes pasar.

Cuando aparté la cortina, allí estaba sentado en una camilla con el torso desnudo y las manos siendo vendadas.

. - chico, ¿qué te ha pasado?

. - un despiste estúpido y mírame. Me quemé las manos.

. - ¿no tenías los guantes puestos?

. - fue cuando ya habíamos terminado y no era mi experimento, fue el del vecino, que le explotó y me salpicó a mí.

. - ¿tiene algo más, doctora?

. - ¿sois amigos? –le preguntó a Mauri la médica-.

. - si doctora. Dígale lo que me dijo a mí –dijo Mauri-.

. - como quieras. Mauricio tiene quemaduras superficiales de poca importancia. Dentro de unos días estará curado y como nuevo. Se le quedarán algunas manchas, pero nada importante.

. - gracias, doctora. ¿Me lo puedo llevar?

. - sí, puedes llevártelo cuando quieras.

Ayudé a Mauri a bajar de la camilla. Se puso la camisa luego y nos dispusimos a salir de allí. Cuando llegué a la altura de la enfermera Marisol, que así se llamaba al leerle la plaquita que tenía en su pecho izquierdo, en ese momento, la chica atendía a un paciente y me detuve.

. - gracias, enfermera Marisol.

. - para eso estamos.

. - quisiera agradecerte, el ser tan buena persona, comiéndonos unos pepitos .

Ella se echó a reír. Tenía unos dientes blancos, blanquísimos.

. - no puede ser, lo siento. Normas de la clínica. Nada de confraternizar con los pacientes.

. - yo no soy ningún paciente. El paciente es este guapo mozo de aquí -le señalé a Mauri que aún lo llevaba del brazo-.

. - bueno, no sé…

. - mujer, dile que sí o me tendrá todo el día aquí de pie.

Volvió a sonreír de aquella manera tan hermosa.

. - vale, saldré dentro de unas tres horas.

. - okey, te esperaré en el chiringuito que hay al lado de la rectoría. No me falles o me saldrán canas allí.

. - no, descuida. ¿Cómo te llamas?

. - Salvador –respondí-.

. - de acuerdo, allí estaré.

. – tu nombre, Marisol, es precioso, ¿sabes cantar?

. - no, no soy esa Marisol. Solo sé poner vendas –dijo ella riendo-.

. - bueno, ya la tienes en el bote. ¿Nos vamos o qué? -dijo el herido-.

. - no seas bestia, Mauri. Perdona porque no sabe lo que dice –le di un golpe cariñoso. Ella volvió a sonreír de aquella manera tan hermosa. Los pulmones se me hincharon para coger aire y admirarla mejor, pero tenía que irme o Mauri la cagaba de nuevo-.

. - ¿no me falles eh?, en tres horas

. - sí, en cuanto salga. Anda, llévate a tu amigo.

Me volví a parar.

. - ¿y si luego no apareces?

. - lárgate, pesado –gritó el paciente que estaba siendo atendido por Marisol-.

. - vale, ya me voy –sonreí. Ella también. Como había dicho Mauri, ya la tenía en el bote-.

Ya fuera de la clínica, me dio un golpe Mauri.

. - te gusta, ¿eh?

. - será la madre de mis hijos, pero ella aún no lo sabe.

. - joder, sí que te ha dado fuerte.

. - ¿a qué es preciosa?, y no tendrá menos de 18. Es todo un bombón. Sí, la madre de mis hijos…

. - no, fea no es. Pero de ahí a casarte según la has visto...

. - ha sido amor a primera vista.

. - déjate de coñas y llévame a casa.

Tardé dos horas y media entre ir, follarme a Remedios y mamar todas las pollas que había en la casa, incluida la de Mauri y ser enculado por esas mismas pollas y luego volver a la universidad. Me senté donde dije, en la tasca que estaba junto a la rectoría. Cuando iba por el tercer refresco de cola y harto de papas fritas, miré el reloj. Pasaba una hora de la cita. Estaba que me subía por las paredes. Por una vez que me gustaba realmente una chica y no aparece. Acabé levantando el vuelo e irme a la clínica. Allí me recibió otra enfermera que no había visto antes.

. - hola, pregunto por Marisol.

. - Marisol se fue con su hermana.

. - ¿sabe a dónde?, he estado esperando donde quedamos esta mañana-.

. - lo único que sé es que se iba a casa, de la cita no sé nada.

. - vale, gracias. Mañana volverá de nuevo, ¿no?

. - sí, claro. Vendrá sobre las 7.30 horas.

. - gracias.

Volvería al día siguiente, no podía hacer otra cosa de momento. Regresé a casa. Una nueva carta con el mismo anagrama me esperaba junto con más publicidad. Volví a echarla en el mismo cajón. Ni caso le hice, sobre todo por el cabreo que llevaba encima.

. - ¿cómo está tu amigo? –me preguntó Isa-.

. - quemaduras en ambas manos, pero nada importante, eso me dijo la médica-.

. - me alegro por tu amigo –dijo Isa-.

. - y yo también –dijo Clara, que salía del baño con los pelos mojados y secándose-.

. - gracias a los dos.

. - ¿tienes hambre, cariño? –dijo Isa-.

. - no. He estado comiendo alguna porquería.

. - tienes mala cara. ¿Ha sucedido algo?

. - no, para nada. Voy a echarme un poco, me duele la cabeza.

. - como quieras. ¿Deseas compañía? –insistió Isa-.

. - no, gracias. Te lo agradezco.

Me fui a mi cuarto y me tendí mirando al techo, recordando unos dientes blancos, blanquísimos. No me la quitaba de la cabeza hasta que me quedé dormido.

. - ¿Tan pronto te vas, Salvador? –dijo Clara- son las siete y no empiezas hasta las ocho-.

. - lo sé, pero quiero estirar un poco las piernas antes.

. - ¿me ayudas con las bragas, por favor?

. - sí, claro.

Su chumino olía a magnolias y daba gusto acercar las narices allí.

. - ¿a qué huelo bien?

. - sí, muy bien, Clara.

. - mira que te doy facilidades.

. - y te lo agradezco. Ahora tengo que irme –le di un beso en la frente y me largué-.

Estuve esperando hasta las 7.45 horas. No podía esperar más o perdería mis clases. No la vi llegar, aun así, entré en el hospitalito. Otra enfermera diferente y más respuestas que no me gustaron nada.

. - hoy no ha venido. Puede que venga más tarde.

. - ¿está estudiando en la universidad o solo está aquí de enfermera?

. - todas estudiamos enfermería en la universidad y venimos aquí a hacer prácticas como parte de la carrera.

. - entiendo. Entonces puede que esté en enfermería, si no viene aquí.

. - tendría que venir aquí, no es voluntario. Si está allí, dile que se venga o la doctora la va a abroncar cuando se entere que ha faltado.

. - Se lo diré si la veo. ¿Sabes su apellido?

. - Echevarría, Marisol Echevarría.

. - gracias, eres un sol.

. - gracias, hombre –y sonrió, pero no como mi Marisol-.

No fui a enfermería o me perdería mi primera clase del día. Luego en un descanso, me pasaría por allí. Estando en clases y antes de que el profe comenzara, una señora de unos 30 años entró en el aula y preguntó algo a un chico de los primeros escalones. Éste señalo hacia donde yo estaba. Luego la mujer subió decidida y antes de abrir yo la boca, me preguntó si era Salvador Morales, respondí que sí y me dejó un papel en la mesa y volvió a bajar, desapareciendo por la puerta. En el papel solo ponía “a las 10.05 horas en el chiringuito, al lado de la rectoría. Marisol”. Sonreí, pues Mahoma había venido a la montaña. Me guardé el papel y no dejé de pensar en ella. La clase si me la hubiesen dicho en chino, la hubiera entendido mejor, porque no puse atención ninguna.

10.03 horas, chiringuito rectoría. Faltan 2 minutos y no llega. Tranquilo, Salvador. Dos veces seguidas no puede ser.

10.08 horas y no llega. Joder, otra vez me la pegó. ¿Estará jugando conmigo?, no me lo puedo creer.

10.18 horas y ya llego tarde a la siguiente clase. Me largo. Tendría que hablar seriamente con esa chica. A lo mejor cree que soy un pelele del que se puede reír a mi costa.

Antes de volver a buscarla, quería saber quién coño era Marisol Echevarría. Para eso nada mejor que colarme en su historial académico. Una parte era de libre acceso al alumnado, otra no. La de libre acceso no me dijo gran cosa, solo que estudiaba enfermería en su segundo grado y poca cosa más. Necesitaba hackear su expediente y tenía al hacker adecuado. Busqué a mi amigo, que no amante, Paulino. Lo encontré, como no, en el aula de informática.

(Parte 8 de 30)

FIN