Soy un caballero y cumplo lo que prometo (5)

“Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada.” Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos.

SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO

(5-30)

ESCRITA POR:      SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

. - tú eres la madre, eso seguro. El padre somos papá y yo. ¿No es así papá?, fue lo que hablamos la otra vez.

. - así es, hijo. No vamos a hacernos las pruebas de A. D. N.  para saber de quién es el hijo. Será el hijo de ambos, eso hemos decidido de mutuo acuerdo. De puertas afuera, será mi hijo legítimo. ¿Qué te parece, mi amor?

. - que es la mejor manera de evitar problemas, aunque deberé hacerme pruebas, por si es de Salvador. No os lo diré a ninguno, aunque así fuera. Pero lo necesito saber por el bien del bebé y del mío propio. ¿Estamos de acuerdo?

. - estoy de acuerdo. Ya quería tener un hijo de mi madre.

. - yo también estoy de acuerdo –dijo papá-.

. - entonces llamaré esta misma tarde para pedir hora para las pruebas. Necesito semen de ambos para pedir las pruebas de consanguineidad. Cuando tenga segura la hora del médico os haré una mamada a cada uno y eyaculáis en el botito adecuado.

. - estás en todo, querida.

. - sí, por eso le pediré al médico que no me diga de quien es el crío, que me haga las pruebas y me pinche lo que tenga que pincharme, pero no me diga nada. Así no lo sabré ni yo misma y los tres querremos por igual al bebé.

. - y yo, ¿qué?, yo también querré al bebé. En cuanto pueda, le enseñaré a comerme el chichi.

. - hija, mira que eres bruta. No harás nada de eso, que decida tu próximo hermano o hermana si lo desea o no y para eso pasaran años, así que no se te ocurra hacer lo que has dicho o algo parecido.

. - vale, mamá. Pero ¿puedo quererlo al menos?

. - pues claro que sí, como hermano tuyo que será.

. - sois unos aguafiestas. ¿Cuándo tendré yo mi propio hijo de Salvador o de papá?

. - eso no merece ni una respuesta –dije- y ve quitándotelo de la cabeza.

. - tú tranquilo, ya insistiré yo.

. - eso me temo… -dije-.

Un día salimos para el instituto como siempre Fati y yo. Tenía el brazo por encima de los hombros de mi amada hermana. Íbamos riendo y es que a Fati se le ocurrió unas cosas que haríamos luego en casa, que no podía dejar de reír de lo complicadas que iba a ser poder llegar a su coño. Más parecía ese juego de varios tíos contorsionándose sobre un tablero para al final acabar dándose polla culera. Lo que no se le ocurría a mi Fati, no se le ocurría a nadie. Mientras caminábamos por la acera, por el rabillo del ojo noté que un cochazo alemán último modelo nos seguía a distancia, sin sobrepasarnos nunca. Detrás iba otro similar. Nada dije a Fati.

. - oye, me dijiste la otra vez que me ibas a presentar a un chico que te gustaba. ¿Dónde está ese chico?, tendré que inspeccionarlo bien.

. - de eso nada, a Toni no le pones un pelo encima, que luego te lo quedas.

. - no, mujer. Siendo tu amigo, solo le inspeccionaré bien todos sus agujeros, por si flaquea por algún lado.

. - anda ya, ahora no te lo presento. No me fío un pelo. Te gusta tanto una polla como un coño y no es plan que me jodas el buen rollo que tengo con Toni.

. - ¿Toni dices que se llama?, cuantos Toni crees que habrá en tu instituto.

. - Salvador, no me jodas.

. - no seas tonta, claro que te quiero joder, pero no con tu noviete.

. - bueno, eso está mejor. ¿Sabes que es de un tímido que casi no me mira a los ojos?

. - ¿qué es?, ¿un extraterrestre?

. - no, tonto. Lo que pasa es que viene de otro instituto y no conoce a nadie. Yo creo que no ha mamado una teta y menos una polla, por eso no quiero que te acerques a él en plan conquistador. Quiero que lo primero que mame es uno de mis pechos. Luego ya lo tendré en el bote.

. - amor mío. No te fíes de los tímidos, que pueden salirte unas fieras con polla. Ve despacio, sin forzarlo y ni se te ocurra meterte su polla sin condón, aunque diga que no tiene en ese momento, que lo busque o se folle al perro del vecino. ¿Me lo prometes, Fati?

. - ¿crees que me caí de una higuera?, a mí solo me follan papá y tú sin condón, los demás, con condón. Además, las pastillas que mamá me hace tomar, de algo valdrán para añadir seguridad al condón cuando folle fuera de casa. Cuando decida tener un niño, serás tú el padre.

. - si no estuviéramos en la calle, te ponía contra esa farola y te la enterraba toda en tu precioso culo, cabrona hermana, me la pones dura a todas horas.

. - calla, pervertido, que no estamos en casa –los dos reímos a mandíbula batiente-.

Atrás, en el auto perseguidor iba una conocida con un chofer vestido de librea. Era Clara, la sin pierna, que estaba buena de veras.

. - póngase varios metros delante de los chicos y déjeme bajar. Luego nos sigue a distancia.

. - sí, señorita.

El auto aceleró y unos veinte metros delante de nosotros frenó. El chofer fue rápidamente a la puerta de atrás que daba a la acera y le abrió la puerta. De allí atrás salió despacio Clara con su pierna ortopédica y sus dos bastones. Se manejaba muy bien, la chica. Iba preciosa, con un vestido de volantes que la brisa hacía ondular a ambos lados de su cintura. Cuando llegamos a su altura, el auto ya se había movido.

. - hola Salvador.

. - hola, Clara.

. - tú eres la de la playa nudista, la de la medusa –dijo mi hermana-.

. - sí, hola, creo que te llamas Fátima, ¿verdad?

. - eso es. Tienes buena memoria.

. - ¿qué haces por el barrio? –siguió interrogando a la minusválida.

. - he venido a hablar con tu hermano.

. - ah, es eso. Bueno, entonces os dejo solos, las clases están a punto de empezar. A Salvador no le importa hacer rabiar a la de inglés, pero yo no tengo ganas de que me castiguen por llegar tarde. Te dejo, hermanito –Fati se alzó y me dio un beso en la comisura de mis labios. Yo casi no me moví-.

Fati salió caminando a paso largo y pronto desapareció de nuestra vista.

. - ¿qué quieres, Clara?

. - no me has llamado.

. - no, no te he llamado –di un paso para continuar hacia el instituto-.

Clara comenzó a caminar a mi lado con sus bastones.

. - ¿puedes pararte un momento, por favor?

. - llego tarde a clase. ¿Puedes caminar bien con esos bastones?

. - sí, claro.

. - pues dime lo que has venido a decirme de camino al instituto. Como ha dicho Fati, tengo a una profesora que me tiene hasta los…, bueno, eso. ¿Qué querías?

. - ¿que qué quería?, dijiste que me llamarías.

. - sí, es cierto. Dije que te llamaría cuando pudiera, pero he estado muy liado. Lo siento.

. - ¿es por lo de Lidia?

. - es posible.

. - ¿qué era Lidia para ti?

. - eso no te importa, Clara.

. - perdona, no quería meterme donde no me llaman.

. - pues harías bien. El tema Lidia no lo vuelvas a mencionar.

. - ¿la querías?

Me frené.

. - ¿qué te acabo de decir?

Luego proseguí a más velocidad, con la idea de dejarla atrás, pero Clara se manejaba muy bien con los bastones y pronto me alcanzó.

. - no te me escapes, hombre. No la nombraré más.

Continué caminando, sin hacerle caso.

. - perdóname, por favor –se frenó ella-.

Yo también lo hice y la miré a los ojos. Parecía avergonzada de verdad.

. - Vente para acá –esperé que estuviera a mi lado para continuar hacia el instituto, pero no tan rápido- realmente, ¿qué quieres de mí, Clara?

. - una cita.

Me paré de nuevo.

. - ¿y eso por qué?, no me conoces apenas.

. - por eso, porque quiero conocerte.

. - la misma pregunta, ¿por qué? –y continué caminando, el edificio ya lo tenía a la vista-.

. - ¿por qué?, ¿por qué?, joder tío, me lo pones difícil. Porque me gustas.

Me eché a reír.

. - yo no te gusto, Clara. Seguro que es porque te saqué del agua, pero no te gusto. Es agradecimiento y eso está bien, pero nada más. Ya hemos llegado.

. - ¿Por qué no aceptas mi invitación a una cita?, ¿es porque yo soy rica y tú no?, ¿es por eso?

. - no tiene nada que ver con eso, aunque siempre influye la disparidad de clases. Es más bien porque no tenemos nada en común. Tú te mueves por la parte alta y yo no me he movido nunca de esta zona, la parte baja, digamos. Ese traje que tienes puesto cuesta más que un coche, pongamos por caso y yo no podría comprarte uno en mi puta vida.

. - entonces es verdad lo que digo. Toda tu negativa para no salir conmigo se basa en que no tienes dinero. Yo lo tengo, puedes gastar el mío.

. - ¿me has visto con cara de chulo?, por favor, Clara, no me ofendas.

. - perdona, no quería decir eso. ¿Por qué te resistes tanto?, ¿por mi pierna quizás?

. - Clara, Clara, no tienes remedio. Tienes un cuerpo diez, se mire por donde se mire. Con pierna y sin pierna y si dices que es por no tenerla, es que no me conoces. Solo te diré una cosa antes de irme, a Lidia le faltaban un brazo completo, una pierna también completa como a ti y encina tenía problemas de la columna que la tenía encamada todo el tiempo. Pues te diré que la amé desde que la conocí hasta que murió en mis brazos. En cuanto a dinero, ella tenía más dinero que el Banco de España. Si fuera por dinero, estaría nadando en euros. No tengo nada más que decirte, adiós.

. - no sabía lo de Lidia, Salvador. Lo siento, lo siento.

Entré en el instituto, casi huyendo de Clara. No sabía por qué había sido tan duro con ella, no se lo merecía. Para más inri, tocaba inglés y ya llegaba tarde. Fue asomar por el aula y verle la cara a la profe, echarme una mirada que me quitó las ganas de entrar. Con un dedo desde su mesa me dijo que fuera hacia ella. Cuando estuve frente a ella, no sé por qué, no me había dado cuenta antes que no había un alma en los pupitres. Solo estaba la maestra y ahora yo. Mi cara de extrañeza la hizo sonreír de aquella manera tan puta.

. - eso te pasa por llegar tarde. El director ha citado a todo el mundo en el gimnasio para leerles la cartilla en cuanto a las drogas. Han venido varios agentes para informar a los chicos.

. - entonces me he salvado de una buena, ¿no, profe?

. - ¿profe?, serás cabrón. Salvador, ¿qué te pasa?, llegas a menudo tarde y eres un respondón, ¿qué hago contigo?, ¿te expulso una semana?, ¿te mando con el director?, ¿qué hago?, dímelo. Eres buen estudiante, pero de un tiempo a esta parte, no estás centrado.

. - no paro de hacerme pajas solo de pensar en usted, profesora.

. - la madre que te parió. ¿Es eso cierto?

. - no. No le puedo mentir. Hasta me cae bien, créame. Pero sí se me pone dura cada vez que me abronca y mueve esos pechos con su respiración alterada.

. - ahora sí que te expulso todo el maldito curso.

. - no lo puede hacer.

. - ah, ¿no?, y eso, ¿por qué?

. - no tiene ni un solo testigo y sin testigos es su palabra contra la mía y ya conoce el precedente que pasó con Sebas y la profe de mates el año pasado. Acabaron expulsando a la profesora por calumniar a un alumno que sacaba notables altos.

La tía se me quedó mirando y remirando. Al final sonrió.

. - bueno, no debemos llegar tan lejos. ¿Hacemos un trato tú y yo?

. - ¿qué tipo de trato?

. - tú me ignoras y yo hago lo mismo contigo.

. - no me convence. Lo que me la pone dura, es verdad y ahora mismo la tengo. Qué tal si me la mama un rato y me la descarga. Así podré rendir un poco mejor en su clase. Seré el alumno que mejor aproveche sus enseñanzas.

. - ya sacas sobresalientes y notables altos.

. - cierto, pues entonces me portaré bien y haré que mis amigos también lo hagan.

. - ¿me lo prometes?

. - ¿el qué?, he dicho tantas cosas…

. - pasa la llave y acércame la polla.

. - eso sí que es hablar con cabeza, profe.

Una vez la puerta cerrada a cal y canto, acerqué mi paquete a la maestra. Me bajó la cremallera y me la sacó bien dura como le había dicho.

. - la ostia puta, cacho polla que te gastas.

. - déjese de milongas y comience a mamar, que la reunión de los drogatas se acaba.

La maestra dio rienda suelta a sueños que creía inalcanzables, follarse a todos y cada uno de sus alumnos machos y yo era el primero. Era un sueño recurrente que no la abandonaba ni en vacaciones. Me la mamó con buen provecho por su parte. Durante un buen rato dejé que me la pelara. Luego la hice salirse. La hice hacia atrás en su sillón y abriéndole de piernas, aparté sus bragas y allí metí mi lengua folladora. La hice vibrar insonoramente, pues no era tonta y no se iba a poner a dar gritos de placer.  Lo siguiente fue acercar mi dura polla y enterrársela hasta los huevos. El sillón se fue poco a poco contra la pared y allí la reventé a pollazos aún más violentos. Al final la saqué y poniéndola a mamármela, la descargué en su boca, dejándome seco de mi más preciada mercancía láctea.

Una vez descargado, volví a su entrepierna y me tomé cuanto jugo allí había, para, mientras tanto, sobarla bien de sus tetas. Cuando me cansé de chupar, me levanté y con un par de papeles desechables que había sobre la mesa, me limpié la polla y me subí los pantalones, calzoncillos incluidos. Luego me fui a mi pupitre a la espera de que terminaran los de las drogas.  La maestra también se limpió el coño y la boca. Después de arreglarse, abrió la puerta y volvió a sentarse en su mesa.

No sé por qué diablos me dio por atacar de aquella manera a la profesora, pues podía haberme salido el tiro por la culata, y simplemente, hacerme la vida imposible en su aula. Debía ser que todavía me duraba el desaire a Clara y la quise pagar con la maestra que me llevaba tocando los cojones bastante tiempo.

Después de aquel día la profesora de inglés no me llamó más la atención y cuando tenía ganas de darle polla, solo tenía que ir a su casa y allí, sin testigos, follármela cuanto me daba la gana. Eso o que era ella la que me follaba cuanto le daba la gana. Sea como sea, ambos ganábamos y ninguno perdía, ¿qué más se podía desear?, ella cumplía parte de sus sueños y yo disfrutaba con su cuerpo las veces que quería. No volví a saber nada más de Clara, cosa que hasta olvidé, pues mi mente lo quería olvidar, sobre todo porque me había portado como un cerdo con ella.

La madre de la chica, que estaba en el secreto de mi futura herencia y como lo prometió, no quiso intervenir junto a su hija con respecto a mí. Le dolió cuando ella lloraba por mi desaire, pero nada podía o quería hacer. Cuando el tiempo pasó, Clara dejó de lamentarse y volvió a su rutina habitual, los estudios de pediatría infantil. Pensaba ingresar en la universidad y convertirse en profesora titulada, pues le encantaban los niños.

Más tarde, en casa…

. - te presento a Toni, hermanito.

. - ¿tú eres Toni?, ¿el Toni de que me habla todo el rato mi hermana?

. - sí, puede ser –dijo el chico dubitativo-.

Tenía gafas redondas y parecía un empollón. Vestía bien el jodido.

. - ¿ya le has metido mano a mi hermana?

. - yo… yo…

. - ¿a qué sí?

. – no, señor.

. - pues mal hecho. ¿Cuánto lleváis juntos?

. - no sé…, bastante.

. - óyeme bien, Toni. Puedes meterle mano a mi hermana, pero como me entere que la dejes preñada, te la corto y se la echo a los cerdos, ¿capichi?

. - sí… sí… señor.

. - estás advertido. Ahora besaros y que seáis muy felices.

. - ¿eh?

. - que la beses, coño.

. - pero que bestia eres, hermanito. No le hagas caso a este bruto –Fati le dio besitos por toda la cara. El chico no me perdía de vista, como si fuera a darle de ostias. Cuando me largué con viento fresco, el chico respiró-.

. - joder con tu hermano, casi me meo encima.

. - mira que eres un gilipollas. ¿No ves que era para reírse de ti?

. - ¿era broma lo de cortarme los huevos si te dejaba preñada?

. - no. Me temo que eso lo dijo de verdad. Me quiere mucho y no le gustaría que me preñaras tú, ni nadie, hasta que lo quiera realmente. Pero podemos jugar, ya sabes...

. - sí, pero no aquí. ¿Vamos al cine este sábado? –preguntó el chico-.

. - echo. No te pongas calzoncillos, pienso mamártela cuando se apaguen las luces.

. - joder. Al final vas a ser tú quien me folle a mí.

. - si no te gusta que te la mame, ya me busco a otro que se deje.

. - no, no. Sí me gustará, seguro. Yo puedo…

. - no llevaré ni bragas ni sostén. Con eso te digo todo. Pero nada de metérmela, de eso nada, pero puedes usar tu lengua cuanto quieras.

. - joder, ¿y qué película vamos a ver?

. - ¿importa eso?, serás idiota.

. - sí, es verdad. Seré tonto –los dos rieron-.

Pasó el tiempo y nuevos amigos iban dejando a otros atrás en el camino. De la que no dejé de visitar asiduamente, la única, era Adelaida, mi limpiadora favorita. Ni quería ni podía darle de lado, pues era la única que se daba sin pedir nada a cambio, solo un poco de amor por mi parte. Era una especie de almohada a la que acudir para consultarle algo que me preocupase en cada momento. Tenía lo que se dice, oído para escuchar y eso me ayudó en más de una ocasión. De hecho, casi me adoptó diciendo que era un sobrino que venía asiduamente a su casa. Por lo de los chismorreos de los vecinos, más que nada.

Estábamos en la cama desnudos los dos, una vez más. Yo tenía la cabeza entre sus dos montes de venus tan mamados y mamables. Ella me acariciaba el pelo como solía hacer cada vez que terminábamos de follarnos el uno al otro.

. - amor mío, estás creciendo a mi lado. ¿No te gustaría levantar el vuelo y anidar en alguien más joven que yo?

. - no podría, mi amor. Tú me lo das todo y eso es algo que no se paga con dinero. No te dejaré ahora, ni nunca. En cuanto tenga dinero, dejarás de limpiar baños, te lo prometo. Te harás cargo de mi casa y mandarás a otras a limpiarlos.

. - es bonito soñar, sí señor. Pero la realidad es lo que hay y nada más. Te agradezco tus sueños, son más de lo que me puedo permitir.

. - pronto voy a ingresar en la universidad, he decidido hacerme arquitecto y construir casas y la primera que haga, será para mis padres y la segunda para ti.

. - la quiero pequeñita, solo estaré yo y tú cuando vengas a verme. Que tenga piscina, pequeñita también.

. - ¿la quieres con chimenea?

. - estaría bien para los inviernos fríos.

. - por el frío no te preocupes. La construiré como esas modernas, con calefacción en toda la casa. No pasarás frío. Ah, ¿te gustan los jacuzzis?, ¿esas bañeras enormes con muchos grifos que haces que te corras de gusto solo con meterte en el agua?

. - bueno, si hace eso que dicen, ponle una pequeña, para los dos solos.

. - ¿y si te pago una asistenta?, así no tendrás que hacer nada, sino mandarla aquí y allá.

. - no, preferiría un tío cachas, con una buena polla, como la tuya. Que estuviera siempre pendiente de mis menores deseos de tenerla dentro de mí.

. - no sé si la construcción dará para un tío cachas como ese que quieres, pero mientras tanto, ¿te valgo yo?

. - ya lo creo, mi amor. Tu polla me ha dado más satisfacciones en los últimos tiempos que todo el resto de mi vida a base de pajas y más pajas.

. - ¿nunca te casaste, Adelaida?

. - estuve a punto, pero no cuajó. Luego pasó el tiempo y no di con el adecuado.

. - ¿no serías muy exigente?

. - pudiera ser. Una vez estuve en una casa limpiando y amamanté a toda la familia.

. - no jodas. ¿Con leche o solo mamando pezón sin leche?

. - no, con leche, ¿qué te creías?, cuando era joven y tonta, tuve un bebé de un cabronazo, pero murió a las pocas semanas. Pesó muy poco. La leche quedó y los de la familia necesitaban alguien con leche para alimentar al bebé de la dueña de la casa que no podía darle teta. Resumiendo. Al final di de mamar a todos, incluido a la dueña de la casa. No es mi mejor recuerdo, pero es un recuerdo.

. - ¿qué pasó con el que te dejó embarazada?

. - eso quisiera yo saber. Fue con aquel que no cuajó. Después de que se largara, supe de mi embarazo y no pude dar con él para decirle que era padre. Cuando murió el bebé, me olvidé de buscarlo y seguí mi vida. Si estás pensando si aparte de teta di algo más a aquella familia, no. Solo teta. Resultó que era una especie de secta amante de la leche materna. Nunca me follaron, ni tampoco lo hubiera permitido, aunque eran otros tiempos. Más adelante volví a conocer a un santo varón y también quedé embarazada. Pero esta vez murió antes de decirme el sí. Mi hijo creció enfermo y ya sabes, falleció. La verdad es que he tenido muy mala suerte hasta que te he encontrado a ti, mi amor.

. - ¿y por qué a mí sí me dejas follarte, Adelaida?, no me conocías de nada.

. - hijo, una llega a una edad en que o se mata a pajas para seguir viva y calentarse por las noches o busca a alguien que lo haga por una. No hay término medio y apareciste tú con toda aquella sangre en tu ropa. Instantáneamente se me ocurrió. ¿Y si es quien estoy buscando y me calienta un poco?, de paso, yo sería tu puta particular donde venir a descargar. Así todo el mundo contento.

. - no te subestimes. Tú no eres mi puta particular como dices. Tú y yo nos compenetramos. Tú me das placer y yo, a ti, aparte de ello, eres como mi segunda madre a quien contarle cosas que no diría ni a mamá. Cuando vengo a tu casa, es como si el tiempo se detuviera. Aquí todo es paz y sé que estaré seguro mientras esté contigo.

. - si hubiese crecido mi hijo, sería como tú. ¿Cuándo te vas a la universidad, mi niño?

. - En unos días. Antes tendré que buscar una casita cerca de la universidad y que sea barata. Buscaré una de esas que se comparten.

. - has dicho que soy como tu segunda madre, ¿verdad?

. - y es verdad, Adelaida, mi amor.

. - pues como tu segunda madre, te pagaré ese alojamiento. No tengo mucho, pero para mi único niño, sí.

. - no, no quiero que te desprendas de tu dinero, querida. Tú lo necesitas más que yo.

. - no puedes rechazarlo. ¿O ya no soy tu segunda madre?

. - sí, pero…

. - ni peros, ni gaitas. Si no quieres, no se lo digas a tus padres. Te abriré una cuenta nueva a tu nombre. Con la tarjeta podrás ir sacando lo que necesites y si es poco, pues lo buscaré bajo las piedras. Sabes que la universidad es cara y tus padres no son ricos. Yo tampoco, pero entre las dos partes, completarás tus estudios y nos darás una alegría cuando seas arquitecto o lo que quieras ser.

. - mierda, Adelaida. Vas a conseguir que me ponga a lagrimear como un idiota. Sabía que me querías como un hijo, pero no tanto como para desprenderte del poco dinero que tienes.

. - eres mi niño y haré lo que haga falta por ti. Conmigo no te faltará nunca nada, así que no se hable más. Mañana mismo voy al banco y antes de que te vayas a la universidad, tendrás la tarjeta. Ahora fóllame, mi amor. Estoy que me corro patas abajo.

. - será un placer, mamá, segunda parte. No, mamá a secas. Eso eres para mí. Mi otra madre, que me quiere tanto como la primera. Ábrete de piernas, que te voy a dejar seca de orgasmos para el resto de tus días.

. - no caerá esa breva -dijo sonriendo y abriéndose de piernas-.

. - ¿ah no? –y me metí allí abajo. Me empleé a fondo con Adelaida, mi otra madre putativa. Fue una follada para recordar, pues pasaría mucho tiempo sin follarme su afeitado chumino adaptado perfectamente a mi polla. Su culo era una puerta abierta que nunca se cerraba para su hijo putativo y eso era algo que había que agradecer como buen hijo que era.

Al regresar a casa, tuve fatales noticias. Mamá había perdido el bebé que esperaba. Una hemorragia y se quedó sin futura criatura. Entre todos los de casa la alentamos a seguir hacia adelante. Ya vendría otro, le dijimos. No fue hasta que la convencimos, que no dejó de llorar, más por mí, según ella, que por ella misma. Visto el deseo mío de tener un hijo-hermano. A base de sexo, mucho sexo de los tres con ella, que acabó rendida y si no olvidando, porque una cosa así no se olvida nunca, sí aminorando el dolor por la pérdida tenida.

“Se alquila vivienda para estudiantes, 3 alumnos máximos, 990 euros a repartir”, con aquello entendí que cobraban 990 euros, fueran uno, dos o tres los estudiantes que allí vivieran, así que tendría que compartir, como había pensado. De los papeles que había en aquel expositor en la universidad, era el más atrayente, el resto pedían barbaridades o permitían animales, cosa que maldita la gracia me hacía tener que limpiar mierda de otros. No estaba dentro de la universidad, pero tampoco a 1.000 kilómetros, a escasos 300 metros.

Anoté la dirección y marché en post de mi cubículo estudiantil. Tardé cinco minutos en averiguar dónde coño estaba la calle aquella y otros quince en llegar. No, no estaba a 1.000 kilómetros, pero casi. Seguro que podría aminorar el tiempo cuando atravesara calles para ahorrarme unos minutos. El vecindario no parecía Harlem. Estaban limpias sus calles y la gente era de lo más normal. No me disgustaba. La casa era terrera y el frontis no es que estuviera recién pintado, no señor. Pero tampoco se estaba cayendo a cachos. Para lo que quería, estaba de puta madre. Un caballero de unos 40 o 45 años tocaba en la puerta donde vivía el dueño contratante y hacia allí me dirigí yo también.

. - buenos días –dije colocándome a su lado-.

. - buenos días –respondió muy educadamente-.

La puerta se abrió y salió un hombre de mediana edad que parecía algo enfermizo.

. - ¿sí?

. - venía a por lo del anuncio de la vivienda que alquila –dijo el hombre a mi lado-.

. - es para estudiantes –respondió-.

. - sí, lo sé. Es para mí. Quiero acabar lo que empecé hace años. Puedo enseñarle mi inscripción en la universidad.

. – entiendo, ¿y usted? –se dirigió a mí-.

. - lo mismo, quiero alquilar la vivienda.

. - son 990 euros mensuales, incluidas agua y luz, pero no teléfono. Eso se paga aparte. ¿Se van a repartir la vivienda?

Nos miramos los dos y asentimos ambos.

. - solo puedo poner a nombre de uno el contrato, pasen ustedes, luego entre ustedes se encargan de repartirse el dinero, pero el que esté en los papeles es el que responde ante mí del pago mensual del alquiler.

. - ¿y si se va el que está en los papeles?

. - pues el otro u otros será a nombre de quien ponga de nuevo otro contrato en las mismas condiciones. Yo cobro el total, seáis uno, dos o tres los que ocupen la vivienda, eso que quede claro.

. - por mí de acuerdo. Ya me encargaré de buscar a un nuevo socio para bajar la prima a pagar –dijo el hombre que estaba a mi lado-.

. - lo mismo digo.

El viejo sacó unos papeles ya medio rellenados, solo faltaba poner los datos del cliente.

. - ¿a nombre de quién?

. - me da lo mismo. Yo mismo –dije-.

. - ¿no preferirías que fuera yo? –preguntó la otra parte contratante de la vivienda-.

. - para nada. Si me quedo solo, me doy de baja y listo. ¿No es así jefe?, no tengo que alquilar por un año, ¿verdad?

. - no, solo tiene que avisar con un mes de antelación para cancelar el contrato y así yo poder volver a colocar la publicidad para el siguiente mes.

. - pues ya está. Apunte, Salvador Morales, bla, bla, bla…

Saqué mis 500 machacantes y los puse sobre la mesa. Mi colega de fatigas puso otros 500, 990 euros del ala. Sí, estudiar en la universidad sale caro y vaya si salía caro. Solo esperaba que me devolviera los cinco euros sobrantes, que todo cuenta para ahorrar. Antes de firmar el contrato del contratante, sonó el timbre de la puerta. El viejo fue a abrir. Era una chica rellenita de ojos rasgados, vamos, una china o de por allí.

. - buenos días –sonó su voz oriental que me la puso dura-, venía a alquilar su vivienda para estudiar en la universidad-.

. - ahora mismo estaba haciendo el contrato para alquilarla.

. - oh, ¿he llegado tarde?

. - puede que no –dije acercándome a la puerta- hola, me llamo Salvador. Otra persona y yo estamos alquilando la vivienda, si quieres, te puedes unir a nosotros para compartir gastos. Entre tres tocamos a menos.

La oriental miró al fondo y vio a otro macho y negó.

. - no, lo siento. Había pensado compartirla con otras dos chicas.

. - una lástima, otra vez será.

. - sí, otra vez será. Buenos días y adiós.

. - adiós.

. - no ha colado, joven.

. - otra vez será –repetí como un loro sonriendo-.

. - ay, juventud, divino tesoro. Bueno, acabemos con el contrato, que se va a poner la telenovela, “ no desesperes, que llega tu amor

. - bonito título –dije riendo y yendo hacia la mesa. Allí cogí el bolígrafo y firmé donde me puso los dedos, por triplicado, nada menos.

El tío cogió la pasta y me dio las llaves. Ni se molestó en darnos el cambio. Será cabrón el viejo. Sonreí, al igual que mi colega de cuarto. No íbamos a hacer una escena por cinco o diez euros de mierda, aunque estaría bien tenerlos en mi bolsillo y no en los del viejo.

Salimos de su casa y entramos en la ahora nuestra, junto a la suya. Olía a cerrado, pero todo parecía en orden. Había tres habitaciones pequeñas con una cama también pequeña. Un baño, una cocina y para de contar. El viejo la había hecho exprofeso para alquilarla a estudiantes, que no necesitábamos nada más. Tenía hasta su salita con un tresillo y un televisor de 28 pulgadas no muy moderno, pero funcionaba.

. - hogar, dulce hogar –dije sonriendo- elija la habitación, me da lo mismo una que otra.

. - es que son idénticas. Esta misma, la primera de todas.

. - pues yo la siguiente y si pica alguno, que coja la tercera. ¿Conoce a alguno que quiera alquilar?, nos podríamos ahorrar un dinero.

. - seguro que encuentro a alguien.

. - oye, ¿te importa si viene una chica a compartirla?

. - ¿cómo la chinita de antes? –sonrió-.

. - me da lo mismo china, que india. La primera que toque en esa puerta.

. - por mí no hay problema. Yo he venido a estudiar, que no me será fácil, si tú vas a dedicarte a follar, tú mismo.

. - oye, que follar y estudiar se puede compartir, vamos, como la casa –dije riendo-.

. - haz lo que quieras, mientras me dejéis estudiar.

. - no te preocupes por eso. Si grita mucho, le pongo una almohada en la boca.

. - que jodido eres. Por cierto, me llamo Isaac.

. - ya lo oíste, Salvador.

Nos saludamos con la mano.

. - bueno, ¿cuántas llaves te dio el viejo?

. - creo que tres. Espera que lo mire –fui donde las dejé y confirmé- sí, son tres. Previsor el viejo. Seguro que estará hasta los cojones de que le pidan copias y se ha ahorrado un trabajo-.

. - sí, pero ¿te has dado cuenta que no nos devolvió los cinco euros a cada uno?

. - seguro que es por las copias de las llaves. No, no es tonto el tío.

Sonó el timbre y abrí. Esperaba que fuera la chinita que había cambiado de idea, pero no, era el viejo contratante.

. - aquí tenéis el cambio, chicos.

Recogí el dinero y se marchó.

. - joder y nosotros poniéndolo por los suelos. Mira que somos unos cabrones –reí-.

. - para que veas. Suelta mis cinco machacantes que me dan para un bocata.

. - ¿tú crees?, me temo que en la zona de la universidad nos va a costar más de cinco euros un bocata cualquiera. Estos cabrones de aquí se aprovechan cuanto pueden. ¿990 euros por una vivienda?, donde yo resido, no se paga más de 450 euros.

. - es lo que hay y mira que miré hasta en los periódicos de alquiler, pero nada. Bueno, cojo mi llave y voy a buscar mis cosas. Puede que no venga hoy ni mañana, vivo algo lejos –dijo Isaac-.

. - no tienes que darme explicaciones. Cada uno que viva su vida como pueda y quiera. Yo también me las piro, vendré antes de que empiecen las clases.

Cada uno cogió su llave y se dejó la tercera allí. Luego cada uno se fue por un lado. Tres días después la oriental volvió a la casa del viejo contratante.

. - buenos días, ¿sabe si los chicos que le contrataron la casa ya tienen alguien más con ellos?

. - ni idea, niña. No los he visto desde aquel día, seguro que aparecerán poco antes de que empiecen las clases.

. - ¿usted podría darme el teléfono para llamarles?

. - no sé, niña. ¿Es legal darte el teléfono que anoté?, no lo tengo muy claro.

. - solo es el número de teléfono, no le estoy pidiendo que me dé la llave de la casa.

. - bueno, visto así, no veo que mal le hacemos a nadie. Espera un segundo, lo busco y te lo traigo.

El viejo volvió a salir un rato después con un papelito con el número y el nombre de un servidor. Tenía la polla en carne viva, pero no iba ahora a detenerme por esa desmejora de mi herramienta. Mi limpiadora favorita se merecía el esfuerzo y mucho más. Sus jadeos me alegraron el día. Decidí volver con ella antes de ingresar en la universidad, se lo merecía.

. - más, más, mi amor.

Y más y más le daba por culo a mi madre adoptiva. Sus mamas me volvían loco, apretándolas hasta dejarle mis dedos marcados. Los sudores nos inundaban a los dos, cuando sonó el puto móvil.

. - no lo cojas, por favor, ahora no.

Seguí follándomela sin mirar al puto móvil. Aquella era la última follada antes de dejarla por un largo tiempo y no iba ahora a distraerme. Aun así, el móvil no dejaba de tocarnos los cojones.

. - aaahhh…, aaaaahhhhh…, aaaaaaaaaahhhhhhhhhh…, -me vacié por completo en el culamen de mi follada Adelaida. Sus resoplidos podrían oírse en la casa del vecino- oh, mi amor. Casi me rompes el culo, pero te lo volvería a poner una y cien veces más.

. - ésta es mi chica –me metí entres sus dos tetorras y no paré de mamárselas, mientras ella me acariciaba las nalgas, para luego meterme dos y tres dedos, a todo lo que daban. Yo favorecía su acto moviendo el trasero. Era sublime lo que disfrutaba con aquella mujer que, a su edad, no sabía que se pudiera ser tan caliente.

Unos lengüetazos en su afeitado chumino y me cargué de energía para 6 meses más.

Mi polla estaba reluciente, pues era la mejor chupapollas que había conocido nunca. Nadie le ganaba a dejarme la polla como ella me la dejaba cada vez que me la follaba. Un folla-culos, folla-vaginas, folla-bocas y chupapollas como yo, sabía reconocer a una experta en el tema y ella era la mejor.

. - ya lo puedes coger o nos volverá locos con ese timbre que le has puesto.

. - ¿a qué es molón?

. - esa no es la palabra que yo elegiría, anda, cógelo ya.

Alargué la mano y lo cogí. Luego me tendí encima de los pechos de Adelaida, mientras ella me acariciaba la polla súper descargada. Nunca se cansaba de jugar con mi pene.

. - sí, dígame.

. - oh, por fin. Creí que me había equivocado.

. - perdón, estaba muy ocupado –sonreí y miré a Adelaida, para luego cogerle un pezón y llevármelo a la boca. Después cogí el pezón y me puse a jugar con él mientras atendía la llamada- ¿en qué puedo ayudarte?

. - soy la chica que el otro día te dije que no me interesaba compartir casa contigo y el otro señor.

. - ah, sí. Ya me acuerdo. La oriental. ¿Has cambiado de idea?

. - qué remedio, el presupuesto es escaso y he tenido que aflojar un poco en mis deseos de compartirlo con chicas y no con chicos. No encuentro nada al precio que puedo pagar.

. - vaya, lo siento, pero fue marcharte y llegar una chica flacucha. Negociamos y se vino con nosotros. Además de pagar su parte, también nos satisfacía sexualmente.

. - ¿Cómo dices…?

. - lo que oyes –dije guiñándole un ojo a Adelaida-. Estaba tan desesperada, que nos ofreció sexo para que la dejáramos convivir con nosotros.

. - vaya, eso sí es rebajarse a lo más bajo. Yo no podría hacer eso, antes me pegaba un tiro.

. - no, mujer. No hagas eso. ¿Qué dirán tus padres?

. - bueno, llamada perdida, seguiré buscando por otro lado y espero que no me hagan ponerme a cuatro patas.

. - espera, espera, que todo es una broma.

. - ¿una broma?, serás cabrón y yo que me lo creí.

. - mira, empezamos de nuevo. Hola, soy Salvador.

. - hola, soy Jenny Chen y busco compartir casa.

. - ah, hola Jenny. Mira, aún tenemos un problema. Es verdad que no tenemos a nadie más con nosotros, pero quedamos los dos en buscar a alguien para pagar menos. El caso es que no tengo su teléfono y no sé si ya ha metido a alguien en la casa. Yo podría decirte que sí, que quiero que te vengas con nosotros, pero ¿y si ya Isaac, mi otro colega, ya ha metido a alguien?, sería un problema, ¿no te parece?

. - ¿y qué solución me das?, tengo que buscar algo, que las clases están a la vuelta de la esquina. Al final tendré que abrirme de piernas para poder alquilar algo decente.

. - al menos te lo tomas con filosofía. Mira, haremos lo siguiente. Tenía pensado llevar mis cosas dentro de tres días, uno antes de empezar las clases. En vez de eso, voy esta tarde mismo. Digamos, sobre las 6 de la tarde. Si estás allí e Isaac no ha venido y metido a alguien, la casa es tuya. Luego, si llega Isaac con alguien, no podrá echarte, porque me pondré de tu lado. Es lo máximo que puedo hacer.

. - gracias. Eso me gusta. No es seguro al ciento por ciento, pero me das alguna posibilidad. Si lo conseguimos, te daré un beso donde más te guste.

. - hecho. A las seis entonces.

. - adiós, Salvador.

. – adiós, Joan Chen.

. - no, Jenny Chen.

. - eso, Jenny Chen –y colgué-.

. - ¿Cómo es? –preguntó Adelaida-.

. - un bombón. Gordita como tú. Las que me gustan.

. - que la disfrutes –dijo riendo-.

. - si se deja… -sonreí para comerme su boca y resto del cuerpo, pues la chinita me la volvió a poner dura-.

Salí de la casa una hora después, de nuevo vacío de toda leche que había fabricado mis huevos de nuevo. Joder con Adelaida. La gordita y apetitosa Adelaida. La chinita estaba sentada sobre una de sus dos maletas esperándome. Cuando me vio, se levantó y se bajó la falda nerviosamente.

. - puntual, como me gusta la gente –dije poniendo mis dos maletas en el suelo.

. - qué remedio.

. - ¿has tocado en la puerta?

. - sí, pero nada.

. - vamos a ver si has ganado el premio gordo –dije mirándole las domingas. Ella no sabía si reírme la gracia o mandarme al diablo. Acabó sonriendo-.

Abrí y cogí mis dos maletas y las entré. Luego las puse a un lado. No vi a nadie y nada diferente a como lo había dejado. Me fui directamente a las habitaciones, la mía incluida y no había nada nuevo. Asomé la nariz en la tercera puerta sin entrar apenas.

. - ¿tú qué crees, Joan Chen?

. - Jenny Chen, pesado. No seas malo, ¿me quedo o me voy?

. - te quedas, Joan, digo… Jenny Chen.

La chica respiró hondo y sonrió. Me acerqué a ella y le cogí una de las maletas y se la llevé a su habitación.

. - la tuya es la tercera habitación. Ese es tu feudo.

Una vez allí, dejé la maleta sobre la cama.

. - no es gran cosa, pero para lo que es, sirve, ¿no te parece?

. - si supieras donde vivo…, esto es un palacio comparado con mi casa.

. - y ahora a cobrar –dije-.

. - sí, es verdad –sonrió ella buscando su cartera-.

. - no me refería a dinero, eso después. ¿Quedamos en un beso o un morreo donde más me gustaba?

. - ah, eso. Creí que eras un caballero y no tendría que hacerlo.

. - hala, una que miente más que habla.

. - vale, vale. Cumpliré mi palabra. ¿Dónde lo quieres? y solo un beso, que no soy tonta.

. - ¿solo era uno?, qué poco.

. - ¿dónde?

. - deja que lo piense un momento.

. - ni se te ocurra dónde estás pensando.

. - quedamos donde yo quisiera.

. - no serías capaz de pedir tal cosa…

. - no, mujer. No soy tan cabrón. Dámelo aquí –le señalé la frente-.

. - ¿en la frente?, ¿estás seguro?

. - ahí o elije donde tú quieras.

. - gracias, sabía que no eras tan malo.

Jenny se acercó y alzándose un poco, me besó en los labios. Fue un beso más bien casto, pero un beso, al fin y al cabo.

. - no fue donde me hubiera gustado, pero menos da una piedra –reí-.

. - eres un bribón, pero no eres un mal chico. ¿Cómo es el señor mayor?

. - apenas hemos cruzado un par de palabras. No parece mala persona, eso ya lo veremos. Voy a colocar mis cosas. Si quieres, puedo ayudarte a colocar tus consoladores y demás juguetitos.

. - no, no te molestes. Ya me encargo yo de colocar mis juguetitos –rio ella y se metió en su habitación, sin cerrar la puerta-.

Cogí mis maletas y las dejé sobre la cama. Coloqué las cosas. Había sobre todo ropa y algunos libros y novelas. El portátil también lo saqué. Lo encendí un momento por si se había jodido mientras lo traía. Funcionaba perfectamente.

Me desnudé y me puse una toalla alrededor de la cintura.

. - Jenny, ¿puedo pasar un momento a tu habitación? –le dije desde fuera de la puerta-.

. - claro, pasa.

. - hola de nuevo. ¿No tendrías por ahí champú?, tenía pensado comprarlo en una tienda cercana, pero antes tengo ganas de ducharme.

. - sí, yo no voy sin champú a ninguna parte. ¿Vas en pelotas?

. - no, que va. Voy en pijama a la ducha. Serás tonta.

Cogió su bolso y rebuscó, colocando en la cama las cosas que allí tenía.

. - chica, tienes ahí todo un supermercado. ¿Y eso que es?, ¿El consolador?

. - no, un plátano, tonto.

. - joder, un plátano consolador. ¿Está bueno?

. - que no, que es un plátano. Solo un plátano. Lo cogí en casa para comérmelo por el camino y ni me acordé de que lo tenía. Si lo quieres...

. - ¿estará comestible aún?

. - serás guarro. Que no es para eso, hombre.

. - eso se lo dirás a todos. Bueno, ¿aparece ese champú ante tanta metralla?

. - sí, sé que lo tengo. Es un bote pequeño para las emergencias. Aquí, ya lo encontré –lo levantó ella como si fuera un triunfo- oye, ¿el termo es eléctrico o de gas?

. - ¿y que más te da si ambos calientan el agua?

. - no, que, si es eléctrico y acabas el agua, ¿con qué agua caliente voy yo a lavarme después?

. - espera, voy a mirarlo, pesada.

Fui al baño y vi que había un calentador de 15 litros. La verdad, es que era poco, al menos debía de ser de 30 litros. Regresé y se lo dije.

. - ah, no. Entonces me baño yo antes. Con 15 litros no me da ni para la cabeza. Me lavo yo primero.

. - serás cabrona…

. - el champú es mío, si lo quieres, te lavas después de mí.

. - mujeres, sin ellas, ni con ellas. Vale, pero no la gastes toda, que yo te hubiese dejado la mitad al menos. Date prisa, que quiero ir al centro a buscar material de higiene personal.

. - no te vayas sin mí. Necesito compresas, tampones, condones y también…

. - vale, vale. No sigas. Vas a estar preparada antes que yo.

. - a lo mejor no. Ya sabes cómo somos las mujeres cuando nos arreglamos.

. - no me jodas tía. ¿Eres de esas que se pasan horas ante el espejo?

. - horas no, pero medias horas, seguro.

. - ya me estoy arrepintiendo de dejarte quedar, Joan Chen.

. - y dale, Jenny Chen. Seguro que no dices de verdad lo otro. Ya te voy conociendo.

. - tu no me dejes agua en el calentador y ya te diré yo un cuento.

. - lárgate, voy a cambiarme.

. – encima, con remilgos –dije refunfuñando mientras salí y me sentaba en uno de los sofás-.

Al poco salió mi gordita Jenny Chen hacia el baño. Estaba para comérsela.

. - vaya manera de mirarme. Ni que fuera el premio de una caseta de feria.

. - que más quisieras tú. Anda, date prisa, por favor. Que se me hielan.

. - ¿el qué?

. - las pelotas, ¿qué van a ser?

. - no tienes remedio, chico. No tardo nada, eso por ser tú. Pero habrá que cambiar el termo.

. - pues esta semana lo tenemos crudo. El viejo se fue con su hija a pasar unas semanas, eso me dijo cuándo me llamó al móvil. Si pasaba algo, que lo anotara, que luego lo arreglaría.

. - pues estamos bien. Lo dicho, enseguida salgo.

Se metió en el baño y pasó el pestillo. El clic que sonó, era característico. El agua sonó y sonó y yo con mi polla en mi mano para calentármela un poco, pues era verdad, hacía frío esta tarde. Jenny se quitó la toalla XXL de encima. Su exuberante cuerpo daba mucho de sí para hacer trabajar una polla como la mía, a piñón fijo. Sus curvas redondeadas daban ganas de estar frente a ella, meterse entre sus piernas y desatascarle las cañerías. Aunque no era por nada, pero un buen afeitado vaginal sí que haría falta para encontrarle la almeja suculenta que la condenada atesoraba. Se metió en la bañera de 120x70 y ocupó buena parte de ella al sentarse en el fondo. Sí, esta chica era exuberante en grado sumo.

Después de enchampunarse, palabra recién inventada por un servidor, bien, todo el cuerpo, chumino incluido, se levantó y se restregó bien el trasero y el tesoro que escondía. Jenny puso el intercambiador de la grifería para que desde la roseta superior saliera agua mezclada entre caliente y fría, vamos, como todos hacemos. Pues bien, mientras se sacaba la espuma de su cabellera oscura más bien corta, se arrimó, debido a la estrechez del baño, al soporte que había en la pared lateral. Dicho soporte, metálico y con filigranas, hizo las veces de trampa atrapa-pelos y claro, quedó enganchada.

Aquello derivó en nerviosismo y los nervios son malos compañeros de viaje. Con los nervios o pelos de punta más bien, intentó zafar sus pelos del soporte cabrón aquel con tan mala suerte que su nalgar, por otra parte, de calidad superior similar al de mi querida Adelaida, tocó la palanca del intercambiador de la grifería deslizándola hacia la zona “hot” en inglés. Y es que hot es una palabra cabrona, pues era el agua caliente y solo caliente. Pronto el nerviosismo se convirtió en terror, pues entre el pelo atrapado y el agua caliente que la estaba quemando, se volvió loca y un aterrador grito continuado salió de su garganta. La polla se me puso por corbata y me levanté como si un resorte me lo hubiesen metido por el culo y soltado para que saltara.

. - socorro Salvador, ayúdame Salvador –oí que gritaba desde el baño.

Con los nervios de punta, fui corriendo hacia el baño y puse la mano en el tirador de la puerta. Como supuse, estaba cerrada.

. - ¿qué pasa, chica?

. - me estoy quemando. Corre, corre, cierra el agua.

Empujé la puerta y no se abría.

. - has echado el pestillo y no se abre.

. - rómpela, rómpela –fue la respuesta obvia, que hasta me dije que había sido un gilipollas. Pues claro, joder-.

Di varios empujones y no fue hasta el tercero que no saltó el pestillo al otro lado. Luego fui corriendo hacia la bañera y apartando la cortina del baño, pues ni mampara era, vi cómo se retorcía Jenny para liberarse el pelo y dejar de quemarse con el agua que salía de la roseta superior. El vapor del agua caliente era patente en todo el baño. Me agaché y metí mis manos entre sus piernas para poder llegar hasta la grifería y cerrar el agua. El agua, caliente de cojones, me quemaba las manos, pero no podía dejar de cerrarla o allí se mascaba la desgracia. Cuando llegué a la grifería, cerré el grifo, que era monomando y el agua dejó de manar. Luego fui hacia el segundo problema, el pelo atrapado.

. - no te muevas, por favor.

Intenté desenredarla, pero aquello era la leche de complicado, pues ella misma lo había enrollado aún más de lo que ya lo estaba, por lo que no pude desengancharla. Su piel roja me decía que se había quemado y no sabía aun en qué grado de profundidad.

. - no te muevas. Voy a buscar un cuchillo y cortarte el pelo.

. - corre, corre, por favor. No aguanto más.

Salí corriendo y la toalla que tenía encima salió volando, no haciéndole ni puto caso, ahora lo importante era la chica oriental que se estaba asando en su salsa, llámese grasa corporal. El primer cuchillo que encontré fue el que cogí. Un pela-papas y salí disparado junto a Jenny. Luego le corté el pelo, sin importarme si después estaría calva o no de aquella zona.

Una vez libre de aquella trampa, cayó en mis brazos. Estaba ardiendo la pobre chica.

. - hija, estás ardiendo. Siéntate en el borde, quito el tapón y te enfrío con el agua fría –valga la redundancia- voy un segundo a buscar hielo. No te muevas.

Ella temblaba de puro terror y de puro dolor también. Después de sacar el tapón, corrí a por hielo. Esperaba que la puta nevera estuviera encendida por el viejo antes de irse. Cuando abrí la parte superior, respiré aliviado. Allí había un par de cubiteros. Vacié los cubitos de hielo sobre un paño de cocina que allí encontré. Luego y rápidamente, llené con agua de nuevo los cubiteros y los puse de nuevo en el congelador. Llegué con el hielo. Ya no había agua en el fondo y puse el tapón. Luego abrí el agua fría de la roseta superior y me metí en la bañera.

. - niña, levántate por favor. Voy a mojarte con agua fría para aliviarte un poco.

Ella, como un autómata, se levantó como pudo. El agua fría, sí, la aliviaba.

. - ¿por dónde te has quemado más, niña?

. - en la cara, pechos, estómago y piernas.

. - ¿en la espalda no?

. - solo en salva sea la parte.

. - entiendo. Será mejor que te des la vuelta un segundo. Te daré unas friegas en esa parte con el hielo de la nevera. Luego te sientas en la bañera y por delante, junto con el agua fría, más hielo, aunque yo que tu iría a urgencias. Estás roja como un tomate.

. - ¿Tan grave estoy?

. - eres tú quien de verdad deberías saberlo, pero no tienes buena pinta. Sí, eso será lo que hagamos. Llamaré a urgencias y pediremos una ambulancia. Será lo más rápido. Después de llamar, seguiremos con el agua fría y el hielo hasta que lleguen. ¿Qué te parece?

. - sí, será lo mejor. Gracias por ayudarme.

. -  tenemos que ayudarnos, si no, ¿quién nos va a ayudar? Voy a llamar y vuelvo enseguida. Échate agua de la manguera y no de la roseta superior y no te equivoques, solo agua fría.

. - será mejor que te pongas algo, no puedes ir conmigo de esa manera –dijo mirándome el pito flácido-.

. - sí, me había olvidado. Al final no podré ducharme, pero no te preocupes, ya lo haré cuando volvamos.

Salí y cogí el móvil. Llamé a urgencias y les di mi nombre y mi dirección actual. Luego volvieron a llamar y confirmé la petición. Una vez vestido con la misma ropa con que había venido, salí de mi habitación. Ya en el baño le puse el hielo a la chica por todo su cuerpo. Su cara enrojecida era un panorama.

. - ¿no te importa que te ponga hielo en las partes delicadas de tu cuerpo?

. - ahora mismo eres como mi médico particular y no veo nada malo en ello. Gracias a ti me estoy recuperando, poco a poco.

. - y más que te recuperarás cuando vengan los de la ambulancia y te lleven a urgencias.

Continué con el hielo. Ahora estaba en los pezones y zonas aledañas. Noté que se le ponían duros, pero nada dije y nada dijo, solo lo noté con mis yemas de los dedos. El timbre sonó y me levanté. Les abrí y allí estaban dos camilleros con una camilla.

. - está en el baño. Le he estado poniendo hielo y agua fría.

Los camilleros la vieron y se acercaron. Allí mismo la auscultaron y luego se la secó bien. Con cuidado, la sacaron del baño y fuera, la tendieron en la camilla. Luego la cubrieron con una especie de sábana, no era plan de lucirla en pelotas hasta el vehículo. En todo momento no me soltó la mano.

. - su marido no puede ir detrás, señora.

. - Tranquila, te cojo los papeles, cojo un taxi y os sigo.

. - caballero, puede ir delante conmigo –dijo el conductor- mi compañero iría detrás-.

. - perfecto.

Corrí a buscar sus papeles y de paso cogí un traje largo que fue lo primero que vi, junto con unos zapatos. No me molesté en buscar bragas ni sostenes. Con todo ello en una bolsa, cerré con llave y partí con la ambulancia.

(Parte 5 de 30)

FIN