Soy un caballero y cumplo lo que prometo (3)
Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada. Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos.
SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO
(3-30)
ESCRITA POR: SALVADOR MORALES
© Todos los derechos reservados
Nos adentramos en un oscuro callejón y allí se me subió a la parra, dejándome que la mamara como en el cine. Hasta me la sacó de nuevo para mamármela otra vez, solo consiguiendo una exigua media lechada que se tomó como si fuera un litro de corrida de semental. Luego le di una comida en su vagina, ante la atenta vigilancia de Fati por si venía alguien que no debía. Ya después de un morreo, se fue cantarinamente hacia su portal, entrando y despidiéndose con una mano.
. - la tienes en el bote, hermanito.
. - es verdad. Esa chica, si yo hubiera querido, me la hubiera enculado en el callejón sin problema. Sí que están calientes tus dos amigas.
. – Rosy, más que Rosita. Esa se acuesta esta noche con su primo, seguro.
. - ¿te gustó Bruno mientras os comíais el uno al otro?
. - no te diré que no. Pero ese chico tiene algo que no acaba de gustarme. Mira que haber arreglado lo de la penetración por parte de Rosy y Rosita para así yo también tener que dejarme penetrar, no acaba de gustarme, no señor.
. - y más siendo virgen, hermanita.
. - sí, eso encima. Y la culpa es tuya. De esta noche no pasa. Quiero que me desvirgues, Salvador, y lo digo en serio.
. - te dije que dormiríamos juntos esta noche. Si me recupero, ya mañana amanecerás desvirgada, ¿de acuerdo, hermanita preciosa?
. - gracias. Bruno no te llega ni a las suelas de tus zapatos, mi amor –dijo cogiéndome del brazo y apretándose contra mí para llevarme ante una zona oscura de la calle. Allí nos besamos largamente, dándome tiempo para magrearle bien los pechitos. Luego nos arreglamos la ropa y proseguimos hacia casa-.
Una vez en casa…
. - mamá, mamá.
. - ¿qué son esos gritos, hija?
. - Salvador me va a desvirgar esta noche en mi habitación.
. - ¿estás segura, hija?
. - sí, mamá. Casi pierdo la virginidad ante un desconocido en el cine. Un primo de Rosy.
. - ¿lo conociste esta tarde y ya casi te desvirga?, hija, no vayas tan deprisa, por favor.
. - me salvé por los pelos, por eso quiero que sea Salvador quien me haga mujer antes de entregar mi virtud a cualquiera. Prefiero que sea mi hermano.
. - Salvador, procura no hacerle mucho daño. Por cierto, Lidia necesita que vayas mañana a arreglarle no sé qué de una lámpara en el despacho de su marido.
. - mamá, no te me hagas la tonta. Sabes perfectamente que Lidia me llama para otra cosa –le dije sonriendo-.
. - perdona, no quería inmiscuirme en tus historias, pero sí, lo sabemos papá y yo hace tiempo. Siempre te llama cuando está fuera su marido y mañana seguro que tampoco estará. ¿Irás, hijo?
. - sí, madre. Apenas se puede mover y mi ayuda sexual es lo único, según dice, que evita que salte por la ventana. La veré cuando sepa que no está su cuidadora, la bilbaína rolliza.
. - hijo -su marido apareció donde estábamos- ya puestos, ¿porque no te acuestas con las dos?
. - ya quisiera papá, pero la vasca tiene una halitosis de caballo que me tira para atrás. Le gusta agacharse y enseñarme las tetorras, pero no puedo hacérmelo con alguien a la que no puedo ni acercarme.
Los tres rieron con ganas.
. - sí, reíros, pero si la olierais, ya me diríais algo diferente. ¿Por cierto, que os dijo el loquero?
. - nos podíamos haber ahorrado el dinero. Lo mismo que tú dijiste, nos dijo el psicólogo. Que es cosa de la mente, nada físico al ponérsele dura con su amante –dijo mamá sonriendo-.
. - bueno, entonces será cuestión de seguir hasta que lo arreglemos. Se me ha ocurrido una cosa que haremos mañana sin falta.
. - ¿qué es, Salvador?
. - es una sorpresa. Mañana lo probaremos entre mamá, tú y yo, papá. Lo que queda de tarde-noche, me quiero reservar para Fati, que no soy de hierro.
. - sí, papá. Deja en paz esta noche a Salvador. Es todo para mí y tú tampoco, mamá. Tengo que cuidar de su pollita para que se ponga fuerte –dijo pasándome la mano por el paquete-.
. - mami, tengo hambre, ¿qué hay de cenar? –dije-.
. - tú vas a cenarte a tu hermana.
. - menos bromas mamá. En serio, ¿hay algo?
. - sí, tonto. Te guardé un trozo de tu tarta preferida. Está recién hecha, ¿no la hueles?
. - coño, es verdad. Vente, Fati. Vamos a hartarnos.
. - tampoco dejé tanto. Hice para los cuatro y papá y yo ya nos hemos comido nuestra parte.
Cuando vi la tarta que nos tocaba a Fati y a mí, casi se me cae la polla.
. - pero mami. ¿Por qué la hiciste tan pequeña esta vez? Sabes lo que me gusta tu tarta de manzana.
. - pregúntale a tu hermana.
. - ¿y a mí por qué, mamá?
. - ¿no te dije que trajeras un cartón de huevos de la tienda?, tuve que hacer la tarta con los pocos huevos que quedaban. Así la próxima vez me haces caso, hija.
. - bueno, ya no hay remedio. La completaré con algo de fruta –dije y comencé a comer mi tarta preferida, tanto por mí, como por Fati-.
A propósito, nos quedamos Fati y yo viendo la televisión en el salón. Esperábamos que, a eso de las doce de la noche, mi polla hubiera cargado en su totalidad las baterías sémicas de mis huevos. Ambos desnudos bajo una manta y ante la televisión, tocaron las doce. Entonces Fati me dio un codazo en todas las costillas. Desperté, pues la mierda que echaban en la pantalla solo era para tías como Fati, un melodrama de caballos pariendo potros.
. - Es la hora mi semental.
Me arrastró hacia su habitación. Era como si fuera a un matadero, pero nada de eso. Desvirgar a Fátima era algo grande para mí y mi ego. Cuando llegamos a su cama, ya estaba totalmente despierto y con ansias de comérmela viva toda ella.
. - ¿compraste la vaselina que te dije?, ¿la comestible?
. - sí, y mamá me ha empezado a dar píldoras anticonceptivas.
. - muy bien por mamá. ¿Estás lista para gritar un poco?
. - un poco sí, pero mucho… mucho…, pues no.
. - pues cuando no puedas aguantar más, me lo dices y me salgo y lo dejamos para otro día.
. - y una mierda. Esta noche salgo desvirgada y de ambos agujeros.
. - ¿de los dos, Fati?, no me dijiste nada de tu ano.
. - es mejor sufrir una noche, que dos noches seguidas, ¿no te parece?
. - es tu culo. ¿Empezamos?
. - empezamos.
Con el tubo de la vaselina en la mano, comencé a lubricarla primero internamente con mi lengua y por todo su cuerpo. Sus labios, sus pechos, su cuello, su entrepierna, su vagina, su clítoris, toda ella fue recorrida por mi lengua. La hice correrse y contorsionarse como si tuviera el baile de San Vito. Una vez bien lubricada internamente, usé la vaselina comestible y unté las partes a friccionar. Polla, coño y culo.
La vagina de Fátima me llamaba a gritos. Era como una gran boca que se iba a tragar mi polla y hacia allí la llevé. A mi polla, se entiende. Fati estaba agarrada con ambas manos a la sábana que teníamos debajo de nosotros. Cuando mi polla entró en su cueva del tesoro, los dedos se pusieron blancos de la fuerza con que agarraba la sábana.
Sentí que mi polla atravesaba su virginal himen, dejándola pronto atrás. Rápidamente, gracias a la vaselina, llegué hasta el tope de mis huevos. Fati temblaba de dolor vaginal, pero no dijo esta boca es mía. Aun así, dejé que respirara normalmente. Yo, mientras tanto, me incliné y disfruté de sus preciosos pechitos y no menos apetitosos pezones que estaban creciendo día a día, aunque nunca llegarían al tamaño de los de mamá. Si no habían crecido mucho en 18 años, no lo harían, mucho más.
. - ¿cómo estás, hermanita?
. - bien –dijo, pero solo su sonido me dijo que no tan bien y la dejé un poco más, mientras me comía su cuello y sus labios. Luego ya fue otro cantar, pues disfruté como Dios de aquel coñito joven que Dios había puesto en el camino de mi polla.
Su vagina fue un deleite follármela. Sus gemidos de dolor llegaron a oídos de papá y papá.
. - ya han empezado –dijo papá-.
. - quiera Dios que no sufra mucho mi niña.
. - ¿ya no te acuerdas de nuestra primera vez?, suerte que estábamos en el pajar de tu viejo, que si no…
. – si lo recuerdo -sonrió- lo hicimos por primera vez a los 15 yo y 17 tú.
. - aunque tuvieras 20, sabes perfectamente que os duele a unas sí y a otras no. Cada mujer es diferente, lo sabes.
. - lo malo es que me dijo que le iba a pedir también un anal.
. - esta niña es tonta. No sale de una y se mete en otra.
. - tendrá que aprender por las malas, mi niña. Ya le advertí que demorara su ano una semana al menos, pero se negó en redondo.
Mi chica ya estaba más que desvirgada de su vagina, ahora a por su trasero. Le hice dar la vuelta y añadí más grasa vaselínica a su ojete culero y también a mi polla.
. - aun estás a tiempo de dejarlo para otro día.
. - que no, coño. Rómpeme el culo ahora mismo.
. - vale, como quieras. Muerde la almohada y agárrate bien.
Mi polla era como un tanque entrando en una cacharrería estrecha, muy estrecha. Tanto, que me costó lograr que le entrara la punta de mi polla en su estrecho culo. Y claro, comenzaron los gritos.
. - Ya ha empezado a ser penetrada por su ano, querida.
. - tendremos que ir a consolarla un poco -dijo mamá-.
. - tú no te mueves de aquí, querida. Si nos necesitan, ya nos llamarán.
Nuevos gritos, estos más fuertes aun por parte de Fátima, hicieron ponerle los pelos de punta a papá y a mamá. A mí, por descontado, por lo que me frené con apenas un tercio de polla en su culo. Me incliné y besé su cuello repetidamente, pero no dije una palabra, ya la había dicho antes de empezar. Cuando la vi menos dolorida, apreté y le enterré media polla por fin. Los gritos que salieron de su boca hicieron que mamá se bajara de la cama.
. - vuelve a la cama, mujer. ¿Ya no te acuerdas cuando te penetró Salvador?, tu hija sabía dónde se metía.
. - pero…
. - sube y déjalos tranquilos.
El desvirgamiento de Fati estaba siendo más duro de lo que había pensado, sobre todo para la desvirgada, que para mí era un deleite romper culos estrechos como el de ella, pero como era mi hermana, no quería infringirle más daño del necesario para estos casos, aunque podía haber esperado un poco y no tener tanta prisa, joder, y valga la palabra.
El tercio de polla que le quedaba por recibir su culo había hecho que se le pusiera rojo su ano y alrededores. Así que no quise demorar más aquella operación anal y acabé de enterrarle la polla hasta los huevos. Luego y sin detenerme en disquisiciones estúpidas, continué la follada culera hasta hacer de su culo un agujero apto para mi polla. Cuando me salí de aquel agujero cagón, se quedó del tamaño de mi polla. Era como un túnel sin fin. La corrida no se había producido aún, así que se la ofrecí a la follada que no la rechazó, sobre todo porque no tenía fuerzas ni para negarse a tragar mi leche especial para hermanitas buenorras.
Cuando descargué en su garganta y supe que se la había tragado toda ella, dejé la polla allí hasta que me dio unos buenos lametones limpiadores hasta dejarme seco. Luego di por terminada la sesión desvirgadora de sus dos agujeros especiales. La cogí en brazos y la llevé al baño. Allí la deposité en la bañera y sentada junto a ella, llené la bañera hasta más arriba de sus dos agujeros. Así nos quedamos los dos hasta que entró mamá para verificar posibles problemas.
. - ¿cómo está? –preguntó mamá-.
. - no sangra, si es a eso a lo que te refiere. Solo los restos de himen. Dejémosla un rato aquí, se lo merece. Es una jabata nuestra Fati –dije y besé su frente-.
. - no la tengas mucho tiempo en el agua. Abrígala bien en su cama y duerme esta noche con ella por si te necesitara.
. - descuida, mamá. Es lo que iba a hacer. Vete a dormir.
Mamá se marchó a su habitación. Papá le preguntó por su estado, pues también estaba preocupado, aunque no quería admitirlo.
. - está bien. Ambos se han metido en la bañera un rato. Luego la dejará en la cama.
. - entonces no tenemos más que hacer, despiertos. Durmamos, Salvador se encargará de todo.
. - sí, nuestro niño ya es todo un hombre.
. - sí, dímelo a mí –dijo sonriendo papá-.
Al día siguiente Fati faltó al instituto. Una nota que dejé a uno de sus profesores decía que tenía la regla y sangraba mucho. Así que se libró por este día de ir al cole con su vagina y trasero doloridos. Me hice el juramento de no tocar internamente a Fati durante esta semana, para que se repusiera bien. En cuando al día después de autos, ya era hora de visitar a mi amiga Lidia, la lisiada. Lidia me había dado una llave, cosa que no sabían ni la cuidadora, ni su cornudo marido. Cuando entré en su habitación, la muy puta ya me esperaba. Apartó la manta y me dejó ver su desnudo cuerpo. Solo tenía una pierna y un brazo, pero eran suficiente para mí, pues tenía un chumino y un culo en perfecto estado de revista.
. - hola mi amor. Te estaba esperando. Tengo una lámpara rota, la tengo aquí, entre mis piernas.
. - sí, ya la veo. ¿No te dije que te afeitaras el chumino, mujer?
. - la halitósica, como la llamas, dice que no piensa afeitarme ahí abajo, que no es su cometido. Será puta...
. - sí, es una puta, si lo sé yo. Si no fuera por su mal olor bucal, ya me la hubiese beneficiado.
. - ¿y me lo dices en la cara, hombre de Dios?
. - ya me conoces. Siempre con la verdad por delante –dije cruzando los dedos en mi espalda-.
. - bueno, ¿me arreglas la lámpara o qué?
. - claro que sí. Voy a sacar el destornillador.
Sonriendo, me desnudé y dejé caer la ropa en el suelo. Luego subí y terminé de apartar la manta. Aquella mujer parecía un puzle humano, faltándole partes de su cuerpo. No solo le faltaban miembros, sino que una operación de la columna vertebral la había dejado inútil para mover el tronco, que no el pie y el brazo aun entero. Como las otras veces, la hice la mujer más feliz del barrio. Me gustaba follármela. Era como hacer una obra de caridad para con ella y todas las hembras de este mundo que no se podían mover como ella. Le di polla vaginal y culera. Se hartó de mamármela y de tragar leche a mansalva, pues no en vano, me quedaba un par de horas cada vez que iba a arreglarle la lámpara que tenía entre las piernas.
El día que intentó pagarme por mis servicios, casi dejo de visitarla. Solo la súplica por su parte permitió seguir yendo a disfrutarla. Mas nunca volvió a hablarme de dinero y eso que le salían por las orejas los euros, no en vano era hija única de un ricachón de la construcción, de cuando la construcción daba dinero. Su marido, el cornudo de su marido, era un capullo integral que trabajaba para su suegro yendo de aquí para allá, sin atender a su esposa en lo más necesario en esta puta vida, usar su puta polla para alegrarle un poco la vida a su depauperada mujer. Le daba asco follarse a su propia esposa y eso a ella la hundía un poco cada vez más. Solo mis visitas la hacían renacer de sus cenizas y eso era algo que no se pagaba con dinero, pues pensé para mis adentros, que estaba haciendo que aquella mujer no deseara tirarse por la ventana como me había dicho en varias ocasiones cuando ambos estábamos sincerándonos de nuestras diferentes vidas.
Debido a la reparación de la lámpara de Lidia, tuve que posponer mi encuentro con Rita. Lucas y Flavio asistieron a la hora señalada, las cuatro de la tarde. Rita se entristeció al saber por mí de mi ausencia el día de hoy, pero cuando vio llegar a mis dos amigotes, se olvidó pronto de mí. Follaron y follaron como locos estos tres. Nadie me echó de menos, solo yo a ellos, pues pensaba romper más de un culo en casa de Rita, pero ¿que se le va a hacer?, no iba a ir a follar descargado, haría el mayor de los ridículos. Al día siguiente me cerraban el paso en la entrada del instituto mis dos amigos desconocidos. Los hermanos gemelos de los cojones, Domingo y Maite.
. - coño, ¿otra vez vosotros dos?, ¿Es que no podéis dejarme en paz?, joder.
. - cuando hables con mamá.
. - ya hablé con mi madre esta mañana. La dejé en casa.
. - muy gracioso. Mi madre está en ese auto –dijo Maite-.
. - ¿seguro que ha venido?, ¿para qué?
. - ve y averígualo.
. - hay que joderse. Está bien, pesados. Que sois unos pesados.
Me acerqué al auto, una furgoneta cerrada. Al volante no había ni Dios. La puerta lateral se abrió y apareció la ex preñada sin la criatura.
. - hola Salvador. Eres muy caro de ver. Pasa, por favor.
. - ¿qué quiere, señora?, tengo clases.
. - solo será un momento. Entra, por favor.
. - pero solo un momento.
Entré y cerró tras de mí.
. - ¿cómo no has venido a visitarme?, te di la dirección.
. - lo sé, pero no pensaba ir. Tomé la dirección mentalmente, sabiendo que no iba a visitarla, no lo creí necesario.
. - ¿ni para recibir un regalo de buen ciudadano? –dijo ella abriéndose el albornoz que llevaba. No tenía nada debajo, ni bragas, ni ostias-.
. - ¿qué pretende, señora?
. - te dije que te daría una sorpresa que te gustaría. ¿No te gusta lo que ves?
. - señora, haga el favor de taparse.
. - ¿no quieres tomarme?
. - ¿ha venido a eso?, ¿a qué me la folle aquí dentro?
. - sí, ya que no has ido a casa donde hubiéramos estado más cómodos, pues he venido yo hasta aquí.
. - ¿está segura señora de lo que hace y dice?
. - por supuesto. Me salvaste la vida y la de mi niño.
. - está bien, acabemos ya. Quítese eso, dese la vuelta. Y póngase a cuatro patas.
. - esto es ya otra cosa -dijo sonriendo-.
La mujer se quitó el albornoz y se puso a cuatro patas como le pedí. Luego me la saqué y le di polla culera hasta correrme en su culo. Seguidamente la puse a mamarme. Solo cuando me la dejó como nueva, me la guardé.
. - ya está pagada su deuda, señora. Ahora me voy y por favor, no intente contactar más conmigo.
. - ¿no quieres seguir disfrutando de mi cuerpo por más tiempo?
. - la verdad es que preferiría follarme a sus dos hijos, esa es la verdad. Usted está muy buena, no voy a negarlo, pero el culo de sus dos hijos me atrae más. Buenos días y gracias por la visita.
Salí rápidamente, sobre todo para que no se viera la desnudez de la mujer desde fuera. Una vez pasé por delante de sus hijos, me perdí en mi aula de informática, primera clase del día.
La semana transcurrió tranquila. A excepción de casa, dejé descansar mi polla fuera de ella. Follaba con papá y con mamá. Mi Fati me buscaba y solo le permitía comerme su coño y por su parte, mamarme la polla. Decidí que su culo y su vagina, debían recuperarse antes de volver a disfrutarlos. No le gustó nada, pero se aguantó, al menos, durante esta semana, que la próxima…
En la siguiente semana, como dije, borrón y cuenta nueva, lo hacíamos en cualquier dependencia de la casa, con o sin nuestros padres delante. La libertad era total en casa, donde papá disfrutaba de mi polla tanto como lo hacía mamá. En cuanto al experimento que iba a hacer con papá, resultó ser cierto. Podía follarse a mamá sin problema, solo que tenía que tener mi polla clavada en su culo cada vez que deseaba penetrarla y no desfallecer su polla en el intento. Sin duda, eran algo psicológico sus problemas, aunque aún no teníamos toda la solución a sus caídas de bandera.
Un día indeterminado, se precipitaron las cosas. Estando con papá, ya sin escayola en su brazo derecho y mientras me la tenía en mi culo, llegó Fati con su sempiterna petición de polla. Sus pechos, extrañamente a lo que había supuesto, habían crecido y ahora ya no parecían los de una prenatal, sino una señorita hecha y derecha. Tanto papá, mamá, como yo mismo, no nos cansábamos de disfrutar de ellos, aparte de su clítoris, súper sensible como el primer día.
. - amor mío. Vente un segundo por favor -le dije a Fátima-.
. - dime, hermanito –dijo ella toda desnuda, como cada vez que nos buscaba-.
. - ¿qué te parece si papá prueba tu anito?, quiero comprobar si solo se le mantiene eréctil con el mío o también con el tuyo.
. - eso está hecho. Ven papá y disfrútame y hazme disfrutar.
. - gracias, hija. Veremos qué pasa.
Papá se posicionó y se la enterró a Fati, apenas se dolió, pues ya le tenía su ano acorde con mi polla, bastante similar a la de papá. Vi como papá se la follaba sin parecer disminuir su penetración.
. - ¿cómo vas, papá?, ¿baja de volumen?
. - no, parece que no.
. - sigue dándole un rato más y salte de ella. Quiero mamártela y ver su consistencia -le dije-.
Le dio un buen rato más a una entusiasta Fati, a la cual le encantaba ser nuestra conejilla de indias para todo. Conejilla de indias, ¿lo cogen? Cuando se salió, se la mamé y comprobé que estaba súper dura como lo estaría la mía en las mismas circunstancias.
. - papá, está bien dura. Funciona también con Fati. Mamá…, mamá… –grité-.
Mamá vino limpiándose las manos en su delantal.
. - hijo, ¿qué ocurre?
. - papá puede penetrar también sin problemas a Fati. Anda, ponle uno de tus agujeros, a ver si ya dejó de flaquear contigo.
Mamá, como llevaba haciendo desde hace unos días, ya no usaba ni bragas ni sostén en casa, lo mismo que mi Fati, puesto que allí donde las encontraba, allí me las follaba por el agujero que más me apetecía, así que mamá se subió a la cama y abriéndose de piernas, dejó su agujero vaginal para que papá practicara con ella su nueva fortaleza penal. Penal, de pene. Con nervios, pero con determinación, papá se cogió la polla y se la enterró rápidamente a mamá. Le dio polla hasta que vio que aquello no disminuyó. También mamá lo supo, claro.
. - querido, no decae nada, estoy disfrutando de tu polla, sigue, sigue, querido.
Y papá siguió. Los sudores le inundaban la cara, hasta que explotó en mamá la primera corrida en mucho tiempo.
. - oh, papá. Te has corrido en mamá por fin. Sácala, sácala que quiero comérmela toda, papi –dijo Fati-.
Sudoroso el viejo, pero contento, Fati se tragó su polla toda corrida. En verdad, aquel era un nuevo día en nuestra casa. Lo celebramos todo el día y también los siguientes.
Cuando papá ya no se atascó más con su polla en los agujeros de mamá, pareció revivir de sus cenizas. Por supuesto el pacto no se rompió entre los cuatro, ¿para qué?, como dijo papá mismo.
. - chicos, gracias, gracias a los tres. No sé cómo daros las gracias, bueno, sí. He decidido seguir tal como estamos y seguir disfrutando los unos de los otros. Tú, Salvador sigues con prerrogativas de seguir disfrutando y haciendo disfrutar al resto de la casa, yo incluido. Fati, puedes seguir dándonos y recibiendo placer cuanto te plazca y a ti, querida, nunca te echaré en cara nada de lo sucedido de aquí para atrás, podrás seguir disfrutando de tus hijos, como ahora también de mí. Eso es todo lo que quería decir.
Los tres aludidos, mamá, Fati y yo mismo, saltamos sobre papá y nos zampamos todo su cuerpo. Volviendo a disfrutar papá de una nueva corrida dentro de mamá. A partir de ese día, la cosa se normalizó en cuanto a papá, pues con otra cara, llegaba a casa y tanto se follaba a Fati, como a mí mismo o a su mujer, haciendo tríos, dobletes o cuádruples. En verdad era algo que todos deseábamos que ocurriera, pues veíamos a papá que no era feliz, pese a intentarlo, pero ahora con su recuperación, era otro hombre, otro padre, otro marido, otro amante.
. - papá, ¿dejo de eyacular en mamá en su vagina? -le pregunté un día cuando estaba a punto de hacerlo-.
. - no, hijo. Ya mamá dijo lo que deseaba y era tener un hijo contigo. Puedes seguir haciéndolo en su vagina. Si viene, bienvenido sea. Lo querré como os quiero a ti y a tu hermana. Además, ya verás lo sabrosa que es la leche de mamá cuando tenga a tu hermano-hijo.
No quise decirle que ya había probado la leche materna en varias ocasiones. Los amigotes y yo fuimos un par de veces a mamar de una puta que por 10 euros cada uno, nos dejaba mamarle una teta. Pero sobre todo mamé de la madre de Lucas, a la cual le dolían los pechos de tanta que fabricaba para su nuevo crío. Entre Lucas, Flavio y yo, la descargábamos mamándola, pero eso ya hace tiempo que pasó, ahora ya no tenía más leche. Pero si mamá la tuviera, sería la reostia, pues me quedaría dormido con su teta en mi boca y no pasaría hambre ningún día, ni ninguna noche hasta hartarme.
Desde aquel día en que no pude ir a beneficiarme a Rita con Flavio y Lucas, no había tenido contacto sexual con la gordita. Solo Flavio y Lucas la visitaban asiduamente. Me sentó como una patada que lo hicieran sin invitarme y cuando lo hicieron, les dije que se fueran a la mierda. Aun así, no dejaron de ser mis amigos, Rita incluida, pues una cosa no quita la otra. Dejé que ellos siguieran disfrutando, mientras yo lo hacía por otro lado, sobre todo en casa con los míos. Cierto día Rita me esperó en la puerta de mi casa. Me extrañó verla por allí, pues ni sabía que conocía dónde vivía.
. - Salvador, ¿puedo hablar un momento contigo?
. - claro, preciosa. Demos un paseo, quiero estirar un poco las piernas.
Caminando el uno al lado del otro, presentí que no sería un paseo normal.
. - ¿dime que te preocupa, preciosa?
. - estoy embarazada.
. - ¿así, sin más me lo sueltas?, ¿no debes adornarlo un poco?
. - lo que tengo no se puede adornar con nada, estoy embarazada de Flavio o Lucas o de los dos.
. - vaya, vaya, vaya. ¿Estás segura?
. - sí, además de perder la regla, compré uno de esos test en la farmacia y me dio positivo en embarazo. ¿Qué voy a hacer, Salvador?, no puedo tener un hijo, aun soy muy joven. Si ni siquiera tengo novio, solo dos tíos con los que follo.
. - ¿qué dicen tus padres?
. - no lo saben. No les he dicho nada. Si se enteran, me matan.
. - ¿y los que te han hecho el bombo, Flavio y Lucas?
. - están tan aterrados como yo. ¿Qué puedo hacer?
. - ¿de cuánto estás?
. - no lo sé, un par de semanas, supongo, que es cuando dejé de tener la regla.
. - bueno, te diré. Por ley, puedes ir a la farmacia y comprar la pastilla del día después, lo que no sé, es si funcionará después de un par de semanas, me parece que no, pero no lo tengo claro. Habrá que ir a planificación familiar e informarse y luego hacer lo que más te convenga y/o quieras hacer.
. - ¿me acompañarías?
. - deberías ir con Flavio o Lucas, que te hicieron el bombo.
. - ya te dije que están aterrados como yo. Hemos sido unos estúpidos, sobre todo yo. Tú, sin embargo, me has dado un par de opciones, ellos ni eso. Están bloqueados. Por favor, ayúdame.
. - bueno, si te pones así, lo haré. Pide hora a planificación familiar y dime cuando debemos asistir, aunque sea en horas lectivas, lo tuyo es más importante.
. - gracias, sabía que podía contar contigo –dijo alzándose y besándome la boca y abrazándome con lágrimas en los ojos-.
. - bueno, no montes un drama en plena calle. Verás como todo se arregla. De ésta aprenderás una lección que no olvidarás nunca, ni yo tampoco. De todo se aprende algo, Rita. Sentémonos en ese banco, así te sosiegas un poco.
Una vez sentados, le eché el brazo encima de sus hombros y ella se echó a llorar en mi pecho. La dejé que llorara, le sentaría bien.
. - ¿puedo hablar un momento contigo, Salvador?
Era la voz de Rosy, la amiga de Fati y de Rosita. Con ella tampoco tuve roce posterior al del cine aquel donde me la comí con queso junto a Rosita, a la que tampoco he vuelto a catar y mira que están bien buenas las dos.
. - ahora estoy un poco liado, Rosy. ¿Puede ser en otro momento?
. - lo que tengo que decirte, no puede esperar. Necesito ayuda urgente. ¿Podemos hablar allí? –dijo señalándome otro banco a unos 20 metros de donde estábamos-.
. – ve, Salvador, te espero aquí –dijo Rita limpiándose las lágrimas-.
Le di un beso en la frente.
. - no tardaré nada. Enseguida estoy contigo, Rita –luego le di otro beso, ahora en los labios-.
Rosy ya estaba a medio camino y fui hacia ella. Me senté en el banco y esperé a que soltara lo que tenía que decirme tan importante. Como no fuera que estaba preñada, no veía que podía ser.
. - estoy preñada de Bruno –me soltó, como antes había hecho Rita-.
. - coño. Otra vez no.
. - ¿cómo dices?
. - Rita, la chica con quien estaba, también tiene tú mismo problema. Está embarazada de un amigo.
. - vaya –fue lo único que dijo y se echó a llorar-.
. - no te pongas a llorar como Rita, Rosy.
. - no puedo evitarlo. La he cagado y bien. Encima con mi primo.
. - ¿y qué dice tu primo?
. - no quiere saber nada, dice que no solo me he acostado con él, sino con media ciudad y es mentira. Solo hubo penetración contigo en el cine y después, cada día con él.
. - pues yo no me corrí en tu vagina, Rosy.
. - lo sé, fue con Bruno. Nos descuidamos y ha pasado esta desgracia.
. - ¿qué es lo que quieres hacer?, ¿seguir adelante o impedirlo?
. - impedirlo. No quiero ser mamá aún, y menos, con mi propio primo.
. - y la pregunta del millón. ¿Y tus padres?
. - solo tengo madre y es soltera. No quiero ni pensar lo que dirá cuando le diga que estoy en su misma situación cuando me tuvo a mí.
. - resumiendo, Bruno no quiere saber nada de ti, tu madre no sabe nada y tú quieres desembarazarte del futuro crío. La solución es ir con Rita y conmigo a planificación familiar y buscar la solución más adecuada, ya sea con la pastilla anti-bebé o lo que proceda en cada caso. ¿De cuánto estás?
. - dos semanas.
. - igual que Rita. Anda, vente conmigo a hablar con Rita.
Nos levantamos y llegamos con Rita, que seguía sin dejar de llorar.
. - Rita, te presento a una amiga. Rosy, Rita. Rita, Rosy.
. - hola –se dijeron ambas.
. - Rita, Rosy está en tu misma situación, está de dos semanas de embarazo. Iremos juntos los tres y solucionaremos esto también juntos. ¿Te parece, querida?
. - vale –dijo-.
Me senté a su lado y Rosy a mi otro lado. A ambas les eché el brazo encima y ambas volvieron a llorar en mi hombro. Estaba visto que tendría que cambiarme de camisa. A ambas besé en sus mejillas, para luego en sus labios.
. - tranquilizaros. Esto pasará y todos nos reiremos del momento que estáis pasando ambas.
El día de la visita a la asistenta de planificación familiar llegó dos días después. Si llega a ser urgente, nos da la una. Como casi siempre, es una mujer la que estaba al mando. Después de los saludos de rigor, hablé yo, pues así me lo pidieron las dos.
. - mis dos amigas llevan un retraso de unas dos semanas y según un test comprado en una farmacia –porque Rosy también se lo hizo- dieron positivo en embarazo. Queremos información para no seguir adelante y abortar-.
. - ¿eres el que las embarazó?
. - no, nada de eso. Soy un amigo que les echa una mano.
. - entiendo. Bueno, sobre la cuestión, diré que…
La especialista nos tuvo más de una hora y cuarto dándonos información de anticonceptivos, de lo que se debía y no debía hacer en las relaciones. Solo al final, nos dijo lo que nos interesaba, que tenían que hacerse pruebas concluyentes, pero que, pese a ello, todo parecía que estaban embarazadas, pues esos test no fallan mucho. Podían abortar, pero por medios quirúrgicos. Que la pastilla el día después era para eso, el día después o a lo sumo, tres días y sin el 100% de seguridad, apenas un 20-25 %. Mediante cirugía intrauterina era lo mejor y para eso, habría que pedir permiso a los padres, cosa que no quería ninguna de las dos.
Con las pastillas que no les iban a servir para nada en sus bolsos, las dejé a cada una en su casa. Después de haber estado arrojando varios días, no tuvieron más remedio que confiarse a sus madres e ir a abortar a una clínica. Sin duda, habían aprendido una gran lección de humildad y lo tendrían en cuenta para nuevas relaciones sin protección, algo que yo mismo no llevaba a cabo, pues donde se ponga una polla sin condón, el disfrute es mayor, digan lo que digan. En fin, que uno no aprende, ni a la de tres.
Como se puede entender, Rita y Rosy, desde aquel aciago día, fueron mis mejores amigas para todo, menos para preñarlas. Eran incansables cuando salíamos los tres y sus culos eran un premio fijo para mi polla y ellas tan contentas y yo, no menos. Lucas y Flavio se distanciaron tanto de mí, como no, de Rita, que no los quería ni ver en pintura. A veces nos montábamos Rita, Rosy y Rosita unos bacanales los días que íbamos de camping los tres. Daba gusto ser siempre el invitado de honor de tres hembras que se morían por hacerme el hombre más feliz de la Tierra.
Fati entendió que no debía asistir a mis bacanales con sus amigas y Rita, pues allí no podíamos ni debíamos disfrutar el uno del otro, so pena de complicarnos la vida. Mi chica favorita, Fátima, por supuesto, hasta me pidió permiso para disfrutar del mejor sexo con un amigo que conoció por casualidad. Claro que se lo di, no faltaba más. Ella sabía perfectamente lo que debía y no debía hacer, pues ya estaba aleccionada por su madre. No era plan de hacerla monja, eso no. Debía disfrutar también fuera de casa lo mismo que lo hacía dentro y si venía con un bombo, pues a tomarse la pastillita de los cojones, qué coño.
Un día me volvieron a interceptar mis dos chicos gemelos preferidos.
. - ¿podemos hablar, Salvador?
. - hombre, la pareja feliz. ¿Qué hay de nuevo?
. - mamá nos envía.
. - ¿otra vez?, ¿no habíamos dejado zanjada la cuestión de las gracias?
. - hemos venido a ofrecerte nuestros culos como pedias a mamá.
. - pero si era una manera de hablar para que me dejara en paz. Tu madre es la ostia. Decirle que me deje en paz, leñe.
. - no podemos hacer eso –dijo el chico- le prometimos que lo haríamos.
. - ¿estáis de guasa o qué?, ¿cómo puedo haceros entender que no deseo daros por culo por la simple petición de vuestra madre?
. - dinos un sitio e iremos –dijo la chica-.
. - que no, coño. Mirad, si tanto empeño tenéis de cumplir lo que habéis prometido, decirle a vuestra madre que os he enculado hasta hartarme hoy, mañana también y pasado, hasta que venza el plazo que os ha dado. Así, todos contentos.
. - ¿de verdad no quieres usar nuestros culos, Salvador?
. - verdad de la buena. ¿Por quién me habéis tomado?, no soy un cabrón sin corazón.
Los dos hermanos se miraron y luego la chica habló.
. - no sabía que eras así, perdona Salvador. Habíamos pensado cosas muy malas de ti, aparte de las que te hemos dicho.
. - bueno, todo el que tiene boca, se equivoca –dije- y ahora iros, por favor.
. - ¿podemos ser tus amigos, Salvador? –soltó Domingo-.
. - y eso, ¿por qué?
. - hemos cambiado nuestra opinión respecto a ti y queremos serlo. Mi hermana está de acuerdo.
. - chicos, no os convengo, soy muy raro.
. - lo sabemos, por eso queremos ser tus amigos. Nosotros también somos raros, si no, ¿a qué venir con la proposición de mamá? –dijo Maite-.
. - sí, en eso tienes toda la razón. Sois la leche en vinagre. Vale, ya somos amigos. ¿Contentos?
Cada cual, por un lado, se me engancharon de un brazo, sonriendo.
. - ¿y esto?
. - como ya somos amigos… -rio Domingo-.
No sé yo, pero me temo que estos dos no han abandonado la idea de cumplir lo que le prometieron a su madre. Hay que joderse, lo que llegan a hacer los hijos por una madre.
. - chicos, ¿queréis llevarme al huerto?
. - no sé de qué nos hablas –dijo riendo Maite-.
Llegamos a un parque con algunos niños y sus madres. Nos sentamos en un banco solitario, pero accesible desde cualquier lugar del parque. Una vez allí y bien pegados, puse mis manos en los muslos más cercanos a mí. Un breve temblor sentí en Maite, no así en Domingo, que se me pegó aún más.
. - sabéis, yo a mis amigos los beso a todas horas.
. - ¿a todas horas? –repitió como un loro Maite-.
. - a todas horas –repetí yo también y pegué mi boca a la suya, dándole un beso con lengua, breve, pero conciso. Luego me giré hacia su hermano y repetí la jugada-.
La exigua faldita de Maite apenas cubría sus muslos, unos muslos gruesos y morenos.
. - ¿sabéis de lo que tengo ganas?
. - no, ¿de qué? –preguntó el macho-.
. - de comeros y no dejar ni las raspas. Era lo que queríais, ¿verdad? –miré a ambos chicos. Domingo sonrió, Maite, algo menos-.
. - yo sí -dijo Domingo- no he dejado de pensarlo desde hace tiempo-.
. - ¿te gustaría comerme la polla, Domingo?
. - me gustaría, si tú me comes la mía.
. - hecho. Mientras tu hermana decide qué hacer, vente conmigo. Conozco un sitio tranquilo tras esos árboles de ahí.
Me levanté y me alejé de los dos. Domingo se levantó y miró a su hermana, que nada dijo. Luego se vino hacia mí. Fui a un sitio donde solía ir con Flavio y Lucas en aquel mismo parque. La arboleda era tupida y no se veía nada desde fuera. Lo esperé sobre una piedra de buenas dimensiones. Domingo llegó y se sentó junto a mí sin saber qué hacer.
. - dime, ¿eres virgen?
. - ¿a qué te refieres?
. - no te hagas el tonto. Lo sabes perfectamente.
. - ¿sirve el haberme metido pepinos, plátanos y algún que otro consolador?
. - me temo que no.
. - entonces sí, soy virgen.
. - ¿y tu hermana?
. - novio sé que no tiene. ¿Que si es virgen?, no lo sé, aunque no me extrañaría mucho.
. - ¿y aun así queríais que os enculara como si os bebierais un vaso de agua? ¿tú sabes lo que duele las primeras veces?, un huevo y parte del otro. Lo sé porque eso fue lo que me pasó a mí cuando probé polla las primeras veces. ¿Verdad que todavía sigues con la matraquilla de cumplir con lo que os ha dicho vuestra madre, tú y tu hermana?
. - es verdad –dijo la voz de Maite que se acercaba hacia nosotros-.
. - ¿qué voy a hacer con vosotros dos?, ¿os follo, os enculo u os digo que os vayáis a casa?
. - ¿follarnos, pero con delicadeza? –dijo ella-.
. - como yo lo veo, es como si os estuvierais vendiendo por un plato de lentejas. ¿Es que vuestra madre no tiene dos dedos de frente?, decidme y haré lo que queráis, pero decídmelo ahora. No quiero estar todo el día jugando al gato y al ratón. ¿Queréis que os folle?, os follaré, ¿queréis que os encule en seco?, lo haré, ¿queréis que me folle de nuevo a vuestra madre?, iremos a vuestra casa y me la follo con vosotros delante. La verdad, ya estoy harto de este juego. Decidme qué queréis que haga.
. - vente a casa y allí nos follas a todos en condiciones higiénicas elementales –dijo Maite, mirando al suelo-.
. - Domingo, di algo.
. - lo que Maite. Es mejor en casa. Más seguro para todos. Yo deseo hacérmelo contigo, aunque mamá no me lo hubiese pedido. Maite me ha dicho que también.
. - ¿es verdad eso, Maite? –le dije a la aludida levantándole la barbilla-.
. - sí, me gustas un rato y cuando mamá me pidió lo que me pidió, casi me alegré, aunque por el ano y en seco, no me hace mucha gracia.
. - vale, nos vamos entendiendo. Haremos esto. Quiero saber si lo que decís es o no cierto o estáis de puro cachondeo. Dejadme ver vuestros genitales. Os daré unos lametones a los dos. A ti, añádeme tus pechos. Solo os daré unos lametones. Luego ambos me la mamáis unos segundos cada uno. Después nos vestimos y os vais a vuestra casa. Le decís a vuestra madre que esta noche, ya que es viernes y mañana no tengo nada que hacer, me quedaré a dormir en vuestra casa y haremos todo lo que tengamos que hacer. Al día siguiente me iré y tan amigos. Si decidimos seguir viéndonos otro día, ya lo veremos. ¿Qué os parece mi decisión?
. - por mí, bien –dijo Domingo-.
. - por mí también –dijo Maite-.
. - solo una pregunta más. ¿Sois mayores de edad?
. - sí, lo somos, ¿por qué? -dijo Mayte-.
. - por saberlo. Entonces, no hay más que hablar. Cuando queráis.
Domingo fue el más rápido. Se bajó los pantalones con calzoncillos y todo. Su polla, menguada a más no poder, apenas se le veía. Lo acerqué lo justo para meter mi boca entre sus piernas y dar con su polla. Pronto fue cogiendo tamaño y dureza, tanta que, en verdad, era una señora polla cuando estaba en todo su apogeo.
. - joder, Domingo, lo que voy a disfrutar con tu polla. Date la vuelta, por favor.
El chico se la dio, no sabiendo por qué, si solo era para…
Metí mi lengua entre sus nalgas y la introduje en su ojete. El chico suspiró. Luego me salí de su culo y le dije que se vistiera, cosa que hizo. Su hermana ya estaba con pechos a la vista y su faldita por los tobillos. Tenía aun las bragas puestas. La atraje y bajé lentamente las bragas hasta ver un sonrosado chumino con pelos acordes con su piel, también sonrosados. Acerqué mi lengua y profundicé hasta todo lo que daba, llegando a sus labios vaginales, para luego buscar y localizar su clítoris, que chupé unos segundos. Ella gemía y sus pechos, no pequeños, subían y bajaban al compás de su respiración. Le di la vuelta y abriéndole las nalgas, metí allí mi lengua como a su hermano. Luego la hice girar y levantándome, disfruté de sus pechos curvados hacia arriba. Era una delicia comérmelos. No se parecían en nada a los de su progenitora, que los tenía puntiagudos.
. - vístete Maite. Decidle a vuestra madre que estaré en la casa a las 7 de la tarde, cenaré con vosotros y si pudiera ser una sopa de pollo con pechuga, sería la leche en vinagre.
. - ¿sabes la dirección? –dijo Domingo-.
. - la tengo en la cabeza desde la primera vez. Tengo buena retentiva para estas cosas. Me las dicen una vez y no las olvido en meses. Ahora dadme un beso e iros a casa. Ah, se me olvidaba. Decid a vuestra madre que se afeite el chumino, lo tiene muy peludo y me gusta disfrutarlo al máximo. Tú aun no tienes muchos pelos, puedes dejarlo así o afeitártelo, como quieras. Tú también, Domingo.
. - dijiste que te mamaríamos la polla –dijo un Domingo dubitativo-.
. - coño, es verdad. Perdonad. Aquí está mi tranca.
Cuando la saqué, Domingo silbó, pues estaba que se salía de gorda y larga. Se acercó con reverencia.
. - no muerde. Cógela hombre y trágatela.
Eso fue lo que hizo el chico. Me la mamó como si fuera algo ya extinto. Mamó y mamó hasta que tuve que quitársela de la boca o su hermana solo mamaría una polla deslechada. Maite se agachó y me la mamó con delicadeza, como me gustaba que me mamaran la polla. Así fue como me corrí en su boca. No le hizo ascos y tragó mi lechada. Luego se la saqué para que su hermano disfrutara algo de mi corrida y me la dejara limpia, cosa que hizo de nuevo deprisa y corriendo. En fin, tendría que darle algunas clases de mamar pollas a aquel chico.
. - ahora iros –dije besando cada boca de los dos hermanos gemelos-.
. - Mamá, esta noche me quedo a dormir en casa de unos amigos.
. - ¿solo esta noche, hijo?
. - sí, mamá. Mañana estoy de vuelta. Podemos ir a algún sitio, si queréis.
. - yo quiero ir a una playa de nudistas, mamá.
. - hija, ya sabes que esos sitios no me gustan.
. - esposa, tus encantos pueden rivalizar con cualquier joven de 20 años –dijo su marido-.
. - ¿tú crees, querido? –dijo mientras se la estaba mamando en el salón-.
. - sí, mamá. Ya quisieran ellas tener un cuerpazo como el tuyo -dije-.
. - bueno, me habéis convencido. ¿Cuándo estarás en casa mañana?
. - calcula sobre las 10. Me baño en casa de mi amigo y es llegar y subir al auto. No tengo ni que entrar en casa.
. - vale, entonces saldremos a las diez, hijo.
. - ¿Dónde comemos, mamá? –preguntó Fati-.
. - es verdad. ¿Qué os parece si vamos a uno de esos chiringuitos de la playa?, desnudo se come mejor, ¿no es así, papá? –dije mientras mamaba a mamá de sus dos pezones al mismo tiempo-.
. - sí, se come mejor. Déjale los pezones a mamá y vente a comerme el pito. Estoy que reviento si no tengo un culo donde meterla –dijo el muy bestia-.
. - papá, para eso no necesitas a Salvador –dijo Fátima, llegándose hasta la polla de papá y comiéndosela. Luego de ponérsela dura, se sentó encima de ella, tragándosela toda en su vagina. Estuvo unos segundos y se bajó, para luego ponerse a cuatro patas y su padre metérsela hasta los huevos.
Sí señor, aquella era una familia de puta madre, las otras, una verdadera mierda pinchada en un palo.
(Parte 3 de 30)
FIN