Soy un caballero y cumplo lo que prometo (19)

“Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada.” Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos.

SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO

(19-30)

ESCRITA POR:      SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

. - espero que no me estés chuleando, no eres el primero al que pido matrimonio y no querían casarse precisamente, ya me entiendes.

. - chica, es verte y ponerse uno a soñar cosas maravillosas, casi lo entiendo. Anda, cuéntame tu vida, pero en plan breve.

. - bueno, ¿por dónde empiezo?, sí. Por tu amigo Macías.

. - de amigo, nada.

. - no me interrumpas, que, si no, voy a perder el hilo.

. - no sabía que estabas estudiando historia contemporánea.

. - no es para bromear, es parte de mi vida.

. - perdona, empieza, intentaré no interrumpirte, pero al menos dejarás que te eche un vistazo mientras hablas. ¿De verdad existen ese tipo de pechos tan puntiagudos como los que insinúas?, perdón, perdón, me callo. Empieza.

. - bueno, Macías, el hijo de puta más grande que ha pisado Guinea Ecuatorial. Yo era de una familia de la clase media alta, no éramos unos potentados, pero vivíamos muy bien, muy por encima de la mayoría de los ecuatoguineanos de mi país. El tal Macías fue eliminando a cuantos opositores creía que le podía hacer sombra en aquel presente o próximo futuro y mi abuelo era uno de ellos, pues representaba una zona próxima a un rico yacimiento de petróleo. Lo mandó matar, pero escapó porque tenía amigos dentro del mismo gobierno y le avisaron. Más tarde hubo unos enfrentamientos con los abuelos y los que defendían a mi abuelo, pero no por el ejército nacional, sino por correligionarios de Macías, que eran quienes realmente mandaban y estaban a sus órdenes. Fue una masacre y los abuelos murieron en la hacienda. Mi padre también murió. Mi madre nos sacó a mi hermano Pedro y a mí de la hacienda y nos ocultó en el interior donde teníamos unos tíos. Pues bien, con el paso del tiempo, se olvidaron de nosotros y en casa de los tíos prosperamos un poco. Mi hermano Pedro y yo, que éramos unos niños al salir de la casa de los abuelos, crecimos con el amor de mamá y los tíos. Con el tiempo, mamá murió de unas fiebres y continuamos siendo acogidos por los tíos. Ellos nos lo han dado todo, alimentos, cultura, amor. Como me gusta hacer ropas para mujeres de mi país, los tíos me pagaron los estudios allí y luego cuando no había donde seguir estudiando, me mandaron a España para proseguir mi sueño de hacerme una buena costurera aquí en la metrópolis. El problema es que la situación en el país ha vuelto a desestabilizarse por la gran corrupción que impera y han vuelto los magnicidios y esta vez les ha tocado a mis tíos queridos. De mi hermano solo sé que está en una aldea oculto con unos vecinos, pues lo buscan para matarlo y no sé por qué, si nunca se había metido en política. Esa, en breve, es mi historia y la de mi familia. Ya solo me queda mi hermano y no sé por cuanto tiempo. Aquí me encuentro ahora en España sin recursos, sin futuro, pues cuando caduque mi visado me devolverán a mi país y no quiero volver, al menos hasta que la cosa se arregle un poco y pueda volver. Estoy acabando los estudios de Corte y Confección, y por eso quiero casarme con un nacional de aquí para poder buscar y traer a mi hermano. Si me lo consigues, seré lo que tú quieras, esposa, amante, puta, lo que te dé la gana.

. - perdona de nuevo por las bromas de antes, no sabía que tu vida hubiera sido tan dura. Ahora mismo, ¿cómo estás?, ¿Comes bien?, ¿tienes dinero?, ¿dónde vives?

. - estoy viviendo de prestado en un piso de unos compatriotas que se han apiadado de mí. Comer, bueno, lo que se puede, que tampoco puedo abusar y dinero, no tengo nada, lo que necesito, lo pago haciendo favores.

. - ¿qué tipo de favores? –quise saber-.

. - sé por dónde vas y no, hasta ahora no he hecho de puta, lo haré cuando me consigas a mi hermano y papeles para los dos.

. - ¿entonces?

. - pago cosiendo. Pienso hacer ropa étnica de África y de mi país especialmente. A eso vine a estudiar, a aprender el oficio. Si me quedara, pondría una pequeña tienda donde haría la ropa y la vendería para vivir mi hermano y yo, para no depender del español que se quiera casar conmigo por los papeles. Esa es mi vida, ese es mi sueño. Otra cosa, el que se case conmigo, se llevará lo antes dicho, pero también a una ecuatoguineana virgen, pues no he tenido relaciones con nadie, ni con compatriotas, ni con metropolitanos. Así que tendría a una negra limpia de todo hombre.

. - ¿entonces lo de fogosa y que aguantabas más que yo?

. - lo sigo manteniendo. Mi raza es así, muy fogosa y ardiente, ya mi madre lo era, según papá.

. - vamos a hacer un par de cosas. Me has caído bien y me ha aterrado también tu historia, es la verdad.

. - ¿en qué habías pensado?

. - lo primero y más importante, no voy a casarme contigo.

. - ¿entonces?

. - entonces esto. Vivo con una dama mayor que me alimenta, cuida y ama y yo a ella.

. - ¿estoy entendiendo que vives con una mujer mayor que te cuida sexualmente?

. - no lo has entendido del todo. Cuida de mí, me alimenta, está pendiente de mí y sí, tenemos sexo entre los dos.

. - entiendo.

. - bueno, dicho lo cual, quiero que te vengas con nosotros y convivas con la dama y conmigo.

. - ¿voy a tener que acostarme contigo por dejarme un techo?, pues no. Prefiero seguir donde estoy.

. - no voy por ahí. Te vienes con nosotros, terminas tus estudios y nada más. Comerás y te vestirás con lo que podamos ayudarte. En cuanto a los papeles, me das tus datos y los envío a mis amigos para ver lo que pueden hacer y si se puede hacer algo, que esa es otra historia.

. - y todo ello, ¿por qué lo haces?, no me conocías hace una hora.

. - ¿por qué no?, tengo un hueco en casa, tengo comida que darte y tengo algo de dinero que darte también. ¿Por qué no?, eso sí, porque estés en casa, no dejaré de tener sexo con mi chica. Eso no va a cambiar y si eres vergonzosa, es mejor que te lo pienses mejor, pues me gusta disfrutar y a ella también, en cualquier lugar de la casa. De los papeles no sé si podré ayudarte, pero lo intentaré. Eso es todo lo que puedo ofrecerte.

La chica estuvo callada mientras miraba a lo lejos, a un punto indeterminado. Yo la miraba a ella, toda ella. Joder con los muslos que tenía. Lo menos que siempre me ha gustado de los morenos y morenas es el pelo pajizo y de trenzas que se ponen, pero esta chica lo tenía súper negro y liso. Corto hasta la barbilla. Entre el pelo y el cuerpazo que se gastaba, parecía una modelo con buenas tetas y mejor culo y no las esmirriadas modelos occidentales que no tenían ni tetas, ni culos donde poder agarrarse uno.

. - de acuerdo.

. - ¿a qué?

. - a lo que has dicho. Vivir en tu casa y acabar los estudios.

. - ¿y lo demás?

. - ¿te refieres a lo del sexo con esa señora?

. - exacto.

. - alguna desventaja tenía que tener. Me aguantaré. ¿Puedo invitar a amigos y amigas a casa?

. - solo si son personas responsables y no para quedarse. Si alguno o alguna no me gusta, tengo derecho de veto y no volverá a entrar en casa.

. - estás en tu derecho. De acuerdo entonces.

. - ¿cuándo te va bien para hacer el traslado de tus cosas?

. - esta tarde mismo, cuando terminen las clases.

. - te daré mi número de móvil. Me llamas cuando estés con todo empaquetado y lista. Iré en mi coche para recogerlo todo. Dame tus señas y los datos tuyos y de tu hermano. Enviaré la información a mis amigos para ver lo que se puede hacer con los papeles.

. - okey, ¿tienes lápiz y papel?

. - boli si, papel no, pero espera, ahí debe haber algo.

Me acerqué a una papelera cercana y saqué una caja vacía de bombones. La abrí y vi que el interior era blanquecino. Recorté las solapas y me quedé con el papel de mayor tamaño.

. - aquí tienes, escribe en mayúsculas y bien claro, no quiero equivocarme con ninguna letra, pues tendré que enviarlo por correo electrónico.

. - date la vuelta, escribiré en tu espalda.

. - ¿no es mejor sobre uno de tus muslazos?

. - no, mejor sobre tu espalda. Es más plana –sonrió-.

. - como quieras –dije dándome la vuelta. Ella apoyó el papel y empezó a escribir. Un rato después me dio la nota y le eché un vistazo-.

. - vaya letra que tienes.

. - soy costurera, no escritora. ¿No se entiende?

. - te la repito, por si acaso –le leí lo que había en el papel-.

Al final tuve que corregir un par de letras y números, pero finalmente quedó algo potable la nota. Me la guardé en el bolsillo-.

. - me voy entonces. Ya me llamarás esta tarde.

. - de acuerdo y gracias por lo que estás haciendo.

. - había que hacerlo. Hasta la tarde.

Me fui a la próxima clase, ella se quedó allí un rato más.

. – hola, mi amor -llamé a mi segunda y ahora, mi única madre-.

. – hola, hijo mío –últimamente le daba por decirlo- ¿qué ocurre?, ¿no vienes a comer?, te he hecho tu comida preferida, sopa de pollo con mariscos.

. - sí, iré, cariño. Te llamo para que no te coja de improviso. Va a vivir con nosotros una chica negra. La he medio adoptado, solo hasta que resuelva unos problemas que tiene con su país.

. - ¿seré la segunda y no me tocarás delante de ella?

. - ni lo uno, ni lo otro. Serás la primera, como siempre y no habrá problema hacerlo delante suya. Así le puse las condiciones para aceptarla en casa.

. - ¿piensas acostarte con ella también?

. - eso espero, cariño, pero aun ella no lo sabe.

. - entiendo. Si quieres que haga algo más, ya sabes, no tienes más que decírmelo.

. - de momento, haz comida para los tres, ya veremos sobre el terreno. Ah, cuando llegue con ella y sus cosas, me das un morreo delante de ella, para que sepa lo que hay. Yo ya se lo dije, pero por si no lo cogió a la primera.

. - ¿y te puedo meter mano?

. - amor mío, haremos lo que siempre solemos hacer. Ella está ahí y no está ahí. ¿Me entiendes?, puedes salir del baño desnuda hacia tu habitación o ponerte entre mis piernas, aunque esté con ella viendo la televisión y me puedes hacer las mamadas tan fantásticas que sabes hacerme. Hasta puede que te encule allí mismo. Si no le gusta, que coja puerta.

. - gracias, hijo mío. ¿Sabes que te quiero un montón?

. - ah, no lo sabía –dije sonriendo-.

. - sí, un montón. Ahora mismo me estoy corriendo, pensando en ti y cuando vengas vas a tomarte un buen vaso de mi caldito que te guardaré en la nevera.

. - ya estoy deseando tomármelo, cariño. Pásate el dedo por abajo y llevátelo a la boca en mi nombre. Piensa que me tienes comiéndote la almeja.

. - sí, ahí abajo estás haciéndome correr como nunca.

. - bueno, dejemos algo para después. Te dejo y recuerda, eres la primera.

. - gracias, hijo mío.

Corté la conversación. Había empalmado cantidad. Qué mujer tenía en casa.

. - ¿solo esto?, creí que el maletero se iba a quedar chico.

. - he tenido que ir vendiendo cosas, como mi máquina de coser y otras muchas cosas más.

. - entiendo. Te compraré algunas cosas, para que estés ocupada. Sube, Adelaida, así se llama mi chica gordita, ha hecho hoy mi plato favorito y no quiero que se enfríe.

Subió delante. Ahora llevaba una faldita plisada nada africana. Del resto, seguía estando impresionante.

. - oye, ¿qué te parece si te llamo Guadi?, diminutivo de Guadalupe, pues me parece demasiado largo.

. - puedes llamarme como quieras.

. - ¿seguro?, no lo creo, ¿cómo te sientes cuando te llaman negra, negrita, morena, café con chocolate, etc.?

. - De las que has dicho, solo me ofende la última, y algunas de las primeras si se me dice peyorativamente, pero si se me dice con cariño, las aceptaré. Aunque prefiero morena o por mi nombre. Guadi, está bien, también.

. - entiendo. Ya llegamos.

Paré el auto y abrí el maletero. Cogí un par de cajas y me fui hacia la puerta. Como tenía las manos ocupadas, le di un par de patadas cortas y flojas. Adelaida me abrió en bata, recién salida del baño.

. - hola cariño.

. - hola, mi amor –entré y dejé las cajas dentro de la casa. Adelaida se me pegó como una lapa y nos besamos como si no nos fuéramos a ver en años. Al mismo tiempo le metía mano a su pecho derecho, sobándoselo. Ella a mi polla.

Guadi llegó con dos cajas más y vio el panorama. El morreo y el sobeo lo dejamos de hacer. Ella dejó las dos cajas junto con las otras dos.

. - querida, te presento a Guadalupe, Guadi para los amigos. Guadalupe, Adelaida, la mujer de la casa.

. - ¿qué tal, señora?

. - hola hija. Sé bienvenida.

Le dio un beso en cada mejilla.

. - pasemos a la cocina, la comida ya está lista hace rato y se va enfriar. Tú, Salvador, termina de meter las cosas de la chica –dijo y se llevó del brazo a Guadi a la cocina-.

. - pero bueno, ¿acaso soy un burro de carga?

. - no te quejes, luego vas a cobrar en carne.

. - mujeres, ni con ellas, ni sin ellas –dije dándome la vuelta, para llegarme al auto-.

. - no le hagas caso. A veces es un cascarrabias, pero es un buen chico.

. - ¿qué significa cobrar en carne?

. - nada mujer, le haré una mamada como le gusta a Salvador.

. - ah, ya –Guadi tragó saliva. ¿Dónde se había metido?, ¿en Sodoma y Gomorra?, se dijo-.

. - Siéntate, te serviré el plato favorito de Salvador.

Guadi se sentó y Adelaida le sirvió un buen plato de comida. Yo acabé con las cajas y cerré el coche y luego la puerta de la calle.

. - ¿encima empiezan sin mí?, -dije lavándome las manos en el fregadero y luego, sentándome a la mesa-.

Se me sirvió el plato. No vi por ningún sitio la cola y me levanté y saqué de la nevera un par. Le di una a la morena y otra para mí. Luego me senté y empecé a comer. Como siempre, sabía a gloria. Adelaida se echó su propio plato y se sentó.

. - Salvador, has de arreglar el extractor, no sé qué le pasa que no funciona.

. - luego, más tarde, ahora tengo hambre.

. - pues no sabes el calor que he pasado hoy en la cocina, por eso me he dado una ducha y, aun así, sigo teniendo calor.

. - pues ya sabes lo que tienes que hacer. Lo que haces siempre.

. - es que no sé si… -dijo mirando a la morena-.

. - no te preocupes, acabará acostumbrándose.

. - bueno, si es así.

Adelaida se sacó los brazos del albornoz y se lo bajó por debajo de los pechos, quedándose en toples. Sus grandes mamas rebosantes, era una gozada vérselos como siempre. Ella ni miró a la morena, simplemente se puso a comer. Guadi seguía sin dar crédito a aquel comportamiento tan extraño de aquella mujer, pero en fin…

. - está muy buena esta sopa –dijo Guadi para no tener que mirar a la mujer y sus grandes pechos-.

. - ¿a qué sí?, esta receta me la dio un amigo que un cocinero le había dado a su vez. Está riquísima. –Abrí el refresco y sonó como lo que era, un refresco, pero con un problema, todo su contenido salió volando como un géiser fuera de la lata, haciendo que la mesa se llenara de acaramelada cola y parte de ella me llegó a mí también. –por el amor de Dios. Adelaida, ¿no las habrás agitado con las manos?

. - no cariño, pero sí se me cayeron un par de ellas y salieron rodando.

. - ahí está. ¿Cuáles eran?, ¿las de la puerta o las del fondo?

. - las de la puerta.

. - Guadi, no abras la tuya o te va a pasar lo mismo –me levanté y le quité la de ella y la que yo había abierto y las llevé al fregadero. Cogí un trapo húmedo, otra cola de la nevera y se la dejé a Guadi, que me dio las gracias. Luego fui empapando para que no cayera de la mesa el refresco, que luego es más difícil de limpiar-.

. - querido, déjame a mí –se fue a levantar mi chica, pero se lo impedí-.

. - no, tu sigue ahí. Ya lo limpio yo, pero mujer, avisa si se te caen las colas. Cuando pasa eso, sale volando el líquido. Suerte que ya había terminado de comer.

Un par de veces regresé al fregadero. Torcí el trapo y lo enjuagué con agua limpia para volver a la mesa y dejarla limpia. Al final puse el plato y demás utensilios en el fregadero.

. - voy a darme una ducha. Tengo refresco encima.

. - vale, cariño.

Salí de la cocina y entré en el baño. La ducha fue refrescante, después de caerme por el cuello parte del refresco.

Cuando terminaron de comer las mujeres, las dos pasaron al fregadero, pero Adelaida no dejó que fregara nada.

. - hija, dedícate a desembalar las cajas que has traído. Tu cuarto es el segundo. Puedes usarlo a tu entera comodidad.

. - gracias, señora. Se lo agradezco.

. - agradécelo a Salvador. Es su casa. Yo estoy de prestado como tú.

. - entiendo. Gracias, de todas maneras.

Guadi fue metiendo las cajas en su nueva habitación, hasta completar todas las cajas. Luego se dedicó a guardar las diferentes cosas en su sitio. Cuando salí del baño llevaba una toalla en la cintura. Me senté en el sillón y puse la televisión un momento.

. - ¿puedo darme una ducha? –dijo Guadi-.

. - no tienes que pedir permiso. Te duchas y listo.

. - gracias.

. - a mandar -y seguí viendo la televisión. Daban un documental sobre una familia de leones-.

Un rato después, Adelaida terminó con la cocina. Salió de ella y se llegó junto a mí. Una vez a mi lado la besé y como seguía con los pechos fuera, se los mamé sin demora.

. - gracias mi niño. Creí que no serías capaz.

. - de esto y de mucho más. Óyeme –acerqué mi boca a su oído y le dije que me la mamara en cuanto la viera salir del baño-.

. - eso está hecho -dijo sonriendo-.

Se arrodilló delante mí y me apartó la toalla. Mi polla hacía rato que estaba como una moto. Cuando Adelaida oyó que salía, se metió mi polla en la boca y comenzó a mamármela.

De nuevo Guadi tragó saliva. Allí estaba la mujer mayor haciéndole una mamada al que podía ser su nieto y ellos tan tranquilos, como si ella no estuviera en la casa. Se metió en su habitación y no salió hasta que creyó que ya me la había hecho correr, pero no, cuando volvió a salir o casi, nos encontró de nuevo dándole yo polla por el culo en el sofá en que estábamos. Guadi volvió a entrar, cogió su cartera y salió de la casa.

. - se ha ido, Salvador.

. - sí, he oído la puerta. Veremos si vuelve –y seguí dándole polla a mi amada y follada madre hasta que me corrí en sus nalgas. Luego me salí del sofá y mientras la ponía a mamarme la polla, yo me tomaba mi leche de sus nalgas.

. - que rica polla tiene mi niño.

. - y que rico culo tiene mi madre.

Reímos y nos fuimos al baño para una segunda ducha. Después de eso, nos fuimos a echar una siesta en la misma cama, claro. Juntos y revueltos, pues no me cansaba de comerle el chumino veterano y ella, mi joven polla. Cuando desperté fue porque Adelaida me la estaba mamando de nuevo y claro, uno no es de piedra. Los gemidos llegaban hasta la sala de televisión, donde estaba Guadi. ¿Otra vez?, joder, vaya aguante tiene el tío, se dijo la morena.

Cuando hice exhalar el último suspiro a Adelaida, mi leche le entró como una exhalación en su culo. Mi lengua pronto se fue hacia allí para dejarla seca y luego ella me dejó más seca aun mi polla. Nos levantamos y de la mano, pasamos delante de Guadi desnudos hacia el baño. Nos duchamos mientras nos comíamos la boca. Una vez secos y limpios, volvimos a pasar desnudos delante de la morena. Nos vestimos y nos acicalamos. La próxima vez que salimos, estábamos bien guapos los dos.

. - Guadi, ¿te apetece salir con nosotros un rato al centro comercial?

. - será mejor que me quede.

. - díselo, así seguro que viene –dijo Adelaida dándome un golpe en el hombro-.

. - ha dicho que no quiere venir. Que se quede si quiere.

. - ¿qué ocurre, señora Adelaida? –dijo mosqueada la morena-.

. - será mejor que vengas con nosotros. Aquí, el figura, te va a comprar una máquina de coser nuevita y será mejor que tú la elijas a tu gusto.

. - ¿qué me va a comprar una máquina de coser a mí?

. - hija, para mí no es, porque yo casi no veo para coser. Vente o éste te compra cualquier cosa que luego no te gustará.

. - sí que voy, sí que voy. Esperadme un segundo, que me cambio.

. - pero si estás guapísima, mujer –dije-.

. - solo un momentito, por favor.

. - serás jodida, -dije mirando a Adelaida-. ¿Para qué le dijiste nada?, era una sorpresa.

. - una sorpresa sería un perfume, pero algo que va a usar todos los días, es mejor que la compre según sus gustos.

. - vale, es posible que tengas razón. Oye -grité- ¿nos vamos o qué?

. - ya voy…, ya voy… –oí que gritaba desde su habitación-.

Pero no venía y nos tuvimos que sentar en una silla de la entrada. Cuando apareció, silbé.

. - la madre que te parió. Pero qué buena que estás.

. - eso se lo dices a todas.

. - eso es verdad, mi niña. A mí también me lo dice –dijo riendo y dándose la vuelta- este modelito lo eligió él-.

. - tu encima, ayúdala. Venga, larguémonos ya o te quedas sin máquina.

Subimos al auto y partimos al centro comercial. Allí había visto una tienda de máquinas de coser de todos los tipos y tamaños.

. - no te gastes mucho, por favor. Yo con una normalita tengo para ir empezando.

. - sí, lo que tú quieras –le dije, como si viera llover.

Entramos en los aparcamientos y allí dejamos el auto. Cogimos un carro, que, aunque no era de la tienda en cuestión, me importó una mierda, no me la iba a llevar al hombro. Subimos en las escaleras mecánicas y con suma alegría en su cara, Guadi iba delante bastantes pasos antes que nosotros.

. - mira mamá, qué espectáculo de mujer. ¿Llevará bragas? –Dije intentando ver debajo de aquella faldita tan mona y tan corta-.

. - que te estoy oyendo, salido. Claro que llevo bragas –y se levantó un segundo la faldita para confirmar lo que decía-.

. - pues es una pena.

. - ¿dónde lo encontró, señora Adelaida? –preguntó la chica dando unos pasos hacia atrás-.

. - en unos baños que limpiaba. Como lo oyes, allí lo encontré. Desde ese día es mi hijo y demás, ya sabes.

. - ya lo creo que lo sé –sonrió ella volviendo a caminar hacia adelante hasta que llegamos al final. Ayudé a mamá a no caerse, que aquellas escaleras mecánicas las manejaba el diablo desde el infierno.

. - ¿a dónde vas, morena?

. - es por aquí.

. - qué jodida, si hasta sabe dónde está la tienda –dije-.

. - claro, vengo a menudo a este centro comercial y siempre me paso por el escaparate para ver si han traído algo nuevo.

. - anda, sigue tu sola y elige la que más te guste.

Desapareció de nuestra vista.

. - estás haciendo una buena obra, hijo.

. - también estoy intentando que su hermano, que sigue en su país, se venga para acá. Es la única familia que le queda.

. - eso aún está mejor. Luego en casa te pondré lo que ya sabes. Como me gusta que mi niño me dé por ahí –dijo apretándome el brazo contra su cintura-.

. - ¿no estás celosa de ella?

. - ¿a mis años?, imposible. Doy gracias a lo que ya me has dado y es mucho, mi amor. ¿Cómo sigues con esta vieja, Salvador?, aun no lo puedo entender.

. - por tu bondad, por tus tetas y por tu culo. ¿Te parece poco, mamá?

. - eso es otra. Desde que me llamas mamá a secas, es que…, es que…, no sé explicarlo. Si mi niño viviera, sería como tú, un santo –me estrujó de nuevo todo mi cuerpo contra el suyo-.

. - que me dislocas un brazo, mamá.

. - ay, perdóname hijo, estoy tan contenta de que seas mi hijo, aunque sea adoptivo, que mataría por ti , como dijo aquella loca de la televisión .

. - lo sé, mamá. Yo también lo haría, aunque espero no estar tan loco –ambos reímos y dejamos de hacerlo cuando entramos en la tienda. Dejé el carrito a un lado, por dentro del local-.

Al fondo estaba la morena hablando con el encargado junto a una máquina. Nos acercamos Adelaida y yo.

. - ¿qué garantía tiene la máquina? –le preguntaba al empleado-.

. - tiene dos años básicos y se puede añadir cinco más al pagar un seguro de 60 euros. Durante ese tiempo se le reparará la máquina sin coste alguno. Tampoco tendrá que pagar el transporte de recogida y entrega.

. - buenos días. Vengo con ella –dije, interrumpiendo la conversación- ¿Ésta es la mejor de su tipo?

. - no señor. Esta es de la gama media.

. - enséñenos la mejor que tenga.

. - sí, señor. Por aquí.

. - Salvador, por favor. Ya te pedí que no…

. - te llevas la mejor o no te llevas ninguna. Elige, preciosa.

. - mira que eres gastón.

. - pues aprovéchalo. Esto no dura siempre.

El empleado nos enseñó una máquina que parecía un todo en uno. Según decía el empleado, tenía hasta el hueco para el bote de refresco, bromas aparte, era una señora máquina de coser. Así valía más del doble de la que había elegido antes la morena.

. - ¿te gusta, Guadi?

. - es un sueño de máquina. Pero no puedo aceptarla. Me llevo la anterior, señor –le dijo al dependiente, el cual fue hacia allá, pero lo detuve-.

. - ¿a dónde va usted?, nos llevamos ésta. Arregle los papeles y póngale el seguro correspondiente.

. - gracias, señor, pero para esta máquina el seguro es de 100 euros.

. - es igual. Hágalo. Es demasiada grande para llevárnosla nosotros. Le daré la dirección y nos la lleva.

. - no hay problema, señor. Enseguida le preparo la factura y el seguro.

. - Adelaida, convénzalo de que no lo haga -dijo la morena-.

. - cuando se le mete algo en la cabeza, no ceja hasta lograrlo. Así que tendrás que aguantarte, querida.

. - ¿y cómo le devuelvo yo el dinero que vale esta máquina?

. - es un regalo y tómalo como lo que es –dije-.

Ellas se quedaron junto a la máquina y yo me fui hacia el mostrador. Le entregué el carnet y la tarjeta oro y la dirección donde tenía que enviarlo. El dependiente, más contento que unas castañuelas, tecleaba en el ordenador y fue sacando varias hojas de la impresora y las grapó.

. - por favor. Firme aquí como que le entrego el seguro de la garantía ampliada en cinco años más. Ahora tiene 7 años. ¿Cuándo habrá personal en la dirección que me ha dado?

. - será mejor que llame antes. Anote el móvil de mi madre.

Una vez todo solucionado, pasó la tarjeta por la maquinita de los cojones, firmé y me devolvió los documentos y la factura. Las chicas ya estaban en la puerta y hacia allí fui.

. - ya nos podemos ir. Y ya que estamos en el centro comercial, vayamos a comprar trapos para las dos.

. - ¿vas a gastar más dinero?, ¿acaso eres rico? –preguntó la morena-.

. - no, pero me voy a pulir el dinero que gané en verano trabajando, así que, arreando, que es gerundio. Quiero que las dos estéis bien guapas.

La boutique elegida era muy chic o eso creo yo, aunque a mí me parecen todas iguales, como no suelo pasar de la puerta de ninguna de ellas…

. - Guadi, ya que eres la experta en modas, elígele tres trajes como para que Adelaida deslumbre allí donde vaya y para ti, has lo mismo. Compraros lo que os dé la gana, incluso trapos íntimos. Yo aquí no hago nada, bueno, sí, pagaré la factura. Así que me voy a la tienda de al lado. Me gustan las librerías y los libros que tienen. Cuando estéis listas, mándame buscar, no me iré de allí-.

. - ¿cuánto quieres gastarte, cariño?

. - aún queda bastante en la tarjeta, podéis pegarle fuego si queréis.

. - ya lo has oído, hija. Vamos a quemar la tarjeta de Salvador –dijo riendo mamá, que contagió a Guadi-.

Salí de allí y entré en la librería. Mala idea por mi parte, pero ya era demasiado tarde para darme la vuelta, me había visto. Marisol estaba mirando unos libros y me vio entrar. No hice nada por acercarme a ella, pero ella sí vino hacia mí y no con muy buena cara, por cierto.

. - ¿me estás espiando?

. - ni loco.

. - no sé si creérmelo.

. - chica, me da lo mismo. No tengo que darte explicaciones de nada. Joder, solo me faltaba eso –le di la espalda y cogí un libro y lo ojeé-.

. - hace ya mucho tiempo –dijo ella-.

Me giré y la miré, su cara había cambiado.

. - ¿a qué viene eso ahora?

. - ¿aún sigues odiando a papá?

. - ya sabes lo que opino de tu padre y sus maneras de trabajar. No hagas que te lo repita.

. - ¿hasta cuándo, Salvador?

. - hasta que nos veamos cara a cara y le haga confesar lo que mandó hacerme. Nadie me da una paliza de muerte y se queda tan pancho. Así soy yo y así tendrá que aguantarme el que quiera estar a mi lado y por lo que vi, tú tomaste tu decisión alejándote de mí.

. - ¿no podríamos empezar de nuevo?, ¿de cero?

. - ¿y olvidar?, no puedo olvidar, sueño con ese día en que lo tenga delante pidiéndome perdón. Ese día dejaré de odiarlo, díselo de mi parte. Y lo haré por ti, solo por ti. Tu padre no me merece ningún respeto. El problema, Marisol, es que tu hermana y tú no conocéis a vuestro padre y yo sí.

. - otras veces has insinuado algo así. ¿Qué tienes guardado para decir esas cosas de papá?

. - cuando el día llegue, tú y tu hermana estaréis juntas con vuestro padre delante mío y ese día lo sabrás todo. Tu padre no es bueno, créeme. Intoxica todo lo que tiene cerca, sobre todo cuando sus intereses se ven amenazados.

. - Dios, el odio te corroe, Salvador.

. - hacia tu padre, sí. Te doy toda la razón, es la única persona a la que quisiera verla muerta.

. - te odio, te odio por decir esas cosas de papá.

. - si no quieres oírlas, no te acerques más a mí.

Caminé un par de pasos, me fui a otro estante y cogí otro libro. Ella se quedó allí, roja de ira.

. - Salvador, ya estamos listas. Ya puedes venir a pagar la factura -dijo riendo Guadi según se venía hacia mí- qué cara tienes, chico, ni que no tuvieras en casa una mujer que te quiere con locura –me cogió del brazo y se lo echó bajo el suyo-.

Marisol no perdía detalle. Pasé delante de ella sin mirarla y salí de la librería. Al final utilizamos el carrito que habíamos cogido en los aparcamientos. Lo llenamos con trapos y más trapos. Una vez pagado, salimos de allí en dirección a algún sitio donde comer algo. Encontramos un negocio de comida rápida. Nos sentamos y colocamos el carro junto a nosotros mientras comíamos lo que nos daba la gana.

. - hoy no tendrás que hacernos la cena, mamá –dije-.

. - así tenemos más tiempo para nosotros, cariño.

. - sin duda.

. - ¿siempre es así este chico, Adelaida? –preguntó Guadi a mamá-.

. - con Salvador tienes que estar lista para sorpresas. Así es mi chico.

. - aparte de usted, Adelaida, ¿tiene novia, nuestro Salvador?

. - sin comentario –dije-.

. - tiene amigas y amigos, novia no creo. ¿Qué nos dices, Salvador? –dijo Adelaida-.

. - a mí no me metáis en follones. Soy un espíritu libre.

. - ¿cuánto tiempo lleváis juntos?

. - no seas cotillas, Guadi -dije-.

. - ¿cuánto hará Salvador?, ¿cuatro?, ¿cinco años?

. - un poco más diría yo -y le di un beso en la frente-.

. - ¿y no tienes celos de sus amigas?

. - no mujer. Siempre me ha sido fiel a nuestra manera. Salvador sabe que puede picar donde quiera y con quien quiera. Y no estoy hablando solo de chicas.

. - ¿chicos?, ¿te refieres a mantener relaciones sexuales con chicos?

. - mami, no le cuentes toda mi vida, mujer. Que luego va por ahí, chivándose.

. - no, no soy una chivata. Conmigo tu secreto estará seguro.

. - no es ningún secreto, morena. Adelaida ya lo sabe todo de mí, me acuesto con chicas y con chicos también. Pero ella sabe que es la primera de todas y ya llevamos esos años que hemos dicho y por algo será.

. - no debería decirlo, pero mi hermano es muy sensible y también le gustan otros chicos. Lo supe cuando lo cogí haciéndoselo con un amigo suyo en la buhardilla de casa.

. - y le echaste la bronca, claro –dijo Adelaida-.

. - no, ¿por qué?, es mi hermano. No me importa lo que sea,

Si esos son sus gustos sexuales. Lo añoro mucho –tragó saliva y dejó de comer un segundo-.

. - no desesperes, algún día regresarás a tu tierra y lo volverás a ver –dije-.

. - lo veo difícil, pero si hay una oportunidad, iré a buscarlo.

Al regresar a casa y meter dentro la ropa adquirida, Adelaida y yo decidimos acostarnos, pues estaba cansado. Esto de las compras, siempre me ha cansado.

. - cariño, mi chica y yo nos vamos a dormir. Hasta mañana.

. - hasta mañana y gracias –dijo corriendo y llorando mientas me abrazaba-.

. - anda, mujer. No llores. Te lo mereces, por lo que has sufrido. Descansa o ve la televisión, ya sabes, ésta es ahora tu casa.

Cuando se serenó y se separó, sonó el móvil.

. - disculpad –me senté en el borde del sofá y pulsé el botón del móvil para establecer la comunicación– ¿hola?

. - perdona que te llame a estas horas, mi amor.

. - no te preocupes. Aún no estaba acostado. Dime –era Diana-.

. - es en referencia a los papeles de esa chica y su hermano. Me han llamado de exteriores.

. - tú dirás qué te dijeron.

. - según parece, es una antigua familia de la colonia que han sido diezmados por los diferentes gobiernos de allí. Lo bueno es que el abuelo era español y por ahí se puede pedir los papeles, además de por persecución por motivos políticos, sexuales y reagrupamiento familiar. Los chicos de exteriores me han pedido las fotos de ambos. Solo hay un problema.

. - ¿cual?

. - el hermano de la chica. Está en una zona del país que la embajada no puede tocar por problemas políticos. Tiene que salir del país por sí solo y acercarse a una de las embajadas de los países vecinos.

. - ¿y cómo se le hace llegar esa información al chico?

. - ahí está el problema. Si la embajada española no puede acercarse por ahí, tendrá que ser algún compatriota de ellos que avise al chico para que se ponga en camino. Habla con la chica por si conoce alguien que pueda avisarle y se acerque a una de esas embajadas. Que no puede ir a la de Malabo, pues las autoridades la tienen vigilada porque el chico está en busca y captura por atentar contra no sé qué, pero tranquilo, según nuestra embajada, es falsa la acusación. Lo dicen siempre que no desean que salga un compatriota al que quieren eliminar por cualquier motivo.

. - ¿qué sabéis del chico, Diana?

. - dejame ver…, sí, aquí lo tengo. 19 años, dos menos que su hermana…

. - ¿no, me refiero a qué se dedica el chico actualmente?, ¿lo sabéis?

. - solo que está oculto, nada más. Es homosexual y los homosexuales nunca se han caracterizados por coger un arma y matar soldados como si tal, no es lo habitual, vamos, digo yo.

. - dejemos esa parte de momento. Entonces lo que necesitáis son las fotos de los dos y alguien que avise al chico para que se desplace fuera del país a una de nuestras embajadas. ¿Allí será evacuado a España?

. - sí, pero costará dinero.

. - lo ponemos nosotros. Diles que avisen a esas embajadas, veremos cómo hacemos llegar al chico el aviso.

. - envía las fotos a este correo electrónico. Es de asuntos exteriores.

Tomé nota y di las gracias a Diana con un beso para ella y otro para Clara. Tanto Adelaida, como Guadi, no habían perdido detalle de la conversación telefónica.

. - chicas, tengo buenas y malas noticias.

. - ¿malas?, mi hermano…

. - no, no son ese tipo. Mira, en primer lugar, necesito enviar vía correo electrónico las fotos de tu hermano y tuya.

. - las tengo, no hay problema.

. - lo otro es más complicado. La embajada española no puede acceder a la zona donde está tu hermano. Aparte de que el gobierno le ha puesto precio a su cabeza y no permiten que salga del país.

. - ¿por qué han puesto precio por Pedro?

. - Guadi, es falsa la acusación. Según la embajada, lo suelen hacer cuanto están intentando eliminar opositores.

. - ¿y entonces?

. - tienes que avisar por tus propios medios a tu hermano de que salga del país y vaya a la embajada de uno de los países más cercanos. No puede ir a la de Malabo porque lo detendrían. Cuando llegue a la embajada del país vecino, le repatriarán a España con un pasaporte provisional. Se os dará la nacionalidad española porque tu abuelo era español y por persecución política y también por reagrupamiento familiar, creí entender. ¿Por qué no me dijiste que era español uno de tus abuelos?

. - no creí que fuera importante, lo siento.

. - ¿Tienes alguien con quien hablar y pedirle que informe a tu hermano de lo que te he dicho?

. - ¿sirven los padres de un amigo que han venido a verlo estos días?

. - solo si confías plenamente en ellos. Pues si te traicionan y les dices donde está tu hermano y se chivan, la vida de tu hermano estaría en peligro.

. - entonces no. No estoy seguro de ellos.

. - bueno, durante la noche piensa en ello y si recuerdas de alguien, me lo dices mañana. Ahora me voy a la cama.

. - de acuerdo, mañana ya te diré algo y te daré las fotos también.

. - perfecto. Hasta mañana, querida.

De la mano me llevé a mamá a dormir. Una vez en el dormitorio, nos desnudamos y nos metimos bajo la manta.

. - ¿puedo dormir con vosotros?, no quiero dormir esta noche sola, temo por mi hermano.

. - Guadi, Adelaida y yo dormimos desnudos.

. - no importa, yo también puedo hacerlo.

. - entonces vente para acá.

. - gracias.

La chica se sentó en una de las sillas y se desnudó. Su cuerpo 10 era hermoso en grado sumo. Una vez apartó las mantas, se metió en la cama, luego apagué las luces. Adelaida estaba esperando que le hiciera el amor y Guadi era un contratiempo. Pensé y pensé qué hacer, hasta que me lie la manta a la cabeza e hice como que no estaba allí. Me deslicé y me puse encima de Adelaida. Su boca primero y sus pechos después, tuvieron toda mi atención, para después deslizarme hacia su chumino que me comí como si fuera el zombi más hambriento del mundo.

La respiración contenida de Guadi podía oírla perfectamente. No se movía nada en absoluto, pues estaba acostada de lado hacia el exterior de la cama. Pronto le metí la polla hasta el corvejón. A Adelaida, claro. Con más énfasis, que, de costumbre, en honor a Guadi. Cuando me cansé de su almeja, ella solita, pues sabía de mi predilección por su culo, se dio la vuelta y se la enterré de la misma manera. Así, hasta que me salí rápidamente y cogiéndole la cabeza, se la llevé a mi polla, tragándosela toda ella. Exploté y Adelaida disfrutó de una nueva y abundante corrida de su hijo putativo.

Estuvo un rato mamándomela hasta que no pudo sacar más vitaminas lácteas. Luego yo le hice una limpieza de vagina, por lo que llegué a tomarme un buen tazón de sus jugos. Según terminamos mamá y yo nos bajamos por el mismo lado y pasamos a la ducha. Allí nos duchamos y volví a disfrutar de su generoso chumino y sus grandes mamas. Mi polla ya no daba más de sí hasta nueva carga. Eso sí, eché una buena meada. Volvimos a la cama y abrazados ambos, con mi cabeza entre sus pechos, cerré los ojos y nos quedamos dormidos.

A eso de las tres de la mañana, Guadi despertó sobresaltada. Yo, dormido como estaba, mamaba de uno de sus pechos, mientas sobaba el otro. Casi me despierta para quitarme de encima de ella, pero viendo que dormía plácidamente, no quiso que dejara de hacerle aquello, mamarla y sobarla, pues virgen como era, no conocía varón, ni siquiera mamador como el que tenía pegado a su pezón derecho. Respiró hondo y suavemente me besó en la frente y al rato, muy al rato, se atrevió a tantear entre mis piernas y supo que mi pene, bien duro, podía cogérselo sin problema, pues seguía durmiendo como una marmota. Una marmota mamona y sobona, eso sí.

Al despertar vi que tenía una negra piel ante mis ojos y mi boca tenía el pezón derecho de Guadi. Lentamente abrí la boca y me separé de ella. Me había cogido, estaba sonriendo.

. - disculpame. No sabía que…

. - no te preocupes, sé que estabas durmiendo.

. - ¿por qué no me despertaste o me diste un empujón?

. - ¿porque no me dio la gana? –preguntó sonriendo-.

. - ya… ¿Hice algo más que mamarte un pecho?

. - aparte de mamarme y sobarme el otro pecho, poco más. No te preocupes, no te lo tengo en cuenta. Seguro que creías que estabas con tu “madre”.

. - gracias querida. ¿Qué día es hoy?, ah, sí... sábado. Mierda, hoy son las carreras de motos adelantadas al domingo

-me giré para salirme de la cama y vi que estaba Adelaida durmiendo- ¿me dejas salir por ese lado?, ella duerme-.

. - sí, perdona. Yo también voy a levantarme ya. ¿Nos duchamos juntos?, ya puestos...

. - sí, estaría bien.

Ella se bajó y yo detrás. Viéndola caminar desnuda hacia el baño, hizo que se me pusiera dura. Una vez en el plato de ducha ambos, ella me vio como estaba de empalmado.

. - perdona, pero es lo que hay. Si tengo delante a una hembra como tú…

. - no te disculpes. Procura no pincharme con ella.

. - no te preocupes, me daré la vuelta.

De espaldas a Guadi me duché. Ella sonreía, aunque bastante ruborizada y también se duchó. Luego me di la vuelta para coger la toalla y sus pechos pinchosos se me clavaron en el pecho.

. - ten cuidado tú también con esos pinchos por pechos.

. - disculpa. Siempre me olvido de que son como dices, puntiagudos.

Cogí la toalla y me limpié todo el cuerpo, rabo incluido. Luego salí y la dejé allí terminándose de duchar. Con solo la toalla puesta, encendí bajito la televisión y puse el canal donde daban las carreras de motos. Estaban poniendo la de 125 centímetros cúbicos y ya iba por la mitad. Como siempre, los españoles en primer lugar.

. - ¿puedo sentarme junto a ti? –dijo Guadi con una toalla cubriéndole el pecho y el chumino-.

. - claro, mujer. ¿Te gustan las motos?

. - no, más bien, los motoristas.

. - bueno, a cada uno le gusta lo que le gusta.

La chica se sentó junto a mí, a mi izquierda.

. - ¿ya has pensado a quien pedir que le dé el recado a tu hermano?

. - sí, le he estado dando vueltas toda la noche y tengo la solución. La familia del capataz de nuestra hacienda también fue masacrada y sé que tiene un hijo en España. Solo tengo que averiguar en qué parte está. Él hablaría con su padre y su padre, con mi hermano.

. - pero si también es represaliado por el gobierno, puede que no debas ponerle más en peligro buscando a tu hermano.

. - lo suyo fue con Macías, pero con el actual gobierno no tiene nada. Ahora vive cómodamente, por eso pudo enviar a su hijo a estudiar a España.

. - sigo sin verlo claro. Si consigues encontrar a su hijo, que esa es otra historia y llama a su padre, ¿cómo sabes que las comunicaciones no las tienen intervenidas?

. - porque no llamará vía teléfono. Solo nos dirá donde tiene su casa en Malabo. Tú se lo dices a tu embajada y ellos hablan con el capataz para que vaya a decírselo a mi hermano. Es de fiar, estoy segura.

. - es un poco rocambolesco, pero si funciona…, luego me das las fotos y el nombre de ese chico en España, seguro que mediante exteriores es más rápido localizarlo con sus ordenadores. Pero será más tarde, aún es temprano para llamarles. Ahora veamos un rato las carreras, yo y los motoristas, tú –dije sonriendo-.

. - sí, es lo mejor –ella se repantigó y la toalla se le deslizó pecho abajo, quedando en toples- mierda -dijo en un primer momento. Luego que lo pensó…- si nos hemos duchado juntos…

Se terminó de sacar la toalla y se sentó en el sofá tal cual, desnuda. Sonreí y me quité la toalla y también quedé desnudo. Hombro con hombro, le eché el brazo por encima y nos repantingamos en el sofá, poniendo los pies en un reposapiés que compartimos. No le dimos importancia a nuestra desnudez, hasta el punto de que mi polla menguó hasta quedar en nada.

. - ¿puedo yo también? –era Adelaida, que ya venía desnuda-.

. - claro, mami. Pon tu trasero cerca de mí.

Ella se sentó a mi otro lado. Parecíamos tres nudistas en un día de playa. En relación con Adelaida, mi mano derecha, se posó en su vagina, no abandonando para nada su chumino. La mano izquierda estaba libre de trabajo. En eso, Guadi me quitó el brazo de sus hombros y llevó mi mano a su negro felpudo y allí la dejó. Entonces moví dicha mano y cogiéndole su mano derecha, se la puse sobre mi pene, para volver a su chumino y allí jugar con su sexo.

A ambas mujeres hice gemir, pues mis dedos las estaban pajeando. Todo ello poniendo atención a la carrera que estaba de lo más interesante. Pronto mi pene estuvo duro en manos de Guadi. Adelaida también usó su mano izquierda para jugar con mis huevos y parte de mi pene.

. - una de las dos tendrá que llevarse el premio o será la alfombra quien se lo lleve.

. - adelante, Guadi. Estrénate –dijo mamá-.

. - ¿estás segura?

. - claro, mujer. Podemos compartirlo todo en esta casa, ¿no es así, Salvador?

. - tú lo has dicho -dije-.

Sonriendo, a la vez que roja como un tomate, si es que una chica negra azabache como ella se podía poner roja como un tomate, se levantó y poniéndose entre mis piernas, las separó un poco y se puso a mamarme la polla. Lo hacía fatal.

. - querida, será mejor que le enseñes como se hace.

. - sí, será lo mejor. No se lo tengas en cuenta, es una primeriza.

Adelaida se puso junto a Guadi.

. - querida, fíjate como lo hago yo para que lo repitas igual o mejor.

Me cogió la polla con una mano y mientras me la pajeaba, usaba su boca para mamármela y humedecérmela al mismo tiempo. También se me comía los huevos, para volver de nuevo a mi preciada polla.

. - vamos, repítelo.

Guadi lo intentó, pero le costó llevarlo a cabo al principio hasta que consiguió darme placer mamario. Mientras Guadi seguía mamando, Adelaida me comía los huevos. Así fue como Guadi se llevó el primer premio de otros tantos que se llevaría en aquella casa. Exploté y casi se muere del susto lácteo.

. - traga sin prisa, disfruta el momento –le dijo mamá-.

Cuando Guadi dejó mi polla, Adelaida la sustituyó y me la mamó y mamó hasta dejarme sin gota.

. - Ahora nos toca a nosotras que nos dé placer nuestro chico –dijo riendo Adelaida, sentándose y abriéndose de piernas-.

No tuvo que decirme nada, pues era lo justo. Me levanté y me metí entre los muslos de Adelaida. Sus jugos eran muy abundantes y fui disfrutando cada milímetro cúbico. Al mismo tiempo le hacía correrse de nuevo con espasmos y gemidos que no se molestaba en ocultar. Guadi ya estaba más que corrida con aquello que le estaba haciendo a la mujer y, sobre todo, después de haber mamado una polla por primera vez. Mientas mamaba a Adelaida, de vez en cuando le echaba un vistazo a la pantalla para ver cómo iban los nuestros, y como siempre, iban los primeros. Cuando terminé con Adelaida, levanté la cara hacia Guadi.

. - ¿qué me dices?

. - que ya me he corrido varias veces.

. - pues tanto mejor. ¿Voy a por él, entonces?

. - sí, adelante. Es tuyo.

Sonreí y me llegué hasta sus piernas que separé. Era un chochito super negro, como era de esperar. No era ni de lejos como el de Adelaida, que era súper abundante todo él, era simplemente un chumino perfecto de mujer y allí metí mi boca. La chica pronto se puso a vibrar y gemir como una loca. Al mismo tiempo que me comía su almeja virgen, le metía un par de dedos y con la mano libre, sobaba a gusto aquellos pechos únicos.

Ella se retorcía que era la leche, hasta que me pidió parar, pues no podía más. Yo paré, pues hasta comer chumino cansaba, sobre todo después de haberme comido la enorme almeja de Adelaida. Volví a sentarme y visionar la carrera. Entonces Adelaida se levantó y le dio la mano a Guadi y se fueron ambas al baño.

Allí las chicas, entre risas y chismes sobre mí, se dieron una ducha mutua, algo que ninguna de las dos mujeres se había dado nunca. Aquello despertó en ellas algo diferente, tanto, que se quedaron mudas y mirándose la una a la otra a los ojos. Luego y sin que ninguna se quedara atrás, se besaron apasionadamente.

Aquello cambiaba algo las cosas, pero yo no lo sabía aún. Pronto el chumino de Adelaida estuvo en boca de Guadi y viceversa. Cuando ambas salieron del baño, iban avergonzadas. Se secaron y se llegaron hasta donde estaba, aun desnudas. El silencio se podía cortar con un cuchillo. Las miré, primero a una y después a la otra. Al final Adelaida lo soltó.

. - Salvador, tengo que decirte una cosa y no sé si te gustará.

. - ¿qué te ocurre, querida?, ¿estás enferma?, ¿me dejas?

. - no, nada de eso. Te he puesto los cuernos con Guadi.

La miré, estaba temblando por algo que había hecho. Luego miré a Guadi.

. - ¿es verdad, Guadi?

. - lo siento, Salvador. No sé cómo pasó, simplemente… pasó.

. - chicas…, chicas…, me alegro de que lo hayáis hecho. Así no tengo que pedíroslo yo. Esta noche os iba a pedir que disfrutarais cada una de la almeja de la otra, pues me gusta ver a dos mujeres haciéndoselo. Así, cuando yo no pueda alimentarlas sexualmente, os tendréis la una a la otra.

. - vaya peso me has quitado de encima, Salvador. Creí que no te gustaría, después de tantos años siéndote fiel.

. - Adelaida, mi amor. No debes preocuparte por nada.

. - eres un sol, siempre lo he dicho. Fue algo que surgió sin más. Me gustaría volver a repetirlo, pero solo si Guadi también lo desea.

. - Adelaida, el haber mamado una polla y el haberme comido tu cosita es algo que no esperaba me gustara tanto. Sí, deseo seguir haciéndolo y cuantas más veces, mejor.

Adelaida se fue hacia Guadi y se comieron a besos. De nuevo y mientras yo veía la carrera, se comían otra vez la almeja la una a la otra. Solo cuando terminó la primera carrera de la mañana, mi polla ya estaba lista para un nuevo asalto.

. - querida, ¿deseas disfrutar de verdad? –era Adelaida quien había hablado-.

. - sí, claro, Adelaida.

. - ves lo que Salvador me ofrece –porque se lo ofrecía y ella ya la tenía en su mano- ¿quieres perder la virginidad de una vez por todas?

Antes de responder, tragó saliva y respiró hondo.

. - sí, de nada me vale ya ser virgen, me voy a entregar a Salvador por entero.

. - Salvador. Es toda tuya. Hazlo con cuidado las primeras veces por favor.

. - claro, Adelaida -Me coloqué junto a las piernas de Guadi y comencé con una soberana mamada de conejo al pil-pil-.

Con sus gemidos y las anteriores comidas de conejo por parte de Adelaida y mía, aquella chica ya estaba lista para el matadero. La hice tender a lo largo del sofá y allí me subí encima de ella. Mientras me comía sus afilados pezones, mi polla avanzó inexorablemente hacia su vagina. No paré en ningún sitio. Solo llegué y entré, deslizándome hasta que mis huevos hicieron tope.

Se dolió, pero ya estaba en trance de convertirse en una de mis concubinas. Fue una follada suave, pero sin pararme un segundo. Sus gritos de dolor fueron ahogados por los besos en la boca de una Adelaida que ayudada en lo que podía, hasta le puso uno de sus pechos para que se lo mamara mientras me la follaba.

Una vez hecho el trabajo desvirgador, me salí de su vagina y Adelaida se la tragó con su siempre hambrienta boca. Yo ya tenía mi boca en la almeja de Guadi, saboreándole cuantas sensaciones allí podía tragar.

. - querida –dijo Adelaida en un descanso de mamarme la polla- ¿quieres que Salvador use tu puerta trasera para así no tener que hacerlo otro día?

. - pero me va a doler más aún que por delante.

. - así es querida, pero disfrutarás el doble en poco tiempo, si lo sabré yo.

. - vale, confiaré en los dos. Adelante entonces.

. - ¿me alcanzas la vaselina, querida? –le dije a mi madre putativa-.

Mientras iba en busca de la vaselina, ella se dio la vuelta y le agrandé el ojete con mis dedos, además metía mi lengua allí a todo lo que daba. Una vez llegó Adelaida, ella misma se encargó de ponernos la grasa en ambos lados a friccionar, su culo, el de Guadi, pues el de Adelaida ya no necesitaba ninguna vaselina, y en mi polla.

Una vez bien engrasados, le levanté el culamen de escándalo que tenía aquella negrita de cuerpo espectacular y que ahora era todo mío, sí señor. Su culo era solo mío y de nadie más. Iba a desfondarle el culo para disfrutar como Dios. Mientras le enterraba mi polla, sus gritos de su no-placer, por llamarlo de alguna manera, me impresionaron, así que intenté no joderla mucho, pero al final, tuvo que aguantar hasta que terminara de desvirgarla analmente. No podía salirme y volver a empezar después.

Se la acabé enterrando, disfrutando un rato de su cerrado culo. Ella gritaba y gritaba, solo dejándolo de hacer cuando tenía por chupete los pezones de Adelaida. Solo cuando descansé sudando como un cerdo, ella pudo respirar hondo. Luego le saqué mi polla de aquel culo y me corrí como un loco en sus negras nalgas.

Hacia allí fue Adelaida a zamparse el mejor sumo del universo, mi leche de polla. Unos últimos lametones a su ex virginal vagina y di por concluida la doble desvirgación, pues iba a empezar la segunda carrera de motos.

. - será mejor que la lleves al baño, hijo. Allí cuidaré de ella y la lavaré bien.

. – perfecto, mamá-.

La cogí en brazos y la deposité dentro del plato de ducha. Mientras Adelaida la lavaba un poco, pues ella estaba como agilipollada por la follada culera, yo me duché también de nuevo.

. - ya está, llévala a su cama. Allí le daré un calmante para el dolor y me quedaré con ella por si tiene algún sangrado.

Allí la llevé. Una vez depositada en su cama, la arropamos bien.

. - descansa. Esto solo sucede las primeras veces, cariño.

. - lo sé, pero me ha dolido un montón.

. - sí, es normal. Descansa. Adelaida te dará unos calmantes para el dolor. Quédate en la cama todo el tiempo que necesites. Ella y yo cuidaremos de ti.

. - bésame –me dijo-.

Y la besé. Fue un beso largo e interminable. Luego bajé hacia sus pechos puntiagudos y los volví a disfrutar.

. - anda, vete a ver las carreras.

. - gracias, te dejo en buenas manos -Besé a Adelaida en la boca y cogiéndole los pechos, disfruté de sus chupetes. Luego salí corriendo hacia la televisión.

. - te lo dije. Es como un niño. Pero es nuestro niño, a partir de ahora.

. - sí, yo seré tu hija también.

. - me gustaría, Guadi. Me gustaría mucho.

Se besaron intensamente. Pese al dolor, Guadi volvió a comer almeja en cantidades industriales, hasta que se quedó dormida. Adelaida se recostó junto a ella y también se durmió.

(Parte 19 de 30)

FIN