Soy un caballero y cumplo lo que prometo (16
Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada. Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos
SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO
(16-30)
ESCRITA POR: SALVADOR MORALES
© Todos los derechos reservados
. - ¿qué estás mirando?, ya no me queda nada que enseñarte.
. - así estas más guapa que desnuda, además, hueles muy bien.
. - gracias, pero no vas a conseguir un polvo, no señor.
. - siempre estás hablando de polvos. Mira que eres obsesiva. No será que lo que estás buscando es eso precisamente, que te eche un polvo.
. - ¿serás presumido?, no, no quiero follar contigo, solo quiero correr temprano yo también, tengo que prepararme. También soy novata en esto de los maratones o mini-maratones.
. - hablaré con mi chica y si da el visto bueno, pasado mañana te vienes conmigo y nos corremos juntos.
. - ¿dirás que corremos juntos?
. - sabía que ibas a saltar como una liebre. Sí, mujer. Corremos juntos, tu, mi chica y yo.
. - ¿ya es tu chica?
. - está perdidamente enamorada de mí y no sé por qué.
. - ni yo tampoco –dijo ella saliendo del baño-.
Al rato salí yo también y en mi habitación, me vestí. Cuando volví a salir, ella estaba haciendo café y me dio una taza.
. - gracias.
. - que tengamos diferencias de pareceres, no quita para que compartamos todo lo de la casa.
. - ¿todo?, ¿todo?
. - eso no.
. - ya me parecía a mí. Oye, ¿para cuándo mi cuadro?
. - esta tarde, cuando terminen las clases, te haré unas fotos y ya luego no tendrás que estar de modelo más veces. A no ser que te guste lo de ser modelo.
. - más bien no, porque no te refieres a esos chicos y chicas que se ponen en medio de varios pintores y cada uno pinta como ve al modelo, ¿a qué no?
. - exacto.
. - oye, solo vi cuadros de chicos y chicas desnudas. A mí no vas a pintarme desnudo, ¿verdad?
. - es lo que pinto, desnudos de hombres y mujeres.
. - ah, no. De eso nada. Yo había pensado que me pintaras de manera que pudiera estar el cuadro junto a mi diploma de arquitecto y de empresariales. Un desnudo no caza mucho en mi oficina.
. - pues te jorobas, no pinto a nadie con ropa.
. - serás cabrona. ¿Por qué no me lo dijiste cuando hicimos el trato?
. - no me lo preguntaste. ¿Entonces no te hago el cuadro?, trabajo que me ahorro.
. - de eso nada. Yo hice mi trabajo y tú harás el tuyo. Me lo haces, pero sin que enseñe el pito y los huevos.
. - Entonces no tiene su gracia –sonrió la cabrona-.
. - oye, que son mis huevos y mi pito y no voy a exponerlo en mi oficina a la vista de todo el mundo. Hazlo como…, no sé…, como si fuera un cuadro para todos los públicos. ¿Puedes hacerlo?
. - te los puedo tapar con algo.
. - eso estaría bien. ¿En qué habías pensado?
. - unas ramas de olivo, ¿quizás?
. - no, que parecería Adán antes de que Eva se comiera la manzana.
Anika se echó a reír. Tenía una risa cantarina, bonita de verdad.
. - es la primera vez que te oigo reír y me gusta como pones esa carita tuya al reír.
. - gracias por el cumplido, pero tú no me has dado pie para reírme desde que estás aquí.
. - porque no me conoces aún. Cuando se me trata, gano enteros.
. - bueno, déjate de rollos, que tengo que ir a clase. ¿Qué te pongo delante de los huevos?
. - pero que poco romántica eres, chica. Mira, se me ha ocurrido que podías ponerle un tocho así de gordo tapándome los genitales, donde en la solapa ponga por título “el arquitecto de hoy”. Estaría bien. Y si el título no quedara bien, más adelante, me lo podías cambiar por otro más adecuado.
. - vale, un libro en los cataplines. No vengas tarde, antes empiezo, antes acabo.
. - pero que fina es mi niña. Te daría un beso, pero me lo tiene prohibido mi compañera de piso –dije sonriendo y levantándome de la mesa para coger unas cosas y largarme-.
. - puedes hacerlo –oí a mi espalda-.
. - ¿el qué?
. - darme ese beso. No es un polvo, que conste.
. - no, desde luego que no es un polvo –me llegué hasta ella y cerrando sus ojos, puso los labios para ser besados. Para joderla, le besé en la frente y me largué. Se quedó de piedra y yo riendo la gracia para que me oyera-.
. - serás cabrón –oí que decía-.
De camino a las aulas, me interceptó Víctor con disimulo. Me pasó un sobre que me guardé bajo el brazo y continué. Antes de llegar a mi destino, leí las dos cuartillas. Eran referentes a las andanzas financieras y no financieras de mi amigo Echevarría, el padre de Marisol. Seguía perdiendo dinero con sus obras y la cosa no tenía visos de parar. La crisis estaba haciendo meya en su empresa constructora. Me llegué a una papelera y rompí en mil pedazos las dos cuartillas. Luego me metí en el edificio al que iba.
. - Hola, hola. –oigo una voz conocida. Me giro y veo a Carlota sonriendo con un gorro con la visera al revés-.
. – hola guapa. ¿No tienes que ir a clase?
. - huelga de profesores.
. - ¿el primer día de clase?
. - claro, es una huelga general. Universidades, institutos y demás colegios. No quieren empezar hasta que no les paguen no sé qué atrasos que les debe el gobierno.
. - pues espero que los míos no hagan lo mismo o lo tengo crudo.
. – esta universidad, también, ¿no ves muchos alumnos fuera de las aulas a esta hora tan cercana de empezar las clases?
. - ahora que lo dices, sí. Venía con la cabeza en otra parte.
Me fijé que venía con una blusa preciosa e iba enseñando sus pechitos deliciosos, pero para mi gusto, enseñaba demasiado.
. - se te ven los pezones. ¿Por qué no te abotonas un poco? No quieras ser lo que no eres.
. - ¿acaso no te gustan mis pechos?, los enseño en tu honor. Dejé en casa el sostén y vine a buscarte para enseñártelos. Soy una chica guapa, ¿no es verdad?
. - no te digo que no, pero si insinúas, más que enseñas, estarás más guapa a ojos de los chicos.
. - ¿incluso de tus ojos?
. - incluso de los míos. No soy de piedra, ¿sabes?
. - te la he puesto dura, ¿eh?
. - Carlota, Carlota. No hables así. ¿Por qué dices esas cosas?, estoy seguro de que no eres lo que quieres aparentar. Si te oyen hablar así, van a pensar que eres una chica fácil. ¿Eres una chica fácil, Carlota?
. - para nada. Bueno, para ti, sí. Anoche no pude dormir por tu culpa.
. - ¿por mi culpa?, ¿Hice algo para hacer que te sintieras así? No me sobrepasé contigo.
. - precisamente. No hiciste nada.
. - ¿y qué querías que hiciera, si puede saberse? –aunque ya sabía por dónde iba aquella cabrona de ojos preciosos-.
. - no sé, ¿meterme mano?
. - si te meto mano, tu padre me capa. Quedé que cuidaría de ti, no que abusaría de ti.
. - no abusarías de mi porque yo quiero que me metas mano. Eres el tío más guapo que he conocido.
. - gracias por el cumplido, Carlota, pero no te convengo.
. - mira que eres tonto. Además, papá si sabe que eres bueno conmigo, hace la vista gorda y no te capa.
. - pero me deja lisiado de por vida.
. - papá no es de esos. Desde que mamá murió, estamos más unidos que nunca y sé su secreto.
. - Carlota, no sé si quiero saber el secreto de tu padre, ya tengo bastante con mis cosas.
. - hola, ¿no entras, Salvador? –era Anika-.
. - ya tú ves. Parece que hay huelga de profes.
. - ¿el primer día?, joder.
. - esa lengua.
. - perdona. ¿No me presentas a tu amiga?
. - no es mi amiga. Es mi amiga Carlota Casiragui-.
. - ¿la princesa de Mónaco?
. - no le hagas caso, ni de lejos soy esa princesa. Me llamo Carlota Bermúdez. ¿Eres su novia?
. - no, que va. Soy su compañera de piso.
. - mejor, así no me lo quitas –dijo ella muy seria-.
. - oye, Carlota. No inventes.
. - porque tú no quieres, que si no…
. - ¿tú no serás la chica que corre con Salvador por las mañanas?
. - sí, ¿te ha hablado de mí? –dijo contenta de que hablara de ella, aunque fuera mal-. ¿Qué te ha dicho de mí?, ¿que soy su novia?
. - oye, que estoy delante vuestra. Y no sigas inventando, Carlota, leñe.
. - dice que le ayudas a entrenar para correr la mini-maratón.
. - sí, es verdad. Es un verdadero negado. Le estoy enseñando todo lo que sé.
. - ¿no será lo que leíste en el libro que me dejaste?
. - no le hagas caso. A veces tiene alzhéimer –dijo riendo-.
. - vaya, parecéis dos enamorados. Os peleáis igual.
. - lo que yo decía. Está loquito por mí –dijo levantándose los pechos, como si fueran a levantárseles los limones que guardaba bajo la blusa-.
. - lo que te dije, Anika. Está locamente enamorada de mí y encima le falta un tornillo. ¿Qué voy a hacer contigo, Carlota?
. - no puedo decírtelo, hay testigos –dijo mirando a Anika-.
. - ya me imagino qué es. Pero mejor no lo digas. Oye, por cierto, Anika también quiere correr en la carrera. ¿Dejamos que corra junto a nosotros?
. - no sé, ¿los dos solos no sería mejor?, ya sabes, por si decides besarme y meterme mano.
. - mira, precisamente para que no me dé por ahí, será mejor tener a una carabina con nosotros. Así tu padre no me los corta si te meto mano.
. - pero qué pesado. Que papá es…, no, nada. Bueno, vale, pero Salvador es mío, ¿eh, Anita?
. - todo tuyo y es Anika, con k de kilo –dijo sonriendo mientras me miraba-.
. - así me gusta, ya sabes, nada de mirarle el culo a ani…, ani…
. - Anika.
. - eso, Anika con k de kilo. Solo me lo puedes mirar a mí.
. - la leche que me han dado. Ahora son dos contra uno. Estoy en desventaja con vosotras dos.
. - porque quieres –dijo de repente Anika, que cambió rápidamente la vista hacia otro lado-.
. - uy, yuyui, que ésta también está enamorada de ti, Salvador.
. - solo me faltaba eso. Voy a informarme de si habrá o no clases. No tengo ganas de pasarme toda la mañana aquí como un pasmarote. Esperadme, chicas. Vuelvo enseguida.
El profe de una de mis asignaturas entró como una exhalación al edificio. Le caí detrás y fui a alcanzarlo cuando se metía en el baño de profes. Entré, igualmente.
. - profesor Román, buenos días.
. - coño, Salvador. Ya no respetáis ni los baños de los profesores –afirmó y no preguntó más-.
. - ya me voy, profesor. Quiero saber si hay clases o están en huelga como dicen fuera.
Con la minga fuera y meando, se giró con desgana.
. - hoy no habrá clases, mañana ya veremos si aceptan nuestras propuestas para que nos paguen lo que nos deben. ¿Algo más?, déjame mear en paz, joder.
. - siga meando, profesor. Volveré mañana y como dice usted, ya veremos.
. - sí, ya veremos.
Me fui y volví a salir, allí no hacía nada. Las chicas seguían donde las dejé, hablaban entre ellas.
. - ¿y si lo compartimos?
. - tú no puedes darle lo que yo, no seas tonta Carlota.
. - y tú qué sabes lo que yo le puedo o no darle. Entre más buenas estamos, más se privan por una. Calla, ahí viene mi novio.
Anika sonrió y no sabía por qué, si odiaba aquel tío que venía por ahí, mira que hacerla desnudar…
. - nos largamos, hoy no hay clases. Os invito a la playa.
. - ¿a mí también? –dijo Anika-.
. - claro, a las dos. Conozco una playa nudista que, seguro que hoy no hay ni Dios, además, ya se acabó el verano. ¿Quién se apunta?
. - yo voy. Yo voy –saltó Carlota, cogiéndome del brazo-.
. - ¿te dejará tu padre ir a una playa nudista?
. - solo le diré que no tenemos clases y que iré con unos amigos a la playa, nada más.
. - te las sabes todas, chica. Pero cuando se entere el viejo, yo no sé nada. Ni me nombres.
. - por mí no sabrá nada.
. - ¿te apuntas Anika?
. - sí, yo también iré.
. - sabéis lo que es una playa nudista, ¿no? –pregunté-.
. - todo el mundo en pelotas, ¿a qué sí? –dijo riendo la cabrona de Carlota-.
. - exacto. Anika, puedes aprovechar e ir haciéndome el cuadro. Ya puestos…
. - pensaba hacerte unas fotos y desde ahí, hacer el cuadro.
. - ¿prefieres una foto que tenerme al natural?, ¿qué pintora eres tú?
. - prefiero un modelo vivo, claro que sí. Creí que no querías posar, eso me dijiste.
. - no tenía ganas, la verdad. Pero lo he pensado y será mejor que haga de tal, pues si me fotografías, eres capaz de meter las fotos en internet y desgraciarme la vida.
. - yo no haría tal cosa, Salvador.
. - ¿ya no te acuerdas de que querías sacarme los ojos?
. - Anika, ¿por qué querías sacarle los ojos a mi novio Salvador? –saltó Carlota-.
. - son cosas nuestras, Carlota. Déjalo estar –dije para que Anika no tuviera que responderle-.
. - como quieras, serás el modelo de mi cuadro, pero así tardaré más tiempo.
. - no tengo prisa, con que esté para cuando logre el diploma de arquitecto, me aguantaré.
Ya con la playa a la vista…
. - ésa es, y cómo veis, no hay un alma. Vamos a estar solitos los tres –informé a las dos chicas. En un momento nos avituallamos de alimentos, sombrillas y cremas. Solo faltaba que un par de nubes cabronas a lo lejos no nos taparan el sol-.
Anika llevaba el material necesario para el cuadro, ayudada por la cabrona de Carlota. Con una llamada a Víctor, le informé que se mantuvieran lejos, no quería que las chicas se asustaran, creyendo que las vigilaban a ellas. Este Víctor se estaba portando muy bien conmigo, también el resto de chicos. Tendría que hacer una fiesta culera con el equipo. Había que tenerles alto el ánimo, sobre todo el ánimo …
Planté las sombrillas. El viento no atacaba por tener una pared de rocas a nuestro lado. Las toallas de metro y medio fueron colocadas, el sol cascaba. Ayudé a Anika a colocar sus cosas.
. - deja un poco de espacio entre el atril y donde te vayas a poner tú. Necesito perspectiva -me dijo la pintora de brocha gorda-.
. - tú mandas, eres la experta.
Una vez todo en su sitio, me desnudé, las chicas esperaban a que yo lo hiciera primero y no me importó. Cuando me saqué el slip, mi polla saltó como un resorte.
. - Dios, que cosa más bonita –dijo Carlota que no despegaba sus ojos de mi rabo-.
. - te vas a quedar bizca, tía. Venga, desnudaros, necesito que alguien me dé crema –sonreí-.
La más rápida, como no, fue Carlota, que apenas llevaba el bikini y poco más. Una vez desnuda, silbé. Era una hembra que estaba para mojar con pan. Los pechitos eran pequeños, pero macizos. Aquellos limones debían estar bien sabrosos comérmelos. Su vagina, una pezuña de camello perfecta y sin un pelo de tonta, pues se había afeitado recientemente, seguramente anoche, sin ir más lejos, pues aún se le notaba la blancura allí donde antes había pelos-.
. - ¿cómo estoy de buena?, dijo dándose la vuelta para que la viera bien-.
. - estás para mojar con pan y no acabar nunca.
. - eso me gusta. Te voy a dar la crema solar yo ahora y después me la das tú a mí. ¿De acuerdo?
. - muy de acuerdo. Has ganado en rapidez a Anika, que todavía siguen sin desnudarse.
. - no tengo prisa.
. - venga, mujer. Que es una playa nudista.
Tragó saliva y de mala gana, se desnudó. Cogió aire y sonrió. Se dio la vuelta.
. - ¿qué dices de este cuerpazo, Carlota?, apenas tienes tetas. Yo tengo tetas y culo.
. - ya será menos. Tú no tienes esto –dijo cogiéndome el rabo con una mano y echándome la crema con el otro- jódete cabrona -añadió-.
Carlota se empleó a fondo con mi polla. Aquello no era echarme crema, me estaba haciendo una paja en toda regla.
. - Carlota, deja ya esa parte de mi cuerpo, que da la casualidad de que es la más bronceada que tengo. Si sigues así, vas a hacer que me corra.
. - ¿y no te gustaría?
. - no seas cabrona y échame por el resto del cuerpo.
. - vale, pero no me importa, ¿sabes?
. - a mí sí, anda, no sigas dándole celos a Anika-.
. - que te he oído y me importa una mierda que te haga una paja o no.
. - ¿lo ves?, a ella no le importa.
. - pero a mí sí –le cogí la mano y se la llevé a mi pecho. La chica esta vez me extendió la crema por todo el cuerpo, cara inclusive. Luego me di la vuelta y literalmente, me metió el dedo en el culo lleno de crema-.
. - ¿te gusta? –dijo sonriendo y algo ruborizada, pues eso de meterle a uno el dedo en el culo no lo había hecho nunca-.
. - sí, me gusta. Continúa, Carlota.
Me embadurnó de crema el resto de la espalda, cuello incluido. Luego que acabó, se tendió de espaldas y se abrió bien de piernas.
. - ahora me toca a mí disfrutar.
. - ¿disfrutar dices? –dije inocentemente-.
. - no te hagas el tonto. Hazme disfrutar, seguro que sabes cómo hacer que una mujer disfrute con tus manos.
. - ¿tú qué dices, Anika?
. - será mejor que lo hagas o no va dejarte en paz en toda la mañana.
. - yo creo que estáis conchabadas las dos.
. - de eso nada –dijo Anika-.
Sonreí y me eché la crema en la mano. Empezando por su cara. No tenía prisa y lo hacía despacio, hasta el punto de que Carlota se orgasmeó vibrando todo su cuerpo.
. - ¿qué ha sido eso?
. - nada, que me he corrido de gusto. Sigue, sigue.
. - oye, ¿cuántos chicos te han dado crema alguna vez?
. - alguno.
. - ¿y cuantos te han metido mano?
. - alguno que otro, pero no desnuda como estoy ahora.
. - sabes que eres una calienta…
. - no lo digas, Salvador –dijo Anika-.
. - sí, perdonad las dos. Me he pasado y para que me perdones… -le di sendos besos en cada pezón-.
. - estas perdonado si vuelves a besármelos, pero más tiempo.
. - ¿así? –me incliné y disfruté besando aquellos pechitos limoneros que me cabían en mi boca. Mi lengua la hizo vibrar de nuevo varias veces-.
. - sigue, sigue, no pares.
. - déjate de coña. –continué, pero dándole crema al resto de su cuerpo.
Cuando llegué a su vagina, sus orgasmos eran como si fuera una ametralladora. Se revolcaba con cada uno de ellos que le venía encima. Sobre todo, porque le había metido un par de dedos allí donde el placer era más intenso, en su clítoris.
. - Dios, qué bueno. Salvador, métemela por favor.
. - ni de coña. Date la vuelta.
. - ah, te gusta más por detrás. Vale, métemela, pero con cuidado.
. - esta chica delira, Anika.
. - ¿pero a que te gustaría?
. - no seas bestia, Anika, que soy un caballero.
. - lo siento, me he pasado.
. - sí, cuatro pueblos.
. - sois unos aguafiestas. Si se lo hubiera dicho a mi amigo Julio, no hubiera dudado en metérmela por los dos lados.
. - pues que tu amigo Julio disfrute. No es solo meterla, hay que saber meterla y si se hace a lo loco, quien lo va a pagar eres tú, mayormente. Lista, ya estás toda embadurnada de crema antisolar.
. - pues métemela como hay que meterla. Yo quiero que me la metas. Quiero que me desvirgues.
. - lo siento, pero no. Te toca, Anika.
. - ¿el qué me toca?
. - darte crema.
. - para eso me basto yo sola.
. - como quieras. Cógela –y se la tiré. La cogió al vuelo y se dio crema sentada por todo su cuerpo. A ella sí que se la metía allí mismo.
Me tendí un rato para disfrutar del día antes de que las nubes taparan el sol. Carlota se tendió junto a mí y de lado. Me cogió el rabo, Anika no perdía detalle. No me disgustaba que jugara con mi polla, al contrario. Solo esperaba que no me hiciera correr, al menos no así.
. - ¿te gusta? –dijo mientras me pajeaba lentamente-.
. - ya lo creo, muñeca.
. - no me llames muñeca. Soy toda una mujer.
. - no, en todo caso, una señorita y las señoritas no le cogen a uno el rabo y se ponen a pajeárselo.
. - pero sí las novias de los novios.
. - tú no eres mi novia –dije poniendo los brazos detrás de mi cabeza– pero puedes seguir jugando con mi rabo, pero más lento, no quiero correrme-.
. - ¿puedo chupártela un poquito?
. - Carlota, ya está bien. Más pareces una puta, que otra cosa –saltó Anika, que ya estaba de los nervios-.
. - pura envidia.
. - eso lo puedo hacer yo también y no presumir tanto. La de rabos que me habré comido yo.
. - serás mentirosa –dijo Carlota. Me hacía gracia como las dos chicas se peleaban por mí-.
. - ah, ¿no?
Anika se vino hacia nosotros y poniéndose al otro lado, le apartó la mano a Carlota, se inclinó y se metió mi polla en su boca, comenzándomela a mamar a toda mecha. La cosa degeneró, pues mientras Carlota la abroncaba diciendo que eso no podía hacerlo, como si mi polla fuera suya. En eso que no aguanté más y exploté en la boca de Anika, que cogiéndola desprevenida, se atragantó, apartando la boca rápidamente de mi polla. Carlota aprovechó para sustituirla en mi polla y se la tragó también, mamándomela hasta que poco a poco fue mermando mi erección, quedando en nada.
. - joder, chicas. Prácticamente, me habéis violado la polla.
Anika seguía tosiendo y Carlota se pasaba la lengua por los labios tragando el semen que había podido tomarse. Sonrió la jodida.
. - y luego dice que se ha tragado no sé cuántas pollas. Seguro que es la primera. Yo es la segunda, aunque no terminé la primera, pues casi me arrojo encima de los huevos de Julio.
. - eso sí que hubiera estado buena, encima de que no terminas, le echases la pota encima de los huevos.
. - no te rías, lo pasé muy mal.
. - lo siento. Bueno, chicas ya lo habéis conseguido. Me habéis sacado la leche, ¿no es así Anika?
. - sin comentario –y tosió-.
. - yo sí, aunque me hubiera gustado que te corrieras en mi boca. Pero esta cabrona se me adelantó -dijo Carlota-.
. - tranquila, en compensación, volverás a probarla antes de que nos vayamos, ya puestos, por una mamada más no vas a echarte más a perder de lo que ya estás.
. - no sé si me ha gustado eso que has dicho, pero como seré yo la siguiente en mamártela, te perdono, aunque no sé el qué –dijo Carlota- ¿quién se viene conmigo a la playa?
. - yo voy a broncearme un poco, porque ¿para qué si no, me has puesto la crema antisolar? -dije-.
. - como quieras, mi amor –salió corriendo hacia el agua, lanzándose sobre una de las olas que llegaba-.
Me tendí y observé a Anika.
. - ¿por qué lo has hecho, Anika?
. - esa mocosa ya me estaba sacando de mis casillas. Perdona, no suelo hacer estas cosas.
. - yo me alegro. Un poco rápida para mí gusto, pero me alegro. Anika, ¿qué te han hecho los hombres para que los odies tanto?
. - no quiero hablar de ello.
. - como quieras. Cuando lo desees, estoy dispuesto a oírte. Ahora tiéndete un rato y broncéate un poco y deja que esa loca esté en el agua bien lejos de nosotros.
. - ¿te gusta esa cabrona?
. - la verdad es que prometí a su padre cuidar de ella, pero me lo está poniendo muy difícil y ahora que me ha mamado la polla, más todavía. No sé qué hacer con ella, Anika. En el fondo, me da pena, pero otras veces me dan ganas de meterla bajo el agua un buen rato.
. - eso es lo que me pasó a mi hace un momento. Por eso te hice la felación.
. - mamada, llámala mamada. Felación suena hasta obsceno. O más bien, violación. Si lo llego a hacer yo contigo, ¿tú que hubieras dicho de mí?, que era un violador, estoy seguro.
. - ya te pedí perdón.
. - cuando te viole, ya te pediré perdón después.
. - ¿me vas a violar?
. - no, Anika. Estoy hablando de lo que me has hecho tú. Yo no soy capaz, antes me pegaría un tiro.
. - lo sé.
. - ¿cómo lo sabes, si ni yo mismo no lo tengo claro?
. - no eres de esos que…
. - ¿de esos qué?
. - que te engatusan, te violan y te dejan abandonada en un callejón de mala muerte.
. - ¿es lo que te pasó?
Por toda respuesta, Anika se echó a llorar en silencio. Me alcé y la atraje contra mi pecho. Sus lágrimas eran serenas.
. - lo siento, no debí hacerte revivir el pasado.
. - no tienes la culpa, más bien es mía. Te hice lo que me hicieron a mí. Soy como el que me violó, una puta violadora.
. - no llores, te perdono. Además, me ha gustado.
. - dijiste que fui demasiada rápida. Lo hice para hacerte daño.
. - no importa, si hubiera otra próxima vez, lo harás como debe ser y si no, no pasa nada. Tiéndete un poco y broncea esos pechos tan bonitos que tienes. Parecen dos faros que deslumbran nada más mirarlos.
Conseguí que sonriera, que era lo que quería. Me tendí y ella también.
. - fíjate en esa nube, ¿a qué se parece?
. - ni idea.
. - a una pezuña de camello. ¿Y quién tiene una?
. - ¿la cabrona de Carlota?
. - ni más, ni menos.
Los dos reímos.
. - y la mía, ¿cómo es?
. - tú tienes una vulva como Dios manda, preciosa. Una pena que tenga una banderita que pone prohibido el paso .
. - ¿te gustaría probarla?
. - no podría.
. - ¿por qué no?
. - porque luego no podría parar y ya sabes cómo somos los tíos, lo queremos todo o nada.
. - ¿y si yo también quisiera?
. - ¿estás segura?
. – ahora, sí.
Su cara y la mía se encontraron y nos miramos a los ojos. Sus ojos habían cambiado. Decían cosas maravillosas.
. - ¿qué hacéis, tortolitos? –Carlota se interpuso entre el sol y nosotros-.
. - no nos tapes el sol, Carlota.
. - ¿qué ibais a hacer?, ¿os ibais a dar un beso, acaso?, ¿ya me estás poniendo los cuernos, Salvador?
. - Carlota, acércate.
Lo hizo y cuando estuvo junto a nosotros, les hablé alto y claro a las dos.
. - chicas, parece que hay sintonía entre los tres. ¿No es así?, pregunto, ¿no es así, chicas?
. - sí, vale, pero ella me cae fatal –dijo Carlota-.
. - lo mismo digo, me caes como una patada en el culo -le respondió la susodicha-.
. - me gustáis las dos y no quiero desprenderme de ninguna. Quiero pasar buenos ratos con las dos, pero también os diré que no voy a casarme con ninguna, ni dejar otras cosas que tengo o tendré. Deseo que seáis buenas amigas, porque si no lo hacéis, no estaré con ninguna de las dos. Y ahora, voy a darme un baño. ¿Quién me acompaña?
Según me levanté, las dos chicas también lo hicieron y se fueron detrás de mí. Pronto estábamos jugando, donde mi polla no era dejada de lado por una calientapollas de Carlota. Anika, más ponderada, tampoco era manca. Nos besamos entre los tres, hasta hartarnos. Luego salimos del agua.
Una vez en la arena y mientas Anika me pintaba…
. - No te muevas tanto, hombre –me decía Anika mientras daba las primeras pinceladas a la tela-.
. - díselo a ésta, que no me deja en paz el pene.
Carlota bromeaba viéndome posar con un pie en el suelo y otro arrodillado mientras miraba al horizonte. No paraba de lanzar la lengua hacia la punta de mi pene unas veces y otras hacia mis huevos.
. - Carlota, cariño, deja en paz a Salvador.
. - sois unos aguafiestas. Recuerda que es mía antes de marcharnos.
. - que sí, pesada. Me tenía que haber callado. Mira que eres pesada de verdad -dije-.
. - lo que se da, no se quita –y puso dos dedos detrás de mi cabeza, burlándose-.
Anika meneó la cabeza como si aquella chica no tuviera solución. Cuando al fin conseguimos que dejara de tocarme el pito y de burlarse, se tendió entre los dos y abriéndose de piernas, empezó a jugar con su clítoris. Anika y yo sonreímos, ¿que podíamos hacer si no?, así Anika pudo continuar. Aunque no quería, su vagina se mojaba cantidad y no solo viendo a Carlota pajeándose, que también, sino en la noche que llegaría, pues pensaba entregarse en cuerpo y alma a este desconocido llamado Salvador Morales.
. - no tan deprisa, con delicadeza. Hazme disfrutar a mí también. Así, sigue así. Muy bien. Ahora vete a los huevos y con cuidado, los besas y te los metes en la boca, pero sin violencia, que duelen un huevo –reí- así…, así…, sigue un poco más. Ahora recorre el pene hasta llegar a la punta y trágatelo todo. Usa tu lengua para pasarla por la punta mientras lo tienes dentro. Así…, oh..., Dios mío…, qué gusto. Sigue…, sigue.... Oh…, aaahhh…, me corro…, me corro… –y me corrí-.
Me vacié en la boca de una chupadora de pollas fenomenal. Si lo hacía así siempre, tendría la vida resuelta en cuanto a mamadas se tratase- trágatela toda. No dejes ni gota.
. - Vuelve a chupármela hasta dejarla seca. Oh, sí…-
Se salió y con un dedo, se metió semen que había escapado.
. - ¿qué tal lo he hecho? -pregunto Carlota-.
. - muy bien, pero la próxima vez trata con más cuidado los huevos. Duelen cantidad cuando no los tratas bien. Ahí tienes que procurar no hacerme daño.
. - la próxima vez seré más cuidadosa. Joder, mi primera mamada completa a un chico. Cuando lo cuente…
. - ¿qué coño vas a contar?, ni se te ocurra. Lo que pase entre nosotros, se queda entre nosotros, majadera.
. - era una broma, tonto. Si lo digo, ya no podré seguir haciéndolo y eso no me gustará nada –dijo tragándose de nuevo mi polla flácida. Vibré un segundo otra vez. Luego la dejó morirse en paz-.
. - tenderos las dos en las toallas, chicas.
. - ¿qué vas a hacer? –quiso saber Carlota-.
. - no preguntes y hazlo, tonta –dijo Anika-.
Ambas se tendieron y Anika levantó las rodillas y separó las piernas, levantando la vagina. Carlota la imitó, sonriendo. Me metí entre las piernas de Anika y allí metí mi boca. Mi lengua pronto la hizo vibrar de pura pasión. Al mismo tiempo que me comía el chumino de la primera, metía un par de dedos en la vagina de la segunda, Carlota. Luego cambié el chumino a comerme y los dedos también.
Cuando las tenía bien corridas, avancé hacia sus pechos y los disfruté un rato cada uno. Cuando me comí las dos bocas, pasé finalmente a sus vaginas de nuevo, que soltaban líquidos de primera calidad. Fue un subidón de jugos los que me tomé de ambas chicas. Anika se escapó que tuviera la polla flácida, pues no podía esperar a la noche, que si no…
. – lárgate ya –le dije a Carlota, lejos de la puerta de su casa para que no nos viera llegar su viejo si estaba mirando hacia afuera-.
. - lo he pasado de puta madre. ¿Cuándo lo repetimos?
. - no tengas prisa. Nos vemos mañana a las 6.
La chica, desde atrás del vehículo, se metió entre los dos sillones y me buscó y encontró mis labios. Nos besamos como si fuéramos los amantes de Teruel.
. - anda, vete, preciosa
. - no me voy a lavar en tres días.
. - serás guarra. Te quiero mañana oliendo a perfume.
. - ¿dónde quiere que me lo eche?
. - elige tu misma el sitio –sonreí-.
. - no hagas con Salvador lo que yo no haría, Anika.
. - pues te jodes. Esta noche vamos a follar como locos toda la noche –acabó diciendo Anika-.
. - serás cabrona. Y encima me lo restriegas en la cara. ¿Has visto, Salvador?, te quiere toda para ella.
. - no empieces de nuevo, Carlota. Ya has tenido lo tuyo, ¿no es así?
. - sí, pero…
. - nada de peros. Y tranquila, cada vez recibirás más.
. - ¿de verdad?
. - verdad de la buena. Lárgate ya, pesada. No puedo irme hasta que no te vea entrar en tu casa.
. - ¿sabes que me acabo de correr encima?
. - una palabra más y no vengo mañana a buscarte.
Sonriendo, puso dos dedos como diciendo que tenía la boca cerrada. Se marchó por fin. Cuando la vi entrar en su casa, nos largamos.
. - por fin, qué cruz con esta chica –dije-.
. - ¿te gusta verdad?
. - ¿cómo no va a gustarme?, ni que estuviera loco.
. - has hecho bien en no penetrarla en la playa, no es el mejor sitio, por si hay problemas.
. - lo sé. Cuando crezca y no hablo de años, sino de mentalidad, ese día será feliz, pero me temo que todavía le falta mucho para que acabe de espabilar. ¿Regresamos a casa o comemos algo por ahí?, son las seis de la tarde.
. - me gustaría ir contigo a un bonito restaurante, pero me temo que olemos tan mal como esa cabrona de Carlota. Además, yo también me he corrido hace poco.
. - vaya. ¿Quieres que use mi lengua para limpiarte un poco?
. - ¿lo harías por mí?
. - por ti y por mí también –sonreí-.
. - te lo agradezco, pero mejor no y no es que no quiera que me comas de nuevo el coño, pero será preferible que nos demos una buena ducha juntos y después, podemos salir a comer fuera.
. - sí, será lo mejor.
. - ¿conoces un sitio tranquillo dónde comer?
. - sí, conozco el sitio ideal para ello-.
Llegamos a casa y directamente nos metimos en la ducha y nos dimos un buen magreo, pues no quería usar mi herramienta hasta que volviéramos de comer fuera. Luego nos vestimos, ya sin pudor de estar ambos desnudos el uno junto al otro. Una vez bien guapos, nos encaminamos hacia el restaurante donde cierta princesa casi fue secuestrada o peor aún, defenestrada. Cuando el dueño del local me reconoció, me costó hacerle entender que no dijera nada. Cuando al fin lo entendió, Anika ya estaba con la mosca tras la oreja.
. - ¿qué le pasaba al camarero?
. - es el dueño. Es un poco duro de mollera. Le tengo dicho que se haga el loco cada vez que vengo con una dama diferente.
. - ¿con cuántas has venido a este restaurante?
. - este es el quinto año que llevo estudiando en la universidad. Saca cuentas.
. - ¿estás de broma? –dijo ella alarmada-.
. - sí, un poco. No me hagas caso. ¿Sabes?, yo siempre como lo mismo, porque es mi plato favorito desde que vine por primera vez a este restaurante. Sopa de pollo con mariscos, refresco y pan.
. - yo comeré lo mismo.
Le hice señas al camarero-dueño que venía hacia nosotros a tomarnos nota.
. - dos de lo de siempre, por favor.
. - marchando dos de sopa de pollo con mariscos, refresco y pan.
El restaurante estaba como nuevo después de la remodelación debida a que había quedado hecho un colador con tantos disparos la otra vez. Me dio pena de perder mi restaurante favorito y le pagué la reparación al dueño del local. Cuando le di el talón, casi se mea encima, no sabiendo por qué lo hacía. Solo le dije que porque podía. También le hice prometer, que siempre me cobraría lo que comiera, pues no quería alertar a mis acompañantes de que el dinero no era problema para mí, me gustaba demasiado el anonimato como para joderla con tonterías.
Esta vez Víctor había obligado a los chicos que me escoltaran dentro del restaurante y no quedarse fuera en los autos. Eso sí, comían hasta hartarse, cosa que me alegraba. A Víctor no le hacía mucha gracia que comiera en el mismo restaurante donde casi la palmo, aunque fuera por accidente. Pero donde manda patrón, no manda marinero. Cuando los platos estuvieron en la mesa, Anika sonrió.
. - huele que alimenta –dijo oliendo el plato y era verdad. Solo con olerlo ya se podía uno morir tranquilo-.
. - no tengas prisa en comer. Disfrútalo, entra aún mejor.
La comida fue agradable con una Anika bien guapa para la ocasión. Cada vez ganaba más enteros. Ella si era toda una mujer y se comportaba como lo que era, una dama. Estuvimos alrededor de una hora en el restaurante. No teníamos prisa, sobre todo porque no volaban las balas encima de nuestras cabezas. Todo estaba tranquilo, como debía ser.
. - ¿has acabado? –pregunté-.
. - sí. Ya nos podemos ir.
. - perfecto. Pago y nos vamos.
. - yo pongo la mitad. He comido la mitad.
. - de eso nada. Yo te invité y yo pago. Cuando lo hagas tú, tú pagas.
. - vale, como quieras –sonrió, cerrando el bolso-.
La distancia desde el salón de la televisión hasta su dormitorio fue largo, muy largo. Nuestros labios pegados, hacía difícil el tránsito. Cuando llegamos a su cama, continuamos besándonos aun encima de ella sin pensar en nada más que en darle placer a la otra parte. Poco a poco uno desvestía al otro, hasta quedar desnudos. Como pudimos, apartamos la manta y la echamos fuera de la cama.
Todo mi cuerpo pronto fue besado por unos labios ávidos de algo más que un simple polvo, ella quería algo más y yo también. No la penetré hasta que llevábamos un largo espacio de tiempo besándonos cada rincón de nuestros cuerpos. Al sentirme dentro de ella, lo hice con delicadeza, pensando en lo que le había pasado en cierto callejón.
Se me entregó, y yo a ella. Fue una total entrega por partida doble. Nunca hasta ahora y había estado con muchas mujeres y muchos hombres también, había sentido cómo una persona, desconocida bien hacía poco, lo daba todo para que algo como la unión de dos personas, perdurara en el tiempo y no fuera algo pasajero de una noche de otoño cualquiera.
El frenesí del momento me hizo olvidar que no llevaba condón como la mayoría de las veces, estúpido de mí. Un sexto sentido me lo recordó y saliéndome, rápidamente me fui hacia donde quería descargar, sus hermosos pechos. Allí desparramé mi semen que ella extendió con sus dedos por ambas aureolas, pezones incluidos, para luego y mientras yo me metía entre sus piernas para disfrutar del mejor zumo del momento, tragarse mi corrida poco a poco.
Solo cuando no encontré más zumo vaginal, entregué lo que quedaba de mi chorreante pene para que se deleitase dejándomela sin fluidos seminales dentro y fuera de ella. Fue algo anormal en mi historial sexual, pues no recordaba una entrega tan grande por su parte. Yo me incluyo también, pues viendo sus deseos de complacerme, hizo que yo me entregara en cuerpo y alma a ella para que también disfrutara de una noche, la primera de muchas, que recordara para siempre.
. - gracias –dijo mirando al techo, yo hacía lo mismo a su lado-.
. - gracias a ti. He disfrutado y no siempre he disfrutado al hacerlo, créeme.
. - has hecho que me sintiera bien y eso te lo agradezco. Había aborrecido el volver a tener una relación un día con un hombre después de lo que me pasó, pero tú has hecho que vuelva a tener esperanzas de poder olvidar el pasado. Al menos, intentarlo.
. - si no es conmigo, será con otro, pero acabarás olvidándolo o al menos, meterlo en un lugar de tu memoria donde ya no te haga daño.
. - eso espero. ¿Por qué no me has penetrado por mi ano? Habías dicho que lo harías.
. - lo sé, pero pensé en mi pareja de esta noche y no quise que sufriera en absoluto y sé que sufrirás, pues es normal que duela y mucho. Ya habrá tiempo para todo, no hay prisa. ¿Te he hecho daño en la vagina?, hasta pensé en no penetrarte ni siquiera por ahí pensando en aquello que te pasó.
. - no, lo has hecho muy bien. Has hecho que me olvidara de la violación, pues veía en tus ojos que deseabas que disfrutara tanto como tú y a fe mía, que lo conseguiste –dijo girándose y besándome los labios. Fue un beso diferente. Mis labios lo distinguieron del resto de besos, pero mi cerebro aun no podía discernir en qué se diferenciaba, pero se diferenciaba y mucho. Sus ojos hablaban por los codos, pero no podía oír las palabras que salían de ellos-.
Al día siguiente…
. - ¿estás viendo lo que yo, Anika?
. - me temo que sí, Salvador.
A la condenada Carlota la recogimos en la puerta de su casa, para después los tres marchar al trote hasta nuestro lugar de carreras, la misma donde se iba a celebrar el mini-maratón. Cuando doblamos la primera esquina y dejamos su casa fuera de nuestra vista, nos mandó parar. Según lo hicimos, se sacó el pantaloncito que llevaba y lo guardó bajo unos setos, seguramente para recogerlos después. Lo mismo con la camiseta, pues llevaba otra debajo. Pues bien, la chica aquella tenía ahora unos pantaloncitos que eran una segunda piel y su trasero y su delantera se mostraban como si no tuviera nada puesto. Tres cuartas partes de lo mismo con la camiseta casi traslúcida que se había dejado, pues sus pechitos se pegaban como una segunda piel también.
. - ¿vas a correr así, Carlota? –preguntó Anika-.
. - pues claro. ¿No os gusta?
. - ¿dónde crees que estamos? –dije- ¿En la playa nudista?, seguro que nos vamos a cruzar con más corredores conforme pasen los días y serás, no sé si envidiada por las otras chicas, por los chicos, seguro o todo lo contrario y te llamen de guarra para arriba ellas, y puta ellos. Ya estás cambiándote y poniéndote lo que habías traído de casa.
. - ¿Cuál?, éstos o los otros. Traje los dos juntos –dijo ella como chiste, pero maldita la gracia que nos hacía a Anika y a mí-.
. - déjate de coña marinera, Carlota. Cámbiate de inmediato o corres sola. Joder, si pareces que vayas desnuda y no es que me disguste verte desnuda, pero no quiero que los demás te vean de esa guisa y vayan con el cuento a tu padre. Entonces sí que se arma la marimorena.
. - joder, yo que quería alegrarte la vista mientras corríamos y no te gusta… –dijo poniendo cara de no haber roto un plato-.
. - estamos esperando, Carlota –dije con los brazos en jarras-.
. - vale, vale. Joder.
Sacó la ropa que había ocultado y poniéndola entre sus muslos, se sacó la camiseta, quedándose desnuda de la parte superior. Luego, como si nada, se puso la primera que se quitó. Lo mismo con el pantaloncito traslúcido, poniéndose el que salió de casa que le tapaba todo. Suerte que estábamos en una zona oscura, que, si pasa alguien, la liamos y nos jode la mañana.
. - no vuelvas a hacerlo, por favor. Hemos perdido un cuarto de hora por esta tontería tuya. ¿Ves cómo eres una niña? pues tengo que tratarte como una niña. A Anika no se le hubiese ocurrido salir a correr de esa guisa. Madura Carlota y lo tendrás todo de mí, pero si sigues así, llegaremos a un punto en que no querré tenerte cerca, pues nos pones en peligro a los demás. Imagina que viene cualquier agente y te ve desnuda ante nosotros mientras te cambias. Nos harías mucho daño y no tengo ganas de aguantar más tonterías por tu parte. Ya está bien, joder.
. - lo siento, creí que… -se echó a llorar-.
Anika fue a consolarla.
. - Salvador, no seas tan duro con ella, por favor. No volverá a hacerlo, ¿verdad, Carlota?
. - no, no lo volveré a hacer. No me dejes por favor. Me portaré como una señorita, te lo prometo.
. - eso dijiste la otra vez, pero cada vez haces algo peor que lo anterior. Coño, no voy a estar todos los días vigilándote como si fueras una niña de pecho. Lo siento, Carlota. Si vuelves a hacer algo parecido, habremos cortado y para siempre. Lo siento de verdad.
Mano de santo, Carlota a partir de aquella mañana, cambió de arriba abajo. De repente se convirtió en una señorita responsable. Hasta su padre se dio cuenta y dejó recado a su hija para que me invitara a comer a su casa al mediodía siguiente, cuando saliera de las clases, pues el hombre salía de trabajar sobre las 2 de la tarde, yo lo hacía sobre las 3. Carlota ese día tenía clases de ayuda al inglés, pues se le atascaba el puto idioma. Comería en una cafetería cercana, dejándome solo ante su padre. Según parece, quería hablar conmigo de Carlota. Se me pusieron los pelos de punta, pues esperaba otro sermón, esta vez más fuerte que el anterior, no sabiendo por donde me iba a salir.
Me arreglé el cuello de la camisa y luego pulsé el timbre. La puerta se abrió y allí estaba el padre de Carlota. Iba vestido o, mejor dicho, no iba vestido. Tenía una toalla alrededor de la cintura. Se le veía musculoso pese a sus 50 años que tenía encima, según su hija.
. - pasa y perdona que me hayas cogido así, salí más tarde de lo que tenía previsto y apenas me ha dado tiempo de darme una ducha. Enseguida me cambio.
. - no se preocupe. Estamos entre hombres. Por mí no se moleste y quédese así –pensé yo, pues si iba a darme de ostias por comerle el chumino a su hija y dejar que me la comiera día sí y día también, al menos, podría defenderme mejor y no se atrevería a salir de esa guisa a la calle detrás del que se tira a su hijita del alma, y es que desde que cambió, me la follo tanto, como me follaba a Anika. No en balde, ambas estaban rebuenas.
. - te agradezco que pienses así. Hoy hace un poco de calor y no veas el sofoco que tengo encima, pues el aire acondicionado no tira lo bien que debiera. Pero pasa, pasa al salón y hablemos un poco de Carlota. Luego me ayudas a hacer la comida preferida de ella y mía. La probarás y verás cómo te chupas los dedos.
Nos sentamos en el sofá. Uno al lado del otro. El tío tenía unos muslos de cuidado. La toalla se hizo peligrosamente corta cuando se sentó. Hasta creí verle la punta de la polla, pero no, debían ser ilusiones mías que veía pollas por todas partes. Pollas a las que meterle el diente, por supuesto, a las primeras de cambio.
. - ¿qué le ha hecho a mi niña? –soltó la primera andanada el padre-.
. - ¿cómo dice? –me hice el loco, pues no sabía por dónde iba a salirme-.
. - ¿qué le ha hecho a mi niña para que haya cambiado tanto? -joder, casi me cago encima- Antes era una niña irresponsable, ahora hasta me ayuda en la limpieza de la casa y se pone ropa que la hace aún más guapa y no esas ropas de niñas que, y que Dios me perdone, más parecía una puta, que una chica decente-.
. - es una chica que está en ese momento de cambios, entre niña y mujer. Ellas son más precoces que los chicos, todos lo sabemos, aunque hay algunas, como su hija, que tardan un poco más en esos cambios.
. - es curioso que haya ocurrido en muy poco tiempo, cuando está corriendo con usted por las mañanas. Usted ha sido sin duda quien le ha dado ese empujón que necesitaba.
. - no creo que haya sido yo, pero si es así, bienvenido sea, se lo merece. Su hija es una buena chica que está despertando a la vida.
. - desde que mi esposa nos dejó he tenido que sacar adelante yo solo a Carlota y no ha sido fácil. Y ahora que ya es una señorita, hay cosas que no me enseñaron en ninguna parte. En parte es este problema el que ha hecho pedirte que vinieras a comer.
. - no le entiendo –aunque ya veía por donde iban los tiros-.
. - que necesito ayuda con Carlota. Ya sé que no es una mujer completamente aún, que sería lo ideal, pero mi hija le ha cogido cariño, eso y que es joven e instruido, sabes más de las cosas de las mujeres de hoy que yo, que soy de otra generación. No sé si me explico.
. - estoy entendiendo algo. Desea que tenga esas charlas que toda madre tiene con sus hijas sobre esas cosas que les pasan a las mujeres, reglas, relaciones sexuales, higiene personal, etc.
. - a eso me refiero. ¿Podrías encargarte tú de informarla?
. - me temo que no soy la persona adecuada para ello, pero si conozco a una amiga que la puede instruir en esos menesteres.
. - ¿quién es?
. - una compañera de piso, que también es mi compañera sentimental. Ella tiene más información que cualquier chico.
. - entonces, ¿puedes hablar con esa chica y que ayude a mi niña en lo que pueda con esas cosas de mujeres?
. - por supuesto, hablaré con ella.
. - gracias, me has quitado un peso de encima que no me dejaba dormir.
. - no es fácil ser padre y menos, sin una compañera al lado.
. - así es. Bueno, ¿Qué te parece si ahora hacemos la comida?
. - me parece bien.
Marchamos hacia la cocina. Allí cogió un caldero mediano y lo puso con agua encima de un quemador y le prendió fuego.
. - ¿cuál es el menú? -quise saber-.
. - sopa de pollo con mariscos. Te vas a chupar los dedos.
Hay que joderse, aquel hombre también sabía hacer mi comida preferida.
. - ¿de dónde sacó la receta?
. - fue un día que fuimos mi niña y yo a un pequeño restaurante no muy lejos de aquí. Lo probamos y nos quedamos flipados del sabor que desprendía aquella sopa. Al final le pedí la receta al cocinero que fue muy amable en facilitármela. La hacemos un par de veces al mes, pues el marisco no es barato y hay que ahorrar, pero al menos dos veces al mes lo hacemos. Si quieres te apunto la receta si resulta que te gusta, pues no a todo el mundo le gusta el marisco o puede comerlo por alguna enfermedad de esas raras.
. - si me gusta, me la cede y la haré en casa.
. - perfecto. Una pregunta, Salvador. En caso de que mi niña quisiera dormir en tu casa, ¿podría ser?, ahora que esa compañera tuya la va a instruir, estaría bien que pasara tiempo con ella y contigo también, claro.
. - estaremos encantados de tenerla en casa el tiempo que quiera.
. - me lo lleva pidiendo hace días y le dije que tenía que hablarlo antes contigo.
. - sin problema. Fíjese, el agua ya está hirviendo. ¿A que huele? –le dije al padre de familia-.
. - se despista uno y pasa una desgracia –dijo el padre de Carlota y fue hacia el caldero. Lo cogió por las asas y de repente, tuvo que soltarlo sobre el fregadero, pues las asas eran lo que olía raro, estaban quemándose.
Al soltar el caldero, parte del agua salpicó y se desparramó sobre sí mismo. El agua caliente llegó a la toalla que le protegía sus partes, pero al humedecerse, atravesó la toalla, quemándole los atributos masculinos. El hombre empezó a gritar y a dar saltos y más saltos, saliendo por los aires la toalla que tenía.
. - me quemo…, me quemo… –decía y salió corriendo hacia el baño como alma que lleva el diablo y es que una quemada allí abajo era la reostia puta.
Lo primero que hice fue apagar el fogón encendido, luego di unos pasos tras el quemado, pero me paré y dando media vuelta, me llegué al congelador. Busqué hielo y encontré 2 cubiteros de goma que me llevé de inmediato al baño, estuviera donde estuviera.
Me guie por los gritos de dolor y me lo encontré dentro de la bañera echándose agua fría directamente con la manguera de la grifería. Sin pensármelo mucho, me descalcé y me quité los calcetines y me metí en la bañera. Allí, entre las piernas del infortunado quemado, comencé a sacar los cubitos del cubitero, uno a uno y los fui poniendo alrededor de su pene. Cuando ya no quedaron más, cogí una buena cantidad entre mis dos manos y haciendo una especie de cono con las dos manos, rodeé su pene y alrededores. Allí dejé la mano hasta que el frío hielo hiciera bajar el dolor a aquel hombre, que por cierto, se llamaba Arcángel, como el santo del mismo nombre.
. - Dios, que accidente más tonto. Y qué dolor, joder.
. - ha sido una buena quemada, señor, pero le aminoró un poco el que tuviera la toalla encima, que, si no, sería aún mayor. Tiene toda la zona enrojecida alrededor del pene y los huevos.
El hombre me cogió las manos que tenían dentro el hielo y la polla empalmada y comenzó a hacerse una paja con mis manos.
. - tengo que correrme, tengo que correrme, me duele mucho.
. - así no lo va a conseguir, hombre. El hielo enfría el pene y no podrá correrse, necesitaría calor y ya tiene mucho en esa parte, señor Arcángel.
. - mámamela…, por favor. Mámamela... No puedo más, oh Dios, me voy a quedar sin polla.
. - ¿lo dice en serio?
. - sí, por favor, mámamela.
No volví a hacerla la misma pregunta, agaché la cabeza y me la metí en la boca, después de apartar sus manos y las mías, comenzando a mamarlo. Fue una mamada larga y sabrosa por mi parte, no por la suya. El tío seguía gritando, pero cuando conseguí llevarme su leche a mi garganta, el dolor aminoró exponencialmente. Luego volví a rodearle la zona con el hielo que quedaba, que era poco, pues entre que se había largado con viento fresco y que se estaba disolviendo, apenas quedaban ya.
. - señor, llamo a una ambulancia y lo atenderán en urgencias.
. - nada de ambulancias. Trae más hielo, por favor.
. - no hay más en la nevera. Solo había dos cubiteras.
. - tienes que conseguir más, por favor.
. - iré un momento a comprar más a la calle. Solo tardo un par de minutos y vuelvo. Siga con el agua fría en esa zona.
. - gracias, pero date prisa, me estoy ardiendo vivo.
La rojez de toda aquella zona así me lo indicaba. No quisiera estar en su pellejo. Yo hubiese ido a urgencias, pero esta generación de hombres le tenían más miedo al qué dirán, que a poderse curar con los avances médicos en calmantes de hoy en día. Salí pitando. No encontré las putas llaves y no quería volver a preguntarle donde diablos estaban, así que cogí una silla y trabé la puerta como pude. Ya en la calle miré a todos lados y vi a unos cien metros una tienda de comestibles de barrio. Según llegué allí, pedí la zona de los cubitos de hielos. Me lo señaló la cajera de turno. Una vez con tres bolsitas, pagué y salí pitando. En eso veo una farmacia y me lo pienso mejor. Entro y pido algo para quemaduras con agua hirviendo.
. - Tenemos una crema fría para estos casos.
. - ¿tiene algo más enérgico? Que sea más efectivo a largo plazo.
. - hace un par de meses nos llegaron unos cinturones especiales que se conectan a la corriente y enfría la parte interna de cinturón. Es para bajar inflamaciones en la zona vaginal en las mujeres y en la zona de los atributos masculinos. Lo usan los deportistas cuando el contrario les da a los hombres en los mismísimos..., ya me entiende. Para las mujeres cuando se les inflama los labios vaginales –no necesitaba tanta información, joder-.
. - ¿es efectivo?
. - sí, señor. Últimamente lo vendemos bastante.
. - deme uno para caballeros y también esa crema que está fría. Dese prisa, por favor.
. - enseguida, caballero.
Con la bolsa de la farmacia y la bolsa con el hielo me llegué a la casa. La puerta se había cerrado. ¿Cómo era posible?, me dije. La ostia puta. ¿Cómo coño se había cerrado si puse la silla?, a no ser que…
(Parte 16 de 30)
FIN