Soy un caballero y cumplo lo que prometo (13)

“Sólo tengo mis cojones y mi palabra, y no la rompo por nada.” Al Pacino, en El precio del poder, en 30 trozos.

SOY UN CABALLERO Y CUMPLO LO QUE PROMETO

(13-30)

ESCRITA POR:      SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados

La primera semana de clases pasó rápidamente, sobre todo por Pablo, al que disfrutaba cada noche y cada mañana y cuando nos daba la gana. Era muy receptivo a mi polla y yo a la suya. Lo estaba convirtiendo a mi imagen y semejanza. Follándome como me gustaba, con violencia la polla me metía.

En cuanto a sus fotos, gustaba de hacerme de todos los tipos, como cuando la leche salía despedida de mi polla. El chico ponía el disparo repetitivo, sacando varias fotos una detrás de la otra y se veía como salía la leche por los aires, como en cámara lenta. El viernes, después de las clases, quise hacerle un regalo al chico por su semana de polla que me entregaba sin condiciones. Era una casa de fotografía especializada en imagen microscópica. Me costó dar con ella, pues tuve que romperme las neuronas, las pocas que tenía. Cuando salí de la tienda, iba con el regalo bajo el brazo. En eso me interceptó mi escolta de la universidad para darme un sobre, que me guardé y seguí como si tal.

Busqué donde sentarme y abrí el sobre. Era el informe del capullo que me había jodido vivo por encargo del padre de Marisol. Tenía una vida disipada con varias visitas al calabozo por palizas y escándalo público. De sus dos amigos decía algo similar. Eran un trío de cuidado a las órdenes del viejo. En la nota decían tener un garaje de autos abandonado donde poder llevar a los sujetos. Que le hiciera una señal al escolta si quería que se hiciera esta noche y llevarlo o llevarlos allí. Anoté que solo quería al cabecilla y que me avisaran con un correo electrónico para asistir a la reunión. Con disimulo le pasé la nota y seguí hasta encontrar un taxi y marchar a casa.

. - hola, has tenido una visita y ya se fue -me dijo Pablo-.

. - ¿quién era?

. - era una señora de unos treinta tacos. Solo esperó un rato y como no llegabas, se fue. Que le llamaras a un número de móvil –me lo dio y no me pareció conocido. Me lo guardé en el bolsillo-.

. - te he comprado un regalo, Pablo.

. - ¿a mí? ¿Por qué?

. - porque llevamos una semana juntos y me has dado mucho placer. Y porque has cumplido 21 tacos.

. - ¿cómo lo…?, déjalo. Gracias, mi amor. Lo siento, yo no te he comprado nada y me has dado tanto placer, como yo a ti.

Lo atraje hacia mí y besé su boca sin cansarme de hacerlo.

. - no importa, Pablo. Abre el regalo y dime si te gusta.

Ansioso rompió el papel que envolvía la caja de la cámara.

. – la ostia puta, qué chula. Tenemos que probarla ya –dijo corriendo a buscar el portátil. Sonreí, pues le había gustado. Volvió con el ordenador y empezó conectando el cable U S B, para de inmediato instalar el driver de la cámara. Después la encendió y se vio en la pantalla del ordenador lo que la cámara visualizaba. Era una micro-cámara. De esas que te meten por el culo y van viendo su interior. Era de apenas un par de milímetros la parte más gruesa.

. - venga, sácate la minga. Voy a probarla.

. - coño, te he hecho el regalo yo, pruébala con la tuya.

. - anda, porfa. Quiero ver la resolución que coge ahí dentro.

. - como no sea buena, la devuelvo. Me costó una pasta y me juró que era de calidad.

Adjurando, me saqué los pantalones y luego, por un lado, la polla fuera de los calzoncillos.

. - oye, ten cuidado, que solo tengo una polla.

. - espera, aquí pone que use un tipo de grasa. Usaremos vaselina hasta comprar la que dice en las instrucciones.

Volvió a salir corriendo y trajo el tubo de vaselina que usaba con su culo cuando se la metía hasta los huevos. Dentro de poco no iba a usarla más, pero de momento, seguiría, no quería hacerle más daño del necesario, se lo merecía. Echó la grasa a partir de la cámara hacia atrás, al cable, al menos una cuarta, procurando no manchar el visor de la cámara. Luego se colocó entre mis piernas. De la impresión, se me había encogido la polla, pues pretendía metérmela por el pito para dentro.

. - oye, al menos mámamela un poco para que se ponga recta. Que nunca me había metido nada por ahí.

. - serás cobardica. Vale, joder.

Se agachó y me la mamó hasta dejármela bien empalmada. Luego y sin avisar, pulsó grabar y me la fue metiendo por el puto pene. Joder, aun con la vaselina sentía dolor al introducírmela. La pantalla del ordenador visionaba el interior. Hasta tenía una lucecita para iluminar lo que grababa. La verdad, no me decía gran cosa lo que salía allí. Era como un túnel sin fin y el dolor, era grande, joder.

. - para, para, coño. Que me duele –le detuve la mano- sácala ya, no me vayas a dejar inválido de polla-.

. - ¿has visto?, qué resolución del carajo.

. - sí, toda la resolución que tú quieras, pero sácamela y despacito. Luego te la metes tu si quieres.

Cuando la tuvo fuera, respiré hondo.

. - la madre que me parió. ¿Cómo coño se me ocurrió comprarte este chisme del infierno?

. - gracias, gracias –dijo besándome sin fin-.

. - para, para, coño.

. - anda, date la vuelta. Quiero metértela ahora por el culo.

. - que no, coño. Métetela tú.

. - anda, porfa. Dame ese gusto. El culo es más grueso y no te va a doler.

. - serás cabronazo. Vale, pero antes tengo que ir a cagar, o la sacarás toda sucia y apenas verás nada.

. - bueno, pero date prisa.

. - oye, para cagar no me des prisa. Serás mamón…

Me di el gusto de disfrutar de una buena cagada y sin prisas. Que se joda, me dije sonriendo. Cuando terminé, salí y me tendí en el sofá, me abrí de piernas y allí estaba el condenado con la cámara. Me la metió culo adentro, muy, muy adentro. Estaba fascinado de lo que grababa la cámara. Aquello sería un anexo a sus fotos de pollas, culos, vaginas y tetas. Se llamaría fotos internas o algo parecido. Cuando la sacó de mi culo, la limpió con alcohol, para después llevarla al baño y lavarla con el producto que venía en la caja, una especie de limpiador de cacas ajenas.

Cuando regresó, le llamé con un dedo y le señalé mi polla que miraba hacia el cielo. Sonrió y puso la cámara en su caja. Luego se desnudó y cogió la vaselina. Me puso en la polla y en su culo. Luego se subió y se sentó en mi tranca, tragándosela. Mientras me lo follaba, nos besamos sin fin. Sí señor, aquel chico lo había hecho a mi imagen y semejanza. Me cabalgaba como un potro desbocado. Una vez bien follado, lo hice salir para que me la mamara y se tragara la lechada. Seguidamente, me clavó la suya, allí mismo, hasta el fondo, disfrutando de mi culo. Al final me entregó el fruto de sus huevos, que disfruté como siempre hacía. Quedó encima de mi pecho cansado y sudoroso.

. - no sabía que follarte y ser follado por un tío fuera tan placentero. Si lo llego a saber, me hago maricón antes –dijo dándome besitos a mi pezón derecho.

. - sigue siendo discreto y tendrás mi polla por mucho tiempo, querido Pablo.

. - por la cuenta que me tiene, seré una tumba.

Así nos quedamos hasta que nos dio un poco de sueño. No me disgustaba tenerlo en aquella posición tan placentera. Solo cuando nuestras pollas volvían a la vida rosándose la una con la otra, volvimos a la carga y de nuevo nos dimos por culo otra vez hasta entregarnos las corridas de nuevo. Luego pasamos al baño y tras una ducha mutua y sin comer, nos acostamos el uno junto al otro. Aquello era vida, sí señor.

. - amor mío, despierta –dijo Pablo a mi lado-.

. - déjame dormir, coño.

. - el puto móvil está sonando.

. - joder –dije alargando la mano para coger el aparato y llevarlo a mi oído. Habían cortado- mierda -dije y volví a dejarlo donde estaba. Me recoloqué mejor y apoyé mi cabeza encima del pecho de Pablo, que me acarició la frente y me la besó repetidamente muy despacio-.

El móvil volvió a sonar, pero esta vez era el correo electrónico, pues había recibido uno. Entonces me acordé de mi cita de esta noche. Volví a coger el móvil y efectivamente, era un correo. Lo abrí y ponía que el pájaro ya estaba en la jaula a la espera de que le dieran de comer. Entendí y maldiciendo, me levanté

. - ¿te vas?

. - sí, me había olvidado de una cita con una persona. No me esperes despierto, vendré tarde o no vendré, depende. Anda, vuelve a clavármela, necesito ir bien follado –dije dándome la vuelta y abriéndome el nalgar. Pablo no pidió una segunda opinión, me la enterró toda, disfrutando ambos de su polla. Luego se tomó su leche de mi culo y cuando terminó, me di una ducha rápida, me vestí y comí algo, para luego largarme después de besar a mi chico.

Llegué con mi coche no muy cerca del edificio elegido por los escoltas. Fui caminando, detrás mío iba el escolta que cuidó de mi desde casa, quedándose fuera. El encargado de mi seguridad me esperaba en la puerta.

. - buenas noches, jefe.

. – hola, Víctor.

. - dentro está el sujeto como lo quería tener, desnudo, con una capucha, con esposas a la espalda y atado a una silla.

. - te lo agradezco. Que no figure en ningún papel este asunto. Aquí no ha pasado nada.

. - ¿quiere que le rompamos los huesos?

. - no, gracias. Ya me encargo yo de ensuciarme las manos. ¿Dónde está?

. - al fondo. No se preocupe por si salen sonidos al exterior, no saldrán.

. - gracias, espera fuera, por favor.

. - sí, señor.

Mientras avanzaba hacia mi objetivo, Víctor salía y cerraba tras él.

. - ¿se lo va a cargar, jefe?

. - déjalo, chico.

. - ¿no deberíamos saberlo?

. - si quieres conservar el puesto, mejor que te metas en tus asuntos. Además, no lo veo como a un asesino, pero ya veremos.

Tenía una capucha en la cabeza. Su desnudo cuerpo estaba lleno de tatuajes. Cuando me presintió, se removió en su asiento.

. - ¿hay alguien ahí?

Me acerqué al tipo. Su polla diminuta estaba así por el terror que tenía encima.

. - ¿qué quieren de mí?, díganme algo, por favor.

Tiré de la capucha y me quedé con ella en la mano.

. - ¿tu?, ¿qué coño quieres de mí, cabrón?

Le solté un guantazo en toda la cara, que se la viré al revés.

. - esa lengua.

. - serás hijo de puta…

Cogí una segunda silla y me senté frente a él. Cogí el papel de sus andanzas y leí.

. - Samuel Vallejo, buena ficha policial que tienes tú y tus dos amigos también. ¿Sabes?, al igual que cuando te ordenaron darme la paliza que me mandó al hospital, a mí también me han pagado para hacerte algo a ti.

. - ¿que?, ¿qué dices?

. - alguien no te quiere bien. Seguramente te metiste con alguien que tenía un padre con más dinero que el que te paga a ti por dar palizas y ahora ese padre me ha contratado a mí.

. - ¿qué me vas a hacer?

. - bueno, antes vamos a charlar un ratito tú y yo. Cuéntame de pe a pa, quién, que lo sé y por qué, que también lo sé, te ordenó darme aquella paliza.

. - vete a la mierda.

Me acerqué más y le cogí la polla.

. - ¿qué haces, maricón?

Me metí la mano en el bolsillo de atrás y saqué una navaja. El tío se puso negro. Le apreté un botón a la navaja y salió disparada la punta. El tío saltó sobre su asiento.

. - quieto, no hagas eso.

No dije nada. Le pajeé la polla y viendo que no insuflaba vida a aquella polla suya, puse una rodilla en el suelo y me comí la polla. La mamé durante un rato, que hizo alucinar al tipo.

. - bueno, ahora es otra cosa –dije cuando dejé de mamársela y tenerla bien empalmada en mi mano, le pasé la navaja por toda su superficie-.

. - no me la cortes, por favor. Hablaré

. - suelta la información que te he pedido.

. - sí, sí, pero suéltamela.

. - de eso nada, como no empieces, empezaré por los huevos y ya sabes lo que sigue a continuación.

. - fue el señor Joaquín…

. - perdona un segundo, se me había olvidado –de mi bolsillo saqué la grabadora digital y la puse en el suelo después de apretar el botón de grabar– ya sabes, para que después no te desdigas, si no, tendré que volverte a cogerte y ya no tendré tanta paciencia contigo. Continúa, por favor.

El tío cogió aire y continuó, mientras yo no le soltaba la polla.

. - …fue el señor Joaquim Echevarría el que me paga para dar palizas.

. - no te pares, joder –dije pasándole la navaja por la polla-.

. - nos lo suele mandar cada vez que alguien que no le gusta, ronda a su hija Marisol para alejarlo de ella. O por cosas de su trabajo también.

. - ahora cuéntame el resto de tus andanzas y no omitas nada o te quedas sin polla.

. - ¿mis andanzas?

Zás, le hice un pequeño corte que le hizo sangrar mínimamente.

. - oh, me has cortado la polla.

. - es solo un pequeño corte que puedo agrandar si me respondes con estupideces. Suelta tu historial, joder. Como no coincida con lo que pone en este papel, no habrá más preguntas, te quedas aquí, difunto y sin polla.

El tío empezó a soltar por su boca bestialidades que habían hecho él y sus amigos. Unas por orden del tal Joaquín Echavarría y otras por iniciativa propia o por encargo de otras personas. Sin duda era una buena pieza aquel capullo.

. - no sé qué decirte más –dijo sudando-.

Cogí la navaja de manera como si se la fuera a clavar en la polla y entonces soltó lo más sorprendente.

. - violamos a la hija del sr. Joaquín por orden suya para que tuviera un escarmiento y no volviera a las andadas.

. - ¿cómo?, ¿dónde?, ¿quiénes?, suéltalo todo.

. - un día la drogamos y la llevamos a un descampado. Entre los tres la violamos repetidamente.

. - ¿le dijisteis quien os había mandado?

. - no, eso no. Era un escarmiento del padre por no obedecerle y casarse con un don nadie busca-perras.

. - ¿sabes que vamos a hacer ahora?

. - ¿liberarme?, he hablado como querías.

. - no es tan sencillo. Aún tengo el encargo inicial y no es otro que matarte.

. - no, por favor. Me prometiste no matarme.

. - no, te prometí no cortarte la polla si hablabas. De lo otro ni siquiera se habló nada.

. - no me mates. Tengo información del sr. Echevarría que lo puede llevar a la cárcel.

. - ¿a cambio de qué?

. - de que no me mates.

. - no puedo faltar a mi palabra, a no ser que…

. - ¿que?, ¿qué?

. - que te folle vivo y tú mismo, vayas a la policía y te inculpes de lo que has estado haciendo.

. - si lo hago, no salgo vivo de la cárcel. Allí violan a los violadores.

. - entonces tendré que matarte, no vas a irte de rositas con lo que has hecho en tu puta vida.

. - de acuerdo, de acuerdo. Haré lo que dices.

. - resumiendo, de aquí te vas a la policía y les dices lo que has estado haciendo tú y tus amigos. ¿No es así?

. - sí, sí.

. - cómo no hagas lo que has dicho, allí donde te coja, te pego un tiro y me quedo tan pancho y recuerda que tengo la grabación que guardaré muy bien. Siéntate en la silla, voy a ponerte la capucha y no te la quites. Mis amigos te dejarán la llave de las esposas para que te desates cuando nos hayamos ido. Si intentas verle las caras, ya sabes lo que te va a pasar.

Le puse la capucha y salí hacia la puerta. Allí Víctor y el escolta, vigilaban.

. - déjale las llaves de las esposas y que se largue. Si os ve la cara, le dais de ostias, pero no lo matéis.

Seguí hacia mi coche. Una vez dentro del auto, respiré hondo y marché hacia casa. No esperaba que se entregara a la policía, ni que fuera tonto. Solo esperaba no verlo más en mi puta vida. El curso continuó. Cuando se me ponía cuesta arriba, aflojaba las folladas y cuando mejoraba, las aumentaba. Así iba el curso doble que cursaba, no sin esfuerzo por mi parte, que no regalan nada en la facultad.

Otro día cualquiera, estaba en los asientos del campo de rugby de la universidad. A mi alrededor solo había asientos vacíos, pues aparte de que eran de cemento, abajo, en el campo solo había entrenamientos y poco más que ver. Solo estaba allí alejándome del mundanal bullicio habitual a aquella hora del bocata general. Llevaba un tiempo sin ver al capullo apaleador de Samuel. El experto en trabajos para terceros. Lógico, no se le había visto el pelo en días en la universidad.

. - no me has devuelto las llamadas –dijo la hermana de Marisol, que apareció ante mí. Se sentó a mi lado, donde su faldita subió más arriba de las rodillas, algo así como una cuarta más arriba, por lo que cerró las rodillas para no dar espectáculo a los de abajo-.

Me la quedé mirando y ni puto caso. Le pegué un mordisco al bocata, que ya lo tenía por la mitad. Atún blanco bonito del norte, el mejor del mundo mundial.

. - ¿no sabes quién soy?

. - la hermana mayor de Marisol –dije y le di otro mordisco al bocata-.

. - ¿lo sabes?, ¿por qué no me has devuelto las llamadas?

. - porque no me ha dado la gana. ¿Te parece razón suficiente?, si tienes algún recado de tu hermanita de los cojones, ahórratelo y déjame comer el bocata tranquilo.

. - ¿tanto la odias?, te gustaba, si mal no recuerdo.

Sin respuesta. Más mordiscos.

. - ella sí que está enamorada de ti. Locamente enamorada.

. - pues que se desenamore y se busque a un tío rico. Tu padre se pondrá muy contento si así es. Ya me mandó dar una paliza.

. - ¿aún sigues con eso?, papá no es un mafioso. Es estricto, pero no es así como tú lo pintas.

. - ¿y lo dices tú, que te amargó la vida y sigue amargándotela?

. - ¿a qué te refieres?

. - ¿te dolió mucho cuando te violaron aquellos tres?, perdona, supongo que sí.

. - ¿cómo sabes tú eso?, en mi casa no lo sabe nadie.

. - lo sé porque tuve unas palabras con uno de los que te lo hicieron.

. - dime su nombre. Iban encapuchados los tres.

. - no. Lo sabrás a su debido tiempo. Ahora mismo está en paradero desconocido.

. - no puedes decírselo a nadie, por favor. Papá los mataría.

. - lo dudo mucho. ¿Por qué no te has vuelto a casar?, ¿no aparece otro príncipe azul?

. - no desvíes la conversación. Dime quienes me violaron.

. - no te lo voy a decir. Lo sabrás en su justo momento, cuando yo pueda.

. - lo sabía, no tienes pruebas y te las inventas sobre el terreno. Marisol tiene razón, no sé por qué aun te quiere de esa manera.

. - si me quisiera tanto, me hacía caso y no a tu padre. Y ya que está su hija delante de mí te diré que es un hijo de la gran puta y cuando sepas lo que yo sé, estarás de acuerdo conmigo.

. - no quiero oírte más hablar así de mi padre. Vine en nombre de Marisol. Quiere verte, aunque sea a escondidas de papá.

. - pero yo no quiero. Que me deje en paz. Lo quiero todo o nada. Díselo.

. - y eso, ¿qué significa?

. - te lo diré. Que deje de estar bajo el paraguas de papá y coja el toro por los cuernos y se venga conmigo. A tu padre no lo necesitamos para nada.

. - típico. ¿Con que la vas a mantener?, su nivel de vida es alto y eso cuesta dinero.

. - pues deberá bajar las expectativas y ponerse a mi nivel económico, si no, que se quede con papá, que le dará todo el oro y el moro, que pueda necesitar.

. - se lo transmitiré.

. - sí, harás bien en hacerlo. Si no acepta, que no me mande más recaditos contigo. Que tenga cojones de hablar conmigo cara a cara y decirme su decisión final, pues ya estoy más que harto y ahora déjame comerme el bocata en paz.

Ella se fue y al poco apareció Marisol. Joder, estaba no muy lejos de nosotros, en la parte más alta de los asientos.

. - sí que eres rápida –dije cuando se presentó ante mi sin sentarse-.

. - he oído toda tu conversación con mi hermana –dijo señalándome el teléfono en su mano-.

. - pues la conferencia os habrá costado un pastón. Ah, claro, papá paga.

. - solo te preguntaré una cosa y te responderé a la última tuya. ¿Es verdad que violaron a mi hermana tres encapuchados?

. - sí.

. - y ahora la respuesta. Lo dejo, ya no puedo más. Me quedo con papá y sus prejuicios. Es mi padre y le creo cuando me dice que no mandó darte aquella paliza. Adiós, Salvador y suerte.

. - ahora deja que te diga un par de cosas antes de que lo dejemos definitivamente. Un día estaréis tú, tu padre y tu hermana delante de una mesa y en frente de vosotros, en esa mesa, estaré yo. Ese día oirás que lo que yo he dicho siempre, era verdad. Cuando llegue ese día, ya será demasiado tarde para los dos. Eso es todo lo que quería decirte. Adiós, Marisol.

. - adiós, Salvador.

Subió los escalones y desapareció.

Un mes y medio después, estaba entretenido en un banco de un parque leyendo una novela de Noah Gordon, cuando miré por el rabillo del ojo y vi que mi escolta se acercaba disimuladamente con un periódico bajo el brazo. Hizo como que se ataba los zapatos colocando un pie en el banco y dejó caer el periódico. Luego se fue. En el periódico había escrito algo con rotulador. Ponía “mirar en sucesos .

Abrí por sucesos y no encontré gran cosa interesante. Más de lo mismo de todos los días. Había un accidente de una guagua en la india, inundaciones en china, robo con escalo en una vivienda de la zona rica y poco más. Cuando iba a dejar el periódico, vi que en la página siguiente donde había varias esquelas, en la parte superior había otro suceso acaecido el día anterior. En un pueblo del interior, un trío de ladrones fue sorprendido robando dentro de un chalet. El guardia jurado había sido detenido por disparar indiscriminadamente contra el trío de ladrones. Uno escapó. Otro quedó herido y un tercero, había muerto. Cuando leí los nombres, me sonaron un poco dos de ellos. El tercero no lo olvidaría nunca. El muerto era mi amigo Samuel Vallejo, el sicario de Echevarría. Hijo de puta. Al final habían acabado con ese mal nacido. Aquella noticia me había alegrado el día, sí señor. Anónimamente decidí ayudar al guardia jurado y pagarle un buen abogado. Así se lo hice saber al bufete de la empresa, que se puso manos a la obra con el amigo que se había cargado al cabrón de Vallejo. En estos casos me alegraba ser rico, muy rico.

Las exposiciones de Pablo con sus pollas, coños, tetas y culos, más las de interior, eran muy apreciadas por el culto público que no entendía una mierda, solo de extender cheques. Eran enmarcadas y las vendía el muy cabrón a muy buen precio cada lámina. Al final no reconocía ni mi propia polla entre las expuestas, pero si la de los demás. Cosa habitual cuando uno solo usa la polla para enterrarla en culos y chochos ajenos.

Cuando llegamos a casa, el tío seguía la mar de contento. ¿Y cómo no iba a estarlo, si había triunfado…?

. - nos vamos a hacer de oro, Salvador.

. - no, te vas a hacer de oro, Pablo. Son tus fotos.

. - no, son los órganos tuyos y de tus amigos. Si no es por ti no hubiera tenido modelos que fotografiar. Es justo que reparta las ganancias contigo.

. - te lo agradezco, pero no quiero nada. Te lo mereces por el empeño que has puesto siempre en tus fotos. Aunque regalarte la puta cámara microscópica, fue un error por mi parte. Ya no me la vas a meter más por el pito, eso se acabó.

. - pues no son las mejor vendidas Salvador. Así que lo aparcaré por un tiempo esa parte y me centraré en las pollas y los chuminos, además de culos y tetas, claro. Ja…, ja…, ja...

. - ¿cuándo es la próxima exposición?

. - para dentro de un mes. ¿Por qué?

. - ¿recuerdas cuando nos conocimos que te iba a hacer un regalo para que lo fotografiases?

. - algo creo recordar. Ah, sí, que conocías a una familia que tenían cada uno dos pollas. Sí, un cuento chino.

. - pues he hablado con esos chinos como dices y están de acuerdo, pero sin nombres, ni caras.

. - claro y yo voy y me lo creo.

. - bueno, ¿quieres fotografiar más culos, pollas, tetas y vaginas o no?

. - claro, a eso me dedico.

. - ya sabes, discreción absoluta.

. - como siempre. Sabes que para eso soy una tumba.

. - pues este fin de semana nos quedamos en casa de esos amigos a los que podrás fotografiar cuanto te dé la gana.

. - estupendo.

. - cuando veas sus pollas, vas a alucinar.

. - ¿tan grandes son?

. - no, que tienen dos pollas cada uno, joder.

. - como tú digas. ¿Y por qué no vamos hoy mismo?

. - no, les dije que iríamos este sábado y volveríamos el Domingo.

. - vale, como quieras. Oye, se me ha puesto dura, ¿qué tal si...?

. - Me has leído el pensamiento –sonriendo pasamos a su habitación. Fue una fiesta de pollas y culos que nos dejó sudando de placer. La leche cambió de propietario en varias ocasiones-.

Después de la última clase del viernes, me pasé por mi restaurante favorito a tomarme mi sopa de pollo con mariscos. Cuando me vio el dueño, sonrió, pues ya era como de la familia, no en vano ya había comido infinidad de veces allí. Con mi plato frente a mí, fui a meterle la cuchara cuando un armario de cuatro puertas se puso entre yo y el resto del mundo.

. - disculpe, pero el restaurante está reservado durante las dos próximas horas.

. - y a mí, ¿qué?

. - le ruego abandone el local.

. - ¿de qué coño me habla?, ¿no ve que ya estoy comiendo? –mentí, casi, estaba comiendo-.

Hice una señal al dueño del restaurante y vino trotando.

. - ¿qué sucede?

. - éste, que quiere echarme del restaurante.

. - ¿y eso por qué, caballero?

. - tenemos reservado el restaurante para las dos próximas horas. Por eso.

. - disculpe, soy el dueño y no está reservado, se lo puedo jurar, no está reservado a nadie.

El armario empotrado se contrarió.

. - ¿seguro?

. – sí, señor.

. - disculpe un momento.

El tío salió del restaurante y a través de la cristalera vi que asomaba el careto por la ventana de un cochazo. Hablaron y volvió a entrar.

. - disculpen, ha habido un error de comunicación. Quisiera reservar durante las dos horas siguientes todo el restaurante.

. - le estoy muy agradecido, pero no puedo echar a ningún cliente que ya está comiendo. Lo más, no coger más mesas hasta dentro de dos horas.

El tío tragó saliva y pidiendo disculpas de nuevo, volvió a salir y parlamentar con alguien de dentro del automovilazo. Esta vez salió alguien del auto y entró delante del guardaespaldas. Era una ricura de chica. Una preciosidad de unos 18 años. Todas las caras se le quedaban mirando y no era para menos. Era guapa, guapa de verdad. Una modelo sin duda, pensé. Lo que me extrañaba era que estuviera en este restaurante. No era malo, pero de cinco estrellas no era, sin duda.

Se sentó en una mesa frente a mí, dándome la cara. Su perfecto cuerpo daba hasta miedo, no fuera a romperse con solo mirarla. El escolta se quedó hablando con el dueño un momento, luego se sentó en la entrada, poniendo primero el letrero de cerrado. Al final había conseguido dos horas, pero acompañado de un servidor y de dos mesas ocupadas más allá. Mi escolta de fuera se quedó mosqueado con los invitados de última hora. La verdad, no podía hacer gran cosa si no quería ser identificado como mi escolta. Difícil decisión, así que llamó a Víctor.

. - ¿hay peligro para el jefe?

. - ahora mismo no, señor. El escolta está en la puerta custodiándola, mientras nuestro jefe está solo en una mesa. En otra está la escoltada, una hembra de cuidado.

. - si surge algo, actúe en consecuencia. Ya sabe que no debe intervenir si no es estrictamente necesario para la seguridad de nuestro jefe. Le enviaré un refuerzo, por si acaso.

. - gracias, jefe.

Al mismo tiempo…

. - ¿qué está comiendo él? –preguntó la escoltada, una hembra de cuidado, de aspecto árabe-.

. - sopa de pollo con mariscos, señorita.

. - póngame un plato –luego miró a mi mesa- un refresco cola y pan-.

. - enseguida se lo traigo, señorita.

. - eres una copiona –le dije sonriendo-.

. - ¿por qué lo dices?

. - ¿tú qué crees?

. - es que huele muy bien y tengo hambre de algo bueno, para variar.

. - pobrecita niña rica. ¿No te dan de comer en tu mansión?

. - ¿la está molestando, señorita Paula? –preguntó el armario empotrado muy solícito el tío-.

. - no, gracias.

Regresó a su sitio, mirándome con una cara…

. - te gusta reírte de la gente, ¿verdad?

. - solo de las niñas pijas como tú.

La tal Paula, que así se llamaba, cogió su bolsito de calidad superior y se levantó de la mesa, yendo hacia la mía. Se sentó sin pedir permiso. Al escolta casi le da algo.

. - ¿me conoces para decir que soy una pija?

. - vaya, al fin una tía con dos cojones. Hola, me llamo Salvador.

. - ya has oído mi nombre.

. - sí, Paula Vázquez. Bonito nombre.

. - no, Paula Husein Abdelasif

. - anda ya. Si pareces una sueca y esos apellidos son árabes. Aunque ahora que lo dices, la cara del escolta no es muy católica que digamos.

. - eso es verdad. Pero te equivocas de medio a medio –dijo sonriendo al fin- el escolta es español asignado por tu gobierno para mi seguridad-.

. – pues sí que es raro. Tienes un escolta que parece moro y es español y luego estás tú, que eres mora y pareces una sueca. Raro, raro, entonces, ¿eres una princesa mora de verdad?, no me lo creo. Ni arto de cola –dije bebiendo un poco de mi lata-.

. - pues créetelo –dijo sacando de su bolso un pasaporte-.

Lo cogí en mis manos y allí estaba su foto, que no le hacía justicia.

. - aquí pone Fátima Husein Abdelasif y no Paula.

. - me gusta más Paula y me lo cambio cuando vengo a España. Vengo de incógnito, así que no me delates.

. - ¿de incognito con un guardaespaldas que ocupa toda una pared?, un poco difícil.

. - ya, pero ahí yo ya no puedo hacer nada.

. - ¿cuántos escoltas llevas?

. - ¿para qué quieres saberlo?, decírtelo afectaría a mi seguridad. ¿No serás uno de esos que no me quieren bien?

. - ¿que no te quieren bien?, ¿qué significa eso?, ¿acaso han intentado secuestrarte?

. - por dos veces. Ambas en mi país.

. - vaya, pues yo que tú no volvía, por si acaso.

. - no puedo hacer eso. Allí está toda mi familia.

. - entiendo. Oye, ¿conoces a esos que llegan ahí fuera?

Dos coches llegaron chirriando ruedas. Frenaron a un lado del coche donde había venido la princesa. De allí salieron tres tíos armados de cada auto con metralletas Uzis soltando balas contra el conductor, contra los otros escoltas de detrás y contra el escolta de dentro del restaurante. Me levanté y tiré de la princesa hacia el suelo, poniéndola detrás de la mesa que volqué previamente, desparramándose la comida.

. - joder, esos no se andan con chiquitas.

. - oh, Dios. Otra vez vienen a por mí.

El armario de cuatro puertas repelió la agresión con su arma, siendo alcanzado en el hombro derecho.

. - huya, princesa, huya –dijo señalando hacia los baños-.

Aún herido, siguió disparando el tío.

. - será mejor hacerle caso, princesa. No está a salvo aquí dentro.

Recogí su bolso y la arrastré hacia la cocina. Allí había una puerta que daba a la parte de atrás del restaurante. Salimos y nos ocultamos tras unos autos. Poco a poco nos íbamos alejando de la zona.

. - ¿qué pasa ahora? –dijo Víctor a su subordinado cuando volvía a llamarle- Ya está al llegar el refuerzo-.

. - señor, están atacando el restaurante con metralletas israelíes. El escolta y varios otros que vinieron con la chica del restaurante han caído. Yo he tenido que parapetarme para no ser alcanzado.

. - la ostia puta. ¿Dónde está el jefe?, ¿está a salvo?

. - señor, no tengo ni idea. Ya no se le ve a través de la cristalera rota. Tampoco a la chica. A lo mejor han escapado por la parte trasera.

. - pues no se quede ahí como un pasmarote. Vaya en su coche y localice al jefe y a esa chica si están juntos. Mueva el culo, coño.

. - Sí, jefe.

. - Ya estamos lejos del restaurante, princesa. Levantémonos y caminemos normalmente. Así pasaremos más desapercibidos por si nos buscan.

. - a ti no te buscan. Es a mí.

. - no lo creas. Si nos vieron salir juntos, nos buscarán a los dos. A mí para matarme y a ti para secuestrarte.

. - ¿y lo dices tan tranquilo?

. - es mejor no volverse loco en estos casos. Es mejor que seamos una pareja como otra cualquiera de la zona.

. - ¿y eso cómo se consigue?

. - así.

Le eché el brazo por encima y la atraje hacia mi pecho. Caminábamos como dos enamorados.

. - ¿no te estarás aprovechando?

. - ¿prefiere que nos cojan?

. - no, pero…

. - calla. Mira aquel tío de allí. ¿No parece árabe?

. - sí que lo es.

. - viene hacia acá. Disimula y sonríe, mujer. Que nos queremos y nos vamos a casar dentro de una semana.

. - ¿eh?

No la dejé decir ni una palabra más, pues el moro aquel ya estaba bien cerca. Pegué mi boca a la suya y le di un morreo que casi me mareo. Dejé de besarla cuando el tío pasó por nuestro lado sonriendo el muy gilipollas.

. - y dile a tu madre, que se vaya de casa de una puta vez, que no nos deja en paz –dije y continuamos caminando- no mires atrás-.

. - me has besado… –decía alucinada la princesa-.

. - lo siento. Tenía que hacer algo para despistarlo. ¿No has visto que en las películas siempre hacen algo así y funciona todas las veces?, pues esta vez, también.

. - me has besado… –repitió ella-.

. - bueno, tampoco es para tanto. ¿Acaso no te ha besado nadie así?

. - de esta manera, no, desde luego.

. - bueno, pues ya es algo que puedas contar en tu país.

. - si lo cuento, vienen a cortarte la cabeza. No se puede besar a una princesa y seguir con la cabeza sobre los hombros.

. - joder, ¿todavía seguís con esas costumbres?

. - sí, algunas peores aún. Pero no se lo digas a nadie, que yo tampoco lo diré. Me ha gustado, pero lo negaré si me preguntan.

. - pero que hipócritas sois las mujeres.

. - Salvador, un coche va despacio detrás de nosotros. ¿Serán ellos?

. - espera un momento. Acerquémonos a ese escaparate un segundo.

El escaparate reflejó el auto que decía Paula y sonreí. Era mi escolta que me había encontrado.

. - mira, para que veas que no solo tú tienes escoltas. Yo también tengo.

. - ¿tienes escolta?

. - así es.

Cuando me giré, el escolta me reconoció y frenó de golpe, saliendo del auto.

. - ¿está bien, jefe?

. - sí, sácanos de aquí.

. - sí señor.

. - nos abrió la puerta muy educado el tío.

. - déjate de galanterías y coge el volante, que, si nos encuentran esos, nos hacen papilla.

. - sí, señor.

Montamos y salimos zumbando de aquella zona.

. - Paula, dile el nombre de tu embajada al escolta.

Una vez informado de donde tenía que ir, respiré.

. - mejor no les digas que fui yo, diles que fue un conductor ejemplar que te llevó a tu embajada.

. - ¿no quieres ser famoso?, qué raro.

. - nada de raro. Me gusta la intimidad y procuro protegerla.

La embajada estaba en alerta máxima. También había tanquetas de la policía nacional en las proximidades, cerrando las carreteras.

. - para aquí –le dije al escolta unos cien metros antes de llegar al primer control- me bajo. Sigue hasta la embajada y luego ven a por mí, nos vamos a casa. Adiós, Paula, cuídate.

. - gracias, te debo la vida. ¿Cómo te puedo pagar?

. - quizás en otro momento necesite algún favor. Adiós.

. - adiós, Salvador.

Me bajé y esperé. El auto continuaba camino. Lo pararon y luego lo dejaron continuar. Más allá volvió a parar y ella se bajó, mirando hacia donde yo estaba, luego entró rodeado de agentes de su país. Cinco minutos después ya iba con dirección a casa.

. - ¿encontraste ya al jefe?

. - sí señor, está conmigo en el auto con dirección a su casa de la universidad.

. - bien. Cuando te tenga cerca, te voy a arrancar las pelotas.

. - lo siento, señor.

. - dame el teléfono –le dije al escolta- Víctor, soy Salvador.

. - ¿está bien señor?

. - sí, estoy bien y es gracias al escolta, así que no le regañes más, hombre. Este mes recibiréis todos, una gratificación de un mes extra de salario. Os lo merecéis, no solo por lo de hoy, sino por lo bien que lo hacéis. Corto.

. - gracias, señor.

Le devolví el teléfono al escolta.

. - gracias, señor.

. - no te preocupes. Todos nos equivocamos, incluido yo.

. - gracias de nuevo. Señor, puedo decirle algo privado.

. - claro, hombre. Desembucha.

. - no lo sabe nadie de la empresa, pero soy homosexual.

. - me alegro por usted, si así se siente.

. - me refiero que soy homosexual.

. - ya lo has dicho antes.

. - sé, porque he estado cuidando de usted unas veces y de su familia otras, que sé que le va tanto la carne como el pescado.

. - ¿y?, ¿a dónde quieres llegar, Adrián?

. - señor, espero que no piense que me estoy metiendo donde no me llaman –dijo mirándome por el retrovisor mientras conducía-.

. - abrevia, hombre.

. - pues que, si un día no tiene con quien pasar la noche, pues eso, que cuente conmigo.

. - te lo agradezco, Adrián, ¿pero podrías compaginar tu trabajo de escolta y de amante al mismo tiempo?, creo que no, ello nos haría vulnerables a los dos y eso no es lo que tú quieres, ¿verdad?

. - por supuesto, señor. Nada más lejos de mi pensamiento, aunque si un día…

. - para a un lado, Adrián y por favor, sube atrás.

Adrián detuvo el vehículo y se sentó a mi lado.

. - Adrián, te debo la vida en el día de hoy y como regalo y sin que sirva de precedente, me ofrezco para que disfrutes de mi polla y de mi culo. Adelante.

. - gracias, señor –dijo aflojándome el cinturón. Me sacó los pantalones, para de inmediato ponérseme a mamarme la polla. Yo no estuve quieto y también le saqué los pantalones hasta los tobillos-.

Mientras me mamaba, le metí un dedo a todo lo que daba en su culo. Adrián se empleó a fondo con mi polla y mis huevos, poniéndome por las nubes. Pronto me entregó su polla y di buena cuenta de ella a base de mamadas también. Cuando no se la podía poner más dura, le entregué mi culo que supo disfrutar como Dios manda, dándome mandanga de la buena. Aquel chico no era un novato en estas lides mariconiles.

. - ¿le hago daño, señor? –decía cuando me follaba el culo a todo meter-.

. - para nada, sigue jodiéndome el culo.

Y siguió hasta que se salió y con su polla en su mano buscó mi boca que encontró rápidamente, entregándome sus reservas lácteas que me tomé sin miramientos. Después quiso disfrutar de mi polla vía su culo y allí fue donde se la enterré hasta los huevos. También le di buena polla a toda velocidad. No le pregunté si le dolía mi follada, pues me importaba una puta mierda, solo quería joderle el culo y disfrutar con ello. También le entregué el fruto de mis huevos para que se deleitase bucalmente y así fue como quedó mi polla en su boca hasta que no pudo sacarme una gota más de mi preciada leche de macho. Un último morreo bucal y nos subimos los pantalones, para después volver al volante el escolta y continuar viaje. Nada se dijo, nada se tenía que decir.

. - aquí es. Compórtate como Dios manda, Pablo. Son buenos amigos míos.

. - descuida, ya me conoces.

Toqué en la puerta de la familia de Mauri. Abrió su padre, que sonrió y nos dejó pasar, para una vez cerrada la puerta, buscar mi boca sin importarle que viniera acompañado. Fue un morreo en toda regla.

. - bienvenido, querido Salvador.

. - igualmente, viejo. Te presento a Pablo.

El viejo se acercó a Pablo y también lo besó en la boca, ante la sonrisa malévola de Pablo.

. - pero pasad, no os quedéis en el zaguán.

Entramos y allí estaban el resto de la familia que se puso de pie, incluso Remedios.

. - Pablo, ellos son los amigos de que te hablé.

Mientras yo iba por un lado besando bocas y metiendo mano, Pablo iba por el otro también besando bocas, sin meter mano.

. - bueno, ya estamos todos presentados. Es guapo tu amigo, Salvador –dijo el chico de la casa-.

. - sí, Pablo es bien guapo y no veas lo bueno que está también. Me deja seco cada noche –dije riendo, Pablo sonreía avergonzado de mi lenguaje-.

. - dice Salvador que te gusta la foto artística de miembros, pues te vas hartar a hacer fotos –dijo Mauri- Pablo, querido, puedes darte la vuelta y cerrar los ojos un momento, vamos a enseñarte nuestros miembros que plasmarás en imagen-.

. - ¿ahora? –dijo el fotógrafo-.

. - claro, ahora mismo –dije sonriendo- tú también desnúdate, pues ellos te van a fotografiar a ti también todo el cuerpo con sus lenguas, ¿verdad, chicos?

. - claro, no dejaremos un palmo sin fotografiar.

. - bueno, si es así, vamos a ello –dijo Pablo dándose la vuelta y poniendo sobre un sofá el material que había traído, cerró los ojos y comenzó a desnudarse-.

El resto, yo incluido, también nos desnudamos y ayudamos a desnudarse a Remedios entre su padre y yo.

. - listo, Pablo. Ya puedes darte la vuelta.

Cuando se dio la vuelta y abrió los ojos, alucinó en colores. Allí había pollas para dar y tomar.

. - la ostia puta. Perdón, perdón. Dios, no quería creerte, Salvador, pero era cierto.

. - soy un caballero y cumplo lo que prometo. Te dije la verdad.

. - ¿puedo tocar? –dijo acercándose a Remedios-.

. - puedes y debes. Además de hacer fotos, hemos venido aquí a follar como locos, todos con todos. Adelante, prueba la doble polla de Remedios -le dije-.

Pablo, no sin reverencia, cogió ambas pollas y pegándolas, se las metió ambas en la boca y comenzó a mamar a Remedios, que sonreía-.

. - sí, chico. Pónmela dura, que quiero enterrártelas ambas en tu precioso culo.

Pablo la mamó durante un rato, para luego sacárselas de la boca y pasarle la lengua por los huevos.

. - esto es una mina de oro –dijo soltando las pollas y yéndose a una de sus cámaras. Comenzó a tirar flases y más flases a todas las pollas que tenía delante. Incluyó el resto de su repertorio, como vaginas, culos y tetas. Y en honor a Remedios, sus miembros cercenados.

Cuando acabó con una de las tarjetas de la cámara, Pablo la dejó momentáneamente sobre una mesita cercana, así fue como la madre de Mauri se encaprichó de su culo y hacia él se dirigió. Pablo, sonriendo, se agachó y abriéndose de piernas, recibió su primera doble polla. Luego y sin sacarse a la madre de su culo, se fue a por el culo de Mauri, encontrándolo de lo más receptivo, el cual mamaba a su padre ambas trancas. Yo me contentaba y que no era poco, con succionar los jugos a Remedio, provenientes de su vagina.

La leche corría cantidad y eso solo era el principio. Pablo retomó su trabajo y llenó sus tarjetas de memorias con múltiples planos de cada pliegue vaginal y anal de las mujeres y de cada pliegue de cada polla de todo el grupo, así como sus culos y tetas quien las tuviera. Cuando el domingo salimos de casa de Mauri, aparte de haber follado que fue un escándalo, las tarjetas de Pablo se quedaron cortas para sus deseos de seguir disfrutando, haciendo fotos de aquella familia tan distinta a las del resto del planeta. Pidió poder volver para más fotos y más disfrute, cosa que aceptaron encantados ellos, pues Pablo era un follador nato al que querían seguir disfrutando ellos también. El segundo curso acabó y lo superé como el anterior, sin matrículas de honor, pero con un meritorio notable en ambas carreras emprendidas, arquitectura y empresariales.

De nuevo llegaron las vacaciones y de nuevo regresé a casa. Esta vez solo durante una semana que mamá disfrutó más que ninguno de la familia, pues la tenía siempre contra el muro de la cocina dándole polla, cosa que disfrutaba como buena madre putativa que era. A papá se le veía poco el pelo y cuando aparecía, se me enganchaba de mi culo. No quise hablar del abandono al que había vuelto a dejar a mamá, pues iba a enfadarme y no tenía ganas de discusiones. Ya se arreglarían ellos o si no, divorcio a la española, que tampoco era nada del otro mundo. Mucha gente se divorcia y aquí paz y en el cielo, gloria.

A Fátima y a su novio no les vi el pelo, pues habían salido para el extranjero de viaje los dos. El Danubio azul era su destino. Ya los vería cuando volvieran. Cuando volví a pisar el edificio de la empresa de mi propiedad en un 90%, me asignaron de ayudante del arquitecto Eduardo Rodríguez. Pero antes me pasé por mis antiguos compañeros y conocidos. Berta había vuelto a las andadas y volvía a estar delgada, no tanto, pero casi. La abronqué, claro, por dejar de cuidarse. Anulé las folladas con ella por incumplimiento de contrato verbal de engordar hasta llegar a su peso ideal. No le gustó, pero se jode.

La tetuda secretaria Lorain y Marta, la de mantenimiento, después de haber pasado sus enfermedades juntas, volvieron al tajo. Ahora eran muy amigas, tanto que se comían el clítoris la una a la otra. Me alegro por ambas. No quise meter baza y comerme yo también sus clítoris, pues no pensaba pasar hambre este verano tampoco y las dejé en paz. Se alegraron por mi regreso y yo por que el cáncer no hubiera vuelta a renacer en sus cuerpos de diosas.

También saludé al encargado de mantenimiento. Por último, busqué y no encontré a la gordita ex mendiga, Patricia. Ya preguntaría por ella, ahora debía ir a mi nuevo puesto de trabajo. La secretaria del grupo de arquitectos que franqueaba la entrada de las oficinas era una mujer de armas tomar. Sus ubres estaban acordes con su tamaño corporal. Medía casi dos metros de alto por casi uno de ancho. Vestía como las viejas de los pueblos, de oscuro y con ropas anticuadas.

. - ¿qué puedo hacer por usted, joven?

. - me llamo Salvador y vengo de ayudante del sr. Arquitecto Eduardo Rodríguez. Soy ayudante y aprendiz.

. - me alegro por usted. Sí, aquí tengo la circular que lo dice. Pase por esa puerta y vaya al despacho 13. Si no está el sr. Rodríguez, espérele allí, estará al llegar.

. - muy amable, señora…

. - Emilia Cifuentes. Trátame con respeto y seremos los mejores amigos. No lo hagas y no quieras saber lo que haré contigo y tu culo.

. - soy muy respetuoso con las personas educadas que respetan a los demás. Creo que nos vamos a llevar muy bien usted y yo este verano.

. - me alegro de oír eso de un chico tan joven. Ya no se tiene respecto con los mayores.

. - pues es una pena. Los mayores nos pueden enseñar mucho y quien no lo vea así, es idiota. Espero que pueda enseñarme cuanto sabe… –dije mirándole los pechos que subían y bajaban- …cuanto sabe de este edificio-.

. - anda, pasa y no seas tan zalamero con esta vieja.

. - gracias por la bienvenida, señora Cifuentes –dije sonriente y crucé la puerta-.

Aquella puerta ya la había cruzado muchas veces para llevar o recoger papeles. La tal Cifuentes no estaba en la entrada, sí una pelirroja que había desaparecido. Me fui directamente al despacho 13 y casi me doy de bruces con una hembra que tenía un culo de aúpa. Estaba agachada sobre la mesa de planos con un compás en la mano y su pandero estaba como para acercarme por detrás y sin bajarle las bragas, solo deslizárselas a un lado, meterle el rabo allí mismo, como se la había metido a mamá la última vez, esta mañana mismo.

. - joder –se me escapó-.

La mujer, sin cambiar de posición, giró la cara hacia la entrada de la oficina, que, como el resto, no tenía puerta.

. - ¿cómo dices?

. - creo que me he equivocado. Buscaba al señor Eduardo Rodríguez, oficina 13.

Ella se levantó y pude verle que tenía un cuerpo de escándalo, pero lisa de tetas. Vamos, como Berta, pero en Berta toda ella era liso y aquella mujer, solo las tetas, el resto de su cuerpo, era de una tía buena. Me cogió mirándole los muslos.

. - la cara la tengo aquí arriba. Esos son mis muslos.

. - disculpe, esperaba ver al sr. Rodríguez.

. - ha palmado.

. - ¿murió?

. - técnicamente, sí. Pero no literalmente. No aguantó el tirón y se despidió de la empresa. Ahora yo llevo sus asuntos, hasta que contraten alguno nuevo, me han dicho. ¿Para qué quería al sr. Rodríguez?

. - me han asignado para ayudarle y aprender el oficio de paso.

. - entonces será mi ayudante y mi aprendiz. ¿Le importa que sea una mujer su nuevo jefe?

. - para nada. Será un placer estar a sus órdenes. ¿En qué está trabajando?

. - acércate y míralo tú mismo. Por cierto, me llamo Sonia Delgado –me alargó la mano-.

. - Salvador Morales –se la estreché. Estaba calentita y nos miramos a la cara. Lugo miré los planos que ella estaba mirando-.

. - un puente colgante. ¿Quién es el cliente?

. - la verdad es que no lo sé. Acabo de llegar como tú. Solo sé que tengo que comprobar todas las medidas y dar el visto bueno. Y ya que estás aquí, necesito que me ayudes en una cosa.

. - tú dirás.

. - antes te vi mirándome los muslos, ¿los tengo muy gordos?

. - no, al contrario. Están perfectos.

. - muy bien, échales otro vistazo –dijo enseñándome los muslos- ¿los has visto bien?

. - sí, perfectamente.

. - pues como ya los has visto, no pierdas más el tiempo mirándomelos más. Ya sabes, vistos una vez, vistos para siempre. Si vas a ser mi ayudante, ayúdame y te enseñaré cuanto pueda. Si solo has venido a verme los muslos, estás listo.

. - entiendo. Ya que estamos sincerándonos. ¿Qué me dice de sus no-pechos? ¿Por qué no tiene pechos, si tiene unos muslos de ensueño?

. - cáncer de mama.

. - lo siento. Así ya no estaré conjeturando todo el rato. ¿Ahora nos ponemos al tajo?

. - sí, pongámonos al Tajo y al Ebro también -dijo-.

Con la calculadora en mi mano, estuvimos toda la mañana sacando números y más números. El tal Rodríguez se notaba que no era un arquitecto de los buenos, pues se equivocó en varias cosas que ningún arquitecto que se precie puede equivocarse. Fueron corregidos y enviados por mí a la oficina de secretaría, donde Lorain me los recogió.

Varios días después, las cosas en el trabajo se suavizaron. La arquitecta no era tonta, ni mucho menos y sabía que quería aprender y rápido. Entre lo aprendido en la universidad y lo que me enseñaba sobre el terreno Sonia, la cosa marchaba. También marchaba con la secretaria veterana Emilia. En cuanto le echaba un piropo, al día siguiente venía con una ropa diferente. Como si estuviera poniéndose al día en trapos a marchas forzadas. Poco a poco la ropa era la adecuada para una dama como ella y en un puesto como aquel.

. - hoy sí que viene hermosa, señora Emilia.

. - sigues tan zalamero como el primer día. Para ti, solo Emilia. Sabes, tengo una hija de tu edad.

. - me gustará conocerla. Si es la mitad de simpática que su madre, no vea cómo será.

. - le he estado hablando de ti a mi niña.

. - espero que bien.

. - le he dicho que eres un chico muy limpio y respetuoso con las damas.

. - eso es verdad.

. - ¿tienes novia, Salvador?

. – novia…, novia…, no. Amigas, sí.

. - entiendo. ¿Por qué no vienes a comer por casa un día de estos? Diré a Gloria que quieres conocerla.

. - Emilia, no quiera casarme. Aun no tengo ganas de amarrarme.

. - por conocerla, no te va a pasar nada.

. - ¿no tiene amigos?

. - que yo sepa, no. ¿Vas a venir?

. - prefiero que vayamos los tres a la playa. Me gustaría verla a usted en bikini, tiene mucho que ofrecer, aún.

. - ¿me estas tirando los tejos, hijo?

. - ya sabe el dicho. Mejor pájaro en mano, que ciento volando y a usted la tengo delante y a su hija no. ¿Dónde está su marido?

. - eso quisiera saber yo. Un día se largó y hasta hoy.

. - una lástima, yo no la hubiese abandonado.

. - ¿no estarás pensando en tener a la madre y a la hija?

. - ¿podría ser?

. - no sé… -dijo ella sonriendo ahora zalameramente- Tú sigue intentándolo. A lo mejor te llevas una grata sorpresa –dijo sonriendo de esa manera que…-.

. - entonces vamos a la playa. Conozco una nudista que…

. - no, eso no. Soy muy vergonzosa hasta para las normales.

. - no me diga eso, mujer. Está despampanante aún. No se niegue a disfrutar un poco de la vida. ¿Qué me dice?, no diga que no.

. - no sé, no sé. Tú crees que…

. - pues claro. Entonces no se hable más. Este sábado las recojo y nos vamos a la playa y lo pasaremos de P.M.

. - vale, me has convencido. Espero no horrorizarte mucho con mis carnes.

. - disfrutaré viéndola, no sea negativa. ¿Las recojo a las 10?

. - vale, de acuerdo. Te anoto la dirección. Estoy loca, no sé cómo me he dejado convencer. A mis años y con este cuerpo... Tendré que ponerme algo que guste a los jóvenes de hoy.

. - recuerde, bikini. Es lo que más favorece a una mujer como usted. Quizás le pida que haga toples.

. - hay, Salvador. No me pidas esas cosas, que a mis años…

. - recuerde, sea positiva, nunca negativa. ¿Quién decía eso? –me eché a reír- ah, y seré yo quien le dé la crema-.

. - ay, Salvador, me estás pervirtiendo.

. - te dejo, preciosa. Sonia está al llegar.

. - a ver si tú también te pones algo… ya me entiendes, que se note…

. - los llevaré bien ajustados y dejaré que me ponga la crema.

. - será digno de ver.

. - lo verá y lo podrá tocar si lo desea. Hasta ahora –dije guiñándole un ojo y marchando hacia la oficina 13-.

Una vez allí…

(Parte 13 de 30)

FIN