Soy tu mayor fantasía

La mujer que más cachondo te ha puesto jamás te tiene ahora a su merced. Relato escrito por una amiga que prefiere conservar su anonimato.

Quiero que me pongas un nombre de mujer, el nombre que tú quieras. El nombre de una compañera de trabajo, de la escuela, una vecina, la mujer de tu hermano, la hermana de tu pareja... el nombre de esa Diosa con quien te matas a pajas y que sabes que está fuera de tu alcance. Quiero que me pongas ese nombre y lo pronuncies en voz alta antes de seguir leyendo.

Ahora quiero que evoques mi cuerpo, tal y como lo has visto el día en que más te he excitado. Quiero que recuerdes cada detalle de mi ropa aquel día, cómo se marcaban mis curvas y cómo de cachondo te pusiste, hijo de puta. Quiero que cierres los ojos y me veas, así, como aquel día, y pronuncies de nuevo mi nombre antes de seguir leyendo.

Quiero que me sientas cerca de ti, quiero que percibas mi olor, quiero que sientas ese mismo hormigueo que te acomete cuando estás en mi presencia. Quiero que recuerdes cuánto desearías poseerme, que evoques ese deseo hasta que sientas que te desborda. Todo ello sin tocarte la polla. Quiero que, si tienes una imagen mía, puto pajero de mierda, la busques y la tengas contigo antes de pronunciar de nuevo mi nombre y continuar leyendo.

Ahora quiero que te quites la ropa, todo menos los calzoncillos. Quiero que me obedezcas, cabrón, y que tengas muy claro que si te saltas mis normas no recibirás el placer que tanto ansías. Entonces, repito, quiero que te quedes solo con los putos calzoncillos y que, tocándote la polla por encima de ellos, pronuncies mi nombre en voz alta antes de seguir leyendo.

Quiero que pienses en mí como lo que soy, una zorra calientapollas. ¿Te das cuenta, verdad? Nunca podrás tenerme, estoy fuera de tu alcance; pero cada vez que me ves se te pone bien dura y tienes que pelártela como un mono. ¿Ves lo que ocurre? No soy más que una calientapollas que disfruta pensando en que pajeros como tú viven obsesionados con mi cuerpo. Pajeros como tú que tienes esposa e hijos y no eres capaz de pensar en otra cosa que en sacudírtela cuando me tienes cerca; o pajeros como tú, que pese a tener una hija de mi edad te calientas tanto conmigo que te das asco a ti mismo nada más terminar de darle a la manivela; o como tú, pajero de mierda, que hace meses o puede que años que no logras echar un polvo, y cada vez que estás conmigo tienes que pelártela en el baño sin tiempo de llegar a casa; o como tú que mientras te follas a tu mujer o a tu novia solo puedes pensar en lo que me harías. ¿Te das cuenta de que nunca tendrás mi cuerpo, hijo de puta? Sí, claro que te das cuenta. Por eso ahora vas a cerrar los ojos, y mientras te quitas los calzoncillos, vas a decir en voz alta mi nombre, el nombre de esta zorra que te pone cachondo como nadie.

Ahora quiero que empieces a meneártela. Quiero que antes de nada te sueltes un buen escupitajo en la punta de la polla, un escupitajo que yo -di mi nombre, cabrón-, que yo he echado en tu polla arrodillada ante ti. Cierra los ojos o mira mi fotografía y, mientras me evocas arrodillada ante tu miembro, quiero que sientas mi mano recorriendo tu polla suavemente de arriba abajo. Quiero que te pajees despacio, quiero que tu mano sea la mía, pelando esa polla lentamente pero hasta el fondo. Quiero que te pajees así, exactamente diez veces desde ahora, ¡y no se te ocurra correrte, cabrón!, y que digas mi nombre en voz alta cada vez que bajes hasta la base de tu picha.

Quiero que te imagines que yo, la mujer que más has deseado, vestida con esa ropa que tanto te excita, con esa ropa de cerda que solo una calientapollas como yo se pondría, quiero, digo, que te imagines cómo arrodillada ante ti empiezo a hacerte una mamada. Quiero que sientas, mientras te pajeas, puto pajero, que sientas cómo te la mamo. Quiero que te des cuenta de lo que está sucediendo; quiero que tomes consciencia de que yo -di mi nombre en voz alta, pajero- tengo tu polla en mi boca. Sí, tu polla. Tu polla que jamás soñaste poder acercar a esta boca de puta succionadora, ahora está siendo trabajada por mis labios de guarra. Quiero que me digas lo chupapollas que soy, quiero que descargues toda esa impotencia que has acumulado a lo largo de tu vida cada vez que te has excitado al extremo conmigo u otras mujeres y has sabido que sería imposible disfrutar de nosotras. Quiero que me insultes, que te desahogues, pajero; quiero que digas mi nombre en voz alta, y que lo acompañes de la palabra "chupapollas", tantas veces como quieras.

Ahora quiero que empieces a machacártela de verdad. Quiero que te la machaques, jodido pajero cabrón, como si fueses un maldito simio sometido a mi voluntad. Quiero que te la machaques a toda velocidad y sin parar, diciendo en voz alta mi nombre de zorra chupapollas, sin que se te ocurra correrte hasta que te dé permiso.

Quiero que me hagas cuanto quieras, aquello que más cerdo te ponga; quiero que cumplas conmigo, con los ojos cerrados o mirando mi fotografía, todas tus más oscuras fantasías. Quiero que me encules si es mi culo lo que te ha hecho escogerme; que te folles mis tetas, si son ellas lo que de mí te enloquece; que sigas con la polla en mi boca si es eso lo que te pone bien cerdo; que te comas mi coño; que me folles a pelo; que hagas, puto pajero, EXACTAMENTE LO QUE LA POLLA TE PIDA HACER CONMIGO, mientras repites como un puto poseso mi nombre en voz alta.

Y ahora quiero, por último, que te prepares para darme tu leche. Quiero tu lefa, tu corrida, tu semen, tu esperma... como más te excite llamarlo. Quiero que tu leche salga directa de esas pelotas, cargadas por mí y por otras zorras que como yo merecerían un buen escarmiento por calentar tanto a pobres diablos pajeros como tú. Quiero que repitas mi nombre en voz alta, mientras miras mi fotografía o cierras los ojos y evocas mi imagen; quiero que pienses dónde correrte, pues para ti, ahora, conmigo, nada está vedado; quiero que me insultes una vez más, mientras repites compulsivamente mi nombre y te la machacas, puto cerdo, hasta correrte a la de tres:

-Uno: vamos, jodido pajero, prepárate para darle tu lefa a esta zorra que por una vez es tuya y está a tu merced, a punto de recibir su merecido;

-Dos: VENGA, PUTO ORANGUTÁN, ¿NO VES QUE DAS PENA? ¿NO VES EL PODER QUE TENGO SOBRE TI Y CÓMO DOMINO TU POLLA? Prepara tu leche, pues la quiero ya MIENTRAS REPITES MI NOMBRE, ME EMBISTES Y ME INSULTAS COMO A UNA PERRA;

-¡TRES! INUNDA MI FOTO, VACÍA TUS HUEVOS SOBRE MI ROSTRO, DESCÁRGATE MIENTRAS REPITES MI NOMBRE, UNA Y OTRA VEZ EN VOZ ALTA ENTRE JADEOS.

UAU, ha sido un placer, pajero de mierda.