Soy tu gatita y me encanta follarme mientras me mi
Tal y como me lo ordenó, me desnudé, me puse el collar y me envolví en una bata de seda. Dejé mi pelo suelto y contemplé mi figura frente al espejo. Sin duda, mi pelo ondulado cayendo sobre mis tetas y el color rojo carmín de mis labios eran la pura imagen del erotismo. Me sentí satisfecha de la imagen que el espejo me devolvía. Comencé a excitarme otra vez y sentía tentaciones de acariciar mi clítoris e introducirme un dedo en la vagina, pero me contuve. Él me estaba esperando y quería ver cada una de mis reacciones y movimientos.
- Abre y mira lo que hay dentro – Me ordenó Josh con una sonrisa pícara
Por el brillo de su mirada deduje que sería algún tipo de juguetito sexual nuevo que él habría adquirido para acompañar nuestras sesiones de sexo que tan ansiosamente esperábamos al finalizar el día tras una larga jornada laboral. Pero me equivoqué. Cuando abrí la cajita que me entregó puede ver que se trataba de un collar precioso, lleno de brillantes que se adaptaba perfectamente al diámetro de mi cuello.
-¿Te gusta?-Me preguntó
Claro que sí- Respondí de inmediato mientras miraba tal joya totalmente embelesada. Josh nunca escatima en mis caprichos, y las joyas son uno de ellos. Sin embargo, este regalo no era un gesto simplemente romántico. Yo sé que había más. Su mirada indicaba que algo estaba tramando. Y eso me excitaba totalmente.
Quiero que te lo pongas. Quiero verte sólo con el collar, como si fueras una gatita. Una felina traviesa que va a actuar para mí. Quiero que te masturbes delante de mí, como si yo fuera un espectador, y que lo hagas con el collar puesto.
Me excité de inmediato. Pensar que él iba a contemplarme mientras yo me tocaba, que él se excitaría viendo cómo yo acariciaba mi depilado coñito y cómo me corría estaba provocando que comenzara a manchar mi tanguita.
-De acuerdo. Pero quiero que me hables mientras lo hago-Me encanta que me diga de todo mientras estamos follando.
- De eso nada. Tú no vas a imponer las condiciones. Es mi regalo y yo digo cómo y dónde. –Me di cuenta que él había tomado el papel de amo, de dueño de esa felina. Conociéndole como le conozco, esas palabras suyas no hicieron otra cosa más que incrementar mi excitación. Empecé a jadear, imaginando lo que él tenía planeado para mí. Y él lo notó. – Quiero que dentro de 10 minutos tu única prenda sea este collar que he comprado para ti y la bata bajo la cual vas a esconder tus preciosos pechos y tu dulce y sabroso coñito.- ¿Lo has entendido?-me preguntó acercándome más a él y clavando su oscura y profunda mirada en mis ojos.
-Sí-Respondí. En una situación normal le hubiese retado y hubiese puesto mis propias condiciones (eso son historias que contaré en otros relatos), pero sentía tal curiosidad por ver su mirada puesta en mi desnudo cuerpo y ver cómo reaccionaria cuando yo me corriese que no rechisté.
Tal y como me lo ordenó, me desnudé, me puse el collar y me envolví en una bata de seda. Dejé mi pelo suelto y contemplé mi figura frente al espejo. Sin duda, mi pelo ondulado cayendo sobre mis tetas y el color rojo carmín de mis labios eran la pura imagen del erotismo. Me sentí satisfecha de la imagen que el espejo me devolvía. Comencé a excitarme otra vez y sentía tentaciones de acariciar mi clítoris e introducirme un dedo en la vagina, pero me contuve. Él me estaba esperando y quería ver cada una de mis reacciones y movimientos.
Entré en nuestra habitación y vi que Josh estaba sentado en el sillón que lo había colocado expresamente al lado del borde de la cama. Vio como me iba acercando a él. Su mirada era lasciva. Cuando me puse en frente de él, deslizó el cinturón de la bata y tiró la bata al suelo, de tal forma que la misma tela consiguió que se me erizasen mis pezones. Una sonrisa pícara asomó su rostro. Sin tocarme con sus manos, se deslizó hacia abajo y de un lengüetazo lamió primero uno de mis pezones. Gemí involuntariamente. Rio. Y repitió lo mismo con el otro pezón.
- Estas preciosa con ese collar. Me vuelven loco tus tetas y estoy deseoso que abras ese coñito tan prieto y estrecho que tienes. Quiero que como una gatita gatees y andes de rodillas por la cama. Enséñame tu trasero. Me encanta verte desde atrás.
Como una dócil felina, le obedecí. Comencé a andar sobre la cama como si fuese una gatita formal. Descubrí que el roce de mis piernas al andar me daba placer y comencé a meterme en el papel. Quería masturbarme para él, quería tocarme y quería correrme ante su atenta mirada. Como si de una danza se tratase seguí moviéndome sobre la cama, separando poco a poco más las piernas mientras caminaba sobre mis rodillas y sintiendo como la humedad hacía mella en mi vagina.
- Dios gatita. Me encanta ver como te excitas. Estás tentándome con esos jugos tan deliciosos que tienes, pero no lo voy a hacer. Me voy a contener. Es suficiente. Quiero que te acomodes en frente mió, sobre la cama, y que te tumbes boca arriba.
Descubrí que finalmente él acepto la condición de que me hablase durante nuestro juego. Como un gatito satisfecho ronroneé. Me tumbé en la cama tal y como él dijo. Coloqué un cojín sobre mi espalda, que involuntariamente comenzó a arquearse debido a las exigencias de atención de mi húmedo coñito. Abrí las piernas y las flexioné de tal modo que mi chochito quedó completamente expuesto a los ojos de Josh, mi amo. Pude ver como había fuego en ellos, el mismo fuego que amenaza con quemarme como no comenzará a acariciarme a mi misma.
- Tócate, restriégate, frótate, muévete y córrete - Me ordenó, sin más preámbulos – Eres mi zorrita y quiero ver como te follas a ti misma.
Por fin, pensé. Comencé a acariciarme suavemente mis erguidos pezones. Primero con la yema de mis dedos, con leves caricias. Cuando estás no fueron suficientes, me los pellizqué tan fuerte que conseguí que más líquido de mi interior empapara mi vagina. Me pasé la lengua por mis labios, como un acto involuntario, pensando que él me chuparía mi coño. Pero sabía que hoy no sucedería eso. Acaricié mi abdomen y poco a poco fui deslizándome hacia la parte interior de mis muslos. Dediqué a Josh una mirada, tan lasciva como la que él me dedicaba. Puede ver cómo su abultado paquete iba cobrando vida rápidamente.
Comencé a acariciarme el clítoris. Pequeños círculos una y otra vez, y después arriba y abajo. Empecé a contraer la vagina. Me dio muchísimo placer imaginar que tenía su polla dentro. Haciendo eso pequeñas oleadas de placer me sacudían. Josh estaba jadeando sin apartar la misma de mi agujerito. Apuesto a que estaba pensando lo rico que se sentiría estar dentro de él. Pensar eso me excitó aún más. Mis pulsaciones iban a mil por hora. Necesitaba llenar mi rico agujerito que no dejaba de palpitar. Con mi mano izquierda abriendo mis labios para sentir más presión, introduje la mitad de mi dedo en mi vagina.
-Ahhh-No puede remediar que ese gemido naciera de mi interior.
-¿Te gusta?-Me preguntó con la respiración entrecortada
-Me encanta, pero me sentiría mejor si fueses tú y no mi dedo el que estaría aquí dentro. –Le respondía entrecortadamente mirando fijamente a su polla que ya había salido del pantalón.
Mi dedo entraba y salía, entraba y salía y mi respiración se fue haciendo más y más audible. Cuando un dedo no fue suficiente, me introduje dos y cuando esto no me satisfizo acaricié mi clítoris a la vez que introducía tres dedos en mi vagina.
De repente Josh se incorporó. Pensé que me iba a penetrar, pero estaba equivocada.
-Separa tus labios. Enséñame tu interior.
Así lo hice, esperando atenta a su próximo movimiento. Josh comenzó a oler mi sexo y a respirar sobre mi clítoris. Esto me estaba poniendo a mil. Después se acercó a mi boca.
- ¿Sabes? Siempre me encantó como olías a colonia, pero tu olor, gatita, el olor de tu húmedo chochito no se compara con nada en el mundo.
Pensé que no podía resistirme más y quería que me follara y que lo hiciera bien fuerte. Sin embargo, volvió a bajar a mi sexo y muy muy pegado a mi húmeda entrada me susurró:
- Quiero que te corras, gatita
Acto seguido, como si quisiera concederme un premio por tal espectáculo, sacó su lengua. Abrí los ojos de par en par, expectante. Y con la punta de su lengua, solo con la puntita, toco mi clítoris, rápido y conciso, sin vacilación. Se volvió a sentar en su sillón.
- Ahora quiero que te corras como nunca lo habías hecho tu sola.
Mi respiración era agitada y entrecortada. Quería correrme y rápido además. Mis caderas se movían en círculos y más y más flujos empapaban la entrada a mi vagina. Acaricié arriba y abajo fuertemente mi clítoris mientras que llevaba mis dedos a mi boca, y a mi nariz, puesto que quería olerlo y saborearlo. Olía a mí, a mi interior. No paraba de gemir, de moverme y de tocarme. Necesitaba correrme. Correrme para él
- Ah….uf…dios quiero correrme-Empecé a decir- Quiero que me veas retorcerme y que te excites viéndolo- Oh si…ah….-Gemía incontrolablemente- Quiero más…..quiero más..así…¿Te gusta lo que ves? Me encantaría que mezclaras con este líquido tan rico que sale de mí...ASÍ…oh…Sí...Sí , AHHH FOLLAMEEEEE-Grité mientras el orgasmo inundaba mi cuerpo y dejaba que éste me envolviera en sumo descanso.
- Muy bien gatita, eres preciosa. Me ha encantado-Dijo Josh mientras se acercaba a mí.- No me he perdido ninguno de tus movimientos. He visto cómo tu delicioso coñito se abría y se cerraba para mí al mismo modo que ésto…-Haciendo referencia a mis jugos mientras introdujo parte de su dedo en mi chochito-te ha empapado todo el ano. ¿Y qué hacemos ahora?-Me preguntó con una mirada llena de erotismo mientras yo trataba de recuperarme del fuerte orgasmo tenido-Sería una pena desperdiciar este jugo viscoso…que además sabe tan bien…
Y pillándome de improvisto, me penetró fuertemente haciendo que yo estallara en otro orgasmo repentino.