Soy tu dolor

Soy tu dolor. No soy tu primer dolor pero si seré tu próximo dolor.

SOY TU DOLOR

Soy tu dolor. No soy tu primer dolor pero si seré tu próximo dolor. Mírame a la cara. Mira mis ojos negros, intenta adivinar mis intenciones escondidas detrás de esta expresión. A veces veo en tu cara algo que podría definir como miedo y rabia.

Cuando hables conmigo quiero esa expresión permanente en tu rostro. Y si no la veo, te juro por lo más sagrado que haré que aflore. Me cueste lo que me cueste. Soy tu próximo dolor. Aprende eso. Dolor físico. Dolor psíquico. Veo tu cuerpo, eres alta y proporcionada. Tus pechos son grandes y caen de manera quizás no demasiado estética pero perfecta para mis intenciones. Perfecta para pinzar tus pechos por sus bordes hasta que supliques que pare. Perfectos pechos para tu próximo dolor. Entonces te preguntas porque haces lo que haces. Te preguntas por que. Una y otra vez. No me lo preguntes a mí. Yo no tengo la respuesta.

Solo te utilizaré para mí placer y si de ello consigues la respuesta, entonces me alegraré. Pero yo no voy a proporcionarte ninguna respuesta. Solo soy tu dolor. Soy tu miedo. Soy tus deseos insatisfechos y también los satisfechos. Soy el que te penetrará por todos tus agujeros mientras tu, inmovilizada en la cama y con la cara pegada a las sabanas, intentas respirar e interpretar ese dolor. Ese momento. Es cuando te preguntas si verdaderamente vale la pena sufrir para encontrar el sentido a tantas y tantas cosas. Tu vida cambia constantemente, a cada Amo que se cruza por tu camino.

Unos son aquello que deseas pero desaparecen. Otros son simplemente mediocridades y tu les haces desaparecer. Tú no eres responsable de sus actos. Eso es lo que mas te gusta, abandonarte a un desconocido. Pero yo no soy un desconocido. Yo soy tu dolor. Yo soy tus miedos más profundos. Yo soy la persona capaz de fabricarte una imagen perfecta de ti misma.

Yo soy tu espejo. Mira tu reflejo en mí e intenta comprender lo que eres. Te miro, miro tu cuerpo semidesnudo, observo la expresión de tu cara en la foto que me has enviado. Sabes que soy tu próximo dolor. No te engañes. Será mañana, la semana que viene, el mes que viene o quizás el año que viene. Pero será. Y cuando suceda tu interpretarás ese dolor. Cuando eso suceda no me preguntes que significa. Estaré demasiado ocupado jugando con tu cuerpo, proporcionándome placer con tu cuerpo. Mi placer. Tu dolor.

Quizás creas que mi postura es la más cómoda. Yo en cambio creo que tu postura es la más cómoda. Mírate, solo tienes que obedecer e interpretar. Interpretar mis órdenes e interpretar tus sentimientos cuando las ejecutas. Si te digo que me chupes la polla tu abrirás la boca y me harás la mamada de tu vida, lentamente, durante horas, aunque te duelan las mandíbulas, aunque te quedes sin saliva. Pero lo harás y durante todo ese tiempo pensarás en muchas cosas, por ejemplo que haces sentada en una silla, atada, con la polla de un desconocido dentro de tu boca.

Para mi simplemente es una prueba, si me comes la polla de la manera que deseo te recompensaré con mi leche e incluso te permitiré que la tragues. Pero solo si lo haces bien. Te preguntarás que ganas tú con ello. Nada físico. Mi recompensa es física, tu recompensa es psíquica. Y no voy a darte mas pistas.

Cuando estés maniatada en el suelo, mientras mis dedos se introducen en tu culo, sentirás que algo se rompe por dentro y harás auténticos esfuerzos por mantener tu dignidad y no regalarme ni una muestra de debilidad. Tu mirada será desafiante. Yo seré tu dolor. Tú serás mi instrumento. Cuando sientas las gotas de cera enfriarte en tu piel, tus ojos estarán tapados.

No conocerás el lugar donde van a ir a parar las gotas. Pero esas gotas acompañadas de punzadas de dolor te ayudaran también a conocerte. Yo soy tu próximo dolor. Tú eres mi próximo instrumento. Interpreta todo esto y si eres inteligente hallarás la respuesta. ¿Qué puedes hacer por mí? Esa no es la pregunta. La pregunta es: ¿hasta donde voy a llegar contigo?

-¿Qué puedo hacer por ti, amo? –me preguntarás.

Mis actos hablaran por mi. Yo soy tu próximo dolor y la pregunta es: ¿hasta donde voy a llegar contigo?

-Vamos a descubrirlo ahora, sumisa –te contestaré.