Soy suya

Siempre había fantaseado con su padre...

Eran las diez de la noche cuando su madre se levantó del sofá desperezándose y ahogando un bostezo con la palma de la mano. Sonia la observó y sintió como se excitaba. La camiseta se le levantó lo justo para mostrar la parte inferior de sus redondeados y operados pechos. Se inclinó sobre su padre y le dio un pico en los labios deseándole buenas noches. Estaba cansada y quería descansar, ya que al día siguiente entraba de guardia en el hospital bien pronto. Todo eso se lo decía mientras su pantaloncito de pijama, a apenas un metro de la adolescente, transparentaba el tanga negro que llevaba puesto.

Como era habitual, su marido le sonrió y le dio una palmada en el culo, mientras se giraba hacia ella y le daba otro pico a su niña deseándole buenas noches y que se portara bien las 48 horas en que no se verían. “Si tú supieras”, pensó Sonia mostrándole su mejor sonrisa de niña buena y responsable.

Hacia un tiempo que jugaba con su padre; pequeños roces, besos más cerca de la boca que de la mejilla, miradas perdidas que rehuían el contacto en cuanto se encontraban. En casa siempre habían sido bastante liberales y era habitual verse medio desnudos cuando salían de la ducha o, como había sido habitual ese verano, tomar el sol en topless y tanga. Sabía que su padre la miraba con deseo y lascivia al cumplir los 18, todo eso se había vuelto más habitual y el deseo se había vuelto en obsesión.

Su padre no era un adonis, barriga cervecera, machista hasta la médula, rudo,… pero había oído como se follaba a su madre bastantes noches y hasta les había espiado alguna vez en que había llegado de fiesta calenturienta por algún folla amigo que la había dejado insatisfecha, y se había masturbado imaginándose que era ella la que estaba bajo su padre o a cuatro patas siendo empotrada por él, mientras sus dedos recorrían frenéticamente su clítoris en busca de un orgasmo que solía ahogar en la almohada.

Su obsesión se convirtió en un fugaz plan el día en que vio la polla de su padre una tarde que entro en el lavabo a hacer pis y este salía de la ducha con el miembro semierecto. Se sentó embobada en la taza del lavabo olvidándose de lo que había ido a hacer mientras sus miradas se encontraron y su padre le dijo: ¿Ya has catado alguna de esta de tus amigos?, saliendo del lavabo riéndose de su ocurrencia y dejándola sentada con el coño húmedo, no pudiéndose quitar de su mente el rabo enorme, grueso, venoso y descapullado que había estado a escasos centímetros de su rostro.

El plan era sencillo. Su madre entraba a las 6 de la mañana de guardia. No sabía lo que ocurriría y quizás se llevara la bronca del año y un castigo de los de aúpa, pero no podía retrasarlo más. Los viernes siempre salía con sus amigas y ese en concreto les dijo que no se encontraba bien. En cuanto su madre se fue al piso de arriba, le dijo a su padre que iba a ponerse más cómoda. Este no le hizo el menor caso ya que estaba viendo el final de un reportaje en la televisión. Una vez en su habitación, nerviosa y con el corazón a mil por hora, se despojó de su camiseta, sujetador y sus pantalones cortos y se puso encima del tanga una camiseta que le llegaba a medio muslo con los laterales de los brazos holgados. No es que tuviera mucho pecho pero sabía cuánto le gustaba a su padre echarle miradas fugaces. Se miró en el espejo y le gusto lo que vio, una puta que iba a lograr lo que se había propuesto. Se recogió el pelo en un moño alto y se atrevió a meterse la mano dentro del tanga tocando su húmedo y recién depilado coño. Cerró los ojos y respiró e inspiró repetidamente hasta que sintió que sus pulsaciones volvían más o menos a un estado de respiración normal. En una última inspiración agarró los laterales del tanga y se los bajo, apartándolo con sus pies desnudos y saliendo de la habitación.

Se encontró a su padre preparándose un cubata. Un generoso chorro de ginebra cayó en el vaso de tubo y le dijo que le trajera la coca-cola de la nevera y un vaso por si ella quería otro. –No, le dijo, ya beberé un poco del tuyo – le respondió mientras se giraba y se dirigía a la nevera consciente de la mirada lasciva de su padre a su cuerpo mientras se dirigía a la cocina.

Cuando llego con el refresco en la mano, se estaba acomodando sin disimulo alguno el paquete mientras le ofrecía el vaso para que se lo rellenara. Con su mejor sonrisa, aunque él estaba viendo la tele, se lo rellenó y dejó el botellín en el suelo. – Va a dejar marca en el suelo, coño –

-          Perdona - le contestó –

-          Es igual, no pasa nada, ¿qué quieres ver? – Le dio un sorbo a la bebida y dio su aprobación. Fuerte, como a él le gustaba.

-          Lo que tú quieras papá – Se sentó encima de las rodillas tapándoselas con la camiseta.

-          Ahora va a empezar una un pelín erótica. Si no te importa

-          Para nada, jajajaja ya no soy una cría

-          ¿Seguro? – Una sonrisa cínica apareció en su rostro de tres sin afeitar mientras le guiñaba un ojo.

La película empezó fuerte. Un par de prostitutas haciendo la calle miraban con cara de envidia como un coche recogía a una mulata de la acera de enfrente, se adentraba en un callejón oscuro y al rato el vehículo empezaba a moverse.

Sonia sentía su corazón acelerado. Supuso que por decoro, aunque lo dudo, su padre cerró la luz de la lámpara de pie quedándose en el salón, solo la iluminación que proyectaba el televisor. Ahora o nunca, se dijo.

Se estiró cuan larga era apoyando la cabeza en el muslo de su padre, peligrosamente cerca del bulto que se iba agrandando por momentos por la escena que se proyectaba en la película y en la que la mulata se veía cabalgando encima de su cliente.

El volumen estaba al mínimo para no molestar a su madre, a pesar de estar la puerta del comedor cerrada. En el ambiente se mascaba la excitación, el silencio

Cerró los ojos y se mordió los labios cuando su padre puso su mano en su desnudo muslo y lo empezó a acariciar lentamente. Ya está – pensó. A ver qué pasa.

La mano fue acariciando lentamente el muslo, subiendo sin prisa pero sin pausa, retirando la camiseta cada vez un poco más. Sentía los pezones duros y le dolían, y como su sexo empezaba a humedecerse. La mano llegó a su firme y redondeado culo y se entretuvo rodeándolo y amasándolo hasta que se dio cuenta que no llevaba ropa interior, momento en el que se paró unos instantes y un –que puta- llego a sus oídos.

Al segundo otro susurro: - ¿Paro? Negó con la cabeza. Al instante el magreo continuó. Ya sin ningún impedimento, los dedos empezaron a recorrer la raja del culo y un dedo jugueteo con su ano trazando círculos que hicieron que suspirara. Primero intento entrar un poco pero lo tenía demasiado prieto por los nervios y porque nunca le habían tocado allí. El dedo se retiró y bajó a la raja de su coño que ya estaba totalmente encharcado. Dos dedos juguetearon un rato esparciendo la humedad por su depilado coño. Sintió como su padre tragaba otro trago de su bebida mientras uno de sus gruesos dedos se introducía dentro y empezaba un lento mete y saca. Joder, estaba salida como una cerda, cerró los ojos mientras sentía como su corazón iba a mil por hora al sentir bajo su mejilla la enorme erección que había provocado.

Su mano se dirigió al miembro y su padre le dio un manotazo.

-          Tranquila que tiempo tendrás. Te vas a hartar.

Sacó la mano de su entrepierna y se la dio a chupar.

-          Limpia bien que me has dejado los dedos llenos de tu jugo joder

Le excitaba la forma en que le hablaba, como la trataba.

Sintió una pequeña bofetada en la mejilla y como le ordenaba que se levantara y se quitara la camiseta.

Desnuda frente a él, viendo como la miraba con esa cara de cerdo salido, se sintió vulnerable, cachonda, cerda. Se humedeció los labios y entreabrió las piernas enseñando su coño.

-          Joder. Estás buena puta. Y pensar que llevo tiempo cascándomela, imaginándome esto. Sólo te lo preguntaré una vez. Si dices que no aquí no ha pasado nada y a dormir. Ya tengo suficiente con la puta de tu madre, pero reconozco que me pones a mil. ¿Quieres seguir?

No se lo pensó dos veces. Se tocó su coño con la mano derecha frotándose los labios menores y dos dedos de la izquierda se dirigieron a la boca retorciéndose ligeramente el labio inferior mientras asentía.

-          Quiero oírte – Fue un susurró que se oyó a pesar del volumen del televisor.

-          Quiero ser tu puta – Se sintió decir a sí misma

Su padre se quitó la camiseta, y los pantalones del pijama mostrando su enorme erección bajo la barriga cervecera y volvió a sentarse en el sofá mientras se escupía en la mano y se masajeaba vigorosamente el capullo que brillaba.

-          ¿Eres virgen?

Sonia negó con la cabeza avergonzada

-          ¿Con cuántos has estado puta?

-          Dos compañeros del insti

-          Siéntate encima mío y métetela tu misma – Le ordenó mientras se sujetaba la polla por la base

Con las piernas temblando por la emoción se acercó a su padre y se puso de cuclillas encima suyo. Sujetó la polla con su menuda mano, y se la llevó entre sus labios vaginales, notando como la punta del capullo pugnaba por entrar.

Se miraron unos instantes, los dos excitados, sudando, temblando. Cerro los ojos cuando el capullo entró poco a poco en su coño, sintiendo como se iba dilatando. Le dolió, costó un instante que se le hizo eterno mientras sentía como el tronco de la polla se introducía centímetro dentro suyo hasta que sintió que su culo tocaba los huevos de su progenitor.

Un suspiro por parte de él. – Que prieta coño y que tragona. Tu madre esta arriba, así que ya esta callando y que no se oiga nada o te muelo a palos. Vamos muévete. No querrás que lo haga todo yo.

Se mordió el labio inferior y empezó a moverse lentamente arriba y abajo, sintiendo un placer indescriptible que nada tenía que ver con las anteriores veces, rápidas, fugaces, en los que apenas había sentido ella nada más que la satisfacción del chico que tenía encima suyo.

Sintió como las manos de su padre apresaba sus menudos pechos y los apretaba fuertemente, pellizcándole los pezones, mezclando el placer con el dolor, hasta que cogió sus brazos y se los apresó, abrazándola y follándola fuertemente, llevándola a un éxtasis que la dejo con los ojos en blanco. Sintió como se corría y mojaba sus muslos y los de su padre.

-          ¿Ya estas, puta? Que rápido has ido – Busco su boca y la morreo con lengua, saliva, relamiendo y repasando el interior de su boca. El gusto a la bebida que se había ido tomando la inundo.

La cogió por los muslos y la separó de su polla, poniéndola de rodillas e introduciéndole la polla en la boca en un visto y no visto.

-          Trágatelo todo zorra.

Cogió su cabeza y estuvo bombeando media docena de veces hasta que se la introdujo del todo en su garganta y explotó descargando toda su leche dentro, con lo que no tuvo mas opción que tragar su primera corrida.

Después le ordenó limpiársela y lo hizo con tranquilidad, relamiéndose con su capullo, lamiendo lentamente el tronco, mientras sentía las manos de su padre acariciarle la cabeza lentamente.

-          No ha estado mal, pero te queda mucho por aprender. Ahora te vas tal cual a la cama. No te duches ni te limpies y échate así a dormir. Mañana tu madre se va a las seis al hospital. Te pones el despertador y te vienes a mi cama. Vamos, aprovecha que sólo te quedan cuatro horas de descanso.

Sonia se levantó sudorosa, nerviosa, excitada. Asintió con la cabeza, le dio un beso en la mejilla y le deseó buenas noches.