Soy su puta

Odio estar tan caliente, sólo sé que voy a estallar si no me deja correrme

Es complicado imaginar como pude bajar de excitada, aquel hombre me iba a volver loca, mientras me vestía pensaba una y otra vez en lo cachonda que me había puesto solo para luego no dejarme acabar, ¡maldita sea! ¡¡QUIERO CORRERME!! gritaba una y otra vez en mi mente. Hasta el simple hecho de ponerme la ropa me molestaba incluso después de una ducha rápida que debería haberme relajado.

Mi Amo me esperaba sentado en el salón, no sabía muy bien qué era lo que se le pasaba por la cabeza, sólo sonreía y me miraba.

-          Vamos.

En el ascensor subió mi falda para asegurarse de que no había olvidado ir sin bragas y al llegar al garaje nos dirigimos a su coche, me sentía con el coño ardiendo y deseaba que me dejara por fin correrme.

-          Señor, déjeme correrme, deje que su puta se corra para usted.

-          No zorra, pero vas a hacer algo por mí, quiero ver como te metes en el coño la palanca de cambios del coche.

No podía dar crédito a lo que me pedía, miré  a mi alrededor, no parecía haber nadie, y me moría de vergüenza.

-          Pero la manchare...

-          Le ponemos un condón, y así disfrutaré de como te la follas con tu coño y luego te la metes en ese culo tragón de puta que tienes. Vamos, estás tardando, si lo haces rápido te pellizcare los pezones mientras lo haces, si te veo q tardas haré que te folle el primer mendigo que vea por la calle.

Ya os puedo asegurar que no tardé en tener una pierna a cada lado de la palanca de cambios, y la introduje en mi coño chorreante, mi Amo me pellizcaba los pezones desde el asiento de atrás  y yo además de excitarme sólo de imaginar lo puta que vería que soy cualquier persona que pasara por allí, me encontré moviéndome arriba y abajo a la señal de mi Amo.

-          Mi Amo soy su puta, deje que me corra, estoy muy cachonda, deje que me corra con su palanca de cambio metida en mi coño, follándomela, por favor métame lo q quiera en el culo para tener mis dos agujeros llenos, aaahhhh, me tiene temblando de placer.

-          Eres mi puta y te vas a correr cuando yo quiera, aguanta zorra, voy a meterte la palanca de seguro del volante por el culo, y te voy a follar con ella, ni se te ocurra correrte.

Mi culo se vio inundado de pronto y no hacia mas q entrar y salir, estaba al borde del orgasmo y cuando estaba a punto de correrme.... ZAS! un azote en mis tetas me detuvo.

-          Que se dice guarra?

-          Aahhhh Gracias Señor

-          Cuenta puta!

Zas!

-          uno, gracias Señor.

Zas… iban cayendo uno tras otro los azotes y mis pechos iban tomando un color rosado, me costaba hasta contar, y en total fueron quince

-          Quince, Gracias Señor

-          Y ahora te metes en ése culo de zorra la palanca de cambios... vamos! Rápido, móntatela te quiero bien puta, eres mi guarra, mi cerda, mi puta, y quiero ver todo lo q se me antoje entrando y saliendo de tu culo.

Le obedecí inmediatamente, mi Amo observaba como entraba la palanca de cambio en mi culo, cogió mi pelo y tiró de él hasta dejar la boca a la altura de poder besarme, me derretía, me excitaba, me hacía estar tan cerca de correrme y sólo acercarme...

-          Mi Amo necesito q me deje correrme, fólleme, déjeme chupársela, necesito....

-          No, solo necesitas lo q yo te diga. Sácate la palanca de cambios de tu culo, puta.  Nos vamos a desayunar.

-          Por favor, al menos chuparle la polla, me siento muy necesitada de su polla, métamela y me da igual por donde.

Se paso al asiento del conductor mientras mi culo bien abierto rogaba por una polla bien grande q entrara y saliera violentamente. Solo quería sexo, no quería desayunar, solo que me follasen una y otra vez. Miguel pasó los dedos por mi coño y me atrajo para darme un beso suave en los labios....

-          Veo q estás como más me gustas, desesperada por que te den polla. Eres una buena puta. Tócate por el camino, pero no te corras.

-          Mi Amo le suplico que deje a su zorra correrse, no puedo dejar de pensar en su polla, en que me la meta, me deje chupársela, me reviente mi culo de puta perra viciosa, necesito q me llene todos mis agujeros de su leche, que me haga suya, me tome por donde quiera, hágame lo que quiera pero deje que me corra, su puta necesita correrse.

-          Me da igual lo q necesites, estas para mi placer, y si quieres polla no te preocupes que vas a tener, sigue tocándote. De quién eres?

-          Suya mi Amo

-          Pues como eres mía te tocas, tus agujeros tienen que estar siempre húmedos para cuando quiera usarlos. No espero tener que repetirlo

Llegamos a una cafetería, había mucha gente en la terraza, parecían muy ocupados los camareros  y mi Señor me cogió de la nuca y me empujo al baño donde se saco la polla y me agache a chuparla como si no hubiera un mañana, la deseaba, ansiaba que mi Señor me follara la boca y sentir como entraba y salía, miraba a la puerta por si entraba alguien y Miguel me empujó a una de las cabinas y cerró la puerta tras de sí.

-          Vamos puta, chúpamela, no te morías de ganas? Pues ya la tienes, a ver lo q haces ahora.

No perdí tiempo, quería su polla como si fuese mi vida en ello, mi coño palpitaba, la chupe una y otra vez, la imaginaba en cada uno de mis agujeros, aquel hombre era capaz de que yo hiciera lo q fuera por correrme.

-          Mi Amo, monte a su puta, hágame lo q quiera, folle mi culo, córrase en el y azóteme, le ruego q me folle con fuerza que me estampe contra la pared mientras mi culo se inunda, me da igual si me folla un regimiento siempre que me deje correrme, y lamer sus dedos mientras lo hacen.

-          No todavía guarra, así que te mueres de ganas de que te folle todo un regimiento? Me gusta que me des ideas

A veces debería taparme la boca en lugar de abrirla de esta manera, o simplemente no sacarme la polla de mi Amo de la boca. La volví a meter en mi boca y mi Señor me cogió del pelo mientras me follaba la boca una y otra vez. Estaba muy mojada,  muy deseosa, pero costaba mantenerla abierta.

Mi Señor sacó su polla de mi boca y tiró de mi pelo para levantarme, me puso contra la pared y levantó  mi falda haciéndome poner el culo en pompa, y sentí sus dedos entrando en mi culo, saqué el culo todo lo q pude, lo necesitaba, necesitaba sentir sus dedos, su polla, sus labios...  y a continuación su polla en mi  coño, frotándose con mi raja .No podía más de la excitación.

-          Por favor mi Amo fólleme fuerte, no me deje así, córrase dentro de mí, estire de mis pezones, azóteme pero deje que me corra. - Por respuesta sólo recibí un azote.

-          Creo q aún no tienes claro que estás para que yo disfrute, puta.

Sacó los dedos de mi culo y puso la mano entre mis piernas, estaba tan caliente que solo quería rozarme, lo hubiera hecho con cualquier cosa que me hubiera pedido, pero no tuvo ni que hablar, me restregué contra su mano, sabía que le gustaba verme tan desesperada, pensaba que me pediría cualquier cosa y yo la haría tal era mi estado, pero no fue ése día. Mi coño empapado notó su polla, por fin, me la clavó y solo pude gemir de satisfacción notando como entraba y salía de mi interior una y otra vez, mi Amo me estaba dando bien, cogió mis tetas y las apretó entre sus manos, me apoyé sobre su torso, me mordió en el cuello sabedor de que era de lo que más me excitaba, me asustaba cuanto llegaba a conocerme y de nuevo me empujo hacia adelante para coger mis caderas y clavármela hasta lo más profundo.

-          Tócate zorra, dale caña a tu clítoris

-          Mi Señor, me correré si lo hago.

-          Sólo cuando yo te lo diga

Mi Amo estaba a punto de correrse, mi clítoris estaba empapado, lo frote fuerte procurando no correrme hasta que no me dijera.

-          Correte zorra, hazlo ya, damelo todo vamos

-          Ahhhhh – justo a tiempo, mis espasmos apretaban con fuerza su polla en mi coño, le nota llenarme el coño de leche y me apoyé en la taza del wc rendida.

-          Vamos a desayunar, ahora sí, me encantará que vayas chorreando de mi leche y tus jugos.

Y si que notaba toda la humedad, nos sentamos en una mesa en el interior, con el aire acondicionado, aunque la mayor parte de la gente estaba fuera disfrutando del sol. Pedimos el desayuno y Miguel se aproximó mucho para besarme a la vez que metía su mano en mi coño, la empapaba y me daba sus dedos para lamerlos, el camarero llegó a tiempo para ver como lamía los dedos de mi Amo y nos miró algo turbado.

-          Gracias, discúlpela, no sabe controlar las ganas de chupar.

No sé si tras ése momento estaba más colorado el camarero o yo, se alejó y sentí como un churro pedía paso entre mis piernas, miré a mi Señor con los ojos muy abiertos.

-          No pretenderás comer churros sin haberlos mojado antes no?

No le había visto cogerlo, y no fue solo uno, los 3 que había pedido pasaban primero entre mis piernas. Y al sacar el último…

-          Mira al camarero y píde la cuenta, cuando te lo metas en la boca quiero que lo chupes como si fuera mi polla y que te vea cuando venga, sé descarada.

Levanté la mano para pedir la cuenta, el camarero asintió y cuando la traía lo deslicé entre mis labios como si los quisiera pintar, lo introduje despacio degustando nuestros fluidos y entorné los ojos para meterlo y sacarlo despacio en la boca mientras el camarero tomaba el dinero que habíamos dejado sobre la mesa sin apartar los ojos de mis labios, aparté la mano en la que tenía apoyada la cara y con mi dedo índice recorrí mi cuello hasta llegar al escote, al aparté el churro de mis labios y se notaba claramente marcados mis pezones tiesos bajo la blusa, el camarero pareció darse cuenta de los segundos que había pasado mirándome y se fue corriendo.

-          Aún quieres más? – sonrió Miguel en mi oído

-          Ni lo dude, Amo, soy su puta

Al levantarme del asiento me ajusté la falda, aún notaba su leche resbalando entre mis piernas, el camarero se despidió al pasar por delante suyo, mientras abría la puerta para salir mi Amo subió ligeramente la falda para que viera que no llevaba bragas y que estaba empapada, me detuve un segundo sin girarme para que pudiera darme un azote y meter un dedo entre mis piernas, le guiño un ojo, y traspasó la puerta tras de mi, dejando al pobre muchacho continuar su trabajo.