Soy su muñeca

Accedí a su fantasía mas profunda, quería cogerse a una muñeca y se lo hice realidad.

SOY SU MUÑECA

No se como llegué a esto, ni siquiera cuando comenzó.

Después de cinco años de pololeo y 6 de casados supongo que las cosas cambian, para bien o para mal.

Él es de esos hombres que lo dan todo en la cama, y yo soy de esas mujeres que está dispuesta a hacer cualquier cosa para complacerlo.

Últimamente jugamos a interpretar otros personajes y los llevamos a la cama, de prostituta, profesora, colegiala, policía, enfermera… y tantos más. Pero no le bastaba, aún había algo que anhelaba hacer…me quería convertir en su muñeca.

Un día llegó con todo lo necesario, desde la ropa hasta el maquillaje, peluca, lentes de contacto, hasta unas fotos de la muñeca y aunque no me gustaba mucho la idea accedí.

Tomé todo y fui al baño, me calcé la ropa interior color rojo, un vestido del mismo color muy ajustado, me maquillé como aquella muñeca, me puse la peluca y la acomodé bien, luego los accesorios, los lentes color azul, una estola, aros, collar: me miré al espejo, me sentí algo ridícula pero me animé a salir.

El estaba tendido en la cama, al verme saltó de inmediato y acercándose me dijo que no me moviera, quedé estática, el dio una vuelta a mi alrededor apreciando a la barbie que había fabricado.

Me tomó en brazos y me depositó en la cama.

Tu tranquila que no tienes que hacer nada- me dijo y se sentó a mirarme un rato.

Sacó la cámara fotográfica, quería inmortalizar ese día, yo debía permanecer inmóvil con sonrisa de muñeca mientras lo hacía, subió un poco mi vestido dejando mis piernas descubiertas hasta el muslo y sacó más fotos, luego me volteó y nuevamente fotografió la escena. Dejó a un lado la cámara, me examinaba con detenimiento al mismo tiempo que su mano recorría el vestido. Tomó una de mis manos e invitó a que me levantara, me indicó una pose de maniquí, arregló mi vestido y mi cabello.

Ahora serás mía - dijo mientras me miraba toda.

Sus palabras y el tono en que las dijo me asustaron un poco, pero lo amaba así que haría todo lo que él quisiera. Tomó un extremo de la estola y fue tirando de ella lentamente para sacármela, la seda se deslizaba en mi cuello, suave, cuando la tuvo en sus manos la llevó a su cara frotándola, aspiró el perfume impregnado, se acercó y hundió su nariz en mi cuello, aspiró profundamente y sentí su rostro que se frotaba en mi cuello mientras sus manos se iban a mi espalda, subieron hasta llegar a mi nuca, desabrochó el collar que sujetaba mi vestido, y lo bajó hasta la cintura, siguió con su cara pegada a mi cuerpo bajando desde el cuello a mis pechos, haciendo solo eso, aspirando todo el perfume que me había puesto.

Sus caricias fueron haciendo efecto en mí, sentí ese cosquilleo entre las piernas y la sensación de humedad en mis labios, que en otra oportunidad se hubieran pegado a él de inmediato, pero estaba ahí en mi papel de muñeca, sin voluntad y esperando que hiciera lo que quisiera, era muy difícil contener las ganas de tocarlo, gemía calladamente, para que el no escuchara.

Sus manos se fueron a mi trasero, yo tenía ganas de gritarle que apretara mis nalgas que las amasara, pero una muñeca no habla, solo espera.

Me tocaba con una paciencia que daba rabia, no creí aguantar, a mi me gusta tocar! No era justo! , por fin, su mano buscó el cierre, lo abrió y sacó ese vestido, quedé entonces en ropa interior y tacos altos, me tomó en sus brazos y nuevamente me dejó en la cama. Por fin me tomaría.

A un lado de la cama el fue sacándose la ropa hasta quedar completamente desnudo, no fue sorpresa ver que su miembro estaba totalmente erecto. Lo acercó a la cama, a mi cara, pero olvidando mi rol abrí mi boca para chuparlo, mi mano se pegó a él, error, eso no estaba permitido por lo que me aplicaría un castigo, ató con la estola mis manos a la cama y me dijo que como muñeca debería quedarme quieta.

Inmovilizadas mis manos, me sentí totalmente vulnerable, pero a la vez muy excitada y ansiosa, tenía mil ideas en mi cabeza sobre lo que él quería hacer. Querrá vendarme los ojos también? Pero miré el velador, tenía una hielera y adivinando lo que pretendía vi que sacó un cubo de hielo. Que traicionero, sabe lo friolenta que soy, lo tomó con los dedos y lo fue deslizando desde los pies hasta mi cuello, luego volvía a bajar pasando por mis pechos con mis pezones erectos por el frío, pero me armé de valor, como una muñeca omití palabra o quejido, pero por dentro había una marea de sensaciones, el hielo era en extremo frío así es, pero muy excitante a la vez.

Siguió así hasta que el hielo se derritió todo.

Esta experiencia provocó en mi que me hiciera consciente de mi propio placer y las reacciones de mi cuerpo como un nunca, pude sentir mi respiración agitada y como me estremecía.

De pronto ya no sentí la urgencia de siempre: cogérmelo cuanto antes y por horas.

Comencé a disfrutar cada caricia, cada beso sin prisa.

Palpó mi pantaleta, estaba húmeda, la expresión de su cara me dijo que bajaría a verificar como estaban las cosas por allá abajo. Y sin sacar mi prenda hundió su cara absorbiendo mis jugos a través de la tela mientras sus manos se agarraban a mis caderas.

Sacudía su cabeza sin control mientras levantaba mi trasero para pegarlo mas hacia sí, mordí mis labios instintivamente, y excitadísima gemí fuertemente, fue imposible aguantar que saliera, levantó sus ojos, su boca estaba mojada y respirando agitado me ordenó callar, volví a mi rol de muñeca, quieta y dispuesta.

Una de sus manos se apoderó de mi conchita esta vez y buscaba mi botón, lo encontró su dedo frotaba suave pero sostenidamente, que delicia, ya me venía, sentí como mis piernas se tensaban ya venía! y luego ese estallido tan exquisito de placer, siguió frotando lentamente, yo quería más y más, siguió frotando y frotando, como queriendo arrancarme hasta el último orgasmo, me vine una y otra vez consiguiendo que mi pantaleta ya estuviera totalmente empapada.

Te gusta jugar? Toma!- me dijo mientras se sentaba en mi estomago.

Tomó su verga y la puso entremedio de mis pechos, tenía el sostén puesto pero eso no pareció molestarle, se pajeaba a gusto rozando la tela y luego se acercaba a mi boca pero apenas alcanzaba a rozarlo lo quitaba para volver a mis senos.

Era su juego y yo su juguete.

Quieres que te lo de?- dijo inesperadamente.

Yo quería… pero debía hablar?

Era una muñeca así que me quedé callada.

Se puso de pie y con su miembro erecto se acercó a mi cara, comenzó a dar pequeños golpes con él por todo mi cuerpo, luego y con prisa sacó mi sostén, bikini, tacones y las medias, sacó del hielo que quedaba un cubo a medio deshacer, lo puso en mi ombligo y dijo que solo cuando se derritiera me daría mi premio, acto seguido levantó mis piernas y las puso en sus hombros, pero no me penetró solo puso su verga encima de mi mojada conchita y la frotaba, las gotas escurrían desde mi ombligo mojando la cama debajo de mi, se frotó enérgicamente mientras el hielo se mantuvo.

Cuando el hielo se fue y una gota quedó atrapada en mi ombligo, estiró uno de sus brazos y metiendo un dedo esparció el agua .

Su mano se fue a mi conchita metió un dedo y otro con gran facilidad, nunca había estado tan mojada como ahora.

Ahora dámelo – le respondí tardíamente a la pregunta.

Pero dio una respuesta negativa con su cabeza, se ensalivo un dedo y fue a parar a mi trasero, lo metió sin ninguna piedad, me dolía tanto que no pude aguantar el quejarme.

-ay no!... me duele!- le supliqué que no siguiera.

  • cómo? Una muñeca que se queja? Y si te pongo esto te seguirás quejando?- no acababa de terminar la frase cuando sentí su verga tratando de entrar en mi culito, un deseo distinto se apoderó de mi y deseé que lo tomara, dolía pero no me importaba, empujaba y empujaba, la mezcla de dolor y placer me tenía como embrujada, un poco más adentro, y luego por completo, listo ya lo tenía todo dentro.

Estuvimos asi un largo rato.

  • Te gusta? – preguntó y yo asentí con mi cabeza – esto te va a gustar más todavía, ahora vamos a jugar de verdad.

Metió la mano debajo de la almohada para sacar algo, que pretendía hacer ahora?...

Mi dueño estaba cogiendo mi trasero como un loco, me dolía a mares pero la excitación era muy grande, tanto como para aguantar todo lo que quisiera hacer, estiró una de sus manos como para sacar algo de debajo de la almohada, pero que es esto…. Un pepi… pero que es lo que quiere hacer ahora!

Así fue, sacó un enorme pepino aun mas grueso que su miembro, y sin dudar lo llevó a mi boca, chocaba en mis labios, yo dudaba en abrir o no la boca, que mas da, que tan terrible podría ser?

Abrí un poco para probar, estaba algo frío, abrí mas mi boca, mmm no está mal, cierro mis ojos y pienso que es su pene, lo visualizo en mi mente como tantas veces ha estado, mmm esta mejor, lo saboreo con ganas como si fuera de verdad, ahora ya lo siento tibio, lo estoy disfrutando, es sabroso, pero él lo saca de mi boca y dice que me prepare, de pronto siento que lo introduce en mi conchita que aunque está húmeda es incapaz de recibir semejante pedazo, le pido que me penetre él, pero se niega y dado una palmada en mi trasero me hace callar, lo había olvidado, soy una muñeca.

Volví a mi rol totalmente pasivo, el seguía tratando de introducir el pepino, pero comprendiendo que no podía lo volteó quedando el extremo contrario y que era menos grueso en la entrada de mi conchita mojada, cerré mis ojos y me entregué solo a sentir.

Era como tener dos vergas para mi sola, imaginaba cuatro manos tocándome y dos bocas pegada a mi cuerpo, si es que el quiso inducir en mi estos pensamientos lo estaba consiguiendo y estaba ardiendo como nunca.

Aceleró el ritmo de sus movimientos, al mismo tiempo con el pepino en su mano inició un mete y saca que era simplemente exquisito.

  • Te gustaría que fuera uno de verdad?- me preguntó, pero yo no le dije nada- vamos, puedes responder.

  • Si me encantaría- le dije y era verdad, en ese momento yo lo quería, haría cualquier cosa para él.

  • Y qué dirías si te diera uno justo ahora?

Continuará.