Soy Santiago y esta es mi historia XI

Santiago se levantó y caminó hacia mí lentamente, cuando estuvo en frente mío se agachó, tomó mi cara con las dos manos, y me plantó el beso que yo estaba esperando hace mucho, corto, tierno y a la vez decidido, y muy a lo Santi. Mi corazón se aceleró y sentí que me mareaba.

NOTA:

Amigos, aquí está el capitulo 11, lo envié hace unos días pero por alguna extraña razón no lo han publicado, por eso lo envío de nuevo a ver si esta vez lo publican, en realidad no se que pasa. En fin , espero que les guste, y espero que no me hayan olvidado, ni a mi ni a la historia de Santiago. Quiero que sepan que todavía no se cuantos capítulos va a durar ni cuando va a terminarse, estoy dejando que toda fluya y no ponerme límites. Y bueno recuerden comentar y valorar, de verdad aprecio mucho sus comentarios y animan a seguir escribiendo. Besos y Abrazos

PD: Quienes hayan escrito a mi correo, no les he respondido porque no he podido revisar mi correo :/

PD PD: Estoy pensando seriamente en abrirme una cuenta en Twitter para comunicarme mejor con ustedes, que dicen ¿Me seguirían? jejeje xD

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CAPÍTULO ANTERIOR

Entre a mi cuarto, me desvestí y me lancé a la cama en bóxer, ni siquiera me puse alguna de mis ropas para dormir. Estaba feliz, SUMAMENTE FELIZ. Ya podía vernos a Migue y a mí como novios otra vez, dándome sus besos, sus abrazos y todo lo demás. Decidí enviarle un mensaje de texto, mi plan era seguirles el juego.

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MIGUEL

La noche anterior había sido satisfactoria. El primer encuentro del “Plan” había surtido efecto, me lo confirmó el mensaje de Santi. Que lindo, “Te amo inmensamente, aunque ya me hayas conseguido un reemplazo”.

Al parecer mi primo estaba complacido con la salida, no paró de hablar de la película en todo el camino a casa, y quería saber que haríamos hoy.

Había llamado a Marco y me dijo que Santi se había creído todo, y que se sentía triste porque yo estaba “saliendo” con Daniel. También me había dicho que iban a ir al club a jugar vóleibol de arena. Me pareció raro, porque Santi a pesar de saber jugar, no le gusta mucho. Iban a ir los cuatro: Marco y Esteban, y Santi y Albert, sentí un poco de celos por Albert, pero igual no les di mucha importancia.

Salí del cuarto con una franela blanca y en bóxers, tal como me gustaba andar en casa los domingos por la mañana. Me asomé por el balcón, el 7mo piso de mi edificio, y hacía un clima idóneo para ir a la piscina, e inmediatamente se me encendió el bombillo de las ideas, iría al club con Daniel, pero a darnos un chapuzón en la piscina, y quizás nos pasearíamos por las canchas y nos encontraríamos “casualmente” con Santiago y compañía. No pude evitar sonreír.

Todo iba bien, no noté en Daniel ninguna actitud que indicara que yo le gustase, así que no había nada de que preocuparse. Bajé las escaleras a la primera planta por algo de comer, al llegar a la cocina me conseguí una grata sorpresa.

  • ¡Papá! Bendición. Pensé que no vendrías esta semana –le dije a mi padre dándole un corto abrazo.

  • Hola hijo, pues ya ves, aquí me tienes. Decidí venir, me voy mañana, vine a darles una vuelta. –dijo mi padre sirviéndose una taza de café.

Papá hacía muchos viajes fugases, cuando uno menos se lo espera, con su trabajo tenía a disposición algún helicóptero o avión pequeño, y el usaba frecuentemente esos privilegios.

Estábamos conversando en la cocina, mientras yo comía un sándwich, él veía las noticias en un canal en inglés tomando café.

  • Hijo, y cómo van las cosas con Santiago? –dijo mi padre apartando la vista del televisor-

Nunca tuve una relación muy estrecha con mi padre, pero desde que le comenté que me gustaban los hombres, el se ha preocupado por hablar más frecuentemente conmigo, y lo había logrado, hasta que comenzó a trabajar en Caracas y nos distanciamos un poco. Sin embargo no dejaba de incomodarme un poco hablarle sobre estos temas.

  • Aun seguimos separados papá.

  • Pero pensé que arreglarías las cosas.

  • Si, pero no he hablado con él lo que sobre lo que pasó, pienso hacerlo, pero no ahora.

  • Mira hijo, es tu decisión, pero yo veo a Santiago tan buen muchacho –Decía papá con su típico tono pausado- Yo se que lo que hizo no es cualquier cosa, pero me parece que deberías hablar con él, debe tener una explicación.

  • Si papá, lo haré, pero no ahora, ni mañana. Ya veré cuando.

  • Hijo dime algo, aún lo quieres?

  • Si papá, claro. Pero igual, sigo dolido con lo que pasó.

  • En fin hijo, anda a cambiarte y levanta a Daniel para que vayamos al club –dijo papá levantándose de la silla-

  • Al club? –dije extrañado, pues ese era el mismo plan que tenía-

  • Si al club, me voy a reunir con tu padrino que me invitó unos tragos, ustedes se pueden quedar en la piscina, o donde quieran.

  • Ok papá, danos media hora.

Subí las escaleras casi trotando. Toqué la puerta de la habitación, donde se estaba quedando Daniel, dos veces como acostumbraba y luego entré. El cuarto estaba oscuro, pues las cortinas estaba carradas, hacía frío el aire acondicionado estaba a todo dar, y mi primo estaba arropado completamente con el edredón.

  • Daniel, levántate.

Mi primo asomó la cabeza con los ojos a penas abiertos, me miró y se volvió a acomodar entre las sábana.

  • Párate vale.

  • Si eres fastidioso Miguel, déjame dormir vale, es domingo, los domingos duermo hasta la hora del almuerzo –dijo mi primo con voz de aún dormido-

  • Coño que te pares que vamos a la piscina.

Mi primo se sentó en la cama inmediatamente, cosa que me causó mucha risa.

  • A la piscina? –Me dijo frotándose los ojos-

  • Si, apúrate –le dije dirigiéndome a la puerta de la habitación-

  • Hubiese comenzado por ahí y ya estuviese listo –dijo saliendo de la cama-

  • ¡Muévelo! que mi papá no espera.

  • Mi tío está aquí?

  • Si. Que te apures vale.

  • Ya pues, el apuro lo que trae es cansancio.

Salí de la habitación de Daniel y entré en la mía. Saqué un pequeño morral y metí dos toallas, un protector solar, unas chanclas (o sandalias de esas sencillas de andar en la playa) y otras cosas. Entré a bañarme, sentí ganas de hacerme una paja rápida, pero luego recordé que papá esperaba.

En 10 minutos ya estaba listo, me coloqué unas bermudas y un chemisse, debajo de la bermuda llevaba mi traje de baño, uno tipo bóxer azul oscuro de natación.

Al bajar a la sala, papá y Daniel ya me estaban esperando conversando en el sofá. Me sorprendí al ver a mi primo, se parecía mucho a Santiago, llevaba unas bermudas como las mías, solo que las de él eran mas cortas y ceñidas, llevaba un chemisse azul celeste a rayas y unos anteojos de sol.

  • Por fin hijo, vámonos –dijo papá levantándose del sofá.

En camino al club papá iba conversando amenamente con Daniel, y yo mientras le enviaba un mensaje de texto a Marco

- Hola Marco, que tal? Ya están en el club?

- Épale Migue, no, estoy esperando con Esteban en mi casa, Santi y Albert quedaron en pasar por nosotros. Por qué, vas a ir?

- Si, papá decidió llevarnos. Mira, vamos a estar en la piscina ya estamos casi llegando, pasa con Santi por la piscina cuando vayan a las cancha.

- Ok dale.

Me sentía expectante. Haría sufrir a Santi por esta semana que le quedaba a m primo en mi casa, luego lo buscaría y hablaría con el, con suerte estaríamos juntos para mi cumpleaños que ya se acercaba, justamente coincidía con la primera semana de vacaciones y papá me había dicho que podía celebrarlo llevando a unos amigo a la casa en la playa, pero yo había decidido, solo quería compartir esa semana con mi Santi, reconciliándonos como Dios manda. Así que tenía puestas mis expectativas en que Santi no malinterpretara las cosas con Daniel, pero para eso tenía a Marco, cuidándome las espaldas en ese aspecto. Pero, “Mente positiva Migue, todo saldrá bien” me animaba a mi mismo, todo saldría bien.

Llegamos al estacionamiento del club, había muchos automóviles, como todos los domingos. Papá recibió una llamada de mi padrino, diciendo que se tardaría unos minutos, por lo tanto decidió esperar en la piscina con nosotros. Me sentí un poco incómodo, porque tenía que cuidar lo que haría, papá se da cuenta del más mínimo detalle.

El trayecto desde el estacionamiento a la zona de la piscina, era la muerte. Papá se conseguía a medio mundo, y a todos los saludaba y hablaba con ellos por un buen rato. Estuvimos como 20 minutos en eso, y yo me estaba aburriendo, hasta que Daniel habló

  • Tío, cuando termines de saludar a la gente ya no habrá sol.

No pude evitarlo y solté una carcajada, Daniel como siempre tan salío para decir las cosas.

  • Tienes razón sobrino –dijo papá muerto de risa caminando hacia la piscina-

Escogimos un toldo en buna zona, papá tendría sobra para leer su periódico y nosotros tendríamos suficiente sol para broncearnos en los divanes.

Recibí un mensaje, de Marco

- Vamos llegando a la piscina

Me puse nervioso, pues no sabía que hacer para que Santi siguiera creyendo lo mío con Daniel. En fin, decidí calmarme y quitarme la ropa para quedarme en el traje de baño, ya Daniel lo había hecho y estaba tendido de espaldas en su diván tomando el sol, y bueno, me gustó lo que vi, mi primo en ese pequeño traje de baño, pero seguía sin cambiar a mi Santi.

Me quité toda la ropa y me quedé en mi traje de baño corto azul marino, mi primo me escaneó con la mirada, pero sin ninguna mirada lasciva o algo por el estilo, así que no me preocupé.

  • Te estas descuidando primo –dijo viéndome los pectorales-

  • Pues si primo, no juego más al waterpolo.

  • Hmm, ya veo.

Desde mi posición pude ver que se acercaba Esteban y Marco, y detrás de ellos venían Santi y Albert, mi angelito venía entretenido con un papel en la mano, un folleto o algo. Debía pensar en algo, pero en que? Algo que pasara desapercibido por papá que leía entretenidamente su periódico. Vi mi morral a un lado del diván y ¡Voilà! vi el tubo de protector solar, y la idea vino a mí, tenía que actuar rápido pues ya se acercaban y creo que Santi ya me había visto.

  • Dani, te echaste protector solar ya? –le dije rogando en mi mente que dijera que no-

  • No, no traje –dijo sin abrir los ojos-

Presioné el tubo de crema y su contenido entró en contacto con la espalda de mi primo.

  • ¡Aay! Coño e’ tu madre , por lo menos avisa –dijo mi primo estremeciéndose por lo frío del protector solar-

  • Daniel –dijo papá arrastrando las sílabas y mirando a mi primo con cara de reproche por haber dicho una mala palabra.

  • Disculpa tío

Cada vez se acercaban mas los cuatro chicos, y uno de ellos era mi novio, bueno, mi ex, pero eso cambiaría, pronto. Estaban más cerca, y comencé a hablar con Daniel, haciéndome el que no había visto a los muchachos.

  • Santiago, hijo, como estas? –papá había visto a Santiago, y ahora estaba hablando con el.

Subí la mirada aún con las manos en la espalda de Daniel, Santiago alternaba su mirada entre mi padre, la espalda de mi primo, y yo. Esteban se me acercó a saludarme.

  • Migue, como estas?

  • Bien vale, apunto de darme un chapuzón. Y ustedes? por la pinta van a jugar volley–le dije diciendo lo obvio, pues iban con unos balones-

  • Si, si quieren se llegan mas tarde a las canchas y juegan con nosotros –me dijo Esteban guiñándome un ojo, el sabía lo de mi “plan”-

  • No, pregúntale a Dani a ver si quiere –dije esto mirando a Santiago, el también me miraba, pero no dejaba de hablar con mi papá-

  • Por favor Miguel, sabes lo que me gusta el voleibol, y más si es de arena. Claro que si Esteban, pero déjanos disfrutar de la piscina un rato –dijo mi primo. Estaba muy agradecido con, ¿el destino? bueno en fin agradecido porque Daniel no me dijo primo, Santi estaba muy atento a la conversación.

  • Bueno, listo, dense una vueltica por allá, estaremos hasta la tarde –dijo Esteban a modo de despedida- Santi, vienes? –dijo dirigiéndose a Santiago para cortar la conversación.

Si, si, voy –dijo mi amorcito- Señor Omar, ya me tengo que ir, un placer haberlo visto, nos debemos una conversación con más calma –esto último lo dijo mirándome-

  • Esta bien hijo, anda tranquilo, me saludas a Tony y a There –dijo papá- Miguel, donde quedan tus modales?

  • Hola… Chao –le dije a Santi fingiendo una sonrisa y dirigiéndome a la piscina, me lancé de cabeza-

Me zambullí pensando en lo que me dolía la indiferencia que yo mismo le había impuesto a Santiago, sentía que ya no podía más, lo necesitaba conmigo, lo quería sólo para mi. Necesitaba sus abrazos, besos, su piel, todo, todo me hacía falta de mi ángel.

Buceé por unos segundos en la piscina, recordando la escena. Recordando las miradas de reojo que me dirigió Albert, y las miradas cómplices de Esteban y Marco. Salí a la superficie en cuanto se me acabó el oxígeno, y eché un vistazo a donde se encontraban Daniel y mi padre. Mi primo seguía a un tomando el sol, y mi padre en su periódico. Papá apartó la vista de su periódico y miró su celular, se levantó de la silla y recogió sus cosas, seguro que su compadre ya había llegado. Se acercó a al borde de la piscina y me indicó que se me acercara a él.

Se puso en cuclillas para estar a mi altura

  • Ten cuidado con lo que estás haciendo, y terminas lastimándote tu mismo –acto seguido se paró y se fue- Los quiero a las 4:30 en el carro –dijo dándose la vuelta momentáneamente, para luego seguir su camino-

¡Rayos! Papá de seguro se había dado cuenta, porque de lo contario no me hubiese dicho eso. Pero no importa, seguiría con mi plan, todo saldría bien, y me iría con Santi a la playa para mi cumpleaños.

Miré a mi primo y ahora estaba bocarriba, al parecer estaba dormido. Salí de la piscina y lo tomé en mis brazos lanzándolo violentamente a la piscina. Decidí jugar con mi primo cuales niños pequeños, necesitaba olvidar las palabras de mi padre.

  • Miguel, eres un desgraciado –decía mi primo lanzándose sobre mi intentando ahogarme- Por lo menos avísame y así no trago agua.

  • No seas niña Daniel –le dije riendo-

  • Ah si? Soy niña.

Comenzamos a guerrear en la piscina, el juraba que me ganaría, se le olvidaba que antes practicaba waterpolo. Sin embargo le dejaba hacer. Mi primo tenía mucha fuerza, y lograba hundirme de vez en cuando, así que decidí aplicar fuerza. Me hundí y lo tomé por una pierna, comencé a nadar con todas mis fuerzas arrastrándolo conmigo, en una de esas, intentó escapar, lo tomé por la cintura, lo halé y su traje de baño se vino en mis manos.

Ambos salimos a la superficie. Afortunadamente la piscina era muy grande y estábamos en la parte mas profunda y no había gente allí. Levanté el traje de baño sobre el nivel del agua como quien sostiene un trofeo.

  • Primo, si querías quitármelos habérmelo dicho antes, dame coño e’ tu madre –dijo abalanzándose sobre mi tratando de quitarme su traje de baño, mientras yo moría de las risas.

Dejé que tomara su traje de baño, y se lo pusiera, y nos dispusimos a salir de la piscina a pedir algo de tomar, vi que Santiago estaba parado unos metros mas allá, en uno de los espacios que conecta la piscina con el resto de las instalaciones, observaba a Daniel con una mirada asesina. ¡Mierda! Seguro había visto todo. Se le acercó un muchacho joven, que por su uniforme intuí que trabaja en el club, le dio un balón, Santiago le dio las gracias y se marchó, no sin antes dirigirme una mirada de resignación, y otra asesina a Daniel.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Debía cuidar mis próximos movimientos, no quería que Santiago creyera más de lo conveniente, las palaras de mi padre retumbaron en mi cerebro.

  • Que pasó Migue, vienes o que? –dijo mi primo sacándome de mis pensamientos.

  • Si, vamos.

Nos dirigimos a la barra que estaba a un lado de la piscina, pedimos dos batidos, sin alcohol pues mi papá me tenía terminantemente prohibido tomar en su presencia, ni siquiera un simple coctel.

  • Primo y si vamos a Jugar con tus amigos mas tarde? Ellos me caen bien, sobre todo Esteban. El único que no me agrada mucho es el más pequeño, como es que se llama? Santiago creo –dijo mi primo viendo a la gente pasar, había nombrado a mi ángel en su sucia boca-

  • Si? Por qué? Que pasa con el? –dije medio a la defensiva-

  • No sé, es como que antipático, sifrino , pedante

Me había tocado la tecla que más me duele, pero decidí respirar y no decirle nada.

  • No vale, el es muy pana, ya vas a ver, ahorita cuando juguemos con ellos.

  • Si bueno, ya veré. Pana será que le puedes echar un chorrito de vodka a esto? –dijo dirigiéndose al chico que atendía la barra-

  • Estas loco? Mi papá nos llega a oler el aliento a alcohol me regaña, a mí porque se supone que estoy a cargo de ti.

  • A pues loco, que vas a estar a cargo de mi nada.

  • Le echo o no, señor? –Dijo el chamo de la barra dirigiéndose a los dos-

Daniel me miró como pidiendo permiso

  • Es solo un chorrito chiquitico

  • Haz lo que quieras –le dije-

Pues resulta que ese chorrito se convirtieron es dos, y hasta yo me le uní, la verdad es que el batido ese sabía muy bien con el vodka. Al tercero le tuve que poner freno. Y menos mal, porque papá me llamó diciendo que nos veríamos en el restaurante del club para almorzar.

  • Vamos, papá nos está esperando para almorzar –le dije a Daniel levantándome del asiento.

  • Aaff, mi tío si es corta nota.

Nos dirigimos a las duchas, para poder cambiarnos de ropa. Y vi a Santiago hablando con un muchacho muy entretenidamente, el otro chico llevaba una raqueta en la mano, sentí celos.

Nos duchamos y cambiamos de ropa, y nos dirigimos al restaurante. Tenía mucha hambre, como siempre que estoy en la piscina. Llegamos y papá estaba sentado en una mesa con otras personas, todos viejos, y aburridos.

  • Noooo –dijo Daniel casi susurrando al ver la mesa-

  • Que pasa?

  • No ves? En esa mesa, con la edad de todos, se suma como mil años

No pude evitar reírme con ese comentario.

  • Nos vamos a aburrir –me dijo-

  • Si pero vamos a comer, no a divertirnos.

Nos acercamos a la mesa, saludamos y nos sentamos. Efectivamente, todo era aburrimiento, política, economía, historias de viajes a museos, Daniel estaba que se dormía esperando la comida. Como siempre, papá ya había pedido por todos, y al parecer sería arroz o pescado, pues estaban tomando vino blanco.

Papá sirvió más vino

  • Quieren? –nos ofreció a mi y a mi primo, lo miré extrañado pues a el no le gustaba que consumiera alcohol en su presencia- Sólo una eh.

Mi primo y yo asentimos, Daniel estaba más que entusiasmado con la idea, al primo le gustaba el licor.

Al momento de llegar la comida, ya llevábamos 3 copas, no se como se las ingenió Daniel, pero siempre lograba recargar la copa sin que papá lo notara, la comida era Paella, estaba muy buena, o yo tenía mucha hambre, lo cierto es que la disfruté.

Las copas de vino recurrentes del almuerzo surtieron efecto, Dani estaba muy risueño hablando con una de las señoras amigas de papá, y yo me sentía un poco, digamos, alegre.

- Que pasó? Van a venir o que?

Era un mensaje de Esteban, cierto, se me había olvidado que quedamos en jugar con los muchachos, nos habíamos quedado más tiempo en la mesa tomando vino robado por Daniel.

  • Dani, vamos que los muchachos nos esperan en la cancha –le dije a mi primo-

Nos levantamos de la mesa despidiéndonos.

  • A las 4:30 en el auto –dijo papá-

Me sentía divertido con esas copas en la cabeza, y Dani también. Llegamos a la cancha, estaban jugando los cuatro, nos sentamos en lo bancos laterales a observarlos.

Santi hacía pareja con Albert, y Esteban con Marco, y vaya que eran buenos, el partido estaba entretenido. Todos iban sin camisa y en pantalones realmente cortos, muy sensuales, particularmente mi Santi. El partido estaba muy bueno, Santi era el de los remates en su cancha, y ¡que remates! a pesar de no ser tan alto, lo hacía muy bien. Del otro lado de la maya, Esteban era el de los remates.

Santi y me ex cuñado hacían muy buen equipo, e iban ganando el set. Un remate imparable del amor de mi vida asistido por su hermano, le dio la victoria.

  • Verga, pensé que ya no vendrían –dijo Esteban acercándose a nosotros-

  • Pues aquí estamos, dispuestos a Darle guerra –dijo Daniel, yo solo puse los ojos en blanco por su tono de extrema confianza- Les propongo algo, jugamos contra el equipo que gane.

  • Ok dijo Esteban, los muchachos llevan dos de tres –dijo refiriéndose a Santi y Albert- Son muy buenos.

  • Yo también lo soy –dijo Dani con aires de superioridad-

El set decisivo comenzó, y Esteban y Marco se veían algo cansados, a diferencia de Albert y Santi que estaban eufóricos. Después de cada remate Santi me dirigía una mirada, tenía la sensación de que me los dedicaba, que lindo.

  • Voy al baño, ya vengo –dijo Daniel levantándose del puesto-

Y yo seguía embobado con el cuerpo sudado de Santi, su cuerpo en tensión, su culo redondo y firme que yo tanto conocía, y que se le marcaba perfectamente en ese pequeño short, me estaba excitando un poco, su cabello sudado retenido por una banda en su frente. Lo necesitaba, lo necesitaba rápido, ya no aguantaba.

  • Toma –me dijo Dani pasándome un cooler -

  • Que es eso?

  • Toma y punto.

Bebí un trago del contenido, era Ron con coca-cola, casi cuba libre, pero le faltaba el amargo de angostura y el limón, bueno en realidad era mas ron que coca-cola-

  • Si inventas Daniel, donde conseguiste eso? –le dije dándole otro sorbo al trago-

  • Mi “amigo” de la barra me prestó el cooler y yo pagué el trago.

Santi y Albert iban ganando de nuevo, y mi primo y yo decidimos calentar un poco. En eso el trago se terminó y Daniel fue a recargar. Estaba deseoso de jugar, me sentía más “alegre” aún, por el ron.

Mi amorcito y su hermano ganaron. Estaban realmente eufóricos, y Santi veía desafiante a Daniel.

  • Quien sigue por derrotar? –dijo Albert en tono provocador-

Daniel pasó el trago a los muchachos para que se “hidrataran”.

  • El siguiente trago los pagan los perdedores –dijo mi primo muy animado-

Daniel se quitó toda la ropa y quedó con el traje de baño. Si los pantaloncillos que llevaban los muchachos eran cortos, Daniel los ganaba con su traje de baño tipo bóxer. Yo hice lo mismo, sólo que me dejé la camiseta. Noté como Santiago me recorrió con la mirada y esbozó una sonrisa apenas perceptible, mientras bebía el ron con coca-cola del cooler .

El partido comenzó, y Santiago ya había fichado a Daniel, de paso, jugaban en la misma posición. El primer punto lo anotó Daniel con un remate muy bueno, Santiago estaba picado , lo supe por la media sonrisa que se dibujó en su rostro al no poder detener el remate. Mi primo en verdad era bueno, y el primer set iba muy reñido, y la rivalidad entre Daniel y Santiago crecía, me sentí un poco orgulloso de eso. A la final ganamos el set, con un remate de campeonato.

Santiago y Albert estaban muy picados , así que luego de darle un buen sorbo al trago cada uno, comenzamos el siguiente. Todo iba igual, muy reñido, sin embargo el juego era favorecedor para nosotros por un punto. El balón estaba en manos de Albert, y este lo elevó para que Santi rematara. Daniel salió a bloquear el remate, pero lo que recibió fue un balonazo directo a la cara, que lo dejó aturdido por unos momentos en el suelo.

Santiago al momento se acercó a él, con la boca abierta, diciendo mil “Discúlpame” por minuto.

  • Discúlpame Daniel, no fue mi intención, en serio –Decía mi amorcito extendiéndole la mano a mi primo.

Todos estábamos al borde de la risa, sobre todo Marco, Esteban y yo, que sabíamos lo que había de fondo. Pero fue el mismo Daniel que soltó la primera carcajada, seguidas de las nuestras. Era una risa tan contagiosa que duramos minutos riéndonos.

  • No te preocupes, no fue a propósito, verdad? –dijo mi primo mientras la mirada de Esteban Marco y mía se cruzaron-

  • No de verdad, fue sin querer.

Dimos el juego por terminado, un empate. Todos bromeábamos de cualquier cosa, mientras uno a uno iba a recargar el cooler .

Ya iban a ser las 4:30, y Daniel se quería duchar. Así que salió del grupo primero, medio tambaleante por los efectos del ron. Migue y Esteban se fueron a recargar el cooler y nos quedamos Santi, Marco y yo. De pronto la conversación murió y quedamos los tres en silencio, pero no era un silencio incómodo, al menos para mí y para Santi, nos echábamos miraditas disimuladamente, sentados los tres en la arena, con una conversación de frases escasas. Tenía a Marco en frente y a Santi un poco mas lejos, diagonalmente, Marco me sonrió, no entendí porque, al momento se levantó y fue al banquito donde estaban los morrales, y allí caí en cuenta.

Santiago se levantó y caminó hacia mí lentamente, cuando estuvo en frente mío se agachó, tomó mi cara con las dos manos, y me plantó el beso que yo estaba esperando hace mucho, corto, tierno y a la vez decidido, y muy a lo Santi. Mi corazón se aceleró y sentí que me mareaba. Despegó su boca de la mía y me dijo

  • Por ti esperaré y aguantaré, lo que sea –acto seguido, se marchó-

Quedé en blanco, congelado, con los ojos cerrados recordando esos labios que tanto añoraba. Se me aguaron los ojos de la emoción, suena tonto, lo sé, pero es que realmente adoro a Santiago. Volteé para ver a donde se había ido, e iba camino a las duchas, él y Marco que lo llevaba abrazado por la cintura. Lo amaba profundamente, a pesar de todo, lo amo demasiado.

Mi celular sonó, era el tono que le había puesto a mi papá. Vi la hora, ¡Mierda! Faltaban 10 minutos para las 5:00, y el nos había dicho a las 4:30. Justamente venía llegando Daniel, afortunadamente.

  • Papá, ya vamos llegando al estacionamiento –le dije contestando la llamada.

- Llevo 10 minutos esperando, espero que la excusa sea buena .

Llegamos al carro, casi corriendo. Yo iba con el mínimo traje de baño y la camiseta, lleno de arena y rojo por el sol, mientras Dani si iba de punta en blanco, ya duchado.

  • Así no te vas a subir al carro –Dijo papá- Justo ayer lo mandé a aspirar.

  • Es que no me dio chance de ir a las duchas –dije sacudiéndome la arena-

Luego de insistirle a papá, me dejó montarme así. De camino a casa no podía dejar de pensar en ese beso, esos labios tersos y rosados acariciando los míos, y una tímida lengua que apenas y pude sentir. Sentí que floté mientras Santi me besaba, tan exquisito como siempre.

Llegamos a la casa y subí a mi cuarto inmediatamente, me duché y me metí a la cama, estaba un poco cansado, por el ejercicio, definitivamente estaba fuera de forma. También me sentía un poco abrumado psicológicamente.

Es decir, ese beso de Santiago me hizo replantear la situación. Me confirmó que lo necesitaba cerca, y me puso a dudar si continuar con mi plan o no. Pero debía ser fuerte, debía concretar lo que ya planeé, debía asegurarme de que no se volviera a repetir lo que causó nuestra actual separación. “Esperaré y aguantaré". Eso me decía algo, por lo menos cabría la posibilidad de que no se aleje por creer que tengo algo con Daniel.

Pero es que lo necesito tanto, y lo adoro. Por eso mejor esperaré a que haya escarmentado, o por lo menos sienta lo que es ver a la persona que amas con otro, así estaré seguro de que no se repita. Pero lo quiero para mi cumpleaños, ese será el regalo que me auto-daré. Mi celular vibró en señal de un mensaje de texto.

- Besar esos labios de nuevo, me supo gloria, no se cuanto tiempo más pueda estar sin ti. Y quiero que sepas que ese balonazo que le di a tu amigo, a pesar de haber sido por accidente, no me arrepiento, más bien me alegra. Te amo demasiado.

No pude evitar reírme al leer lo del balonazo, esa mirada cómplice que le dirigió a Marco cuando Daniel le pregunto si había sido un accidente, lo dijo todo. Para él fue algo como un “Happy Accident”. Definitivamente seguiría con el plan, quiero estar seguro de que no nos volveremos a separar. Lo amo demasiado como para soportar que me traicione de nuevo.