Soy ninfómana

Tanto tiempo sin follar con mi marido y me busco al frutero del Barrio

A mis 43 años, con una hija de 19 y un hijo de 21 he tenido la dicha de haber sentido la polla de mi marido miles de veces y de todas las formas posibles.

A esto debo detenerme para contarles que soy una mujer decididamente sumisa me gusta la polla de un tío más que comer es decir que soy ninfómana. Siempre acepte que los hombres tienen la fuerza y la polla para subyugar a las mujeres, nosotras somos la que nos dejamos abrir y ellos los que nos abren, a las que nos gusta no quiero ofender a ninguna mujer.

En los 22 años de casada fui infiel a mi marido muchísimas veces y de eso ya hace casi 20 años cuando aún trabajaba en una clínica de enfermera. Me habían follado más de un médico y ATS, pero le prometí que ya con más años me volvería formal.

El año pasado, y accidentalmente, volví a engañar a mi marido, esta vez él se enteró y bueno… me dio la primera paliza de mi vida. No voy a aplaudir que un hombre le pegue a una mujer pero lo comprendí: un hombre como el, macho y dominante.

Fue allí por la primavera andaluza del 2019 cuando una mañana embriagada vaya a saber porque maleficio diabólico mi vida cambio en una frutería de mi barrio.

Todos los días iba a la misma frutería, todos los días me atendía el mismo descarado frutero que me decía esas procacidades con doble sentido que nos hace sonreír a las mujeres.

Pero esa mañana era diferente. Esas picardías  tenían muchísimo sentido para mí y calentaba mi coño y lo humedecía, ponían firmes los pezones de mis tetas y me obligaban a mirar entre las piernas de ese frutero. Estaba caliente y eso era irreversible.

¿ Y Usted Sra. ya probo mi plátano? Y me mostró un considerable plátano.

¿ja ja... debe estar medio duro no? Le conteste y no pude contener mirar su bulto notable debajo del pantalón.

Empecé a pedir las verduras que necesitaba: Papas, lechuga, tomates, zanahorias.

Sra. Las zanahorias se las debo para más tarde todavía no las sacamos del cajón

Bueno le dije paso luego.

Realice otras compras y a las 14:30, hora en que cierra la frutería pase cuando ya el frutero estaba solo y cerrando.

Vengo por las zanahorias dije

Ahh... Claro me dijo el frutero,  pero si no te molesta me tienes que esperar unos minutos que las saque del cajón, pero ven vamos para atrás así elegís las mejores.

Así fuimos para el fondo de la frutería, donde estaba el deposito el venía detrás mío, casi pegado, sentía su aliento y el calor en mi coño se tornaba inaguantable.

Llegamos a un especie de habitación donde habían muchos cajones y bolsas y un colchón en el piso en un costado con una sábana nada más. Lo mire curiosa. Él se percató de mi asombro y me dijo.

Este colchón es para casos en que a las clientas les cuesta mucho decidirse por la mercadería pueden esperar ahí.

Nos reímos y le pregunte  ¿y son muchas las que esperan? Algunas me contesto misterioso

Pero, aquí están las zanahorias me señalo un cajón. Elige la que te guste.

Cuando me agache para mirar lo sentí, era su polla dura que se apoyó contra el surco de mi culo mostrándome el camino del que no podría volver.

Me quede y no dije nada él me apretaba más y me decía : ¿y esta zanahoria? ¿Qué te parece?

No dije nada, solo me reía bajito.

El me levanto la falda y me dejo  el culo al aire. Se inclinó sobre mi espalda y me dijo al oído .¿ Te gusta esta zanahoria que te quiero dar?

Sí. Le respondí con voz ronca

El frutero, que se llamaba José, me empezó a empujar con su polla para el lado del colchón mientras me decía que me iba a llenar de polla como yo andaba buscando .

Me deje llevar. Solo pensaba que ese hombre grande y peludo me iba a follar en unos minutos y me preocupaba nada más.

Él me llevaba como en el aire metiéndome la mano en todas partes , sentía su gran polla más grande que la de mi marido palpitando en el surco entre mis nalgas con la presión de la cabeza caliente empujando la tela de mi bragas para adentro.

Era un hombre rudo para tratar a una mujer y a mí no me resulto extraño la mayoría de los hombres me trataban así por lo general, a una mujer sumisa los hombres disfrutan haciéndole sentir que la dureza de sus pollas manda.

Me mordía la oreja mientras me decía que iba a conocer como era irse llena de leche a casa. Me mostraba el colchón en el piso y me prometía que iba a hacérmelo morder de lo fuerte que me iba a follar y el gusto que me iba a dar con su zanahoria, cuando yo vi ese pedazo de pollón con esas venas y esos huevos llenos de leche, mi coño era ya una fuente echando líquidos y deseoso de tener ese pollón dentro.

Yo no decía nada. Solo me dejaba llevar y trataba de asimilar que después de muchos años otro hombre que no era mi marido me iba a follar. Eso me daba miedo, sabía que mi marido era muy macho y posesivo y que me escarmentaría muy duramente si sabía de esto. Pero no me importaba: Tenia mucho hambre de este frutero, bruto que ya me había evaluado como a una ama de casa putona que se abriría bien abierta a una polla que la haría gritar.

Me bajo las bragas de un tirón y me paso su gruesa mano por todas la raya del culo de arriba hacia abajo deteniéndose para revolverme bien un dedo en mi mojado y encharcado coño. Yo solo gemí y abrí un poco las piernas. Me di vuelta y me metió la lengua dentro de la boca chupándome hasta la garganta luego me empujo la cabeza para abajo e hizo fuerza hasta arrodillarme a sus pies y con fuerza paso su cara por la abultada bragueta de su pantalón

Quieres esto Gorda puta?, me dijo.

No dije nada pero me dejaba llevar con una evidente calentura.

Se bajó la bragueta y le salto su polla grande y cabezona, me agarro de los costados de mi cara y me levanto la cara hacia la de él y me dijo, te voy a hacer tragar esta polla hasta por las orejas. Y me apunto mi boca hacia su tiesa polla.

Solo me entraba la cabeza de su polla pese a que empujaba rudamente mi cabeza para que me la tragara toda.

Así estuvo fallándome por la boca durante unos 10 minutos hasta que sentí que su líquido pre seminal recorría mi boca. Me la saco, balanceándomela delante de mi cara, era su polla dura, cabezona y baboseada por mí.

Me hizo parar y nuevamente me metió la lengua dentro de la boca, me agarro las nalgas y me dijo, te voy a abrir en 4 putita, vas a sentir un verdadero pollón en tu coño.

Solo atine a apretarme a él para sentir su duro pedazo de polla preparada para recorrer mis profundidades vaginales.

No se hizo esperar sin sacar la lengua de mi boca, se agarró la polla con la mano y me la coloco en la puerta del coño y empujo hasta meterme la cabeza. Así me empezó a follar con fuertes empujones mientras me metía su dedo en el culo.

Me follaba mientras no dejaba de decirme todo tipo de guarradas.

Yo gemía y me salían grititos destemplados en cada metida que me daba con su implacable polla.

Toma puta, me decía

Te voy a mandar a tu casita abierta como una cacerola para que sepas que les pasa a las casadas mal folladas que le miran la polla los machos. Sabrás que has tenido un verdadero hombre entre tus piernas cuando termine contigo y también veo que follarte me será muy agradable . ¡De hecho, nada me da más placer que hacer puta a alguien como tú,Una polla grande y gruesa, que llena tu coño... Eso es lo que necesitas, ¿no?", me preguntó.

Trataba de no escucharlo para no avergonzarme de cómo me trataba, pero era imposible su polla amplificaba a golpe del capullo cada palabra de él.

Sin sacármela del coño me tiro boca arriba sobre el colchón y me siguió diciendo cosas, su lengua por momentos me lamia la cara y se metía en mi boca escupiéndome su saliva.

De pronto me dio dos fuertes empujones metiéndomela hasta el fondo de mi chocho, y me la saco. Me dijo ahora putona abrí el culo, ábrelo te dije, y me dio algunas palmadas en los cachetes del culo.

Pese a que peso casi 70 kilos me dio vuelta como a una pluma y me puso culo para arriba. Yo no decía nada. Sabia, eso sí, que no iba a poder evitar que ese hombre me rompiera el culo.

Tenía miedo porque me dolería, porque me iba a marcar como a una vaca de su propiedad, y por mi marido que podía darse cuenta.

Tenía miedo, sí, pero también la necesidad de que este pollón frutero me diera mi merecido por mojar mis bragas pensando en su polla grande y cabezona.

El paso su pollón por la hendidura de mis nalgas, luego me abría los cantos y me escupió el agujero negro se agarró la polla y apoyo la cabeza en el ojete, empezó a presionar y creí que me separaba en dos. Su polla dura, implacable, caliente empezó a metérmela.

Yo solo emitía lamentos y le rogaba en voz muy baja que me la sacara, pero me dejaba encular, trataba de abrir hasta donde podía mi culo.

Ya me lo habían roto  unos chicos de la cancha de fútbol de la esquina de mi casa. Pero ahora era distinto nunca nadie me había clavado tan fuerte por allí.

Cuando empezó a bombearme yo ya lloraba del ardor, en una de las metidas sentí como una puntada y el dolor empezó a ceder, el sentir su polla, los mordiscones en mi oreja y su mano dándome palmadas en mi culo. Hizo que empezara a sentir placer y la protección que significa un hombre que te puede llenar de polla con tanto poder.

Me follo 1 hora más y luego me dejo ir, me fui sin las bragas puestas, doloridas, sucias de leche y encariñadas con ese frutero.

Cuando llegue a mi casa, me esperaba el desastre, mi marido había llegado antes de lo que acostumbra del trabajo en la fábrica y se dio cuenta inmediatamente que venía de dejarme follar.

Me enseño que las cosas se pueden hacer, pero que una debe estar preparada para pagar por esas cosas que hace cuando se deja agrandar los agujeros por otros.

Alguna vez os contaré otras cosas que me pasaron después de esa tarde y otras cuando era mucho más joven.

Espero que os guste y me hagáis buenos comentarios.