Soy Ninfómana?? (1)

Como poco a poco me voy volviendo una adicta al sexo, al placer, al morbo y sobretodo a las pollas.

Soy Ninfómana??

Me llamo Verónica,  aunque todo el mundo me llama Vero, actualmente tengo 19 años, pero toda mi vida he sentido muchísimo interés y atracción sobre el sexo, el morbo y el placer con mi cuerpo y con los cuerpos de los demás, pero también he sentido y he gozado mucho de las sensaciones que mi cuerpo y mi mente me ha hecho vivir y experimentar, de momento.

Ya cuando era pequeñita, me tocaba mi cosita y notaba unas cosquillas que me gustaban mucho, unas cosquillas que me subían hasta el estómago y me bajaban hasta las piernas y me hacían ser feliz, tanto que me tocaba mi botoncito a todas horas, cosa que me había conllevado riñas y recriminaciones por parte de mis padres, los cuales me decían que era una marrana, que eso no se hacía y que si me tocaba mi cosita dios me castigaría.  Joder….  Como me tenía que reprimir…

En primaria, yo tenía mi cuerpo más que conocido y explorado, me seguía tocando mi botoncito sin que mis padres me vieran. En casa me quitaba las braguitas y me refregaba con la silla, con la barandilla de la escalera y con todo aquello que podía, buscando mi dosis de cosquillas haciendo ver que jugaba y por la noche, en la cama,  me daba gustito, frotándome un patito de goma que me encajaba a la perfección, hasta que me dormía. Pero a esas alturas ya sentía atracción por los cuerpos de los demás, especialmente por los de mis compañeros de estudio.

Me atraían mucho los chicos de mi clase y en especial  uno que se llamaba Wiliam, un chico de origen latino, guapo, de piel canela, bastante musculoso y sensual para su edad, más alto que los demás y en aquellos entonces ya marcando un paquete que era el centro de mis miradas y de mi atención. A veces solo mirándole el paquete sentía unas cosquillas semejantes a cuando me tocaba mi cosita.

Siempre he sido una chica lanzada y decidida, con lo que ya entonces, hacia todo lo posible para estar cerca de él, tocarle, sobarle, etc... Mi objetivo era poder tocar aquel bulto que tenía entre las piernas y que a mí me hipnotizaba de curiosidad. Pero no era el único, los otros chicos también me gustaban y también buscaba roces con ellos.

Siempre jugaba con los chicos y siempre organizaba juegos en los cuales, los premios o las prendas a pagar, eran darnos besos, cosquillas, pellizcos, etc… de esa manera podía rozarme con ellos, me colgaba de sus cuellos, me cogía de sus brazos, buscaba el contacto físico como fuera  y eso hacía que tibiera sensaciones nuevas que cada vez me gustaban más. Y claro, con Wiliam el que más.

A medida que íbamos creciendo, me salió competencia, en el hecho de que cada vez eran más las chicas que se sumaban al juego y hasta el punto que los premios ya incluían morreos con lengua, magreo de paquete y tocadas de culo y chochetes.

Claro está, que Wiliam se ponía las botas, porque era el que más nos gustaba a todas, pero la sensación que yo tenía cuando le morreaba con lengua mientras yo me apretaba mi chochito, era sensacional.  Llegó un momento que yo necesitaba más y le propuse ir a besarnos él y yo solos a los servicios, cosa que él aceptó sin ni siquiera pensarlo y entonces allí lo tenía todo para mi solita,  Él se sentaba en la taza del wáter, yo me  sentaba encima de él con una pierna a cada lado, le daba unos buenos morreos  y notaba ese bulto rozando mi chochito a través mis braguitas. Eso era algo inexplicable y claro, yo lo alargaba todo lo que podía, restregando mi cosita en su cosita y sintiendo cosquillas cada vez más intensas, porque el paquete se le ponía duro y me apretaba más.

Esto cada vez fue a más, hasta que llegamos a secundaria y yo ya mojaba las braguitas. Wiliam era ya un chico de escándalo que me ponía más y más caliente, con lo que yo me propuse dar un paso más, aparte de pegarme el lote con él, que no era más que eso, darnos el lote, por mas sensaciones de cosquillas y calentura que tuviera yo.

Tengo que decir que Wiliam era un chico que siempre había hecho deporte, jugaba al futbol en el equipo del barrio, se había desarrollado muchísimo mas que los otros chicos del cole y tenía unas piernas fuertes y musculadas,  un cuerpo muy bien definido y ese paquete que cada vez se veía más y más abultado y realmente llamaba muchísimo la atención de todas, con lo cual todas las chicas iban a por él, como se decía entonces y él se pegaba el lote con muchísimas.

Un día, en una de nuestras incursiones intimas en los servicios para morrearnos y darnos el lote, no pude resistir intentar desabrocharle el pantalón para poder ver y tocar aquella cosa que tenía allí entre las piernas y que tanto me enloquecía desde hacía tantos años, el me paró y me preguntó que hacía, le dije que yo ya sabía lo que hacía y que me dejara hacer y el sencillamente se dejó.

Le desabroche el pantalón, puse mi mano dentro por encima de los calzoncillos y el tacto que note me hizo enloquecer, se notaba una polla bastante gorda y algo dura, empecé a sobársela toda metiendo mi mano hasta la parte de debajo de sus huevos, los masajeaba y volvía a subir resiguiendo toda la polla que ya tenía bien dura y que se notaba suave debido al tacto de sus calzoncillos de licra. Su polla fue creciendo y creciendo hasta que la punta se salió de sus calzoncillos y no pude reprimirme de tocarla con mis dedos.

El dio un respingo y abrió los ojos que hasta entonces tenía cerrados y me dijo:

Wiliam: Quieres tocarla?

Yo: Claro que sí!!!

Wiliam: Es la primera que tocas?

Yo: Si

Wiliam: Quieres que te enseñe?

Yo:  Me muero de ganas….

Se bajó un poco los calzoncillos y apareció una polla de unos 17cm, gorda y dura, de color canela oscuro, descapullada, porque parece ser que le operaron cuando era pequeñito, con algunos pelos en el pubis y en los huevos que se veían grandotes, redondos y más oscuros que su polla, casi negros….. algo que en aquel momento me pereció la cosa más bonita y morbosa del mundo, que hizo que mis cosquillas me estremecieran y me recorrieran todo el cuerpo.  Sin darle tiempo a que me diera ninguna indicación, se la agarré con mi mano e instintivamente empecé a frotarla como me frotaba mi vulva.

Wiliam: espera, espera….  Así no…

Me agarró la mano con su mano y empezó a hacérmela desplazar de arriba hacia abajo, lentamente y de manera suave.  Se notaba caliente y notaba como sus venas palpitaban. Wiliam tiró la cabeza algo hacia atrás´, se le sentía jadear y a medida que yo cogía el ritmo me fue soltando la mano para que yo sola fuera pajeandolo.  Uuuuuufffffff……….  Le estaba haciendo una paja  a Wiliam!!!!! Una pajaaa….  Yoooo….  A Wiliam…..

La calentura que me estaba entrando hizo que notara como si mi vulva me palpitara y me entraron muchas ganas de refregarme o de tocar mi botoncito, el clítoris, claro.

Yo: Wiliam…

Wiliam: Si?

Yo:  Te gustaría hacerme lo mismo a mí?

Wiliam: Claro que si

Cogí su mano, la conduje por debajo de mis faldas, que las del uniforme del colegio eran bastante cortas y se la introduje por dentro de mis braguitas. Al notar su mano tocar mi chochito me hizo dar un jadeo de placer, notar que otra mano tocaba mi botoncito fue la cosa más sensacional que había sentido hasta entonces, se me erizo el vello del cuerpo, pero cuando hice que me frotara sus dedos por todos mis labios vaginales ya me hizo poner los ojos en blanco y poner la cabeza hacia atrás.

La cara de Wiliam era brutal….   Una cara entre placer por la paja que le estaba haciendo, que en ningún momento deje de hacer y de flipado por el hecho de estar tocándome el coño y frotándomelo todo, notando como me palpitaba y recaliente. A medida que Wiliam fue pillando el ritmo y la presión que yo le marcaba, fui soltando su mano para que me pajeara él solito.

Y allí nos tienes, los dos de pie, yo con su polla en la mano pajeandola y él con su mano metida dentro de mis braguitas pajeandome todo el chochito… No pude más que comerle la boca y fundirnos en un largo e intenso morreo.

La situación de morbo, placer, cosquilleos, sensaciones y aprendizaje mutuo de nuestros cuerpos fue algo sensacional, tan sensacional que perdimos la noción del tiempo, yo estaba toda mojada y a él le salía algo viscoso de la punta, estábamos en las nubes, gozando de la situación y de la transgresión que estábamos haciendo, cuando de golpe oímos el timbre de final del recreo, con lo cual tuvimos que dejarlo, colocarnos bien las ropas y salir corriendo a clase.

Aquel día nos cambió la vida de una manera inimaginable a los dos, pero sobre todo a mí. A mí me despertó algo muy salvaje que siempre había tenido y sentido dentro, había despertado y liberado algo que supongo que, entre mis padres, el colegio religioso y la sociedad, me habían hecho reprimir y controlar, pero que aquel día, salió de manera desbocada e incontrolable. Eso acababa de empezar. La respiración acelerada, las palpitaciones de mi pecho, las cosquillas acumuladas y revoloteando en mi estómago y haciendo temblar mis piernas cuando salí de esos servicios, me indicaban algo muy grande, algo muy fuerte, algo muy potente.  Yo quería más, mucho más y muchas más cosas, el cuerpo me hablaba y me decía que no era suficiente poder tocar esa polla, ni que otra mano me refregara mi vulva, ni mucho menos limitarme a refregarme yo solita. Me decía que necesitaba sentirlo, sentir una polla, sentir más pollas, sentir muchas pollas, sentir más manos en mi chochito, sentir muchas más manos en mi chochito, sentir más y más y muchísimo mas. De golpe se instaló en mi la necesidad, si, necesidad de pollas, sexo, placer y sobretodo morbo, mucho morbo con los chicos.

Evidentemente, a partir de entonces, cada vez que podíamos escaparnos a los servicios, lo primero que hacíamos era darnos acceso rápidamente a nuestros sexos y pajearnos mutuamente mientras nos besábamos con pasión y morbo. Eso dio paso a que un día quise probar el sabor de aquella cosa viscosa que le salía siempre del pene, que tiempo después supe que era pre cum, lo cogí con mis dedos y me lo llevé a la boca saboreándolo como una pequeña zorrita y él se chupaba y relamía los dedos para notar el sabor de mi chochito, el sabor de su zorrita. Los sabores nos gustaban, con lo que eso nos fue llevando a que ya empezamos a degustarlos directamente con las lenguas, yo le pasaba la lengua por su polla y el me la pasaba por mi chochito.

Un día, después de pajearle un rato y lamerle las gotitas que le salían, él empujó un poco y me metió el glande dentro de mi boca, me gustó, de hecho nos gustó a los dos, con lo cual, otro día la volvió a meter y cada vez la metía más, hasta que llegamos a ponerme la polla entera en boca y yo chupársela, eso ya se había convertido en algo habitual. Él me masturbaba con sus dedos frotándome los labios y el botoncito, hasta que un día empujo un poco para dentro y a mí me gustó mucho la sensación de que invadiera mi cuerpo, con lo que a partir de ahí ya le fui pidiendo que me metiera el dedo un poquito, lo que otros días fue el dedo entero y a lo largo de los días, acabó metiendo dos y hasta tres dedos en mi chochito…

El tema se nos había ido de las manos, pero los dos nos sentíamos en la gloria, lo gozábamos y nos gustaba y desde luego, yo no pensaba hacer nada para que aquello acabara, al contrario.

Un día, después de haberlo pajeado, de habérsela chupado y de haberme follado la boca, le estaba pajeando de nuevo mientras él me masturbaba con dos dedos dentro de mi chochito, noté que se convulsionaba, que tensaba las piernas, que gemía mucho más fuerte, que la polla se le ponía dura, dura a tope y que de golpe empezó a bombear fuertemente y escupir líquido espeso de color blanco, yo me asusté y paré, pensé que le había hecho daño, pero él no me dejo parar  gritándome, no pares, NO PAAAAarreeesssss!!!!! Joder!!!!  No pareeeessss!!!   Aaaaaaaaaahhhhhhhhhh…….. Uno, dos, tres, cuarto chorros le salieron….  Se había corrido por primera vez en su vida y un poco había ido a para en la manga de jersey, sin pensarlo dos veces lo acerque a mi boca y me lo comí dejando mi manga limpísima.

Otra día, después de todo el ritual sexual que hacíamos, él me estaba comiendo mi chochito y se centró tanto jugando con mi botoncito ( que a partir de aquí, ya lo llamaremos clítoris), que me fue subiendo un temblor, un calor, unas cosquillas muy muy grandes, empecé a notar como unas descargar eléctricas que iban a más y a mas, mi instinto fue agarrarle de la cabeza y presionar más y más y pedirle que no parara, que por favor no se le ocurriera para para nada del mundo. Todo aquello iba a más y más y cuando pensaba que no podía tener más placer, iba a más y yo enloquecía y tenía espasmos y me retorcía y apretaba más su cabeza y gritaba y la electricidad ya no la controlaba y agarre su cabeza por los pelos y le restregaba su boca por mi coño en toda su plenitud y…..  Perdí totalmente el control de mi cuerpo, solo sé que hice un Uuuuuuuaaaaaaahhhhhhh un chorro de placer salió de mi coño y yo sentí como si me fuera a desmayar… la descarga eléctrica llego hasta mi cabeza, me quede rígida pero todo el cuerpo me temblaba al mismo tiempo…..  Había tenido un orgasmo, mi primer orgasmo y me había corrido en la boca de Wiliam, que se relamía la boca como un cosaco.

Necesité diez minutos para poder rehacerme y poder salir de ese servicio…  Los dos flipábamos de cómo había evolucionado lo nuestro en tan poco tiempo y de lo bien que lo pasábamos y del placer que estábamos siendo capaces de darnos. Volvimos a jurarnos que eso quedaba entre nosotros, más que nada para que los curas o las monjas no nos lo prohibieran y nos dejaran sin  nuestra distracción favorita.

Continuara…….