Soy muy puta, muy zorra, muy perra...

Te ha llamado por teléfono. Como otras veces. Y como otras veces sabes lo que tienes que hacer. Perdiste la apuesta, ya lo sabes.

Yo también sé lo que tienes que hacer por lo que he bajado al garaje y me he sentado en el coche, con una falda muy corta.

  • ¿Estoy deseable, cornudo? -te he preguntado

Pero tú has callado. No dices mucho desde que perdiste la apuesta. Te jugaste con un amigo, con tu jefe, que yo te sería fiel pasara lo que pasara y perdiste. No te fui fiel con él. Él me folló y perdiste la apuesta. Lo que tú no sabías es que yo llevaba ya algunos años siendo su querida, follando con el en su despacho, en nuestra casa, en su casa, en algún hotel que cogíamos por horas cuando salíamos a almorzar. Creo que te hemos hecho cornudo por toda la ciudad.

Pero tú tuviste que apostarme y perdiste. Te apostaste que te sería fiel, que ningún hombre lograría llevarme a la cama. Y perdiste. Eres un perdedor. Porque además hiciste una apuesta alta. te apostaste que si él conseguía llevarme a la cama, yo sería su puta a perpetuidad. Le pertenecería y podría hacer conmigo lo que quisiera.

La apuesta fue en serio. Firmaste ante notario que él era propietario de tu vivienda, de tu coche, de tu casa de campo y de tus acciones del banco. Y yo me quedé el acta notarial para romperla si ganabas o dársela a él firmada si perdías.

Yo sabía que ibas a perder cuando firmaste en la notaria y te miré sonriendo viendo lo ridículo que eras con esa presunción tuya de que te iba a ser fiel. Y por supuesto que perdiste. Yo ayudé a que perdieras follando con él delante de tus narices. Fue en aquella cena en la que se jugaría todo, ¿te acuerdas? Tú te jugabas que él no podría conmigo, ni borracha, y él que sí conseguiría follarme borracha. Y me folló sin que hiciera falta que me emborrachara porque ya me follaba estando sobria cuando él quería. Y desde hacía años. Aunque tú no lo supieras.

  • ¿Estoy deseable, cornudo? -te he preguntado cuando me he quitado la ropa, te he dado la espalda y te he enseñado el culo delante del coche.

No has dicho nada. Pero sabes lo que tienes que hacer: tienes que llevarme a su casa para que me folle, como siempre haces cuando él te llama. También me llevas a casa de sus amigos para que me follen. Subo, me follan y bajo. Soy una puta, su puta, aunque no cobro. Yo no. Él creo que sí porque es mi macarra, mi Amo, mi dueño. Pero tampoco me importaría hacerlo gratis porque soy muy puta, muy perra, muy guarra y muy cerda

Tan puta y zorra que cuando me he vestido con las braguitas tanga que tú me compras para él, te he mirado para ver cómo reaccionabas y he visto que tienes la entrepierna dura. Te he hecho ya tan cornudo, estás tanto tiempo llevándome a follar con otros que al final te has corrompido y pervertido, y te gusta ser cornudo.

  • ¿Verdad que te gusta ser cornudo, cornudo?

No has dicho nada, has montado en el coche y me has llevado a la casa de campo de mi Amo, de tu jefe, del hombre al que pertenezco y que puede follarme cuando quiera, como quiera y donde quiera, aunque sea de madrugada. Me has llevado y cuando hemos llegado ni tan siquiera ha hecho falta que te bajaras del coche. Él ha salido, me ha cogido, me ha echado sobre el capó  y me ha follado sin compasión, sin preocuparse por mi placer.

Eso se llama usar a una mujer y eso sólo pueden hacerlo los Amos, los muy machos, y nunca  los mierdecillas como tú que se juegan a su mujer en una apuesta. Desconociendo que son unos perdedores. Tú eres un perdedor y por eso traes a las afueras a tu mujer para que otro se la folle sobre el capó de tu coche.

Porque eso es lo que ha hecho. Y cuando mi Amo se ha corrido, se ha dado la media vuelta y no ha dicho nada. Ni tan siquiera adiós. Me ha cogido, me ha usado, me ha follado y me ha dejado allí sobre el capó con el culo al aire y su semen de macho bajándome por los muslos. Menos mal que tú me vas a limpiar ahora el semen de mi coño y de mis muslos. Como siempre haces cuando folla en casa, en tu cama de matrimonio y con la puta de tu mujer.

  • ¿Estoy deseable, cornudo? -te he preguntado mostrándote el coño chorreando la leche de mi Amo. ¿Sí? Pues entonces lame, cornudo.

Porque si no lo haces le daré las escrituras a él para que las ejecute y te quedarás sin nada y en la calle. Ya has perdido a la mujer, ya no es tuya, aunque viva contigo, pero ahora perderás todas tus posesiones. Por eso no ha hecho falta que te diga nada. Por eso te has arrodillado y me has lamido el coño. Por eso te estás tragando la leche de otro macho metida en el coño de la puta de tu mujer. Y además tienes la polla, dura, cornudo.