Soy muy puta (1)

Mañana cumplo 38 años y estoy en un momento muy especial de mi vida como sumisa bisexual con Ama lesbiana.

Soy muy puta (y me gusta)

Hace algún tiempo que no me siento a escribir para "TodoRelatos"… pero es que he estado muy ocupada. Para los que no me conocéis, os diré que me llamo Rosa Martín, mañana voy a cumplir 38 años, estoy soltera, soy bisexual –aunque ahora tengo una novia lesbiana, y me estoy convirtiendo- y para decirlo rápido "estoy muy buena". Lo que más me gusta de mi cuerpo son mis tetas; siempre que tengo oportunidad las enseño. Eso es lo que me manda mi novia, que además es mi Ama, y yo la obedezco encantada.

Durante este tiempo que no he podido escribir, mi Ama Noelia me ha sometido a un proceso especial de adoctrinamiento. Lo primero que ha hecho ha sido ponerme una pinza especial en el clítoris. Me obliga a llevarla todo el día; vaya a donde vaya y esté con quien sea… Mi Ama está muy encoñada con el libro "Historia de Ô" de Pauline Reage. Me lee fragmentos casi todos los días y, de alguna forma, los recrea conmigo.

Por ejemplo, un día leyó el siguiente fragmento: "Cuando estuvo peinada y maquillada, con los párpados sombreados ligeramente, la boca muy roja, los pezones sonrosados y el borde de los labios mayores carmín, mucho perfume en las axilas y el pubis, en el surco formado por los muslos, debajo de los senos y en las palmas de las manos, la hicieron entrar en una habitación en la que un espejo de tres cuerpos y otro espejo adosado a la pared le permitían verse perfectamente. Le dijeron que se sentara en el taburete colocado en el centro del espacio rodeado de espejos y que esperara…" Entonces Noelia me hizo sentarme en una silla en el baño, desnuda y con las piernas bien abiertas, con mis manos a ambos lados de la silla. Me depiló el sexo completamente. Cogió sus pinturas y me ensombreció ligeramente los párpados, puso una buena cantidad de carmín en mi boca y en los labios mayores de mi coño, puso colorete en mis pezones y finalmente perfumó varias zonas de mi cuerpo, como en el relato. Me hizo salir de la habitación, filmándome en video, y me llevó al salón de nuestra casa donde había dispuesto un taburete y varios espejos. Me hizo sentarme en el taburete con las piernas bien separadas y me obligo a permanecer en esa postura un buen rato, mientras que tomaba varios planos de mis tetas, mi coño totalmente expuesto, mi boca, mi culo… Después desapareció por un buen rato.

Cuando volvió a entrar en la habitación venía desnuda y se había puesto un arnés con una enorme polla vibradora en su frente, y otra más pequeña por su lado interno metida totalmente en su sexo. En sus manos traía una cajita que acercó a mi cara. En ese momento, me dijo: "Si te comes bien mi polla y haces que eyacule, te librarás de llevar puesto el contenido de esta cajita, si no consigues que esta pollaza eyacule, -en ese momento abrió la caja- llevarás a todas horas esta pinza-clítoris especial que he encargado para ti". Como es obvio, no pude hacer que esa polla plástica eyaculase, aunque sí sé que ella había tenido varios orgasmos, así que después de más de media hora de chupar y mamar hasta casi ahogarme, con todos los flujos de mi Ama por mi cara, mis tetas y mis piernas, Noelia me empezó a follar salvajemente con su juguete.

Mi Ama sabe que soy multiorgásmica, y que cuando mi coño está bien lleno, mi clítoris se hace muy grande y visible. Cuando yo ya estaba camino de mi cuarto orgasmo consecutivo, me sacó su polla de golpe y me colocó la pinza en el clítoris, produciéndome una mezcla salvaje de dolor y placer que me hizo jadear.

"No te he dejado jadear, ¡puta! Eres una esclava muy inútil y vas a recibir tu castigo, cerda", me gritó tirándome de mi cabellera. Cogiendo su látigo, me dio varios golpes en mi clítoris totalmente expuesto, a lo que yo, casi llorando, tuve que contestar –como siempre que eso sucede- con un lacónico "gracias, mi Ama".

Otra vez simplemente leyó: "El vestido era parecido al que llevaban ellas: sobre un corselete muy ajustado y armado con ballenas y una enagua de lino almidonado, un vestido de falda larga cuyo cuerpo dejaba casi al descubierto los senos, levantados por el corselete y apenas velados por un encaje". Entonces abrió el armario y apareció un vestido parecido al de la descripción. Me lo puse y aparecí a sus ojos espléndida, con mis tetas prácticamente al aire, y me calenté. Mi Ama Noelia me dijo: "ya sé lo que quieres. Quieres que te vean, te gusta… Te calienta que vean tus tetas, así, en todo su esplendor". Me puso el collar y amarró a él una correa. Tirando de ella, fuimos hasta su despacho. El ordenador estaba encendido con la cámara de video conectada a él. Entró en el Chat de Yahoo y se conectó a su sala privada "Mi esclava Rosa y yo, Ama Noelia". Había convocado a todos sus contactos a aquella hora. Y allí empezó mi sesión de sometimiento.

Después de conectarse todos y mi Ama haberme mostrado a la comunidad por el vídeo, Noelia leyó: "Éste fue el discurso que entonces se le pronunció a Ô:

—Aquí estarás al servicio de tus amos. Durante el día, harás las labores que te ordenen para la buena marcha de la casa, como: barrer, ordenar los libros, arreglar las flores o servir a la mesa. No serán más pesadas. Pero, a la primera palabra, o a la primera señal dejarás de hacer lo que estés haciendo para cumplir con tu primera obligación, que es la de entregarte. Tus manos no te pertenecen, ni tus senos, ni mucho menos ninguno de los orificios de tu cuerpo que nosotros podemos escudriñar y en los que podemos penetrar a placer. A modo de señal, para que tengas constantemente presente que has perdido el derecho a rehusarte, en nuestra presencia, nunca cerrarás los labios del todo, ni cruzarás las piernas, ni juntarás las rodillas (como habrás observado que se te ha prohibido hacer desde que llegaste), lo que indicará a tus ojos y a los nuestros que tu boca, tu vientre y tu dorso están abiertos para nosotros. En presencia nuestra, nunca tocarás tus senos: el corsé los levanta para indicar que nos pertenecen". Como en el libro, mi Ama me obligó a enrollar la falda sobre la cintura para mostrar que debajo no llevaba nada.

Dirigiéndose a los que se habían conectado, dijo: "Venga, vosotros decidís qué es lo que hago ahora con esta esclava puta que no hace más que insinuarse enseñándonos estas preciosas tetas", mientras me tiró de un pezón, "como podéis ver la traigo bien depiladita y con la pinza-clítoris puesta para que veáis bien su botoncito del placer y cómo sus flujos están siempre presentes en su coñito tan apetitoso… ¡Esclava Rosa!, métete tres dedos en el coño y acércalos a la cámara para que vean todos lo bien lubricada que estás". Lo hice. Ella cogió mi mano, y tras acercarla a la cámara, me la metió en la boca. "¡Chupa puta! ¡Saboréate! ¡Saborea lo que tu Ama provoca en tu coño, que ahora es todo mío!", gritó.

En los altavoces del ordenador se escuchó una voz: "Oye Noelia. ¿Por qué no le pones otras pinzas en sus pezones y tiras de ellos a ver cómo esta tu esclava de flexibilidad?". Un murmullo de aprobación se escuchó a continuación. Mi Ama me empezó a sobar mis tetas y estiró, pellizcando, los pezones. A continuación sacó de un cajón unas pinzas para las tetas con su cadenita correspondiente y me los aplicó. Hizo todo eso mientras que en el Chat se escuchaban gritos pidiendo que me estirase los pezones muy fuertemente, que si me hacía gritar, me podría aplicar un severo castigo. Aguanté los primeros tres tirones, pero al cuarto, que fue bestial, no pude reprimir un gemido de dolor. Mi Ama Noelia entonces fue inflexible. Me dejó allí en medio de su despacho y salió en dirección al salón.

Mientras que ella estaba fuera, vi en la pantalla del PC varios tíos que estaban pajeándose mientras que me decían que abriese más mis piernas, que si me gustaba chupar unas buenas pollas y cosas así. También había una mujer madura que se estaba metiendo un tremendo consolador en el coño mientras que dos niñas muy jóvenes, vestidas de colegialas, le chupaban las tetas… La escena me estaba poniendo a mil. Cuando ya empezaba mi coño a destilar fluidos por lo caliente que me estaban poniendo, la mujer madura ordenó a las dos niñas que le chupasen el coño por turnos, mientras que ella les quitaba las falditas plisadas e introducía unos juegos de bolas chinas en sus coños y culos.

En eso llegó mi Ama Noelia con una silla de adiestramiento que ella había ideado. Era una especie de caballete con una silla de montar en la que se podían acoplar varios artilugios que entrarían por la vagina y ano de quien se sentase encima. Sabía lo que me esperaba. Mi Ama Noelia acopló un vibrador con unas protuberancias giratorias en la parte de delante y un enorme plug-in anal en el sitio donde iba a estar situado mi culo. Me obligó a sentarme allí y cogió el teléfono para hacer varias llamadas. La primera llamada la hizo a Alan, un negrazo panameño con la tranca más grande que he visto en mi vida. La segunda la hizo a un tal Gerardo, al que le pidió que se acercase a casa con los chicos que le había presentado una vez y, si le apetecía, que se trajese también a más amigos. La tercera llamada la hizo a Vanesa, una shemale que conocíamos, a la que pidió que viniese acompañada de todas sus amigas shemales, que les pagaría muy bien por hacernos un favor esa noche.

Alan llegó enseguida. Noelia le hizo entrar desnudo en el despacho y con su polla morcillona me pegó varias veces a ambos lados de mi cara. Mi Ama me puso unas esposas y fijo mis manos hacia atrás sobre la silla de montar. Alan, que ya venía adiestrado, me metió de un solo golpe su polla en mi boca y empezó a bombear en medio de mis arcadas. No se contentó con que se la chupase, sino que verdaderamente me estuvo follando la boca hasta la garganta. Aquella mecánica sólo me permitía sacar un poco la lengua para chuparle los huevos cuando llegaba con su enorme tranca a mi esófago. Estuve a punto de vomitar varias veces, pero eso sería mi perdición… Al cabo de unos minutos, Alan sacó su verga de mi boca y se corrió abundantemente sobre mi cara, mis tetas y mi pelo

A ese espectáculo, además de los que estaban chateando, se habían unido unos tipos malencarados, cinco, que pude identificar como Gerardo y sus amigos. Todos se habían sacado sus trancas y permanecían a mi alrededor, pajeándose. Mi Ama Noelia empezó a mamar una de esas trancas y, al poco, dijo que ya estaba lista para mí. Dándome unas bofetadas, la polla pronto estuvo en mi boca. Cada minuto, mi Ama decía que pasase otra pollaza a mi boca, en una ruleta sin fin. Todas se fueron corriendo, pero esta vez mi Ama dispuso de un recipiente que fue recogiendo la leche de esos asquerosos sementales. En ese tiempo había sonado el timbre y doce shemales, hermosísimas, habían llegado a casa. Todas tenían unas enormes tetas y, según pude comprobar poco a poco, también calzaban unas considerables vergas.

La noche siguió entre humillaciones y castigos en mis tetas, coño y culito, pero todas las corridas se fueron depositando cuidadosamente en aquel recipiente que mi Ama guardaba con celo. Antes de acabar, Noelia me ordenó "ordeñar" nuevamente a todos los invitados para terminar de completar la jarra de lo que iba a ser mi alimento del día siguiente. Me quedé allí empalada por la silla, sucia y, en mi interior, muy satisfecha. Las luces se apagaron.

Al día siguiente, mi Ama Noelia me despertó temprano y con el libro en sus manos, leyó:

"Durante el día, en el que nosotros usamos traje corriente y tú, el que ahora llevas, observarás la misma norma y no tendrás más trabajo, si se te requiere, que el de abrirte la ropa, que volverás a cerrar cuando hayamos terminado contigo. Además, por la noche, para honrarnos, no tendrás más que los labios y la separación de los muslos, pues tendrás las manos atadas a la espalda y estarás desnuda como cuando te trajeron; no se te vendarán los ojos más que para maltratarte y ahora que ya has visto cómo se te azota, para azotarte. A este respecto, si conviene que te acostumbres al látigo, ya que mientras estés aquí se te aplicará a diario, ello no es menos para nuestro placer que para tu instrucción. Tanto es así que las noches en las que nadie te requiera, el criado encargado de este menester te administrará, en la soledad de tu celda, los latigazos que nosotros no tengamos ganas de darte. Y es que, por este medio, al igual que por el de la cadena que, sujeta a la anilla del collar, te mantendrá amarrada a la cama varias horas al día, no se trata de hacerte sentir dolor, gritar ni derramar lágrimas, sino, a través de este dolor, recordarte que estás sometida a algo que está fuera de ti. Cuando salgas de aquí, llevarás en el dedo anular un anillo de hierro que te distinguirá: entonces habrás aprendido a obedecer a los que lleven el mismo emblema; al verlo, ellos sabrán que estás siempre desnuda bajo tu falda, por más correcto y discreto que sea tu traje, y que lo estás para ellos. Los que te encuentren rebelde volverán a traerte aquí. Ahora te llevarán a tu celda".

Entonces entro una chica muy joven, de apenas quince años, totalmente desnuda y depilada, con un collar en el que se leía "pertenezco a mi Ama Noelia" y pinzas en los pezones y en el clítoris. Me sacó las esposas, me ayudó a bajar de la silla, y cogiendo una correa que ató a mi collar, me obligó a seguirla hasta la puerta de casa. Salimos al descansillo y abrió la puerta del piso de al lado. Nunca había estado allí, ni sabía que Noelia tenía ese piso. Cuando entré, pude ver varios habitáculos, separados por unas rejas de acero, como si fuesen unos calabozos. Me llevó hasta el último del lado izquierdo y me hizo entrar. Me ató con cadenas a unas argollas que pendían del techo y amarró mis tobillos a una barra rígida que hacía que mis piernas estuviesen bien separadas. Al rato, acercó la jarra con todo el semen de la noche anterior y me dijo: "bebe algo, que pasarás mucha sed hoy".

Continuará