Soy Mili

La autora cuenta lo que le ha pasado en España

SOY MILI.

He estado una temporada fuera de TR. La razón : una larga estancia en España y allí convivencia con suegros que no conocen esta faceta de escritora erótica de su nuera.

Pero vayamos por partes:

A mi marido le pidieron que fuera a su país, donde además está el capital de la empresa en la que labura ( él también es socio) para preparar un plan para los próximos años. Había dos opciones: Iba solo o iba con familia.

La respuesta fue rápida: Los cuatro pá allá.

El problema del colegio de mi hijo, se solucionó con el acuerdo de que se le mandaran las tareas y allí seguiría el curso. Intervino mi suegra que ha sido directora de un colegio en España.

Así que para Europa partimos.

¿ Dónde íbamos a vivir ? En casa de mis suegros. ¿Estos que hicieron?. Intercambiaron su casita de Vera por un apartamento en San Juan. Razón: Está a tiro de AVE de Madrid y mi chico y yo podíamos ir y venir para sus reuniones y disfrutar de la playa.

La verdad que ha sido una buena solución. No había nudismo, pero si pude lucir tetas, en compañía de mi suegra y mi cuñada. Coger con ellos en casa, nos obligó a moderar gritos y perversidades, que hacíamos en Madrid, cuando yo le acompañaba. Pero lo que no he podido es darme a la escritura ni a la lectura de TR. Así es la vida, un descanso forzado que intentaré ir corrigiendo leyendo lo que mis admirad@sautor@s han publicado. Y tras este preludio, el lector o lectora preguntará: Y lo del sexo cómo ha ido.

Pues veamos:

a) Mis suegros. Adorables como siempre. Él feliz de tener una mujer joven cerca, dándose raciones de miradas descaradas a mis tetas. Yo luciéndome y dejando que alguna vez me viera en cueros : al salir de la ducha , dejando la puerta abierta mientras me vestía, en fin esas cosas que sabemos hacer las chicas cuando queremos animar. Mi suegra contenta, porque el calentón se lo beneficiaba ella, que sigue guapa a pesar de los años. Y yo feliz de sentirme deseada con respeto.

b) Mi marido. El viaje a su tierra le sacó el macho hispanicus y le dio por montárselo de dominante, así que yo a jugar el rol de sumisa. No me ha importado, me he divertido. He vuelto con un corsé blanco con sus medias y liguero, unos aros, una cadena de cuello y otra de muñeca o tobillo de oro y más enculada de lo que es habitual. Todo perfecto.

c) Mis actividades lésbicas. He estado un par de veces con mi amiga- amiga Silvia.( Ver Verano familiar) Sigue tan rubia como siempre, con poco pecho, mucho pezón, escondiendo su bisexualidad y encantada de recuperar un buen revolcón conmigo. Se le ha agrandado la concha, ha tenido tres hijos y nadie se la ha retocado. Pero pone vocación en comer y en que la coman. Hemos quedado en estar en contacto. No hemos tenido mucho tiempo. d) Mi cuñada. Un torbellino perverso como siempre. Me ha dado ideas para la serie de Marisa y Santiago, todas subidas de tono que espero desarrollar. Me ha regalado un par de vibradores nuevos y....ha sido la instigadora de una aventura que contaré a continuación y que da título a esta historia.

Soy Mili.

Todo empezó cuando fuimos a comprar un samsung liberado para usar allí y que luego pudiera traer a Argentina. Lo adquirí de prepago. Me dieron un número, lo activamos y....resulta a que al rato empezaron a aparecer mensajes y whatsapp para una tal Mili. Mi primera reacción fue ir a montar la bronca porque me habían dado el número de otra persona, pero mi cuñada, curiosa se dedicó a abrirlos y leerlos.

  • Nena, te han dado el número de un putón verbenero.
  • Pues me van a oir.
  • ¡ Que bobita eres!. Esto es un cañon para jugar. Voy a enterarme y tú échales una ojeada. Tienes tema para cuentos.

Fue a la tienda y le explicaron que a veces ocurre que dan el número de un antiguo abonado , que ha dejado de serlo, que no había problema, podíamos cambiarlo. Mi cuñada dijo que no hacía falta si le explicaban cómo evitar que la bombardeasen a mensajes, cuando se lo contaron , debió sonreír y volvió a casa.

Para entonces , yo ya sabía cosas de la tal Mili.

Era rubia teñida, edad más próxima a los 30 que a los 40. Parecía soltera o divorciada. Tenía dos sobrinos pequeños y una hermana que vivía en Barcelona. Y lo más divertido: dos amigas, Jeanet ,morena, bajita, gordita con unas tetas como melones y Luz , rubia , me pareció natural, también tetona, aunque un poco más alta y delgada, pero sin excederse. Las tres eran latinoamericanas. La Mili era morena y con un poco de color, vamos como yo. Debían ser de rompe y rasga por algunas fotos de fiestas ligeras de ropa y a veces disfrazadas.

También había mensajes de hombres. En general subidos de tono, del tipo: ¡ Que panocha tienes!. ¡ Como la chupas mi bebota! Te voy a romper.

Comentarios

elogiosos después de una actividad sexual, básicamente de tres tipos: Walter, Efraín y Ruben.

Mi cuñada decidió que nos quedábamos con el celular y que iríamos estudiando lo que venía. Poco a poco fuimos eliminando los de origen familiar y nos quedamos con los de alegría y sexo.

Contestamos por primera vez a uno de Luz invitando a una fiesta.

  • Tengo un trabajo especial y no puedo ir. Mándame algunas fotos.
  • ¿ Qué trabajo?-
  • No te lo puedo decir. Pero pagan bien y es cómodo.
  • Ya te contaré y te mandaré fotos. Pero tú dime
  • En cuanto pueda os mandaré mensajes.

La que había escrito era mi cuñada que se relamía con lo que vendría. Y me lo contó. Me puse a mil, la cabrona me conoce bien. Así que nos quedamos en espera.

A los cinco días, fin de semana por medio, llegaron los mensajes de Luz y de Jeanet.

Fotos en topless en la playa, de una fiesta con mucha gente, casi todos vestidos de hawaianos, mis amigas con las tetas tapadas al principio , al aire luego.

Los comentarios :

Un fiestón. Rumbeo tu much. Yo 4 , J 3. Marcha a tope. Alguna rayita,

Y tú cómo estas

Contestamos:

- Yo muy bien. ¿ y los chicos?-

  • Dinos algo-
  • Os mando fotos de la casa.

Mi cuñada había seleccionado unas fotos de un par de casas lujosas en la playa. Se veía el mar azul y los interiores pero era imposible saber donde era.

  • Menuda choza-
  • Lo más.-
  • Qué haces.-
  • Atender a un matrimonio.
  • DE SIRVIENTA.
  • No de señorita de compañía. Me pagan 1000 euros a la semana.
  • Y qué haces.
  • Ya os contaré. Alguno ha preguntado por mí.
  • Si Walter. Te mandamos una foto suya.

El tal Walter era el que llamaba a Mili bebota y era un morenazo espectacular.

A los dos días llegó un mensaje del mozo:

  • Nenita te echo de menos. Donde estas?-
  • Yo

también noto tu falta -

Y añadimos:

  • Mándame una foto de como me echas de menos. De esa porra que me comería.-

El chico cortó la comunicación. Nosotras nos fuimos a tomar un café con leche a un bar cercano. No pude evitar pedir una porra para mojar. Me gustan , en Argentina no hay, son crujientes, aceitosas , insanas y me recuerdan a una pija , más cuando las mojo y salen con su humedad y sus gotitas que caen en la taza. Estábamos acabando cuando sonó el celular, pensé que era mi marido, pero vimos que era el galán. Decidimos esperar a subir para abrirlo. Cuando lo hicimos , TATACHAN era un vídeo . El chico se masturbaba mientras decía: Quiero romperte la concha.

La verdad que era un pedazo pija muy muy considerable, negra, grande , gorda, con un glande casi azul.

  • Esa es una polla de las que no hay.- suspiró mi cuñada relamiéndose.
  • Salvaje ...salvaje...menuda pija .

  • Habría que contestarle.

  • ¿ Cómo?
  • Con una foto de coño.
  • Pero se notará que no es de Mili, no sabemos como lo tiene.
  • De la zona del clítoris, un primer plano. No creo que se de cuenta.

Cegada en la broma , no me había dado cuenta que la foto sería mía, algo que mi cuñada tenía claro desde el primer momento.

- Ni loca le mando una foto así.

  • No seas pánfila. Si no sabe quien eres....No valen peros...anda déjame sacar la foto y luego decidimos.

Mi cuñada y yo hemos andado desnudas juntas muchas veces, nos hemos hecho alguna pajita en la distancia, pero exponer mi botoncito rosado a sus ojos, y más como estaba , excitado, no lo había hecho nunca. Ella se subió la falda, se bajo la bombachita , me enseño la concha depilada y me soltó:

  • Ves , la mía no vale, es muy sonrosada. Anda , deja de hacerte la estrecha y bájate las bragas.

La verdad es que estaba caliente y me apetecía, así que la obedecí. No sólo hice eso, sino que lo saqué del capuchón y antes que dijera nada ZAS ya estaba la foto. Era linda, impactaba.

Mi cuñada ni corta ni perezosa se la mandó a Walter , con un texto que decía:

Para que me recuerdes. No me mandes más cosas, ya me pondré yo en contacto con vos.

Las dos con las conchas al aire nos reímos de la broma.

Yo no sabía las consecuencias de lo que había hecho.

Se desencadenó a la semana. Mi marido y yo estábamos en Madrid, habíamos dejado a los niños con sus padres. La noche había sido muy buena, creo que recorrimos varias posturas del kamasutra cogiendo. De esas veces que no das para más. Yo me había quedado dormida por la mañana, él se había ido sin despertarme.

Sonó el teléfono, era mi esposo.

  • Hola, cariño, gracias por dejarme dormir, ayer me mataste.
  • Me parece que no te estás portando bien...Hoy he visto en tu movil que andas jugando a ser una niña mala.

Me di cuenta de mi error, no le había contado nada, si lo hubiera hecho, seguro que se reía, pero así parecía una traición.

  • Perdona, te lo tenía que haber contado pero....se nos pasó.
  • Nos, en eso seguro que está la golfa de mi hermana.
  • Sí, de verdad que..
  • Te has portado muy mal. Te voy a mandar unas cosas . Espero que las lleves cuando vuelva a casa. Lo haré a las seis en punto. Prepárate.

Colgó. Me quedé preocupada. Una broma había jodido nuestra pareja donde el saber todo del otro era la razón de ser, lo más importante. Llamé a mi cuñada, ella se lo tomó a coña, yo seguía jodida, comí poco y mal. A las cuatro llegaron dos paquetes.

Los abrí. En uno había dos aros pequeños , una cadena para el cuello y una pulsera, todo de oro, de eslabones muy finos. En el otro, un corsé blanco, un liguero, unas medias blancas y unas esposas de terciopelo del mismo color.

Me duché, me perfumé y sin prisas me fui vistiendo con las prendas que me había mandado. El corsé levantaba mis senos y ensanchaba mis caderas. Con el liguero y las medias tenía un aire de puta inocente. Busqué unas sandalias blancas de taco alto. Me puse los aros en los lóbulos, la cadena al cuello y la pulsera en el tobillo derecho sobre la media. Decidí no pintarme, quería dar sensación de inocencia: puta pero inocente. Sonreí pensando que hacía mucho tiempo que no tenía aspecto virginal.

A las seis en punto entró por la puerta, yo le esperaba parada en el salón de sus padres.

  • Sabes que te has portado mal. No me valen los peros. Voy a tener que castigarte.

Cuando le miré la cara , me di cuenta de que iba la cosa. Por un lado se me fue la angustia, por otro me dio un calentón.

  • Si es que eres muy viciosa. Ya se te han puesto los pezones de punta. Ponte las esposas.

Le obedecí, tiró de mí hasta el dormitorio . Fue al baño, volvió con el cinto del albornoz. Lo ató a las esposas y me ordenó tumbarme en la cama, estirando los brazos. Hizo un nudo en el cabecero, yo me podía mover, pero no salir del lecho. Se desnudó. Tenía la verga dura, en alto. Contrastaba el moreno de la piel del cuerpo con el blanco cubierto por el bañador. Pensé que me iba a follar en ese momento. Su erección eran enorme. Pero no , fue a la cómoda , sacó una corbata, me obligó a levantar la cabeza y me tapó los ojos. Me pellizcó fuerte los pezones, gemí, me había dolido y excitado a la vez.

  • Date la vuelta y ponte como una yegua.

Le obedecí, me movió. Quedé con las rodillas apoyadas en la cama , pero con las piernas fuera. Me podía joder sin arrodillarse, parándose tras de mí. Pasaron apenas unos segundos cuando recibí el primer golpe en las nalgas. No sabía con lo que me pegaba pero me dolió.

¡ ZAS! ¡ZAS! ¡ZAS!... los azotes se repetían con un ritmo cadenciado. Me dolían pero me excitaban. El sentir a su disposición, castigada, me ponía. Si hubiera podido me hubiera tocado para correrme, pero no podía. Estaba ansiosa deseando que me clavara su pija, pero se hacía esperar.

Paró. Yo debía tener el culo colorado, me había dolido pero me había excitado. El sentirme como una puta viciosa a disposición de mi macho había hecho que se me empapara la concha. Sentí el frío de una crema en el valle de mis nalgas. Con un dedo embadurnó el ojete, lo metió dentro para que el lubricante se extendiera más profundamente.

Yo estaba ansiosa, deseaba que me rompiera y lo hizo. Apoyó el cabezón de su verga en el esfínter y empujó. Mi cuerpo engulló su arma, como una funda el sable. No anduvo con miramientos. Se movía rápido y profundo. Sus huevos chocaban contra mi vulva cuando se enterraba en mí. Me calentaba, me ponía cachonda, aunque yo sabía que no iba a lograr ningún orgasmo, sólo subirme a las nubes de la lujuria.

Pensé que se iba a correr dentro, pero de pronto la sacó.

Apenas fueron unos segundos, entonces entendí que se había quitado el forro y restregaba su cipote por el desfiladero de mi trasero. Se estaba masturbando deslizándose contra mi cola. Me gustaba sentirle sobre mi piel sensibilizada.

Volvió a parar, como si estuviera indeciso o muy caliente. Me dio una estocada en el coño que casi me hace caer. Mi vagina relinchó de alegría al contacto con su tronco. Fueron seis embestidas hasta el fondo, rápidas y duras y entonces se salió. Su leche saltó sobre mi popa, oí el click de la cámara del teléfono.

Me acarició mimoso la grupa, después me quitó la venda que tapaba mis ojos, y me soltó del cabecero, me volví para mirarle. Sonreía como un dios poderoso. Con la llave me abrió las esposas. Me abalancé sobre él para besarle, nos fundimos en un abrazo de amor.

  • Perdóname. Sé lo que te ha molestado.
  • Que no me lo hayas contado. No lo vuelvas a hacer...gatita. Y anda mira la foto que he sacado, se la puedes mandar al moreno.

Se veía mi ojete lleno de semen, sólo eso. Estaba en la galería.

  • Mi hermana y tú ya tenéis otra cosa que mandar.
  • Estoy muy caliente. ¿ Quieres ver como me hago una pajita?
  • Sabes que me encanta ver como te masturbas.

Y lo hice. Me abrí de piernas, mi mano bajó a mi pubis , los dedos buscaron el clítoris duro y enhiesto como un hongo húmedo y empecé a tocarme para liberar toda la calentura que tenía encima. Tenía los ojos abiertos, no dejaba de mirarle, me gustaba como le excitaba el verme así, tan femenina, tan mujer , tan hembra caliente. Me sacó varias fotos antes que me viniera como un maremoto en una enorme ola.

Me abrazó, nos quedamos tumbados, agotados de la fuerza de la sesión. Me volvió a mostrar lo que había sacado. Una era de cuerpo completo, tres de mi mano en el chumino y la última de mi rostro al correrme.

  • Estas tres las puedes usar. Las otras no, me lo envío todo a mí y las borro.
  • Haz lo que quieras. Soy toda tuya. Mi amor , deja que te haga dos preguntas. ¿ Con qué me has pegado? Tengo el culo rojo y no ha sido con la mano.
  • Con ese periódico enrollado y cual es la otra.
  • Los aros, la cadena y la pulsera son para ….
  • Para que recuerdes cuando te las pongas que eres mi gatita, mi nena....
  • Tu sumisa.
  • Sí, eso mi sumisa.

Le volví a besar, le agarré la polla y comencé a acariciarla. Una sumisa tiene que satisfacer a su amo.