¿Soy malvada?

Perdonen el abandono, mi vida esta un poco de cabeza, esta historia como siempre intenta ser lo mas exacta a los hechos que posible, es la continuación directa de "La Chica de los Tatuajes... y ojo... no tiene rosas

Siempre lo diré, nunca se dejen engañar por una mujer pequeña, mis orgullosos 1,51mts de blanca piel y delgado cuerpo, no serán muy imponentes, pero tengo la suficiente fortaleza para doblegar hasta la más fuerte mujer si es capaz de entregarse a su primitivo deseo de darme su voluntad, y recibir el más dulce placer del castigo.

Además, no puedo negarlo, soy una mujer morbosa, desde que descubrí lo increíble y mágico que es el cuerpo de una mujer bajo mis besos y caricias, no puedo dejar de desearlo en todo momento, no es una excusa, pero esta historia nació de esa misma necesidad, de mi necesidad de los placeres mas básicos, mas eróticos, nunca he podido controlarlo y tal vez nunca lo hare.

Tengo una relación maravillosa con una mujer increíble, Ella es única, hermosa, creo que no existe mujer en el mundo que me llene la cara de puras sonrisas como lo hace, Ella también es mi Sumisa, mi primera sumisa en realidad, con Ella fue que descubrí que podía ser Dominante, y gracias a Ella es que hoy soy quien soy.

Ahora bien, La Chica de los Tatuajes es una mujer que despierta mi morbo y mi entrepierna de una forma que solo ella puede hacer, mis instintos me piden a gritos que le saque los más dulces gemidos de puro placer, sentir la piel caliente de sus glúteos bajo mis manos, su cabello entrelazado entre mis dedos mientras lo jalo para devorar su cuello.

Cuando Salí de la tienda, todavía podía sentir en mis dedos su humedad de la Chica de los Tatuajes, sentía que toda yo olía a sexo, tuve el impulso de ir al baño del centro comercial a lavarme las manos y refrescarme, pero el morbo no me dejaba pensar claramente.

Llegue a mi residencia, sin pensar en remordimientos y pensamientos de culpa, me metí a la ducha para refrescarme y pues, en realidad, a tocarme pensando en esa Chica, tenía mis pezones completamente erectos solo de recordar la forma en que mordía sus labios con cada azote.

Como sus gritos ahogados llenaban su tienda mientras pellizcaba sus pezones, sentir como una mujer que me llevaba unos 10 o 15 cm de estatura, era completamente sumisa a mis deseos, no pude evitar gemir cuando empecé a frotar mi clítoris ya sensible, y el orgasmo que tuve fue algo increíble.

Salí de la ducha todavía algo temblorosa y agotada por ese orgasmo, no soy una mujer que podría catalogar de “multi-orgásmica”, pero cuando llego, la sensación es tan fuerte que básicamente me tumba, puedo encadenar el placer de un solo orgasmo por un largo momento, así que no puedo quejarme en ese sentido.

De golpe suena mi teléfono celular, casi de inmediato supuse quien era, la Chica de los Tatuajes no estuvo con rodeos cursis ni dramas. –Ya cerré la tienda, nos podemos ver mi Señora? Quiero terminar lo que empezamos.

Tengo que decir que no me acostumbro a esos  dramatismos dentro del BDSM de llamar “Señora” o “Ama” a alguien, mucho menos fuera de propio acto o sesión, pero no quería quitarle el plus que sabía que a mi Chica le gustaba, así que aunque me costó reaccionar, le seguí el juego.

-Mi Chica de los Tatuajes, nos vemos en una hora en la disco de ambiente que queda cerca de tu trabajo, ya sabes cuál es, te he visto en ella, ponte minifalda y no uses Brasier. Me sorprendió lo rápida de su respuesta. –En una hora entonces mi Señora, la espero.

Cuando colgué busque en mi closet la ropa más “Femme Fatale” que tenia, un vestido rojo sin tiras, hasta las rodillas, con abertura sugerente que llegaba mucho más arriba de la mitad de mi blanco muslo, tacones altos y ganas de comerme al mundo.

Mi taxi estaba en frente ya, era un amigo de la universidad (pues si, en mi país los profesionales muchas veces terminamos así) se notaba su cara de sorpresa al verme, no podía dejar de mirarme, tanto que casi chocamos un par de veces, y la verdad, eso me gusto, no tardamos en llegar a la disco, no quiso cobrarme, insistió tanto que tuve que aceptar.

Era la primera vez que entraba en la disco sola, siempre había ido con Ella, o con mi grupo de amigas, yo ya era abiertamente lesbiana, pero igual sentí un poco de temor, a pesar de eso, no me detuve lo mas mínimo y entre como si lo hiciera todos los fines de semana.

Fui directo a la barra, necesitaba un trago para bajar un poco el ímpetu que tenia, me molesto un poco que no tuvieran ron blanco, pero me conforme con un cuba libre tipo normal, una Señorita de unos 18 años no dejaba de mirarme desde el otro lado de la barra, era como de mi estatura (mis tacones me hacían ver mucho más alta que ella), con un cabello castaño corto hermoso, y unos ojos tan verdes como los míos.

Llevaba puesto una camisa blanca abierta en su pecho con un top negro, me gustaba su forma de vestir, era muy actual y atrevida, pude percatar que estaba con un grupo de amigas, pero no dejaba de quitarme la vista de encima, así que probé que tan fuerte era la Señorita, y me quede mirando sus ojos verdes fijamente.

Cuando se dio cuenta, se había ruborizado completamente, la verdad se veía hermosa, cuando la Señorita bajo la mirada, una voz familiar sonó en mi oído. –Aquí estoy mi señora, sabía que esa chiquilla no iba a poder con su mirada.

Cuando volteo me quede impactada la Chica de los Tatuajes había cumplido, llevaba una minifalda de cuero negra, que permitían ver el largo de sus hermosas piernas tersas y fuertes, y una camiseta blanca que decir “Rock, Labial y Sexo oral”, no llevaba sujetador, podía notarlo en sus pezones erectos que se marcaban casi perfectamente.

Su delineador negro, sus tatuajes y su aura de “voy a matarte si me cruzas media palabra” me impresionaban, pero la única realidad es que esa fiera mujer, se convertía en la más tierna gatita cuando estaba conmigo, su voluntad era mía, y quería ver hasta donde llevaría esas ganas de sentir.

Agarre su brazo con fuerza, y la traje hasta mi cuerpo, la diferencia de tamaño era considerable a pesar de mis altos tacones, pero aun así, no opuso resistencia, apreté un poco más fuerte y baje su cuerpo para poder darle un beso, duro, fuerte, brutal, me separe de ella mordiendo su labio inferior y volteándome de nuevo a la barra para tomar otro trago.

La Chica de los Tatuajes se acomodo a mi lado, pidiendo otro trago igual y tocándome suavemente como una gatita pidiendo cariño, cuando levante la mirada la cara de la Señorita al otro la do de la barra era un poema, su boca estaba abierta, su expresión dentaba completa sorpresa, pero lo que me llamo la atención fueron sus ojos, encendidos llenos de deseo.

Como me di cuenta que tenia público, no perdí mucho tiempo y mordí fuertemente el pómulo de la oreja de la Chica, mientras le pedía que se quitara la ropa interior por debajo de la falda y me la pasara.

La Chica de los Tatuajes me miro con cara de sorpresa, y aunque al principio dudo, el morbo que tenía en sus ojos gano, y con un rápido movimiento quito su ropa interior y me lo dio en plena barra, también apoyada en que estaba casi a reventar y no fue tan evidente.

Era un hilo, como no podía ser de otra forma, negro, con encaje, para mi sorpresa, estaba húmedo, desprendía el dulce aroma del sexo, de su sexo, lo guarde en mi cartera y para su sorpresa, metí de golpe mi mano por debajo de su falda para rozar su sexo y la saque rápidamente.

La Señorita al otro lado de la barra estaba idiotizada, no dejaba de quitarnos la mirada, y creo que a mi Chica también le divertía eso, si mas no recuerdo, ella estuvo en esa misma situación cuando en su tienda, toque descaradamente a mi pareja frente a ella, a pesar de que sabía que se había dado de cuenta.

Al cabo de un rato de jugar y tocarnos, le dije al oído que me acompañara al baño, esa disco en particular tenía varios cubículos, que aunque bastante pequeños, daban para muchas cosas, cuando entramos no tarde mucho en meterla dentro de uno de esos cubículos y pegarla contra una de las paredes.

Levante su vestido y acaricie fuertemente su blanco culo que me puso completamente al aire para mí, metí mis dedos en su entrepierna y pude sentir la gran cantidad de liquido que Salía de ella, estaba completamente excitada, la penetre con dos de mis dedos sin casi dificultad.

Sus gemidos empezaron a sentirse, su respiración agitada me decían que estaba disfrutando, en ese momento, levante mi mano libre, y con un rápido movimiento la azote fuertemente, el sonido fue ahogado por la música, pero el gemido casi grito que soltó, pude ser escuchado por cualquiera en el baño.

Me arrodille, y baje mi cabeza hacia su hermoso culo, rojo por ese fuerte azote, lo bese, y separe sus glúteos, para poder observar su rosado ano, cuando mi lengua tuvo contacto con él, sus piernas parecieron desfallecer, la combinación de mi lengua en su ano, con mis dedos en su vagina, la hicieron llegar a un fuerte orgasmo.

Me separe de mi Chica y le propine otro azote, incluso más fuerte que el primero,  no se lo esperaba, mucho menos cuando le dije al oído luego de jalarle el pelo y llevarla hacia mí. –Te corriste sin mi permiso sucia gatilla, te esperan un par de castigos más fuertes que este.

Pude escuchar su saliva pasar fuerte por su garganta, pero también su temperatura subir por la excitación, acomode su vestido y le ordene al oído que saliera y me esperara en la barra, cuando salió me senté en el retrete a intentar respirar.

La verdad es que así como mi morbo me consume por momentos, la necesidad del cariño que mi pareja, Ella, podía darme, luego de darnos todo el placer, la forma en que todo fluía con tanta naturalidad, como me entregaba todo su ser, no solo su cuerpo, sino su alma entera.

La amaba, no podía negarlo, pero la verdad es que estaba convertida en una especie de monstruo, adicta al pecado, al placer, a tener el dulce néctar de unos labios para mi placer, sabía que mientras Ella estuviera lejos, solo podía hacerle daño, eso me convertia en alguien malvada, asi no lo quisiera aceptar.

Unas lágrimas empezaron a brotar, pero como pude las contuve, acomode un poco mi cabello y arregle el escote de mi vestido antes de salir, cuando abri la puerta, una sonrisa picara no pude evitar salir de mi rostro, la Señorita estaba parada fuera de mi cubículo esperándome.

Continuara….