Soy invisible

Confesiones íntimas pero sin sexo por eso no lo pongo en esa categoría.

Soy invisible.

Es una facultad que cultivo desde bien niña.

En el parvulario era rubita, pelo cortito, ojos almendrados y callada. Ahora me veo y era preciosa.

Nunca jugaba con los niños y siempre hacía lo que decían mis amigas por temor.

¿Temor a qué? Pues no lo se, supongo que ha ser castiga, el sentimiento de fragilidad e inferioridad siempre ha estado muy arraigado en mi.

En el colegio más de lo mismo, solo que me aislé de niñas y niños, me sentía a gusto en mi mundo imaginario y así me salvé de pedradas y levantamientos de falda.

Pero empecé a sentirme sola, la invisibilidad tiene sus problemas, así que aparecieron amigas.

Todas mis amigas eran más pequeñas. Yo era la cabecilla, callada, paciente y mayor pero ellas eran las que decían a que jugar y yo les contaba cuentos.

No éramos las chichas guays del colegio, recuerdo ser de las raras, me sentía especial.

Cuando cambie de instituto me distancie de ellas, y por no esforzarme no intenté mantener la amistad, ellas tampoco lo intentaron.

En el instituto hice amigas de mi edad, pocas, el resto me daba miedo y me sentía inferior: granos muy grandes, cuerpo creciendo y desproporcionado, un día sentía más grande un brazo que otro, pelo grasiento que no sabía como peinar, gafas, etc.

Era tímida, me ocultaba, no quería que nadie me viera y me juzgara, yo me quería a mi manera y era muy fantasiosa.

Sabía que no sería especialmente guapa cuando creciera pero quería tener un cuerpo bello al menos. Transformarme como Marilyn, convertirme en una chica sexy por mi cuerpo (tonterías de niña regordeta pero que nadie le decía nada porque no estaba gorda).

Hablar con chicos me hacía poner roja, hasta tal punto que dejaron de intentarlo y me volví invisible. La gente se ponía ha hablar con mis amigas delante mía como si no estuviera.

Las chicas de mi clase me tuvieron por mascota algún día, yo era muy paciente (cosa que actualmente me serviría mucho para las relaciones de pareja pero que por desgracia no conservo), y trataba hacer ver que no me afectaba y las ignoraba, hasta que alguna amiga mía salía en mi defensa. Ahora pienso que intentando parecer más fuerte y digna que ellas fui cobarde.

Enfermaba enseguida, más por miedo a la gente que por enfermedad real, pero eso sí, sabía guardar secretos, contar historias, escuchar, era una buena amiga.

Gracias al teatro me liberé, comencé a superar mis miedos. La dermatóloga me hizo un tratamiento por el que se me quitaron los granos pero me quedé muy delgada.

No conseguí estudiar lo que quería cuando acabé el instituto. Varios chicos me fueron detrás y descubrí que era atractiva, aunque aun me salía algún granito.

Descubrí lo que era el amor y el sufrimiento, pensé que podía ser bisexual.

Una relación me devolvió a mi invisibilidad y autodestrucción, me hizo madurar de forma negativa, odie hombres y mujeres.

Gracias a las amigas que me quedaban y la pasión por el teatro me recuperé.

Ahora estoy enamorada de un chico tan paciente como impaciente soy yo.

Pero (siempre hay un pero) a veces vuelvo a sentirme invisible, supongo que será mi invisibilidad, algo innato en mi.

Puede que sea bisexual, puede que no, pero lo gracioso es que después de empeñarse varia gente en que lo era y yo insistir, totalmente segura, de no lo era, ahora me dicen que no lo soy, como si ellos pudieran decidir. Ahora que yo creo que puede que sea bisexual.

Quizá no soy nada, quizá mi invisibilidad me protege pero no lo suficiente.

He sentido atracción física por una chica, después mucho cariño y más adelante atracción sexual.

Ahora la quiero mucho como amiga, se que ese sentimiento sexual no entorpece mi amor por mi chico, supongo que él también habrá sentido eso por otras mujeres o hasta hombres.

Lo que me jode es que no me crean.

Algún día me revelaré de la única forma que puedo, escribiendo un relato erótico explotando mi lado bisexual.

Como soy invisible dará igual.

¿No?