Soy Gay, o no. Acaso importa p2: Leche de toro
Os cuento como fue mi primera experiencia con Juan, el hombre que buscaba
Hola a todos, antes de nada, quería daros a los gracias a los que me habéis escrito y por lo comentarios que habéis dejado. Muchos me lo habéis preguntado y por eso he decidido aclararlo aquí. Todo lo que escribí en el relato anterior es cierto y lo redacté de la forma más fidedigna posible. Esto lo comento porque la historia que os voy a contar ahora, al igual que la anterior es totalmente real. Espero que la disfrutes tanto como yo.
No voy a describirme otra vez, mas que nada porque ya lo hice en el relato anterior, por lo que voy a pasar directamente a contaros lo que me sucedió. Tras dejar que un tío se corriera en mi cara por primera vez y disfrutarlo como nunca jamás imagine mis relaciones se intensificaron.
Las páginas de contactos eran mi mejor aliado y allí fui donde conocí a Juan. Tras probar la leche quería comerme una polla enorme. De esas que solo se ven en las películas porno y el anuncio que puse lo dejaba claro. “Pasivo jovencito busca macho pollón para que le dé la merienda”. Respondió de forma simple y concisa. Tengo lo que buscas si no te importa el físico.
Fantasmas en este mundo los hay a patadas, por lo que antes de darle mi número de teléfono intercambiamos un par de mensajes, hasta que por petición mía me mando una foto de su polla. Cuando la vi casi me caigo de la silla. No sé exactamente cuánto mediría, pero a pesar de tenerla un poco morcillona me pareció deliciosa. Bastante gordita, con prepucio, desviada hacia un lado y con unos huevos enormes y depilados. Me moría de ganas por verla empalmada, pero no quería tentar a la suerte y pedírselo, porque lo mismo pensaba que era un calientapollas y perdía la ocasión de catar tan suculento manjar.
Me dijo que tenía 47 años, y que estaba gordito. Le dije que me daba igual, que yo lo que quería era polla y que mientras tuviera lo que buscaba todo lo demás no era importante. Le comenté que no tenía mucha experiencia pero que me encantaba hacerlo y que podría correrse donde quisiera pero que yo prefería que me la echara en la cara y en la boca como a las putitas de las porno. La idea le atrajo mucho, ya que según me dijo nunca lo había hecho y le daba mucho morbo.
Sin mucha dilación y sin hablar mucho más me dio su dirección y en unas horas aparecí ante su puerta. A pesar de no ser la primera vez que quedaba con un desconocido estaba muy nervioso. La primera vez que lo hice no estaba seguro de si me iba a gustar, pero esta vez estaba convencido de que iba disfrutar y por eso me temblaban hasta las piernas. Imaginarme su polla en mis manos provocó que sin llegar a tocarme ya la tuviese dura.
Toqué al timbre y Juan apareció. Era bastante alto, y como me dijo le sobraban unos cuantos kilos, Tenía unas manos enormes y rechonchas como el resto de su cuerpo. Lo que me llamo la atención es que era bastante feo. No es que me importara, pero lo cierto es que al verle se me notó la expresión y Juan se percató. Entonces y con una voz ronca y profunda me dijo: Tu eres bastante mono, pero si te quieres marchar lo entenderé.
Le aseguré que yo no era como los demás, que yo tenía claro a lo que venía y que me daba lo mismo el aspecto que tuviera mientras estuviera limpio y fuera sano. Yo lo que quería era polla, y mientras lo de la foto que me mando fuera verdad estaba satisfecho, al fin y al cabo, para lo que le iba a hacer no es que fuera importante lo demás.
Juan pareció relajarse al oír mi respuesta, y me acompaño por su casa hasta que llegamos al salón. Yo ya estaba quitándome la camiseta, las gafas y las zapatillas cuando me pidió dos cosas que no me esperaba. Una que no me quitara la gafas que le daba más morbo si me las dejaba puestas, y 2 si no me importaba ponerme una peluca. No lo entendí muy bien, es decir creía que el tío era gay y que no le importaba que un hombre fuera a comerle la polla, pero como me daba igual no lo discutí. Entonces Juan me dio una peluca larga, morena y lisa y me la puse.
Juan se sentó en una butaca del salón y procedió a desabrocharse el pantalón. Yo como un buen chico me ofrecí a hacerlo por él. Que se relajara y me dejara hacer a mí. Sin rechistar apartó las manos y me dejó el camino libre. Llevaba puesto un pantalón vaquero bastante ceñido, por lo que me costó un poco desabrocharlo, pero una vez se lo baje un poco la cosa ayudo. El hecho de tener una incipiente barriga complicaba la operación. Cuando ya le había bajado lo suficiente los pantalones le dije que se levantara un poco para terminar de quitárselos y dejarle solo con la camiseta y con los calzoncillos.
Hasta ese momento no me había fijado, pero tenía unos gallumbos de pata holgados, con dos botones por delante para poder ir al baño sin necesidad de quitárselos. Me resultó extraño, ya que de esos solo los había visto en las películas. Al ser tan holgados apenas se podría apreciar el tamaño de su paquete, pero en cuanto puse mi mano encima lo pude comprobar. Al principio la note gordita a pesar de estar en reposo, pero enseguida comenzó a ponerse dura y por lo que podía palpar parecía enorme. Debido a la ropa interior que tenia se me ocurrió la idea de sacársela por le ranura de los calzoncillos en lugar de quitárselos, así que una vez comprobado que no mentía, le desabroché los botones e introduje mi mano por la abertura hasta alcanzar su miembro.
En el momento que mi piel hizo contacto con su polla el calor que sentí me indico que estaba listo. Intenté rodearla entera con mi mano, pero la circunferencia era demasiado grande como para poder cerrarla a su alrededor.
Ya no puede aguantar más y procedí a liberar al monstruo. Giré mi muñeca con su polla en mi mano y la zarandeé de forma que pudiera sacarla por la abertura de los calzoncillos. Cuando la polla de Juan quedo ante mi os juro que casi me muero. Era gigantesca, mucho más gorda de lo que me pareció al tocarla, con un capullo enorme medio cubierto por su prepucio. La descapulle del todo con mi mano para ver el glande al completo. Muy gordo, como si fuera un champiñón, y de un color rosado pálido. Como estaba tan cerca de mi cara me llegó su olor a macho y me estremecí. No os se decir lo grande que era, más que nada porque nunca se la he medido, pero os puedo asegurar que no se ven rabos como ese todos los días.
Todavía tenía la polla a media asta y aun así me tenía hipnotizado. Le di un par de sacudidas con la mano, para que se le pusiera dura del todo, y me ayudé con la otra para poder sujetarla con firmeza. La cabeza de su rabo brillaba y aproximé mi boca y le di un lengüetazo para catarla. No puede aguantarme más y me lance a por mí manjar.
Le sujeté la polla con una mano, dejándola recta apoyándola contra su barriga y le di un lametón desde los huevos hasta el frenillo, donde me detuve y jugué un rato con mi lengua, para continuar intenté meterme su polla en la boca. A duras penas lo conseguí, debido a que el diámetro que se gastaba Juan era bastante más ancho que el resto de pollas que me había comido hasta ese momento. Una vez la tuve dentro de mi boca, con las dos manos acompañaba los movimientos de boca. Empecé a mamársela como a mí más me gusta, despacito y profundo, lamiéndola entera entre succión y succión, sacándomela de la boca y volviendo a introducírmela de vez en cuando mientras con una de mis manos le masajeaba los huevos con la otra acompañaba los movimientos de mi boca.
No suelo tirar muchas babas, pero Juan la tenía tan gorda que me obliga baba abrir mucho la boca. Le llene toda la polla de saliva. La verdad es que me vino muy bien, porque de esa forma al tenerla más lubricada, mis movimientos eran más suaves.
Hasta ese momento Juan apenas me había tocado, pero con su polla ya totalmente empalmada se animó y me acaricio la cara mientras yo seguía a lo mío. Le miré a los ojos de la forma más morbosa que puede y seguí chupándosela. Me devolvió la mirada y entonces empezó a acompañar con sus manos los movimientos de mi cabeza. Intente meterme más polla dentro de la boca, pero me resulto muy complicado. Para intenta llegar más lejos le sujeté la polla con las dos manos y abrí la boca todo lo que puede. Me introduje su rabo hasta que me hizo fondo y entonces cerré la boca con su polla dentro. No os se decir cuántos centímetros tenía dentro de mi garganta, pero me sentí lleno.
En ese momento Juan soltó su primer gemido en condiciones, hasta ahora apenas habían sido audibles. Me la saqué poco a poco de la boca hasta separarme por completo de Juan. Le miré a los ojos con la lengua fuera y repetí la operación. Hice los mismos movimientos un par de veces más, hasta que Juan me pidió que se la mamara otra vez.
Yo como una buena putita obedecí, y comencé de nuevo a comérsela, pero esta vez, en vez de limitarme a chupársela de vez en cuando me la sacaba de la boca y me golpeaba con ella la cara. Al ser tan grande parecía que me estaba golpeando la cara con una porra. La sensación me encantaba, y para darle más poder a Juan solté su polla para que fuera él el que me golpeara. Después de darme varios golpes más abrí la boca y Juan me la metió entera, bueno entera hasta donde me llegó, puesto que el trozo que me cabía en la boca no era ni la mitad de la longitud de su rabo. Empezó a follarme la boca como no me lo había hecho nunca nadie y la sensación fue nueva para mí. No entra dentro de las cosas que más me gustan, pero la sensación de ser usado fue muy placentera. Yo intentaba tragármela toda, pero no había manera, y empezaron a dame arcadas. La cantidad de babas que había soltado en ese momento provoco que el suelo a los pues de Juan estuviera inundado.
Las gafas las tenía ya empañadas por completo y no podía ver nada, por lo que me las quité. Juan no dijo nada, lo que no sabía era que era que tenía previsto ponérmelas luego cuando se fuera a correr para que me las llenara enteras de leche. Llevaría más de 15 minutos con su polla en mi boca cuando Juan se soltó definitivamente y empezó a decirme guarradas. A mí me pone muchísimo que me digan guarradas así que no me corte y yo también le contesté.
Juan: Que bien la mamas zorra
Juan: Comete toda mi rabo
Yo: Que polla más rica tienes
Juan: Vamos putita métetela entera.
Yo: Estaría todo el día comiéndotela”…
A medida que más cachondo me ponía más dura tenía yo mi polla, encerrada en mis calconzillos.
Juan se puso todavía más cachondo y me sujeto la cabeza con sus dos manos mientras acompañaba mis movimientos. Me follo la boca un poco más y cuando empecé a toser de nuevo me soltó. En ese momento sujeté su polla con las dos manos y mientras le hacía un pajote me introduje sus huevos en mi boca. Se los lamí y chupé mientras le miraba los ojos. Le di un par de sacudidas más y decidí que ya quería mi premio. Me introduje el capullo en la boca y los succioné con todas mis ganas, mientras mis manos le masajeaban todo el tronco y sus testículos.
Llevaría casi 30 minutos de mamada cuando me empezaron a doler las mandíbulas, pero no pensaba parar hasta estar cubierto de la leche de Juan. Me introduje un buen trozo en la boca y continúe mamando con todas mis ganas, mientras me ayudaba con las dos manos.
Quería que se corriera ya, así que le dije un montón de guarradas cada vez que me la sacaba de la boca:
Yo: Te gusta cómo te la mama tu zorrita
Juan: Eres una buena zorra, la chupas muy bien.
Yo: Me vas a da toda tu leche?
Juan: Claro que si, te voy a dar tu premio, te lo has ganado.
Yo:Dame tu leche papi, me la voy a tragar toda
Juan: Más te vale, te voy llenar la puta cara de lefa
Yo: Vamos papi, córrete en mi cara
Aceleré mis movimientos y seguí mamándosela ya sin sacármela de la boca, cada vez más rápido y con más fuerza, y para completar mi tarea de zorra empecé a gemir mientras lo hacía. Todo esto fue demasiado para Juan y me anunció su corrida.
En ese mismo momento me puse las gafas de nuevo y me acomodé justo debajo de su miembro con la boca abierta y la lengua fuera. Coloque mis manos debajo de mi cara, para evitar que parte de su leche cayera al suelo. Juan por su parte comenzó a masturbarse mientras yo le lamia el capullo y los huevos esperando su leche. La situación no duró mucho. Juan posó la cabezota de su polla en mi lengua, me sujeto la barbilla suavemente con su mano como guiándome para recibir la mayor cantidad de leche posible y comenzó a correrse. Yo cerré los ojos y me preparé.
Los primeros chorros llenaron mi cara casi por completo. El calor que sentí en mi cara y el olor a macho provocaron que mi polla diera un respingo y sin haberme ni si quiera tocado antes me corrí. Los siguientes menos potentes, me golpearon en los dientes y cayeron en mi lengua, así que mientras se corría me introduje la punta de su rabo en la boca y la abría para recibir toda la leche posible mientras terminaba de correrse mirándole siempre a los ojos para que se diera cuanta de cuanto me estaba gustando. El semen de Juan era abundante, blanco y espeso, como más me gusta a mí, y cuando tuve la boca llena y no me cabía más me lo tragué. Como comenté anteriormente el sabor de la leche no es lo que más me gusta, pero en esta ocasión me pareció deliciosa. A los hombres les suele gustar mucho que te lo tragues, a mí personalmente me parece una falta de respeto no hacerlo. Creo que es súper excitante, pero supongo que para gustos los colores.
La leche de Juan seguía brotando y mi boca se volvió a llenar de. En esos momentos tenía las gafas cubiertas totalmente y apenas podía ver nada. Cuando terminó de correrse tenia semen hasta en el pelo No me importo demasiado, ya que la peluca no era mía. Procedí a cerrar la boca para tragarme todo lo que tenía en mi lengua cuando escuché el ruido del teléfono móvil haciéndome una foto. Una vez tenía la boca vacía de nuevo la abrí de nuevo para enseñarle a Juan que me la había tragado toda.
A continuación, sujeté su polla con las dos manos y se la lamí entera para recoger todos los restos que quedaban y dejársela bien limpia y reluciente. Lo siguiente que hice fue quitarme las gafas y limpiarlas con mi lengua. Mientras tanto Juan se acercó a la mesa del comedor y cogió una cuchara. Yo deje las gafas en el suelo y no necesite que me dijera nada más, puesto que ya sabía lo que pretendía. Comenzó a recoger todos los restos de lefa de mi cara y cuando estaba llena me la introducía en la boca. Yo me lo tragaba todo como debe hacer una buena zorrita con la leche de su macho y cuanto ya no quedaba más en mi cara me introduje los dedos de mis manos en la boca, que todavía estaban pringados y me relamí las manos para no dejar ni rastro todo ello sin perder contacto visual con Juan.
Cuanto termine mi faena le di un beso en la punta del rabo, ya semi morcillona y se la guarde de nuevo en sus calzoncillos. Me dijo que le había encantado y que siempre había querido tener una mamona a su disposición. Yo por mi parte no podía estar más contento. Había sido la experiencia más emocionante de mi vida, y por supuesto que quería repetir. Me senté a su lado y empezó a enseñarme todas las fotos que me había sacado. Hasta ese momento no era consciente de cuantas eran, mientras estaba comiéndole la polla solo me había percatado de una de ellas. En las fotos pude observar la cara de puta que ponía y me calentó aún más. Una vez las vimos todas Juan procedió a borrarlas, pero antes de eso le pedí que me mandara la que me saco con la lengua y la cara llena de leche. Una vez hecho esto las borró de su móvil.
Puesto que los dos habíamos congeniado también le propuse que quedáramos todas las veces que quisiera. Que solo tenía que llamarme y que iría encantado. Yo por mi parte había encontrado justo lo que buscaba. Una polla enorme, gorda y sabrosa con la que disfrutar sin preocupaciones, Y juan tenía a un chupapollas a su entera disposición.
Antes de marcharme me puse de nuevo las gafas y me dirigí al baño a lavarme la cara y los posibles restos de lefa que pudieran quedar. Tenía toda la cara pegajosa, pero gracias a la peluca mi pelo estaba intacto. Detesto le leche en el pelo. Sobre todo, cuando es tan espesa como la de Juan. Cuanto termine me acompaño a la puerta y nos despedimos.
A partir de ese encuentro nos hemos visto en multitud de ocasiones, y salvo experiencias muy esporádicas solo se la como a él. No he vuelto a tener la necesidad de buscar más. Juan que da todo lo que busco y puedo decir tranquilamente que soy la zorrita mamona de Juan.
Un saludo a todos y espero que haya disfrutado leyendo mi experiencia.