Soy Fefa

La historia de mi vida. Soy una chica que siempre había negado mi feminidad hasta...

Hola, soy Fefa, tengo 23 años, mido 1,70, soy bastante delgada, lo que hace que mis pechos parezcan pequeños, y soy un poco ancha de caderas. Vamos que desde un punto de vista machista no estoy mal aunque un poco flaca.

Me gustan los hombres, he tenido un par de relaciones con chicos pero nunca han acabado bien. A los hombres les gusta dominar y que les obedezcan y a mi nadie me hecha el lazo.

Después de un par de fracasos terminé tan harta de los hombres que tomé la decisión de ser uno de ellos. Nunca más tendría que aguantarle nada a nadie.

No me costó mucho transformarme: me rape el pelo, estilo militar, tiré toda mi ropa femenina a la basura y me compré ropa de chico. Bajo la blusa me ponía una especie de faja para que no se notaran mis pechos y el cambio no quedó muy mal; Parecía incluso un poco más joven, barbilampiño. Vamos a lo sumo podía aparentar un poco afeminado por ser un poco caderosa, ya que mi culo era lo más difícil de ocultar.

Me mudé a casa de mi tía en la ciudad, la cual me presentó como a un sobrino venido del pueblo.

A los pocos meses hice amistad con un grupo de chicos del barrio a través del hijo de una vecina, Antonio.

Era muy guapo, ancho, atlético. Hicimos buenas migas desde el principio. Le gustaba bacilar con las chicas y yo, en mi papel de macho, le seguía siempre el juego:

Joder, has visto que pedazo de culo tiene esa tía. Decía Antonio.

Está para follársela, decía yo, siguiéndole el juego.

En el grupo, el mejor amigo de Antonio era Juan; un poco más alto que Antonio, pero más rudo; vamos una especie de Animal con ojos.

A Juan le caí mal desde el principio. Sobre todo al ver que Antonio y yo hacíamos buenas migas. Siempre llegábamos y nos íbamos juntos, pues vivíamos en el mismo edificio.

Con el tiempo, la amistad con Antonio fue creciendo a la par que se enfriaba la mía con Juan.

Claro, Antonio me veía como su amigo, pero yo sentía algo más, en mis sueños aparecía Antonio, no como un amigo sino como algo más. Algunas veces tenía incluso algún sueño húmedo con él, pero intentaba que no se trasluciera nada, aunque Juan empezó a olerse algo pues siempre me veía muy cerca de él, por lo que me decía:

¡Pedazo de maricón, sepárate de Antonio. Parece que estás enamorado de él.!

¡Quieres ver lo maricón que soy pedazo de cabrón!. Le contestaba enfurecida.

¡Quieres que te la meta!. Continuaba.

Jajajajja se reía Juan.

Ha cantado el pajarito. Y me arreaba un pescozón para ver si me provocaba.

Yo me callaba pues era un pedazo de Animal y no quería que me arreara una hostia.

Ya te gustaría a ti que te metiera mi pollón.

Todos se reían de esto pues Juan tenía un pollón enorme. Se lo había visto una vez cuando una vez que estábamos conversando se levantó y se la sacó allí mismo para mear, y al ver mi cara de asombro, pues no podía apartar la vista de ese enorme cacharro, me la pasó por la cara y me dijo:

  • Hay maricón, seguro que se te la restrego un par de veces más te quedas mamando.

En estas discusiones Antonio salía en mi defensa:

Cállate de una vez Juan, si no quieres que te meta yo el mío.

Juan se callaba pues la de Antonio también era de un tamaño respetable.

Yo me quedaba enfadada y humillada pues aunque agradecía que Antonio me protegiera, notaba como perdía el respeto de todos los demás, y en un barrio, el respeto es lo más importante para un chico.

Un día habíamos quedado en vernos en "El rocío", un bar de mala muerte en el que nos reuníamos pues la bebida era barata y podíamos estar viendo chicas; "El jovi preferido de todos los chicos".

Al llegar vi que Juan y Antonio estaban sentados juntos conversando. Al verme me sonrieron ambos y me senté al lado de Antonio.

Que tal colegas. Dije.

Bien dijo. Y siguió hablando con Juan, ignorándome

Esto me mosqueó un poco pero pasé. Durante la tarde ellos siguieron enfrascados en su conversación. Intenté intervenir un par de veces pero con el mismo resultado.

Cuando volvíamos a casa le dije:

Tienes algún problema conmigo

No porqué.

¡Vete a la mierda!, le espete. Y me marché corriendo a mi casa. Estuve llorando toda la noche. Era una boba, me había jurado ser libre y me estaba poniendo celosa de otro chico. Increíble.

Por la mañana Antonio me preguntó que me había pasado la noche anterior; le dije que me habían estado ignorando toda la tarde y que eso no se le hacía a ningún amigo.

Me contó que a Juan se le había ocurrido organizar una fiesta para todos, con zorras. Que iban a alquilar una habitación del hotel. Una fiesta por todo lo alto, con tías y bebidas hasta reventar.

Joder tío. De puta madre. Contesté pues eso es lo que se esperaba que digiera un chico.

¿Cuando va a ser la fiesta? pregunté.

Dentro de 3 días. Contestó.

Estuve todo el día acongojado, que podía hacer. Si iba a la fiesta seguro que se daban cuenta; y si no iba, la cosa se podía poner peor. Encima que ya empezaban a sospechar que era maricón, seguro que Antonio se mosquearía.

Se me ocurrió que podía disimular, que con la bebida y el bullicio de tanta gente seguro que al final nadie se enteraría si no hacía nada; y si me veía obligado a ir con alguna tía, procuraría entrar en una habitación con ella y con la luz apagada engañarla. Para ello compré un consolador que se amarraba a la cintura, de tacto parecido a la carne. Tenía en su base una bolsa que pulsándola soltaba un líquido por la punta que decidí rellenar con una mezcla de agua y leche condensada.

Me lo estuve probando en el espejo y podía dar el pego.

El día definitivo llamé a Antonio y quedamos en vernos en la entrada del Hotel.

Cuando llegué ya estaba Antonio esperando.

Hola Fran, me dijo, pues así me conocían.

¿eres el primero en llegar? Dije.

Si.

¿Qué? Preparado.

Si dije. Tengo unas ganas de follarme a una zorra que no veas.

Tranquilo que hoy vas a follar como nunca, me dijo.

Media hora después llegó Juan, con una bolsa llena de botellas de cava y whisky.

Vamos subiendo a la habitación. Dijo.

¿Es que no vienen más? dije.

¿No te lo ha dicho Antonio?

¿el Qué?

Que seremos los 3. dijo.

Además solo viene una zorra, pues para los 3 nos sale más barato y le podemos hacer de todo.

Una sola insistí, eso no nos da para nada dije haciéndome el machote.

Tranquilo león dijo Juan. Nos lo vamos a pasar de maravilla, nos la vamos pasando.

Eso dijo Antonio. Y así la tendremos más blandita.

Jajajaja. Se rieron ambos.

Ya verás que pedazo de habitación he alquilado. Dijo Juan de nuevo.

No podía ni hablar. A ver como iba a poder escabullirme de esta.

Al llegar a la habitación me quedé asombrada. Era la suite del hotel. Tenía una gran cama central de agua y a la derecha estaba el baño, enorme. En su centro se apreciaba una enorme Yakuci. En ese momento se encontraba encendida y burbujeánte.

Cabrón dijo Antonio. Cuanto te gastaste en esto.

Lo que haga falta para mis amigos. Dijo.

Jajajajaja. Se rieron ambos.

Vamos Fran, no estés cortado me dijo Juan. Vamos a ser amigos y perdona si alguna vez me he pasado contigo.

Estas palabras me tranquilizaron.

Claro le dije. Va a ser una noche increíble y nos vamos a follar a la zorra esa.

No lo sabes bien dijo Juan mirándome enigmáticamente.

Antonio abrió una botella de champaña y puso 3 copas diciendo:

Venga, a la de 3 y nos la bebimos de golpe.

Nos sentamos en el sillón y volvimos a llenar la copa.

Tengo otra sorpresa chicos dijo Juan.

Encendió el Tv y puso un video. La primera imagen que se vio me impactó de lleno: Aparecía una tía, de 4 patas, a la que le daban fuertemente por el culo, para seguidamente el tío sacar su polla y dejarle un reguero de leche saliéndole de un enorme agujero. Era increíble como se podía abrir aquello pensé. Luego ocupaba otro el puesto dejado por el anterior y se la metía por el mismo sitio mientras el que se había corrido le ponía la polla en la boca para que se la limpiara. Le daban polla fuertemente. La cámara enfocó la imagen de lejos y se apreciaba a la tía gozando terriblemente mirando como se la follaban y otro tío haciendo cola, masajeándose su polla para que estuviera bien empalmada, esperando su turno.

Antonio silvó y dijo:

Cabrón donde conseguiste esta peli.

Es para ponernos a tono. Dijo Juan.

Te gusta Franc dijo mirándome a los ojos.

Si dije un poco cortada y disimulando lo mejor que pude dije:

Cuanto más cañera mejor.

Ese es mi amigo dijo Juan pasando su brazo por mis hombros.

Tu y yo no nos hemos llevado muy bien pero a partir de hoy eso va a cambiar.

Seguimos bebiendo copa tras copa.

Entre las copas y la película, mi cabeza no paraba de dar vueltas. Me fui calentando y me lancé.

Joder mira como le ponen el culo y el chocho a esa tía. Dije pues en la tele estaban haciendo un sándwich.

Esta excitación la notó rápidamente Antonio y dijo:

Estás desesperado cabrón.

Cuando viene la zorra dije. Otra vez en plan machote.

Tranquilo que pronto va a venir.

Seguimos bebiendo y nuestras coloque era enorme. Reíamos y gritábamos contando chistes.

Porque no nos metemos los 3 en la bañera. La zorra debe estar al llegar.

Y quien le abre la puerta pregunté, para disimular y quedarme yo por fuera.

Tranquilo tiene llave para entrar. Se la dejé para que nos diera una sorpresa.

Al momento Juan y Antonio estaban en bolas. Ambos estaban totalmente empalmados y se la cogían cual espadas como si fueran a luchar.

Juan se viró hacia mí, con su polla en la mano y me dijo:

Te gusta mi espadón Fran. Y se echó a reír.

Yo estaba totalmente acongojada.

Su rabo era enorme, de color casi negro, con una cabeza grande y sonrosada, y unos huevos hinchados que le colgaban como a un toro.

Y la mía que me dices. Preguntó Antonio, acercándose hasta la altura de mi cara y hacer como si me diera una estocada.

Me dio un vuelco el estómago, me puse a temblar entre miedo y deseo. Si esas pollas me cogían, me mataban.

Quita para allá maricón dije intentando reír.

Se fueron corriendo y se metieron en la bañera diciendo:

¡maricón el último!

Yo me quedé quieta en el sillón sin moverme, sin saber que hacer.

Venga mariconazo dijo Juan desde dentro. Es que no tienes orgullo.

Fuera de su vista, me empecé a desnudar. Llevaba el consolador preparado y me puse una toalla en la cintura.

Cogí una bandeja con 3 copas y la botella de Whisky para disimular mis pechos, bajé la intensidad de la luz del baño, hasta dejarlo en penumbra y entré.

¿Que haces cabronazo. Porqué apagas la luz? Dijo Antonio.

Déjalo dijo Juan, defendiéndome por esta vez.

Es mejor así. Dije.

Eso dijo Juan. Así cuando llegue la zorra no sabrá cuantos estamos en la bañera.

Me metí de la bañera hasta el cuello para que no notaran mis pechos.

Pedazo de polla tienes. Dijo Juan. Pues me había visto el consolador que medía 18 cm.

No como la tuya contesté. Ruborizándome al instante ya que me salió la voz más aflautada de lo habitual.

Te gusta? Verdad mariconazo. Y se echó a reir.

Me sonrojé y me callé.

Luego empezamos a reír y beber como antes.

Nos animamos ante la inminente llegada de la zorra que Juan nos había prometido. Cada vez los juegos eran más subidos de tono. Juan se cogía la polla y se ponía a hacer gestos de que nos la iba a follar..

Estos juegos habituales entre tíos, a mi me ponían un nudo en la garganta. ¿Como había llegado yo allí? Yo que me las daba de lista, independiente y estaba metida en la bañera con 2 tíos. Encima estos 2 tenían unas pollas que cada vez que las miraba se me ponía un nudo en el estómago.

No sabía como salirme de esta situación.

Juan se daba cuenta de que le miraba la polla siempre que la sacaba fuera; y la dejaba adrede apuntándome a la cara lo cual me dejaba como embelezada. Cuando al fin reaccionaba y apartaba la vista, mirándole a los ojos. Luego él se echaba a reír.

Antonio salio de la bañera a buscar más bebida.

Intenté aprovechar para salirme yo también pero Juan me cogió como objeto de sus juegos, me hundió en el agua y se puso a golpearme con la polla por la cara, hacía como si me fuera a follar, a lo que yo me resistía. En una de estas cuando intentaba salir a respirar, al abrir la boca casi me la enchufa hasta la garganta. Retiré inmediatamente la cabeza e hice como si no hubiera ocurrido nada.

Antonio me dio un cachete en las nalgas y dijo:

  • Fran, la zorra está a punto de llegar.

Al volver Antonio me fijé en su polla. Estaba empalmada, con la enorme cabeza por fuera y golpeando a cada paso sus muslos. Estaba alucinada, la calentura me subía por todo el cuerpo haciéndome poner sonrojada. Era demasiado para donde quiera que mirara no veía más que polla.

Juan se dio cuenta y se echó a reír diciendo de nuevo:

Jajajaja. Creo que la zorra está a punto de llegar. Dijo enigmáticamente.

Me llenaron la copa de cava y me la bebí de golpe, volviendo a llenármela un par de veces más. Tenía la boca seca.

Una vez dentro se sentaron a mi alrededor, muy juntos y brindaron.

A la salud de los 3. dijo Antonio.

Y por la zorra que está al caer dijo Juan.

Tenía la piel totalmente erizada. Antonio al verme me preguntó:

Tienes frío Fran?.

Nooo, N o pasa nada. Dije entrecortadamente

Noté como una mano férrea cogía mi mano y la depositaba alrededor de algo grande y duro.

Era la polla de Juan. Me hizo cogérsela por el tronco obligándome a pajearsela arriba y abajo.

¡Está dura eh! Dijo Juan.

No podía quitar la mano. Su tacto era duro pero a la vez suave. Era tan gorda que apenas podía abarcarla con la mano; parecía una tubería.

cuando viene la Zorra dije muy bajito pues ya no tenía fuerzas e intentaba cambiar de tema.

Ya está aquí dijo.

Como? Pregunté.

Cuando ha llegado. Dijo Antonio

No la ves. Dijo Juan.

Sin darme cuenta él había quitado la mano que me obligaba a pajearle y sin embargo yo seguía moviéndola suavemente, arriba y abajo.

A la vez sin que yo me diera cuenta me había aflojado el consolador y este aparecía en su mano.

¿No te lo dije Antonio? Dijo Juan.

¡Es una tía! Dijo Antonio perplejo. Tenías razón.

No es una tía, es una zorra, dijo Juan.

Nuestra zorra.

A todas estas yo no podía decir nada, estaba paralizada, salvo por mi mano que seguía pajeándo a Juan de una forma inconsciente.

La mano de Antonio se deslizó hasta mi vulva, que a esas estaba muy dilatada e introdujo un dedo, moviéndolo en círculos.

Está chorreando dijo Antonio.

Sin darme tiempo a reaccionar, se puso entre mis piernas y me metió la cabeza de su polla.

Ayyyyyyyy. Grité. Al notar que era invadida mi vagina.

No me moví. Me la sacó muy lentamente y mirándome a los ojos me la enchufó hasta el fondo.

Auggggg. Berreé. Al tiempo que su empujón me sacaba fuera del agua donde aparecieron mis pechos totalmente erizados.

Vaya, si tienes tetas dijo Juan, mofándose de mi.

Me la sacaba suavemente y me la metía de golpe. A cada envestida suya, mis gemidos eran mayores.

Ummmmmm.

Mientras mi mano seguía acariciando por su cuenta la polla de Juan. Este se sentó en la bañera, poniendo su rabo al alcance de mi cara. La miré fijamente. Ya no tenía que mirarla de reojo. Era enorme, con su cabeza inflada, la raja por donde fluía un chorro de líquido preseminal me apuntaba directamente a los ojos.

No lo podía creer. Me estaban follando y encima la polla de Juan, tan cerca de mi cara, su olor, Ummmmm, Mi boca se me hacía agua.

Intenté resistir un poco más, pero las envestidas de Antonio, sacaban la hembra que había dentro de mi a golpe de pollazos; y el rabo de Juan, Ummmmmmm, era insoportable.

No podía resistirme. Mi naturaleza femenina fue más fuerte y lancé un largo jadeo:

AAAAHHHHHHhhhhhhuuuuumMMMMMMMM. Miré a Juan a los ojos y le pasé la lengua a su polla. Una, dos, tres veces hasta que mi boca que no paraba de manar fluidos se la engulló.

Slup, ummmmmm.

Bien dijo Juan, acariciándome la cabeza.

Levantó mi barbilla, pero sin soltarme el rabo de la boca me dijo:

Bien Fran. Por fin llegó la ZORRA.

Te lo prometí. Y te prometí que ibas a follar como nunca en tu vida.

Me llamaba zorra y me gustó, me volvió loca.

Ummmmm Siiiiiiiiii. Dije a punto de correrme

Soyy vuestra ZORRAAAAA, ahhhh. Y me corrí.

AGGGGuuuMMMMM. Jadeé como podía pues la polla de Juan empezó a escupir litros y litros de leche. Intenté contenerlos pero era demasiado y se me derramaban por la boca y los pechos.

Al tiempo Antonio me la empujó hasta el fondo, clavándome contra la bañera, noté como sus huevos se apretaban y descargó un balde de leche. Notaba los chorros en el fondo de mi útero.

Una vez acabaron los dos, cerré los ojos y quedé totalmente desmayada en la bañera. No podía pensar, había tenido el mejor orgasmo de mi vida y me había dejado la mente en blanco.

Sentí como me llevaban en brazos, abrí los ojos y vi que era Antonio. Me abracé a su torso y le dije que le quería.

  • A los dos cariño, a los dos. Te vamos a dar polla ambos durante toda la noche.

Me tiró en la cama. Vi como ambos se quedaban en pié observándome extasiados.

La imagen era increíble:

Ambos de pié con sus pollas empalmadas de nuevo, les salía un poco de semen por la punta.

Yo tendida en la cama, meciéndome, totalmente espatarrada con la breva abierta y chorreando leche.

Esta imagen fue demasiado para mí. En mi mente se abrió un nuevo pensamiento, quería que me follaran, quería que me hicieran suya.

Me dio un enorme dolor de vientre y mi vulva empezó a latir con fuerza. Me tuve que revolcar en la cama como una posesa.

Ellos me miraban extasiados. Ni en sus mejores fantasías habrían podido soñar con esto: "Una hembra en celo y dispuesta".

Empezaron a masturbarse en mi cara y no pude remediarlo

Poniendome de 4 patas cogí ambas pollas y las mamé alternativamente.

Se las pajeaba a la vez que ponía mi boquita abierta con su cabeza apoyada en mi lengua para recibir lo que les ordeñaba, les apretaba los huevos suavemente para facilitar la salida de la leche. Me las metía las 2 en la boca a la vez.

UmmBBBFFFFF, slup, slup.

Uno de ellos me soltó y sin más miramientos me la clavó hasta el fondo, bombeándome esta vez sin compasión. La notaba dura, grande, llenándome por completo y dejando un profundo vacío cuando la sacaba.

Estuvimos así durante un largo rato hasta que yo decidí cambiar de postura, quería cabalgarme a mi macho.

Puse a Antonio boca arriba y me lo clavé, haciendo movimientos circulares, hasta los huevos.

  • AaaahhhummmmMM. Choffff.

Juan se quedó observándome un momento y dijo:

Y yo que. Es que vamos a seguir con el rollo de darme de lado. No le oía. Solo pensaba en follar.

Noté como Juan se ponía a mi espalda y frotaba su pinga en mi culo.

Di un respingo y le dije gritando:

Ayyyyy. Por ahí Nooo.

Calla cariño. Me dijo Antonio. A la vez que me abría las nalgas y metía un dedo que previamente había lubrificado en mi vagina en el culo.

Nooooo. Por favor. Supliqué.

Juan no hizo caso y empezó a restregarme su polla por mi culo, metía la cabeza un poquito y la sacaba.

Como era tan gorda no podía entrar.

No entra dije esperando que se olvidara.

Como que no Fran.

Jajajajaja. Se echó a reír como si fuera un chiste.

¿a todo esto como te llamas zorra? Preguntó.

Fefa. Auuuuuuugggggggg. Me había metido un poco más el rabo.

Así que Fefa. Dijo.

Aggggg. Basta por favor. Sácala.

¿Te la saco o te la meto Zorrita Fefa?

Ahhhhhh. Sácala por favor.

Me la clavó un poquito más.

aaaAAAAGGGGG.

¿Te la saco o te la meto Zorrita Fefa?

Por favor sácala.

Me la clavó otro trocito. Ya tenía un poco menos de la mitad dentro.

Uuuuggggggg. Grité.

Mientras Antonio seguí bombeándome la breva sin compasión.

¿Te la saco o te la meto Zorrita Fefa?

Ahhhhh. Métela dije porque sabía que de todas maneras me la iba a enchufar. Pero despacito por favor.

AAGGGGGGuuuUUUUUMMMMMMMMMMMM. Grité cuando me la clavó hasta el fondo.

Creí que me había partido por la mitad. Quede totalmente empalada entre los dos tubos que me taladraban. Me faltaba aire y notaba como ambas pollas, con el mete saca, se rozaban interiormente.

A cada envestida me hacían jadear.

uuuUUUMMMMMMM.

Goza zorra. Me decía Juan.

Traga me decía Antonio.

uuuuUUUUMMMMMMMM. Decía yo.

No te dijimos que ibas a follar esta noche zorra?.

Siiiiiiiiiiiiiiiiii. Pude decir a la vez que me volvía a correr.

Ahhhhaaaaahhhhhh.

Como podía haberme negado este placer. La sensación era increíble.

Juan me la sacaba totalmente del culo dejando un enorme boquete abierto, mientras que yo seguía cabalgándome a Antonio, comiéndome su rabo literalmente hasta los huevos.

Ummm. Porrr Favorrrrr llenadmme, llenadmmmmeeeeeeeeee.

No se hicieron de rogar, descargaron sus huevos en mi interior. Sus rabos les latían a cada chorro que largaban. Era alucinante sentirse hembra, zorra, follada por dos machos. Con 2 enormes pollones sólo para mi.

Dejaron que se les aflojara dentro de mi, hasta que se salieron de mi interior con un ruido de Choffffff seguido de un chorro de leche que se escapaba de mi interior.

Luego quedamos dormidos. Durante la noche se iban turnando para subirse encima y follarme en la postura del misionero. Era tal la necesidad que sentían de follar que no se la de veces que descargaron en mi interior.

A eso de las cinco de la mañana, me desperté pues tenía la vejiga totalmente llena lo que sumado a la cantidad de leche que tenía dentro, estaba a punto de reventar.

Baje de la cama y fui tambaleante hasta el baño. Por el camino me bajaban regueros de leche por los muslos.

Al volver a la cama, me sentí mareada, debido a la debilidad pues malamente podía caminar de lo escarranchada que estaba que caí de rodillas al suelo a la altura del sillón. Apoyé la cabeza y me dejé embelezar con la cabeza recostada en el.

AhhhhhUummm. Desperté gimiendo. Pues me habían clavado algo en el culo.

Era Juan. El cabrón al verme en aquella postura, escarranchada con el culo en popa no pudo resistirse y me estaba enculando. Me la metía suavemente pues mi culo estaba tan dilatado y lubrificado que se acoplaba alrededor de su polla como un guante.

Ummmmmm. Dame cariño dije melosamente.

Te gusta zorra. Dijo excitado.

Ummmmmmm. Me encanta mi amor.

Me la sacó de golpe, dejándome el culo todo revirado para atrás y me dijo:

Suplícame que te joda zorra.

Ahhhhhh, Jódeme por favor.

Ummmmmmm. Reviéntame machote. Y me escarranché para que me follara mejor.

Siguió follándome.

Al rato me volví para verle jodiéndome y pude ver a Antonio, tocándose una paja de pié esperando su turno para encularme.

UmmmAaaahhh. Dije entre jadeos. Cariño, tranquilo que hay zorra para los dos.

El verme en esta situación con un macho dándome la mayor enculada de mi vida y otro esperando para seguir fue demasiado para mi y me corrí de nuevo como una loca, gritando y jadeando como una perra. Juan acabó en mi interior y dejó el turno a su amigo.

Mis gritos y berridos habían sido tal altos que oímos tocar el timbre.

Juan que ya había acabado, se levantó y dirigiéndose a la puerta desnudo dijo:

Sigue dándole Antonio. No pares.

Abrió la puerta y era el conserje. Le dijo a Juan que algunos huéspedes se habían quejado de unos gritos en la habitación y que le habían mandado a comprobar que pasaba.

Le dejó atisbar hacia donde Antonio me estaba enculando. Yo le miraba hacia ambos con cara de lujuria y mientras Antonio seguía dale que te pego sin importarle nada salvo destrozarme el culo.

Ante la sorpresa del conserje le dijo:

  • Estamos follándonos a nuestra novia. ¿Pasa algo?

No, no disculpe las molestias. Sigan con lo suyo y procuren hacer menos ruido. Dijo el conserje.

Eso depende de la zorra contestó Juan. Esta noche no para de gritar y cerró la puerta.

En esto Antonio sacó su verga y me dijo:

Mira como tienes el culo zorra.

Si cabe una mano. Empezó a introducirme un dedo, luego 2, hasta que me introdujo toda la mano hasta la muñeca. Cerró el puño en mi interior y empezó a girarlo.

Ahhhhhhh. Ummmmmmmmm.

Que zorra eres cariño.

Ummmm. Tu lo dijiste amor.

Ummmmm. Dijiste que hoy os ibais a follar una zorra y aquí la tenéis dije hablando como una auténtica puta.

Serás puta dijeron ambos. Antonio me levantó en brazos y de espaldas me la clavó por el culo. Entró como si tal cosa. Luego Juan me cogió y me la enchufó por la breva.

Goza zorra.

Ummmmmm. Jadeaba yo para excitarlos más.

Ya no pararon de follarme hasta el amanecer. No se cuantas veces se corrieron cada uno 7 u 8 veces.

Sobre las 7 de la mañana nos dejamos dormir. Tirados en el suelo. Yo al centro y ellos abrazados a mis lados.

Sonó el teléfono a eso de las 11, para avisarnos de que debíamos dejar la habitación a medio día.

No me podía mover por lo que ambos me llevaron a la bañera y me lanzaron al agua.

  • Báñate cariño para que estés limpita.

Al salir Juan me llevó al tocador y me dijo:

Te he comprado unas cosas que quiero que utilices.

Quiero que te vistas como lo que eres.

¿El qué? Dije extrañada.

Una mujer.

Asentí pues a partir de hoy ya no podría ser otra cosa.

Me habían comprado maquillaje y un traje negro muy escotado, de color negro.

Les eché del baño y cerré la puerta.

Al salir del baño me los encontré en el sillón, desnudos, esperándome para verme.

En el marco de la puerta me puse en plan 9 semanas y media, contoneándome y tarareando la canción.

Miradme chicos. Os gusta vuestra zorra. Dije con voz sensual.

Ahora si que pareces una auténtica ramera con esos labios pintados.

Noté como sus penes se ponían rígidos de nuevo.

¿Qué es una ramera? Dije haciéndome la inocente.

Ven aquí con tu boquita que te lo vamos a explicar.

Ummm. Dije relamiéndome los labios. Me vais a dar de desayunar chicos. Y fui contoneándome hasta arrodillarme a sus pies.

Serás zorra. Dijo Juan.

Slup, Ummmm le descapullé su rabo.

Se lo empecé a pajear suavemente arriba y abajo, a la vez que le chupaba la cabeza y le pasaba mi lengua hasta los huevos, volviendo a subir hasta meterme la cereza de su capullo en mi boca.

Hice lo mismo seguidamente con Antonio mientras seguía moviendo el pene de Juan para mantenerlo excitado.

Ummmmm slup, slup. Así durante media hora hasta que noté que empezaban a temblar. Estaban a punto de descargar por lo que se las solté, me quité el traje quedando totalmente desnuda porque no llevaba nada debajo y se las cogí de nuevo para que pudieran acabar.

No hizo falta mamárselas mucho más. Ambos cogieron sus penes y primero Antonio, que empezó a chingarme su leche por la cara y los pechos hasta quedar vacío; luego Juan, este me cogió por la cabeza y me hizo abrir bien la boca descargando sus chorros en mi garganta.

Límpianos bien los rabos cariño.

Ummmmm. Si cariño. Os la voy a dejar bien brillantes y relucientes.

Se las mamé hasta que salió la última gota.

Salimos de la habitación a eso de las 12:30.

Al salir del ascensor, abrazada a mis dos machos vi al recepcionista. Cuando le devolvimos la llave, preguntó que donde estaba el otro chico a lo que Juan le dijo:

No hay nadie más que nosotros.

Este se quedó de piedra

* Por la noche había visto a 3 chicos, luego había pensado que con los 3 chicos había una tía y ahora veía salir a los dos chicos con una hembra buenísima a su lado*

Hoy llevo 3 meses viviendo con mis dos machos. Nos llevamos muy bien. Me follan todas las noches.

Ellos no quieren que trabaje, sino que les espere en casa como una buena ama de casa y con el chochito bien caliente, a lo que yo he aceptado.

Hoy e ido al ginecólogo y estoy embarazada de 2 meses. Traigo gemelos.

Posdata:

* Espero que sea uno de cada uno ***