Soy el feliz padre de mi hermano (8)

Marie me pide que le haga lo mismo que a mi madre y a mi tia...... un hijo.

Soy el feliz padre de mi Hermano 8

Hola queridos amigos, ante todo quiero agradecer los correos que han tenido a bien enviarme; algunos muy sentidos y cariñosos, otros, por cierto los menos, con comentarios que se esconden en el anonimato pues omiten de manera cobarde su dirección de correo para darles la debida respuesta. A esos "perros del mal" solo les digo que si no gustan de mis memorias y mis vivencias simplemente ¡NO LEAN MIS RELATOS!

Prosiguiendo con la narración de mi vida: la vida en el chalet de Marie fue de lo más placentera, el clima de lo mejor. Lo que nos permitía ir en pelotas todo el tiempo. Las tres mujeres exhibían sus carnes con singular alegría, los pechos lactantes de mi madre colgaban plenos del blanco néctar, la panza de embarazada de mi tía se mostraba plena y brillante y el coño rubio de nuestra anfitriona mostraba su húmeda alegría ante los 3 pares de ojos que lujuriosos disfrutaban del sabrosísimo espectáculo.

Bon amour: deseo que me des una buena cogida de desayuno con tu delicioso rabo, - dijo Marie. – necesito que me la metas hasta la empuñadura y me llenes el coño de leche.

-¿Marie, te apetece un vasito de leche de hembra? Dijo mi madre en un tono de voz de lo más putón que nunca le había oído.

-¡¡Claro que si Marthita, dame ese par de ubres de vaca lechera para dejártelas secas, sin una sola gota de leche!!

  • Valla hembra cachonda que eres, pero lástima que esto no sea posible, estoy dispuesta a darte una buena porción, pero recuerda que tengo que alimentar al crío de tu "picador" y no ha desayunado mi hijo todavía.

  • Una fuerte carcajada lleno de gráciles sonido la habitación donde nos encontrábamos, mi tía Lupita hizo un mohín en señal de protesta: - ¡trío de cabrones, ustedes bien que se la están pasando y yo que! No crean que porque tengo esta panza de embarazada de ya 7 meses no necesito de una buena verga de macho en mi panochita.

  • Tienes razón cariño, pero ahora mismo voy a darle solución a tu problema, ¡¡ tráeme es coño peludo tan hermoso y me lo comeré hasta hacerte venir 1000 veces. Le dije a mi tía. Sin tardanza alguna la caliente hembra llego hasta el amasijo de cuerpos que formábamos en el piso; mi verga enterrada hasta el fondo del coño de Marie, esta misma mamaba los pechos de mi madre, mi boca atrapaba la raja peluda de mi tía y para cerrar el círculo Lupita se prendió del coño de su hermana.

Aquel aquelarre de cuerpos en pos del placer culmino con un orgasmo en todo lo alto; la reacción en cadena se inició cuando mi madre se vino en la boca de mi preñada "esposa", a su vez mi tía largo desde el fondo de su túnel un sabroso y abundante chorro de leche vaginal hasta mi sedienta boca; como consecuencia lógica, de lo profundo de mis "güevos" un recio disparo de leche salio para llenar la concha de mi francesita adorada, la cual al sentir mi venida también termino vaciando sus jugos sobre mi cuerpo al tiempo que mordía los pechos de mi madre para extraer mayor cantidad de leche de sus cántaros, así de esta manera el círculo de amor y sexo se cerró.

El palo fue delicioso en todo su esplendor, los cuerpos sudorosos y cansados pedían una tregua para reponerse. Sin embargo mi hijo decidió romper con el encanto y a todo pulmón saco a su madre (mía también) de su trance orgásmico y reclamó su alimento.

Sin apenas limpiarse sus negros y parados pezones acudió en pos de mi hijo-hermano para amantarlo, su cuerpo olía a sexo, de su coño continuaban estilando gotas de fluidos sexuales, pero continuó con su noble labor.

En tanto yo no daba para más; mi verga estaba "muerta", flácida y alicaída reposaba sobre mi pierna izquierda. Marie de manera amorosa la tomo en su manita y la llevó hasta su boca, no con la intención de levantarla sino por el contrario para darle un amoroso y tierno beso de agradecimiento.

De su coño comenzaban a brotar los restos de mi venida y de la suya propia, pero estos se encontraban teñidos de finos hilitos rojos que anunciaban o mejor dicho recordaban "en que días se encontraba". Fetichista como soy y adorador de lo escatológico no quise desaprovechar la oportunidad de devolverle el favor a Marie, así que me incline para darle la merecida limpieza a su coño a base de pura lengua. Besos tiernos y lentas lamidas de coño realizaron la divertida labor de aseo.

Mientras tanto mi adorada Lupita se desperezaba y le suplico a la francesita que le ayudara a acicalar su bonito chumino.

-Claro que te ayudo nena linda, pero para eso existe una condición: veras, no he tomado líquido alguno y tengo mucha sed, ¿serias tan amable de obsequiarme una buena dosis de "vino renal" mientras te limpio el conejito?

La respuesta no se hizo esperar, rauda y veloz mi tía se monto a horcajadas sobre el rostro de Marie para recibir en su cueva las caricias linguales de la rubia. Tan pronto su orgasmo se avecinaba y para corresponder a las atenciones de nuestra amante mi tía anunció que se venía y soltó un cálido chorro ambarino desde su vejiga, el "vino renal" tibio y oloroso fue saboreado con infinito placer por parte de la zorrona hembra. Debo confesar que la envidia me corroyó el alma en ese momento y también quise parte del botín de ese delicioso vino así que me lance a libar de la fuente directa y de los labios de mi francesita un poco de néctar renal.

Con gran placer mi amante-tía vació en nuestras bocas todo su ambarino "vino renal que añejaba en sus entrañas", a base de pura lengua Marie y yo secamos el coño de Lupita sin dejar gota alguna. Abrazados los tres nos dirigimos a la ducha para adecentar nuestros cansados cuerpos, por otra parte mi madre se hallaba amamantando a nuestro pequeño "paquito", al pobre crío le toco libar unas cuantas babas de la salida y caliente francecita que generosamente había dejado en las ubres de mi madre.

El trío que nos encontrábamos bajo las caricias de la ducha por increíble que esto suene no intentamos ningún cachondeo más, pues todos nos encontrábamos muertos de cansancio. Solo yo al secar a mis hembras procedí a limpiar con mi lengua los hemáticos hilillos que aún manaban del coñito rubio de mi anfitriona.

Luego de terminar mi encomiable labor y dejar su coño debidamente limpio procedí a introducir un "tampax" en su túnel para absorber sus fluidos. Nos vestimos con ropas apropiadas y nos dispusimos a esperar a mi madre y mi pequeño para que tomaran su aseo y posteriormente salir a tomar alimentos en algún establecimiento de bello lugar.

Las diligencias motivo de mi viaje estaban por concluir y mi regreso a México era inminente, los ojos de Marie se miraban un poco tristes pues las horas de infinito placer estaban por quedar atrás. Una vez más me sugirió que cambiáramos nuestra residencia para este bello lugar, que su casa seria nuestra casa y que con mi talento en el diseño muy pronto estaría laborando en los mejores establecimientos de Paris.

Bueno pero eso era imposible, así que ultimamos los detalles de la venta de la ropa y firmamos los contratos correspondientes con una negociación sumamente provechosa para ambas partes. Esta era la última noche que pasaríamos juntos en Paris, Marie se esmeró en los preparativos para "el gran acontecimiento", enfundó su bellísimo cuerpo en un conjunto de la colección de mis diseños y ordenó una suculenta cena y no menos deliciosos vinos para nuestra despedida. Tanto mi madre como mi tía también acicalaron sus cuerpos para esa inenarrable ocasión.

La noche llegó y con ella una promesa de lujuria y desenfreno se avecinaba, los cuerpos trémulos de deseo se tensaban expectantes. El olor del cuerpo de las tres féminas flotaba en el calido ambiente de la pequeña villa de Marie.

Todo esta listo, Marie descorcho una botella de champagne y lleno las 4 copas para brindar por todos lo bellos momentos de pasión y sexo que habíamos compartido.

-Brindo por el placer de haberos conocido, es una experiencia que nunca olvidare. Os prometo que pronto habré de pagar la visita y viajare a México para continuar con nuestros juegos.

-Que así sea, dijimos los tres al unísono. Bebimos la espumosa y cosquilleante bebida y pasamos a la mesa para degustar las deliciosas viandas. Terminada la cena nuestra anfitriona nos convido a pasar a la estancia donde aromáticas velas llenaban de una atmósfera propia para la unión de nuestros cuerpos. Una nueva dotación del burbujeante vino llenó las copas, de pronto la rubia mujer dejó caer su bata dejando al descubierto el fenomenal conjunto que hacia mayormente exultante sus ya de por si esplendoroso cuerpo. Medias negras de redecilla, ligero, sostén de transparencias y tacones de aguja terminaron por enardecer mis sentidos. Mi madre alabó la belleza de la francecita, mientras que mi tía botó de la misma manera la poca ropa que le cubría dejando sus carnes en total desnudez. Su prominente panza de embarazada brillo en todo su esplendor. Que tierna escena, digna de un cuadro de Goya. Ahí estaba la futura madre de mi hijo, mi primo.

Para entonces mi verga había adquirido una férrea erección, estaba en pie de lucha. Mi madre no se hizo esperar y también se desnudo, libres quedaron sus rotundos pechos lactantes, su frente se comenzó a perlar de sudor producto del vinillo y la calentura de su deseoso cuerpo. De su rajadura peluda asomaban ya algunas gotas de rocío lubricante. Sus pezones rectos clamaban por una boca mamadora. No se hizo esperar la cachonda Marie se prendió de los pechos de Marthita y libó sedienta la leche de mi amada madre.

-Muerde cabrona, muérdeme, acaba hasta con la última gota de leche. Dijo mi madre presa de un loco frenesí.

Mi tía se abalanzo hacia el chumino de su hermana y lamió sus jugos con evidente gozo, a base de buen lamer extrajo el delicioso néctar del chocho de mi madre, la lengua se introdujo tan profundo como le era posible para libar tan delicioso manjar.

Mientras tanto yo busque y encontré el peludo gato rubio de Marie, mis dedos apartaron la tela de su micro tanga para dejar libre el camino hasta su húmeda herida sexual, mis labios atraparon el botoncillo de su enhiesto clítoris que trémulo vibraba ante mis linguales caricias. Borbotones de transparente líquido manaban a riadas de lo profundo de cuenco. De pronto todos sus músculos se tensaron y exhalando un suspiro vació todos sus caldos en mi boca. El orgasmo avasallador había explotado de lo profundo de sus entrañas la luz cegadora del éxtasis nubló su vista al tiempo que clavaba poderosamente sus dientes en los pechos de mi madre.

-¡¡aaaaaaaaaaaaggggggggggghh!! Que delicia, más…. Muérdeme otra vez, mama la leche de mis chiches, arráncame los pezones. – grito Marthita al tiempo que soltaba sus jugos en la boca de su hermana- nuera

Todas ellas habían sucumbido al placer de la carne, todas menos yo. Mi vara estaba en todo lo alto y clamaba por un hoyo donde clavarse, lo encontré en el ano de mi preñada tía. De un solo envite le endilgué la totalidad del encabritado cipote. Solo un pujido salio de su húmeda boca que aun chorreaba los caldos de mi madre. El mete-saca lo inicié con violencia, todo el trozo entraba y salía mi hembra mientras ella se quejaba del ataque con guturales de placer y dolor.

Sin darse tregua alguna Marie se colocó a mi retaguardia para lanzar el tibio y húmedo dardo de su lengua al encuentro de mi fruncido y cerrado hoyo del culo. El ataque me tomo por sorpresa pero pasado apenas un instante me abandoné al placer de las lamidas de culo que mi rubia putona me proporcionaba con tan sublime caricia.

El vaivén se incremento a insolente velocidad hasta que mis huevos chocaban con el nalgatorio de mi preñada tía, sus pujidos atronaban por toda la estancia enardeciendo más y más los sentidos de los participantes de esta loca orgía. Así pues no pude detener por más tiempo el arribo de mi orgasmo y vacié mi semen abundante de tres trallazos en las profundidades del recto de Lupita, un grito poderoso salió de mis pulmones para atestiguar el goce inenarrable de mi venida. Al sentir mi descarga la cabrona y caliente hembra estranguló con su esfínter el tronco de mi herramienta al tiempo que empujaba atrás el culo para empalarse toda por completo, casi me lo arranca. Hasta la última gota de leche hizo diana en su conducto.

Caí abatido sobre sus espaldas, lleno de felicidad. Pasados alrededor de 3 minutos mi palo se fue deshinchando hasta salir del culo preñado de mi tía produciendo un Plooff como si hubiéramos descorchado una botella de champagne. Pequeños hilos de blanca y espesa leche brotaron del dilatado ano de la preñada hembra, al verlos tanto mi madre como Marie se disputaron el honor de lamer ese prieto culo y sorber hasta la última gota de mi leche. Salomónica decisión, acordaron ambas compartirla. La lengua de Marie mas larga y si acaso más hábil que la de mi madre se encargo de penetrar el recto de su "socia" para extraer mi leche que al obtener de su envase era de inmediato, compartida a besos de lengua con Marthita.

Embelesado ante tan tierno cuadro pero de sangre caliente como soy mi verga recuperaba su brío nuevamente, palmo a palmo enderezó su lomo y la cabeza se amorató anunciando de nueva cuenta su deseo de incrustarse en algún hoyo.

Sin perdida de tiempo esta vez el afortunado fue el coño de mi madre, hasta el arribé con pasión desbordada, previo al empalamiento probé con mis labios los jugos que abundantes manabas de su túnel, acto seguido levante su culo en pompa hasta ponerla a 4 patas y apunté la cabeza del ariete hasta su enchumbado vértice. De un empellón de caderas le largué la mitad del tronco, se quejo lujuriosamente, movió sus caderas en círculo y me apremió para que la ensartara toda.

-Dámela toda amor, no hagas sufrir a tu madre que tanto te ama, lléname de leche el agujero por el cual naciste, lléname de tu carne dura y palpitante. Termina dentro de mi, hazme otro hijo, quiero tener en mi vientre el producto de tus huevos; dame la dicha de la abuela de otro de tus retoños……..¡cógeme hasta partirme en dos!!!!

-Complací a mi madre, le endilgue hasta la empuñadora en el encharcado canal de su vagina, solo los tanates quedaron colgando fuera. Con tremendo empujón la vara quedo sepultada en sus entrañas. Los "blancos llegaron a la meta" y mi leche inundó el utero materno para ir en busca de sus óvulos para preñarle, lo que seguramente ocurriría pues se encontraba en su día fértil. Así pues deposite mi semilla en el vientre de la autora de mis días, la madre de mi hijo, mi hermano.

Marie deseaba libar mi leche del coño de Marthita pero que va, ella no estaba dispuesta a permitirlo, por el contrario deseaba conservar mi semen en su útero para asegurar de alguna forma aumentar nuestra descendencia. Así seria con el tiempo (ya les contare)

Por último faltaba atender a mi diosa francesa, ella se tendió de espaldas abriendo al tope sus nacarados muslos mostrando su peludo gatito rubio.

-Amado mío dame a mí también un poco de tu leche, llena con ella hasta el tope de mi sexo, préñame bien mío, déjame el recuerdo imborrable de este encuentro. Méteme tu verga hasta que me revientes de placer; vacía tu ímpetu en mis entrañas para engendrar contigo un vástago producto de tu pasión. Dame la dicha de ver florecer mi vientre con tus poderosas cogidas.

-Así lo hice, le llene el coño con la última ración de leche que guardaba en mis cojones, lo suficientemente abundante para retacar su útero con mi semilla. La cabeza de mi pito se abrió camino en las profundidades de su cueva del placer, metí y retaqué toda mi vara hasta abrir el camino de su musculoso órgano reproductor; al cabo de algunos minutos mi rubia amante se vino en un prodigioso orgasmo que ordeño mi lanza, un poderoso chorro de leche viajo al encuentro de la tierra prometida, los espermas salieron raudos y veloces para disputarse el honor de llegar a fecundar a mi hembra, la misión estaba cumplida. Solo era cuestión de tiempo para que la rubia francesa anunciara con bombos y platillos su preñez.

El viaje se dio por terminado, habríamos de volver a la realidad, por mucho que resultara exultante todo lo vivido las aguas volverían a sus causes. Tras de despedirnos amorosamente de nuestra amante con la promesa de su pronto viaje a nuestra patria emprendimos el viaje de regreso hacia nuestro hogar.

Ya les contare lo ocurrido cuando Marie viajó a México, lo que ocurrió cuando el parto de mi tía y el nuevo embarazo de mi madre.

Saludos a todos y un beso en donde mejor les apetezca.

Cualquier comentario a mi mail será bienvenido. Hasta aquel que mandan esos perros del mal que no tienen el valor de anotar su correo.

icberg3@todito.com