Soy el feliz padre de hermano (9)

El regreso al hogar con mis 2 hembras y embarazo de nueva cuenta a mi madre.

SOY EL FELIZ PADRE DE MI HERMANO (9)

Luego de haberle llenado el coño a Marie con una razonablemente buena cantidad de semen a mi bellísima "novia" y terminado ya mi asunto en Paris nos dispusimos a hacer los preparativos de nuestro viaje de regreso a tierras Mexicanas. Llame a mi jefe para informarle de la negociación efectuada con la muy importante empresa francesa y de cómo habríamos de cumplir los compromisos adquiridos. La venta de la línea de lencería estaba garantizada por los siguientes tres años, lo que representaba un jugosa ganancia económica tanto para la empresa (victoria guardada en secreto) como para mi mismo, lo que me daría un ingreso pecuniario lo suficientemente solvente como para enfrentar las condiciones que de golpe y porrazo se abalanzaban hacia mi.

La ya inminente llegada de mi segundo hijo (el engendrado ahora con mi tía) entraba a la recta final. Lupita cumplió durante el viaje el octavo mes de embarazada.

En el automóvil de Marie hicimos el viaje hacia el aeropuerto "Charles de Gaulle", nos despedimos de manera amorosa pero triste de nuestra mutua amante. Con sendos besos en la boca la francesa putona nos demostró su naciente amor hacia nuestra peculiar familia, incluso hasta mi hijo- hermano alcanzó las muestras de cariño de la futura madre de su nuevo hermano. Al posar sus labios en la infantil cabeza de "paquito" le susurro: "belle enfant, pronto, muy pronto te daré un hermanito o hermanita. Mejor una linda hermanita a la que te puedas coger llegado el tiempo y me den, o mejor dicho nos den a tu hermano y padre a la vez y a mi, muchos nietecillos para seguir con esta linda tradición familiar de la que eres parte."

Tan emotivas palabras inundaron de lágrimas los ojos de los 4 elementos de esta singular "pareja". El amor había prendido ya entre todos y cada uno de los elementos de "mi familia".

En fin no hay plazo que no se cumpla y en el altavoz del aeropuerto se anunció nuestro vuelo, en silencio por la triste despedida nos encaminamos hacia el avión. Cumplidos los trámites abordamos "el pájaro de acero" y ocupamos nuestros lugares, los cuales se encontraban (así maquiavélicamente escogidos por mis hembras) en la parte posterior de la aeronave pues pretendían ambas darse un buen retacón de verga durante el vuelo, y pues…… bueno ¿Quién era yo para negarles este deseo?, tendría que "sacrificarme".

El vuelo se inicio puntual y la atención de lo mejor. Nos ofrecieron beber algunos jugos, vinos, cervezas, en fin una serie de atenciones. La oscuridad pronto se hizo presente en el firmamento; algunos pasajeros apagaron sus luces de lectura y el pasillo del avión quedó en penumbras. Mi madre no espero más, dejando a nuestro hijo al cuidado de su tía de inmediato comenzó a sobarme el "paquete" que por supuesto, reaccionó con una erección todo lo alto.

-¡¡que ganas tenía de mamarte el capullo mi amor!!! Necesito que te vengas en mi boca para saborear tu rica cremita, lléname la panza con tu rica lechita. Dame de comer mi alimento preferido. Pero recuerda guardarme una buena porción para inundarme el coño con tu semilla.

Te recuerdo que debes preñarme muy pronto o ya no podré darte otro "hijito" el tiempo apremia mi amor. A partir de hoy me cogerás diariamente: un día si y otro también me echaras todo tu semen en mi útero. No tengas problema por Lupita, ella ya no puede trajinar con tu camote tan a menudo pues su estado "interesante" no se lo permitirá. Así que este escollo esta "salvado"

  • Terminado el "discursillo" tomo posesión de mi herramienta y flexionando su cuerpo hacia el frente se recostó sobre mi regazo, cubrió con una manta nuestros cuerpos y se introdujo mi verga hasta el fondo de su boca.

La mamada era genial, su experta boca envolvía la cabeza de mi pito lo que me hacia sentir un placer inenarrable. Su manita subía y bajaba a lo largo del tallo dándome una buena "chaqueteada" (así le nombramos en México a una masturbación) que más pronto de lo que hubiera querido me transportó a las puertas del paraíso, la leche de mis cojones inició el camino sin retorno. Exploté en la boca de mi madre, le inundé de semen toda su cavidad, no lo tragó. Lo saboreó por algunos segundos, terminó de limpiar mi verga de manera concienzuda y se incorporo con toda mi leche aun en su linda boca. Lupita esperaba ansiosa a su "suegra"; como buenas hermanas compartieron la semilla que sembraba para germinar sus vientres. Marthita se prendió de la boca filial y deliciosa de su embarazada hermana y depositó parte de mi semen en la otra , sus lenguas se enroscaron y "pelearon furiosas" la una contra la otra hasta dar buena cuenta de la totalidad de mi semilla. La escena fue fantástica, el ver a mis "consortes" disputarse mi semen hizo el milagro de volver a levantar con bríos mi ya maltrecho y alicaído garrote. Renació el ímpetu para sorpresa mía y beneplácito de mi madre quien al darse cuenta de la situación con total descaro se deshizo de sus calzones y, acomodándose de espaldas a mí, ofreció su culo en pompa lista para recibir hasta el fondo el largo de mi pito. Su vagina encharcada por sus abundantes jugos facilitó la labor de empalamiento.

Protegidos por la manta que nos cubría acomode el cuerpo de tal manera que mi verga apuntaba directo al hoyo por el que salí a esta vida. 24 años atrás ese túnel me trajo a este mundo, hoy en sentido contrario lo recorría para engendrar de nueva cuenta otra vida; llenaría de leche el cuerpo de mi adorada madre, mi semilla viajaría rauda y veloz al encuentro de los ovarios, bueno mejor dicho a los óvulos de mi madre para "fabricarme" otro hermano, la dicha infinita de ser el padre de tu propio hermano estaba a punto de volverse a repetir esta vez a 12 mil pies de altura.

Mi verga busco y encontró el cálido túnel materno, cinco centímetros de leña se adentraron en su carne, mi madre gimió con placer lo que atrajo de manera momentánea la atención de los dormitabundos vecinos de la fila de al lado. "calma madre no tengas miedo es solo una pequeña turbulencia" dije para que los intrusos volvieran a pegar los párpados y re-encontraran a "Morfeo".

Pero mi verga no se durmió, por el contrario continuó su viaje en búsqueda de las profundidades de la panocha de mi madre. Con dos vaivenes de cadera sepulté al fin todo el tronco venoso de mi inhiniesta espada de carne. El cérvix uterino de mi progenitora anunció el límite de la estocada para dar paso al lento y acompasado mete- saca de mi herramienta viril. Adentro, afuera, adentro, afuera, hasta el fondo, va y viene y así hasta el infinito, el placer "in-cresendo" los sentidos aguzados por el roce de los cuerpos y el éxtasis que se avecinaba, los ojos en blanco, las quijadas apretadas para no gritar la agonía del placer exquisito del cogerse a tu madre y el de ella de ser cogida por su propio vástago. Rendidos de tanto placer mi madre explotó en un poderoso orgasmo que mojo todo el tronco de mi verga; como respuesta me aferré tanto como pude a sus caderas opulentas y largué un potente chorro de semen hasta el fondo de la cueva húmeda de mi madre vaciando toda mi semilla en el útero prohibido en búsqueda de su preñez. Cual manguera de presión el surtidor en que se convirtió mi pito vació toda su carga dejando mis "güevos" completamente secos.

Mi madre no quiso que retirara mi maltrecho ariete, pidió que lo dejara donde estaba como tapón que evitara la salida del preciado líquido y de alguna manera "asegurar" que la leche le embarazara, es decir que la "cuajara" y así gestar un hermano más para mi y un nuevo hijo para ella, otro nieto más.

Nada más ocurrió durante el viaje, mi tía-esposa se encontraba un poco indispuesta, después de todo durante el viaje le habíamos dado caña a diestra y siniestra entra la putona de Marie, la caliente hembra de su hermana y yo mismo. Así que necesitaba de un merecido descanso, su parto estaba cada vez más cerca y ninguno de los tres (mi madre, ella y yo) deseábamos dañar a nuestro crío (claro que era de los tres).

Cerca de 4 horas permaneció mi herramienta taponando la concha de mi madre hasta que sentí el apremiante deseo de orinar, hubiera querido hacerlo dentro de la pucha de Marthita, a ella le fascinaba que lo hiciera pero no había modo, de haberlo hecho hubiéramos puesto perdido el asiento del avión y no estábamos para dar ese tipo de explicaciones. El caso es que retiré mi verga del cuerpo materno y cual seria mi sorpresa al constatar que de esa caverna no salió gota alguna de nada; todo el semen depositado lo había absorbido el útero sediento de semen de mi progenitora. Valla con la calentorra hembra, de verdad que deseaba que le hiciera un hijo.

"Guardé a panchito en su celda" (metí la verga en mis calzones) y me subí la cremallera de la bragueta, de manera presurosa me dirigí al privado, vacié mi vejiga y regrese a mi sitio. Mi madre se encontraba amantando a nuestro hijo, sonriente me recibió con un beso y "gracias tesoro, creo que al fin me haz preñado, así lo siento. Toda tu carga nada dentro de mi útero en busca de mis óvulos, me darás un hijo estoy segura. Te amo"

La escena era de una ternura infinita: mi madre alimentando a mi hijo, mi tía en un aletargado duerme-vela con su linda "pancita preñada" ya próxima a dar a luz a nuestro crío. Por mi parte me sentía orgulloso de mis mujeres, pero una nostalgia invadía mis sentimientos: Marie. Estaba seguro que mi semilla había sido sembrada en su vientre, sus entrañas albergaban un retoño suyo y mío. La extrañaba.

Tome asiento y besé a mi madre, el viaje llegaba a su fin; aproximadamente una hora después el piloto anunciaba el aterrizaje en mi ciudad natal, de vuelta a casa.

Fin de semana de por medio y de nuevo al trabajo, muchas asignaturas pendientes y una vida por delante. Al otro día de la llegada mi tía me despertó de mi plácido sueño con un tierno y amoroso beso.

-Hola mi príncipe encantador, espero que hayas descansado de todo el ajetreo de esta aventura. Tengo que decirte que te amo con todo mi corazón y que espero ya con ansias locas dar a luz a nuestro hijo.

Disculpa que te haya despertado, pero tengo una "urgencia" inaplazable: estoy que ardo de deseos de una buena cogida, necesito tu verga en mi coñito y que me lo llenes de lechita, tal vez sea la última vez que lo hagas en un laaaaaaarrrrgo tiempo pues mi parto se avecina y no quisiera dejar de aprovechar esta oportunidad, así que por lo que más quieras ¡¡¡¡¡ dame caña hasta dentro!!!!.

-¿Cómo podría yo negarme a tan sentida súplica? Sería una canallada de mi parte. Así que tomé a mi hembra entre los brazos y la cubrí de besos tiernos y amorosos, cachondos y llenos de lujuria que encendieron la mecha de la pasión carnal (como si fuera necesario "catalizador alguno, jajaja) el coño de Lupita se encontraba completamente mojado de oloroso "aceite lubricante" tanto que sus abundantes vellos estaban completamente encharcados, el olor a hembra en celo se percibía a mil millas de distancia; mi cipote ya en toda su erección listo estaba para la "batalla". Tirando de manera suave sobre sus espaldas a mi tía separé sus divinas piernas para exponer en toda su plenitud su coño, la sonrisa vertical me invito a degustar sus mieles y no rechace tan seductora oferta. Pegue mi boca a la boca sexual de mi hembra, futura madre de mi hijo, y lamí con gusto todos sus caldos deliciosos. Mi lengua busco llegar hasta los rincones más recónditos de su cueva peluda y como premio a mi labor, un grueso chorro de jugo vaginal lleno mi boca, me lo trague al instante.

-No me tortures más amado mío, méteme ya la verga hasta el fondo, riégame ya el coño con tu leche porque no aguanto más. Te lo suplico penétrame con esa dura carne dura y venosa de tu palo, hazme feliz con tu pitote.

-Ni lerdo ni perezoso tome posición entre las trémulas piernas de mi amada tía y sin prisa pero sin pausa le comencé a "endilgar" toda la estocada hasta llegar el fondo de su túnel húmedo y cálido. Toque la entrada de su útero, sentí la cabecita de mi hijo lo que me llenó de ternura pero también de un súbito ataque de lujuria y comencé a moverme en un mete-saca si bien cauteloso no por ello carente de pasión.

Cinco, diez, o que se yo minutos disfruté de la apasionada cogida con mi tía. Su orgasmo llegó avasallador, el segundo para ella, su jugos manaron abundantes y tibios lubricando más aun su cuevita, entonces mi cipote encontró más expedito el camino y profundicé mas mis estocadas. Por fin mi goce se hizo inminente y prendiéndome con mi boca de los labios de mi amada tía le largué el nacarado envión de leche hasta el fondo de su coño mientras mordía sus gordezuelos labios.

Desfallecido me desplome sobre su cuerpo, asesando en búsqueda de oxigeno vital desacoplamos nuestra incestuosa unión, sin embargo su cabeza buscó recargarse sobre mi pecho para buscar mi calor. Amoroso tome su cabeza entre mis manos y deposite un tierno beso en los labios de Lupita al tiempo que le decía cuanto la amaba.

Permanecimos abrazados algunos momentos luego de lo cual con pícara risita mi tía me anunció:

-Perdona mi amor pero tu "conejita" tiene una inaplazable urgencia "mingitoria", lamento romper con tan delicioso momento pero es que tu hijo presiona demasiado y no puedo retener más tiempo mi deseo de ir al baño; ¡me estoy meando!.

-Jajaja, me reí, "que ternura la tuya, mi amor" le dije jocosamente a mi tía. Espera un momento……. Tengo una idea: voy contigo, te acompaño, quiero que lo hagas en mi boca…… dame ese néctar renal matutino, déjame beber el agua de tu fuente, báñame con ese río ambarino salido de tu cuerpo toda mi boca, toda mi cara, dame de beber tu exquisito "vino de riñón" para apagar mi sed.

-Que cachondo eres mi amado sobrino, mi machote, padre del hijo que llevo en mis entrañas, ¿de verdad quieres beberte el jugo de mis riñones?, ¿quieres beber todo lo que de mi vejiga salga? Pues date prisa que si espero un segundo más me meo aquí mismo y desperdiciaras algunas gotas.

-Corrimos presurosos hacia el baño. Me tendí de espaldas sobre el piso y abrí la boca en espera del oro líquido que estaba por recibir. Lupita se monto a horcajadas sobre mi cara, su coño rezumante de sus jugos y de mi semen quedó ante mi vista, mi lengua presurosa como saeta se lanzó en búsqueda de la herida sexual de mi incestuosa tía, lami con infinito gusto la deliciosa mezcla de sabores: el suyo, el mío, el nuestro.

Instantes después su vino renal comenzó a salir de su uretra mojando los abundantes pelos de su pucha enrojecida, hicieron "diana" en mi boca y comencé a beber tan delicioso néctar. Tragué y volví a tragar, tan pronto la boca se llenaba de su orina sediento la hacia llegar hasta mi estomago. Tal vez un litro o algo mas de su "vino renal" fue directo hasta mis entrañas, ¡¡¡¡¡¡¡ohhhhhhhh Dioses del Olimpo!!!!!!!! ¿existe una bebida más sublimemente deliciosa que el "meo" de tu hembra embarazada por tu leche? ¡¡¡¡¡¡no hermanos de la cofradía de los fetichistas y escatológicos mortales!!! A fe mía que no hay placer más dulce en este mundo que el beber agua de la fuente del coño de tu amada, limpiar a base de lengua pura hasta dejar seco el gato peludo de la futura madre de mi hijo fue francamente alucinante.

Luego de limpiar de manera concienzuda el coño de mi tía tomamos juntos una merecida ducha para adecentar nuestros cuerpos y esperar que mi madre se despertara para terminar de pasar el día, tomar nuestros alimentos y preparar el regreso al trabajo al otro día.

Mi madre despertó y salto de la cama, se encontraba totalmente desnuda y sus ubres hermosas colgabas plenas de lácteo contenido, su coño peludo se mostraba en toda su prístina belleza. Se veía divina, cachonda y antojable. Mi verga no paso por alto esta visión, pero yo no podía más. El palo con Lupita me había dejado seco y las cogidas con mi trío de mujeres me agotó, necesitaba un buen descanso.

La cachonda Marthita me pidió que "le atendiera el asunto", pero le dije que me encontraba seco, que me dejara recuperar fuerzas y que por la noche me la cogería a ella y le taponaría con mi verga su coñito para que no saliera ni una sola gota de mi semen de su cuerpo y así preñarla cuanto antes. Estuvo de acuerdo pero solo de manera parcial, porque me pidió que al menos le diera una buena mamada de coño y le bebiera su "vino renal" recién elaborado. Así lo hice, 3 veces acabó en mi boca y luego la baño con abundante líquido ambarino, el cual por supuesto me lo tragué todo completo.

Luego de amantar a mi hijo y de paso a su cachonda hermana (con el pretexto de que tenía que tomar "mucha leche" porque estaba embarazada y la necesitaba para el bebe) salimos los 4 a dar un paseo. Comimos deliciosamente, una buena dotación de mariscos para "recargar las baterías", una breve escala en la farmacia para aprovisioname de una vitaminas (el desgaste estaba grueso) y el regreso al hogar.

Un café con un poco de pan y a descansar; la habitación contaba (por si no lo había dicho) con una enorme cama "king-zize" donde dormíamos mis dos "esposas" y yo mas una cunita que pronto pasaría a otra habitación, donde dormía mi pequeño hijo-hermano.

Habitualmente yo dormía al centro y de cada lado una de mis mujeres, pero en esta ocasión, y previo acuerdo entre las hermanas, yo dormiría del lado de mi madre pues tal como lo había prometido esa noche habría de escribir "la carta a la cigüeña" así que luego de besar tiernamente los labios de mi tía y también su linda panza de embarazada me tendí de espaldas junto al cuerpo ya desnudo de mi madre.

La tome en mis brazos y acaricié sus lujuriosos pechos, apreté sus opulentas nalgas y mano cié su encharcado coño.

-¡¡¡¡AAAAAAAAAhhhhhhhhhhgggggg!!! Que delicia el sentir las manos de mi hijo en el cuerpo, cuantas ganas tengo de que me cojas amor mío. Méteme de una buena vez hasta el fondo tu herramienta. Estoy que ardo de deseos por ti.

Hazme otro hijo, dale esa dicha a tu madre por lo que más quieras, lléname con tu semilla mi panocha.

-Ante tal incitación no pude quedarme impávido pues mi verga ya estaba dura como roca clamando por meterse hasta el fondo del coño de mi madre, tome posesión entre sus muslos abiertos y sepulté mi pito hasta el fondo de sus entrañas.

-¡¡¡¡Clávame sin piedad, te lo suplico.!!! Bombéame duro hasta que revientes toda tu leche en mi coñito, recuerda que tienes la obligación de preñarme cuanto antes.

  • Si madre lo se, y yo también quiero verte con tu vientre preñado. Te ves divina, no hay nada mejor en este mundo cuando sabes que tu madre esta embarazada por su propio hijo. La penetré hasta la empuñadura de mi espada de carne dura y palpitante. Un frenético mete-saca nos transportaba hasta las puertas del paraíso.

Recordando que la intención de esta cogida era el sembrar con mi semilla a mi madre le propuse un cambio de posición: acostada de lado dándome la espalda tendría que poner su culote en pompa, acto seguido yo pondría toda mi verga hasta el fondo de su peludo gato y le bombearía hasta derramar todo mi semen en su sediento coño.

Así lo hicimos, le clave el acero hasta el mismísimo útero de mi amada madre. Los alaridos de placer podrían haberse escuchado hasta la luna, parecía una perra en celo deseosa de que su macho le llenara la panza con 10 o 12 cachorritos. El caso fue que no pude contenerme más y con un potente grito y un profundo envión metí hasta los mismísimos huevos en la concha de mi madre y descargue toda mi furia seminal llenando hasta el tope su cuevita. Mis huevos y mi verga quedaron atrapados dentro de ese cálido túnel cual ocurre en los perros cuando se quedan "pegados" a su hembra.

"que sabia es la naturaleza" –pensé- por alguna ignota razón ha hecho que mi madre y yo nos quedáramos "abotonados como perros". En efecto mi verga enterrada en las profundidades de la vagina de Marthita, mis huevos atrapados en la entrada de su cueva formando un hermético tapón que impedía la salida de mi semen del cuerpo de mi madre y mi semilla en pos de la de ella.

Si con esto el embarazo de Marthita no estaba garantizado, no se que con otra cosa lo podría estar. (En efecto "la revolución hizo justicia" y preñe esa misma noche a mi madre)

Por fin el tan necesario descanso llegó a mi cuerpo, me dormí abrazado al cuerpo de mi cachonda hembra ("mi madre, bohemios") mi verga con todo y huevos abotonada al coño cerrado de Marthita.

Por la mañana desperté, todavía mi cipote se encontra dentro de su cuerpo, mas sin embargo mis bolas ya habían sido liberadas de "su cárcel"…. Nada, ni una sola gota de semen manó de su agujero….. ni si quiera algún reseco resto de leche, toda la absorbió su útero. Me dirigí hacia el baño para tomar mi ducha matutina y dirigirme a mi trabajo, no quise despertar a mi madre quien dormía profundamente. Al estar bajo el agua de la regadera la puerta del baño se abrió para dar paso a Lupita quien amorosamente me dio los "buenos días" al mismo tiempo que me decía:

  • Hola mi amor, espero que hayas pasado una buena noche….. ¡Par de cabrones! Si bien que los oí coger como perros en brama, lástima que no pueda participar en esa orgía…. En fin, ya habrá tiempo para eso y más. Vengo a darte tu desayuno.

-Por supuesto que entendí el doble sentido de sus palabras, mi desayuno consistiría en:

Un buen trago de jugo de coño, acompañado de un litro de the renal tibio y recién hecho, obviamente servido directo de su "envase original". Me tendí de espaldas en el suelo de la ducha para que mi tía se montara a horcajadas en mi boca, lamí su coño buscando la primera parte de mi desayuno (muy nutritivo por cierto, se los recomiendo para cada mañana) cuatro o cinco lengüetazos fueron suficientes para recibir en la boca su abundante venida, me la tragué. Acto seguido comenzó a fluir mi "the renal" tibio, delicioso. El ambarino néctar lleno y rebozó mi boca para apagar mi sed. Todavía le prodigué otros lengüetazos más y luego se incorporó satisfecha.

Termine mi baño y me vestí para irme a trabajar. Me despedí con sendos besos en las bocas de "mis esposas" y salí "raudo para la chamba".

Por hoy queridos lectores dejo esta narración, en la próxima entrega ya les contare del nacimiento de mi hijo y lo acontecido durante los preparativos para el mismo y de la llegada de Marie a México. ¡¡ahh y también de cómo nos anuncian ella y mi madre que la familia crecería muy pronto!!!

Un beso en donde mejor les plazca.

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