Soy cornudo . . . y me gusta (7)

Por fin continuo esta serie de relatos, en este les cuento de como mi esposa se consigue a sus machos fijos.

Hola, siento tardar tanto en actualizar, pero he tenido mucho trabajo, y mi esposa también, jeje; sin embargo, seguiré contando nuestras aventuras.

En este relato narraré como mi esposa conoció a sus otros machos fijos.

Buen vecino

Después de esa primera vez que pasó Ramiro (el jefe de mi mujer) enchufándosela en nuestra cama durante toda una noche siguieron muchas más, más o menos una o dos veces por semana el jefe de mi mujer dormía en nuestra casa, tirándose a mi esposa en nuestra cama, lo máximo que yo hacía era lamerle los huevos mientras se la cogía y limpiarle la lefa directamente de los agujeritos de Brenda cuando acababa, lo más hot era cuando quería vernos besándonos compartiendo su leche de macho, cosa que nos calentaba muchísimo a mi mujer y a mi. No tenía problemas Ramiro porque era un hombre divorciado, por lo que lo único que tuvo que hacer fue llevar algunas mudas de ropa para cambiarse en las mañanas e irse a trabajar con mi mujer.

Esta rutina la viví más o menos durante un mes, mi esposa y su jefe llegaban juntos del trabajo como ha eso de las 7 u 8; no siempre estaba yo cuando empezaban, pues en mi trabajo inició un proceso muy arduo de trabajo, por lo que a veces cuando llegaba solo veía el coche de Ramiro estacionado en la cochera de la casa y escuchaba claramente los gritos de mi mujer desde la banqueta de la casa; el problema se dio cuando una vez que voy llegando como a las 7 de la tarde, noto que estaba uno de los vecinos (llamado Alonso) paseando a su perro justo en la banqueta de la casa, por lo que al estacionarme observo como Alonso (con el que nos llevábamos relativamente bien, es moreno, alto, fornido sin exagerar, dice mi esposa que guapo y casado; calculaba yo que tenía más o menos 35 años) se detiene bastante, al salir del coche noto claramente el por qué, se escuchaban perfectamente los gritos de placer de mi mujer que seguramente estaba siendo penetrada de manera salvaje por su jefe, la verdad es que me apenaba bastante tener que saludar a mi vecino con el concierto de mi esposa de fondo, pero qué se le va a hacer, por lo que se dio la siguiente conversación:

  • Buenas noches vecino. Saludo.
  • Buenas noches vecino, pero creo que tenía que llegar un poco más tarde. Dice de manera cínica Alonso con una sonrisa, haciendo referencia a los gritos de placer de mi mujer.
  • No creo vecino,  esta es muy buena hora para llegar. Le contesto.
  • ¿Entonces no es problema que llegue usted y escuche esos extraños sonidos en su casa? Pregunta Alonso con un dejo de sorpresa y desconcierto.
  • Pues no vecino, no es problema. Contesto yo más seguro de mi mismo.
  • Pero lo que escuchamos es claramente lo que creo, ¿no? Vuelve a la carga mi vecino.
  • ¿y qué cree usted que escucha? Pregunto.
  • Pues que a la señora de la casa la están “atendiendo” muy bien. Asegura el vecino con una sonrisa en la boca.
  • Pues no se equivoca, el jefe de mi mujer a veces viene a “atenderla”, como usted lo menciona. Contesto lo más sereno que puedo, aunque la verdad es que hablar de las puterías de mi mujer con el vecino me estaba empezando a poner muy cachondo.
  • ¿Y no le molesta que otro tipo venga a tirarse a su mujer? Pregunta ya muy directamente Alonso.
  • No, claro que no. Respondo.
  • Oiga, pues su mujer es muy guapa, ¿cómo se le hace para que lo acepte a uno y también pueda “atenderla”? Pregunta bastante interesado el vecino.
  • Lo siento, mi mujer es la que decide a quién dárselas. Con permiso vecino. Me despido cortésmente.
  • Hasta luego. Se despide Alonso.

Después de esa tarde, cada que llegaba a casa y estaba mi mujer con Ramiro, Alonso “casualmente” estaba paseando al perro justo delante de la puerta y conversábamos de cualquier cosa, se notaba que ya le traía ganas a mi esposa, a pesar de que su mujer también está muy guapa. Obviamente todo esto se lo contaba a mi mujer, le decía que ya tenía un fan de sus espectáculos vespertinos, que Alonso cada que yo llegaba estaba merodeando por la casa para escuchar el show.

Pero un día, después como de 2 semanas de esta situación llego y no veo el coche de Ramiro, sin embargo, al estacionar el carro escucho gritos de placer de mi mujer, me extraña bastante, pero creí que mi mujer y su jefe habían llegado a casa en taxi o en transporte público, por lo que me extrañó, sin sorprenderme. Pero cuando entro veo una escena que me deja boquiabierto: efectivamente mi mujer estaba prácticamente vestida acostada con las piernas abiertas en la mesa del comedor, solo la tanguita le colgaba de su zapatilla de tacón y las tetas las tenía de fuera pero sin sacarse la ropa, la sorpresa no era encontrarla así claro está, muchas veces les ganaba la calentura a mi mujer y su jefe y en cuanto entraban a la casa se ponían a coger, la sorpresa fue ver que el hombre que se la estaba parchando era Alonso, que solo tenía los pantalones en el suelo, tomaba a mi esposa por los tobillos alzándole las piernas por encima de su cabeza y la embestía bien rico, en cuanto llego me dice mi mujer.

  • Amor mío, Alonso, aaaahhhh, aaaahhhh, me ayudó a subir las cosas del súper a la casa, mmmhhhhh, mmmhhhh, y pues así se me ocurrió agradecerle su amabilidad, ¿verdad que no te vas a enojar cornudito mío?
  • No amor, como crees. Buenas tardes Alonso. No me queda otra cosa que decir.
  • Buenas vecino, que rica está la zorrita de tu mujer, aprieta bien rico la verga. Me contesta Alonso.

Después de esta breve conversación sólo me quedo mirando sentado en el sillón como Alonso se coge bien rico a mi esposa, después de un rato de estársela tirando de esa manera le dice a Brenda que se empine sobre la mesa, así mi mujer termina bien empinadita recibiendo verga por detrás, solo escucho como empieza a bufar mi vecino cuando está vaciando los huevos en mi esposa, aunque cuando se sale de ella veo que traía puesto un condón en una verga no tan grande y venosa como la de Ramiro, pero sí de buen tamaño (y un poco más grande que la mía), mi mujer se lo quita y lo deja en la mesa, Alonso se levanta el pantalón, se despide rápidamente de mi solo levantando la mano y a mi esposa le da dos nalgadas bastante sonoras y le dice:

  • Lo que se le ofrezca vecina, siempre puede llamarme para que venga a “atenderla”.

Y le da un morreo espectacular tocándole todo el trasero, finalmente se va y mi mujer me dice:

  • Venga mi cornudito, te conseguí una buena dosis de leche de macho en este condón. Y me lo lanza a donde estoy.

Verdaderamente estaba yo muy cachondo por lo que lo único que se me ocurrió hacer fue comerme los mecos de Alonso que estaban en el condón, la verdad es que no era tan bueno como el de Ramiro, era más grumoso, más salado, con una consistencia más asquerosa, pero mi mujer en cuanto yo termino con mi ración se acerca y me besa cachondamente en la boca.

Después de este encuentro siguieron muchos otros, sobre todo los fines de semana, Alonso le decía a su mujer que saliera con su familia o amigos, encontraba cualquier pretexto para no ir y terminaba en nuestra casa enchufándose a mi esposa de muchas y muy variadas formas, naturalmente Brenda terminó dándole el culo de una manera muy rica, le gustaba mucho que Alonso le pusiera las piernas cruzadas por encima de su cabeza y la penetrara ya sea por su puchita o su culito, también le gustaba mucho decirme de cosas mientras Alonso se la enculaba, como “así te gusta cornudo pendejo, ver a tu mujer dándole las nalgas a un hombre al que ves diario”, “ve como me clava una verga más sabrosa que la tuya”, “¿te gusta saber que el vecino se revienta el culo de tu esposa cuando tu lo tienes prohibido?”, “que rico me atiende nuestro vecino”, y cosas por el estilo; la verdad cada que hacía eso me encendía muchísimo y cuando Alonso se marchaba terminábamos también cogiendo como conejos, aunque no sin antes limpiar el condón usado por el amante de mi mujer, ella me decía que le gustaba mucho que al besarme tuviera el sabor a uno de sus machos.

Obviamente el hecho de que mi mujer le diera las nalgas al vecino nos acercó bastante a ellos, pues nos invitaban bastante seguido a sus reuniones, ya sean más formales en la noche con los amigos de Alonso o un poco más informales y familiares los domingos. Nosotros no nos negábamos, la verdad es que me caían muy bien, Alonso era muy agradable y nunca me había dicho nada mientras veía como se clavaba a mi esposa. Angélica (que es como se llama su esposa) era una mujer blanca, guapa, alta, muy culta y agradable, aunque creo que algo ingenua porque trataba a mi esposa de manera excelente por lo que deduje que no sabía que su esposo se la tiraba un día si y otro también.

En forma

Mi esposa está bien de cuerpo no por casualidad, sino porque normalmente hace 3 veces al día trabajo en el gym (además del obvio ejercicio que hace al coger tanto, jeje) durante una hora, normalmente iba después de trabajar (cuando Ramiro y Alonso la dejaban) y el sábado, no iba mucho tiempo sino más bien una hora; sin embargo, como unas dos o tres semanas después de lo sucedido con Alonso ella se empezó a ir mucho más sexy al gym, pues normalmente se iba con pants muy flojos y sudaderas enormes, eso cambió a llevarse mallones semitransparentes y topsitos, obviamente empecé a sospechar que ya andaba dándolas por allá así que abiertamente le pregunté qué pasaba y esto fue lo que me dijo:

  • Mira amor, la verdad es que llegó hace una semana a hacer ejercicio un wey bien buenote, mide como 1.90 y está bien fuerte, la verdad es que se me antoja mucho, mucho, y pues ya logré que se fijara en mí, desde hace dos días hacemos ejercicios juntos, ya me enteré que se llama Mario y que es el encargado de toda la cadena de gimnasios, que se da sus vueltas por todos los establecimientos al menos una vez cada seis meses.
  • Pero, ¿aún no hay nada de nada con él, o si? Pregunto.
  • Pues apenas nos estamos conociendo, aunque ya empezamos con los roces en los ejercicios que hacemos, lo arrimones y los comentarios del tipo: “huy, de haber sabido que aquí estaban las clientas más guapas este hubiera sido el primer gym al que supervisaba”. Así que de una vez te aviso que espero que pronto pueda probar a ese macho.
  • No te preocupes amor, sólo cuídate. Le contesto resignado.

Obviamente, dos días después de esa conversación, en lugar de llegar a su hora habitual del gym, mi esposa llegó una hora más tarde y en cuanto entra me dice:

  • Listo amor, ya le aflojé a Mario. Dice ella triunfante.
  • Cuéntame amor, cómo fue? Te gustó? Pregunto con creciente excitación.
  • Claro que me gustó.

De inmediato se quita los mallones mostrando que no tenía tanga (ya después me contaría que se la llevó Mario de recuerdo), subiéndose al sillón y empinándose indicándome que me pusiera a lamerle el culito, pues ya se veía que se le escurría de leche.

Mientras le limpio la abundante cantidad de semén que le dejó Mario en el culo a mi esposa ella me cuenta:

“Cuando llego casi no había clientes, es normal por el día, así que sólo había un señor, Mario y yo; Mario llevaba puesta una camiseta sin mangas y un short de licra pegado en donde se adivinaba un delicioso paquete. Yo veo que es mi oportunidad, hay muy pocas personas; me empino en el aparato para hacer abdominales y según estoy haciendo bíceps con una pesa, pero trato de parar lo más posible las nalgas, después de unos minutos haciendo esto se me acerca Mario y de plano me da tremendo arrimón muy rico tomándome de las caderas y hablándome al oído diciéndome:

  • ¿Cómo estás nena? Se ve que muy buena.
  • Pues algo aburrida, aunque noto que tu estás muy firme, jiji. Y muevo las nalgas sintiendo una deliciosa tranca a través de la tela.
  • Pues espero que hoy cerremos pronto el gym para tener una charla mucho más íntima. Me propone mientras me toma un pecho por encima.
  • Pues yo estoy dispuesta y te espero abierta a lo que quieras. Le contesto empujando el culo hacia su buen paquetón.

Después de eso, en menos de diez minutos se deshizo del único cliente y del encargado del gym y cierra las puertas, se acerca a mí que estaba sentada en el mismo aparato bebiendo agua cuando el llega, me besa bien cachondo en la boca mientras con una mano me manosea los pechos y yo aprovecho para empezar a acariciar su miembro con una mano y su abdomen de lavadero con la otra, se me empieza a hacer agua la tanguita, nunca me había comido a un macho tan buenote como este y estoy dispuesta ha hacer lo que me pida para que quede satisfecho, por lo que de inicio le bajo el short y libero una verga de buen tamaño totalmente depilada, noto que aún no está en su máxima expresión, por lo que empiezo por besarle la puntita mientras lo masturbo con una mano y le acaricio los huevos con la otra, que se sienten muy raros porque también están depilados; le lamo la verga, le doy besos, la chupo, para finalmente meterme toda la que pueda a mi boca, la verdad es que no es una verga tan rica como la de mi jefecito, es más bien delgada, no está cabezona ni venosa; pero empiezo a mamar con ganas, como tengo práctica con herramientas más grandes pues me cabe toda en la boca, lo que si no puedo dejar de hacer mientras chupo es acariciar ese tremendo lavadero, es increíble, duro, firme, marcado, la verga no estará muy buena, pero el cuerpo de mi nuevo macho es fantástico; mientras sigo trabajando con mi boca también aprovecho para acariciarle las nalgas, están durísimas como piedras, me mojo toda más que por la mamada por el hecho de saber que me estoy tirando a un tipo buenísimo, naturalmente mientras hago todo esto lo veo directamente a los ojos mientras me dice cosas como:

  • Que bien mamas verga zorra.
  • Cómete bien mi tranca putita.
  • Bien que supe desde el principio que esta piruja necesitaba su buena dotación de verga.

La verdad amor mío, estaba súper excitada, me sentía soñada de que un macho así se pusiera loquito por mi, así que cuando me dijo que me iba a dar la cogida de mi vida no me quedó otra que decirle que hiciera conmigo lo que quisiera, que era suya y que me diera verga como, cuanto y cuando quisiera; me desnudo completamente para él y entonces, me toma de los brazos y me dice que lo monte así parado como estaba, yo lo tomo por el cuello y su ancha espalda mientras que con sus brazotes me toma de las piernas y sus manotas se posan en mis nalgas para clavarme así, nunca lo había hecho parada, y la verdad es delicioso, sentía como su miembro se hundía en mi puchita cada que bajaba mi cadera, yo mientras subía y bajaba por su palo sentía su espalda ancha y musculosa, sus pectorales firmes en mis pechos, y sus brazos duros en mis piernas, era una sensación deliciosa, muy profunda y exquisita, me sentía toda una mujer teniendo a un macho así para cogerme, y naturalmente mientras me penetraba de esa manera tan deliciosa nos besábamos apasionadamente y le decía cosas como:

  • Ningún macho como tu me ha cogido así.
  • Gracias por darme verga como me lo estas haciendo.
  • Estás buenísimo.

Así cogimos como unos 20 minutos, fue increíble ver como aguantaba mi peso y mis vaivenes sin casi cansarse, además de no venirse rápido, así que cuando yo estaba teniendo mi segundo y muy mojado orgasmo de la tarde el me dijo:

  • Muy bien zorrita, ahora quiero probar ese lindo culito que tienes, quiero ver como tus nalgas se comen mi rabo.
  • Claro papi lindo, solo déjame bajarme de tu hermoso cuerpo y te aflojo las nalgas. Le contesto.

Ya en el suelo me empino completamente en el aparato de abdominales ofreciéndole mi agujerito posterior abriéndome las nalgas y diciéndole:

  • Ven papito lindo, reviéntame el culo.

Naturalmente estoy muy mojada debido a la excelente cogida que me dió, por lo que solo llega, escupe en mi culito y así empieza a meter su verga poco a poco en mi trasero, la verdad me gusta menos que con Ramiro o con Alonso, pero solo de recordar el espécimen de macho que me está ensartando y me vuelvo a excitar, eso sí Mario es bastante hablador:

  • Mira que bien se ven tus nalgotas recibiendo mi rabo.
  • Seguro en casa no tienes una buena verga que te atienda como es debido.
  • Gime como la piruja que eres.

Así me tuvo bien ensartada por el culo un buen rato, la verdad es que ver a ese macho cogiéndome por los espejos del gym era toda una delicia, cuando siento que acelera sus embestidas y me dice:

  • A ver puta de mierda,¿ dónde quieres que me venga, en tu delicioso culo o en tu boca?
  • En mi culo papi lindo, bien adentro de mi trasero. Le contesto obediente.

Y en cuanto siento la tremenda venida que tiene se derrumba sobre de mi y yo termino acostada en el aparato con un hombretón detrás de mi bien clavada por el culo mientras siento chorros de lefa escupidos por su nabo.

Nos quedamos rendidos en esa postura unos minutos, hasta que solita se le salió la verga porque se hizo chiquita, ya después, cuando nos vestíamos me preguntó que por qué no me limpiaba su leche del trasero, y la verdad le dije que a mi marido le gustaría limpiar los restos de la venida del nuevo macho de su esposa, a lo que el se rió muy fuerte diciendo que era increíble que tuviera un esposo que me dejara ser tan puta.

Finalmente le pregunté si me seguiría atendiendo tan rico y me dijo que por esta semana podría, pero que tiene que ir a supervisar los establecimientos de otros estados y que, trataría de no tardarse, pero que podría estar fuera de la ciudad por, entre tres y seis meses; por lo que le dije que se llevara mi tanguita de recuerdo, y así estoy aquí contándote como me conseguí un nuevo macho que quiero que me coja de manera regular y tu limpiandome la leche que me dejó en el culo.

Esa semana fue muy buena, Brenda logró ir todos los días al gym, regresando muy tarde y bien culeada por su nuevo amante, total que Mario se tuvo que ir y Brenda le dijo que cada que se pasara por la ciudad la llamara para que ella pasara por sus armas.

A la prima se le arrima

Unas semanas después de que Mario se fuera, se realizó una mega boda de una prima mía en la que invitó a todos los miembros de la familia, hasta nuestra rama Valdés de Veracruz, unos tíos y primos que prácticamente no veíamos más que en este tipo de eventos; uno de mis primos más queridos de por allá (pasaba muchas vacaciones por esos lugares) era Joaquín, algunos años mayor que yo, y que tenía más de 10 años de no verlo. En la mesa de la fiesta estábamos mi esposa y yo, mi primo Joaquín (recién divorciado, por lo que el lugar de su ex esposa estaba vacío), además de otros primos míos; Brenda se fue vestida a la fiesta con un traje de minifalda a medio muslo con una pequeña abertura en el costado y con un escote bastante pronunciado, con medias negras, tanga negra de hilo dental bastante microscópica y, naturalmente sin bra, la verdad es que se veía bastante sexy sin parecer la zorra que en verdad es.

En cuanto llegamos Joaquín y yo nos saludamos de manera muy efusiva, pues habíamos sido inseparables y bastante camaradas cuando éramos unos niños, estuvimos platicando durante dos o tres horas, tiempo en el cual nos pusimos bastante al día de nuestra vida, enterándome de que tenía casi un año separado, aunque apenas habían formalizado el divorcio y que no había querido decirle a nadie de la familia porque sería visto como un gran fracaso, y es que mi primo siempre fue excepcionalmente exitoso, siempre tuvo las calificaciones que quería, los trabajos que quería, las mujeres que quería, etc. Y la verdad, es que seguía siendo así, muy chabacano y divertido, además de que siempre fue muy atractivo para las mujeres, pues todos creemos que el esposo de mi tía tenía sangre negra en las venas, pues todos mis primos nacieron muy morenos, tirándole a negros, pero además eran altos, con cuerpos bastante espectaculares (una prima mía había sido reina del carnaval alguna vez ya hacía algunos años) y muy, pero muy joviales y fiesteros, y eso se seguía notando bastante, Joaquín acaparaba toda la atención y nos hacía reír mucho.

Ya con la fiesta bastante avanzada y con unas copitas entre pecho y espalda, todos en la mesa nos dejaron a solas a los tres (mi primo, mi esposa y yo), además de que Brendita se fue al tocador, y en cuanto se fue, mi primo Joaquín me dice:

  • Vaya mujer que tienes primo, está espectacular.
  • Muchas gracias, Joako (siempre le decíamos así). Le contesté.
  • Pero cuéntame, se ve que son muy felices, y como no serlo al lado de esa beldad, además, jeje, debe atenderte de manera increíble. Afirma Joako, él siempre fue muy hablador de sus conquistas y presumido sobre la forma en que tenía sexo.
  • Pues ella es bastante cachonda -ya tomado y con esos comentarios por parte de mi primo me había encendido bastante, por lo que ya no era mucho dueño de mí-, le encanta el sexo, además, ya viste como se viste. Remato.
  • Jajajajaja, mi ex era toda una zorra en la cama, hacía lo que le pedía, además de tener un cuerpo de 10, más voluptuosa que tu mujer en general, aunque creo que la tuya tiene un mejor trasero, eso sí, era caliente como el infierno. Como siempre, me presumía.
  • Y entonces, si era tan perfecta ¿por qué terminaron? Pregunto.
  • Pues primo ¿qué no me conoces? Me encontró en la cama con su mejor amiga, que también era una zorra de cuidado y con una boca, que hacía maravillas, jajajajajaja; obviamente mi ex jamás pudo superar ese pequeño desliz, y eso que no se enteró de los demás. Como siempre mi primo presumiendo su potencia, su capacidad de conquista y a sus mujeres.

En eso llega mi mujer y nos interrumpe, y ahí es donde mi primo va a saludar a la familia y se da la siguiente conversación:

  • Vaya con tu primito, eh; es bastante presumido, que el dinero, que las mujeres, que la fiesta. Dice mi mujer ya un poco roja por el vino.
  • Así es Joako, pero entonces ¿no te cayó bien? Le pregunto inocentemente.
  • Pues la verdad es que no me cayó muy bien por presumido, aunque he de aceptar que es bastante varonil, tiene una mirada pícara que te come, la verdad es que si te descuidas te pone cachonda. Dice mi esposa con una sinceridad pasmosa.
  • Pues el piensa que eres una preciosidad. Le comento a mi esposa.
  • Hay amor, la verdad tu primo me ha puesto caliente ¿no me dejarías darle una mordidita? Me pregunta mi esposa.
  • Pero amor, es uno de mis primos más queridos ¿qué va a decir la familia? Trato de desalentarla desesperadamente, aunque para serles sincero ya tenía una mega erección.
  • No tiene por qué enterarse, mira, nos vamos temprano de la fiesta a “seguírnosla” nosotros, nadie sospecharía porque han estado hablando toda la maldita fiesta, ninguno de los dos ha querido bailar conmigo, así que me llevan a bailar “para ponerlo a tono” (aunque yo dudaba que Joako necesitara “ponerse a tono”) y después, pues ya veremos; además, por lo que toco (me estaba tocando la verga por debajo de la mesa), creo que la idea te encanta, ¿quiéres ver como a la putita de tu esposa se la tira el primo bocón que tienes? Además de que es casi negro, ojalá halla heredado algo más que el color. jeje. Dice mi mujer.

Yo no tengo nada que añadir después de esas palabras, así que en cuanto regresa Joako mi esposa le propone al oído que nos vayamos a divertir (diciéndolo muy sugerentemente) a otro lado. Nos despedimos rápidamente de mi familia (Brendita tenía razón, nadie se extrañó de que dos de los primos que mejor se llevaban se fueran antes a “seguir la fiesta”).

Al salir de la fiesta y estar esperando el coche en el valet mi primo dice:

  • Oye prima ¿te puedo decir prima, no? ya te siento de la familia. ¿A dónde me van a llevar a divertirme? Pregunta Joako.
  • Pues claro que me puedes decir prima, es más, primita si quieres. A mí me gusta mucho bailar y por estar ustedes platicando no pude hacerlo, así que te voy a enseñar a bailar reggeaton. Responde mi mujer.

En cuanto llega el auto, mi esposa se sube al asiento del copiloto y mi primo se acerca y me dice:

  • Oye primo, ¿si has escuchado el dicho de que a la prima se le arrima, verdad? Porque creo que tu mujer viene deseosa de marcha, y pues, espero que no te molestes de que tu mujer me enseñe a bailar reggeaton. Dice el algo serio.
  • No te preocupes primo, a mi no me gusta mucho bailar, así que disfruta las clases con mi mujer. Le contesto yo, ya perdido de cachondo.

Mientras vamos en el coche mi mujer se quita las medias quedando en esa minifaldita sexy, no nos tardamos en llegar al lugar, en cuanto llegamos y tomamos una mesita cerca de la pista mi esposa saca a bailar a Joako y noto que ella ya estaba mega caliente, pues en realidad no sabe bailar muy bien, pero sabe mover muy rico el culo, así que Joako solo tuvo que poner las manos sobre las caderas de mi esposa y ella de inmediato separó las piernas, empinándose todo lo que podía moviéndose de manera muy sexy; obviamente al hacer esos movimientos con minifalda pegada pues esta se le levantó, pero en lugar de acomodarla dejó que se le subiera hasta la cintura, mostrando todas sus nalgas en aquella sexy tanguita, y siguió bailando de esa forma tan descarada, solo se arremangó la mini hasta que terminaron como dos canciones. Regresando a la mesa mi mujer se sienta en las piernas de mi primo mientras el le mete la mano por debajo de la falda y se da la siguiente conversación:

  • Primo, tu vieja es muy caliente y está buenísima. Me dice Joako.
  • Y también soy muy putita. Contesta mi mujer.
  • Qué bueno que tu entiendes primo, ya sabes, a la prima se le arrima. jajajaja. Me dice mi primo.
  • Espero que no solo me la arrimes, espero que me ensartes toda. Dice mi esposa.
  • Yo no puedo hacer nada sin que mi primo me de permiso, es muy querido para mi y no quisiera lastimarlo. Dice con un repentino toque de decencia Joako.
  • No te preocupes por el cornudito de tu primo, le encanta ver como su mujer le afloja las nalgas a verdaderos hombres como tu ¿Verdad, amor? Dice mi esposa.
  • La verdad, es cierto Joako, desde que llegamos y ella empezó a bailar como toda una puta, y tu empezaste a tocarle las nalgas se me puso muy dura de inmediato, si quieres tirártela, pues con toda confianza.
  • Pues entonces ¿Qué hacemos aquí? ya vámonos a darle gusto al gusto. Termina mi primo.

Nos fuimos de inmediato del lugar y cuál es mi sorpresa que ni siquiera se esperaron a la casa, en cuanto nos subimos al coche mi mujer le sacó la reata a mi primo de su pantalón y se la empezó a comer como desesperada mientras Joako le rompía la tanguita y me la aventaba al asiento del conductor, yo estaba en una posición increíble, en cuanto mi esposa terminó de mamar la verga de mi primo, inmediatamente se montó de frente a el mientras cabalgaba como loca, solo veía la (ahora si creía) tremenda verga de mi primo clavándose en la tierna panochita de mi amada esposa mientras le decía.

  • Así puta, así, cabalga como la perra que eres. De seguro mi primito no te atendía como se debe.
  • Primo, que rica reata tienes, más, más, dame más.

Después de un rato de estar cogiendo de esa manera mi esposa se levanta, se gira para darle la espalda, le toma el aparato y lo dirije a su culito, para empezarse a darse muy ricos sentones:

  • No mames primo, pinche zorra que tienes por esposa, ella solita se agarra el garrote y se encula, que delicia.

Así estuvo mi esposa dándose de sentones hasta que mi primo le dijo que quería venirse en su boca, ella se sacó la reata de mi primo de su culito y empezó a comérsela como desesperada hasta que mi buen primo le vació los huevos en su boca.

Obviamente, toda la estancia de mi primo se la pasó en la casa tirándose una vez y otra a mi mujer cuantas veces quiso, pero tuvo que volver a su ciudad, aunque cada que regresa a México (más o menos cada 2 ó 3 meses) vuelve a darle una culeada de campeonato a mi mujer.

Epílogo:

Estamos muy contentos con nuestra vida, a pesar de que mi esposa se tirara a varios hombres siempre tenía tiempo y ganas de coger conmigo, y cuando lo hacía siempre era mucho mejor que antes de que fuera una zorra, la verdad es que ahora teníamos más dinero, más diversión y mucho mejor sexo.