Soy cornudo . . . y me gusta (5)

Es el día después del fin de semana en la que me enteré de mis enormes cuernos, fue simplemente delicioso, termino enterándome que se tiró a uno de los clientes de la empresa.

Hola, seguiré contando las aventuras de mi esposita Brenda Paulina y mías su esposo Alberto. Les recuerdo un poco como somos. Ella no es muy alta, tiene el cabello largo y negro, es morena clara de cara es bonita, es delgada, casi no tiene tetas, pero tiene muy buen trasero y unas piernas muy bonitas. Por otro lado, yo soy alto, algo rellenito y velludo.

En fin, después del fin de semana en el que supe a ciencia cierta de la tremenda cornamenta que cargaba porque caché a mi mujer dándole las nalgas a su jefe y ya al otro día me contó cómo empezó en esto de serme infiel y cómo fue la primera vez que le rompieron el culito.

Pero llegó el lunes en el que se tenía que ir a trabajar, ella normalmente entra más temprano, por lo que se despierta antes que yo, cuando ella regresa de bañarse para vestirse yo apenas me estoy despertando, por lo que siempre veo como se va vestida y ese día le hizo caso a Ramiro de cómo vestirse, llevaba una tanga de hilo dental negra que por delante solo era un triangulito pequeño y por detrás sólo el hilo que se le metía muy sexy en sus nalgotas, además unas mallas café opacas pero que si te fijabas bien podías ver bastante bien prácticamente todo de mi mujer, para arriba no llevaba bra pero si un suéter tejido grueso largo de franjas blancas y café, pero que sólo le cubría hasta las nalgas, por lo que si se agachaba o sentaba se le subía el suéter por allá de medio trasero; su jefe tenía toda la razón, no se veía nada putona pero si muy sexy. Cuando veo que se está vistiendo exactamente como le dijo Ramiro no puedo evitar empezar a excitarme y le digo:

  • Entonces si vas a coger con el cliente.
  • Ay amor, es que es uno de los clientes más importantes de la empresa y pues no quiere renovar los contratos, si hay una oportunidad de cerrar el trato pues lo haré, además de que la comisión sería buenísima. Me contesta ella mientras se está poniendo unas botas a media pantorrilla.
  • Pero si serás zorra, ¿y si te pegan algo? Pregunto yo preocupado.
  • No te preocupes amor, siempre voy preparada para esas “emergencias”. Me lo dice mientras me cierra un ojo y me muestra unos condones de su bolsa.
  • ¿Ya has cogido con ese cliente en particular? Le pregunto
  • Pues qué crees que soy una piruja cualquiera, claro que no, apenas sería el tercer cliente al que tendría la necesidad de dárselas, me tengo que ir que se me hace tarde. Me dice ya tomando su bolsa y saliendo de la habitación.

Después de esta conversación quedé increíblemente excitado, tenía una mega erección solo de saber que mi esposa podría darle las nalgas hoy a otra persona por la única razón de cerrar un contrato millonario.

El día era muy normal para ser un lunes en el trabajo, pero como a las 3 de la tarde recibo una llamada del celular de mi mujer:

  • Hola amor, ¿cómo estás? Digo yo, creyendo que quien me llamaba era mi mujer.
  • Hola cornudito. Escucho la fuerte voz de Ramiro por el celular.
  • ¿Por qué tienes el cel de Pau? Pregunto.
  • Estábamos comiendo muy a gusto en el restaurante con un cliente complicado cuando misteriosamente ambos tuvieron que ir al baño, supongo que ahora tu mujercita está cerrando el trato, jeje. Me informa su jefe.
  • Mmmmmhhhhhh . . . pues que le vaya bien. Realmente no sabía que decir aunque ya me estaba excitando.
  • De seguro está de rodillas comiendo verga o abriendo las piernas, pero en fin, no era para eso para lo que te quería hablar, el miércoles voy a ir a dormir con la zorra de tu esposa a tu casa para tener una noche de pasión, quiero que estés ahí  para que le limpies mi corrida cada que termine, además de que quiero que veas cada que me la esté tirando como disfruta de una buena verga. Aaaahhhhh, se me olvidaba, ponla bien putita para mí, quiero que le compres un bonito baby-doll con una tanga a juego muy sexy, entendiste cornudo, quiero que seas muy obediente y así tendrás una noche muy caliente viendo como un verdadero macho atiende a tu mujer. Me ordena Ramiro.
  • Está bien. Seguía sin saber que decir.
  • Ok, voy a llegar como a las 9, nos vemos. Y cuelga.

Me quedé con una calentura terrible por lo que acababa de pasar, aunque no podía creer que el amante de mi mujer me acabara de llamar para; primero, informarme que mi mujer estaba cerrando un trato abriendo las piernas; segundo, informarme que iba a venir a mi casa a tirarse a mi mujer en mi cama y, tercero, quería que vistiera a mi mujer para el, que le limpiara la lechada de el en los agujeritos de mi mujer y que viera como se la iba a enchufar repetidamente por toda la noche, increíblemente no estaba molesto y me pasé a una sex shop para comprar lo que había pedido su macho. Le compré un baby-doll púrpura de gasa transparente abierto por delante y a media nalga, con tanga a juego de hilo dental, realmente estaba muy sexy y solo de imaginarme a mi mujer así vestida estaba muy excitado.

Tuve que esperar toda la tarde hasta que por ahí de las 8:30 llega a la casa, y se da la siguiente conversación:

  • Hola amor, ya llegué. Me saluda ella mientras me da un beso en la boca.
  • Hola amor, ¿cómo te fue? Le pregunto yo.
  • Pues muy bien, oye, me da pena, pero Ramiro me dijo que te dijera que el si cumplió su promesa. Me dice ella bajando la mirada
  • ¿Cuál promesa? Pregunto yo inocentemente.
  • Hay amor, como que cual, pues la de mandarme bien llenita de leche, pero déjalo así, yo ya cumplí con decirte. Me dice ella
  • -Yo no sabía qué hacer, por un lado me sentía muy excitado, mi mujer me estaba diciendo que estaba bien llena de mecos y estaba muy caliente, pero por otro me sentía muy humillado, pero ganó más la calentura- Vamos a la cama, quiero ver. Le respondo.

Inmediatamente nos fuimos a la cama, ella se recuesta, se quita los mallones y me llega el típico olor de leche de macho, se abre de piernas, yo me inclino frente a ella y empiezo a poner a un lado su tanguita y a ver que efectivamente estaba escurriendo lefa desde su panochita hasta la rodilla, obviamente me dediqué fielmente a lamerle toda esa corrida, estaba deliciosa, sabía y olía a sexo, mientras mi mujer me decía:

  • Que rico lames la corrida de otros machos, mmmmhhhhhh. Me lo decía mientras me tomaba de la cabeza para que le lamiera bien el bizcochito.
  • Llllllllmmmmgghhhhh, lllllmmmmmm, bbbblllllllllmmmmmmm, ¿esta lefada es de Ramiro? Pregunto
  • Aaaahhhhhmmmmmm, no mi amor. Responde la piruja de mi mujer.
  • ¿Entonces es del cliente? sssslllllllppppppp. Vuelvo a preguntar.
  • No cornudito mio. Sigue respondiendo mi esposa.
  • Pinche zorra, entonces ¿de quién es? Pregunto finalmente.
  • Del jefe de Ramiro, del director de la empresa, mmmmpppppfffffgggggghhhhhh, se llama Leonardo. -Me confiesa finalmente Brenda.- Pero eso no te importa, a mi cornudo consentidor lo que le importa es que llegue bien llena de leche de macho.
  • Si amor mío, me encanta lamer las corridas de tus amantes. Confesé totalmente loco por la calentura.

En cuanto dije eso siento la corrida de mi mujer en mi cara, sabía delicioso, la combinación de sus abundantes jugos con  lo que quedaba de la venida del director de la empresa, lo devoré todo.

  • Me fascina que digas esas cosas, me encanta que seas un cornudo y que seas un consentidor y que encima de eso podamos compartir las cogidas que me dan mis machos comiéndote sus corridas, te amo mucho, amor mío. Me dice mi esposa.

Después de lamerle y comerme bien la corrida que traía en la panocha, me dirigí hacia el culito pero con la sorpresa de que no tenía semen ahí, por lo que de inmediato me saqué la verga y ya me disponía a cogerme a mi mujer cuando ella cierra las piernas y me dice:

  • Lo siento amor, es que vengo algo irritada de tanta verguiza que me dieron hoy.
  • -Me excité aún más- ¿Cómo? ¿Quién? De seguro al cliente que viste hoy lo tuviste que “atender”, ¿verdad? Le recrimino.
  • Si quieres que te cuente recuéstate aquí, al lado mío. Me dice ella invitándome a recostarme a su lado.

No tuve otra opción que aceptar, por lo que me recosté y ella empezó a contarme:

“Lo primero que te tengo que decir es que el director general de la empresa quería festejar que habíamos cerrado el trato y terminamos cogiendo sobre su sofá.

Pero en fin, te contaré de lo que pasó con el cliente:

Ramiro me mandó a mi primero, me dijo que Saúl (así se llama el cliente) desde hace bastante me veía de forma bastante lujuriosa, por lo que el hecho de que fuera sexy sin verme ofrecida le daría esperanzas para tratar de conquistarme, pero no lo vería como un intercambio por cerrar el trato; total que llego puntual y aún no estaba Saúl ahí, pero llegó unos 5 minutos después, por lo que me levanté para saludarlo y pues, yo ya sabía que tenía que empezar a coquetear, por lo que fingí que al levantarme se había caído algo de mi bolso y al agacharme a recogerlo le dejé una preciosa vista de mi trasero con los mallones.

Ya sentados, le comenté que Ramiro se iba a tardar unos 10 ó 15 minutos, cosa que no pareció gustarle mucho, así que en ese momento le dije que yo era de total confianza y que podíamos iniciar las negociaciones ya mismo, pero Saúl dijo que no era necesario, que esperáramos a Ramiro y que mientras platicáramos de nosotros; me enteré de que era casado, se sorprendió mucho de que yo también fuera casada, me dijo que pensaba que estaba muy guapa para estar con alguien que pensaba que estaba disfrutando de la vida, a partir de ahí empezó a coquetearme fuertemente, y yo a reírle todas las gracias; hasta que llegamos al inevitable toque físico, el empezó con los brazos mientras bromeaba y siguió hasta que tuvo la confianza de acariciarme varias veces la pierna, yo no me corté tampoco y le correspondía los toqueteos, la temperatura empezó a subir y también lo hizo lo picante de la charla, y justo antes de que llegara mi jefe teníamos la siguiente conversación:

  • . . .
  • ¿A poco no te coquetean en el trabajo, si estás muy guapa? Me preguntaba Saúl mientras me acariciaba una pierna.
  • Pues un poco, pero no les hago caso, además de que no sé que pasaría si tuviera un amorío en el trabajo, además de que está mi esposo. Le respondía mientras le acariciaba por encima la mano.
  • Pero si uno guapo, guapo, te tirara la onda, a pesar de estar casada, ¿le harías caso? Me preguntaba ya muy cerca de mi oído haciéndome cosquillas.
  • Depende, no quiero algo serio, solo algo ocasional, algo que los dos disfrutemos mucho. Le contesté de la misma forma, casi en secreto.
  • Entonces, alguien casado como yo sería ideal, además ¿cómo te gustan los hombres? Me preguntó ya muy directamente.
  • Altos, que se cuiden el físico, de barba de candado, a mira, qué casualidad, bastante parecidos a ti, jijijijijiji. Le respondí ya segura de que lo tenía donde lo quería.
  • Pues tú mandas preciosa, yo también estoy buscando algo sin compromiso, solo para divertirnos. Y me besó en la boca, algo muy cachondo, muy caliente, pura lengua, muy rico.
  • Pero va a ser complicado si ya no estás con nosotros como cliente, no tendré oportunidad de venir a comidas contigo ni de enseñarte “nuevos” productos. -Le comenté con la peor cara de preocupación qué pude.- Además de que por nuestros matrimonios será difícil vernos en fin de semana.
  • Tienes razón preciosa, pero eso se puede arreglar, ahora cierro el contrato y listo, ya tienes el pretexto, ¿ok? -Me dijo totalmente caliente.- Pero me debes de dar un adelanto ¿no crees? Y que me toca el bizcochito por encima del mallón.

Y en eso que llega mi jefe, obviamente se da cuenta de lo sucedido y me sonríe ampliamente, mientras nos saluda le digo que se apure que lo tengo a punto; Ramiro se disculpa y mientras empieza a abordar la negociación del contrato con un totalmente descolocado Saúl yo le escribo una notita a mi nuevo prospecto que dice:

“Apúrate a firmar papi, en cuánto lo tengas todo te espero en el baño de hombres para tu adelanto”

Mientras le toman la orden de la comida a mi jefe le paso la nota a Saúl que al leerla se pone todo colorado y es el cliente el que apresura al vendedor para que le venda, me parece muy gracioso, aunque la verdad estoy perdida de caliente yo también, amor mío; por lo que en menos de 10 minutos ya estaba firmando el contrato con todos los anexos; en el momento en que está firmando me disculpo para ir al tocador y naturalmente entro al baño de hombres tratando de que nadie me vea, por suerte no había mucha gente ni en el restaurante y menos en el baño, por lo que pude escoger el privadito del final y me senté en la taza a esperar al cliente que no tardó ni 2 minutos.

En cuanto llega me busca en cada uno de los privaditos y cuando entra se saca la verga que no era muy grande, como la tuya, amor, obviamente no tiene que decirme nada, de inmediato me pongo a lamer y a chupar ese rico trozo de carne mientras que con una mano le bajo el pantalón a la altura de medio muslo, con la otra le estoy acariciando los huevos y con la mirada lo veo directamente a los ojos, está encantado de la mamada, tanto que no atina qué hacer le estoy lamiendo los huevos, que la verdad están peludos y deliciosos mientras con una mano le masturbo, me encanta ser tan zorra, después de un rato donde el me deja hacerle lo que quiera con mi boca me dice:

  • Para nena, que aún no quiero terminar en tu boquita, preciosa.
  • ¿Me quieres coger aquí papi? Le pregunto.
  • Claro reina. Me contesta.

En cuanto escucho eso me levanto y lo beso apasionadamente en la boca, quiero que saboreé el sabor de su pene, que lo pruebe, además de que ya sacaba mucho juguito delicioso; en cuanto lo estoy besando no pierde el tiempo y me empieza a manosear toda, me mete las dos manos por el mallón para tocar ricamente mis nalgas, siento como me empieza a bajar el mallon hasta dejármelo a la rodilla, me gira hasta ponerme de espaldas y me empieza a besar el cuello, mientras con una mano me toca el bizcochito y con la otra explora mis tetas por debajo del suéter, mientras yo lo tomo de la cabeza con una mano y con la otra lo sigo masturbando, después me inclina hacia adelante, me aparta la tanguita y me ensarta de una sola estocada, no me pude aguantar y tuve que gemir y recargarme en la caja de atrás de la taza del baño, se puso como loco me empezó a penetrar bien duro, mete-saca, mete-saca; no quería gemir ni gritar, pero es que estaba delicioso, lo malo de empezar con ese ritmo fue que no duró mucho, me mandó una corrida brutal en mi conchita; nada más terminar me volví a sentar en la taza y me puse a limpiarle la verga a mi nuevo amante con mi boquita, el simplemente me acarició la cara y me dijo que se iba a la mesa, yo me tuve que quedar a limpiarme y a arreglarme un poco.

Ya cuando volví Ramiro me dijo que Saúl se había disculpado y se fue rápidamente; no lo podía creer, parecía que no quería saber nada de mi, cosa que no me importó demasiado, mi jefe me dijo que había hecho un gran trabajo que suponía que lo terminé en el baño, jeje.

Ya cuando llegamos a la oficina y en el estacionamiento de la empresa Ramiro se saca la verga y me dice que se la tengo que mamar, que por que Don Leonardo se enteró del cierre del contrato y pues ese día no iba a tocarle catar mi culo, por lo que de menos le hiciera una mamada, por lo que obedientemente me agaché a hacerle una buena mamada.”

Continuará . . .