Soy cornudo . . . y me gusta (4)

Sigue mi mujer contándome sus inicios como zorrita de Ramiro, su jefe, ahora me toca escuchar cómo fuela primera vez que la encularon.

Después del relato de mi mujer de cómo empezó a darle las nalgas a su jefe Ramiro yo estaba como un burro, con una erección impresionante cuando vamos llegando a casa, ella al verme me dice:

  • De haber sabido que te gustaría tanto saber como se enchufan a tu mujer te hubiera dicho desde el principio.
  • ¿Y nunca te sentiste mal por ponerme tremendos cuernos? Le pregunto.
  • Pues claro que si, ese día que me entregué tan absolutamente a Ramiro me sentía muy culpable, sobre todo, no podía creer que me hubiera gustado tanto haberme entregado a otro hombre, sobre todo porque fue demasiado fácil que me cogiera, me sentía muy sucia y había llegado a la conclusión de que no volvería a suceder. Me contestó ella ya tocándome la verga.
  • ¿Y entonces qué pasó? Pregunto de nuevo pero ya con la respiración entrecortada.
  • Te cuento mañana, hoy vuélveme a atender. Y ya de plano empezó a comerme la verga.

Fue una noche muy buena, aunque cuando me la quise encular ella se negó y me dijo que ese agujerito era para sus machos, y que yo era el cornudito que disfrutaba compartiendo a su mujer.

Al otro día en la mañana me siguió contando:

“Al otro día cuando en la mañana abrí mi clóset trataba de no usar la ropa que me había comprado Ramiro, pero recordaba la sensación del tanga rozándome mis labios y el placer que sentí al ser tratada como una vil “zorrita”, pero creía que mi fidelidad era más fuerte, así que decidí no usar la ropa sexy, bueno sólo una tanguita para sentir el roce cachondo de la tela, así que me puse una tanguita roja de encaje en la cintura y el hilo dental que me rozaba aún más que la que usé el día anterior, pero de ropa exterior me puse el traje sastre que consideraba más matapasiones de todos, uno recto azul marino que hacía ver mi trasero muy plano y un suéter negro de cuello de tortuga con una blusita de tirantes debajo de color negro también; me veía lo menos sexy que pensaba. Pero al llegar al trabajo de inmediato me mandó llamar mi jefe y cuando entro me dice:

  • Cierra la puerta Brenda. Ordena con voz muy golpeada Ramiro.
  • Oye Ramiro, debo decirte que soy una mujer casada y que no pienso ponerle el cuerno otra vez a mi marido. Respondo yo cerrando la puerta.
  • Parece que no has entendido zorrita, ven para acá. Me vuelve a ordenar Ramiro

Al acercarme mi jefe me toma de una nalga y me dice:

  • Bueno, veo que a pesar de todo ya empezaste de zorrona, traes tanguita, verdad. Y me mete la mano para tocarme la nalga y apretármela.
  • Por favor, Ramiro, no me hagas esto. Le suplico, aunque la verdad entre el roce de mi tanguita, la admiración que sentía por ese hombre, lo atractivo y seguro que me parecía, lo bien que lo había pasado un día antes, hace que empiece a jadear y a chorrear.
  • No papi, soy una mujer casada, debo respetar a mi marido. Aún trato de resistirme, aunque cada vez se escucha más como un gemido que como una réplica fuerte.
  • Pero si estás chorreando zorra, además, lo único que te voy a dar es una buena verga. Ponte de rodillas que la chupas muy bien. Me vuelve a ordenar.

Perdóname amor, pero otra vez me ganó la calentura, de inmediato me puse de rodillas para sacarle esa reatota que tanto placer me había dado el día anterior y noté que aún no estaba en la máxima potencia, así que me puse a la labor, viendo directamente a los ojos a mi macho mientras trataba con desesperación de hacer la mejor mamada de mi vida, trataba de meterme toda la vergota en mi boca, le besaba, le acariciaba esos huevotes grandes y peludos que tenían un olor fuerte sin ser desagradable, después de un buen rato de que me dejó hacer me toma con una mano de la nuca e inicia literalmente a violarme la boca mientras me decía:

  • Traga zorra, cómete toda mi tranca que para eso son las putas como tu.
  • Mmmmmpfffffgggggghhhhh, mmmmmmmmgggggggggg, llllllmmmmm. Era lo único que podía decir yo.
  • Esto y más te mereces, eres una puta desobediente. Me decía mi jefe.

Diossss, estaba a punto de llegar a un orgasmo de nuevo, sólo por comer rabo, pero lo que sucedió después fue increíble. Cuando Ramiro creyó que ya estaba lo suficientemente duro me dice:

  • Quiero que te empines en el sillón con las nalgas lo más paradas que puedas, te bajes el pantalón, la tanga y te abras tu solita las nalgas que de castigo por no venir vestida como la piruja que realmente eres te voy a reventar el culo ahora mismo.
  • No papi, nunca me lo han metido por ahí y las veces que lo han intentado me ha dolido mucho y nunca se ha podido. Contesto yo, pero aun así empiezo a obedecer las órdenes que me da.
  • No has entendido zorra de mierda, vas a hacer lo que se me hinche de los huevos, y si te digo que te voy a encular tú me lo debes agradecer, además veo que de todos modos te empinas, se ve que quieres ser atravesada. Me contesta el de muy mala manera.

Ahí entiendo cual es mi posición, pero a pesar de sentirme humillada también siento que me mojo aún mas, aunque no lo pueda creer me gusta que me hablen así, que me traten como a una zorra, así que me pongo exactamente como me pide mi macho, me termino abriendo yo solita las nalgas y ofreciendo mi agujerito posterior para que haga lo que quiera.

Lo primero que hace es meter dos dedos a mi puchita y regar mis flujos en mi culito, para posteriormente meterme un dedo que a pesar del abundante flujo me duele cuando lo mete y me dice que me relaje que aunque me lo tenga que romper ese día me voy a ir con el culo bien cogido, yo asumo mi posición y recargo mi carita en el sillón y trato de aflojar lo más posible mi culito. Vuelve a regarme con mis propios jugos y ahora me mete dos dedos, naturalmente me duele más, pero empiezo a notar que mi ano empieza a ceder un poco, pues empieza a hacer círculos con sus dedos en mi trasero.  Como me duele bastante muerdo un cojín que tenía al lado y aguanto la arremetida de sus dedos. Realmente me estaba doliendo, sobre todo cuando encima de la invasión de sus dedos me empieza a nalguear y me dice que está muy apretadito mi culito que se nota que soy virgen de ahí, pero que no me preocupara que una semana probando su vergota por el culo haría que me entrara hasta un camión.

Después del tratamiento especial sobre mi culito siento como me escupe en el ojete y la punta de su palote en mi ano y empiezo a sentir presión y un dolor inmenso, pero sé que mi posición es la de putita del jefe, por lo que lo único que hago es morder más duro el cojín y aguantar la embestida; pero a pesar del dolor por mi parte y de la fuerza con la que me trató de perforar el culo mi jefe mi ano no cedió.

Quita la verga de mi trasero y me dice:

  • Tendré que darte un tratamiento un poco más fuerte zorra.
  • Cómo tu quieras papi, pero me está doliendo mucho. Contesto yo.
  • Me vale madre, espero no romperte el culo que no quiero que sangres, pero de que te vas bien clavada por el chiquito, te vas.

Después de esa amenaza vuelve al ataque con sus dedos, pero ahora me mete tres, yo para no gritar del dolor vuelvo a morder mi cojín y a pensar en como el día de ayer me sentí completa sexualmente y me empecé a mojar. Quién sabe cuánto tiempo estuvo trabajándome el culito Ramiro con sus tres dedos, yo sentía como adormecido el ojete, pero en eso dice:

  • Listo, si con esto no te entra la verdura, voy a traer un palo de escoba.
  • Papi, por favor, me duele mucho. Chillo con desesperación.
  • Pues ya tu agujerito se ve lo suficientemente abierto, no te preocupes, es como cuando te desvirgaron, el problema es hoy, ya mañana o pasado rogarás que te ensarte por el culo putilla.

Dicho eso siento de nuevo la punta de su miembro en la entrada de mi trasero, vuelvo a sentir cosquilleo y una presión muy fuerte, y de repente como si algo se rompiera, siento un dolor brutal que me saca mis lagrimitas, yo muerdo el cojín y me aprieto las nalgas con las manos mientras escucho.

  • Diossssssss, que rico se siente tu culito, ya entró la punta de mi verga, ya tienes dentro la cabecita, que rico aprieta tu tremendo culote, que bien se ve comiendo verga.

Acto seguido siento más presión y como si me partieran, me duele mucho, me están saliendo muchas lágrimas, siento escozor en el trasero y como si me metieran algo muy caliente, siento como si el anito se abriera de golpe, mientras escucho.

  • Que bien te ves enculada zorrona, putita mía, aprietas riquísimo, voy a disfrutar mucho enculándote cada que se me hinchen las bolas, ya casi te entra todo reina.

Después de un rato sintiendo como si me partieran, siento las pelotas de Ramiro tocar mis nalgas, no lo puedo creer mi culito se ha comido toda esa reatota, siento un ardor tremendo en mi trasero  aunque me duele como nunca creo que ya es soportable, no me puedo ni mover, siento la estaca de mi macho bien adentro, cuando siento que me la está sacando, siento un ardor terrible como si me hubieran metido chile, mi jefe empieza a culearme, siento que me rompo.

  • Que rico aprieta tu culo de zorra, siento que me exprime la verga, así, que bien, mmmhhhhh, eres mi zorra, mi puta barata, y te vez fantástica empinada como la perra que eres abriéndote bien las nalgas para que un macho como yo te perfore, voy a ser tu macho, si quiero que vengas en pelotas al trabajo lo tienes que hacer, entendido.
  • Mmmmppppfffffggggghhhhhh, mmmmmhhhhhh, si papi, lo que digas. Contesto aún con mis lágrimas y recibiendo tremendo palote por el culo.

En eso Ramiro mientras me sigue clavando por el culo su estaca me toma del cabello y me empieza a montar más salvajemente, a mi me duele muchísimo, sigo llorando del dolor, pero inexplicablemente las palabras de Ramiro me empiezan a calentar, no sabía que se podía sentir placer y dolor al mismo tiempo, me mojaba por todas las peladeces que me decía mi jefe mientras me montaba como si fuera yo una yegua y al mismo tiempo me dolía demasiado como me taladraba el culo.

  • Zorra de mierda recibe mi rabote, diario te voy a culear hasta que se acostumbre, vas a ser la zorra más zorra que he tenido, vas a venir diario a chupar y a que te ensarte por detrás, te voy a llenar el culo de leche, que ricoooooooooooooo.

Siento chorros de la leche de mi macho en mi trasero y primero los siento muy calientes pero después siento un gran alivio, la verdad lo mas placentero fue sentir la lechada de mi jefe en mi culo, se sentía tan bien, tan rico que hasta se me había olvidado el dolor que sentía. Pero cuando me sacó su verga sentí ganas de ir al baño de inmediato, pero él me dijo:

  • Antes de que vayas al baño tienes que limpiarme mi verga con la boca nena.

Me arrodillo y empiezo mi labor, la verdad es que no sabía muy bien, pues sabía mucho a mierda, pero ni modo el macho es él. A pesar del ardor que siento en mi trasero he de decir que me gustó la experiencia.

Obviamente amor mío, cumplí las promesas que le hice a mi jefe, diario iba vestida como putita y el me compró en esa misma semana mucho más ropa, también esa semana solo me dio por el culito, para que aprendiera me decía, la verdad es que a partir de ahí ya no me cuestioné nunca lo que hacía, era completamente de mi jefe y . . .”

Durante todo el relato yo había empezado a acariciarla a tocarla y en estos momentos estábamos cogiendo en la posición del misionero cuando se escucha se celular, como estaba a un lado ella contesta y dice:

  • Bueno.

  • Estoy cogiendo. Responde mi mujer.

  • No como crees, no me llena para nada. Vuelve a decir mi mujer con una tranquilidad infinita aunque estoy esforzándome por darle duro.

  • Porque tu vergota es la más grande que he visto en mi vida papi. Dice de nuevo mi mujer, a pesar de la humillación me empiezo a excitar más y más.

  • Ok, te pongo en el altavoz. Dice mi mujer
  • Hola cornudito, veo que la calentura por haber visto lo zorra que es tu mujer ayer aún no se te pasa, ¿verdad? Dice Ramiro
  • No, aún no se me pasa. Respondo yo.
  • Ok, tu sigue intentando satisfacer a mi zorra, no te quitaré mucho tiempo. -Dice su jefe- Putona, mañana quiero cerrar el trato con Armando, por lo que quiero que te vengas muy sexy, recuerda que él es muy especial, ya sabes que hacer, nos vamos a ir a comer y después cerramos, ya sea ahí mismo y pues si no se puede, plan B, al hotel.
  • Está bien papi, ¿me quieres zorra atrevida o zorra discreta? Pregunta mi mujer.
  • Ya sabes que a Armando le gusta que lo seduzcan, no que se le ofrezcan, trata de venirte de mallones y suéter, así no pareces puta de cabaret, pero si das el mensaje de que quieres verdura. Bueno pirujilla me tengo que ir, nos vemos mañana, Adiós cornudo, en la semana te voy a dar una sorpresa. Click, se escucha que cuelga Ramiro.

Inmediatamente después de que cuelga Ramiro termino en la puchita de mi mujer y le digo:

  • Pinche Brenda, también se las aflojas a los clientes.
  • ¿Qué esperabas después de lo que te conté ayer? Yo sólo uso mis armas femeninas para cerrar contratos. Contesta mi mujer.
  • Armas femeninas, naaaaah, lo que usas es el culo. Le digo yo.
  • Pero si bien que le gusta a mi maridito cornudito saber que me enchufan, si no, no hubieras terminado con la llamada amor.

Continuará. . .