Soy complice de mi esposo.

Admito que lo que sucedió en esa ocasión fue el producto de la caliente liberación de nuestros instintos. Algo totalmente nuevo.

¡Estoy tan emocionada de ver mi primer relato publicado!

¡GRACIAS todorelatos.com!

Que gusto ver en pagina, en la sección de SEXO ANAL, mi primera historia, "Esquivando la moral".

En lo personal creo que publicar historias reales tiene un matíz espacial, ya que este tipo de narraciones nos hacen totalmente terrenales.

Siento que compartir mis vivencias personales me ayudan a romper determinados tabués, como permitír a los lectores entrar hasta el fondo de mi intimidad y compartír con ellos los temores y placeres que me brinda el sexo.

A mis 39 años he pasado por diversas etapas, y en todas ellas siempre he tenido oportunidad de experimentar cosas nuevas. Algunas no han sido de mi total agrado, pero la gran mayoría me han aportado momentos gratificantes dignos de ser repetidos una y otra vez.

Soy una mujer pequeña. Mido 1.54 y delgada. Dificilmente llego a los 48 kgs. Mi tez es apiñonada y mi cabello es castaño. No me considero alguien de una belleza fuera de serie, me califico a mi misma como una mujer normal. Soy casada, mi marido se llama Mauricio y nos conocimos en la preparatoria. Fue precisamente con él con quien me he adentrado en el mundo del sexo. Siempre hemos sido muy respetuosos el uno con el otro, y gracias a esto tenemos una confianza mutua y una especial apertura a la experimentación. Somos conscientes que solo se vive una vez, y que lo único que puede generar arrepentimiento es dejar de hacer lo que se puede hacer. Esa es nuestra filosofía. Mauricio es un hombre grande, mide 1.88, no es especialmente atlético, digamos que es de conplexión normal. No tiene panza y está muy bien dotado. ¡LO AMO!

Nuestra confianza se fue fortaleciendo con los años. Obviamente hemos ido descubriendo nuesros secretos personales de diversas formas, por ejemplo, ahora se que mi marido tiene diversos gustos.

Somos una pareja que nos gusta ausentarnos de vez en cuando, y para ello nos vamos al motel de nuestra preferncia. Nos recluímos un día entero alejados de todo y de todos. Hemos aprendido a llevar un completo abastecimiento de productos; comida, tequila, whiskey, chocolates, refrescos, botana etc. Pero lo más importante es nuesto kit de juguetes sexuales que contienen varios dildos, lubricantes, vibradores y otros juguetitos.

En uno de nuestros acostrumbrados retiros sexuales, justo cuando estabamos en la etapa de la cama, Mauricio sacó de nuestra maleta del kit de juguetes un paquete envuelto con un moño.

  • Un regalo para ti, espero que te guste.-Me dijo con voz pícara.

Lo abrí inmediatamente, mis manos siempre tiemblan con los regalos, y más cuando son sorpresas. Al retirar la envoltura descubrí un vibrador nuevo, un diseño que no estaba en nuestra colección. ¿Cómo describírlo?, era un consolador de aproximadamente 30 cm que en un extremo tenía la punta, normal, y en el otro una perilla de un tamaño generoso. Al verlo de perfíl mostraba una forma de "L"

-¿Y esto? ¿cómo funciona? - pregunte con cara de "what"

-¿Te gusta? - me pregunto mi marido

-Pues si, siempre me gustan los regalos, pero explicamelo.

-¡Muy bien!, mira- explicaba- es un dildo que tiene doble función; darte placer a ti, y a tu pareja.

-¿Cómo es eso? -ya veía venir la propuesta de Mauricio

Tomo el juguete y lo lubrico muy bien. Después me indico que me arrodillara sobre la cama manteniendo mi epalda recta, que separara mis piernas e introdujo la perilla que el dildo tenia en el extremo dentro de mi vagina. Obviamente emití en ligero gemido, pues el artilugio estaba diseñado para entrar forzadito, y una vez dentro no saliera tan facilmente. El resto del dildo tomaba el rol de un falo que salía por de bajo de mi pubis. parecia que tenía una verga de 30 centimetros para penetrar a quien se pusiera en frente. Mauricio encendió el juguete que inmedaamente empezó a vibrar a una velocidad increíble. La perilla rebotaba en mis paredes interiores, la parte que pasaba por mi clitoris lo estimulaba, y el resto del dildo parecia cobrar vida. ¡QUE PLACER!

-¿Qué te parece tu nuevo juguete? - me pregunto Mauricio.

-¡ME ENCANTA!- respondí mientras las vibraciones se apoderaban de mi.

Nos besamos largamente mientras el objeto hacía su mágia. Mauricio manipulaba el aparato con la intención de que me proporcionara más placer, y al parecer esto bastaba para que él mantuviera una erección descomunal. Su tranca se veía fuerte, dura y las venas sobresalían. Empuje a mi pareja sobre la cama para que cayera sobre su espalda. Me incline sobre aquel miembro  y lo introduje en mi boca. Con mi mano derecha sujetaba el dildo para que no abandonara mi vagina, la cual ya estaba escurriendo con mis fluidos, y con la otra mano tome la base de la verga de Mauricio. La empece a absorber como si en ello me fuera la vida. Podía sentir pequeñísimos chorros de líquido preseminal que lanzaba, ¡me fascinan!, mientras me masturbaba con mi regalo.

Conozco a Mauricio. Se que ese regalo me lo hizo porque quiere verme en acción con mi amiga Marisa, de quien les platicaré en otra cocasión.  No soy tonta, leí sus intenciones, pero mi amado recibiría una sorpresa que no esperaba.

Cuando su verga estaba a punto reventar por el oral que le estaba aplicando, suspendí la tarea dejandola totalmente bañada en mi saliva, me gire dandole la espalda, y sin sacame la perila que vibraba a su máxima velocidad dentro de mi vagina, me senté sobre aquel tolete que entró en mi ano sin piedad. Fue tal la forma en que me deje caer que me ensarto de golpe. ¡AHHHHHGGGGGGGG! gemí descontroladamente. Sentí la cabeza abriendose camino por mi colón hasta que mis nalgas toparon con la ingle de Mauricio. Se que él alcanzaba a percibir las vibraciones del dildo que llegaban hasta mi esfinter y de ahí se pasaban a su verga. Se puso loco de placer. Me tomo de la cintura y me atraía a él. ¡Ahora es cuando!-pensé- me retiré de golpe sacando aquel descomunal y duro tronco de mi ano, tome el tubo de aceite lubricante , me gire hacía mi marido que estaba boca arriba, empuje sus rodillas hacía su pecho de tal forma que ahora su culo fuera el que qudara al aire, y le deje caer una buena cantidad de lubricante en el ano. Le introduje primero un dedo, después dos y al cabo de un momento cuando sentí que podía resistir, embarre el exedente de aceite en el dildo que aún vibraba con fuerza. Me llamo mucho la atención de que Mauricio no me cuestionara, ni me refutara lo que planeaba hacer. De hecho no se nego, sólo cerro los ojos, dio un suspiro y empezo a recibir en su culo los 30 centimetros de regalo, ahora de mi para él.

Su culo se recistía a recibir todo el juguete, pero él estaba estóico, no decia nada, solo su color aumentaba a un rojo que proyectaba placer y dolor mezclados. Yo recargaba todo mi cuerpo para evitar que aquella verga artificial abandonara el camino, y al mismo tiempo apretaba mi vagina para mantener la perilla dentro de ella. Mauricio se comio todo el juguete, lo disfrutaba. Mi deber, ahora, era hacer el papel de macho. Tenía a mi "mujercita", Mauricio, abierta de piernas frente a mi, y la estaba penetrando con mi gran verga de 30 centimetros, ¡era alucinante! ¿Qué dirá Marisa cuando le platique?

Inicié la rutina de sacar lentamente el dildo, y de metérselo de golpe, una y otra vez, repetidamente. Pude notar que el dolor de mi marido se transformo en placer. De repente paso algo que no me esperaba; ¡Mauricio empezó a eyacular! ¡Se estaba viniendo sin ninguna estimulación en su verga! ¡se combusionaba en debido a un GRAN orgasmo! Su leche caía sobre su pecho, estómago y ombligo, mientras el gemia. Más tarde supe que esto se debía a la estimulación que recibe la próstata.  No pude evitar mojar mi mano en aquel semen y llevarlo hasta su boca, como tampoco pude evitar besarlo y beber aquel líquido caliente, esta acción provoco mi propio orgasmo. Sentí como escurría por mi coño los liquidos vaginales contenidos . ¡QUE MARAVILLA! Caí sobre su pecho y el semen que aún quedaba en él. Así  permanesimos un buen rato, descansando.

Admito que lo que sucedió en esa ocasión fue el producto de la caliente liberación de nuestros instintos. Algo totalmente nuevo.

Abandonamos el motel, y camino a casa le pregunte:

  • ¿Alguna vez habías pensado que te penetraría?

Su respuesta me sorprendió:

  • Siempre lo deseé. De hecho siempre lo he deseado. Muchas veces he fantaseado con que soy penetrado. De hecho me gustaría una verga real, aunqué nunca me he atrevido. Es por esa razón que te hice ese regalo. Tenía planeado pedirtelo, pero tu iniciativa me ganó. Estoy feliz de que ahora lo sepas y lo hayas disfrutado tanto como yo.

Cuando llegamos a casa, lleno de temor y angustia, Mauricio me confeso que desde joven se ha sentido atraído por hombre y mujeres. Que en algún momento de su vida, antes de conocerme, tuvo una experiencia homosexual con un amigo de él, pero que solo fueron un par de ocasiones, y que nunca más lo había repetido. También me comento que muchas veces, cuando se masturba, se estimula con nuestros dildos.

Estoy agradecida con él por haber tenído la confianza de salír del closet conmigo.

Después de esta revelación amo más a mi marido. Me ha abierto una  puerta nueva la placer, y sabe que tiene en mi una complice.

Espero sus comentarios