¿Soy camarera de hotel o una puta? (2)

Me senté en esa cama, con ese chico, que por la edad casi podía ser mi hijo, desnudo debajo de la sábana, masturbándose y mirándome a los ojos......

Me senté en esa cama, con ese chico, que por la edad casi podía ser mi hijo, desnudo debajo de la sábana, masturbándose y mirándome a los ojos. La situación era de lo más morbosa, yo estaba ya empapada, lo notaba en mis bragas, así que cerré fuerte las piernas porque tenía miedo de mojar la cama.

Lentamente retiré la sabana que cubría su bulto y este se quedó a 30 centímetros de mi cara, duro, con el capullo brillante y con unas gotitas que asomaban un poco por la punta.

-          Tú relájate y déjame a mi

Me sorprendía a mi misma, no imaginaba que yo, con mi edad y mi situación, podría decir eso en ese mismo momento, pero es que no era yo, algo me había poseído.

Retiré su mano y, despacio, abarqué el tronco de carne caliente,  hinchada y suave, muy suave. El chico soltó un gemido al sentir mi mano abarcando su polla. Era magnifica, perfecta, poderosa.

Empecé a moverla arriba y abajo, abajo a arriba, despacio, a veces llegaba hasta arriba y con el pulgar presionaba su glande restregando por el la gotita de excitación que manaba de allí. Mis ojos estaban fijos en esa preciosa polla, con la boca entreabierta y fijándome en todos sus pliegues. El chico gemía y suspiraba

-          Así, así por favor….uffff…..sigue por favor…

-          Si  – atiné a decir con un hilo de voz

Aquello se ponía más duro si cabe, palpitaba, parecía que tenía el corazón ahí dentro. En ese momento noté la mano del chico que se posaba en mi espalda por encima de mi uniforme y me acariciaba. Lo que me faltaba. Siguió acariciando hasta que llegó a mi cuello   y presionó un poco hacia abajo. Estaba claro, quería que se la chupara y yo, que estaba como una perra en celo no lo iba a impedir. Le dije:

-          Quieres….quieres que te la chupe un poco?

-          Ssss, si, si

-          Seguro? Esto parece a punto de estallar..

-          Si, por favor, chúpamela, chúpamela

Bajé la cabeza, abrí mi boca y la metí poco a poco dentro saboreando ese capullo deslizándose por mis labios y paladar. Empecé a hacerle una mamada lenta, disfrutaba igual que él después de tanto tiempo sin tener una polla en mi boca y me propuse hacerlo bien. No podía más y metí mi otra mano por la falda, aparté un poco mis bragas y empecé a acariciarme los labios y el clítoris casi al mismo ritmo que chupaba esa maravilla.

El chico se agitaba, la mamada era larga y profunda, como una buena puta en la que me había convertido me ayudaba con la mano acariciando sus huevos, depilados. Me moría de gusto saberme así.

Al cabo de dos minutos me dijo:

-          Me voy a correr….me corro….aparta la boca

Ni de coña, lo quería todo, así que aceleré. Cada vez más rápido, más y más hasta que gimiendo fuerte y cogiéndome la nuca se corrió a borbotones.

No daba a basto a tragar tanta leche, bendita juventud, era una fuente. Se desparramaba parte por las comisuras de mis labios pero es que LA QUERÍA TODA. Al mismo tiempo me corrí yo, con espasmos, como hacía mucho que no me pasaba.

Retiré la cabeza, me limpié la boca y le dije poniendo voz de puta rastrera.

-          Más tranquilo ya? Está mejor mi niño?

Él me sonrió jadeando aún y asintió con la cabeza a la vez que alargaba la mano para abarcarme una de las tetas por encima del uniforme

-          Si, ha sido genial, fabuloso. Pero me temo que….querremos más.

-          Querremos?

Me miró y a continuación desvió la mirada hacia la puerta de la habitación. Volví la cabeza y vi a su compañero de habitación que había entrado mientras estábamos en la cama, sin ruido, sin darme cuenta. Estaba apoyado en la pared acariciándose por encima de la bragueta.

-Si, querremos. Los dos. Y me da la impresión de que tú también quieres.

Me quedé bloqueada mirando a uno y a otro y-----suspiré.

(Continuará)