Sospechas y certezas (8)

María Elizabeth Morandi, la paz en aquellos meses.

(8) – María Elizabeth Morandi, la paz en aquellos meses.

Una de las tardes en que me quedaba en el bar de Cacho, en un momento que solo estaba yo, María se acercó para tomarme el pedido, un sándwich y una cerveza.

Cuando volvió con el pedido se sentó un momento y me pregunto:

-MARIA: Perdón Gabriel, ¿te podré preguntar algo? Espero que no lo tomes como una intromisión.

-GABRIEL: Si, claro María, lo que quieras.

-MARIA: Hace tiempo que veo que al salir del trabajo, te quedás bastante rato acá, ¿pasó algo?

-GABRIEL: En verdad, si María, pasó! Desde fines de marzo me separé de mi esposa.

-MARIA: Uh, perdón! Pensé que eran cuestiones del trabajo! No quería meterme en tu vida, perdón!

-GABRIEL: No pasa nada María, tranquila. Es más, a fin del mes pasado, se terminó el divorcio.

-MARIA: Muy complicado entonces!

-GABRIEL: La verdad, no me lo esperaba, yo creyendo que todo estaba bien y de buenas a primeras, me reconoce que me había sido infiel, y no una vez, varias! Y para colmo de males, me recriminó que yo le había sido infiel y me recontra puteó. Pero bueno, ya va para cuatro meses y estoy tratando de remontarla.

-MARIA: Me imagino cómo te sentiste!

-GABRIEL: No sé si fue la última, pero un viernes volví a casa porque había olvidado algo y los vi, con mis propios ojos, en mi cama!

-MARIA: Ay Gabriel! ¿Y qué pasó?

-GABRIEL: ¿Ese día? Nada, no pude hacer nada y me fui! La verdad me arrepiento, tendría que haberlos enfrentado!

-MARIA: Ay mi Dios!

-GABRIEL: Pero bueno, la verdad, trato todo el tiempo de seguir adelante.

-MARIA: ¿Y dónde estás viviendo?

-GABRIEL: Desde que me fui, estuve un par de semanas en el departamento de un amigo, hasta que encontré uno por acá cerca, es chiquito, pero para mí está bien, tampoco tengo nada, por suerte tiene cocina, heladera y un placard, solo me compré una cama y un colchón.

-MARIA: ¿No volviste a hablar con tu esposa? Perdón ex esposa.

-GABRIEL: No la volví a ver, y no quise, ni pude leer sus mensajes o escuchar sus audios. Es más cambié de teléfono.

-MARIA: Qué macana Gabriel, la verdad lo siento por vos! Bueno te dejo que entró gente y tengo que atender. Cuando quieras podemos seguir charlando.

-GABRIEL: Si claro María. Gracias!

Esto último se lo dije con cara de agradecimiento y una pequeña sonrisa.

A partir de ese día, muchas veces por las tardes, en los momentos en que no había gente, se sentaba en mi mesa y charlábamos un rato. Me contó un poco de su vida y yo le contaba de la mía o de lo que quedaba de ella.

Está separada hace cuatro años del padre de sus dos hijas, Sofía de nueve y Malena de siete, ambas iban al mismo colegio con jornada extendida hasta las cuatro de la tarde. A pesar de conocerla hace tanto tiempo, nunca habíamos hablado y realmente me pareció una chica muy agradable y centrada.

Una tarde al salir del Ministerio, pasé por el bar a tomar un café y luego iba a comprarme algo más de ropa.

Mientras tomaba el café sentado en la barra del bar, escuché a María hablar por teléfono, un tanto alterada, al cortar, le dijo a Cacho que necesitaba salir, que una de sus hijas se había tenido un accidente en la escuela, que la habían llevado al hospital, aparentemente se había fracturado una pierna. Vi a María muy nerviosa tomar su cartera y salir apurada:

-GABRIEL: María, ¿pasó algo?

-MARIA: Sofía se cayó y la llevaron al hospital

-GABRIEL: Vamos que te llevo!

-MARIA: Ay Gracias Gabi!

Fuimos hasta el auto y le pregunté en que hospital estaba, me dijo y salimos. María lloraba sin parar, le tomé la mano y traté de tranquilizarla

-GABRIEL: Tranquila María! Es solo una caída, si se fracturó solo serán unos días de yeso, tranquila!

-MARIA: Es que nunca les pasó nada!

Llegamos a la guardia del hospital y María bajó corriendo, la recibieron y le indicaron que le estaban haciendo una placa, que aparentemente no había fractura, que quizás sea un esguince. A Sofía la había llevado hasta allí una de las maestras llamada Soledad, nos presentamos y seguimos charlando mientras volvía María.

Se hacía la hora en que Malena saldría y le dije a María, que yo podía ir a buscarla y luego volver. María habló con Soledad y ésta llamó a la directora del colegio. Al cortar, le dijo a María que dada la situación, se podía hacer la excepción y que yo la retirara, pero Soledad me pidió sacarme una foto y sacarle una foto a mi documento, para enviarle a la directora del colegio.

Me presenté en el colegio veinte minutos antes del horario de salida, sabía que a esa hora suele ser un revuelo de gente. Pedí hablar con la directora, diciendo que venía a retirar a Malena Garrido.

Vino la directora con cara de pocos amigos, sacó su teléfono, lo miró, me miró a mí y me pidió el documento, al corroborarlo todo, estuvo algo más simpática.

-DIRECTORA: Disculpe señor, es regla de colegio que ninguna persona que no esté autorizada por escrito y por anticipado, pueda retirar a un alumno, pero en esta ocasión, dada las circunstancias, podrá retirarla.

Llegó la hora de salida y viene Malena con su maestra, me saludan y yo le explico a Malena que soy amigo de su mamá y que vamos a ir con ella al hospital, le pido a la señorita la mochila de Sofía y nos fuimos. Pasamos por un kiosco y le pregunté que le gustaría comer, me miró con una sonrisa y me dijo, un alfajor. Compramos un alfajor y un jugo para cada una y subimos al auto.

Llegamos al hospital, entramos y nos encontramos con María conversando con Soledad y Malena corrió a saludar a su madre.

-MARIA: Gracias Gabi!

-GABRIEL: ¿Qué pasó con Sofía?

-MARIA: Por suerte no es fractura, es un esguince, le van a poner una botita para inmovilizar el tobillo.

-GABRIEL: Qué bueno!

Un rato después, salió Sofía de un consultorio en una silla de ruedas y una bota en su pie.

Fui a buscar el auto y subimos, llevé en andas a Sofía y la senté en el asiento trasero junto a Malena y le coloqué los cinturones. María conversaba con Soledad y le pregunté:

-GABRIEL: Soledad ¿tenés que volver al colegio? Vamos que te llevo!

-SOLEDAD: No, gracias, voy para casa y ya le avisé a mi marido y me viene a buscar.

-GABRIEL: ¿Seguro? Mirá que no tengo problema!

-SOLEDAD: Si, gracias, ya está viniendo.

Nos despedimos, le pedí su dirección a María y salimos

-MARIA: Muchas gracias Gabi!

-GABRIEL: No hay nada que agradecer mujer!

-MARIA: Voy a tener que hablar con Cacho para pedirle unos días, por dos semanas no puede ir a la escuela, el tema es que ya me tomé las vacaciones.

-GABRIEL: No va a tener problema!

-MARIA: Gabi, un favor más, tengo que comprar unos medicamentos para Sofía y necesitaría pasar por un cajero.

-GABRIEL: Yo tengo María, en otro momento sacás, ahora paramos en una farmacia.

-MARIA: Ay Gabi, ya hiciste mucho!

-GABRIEL: Después María, no hay problema, después!

Paramos en una farmacia, bajé a comprar los remedios y seguimos hasta su casa. Al llegar María bajó las mochilas y yo cargué a Sofía por el pasillo hasta el departamento.

Saludé a las chicas que quedaron en el sillón viendo televisión y María me acompaño hasta el auto.

Antes de subir le dejé dinero por si necesitaba comprar algo.

-MARIA: ¿Cómo te voy a agradecer todo esto Gabi?

-GABRIEL: Con un abrazo basta!

Y me dio un abrazo bien apretado y un beso en la mejilla.

-GABRIEL: Si necesitás que lleve o vaya a buscar a Malena al colegio, me avisás!

Me fui para casa, un poco más alegre, por un rato había dejado de lado la angustia de esos días.

Seguimos en contacto por teléfono para saber de Sofía. Una semana después, volví a verla en el bar de Cacho y me dijo que el papá de las nenas, había tomado una semana de vacaciones y se quedaban con él esa semana.

-MARIA: Ya sé como agradecerte! ¿Tenés planes para el viernes?

-GABRIEL: Solo cerveza y series

-MARIA: ¿Te puedo invitar a cenar?

-GABRIEL: Claro que sí!

-MARIA: ¿Qué te gustaría que te cocine?

-GABRIEL: Lo que vos digas María, a mi me gusta todo!

-MARIA: Decime algo que te guste y que hace mucho que no comés!

-GABRIEL: Mmm! Dejame pensar… ya se! Pastel de papa!

-MARIA: Perfecto! Te espero el viernes con pastel de papa!

-GABRIEL: Perfecto! Ahí estaré!

Llegó el viernes y como a las seis le mandé un mensaje preguntándole que llevaba para tomar y si llevaba algo de postre.

MARIA: Nada Gabi! Tengo vino y cerveza, los que prefieras, y preparé postre también!

-GABRIEL: Ah, pero te cocinaste todo! ¿a qué hora voy?

-MARIA: Vení cuando quieras!

-GABRIEL: Ocho y media estoy ahí!

-MARIA: Bárbaro, te espero!

Me daba vergüenza caer con las manos vacías y se me ocurrió comprar una botella de champagne.

A las ocho y media puntual, toqué el timbre de su casa, abrió la puerta y recorrí el pasillo hasta su departamento, al llegar me sorprendí de verla, en tanto tiempo de conocerla nunca la había visto arreglada, tenía una pollera amplia azul hasta las rodillas y una remera celeste con dibujos, unas sandalias blancas, el pelo recogido y maquillada levemente, estaba realmente hermosa y así vestida se notaba el contorno de su cuerpo. María era bastante más baja que yo, pero nunca había notado el tamaño de sus pechos, ni su pequeña cintura, ni sus caderas. Al llegar a su puerta estiré mi mano y serio  le dije:

-GABRIEL: Mucho gusto señorita, yo soy Gabriel, ¿María se encuentra?

Y sonrojándose me dijo:

-MARIA: Ay tarado! Me hacés poner colorada! Hoy me vestí de mujer!

Y sonriendo me hizo pasar y decidí hacerle un cumplido:

-GABRIEL: Estás hermosa vestida de mujer!

-MARIA: Basta Gabi, que me voy a poner como un tomate!

Entramos, le di la botella de champagne y me preguntó que quería tomar:

-GABRIEL: Lo que vos quieras tomar María!

-MARIA: ¿Cerveza?

-GABRIEL: Claro que sí, ya hace tiempo que el médico me lo recetó.

Se rió, trajo una cerveza y dos vasos, volvió a la cocina y trajo un plato con queso, aceitunas y otras cosas para picar mientras se calentaba el pastel de papa.

La cena estuvo realmente espléndida, conversar con María me encantaba, tocábamos cualquier tema y siempre me resultaba interesante su manera de pensar y de ver las cosas.

Ya por la segunda botella de cerveza, hablamos de mi separación y de cómo me sentía, también hablamos de la suya y se me dio por preguntarle si no se había relacionado con ningún hombre desde su separación:

-MARIA: La verdad es que me aboqué a las chicas y al trabajo, trato de estar todo el tiempo con ellas y eso me demanda todo el día, los fines de semana que están con su papá, son los días en que me puedo levantar más tarde, descansar un poco y dedicarme un poco a mí, pero ya le perdí el ritmo a salir y volver tarde y esas cosas.

-GABRIEL: Pero sos una hermosa mujer y muy joven todavía!

-MARIA: No estoy cerrada a una nueva relación, pero con mi ritmo de vida, se complica conocer gente, quizás cuando las chicas sean más grandes y más independientes.

Trajo el postre, un flan casero con dulce de leche que estaba para chuparse los dedos, la botella de champagne y dos copas.

Lo destapé, serví las copas y brindamos por la amistad.

Seguimos conversando de todo, la verdad me encantaba hablar con ella, miré mi teléfono y ya eran casi las tres de la mañana, el tiempo se me había pasado sin darme cuenta.

Seguimos conversando hasta terminarnos a botella y pasadas las cuatro y media, le dije que me iba, que ya era muy tarde.

Juntamos y ordenamos todo y me acompañó hasta la puerta:

-GABREIL: Gracias por todo María, me encantó la cena y me encantó charlar con vos, me parecés una mina bárbara!

-MARIA: Ay gracias! A mí también me encantó este encuentro, espero que se repita!

-GABRIEL: Caro que sí!

Nos saludamos con un hermoso abrazo y un beso en las mejillas, subí a mi auto y antes de arrancar, la saludé con la mano y esperé que entrara a su casa.

Me fui con una tranquilidad que hacía tiempo no sentía, pasar ese tiempo con María me había devuelto cierta paz interior que me hacía falta.

Después de ese primer encuentro, comenzamos a cenar juntos los viernes que sus hijas iban a casa de su padre. Cada vez teníamos más confianza y la verdad nos tratábamos como si fuéramos amigos de años.

A fines de agosto, el veintinueve, era mi cumpleaños, durante el día, me saludaron por teléfono y por las redes sociales un montón de personas, a media mañana, me llamó mi amigo Hernán desde Montevideo, a la tarde me llamó Ruben desde Miami y los amigos de pádel en el grupo de whatsapp. Al salir del Ministerio, nos encontramos con Javier, mi hijo, y pasamos la tarde charlando en un café, hace unos meses, empezó a trabajar en una agencia de remís como operador, quería trabajar y el novio de su madre le consiguió ese trabajo en la agencia, cubre el horario de seis de la tarde a seis de la mañana lo viernes, sábados y domingos, y ese viernes le tocaba trabajar. Me prometió que cuando cobrara, me haría un regalo y yo le dije que no era necesario, pasar esa tarde juntos era el mejor regalo. Lo llevé hasta la agencia y me fui para casa, llegué a casa a las seis y media de la tarde, mientras tomaba unos mates, me puse a contestar unos saludos en Facebook cuando vi una publicación de Mora en su perfil, un fondo de color bordó con las letras “FCAM” en blanco, se me ocurrió intentar buscar el significado que esas letras, ¿significaría Feliz Cumpleaños Amor Mío?, ¿Feliz Cumpleaños Al Mentiroso? O quizás Forro Cagón Anterior Marido. Me reía solo de mis estupideces y el tema quedó ahí, me puse a pensar que podía cenar cuando sonó mi teléfono, era María

-MARIA: Hola Gabi! Feliz cumpleaños!

-GABRIEL: Muchas gracias María!

-MARIA: ¿Cómo está tu agenda para esta noche?

-GABRIEL: Nada para hoy María, justo estaba pensando que cenar

-MARIA: Perfecto a las nueve te espero en casa!

-GABRIEL: ¿Cómo?

-MARIA: Te espero para cenar en casa, no vas a cenar solo el día de tu cumpleaños!

-GABRIEL: Sos terrible María! ¿Y las chicas?

-MARIA: están con el padre, le dije si le podía cambiar el día que tenía el cumpleaños de un amigo.

-GABRIEL: Sos loca María! Está bien, ¿Qué llevo?

-MARIA: Nada! Venís vos nada más!

A las nueve en punto estaba en su casa, me abrió y caminé el pasillo hasta su puerta, al llegar, veo un cartel con dos globos en la puerta que decía “FELIZ CUMPLE GABI”.

Me abrió y no pude más que sorprenderme, tenía un vestido blanco, bastante por sobre las rodillas, unas sandalias blancas de taco y estaba maquillada hermosamente, sus ojos delineados y los labios pintados, estaba hermosa y se lo dije.

-GABRIEL: Guauuu María! Estás hermosa! Si sabía me ponía un traje!

-MARIA: Gracias caballero! Pase usted.

Pasé y al cerrar la puerta me dio un hermoso abrazo, un beso largo en la mejilla y me cantó el feliz cumpleaños. Realmente no me lo esperaba.

La mesa estaba puesta, un mantel blanco, copas y diferentes platos con un montón de cosas, bocaditos salados, sándwiches de miga, algunos fiambres cortados, canapés y cosas de copetín.

Me sorprendió todo aquello y María tenía esa sonrisa de niño con juguete nuevo, estaba radiante y yo me sentí muy alagado.

-GABRIEL: ¿Y todo esto?

-MARIA: Todo hecho por estas manitos.

Cómo sin quererlo me salió abrazarla y agradecerle este hermoso gesto.

MARIA: ¿Vino o cerveza?

-GABRIEL: Por mí cerveza, es mi fiel amiga!

-MARIA: Por mí también!

Sirvió dos copas y brindamos por mi cumpleaños, la verdad es que me sentía muy a gusto estando allí.

Nos sentamos a comer y a charlar como siempre, le agradecí todo lo que había preparado, cada vez me gustaba más pasar tiempo con ella. Terminamos la botella y trajo otra y seguimos hablando y riéndonos y llegó la tercera.

María juntó la mesa y volvió de la cocina con una pequeña torta con una vela encendida y cantándome el feliz cumpleaños nuevamente, la apoyó en la mesa y me dijo:

-MARIA: Pedí un deseo!

Y como si me estuviera leyendo la mente me dijo:

-MARIA: Dale, pedilo, no seas tonto, pedilo que se te va a cumplir!

Y soplé la vela. María se fue un momento y volvió con una bolsa, estiró su mano y me la entregó

-GABRIEL: No hacía falta un regalo María! Ya me diste uno hermoso!

-MARIA: Claro que sí, es pequeño, pero es lo que pude comprarte.

Abrí la bolsa y dentro tenía una remera azul con unas leyendas en blanco y gris, era hermosa y me salió darle otro abrazo para agradecerle casi al oído.

-MARIA: Te lo merecés, no quería que pasaras solo tu cumple!

-GABRIEL: Muchas gracias María! La verdad es que fue un día de cumpleaños bastante raro, pero por suerte terminó maravillosamente.

Me pareció notar cierto brillo en su mirada y me pregunté si acaso se estaba enamorando de mí, María era realmente una hermosa mujer y hermosa persona, pero yo no tenía corazón que ofrecerle, todavía seguía pensando en Mora cada día, en cada momento, no la podía sacar de mi cabeza y menos aún de mi corazón.

Seguimos tomando cerveza, escuchando música y riéndonos de cualquier cosa. Cerca de las dos de la mañana, María juntaba todo y me pareció notarla rara. ?será el alcohol? pensé.

Volvió a llenar las dos copas de cerveza y se sentó a mi lado en el sillón, la notaba como que me quería decir algo y no se atrevía.

Hablamos un momento más y mirándola a los ojos le dije:

-GABRIEL: Cuando soplé la velita, creo que me estabas leyendo la mente, y ahora yo te la estoy leyendo, decilo, dale, no tengas miedo!

-MARIA: ¿Cómo te diste cuenta, se me nota?

-GABRIEL: Tu expresión, te noto como nerviosa, cómo inquieta.

-MARIA: Es que estoy nerviosa!

-GABRIEL: Tranquila, respirá hondo y decilo!

Hizo una pausa, me miró fijamente a los ojos y me dijo con una voz dulce y tímida:

-MARIA: Gabi, te quería preguntar si….

Mirándola con ternura y casi susurrando le djie.

-GABRIEL: Dale…

-MARIA: Te quería preguntar si quisieras quedarte a pasar la noche conmigo.

La miré con ternura, la tomé suavemente de la cabeza acercándome sin dejar de mirarla a los ojos y le dije:

-GABRIEL: Por supuesto que si María, en este momento nada me haría más feliz.

Y me acerqué lentamente y besé sus labios, entrecerró los ojos y nos besamos lentamente, dulcemente, nuestras bocas se abrieron y nuestras lengua hicieron contacto. Me tomó por la nuca y acariciaba mi cabeza. Fue un beso hermoso, largo, y sobre el final, apasionado. Noté inmediatamente como mi cuerpo reaccionaba a ese beso, mi erección no se detenía, volvimos a besarnos pero esta vez nuestros cuerpos se juntaron, pude sentir sus tetas contra mi pecho y su respiración más agitada. Hacía meses que no me sentía así y María mucho más tiempo supongo, quería que disfrutara esa noche, tanto como la iba a disfrutar yo.

María se levantó del sillón, estiró su mano para que yo la tomara y me pusiera de pie, me puse un poco nervioso, al parame, se me iba a notar la terrible erección que tenía, pero de todas formas me paré. Mora se sonrió pícaramente al ver mi bulto y caminamos hasta su habitación.

Parados junto a su cama, nos volvimos a besar, cada beso era más apasionado, ya nuestras lenguas jugaban sin reparos, me senté en la cama y la tomé de las caderas acercándola a mí, comencé a desprender cada botón de su vestido desde arriba hacia abajo, mirándola a los ojos, cuando llegué al último, abrí un poco el vestido y pude ver el hermoso conjunto de encaje blanco. Estiré mis manos hasta sus hombros y fui abriendo el vestido hasta que cayó por su espalda hasta el piso.

Su cuerpo era realmente hermoso, sus tetas no muy grandes, una pequeña pancita y una hermosas caderas. Acerqué mi boca a su panza y empecé a besarla suavemente, subiendo y bajando, mientras ella entremezclaba sus dedos con mis cabellos, pasé mis manos por sus caderas y le acaricié el culo, subí tocando suavemente su espalda hasta llegar al broche del corpiño, lo abrí lentamente y corriendo los breteles, lo saqué hacia adelante, dejando a mi vista sus preciosas tetas y sus erectos pezones.

Estiró sus manos hasta la parte de debajo de mi remera y tiró hacia arriba para sacarla, y yo levanté mis brazos para permitírselo, apoyó sus manos en mis hombros y empujó suavemente, como para que me recostara, y así lo hice. Desabrochó el cinturón, bajó el cierre y tomando mi jean desde los costados lo comenzó a bajar, yo levanté un poco el cuerpo para facilitar la maniobra, al llegar a los tobillos, desató mis zapatillas, me las quitó y sacó el pantalón. Mi erección quedó frente a sus ojos, subió acariciándome las piernas hasta el comienzo del bóxer y lo bajó liberándome el pene, que estaba en su máxima expresión. Volvió a subir acariciándome las piernas y al llegar a mi pene los tomó con ambas manos y lo acarició lentamente, yo estaba recostado con los codos apoyados en la cama, no me quería perder detalle de sus movimientos, se paró entre mis pierna y con las suyas hizo un movimiento para que yo separar las mías, se agachó quedando a centímetros de mi pija y mirándome a los ojos se la metió en la boca.

La chupó suave, lento, mientras su mano subía y bajaba por el tronco y yo estaba en la estratosfera, hacía tanto tiempo que no tenía relaciones que creí que no aguantaría mucho.

Se la sacó de la boca sin dejar de pajearla suavemente, por primera vez veía en María esa mirada de deseo, me enderecé, la tomé de la cadera y la traje hacia mí, la rodeé por las caderas besando su vientre y acariciando su culo, con ambas manos, tomé por los costados, el elástico de su tanguita y comencé a bajarla lentamente hasta sus rodillas, de ahí al piso cayeron solas. Desabroché sus sandalias y ya completamente desnuda la recosté en la cama mientras la besaba.

Quedó boca arriba y empecé a besar todo su cuerpo, lamí sus tetas haciendo círculos con la lengua hasta llegar a sus pezones, los lamí, los chupé y los mordisqueé suavemente, sentía sus gemidos y sus caricias en mi cabeza.

Fui bajando hasta llegar a sus prolijos y recortados pelitos, que recorrí con la lengua hasta llegar a su conchita, la lamí desde afuera hacia su interior sin dejar lugar por recorrer hasta llegar a su clítoris, estaba empapada y su olor a hembra en celo me calentaba aun más.

Le lamí el clítoris un par de minutos hasta que me sorprendió un terrible orgasmo que la hizo temblar, sacudirse y cerrar levemente las piernas.

Me acosté junto a ella para besarla y dejarla recuperarse y le dije al oído:

-GABRIEL: Que locura! Qué hermosa mujer sos! Que brutalidad de orgasmo me diste!

-MARIA: Ay Gabi! Cuánto lo necesitaba! Cuánto hacía que no sentía esto!

Volvía besar sus tetas y me fui colocando encima de su cuerpo lentamente, pasando la pija por su pierna en dirección a su sexo. Y recordé!

-GABRIEL: María no tengo preservativos!

-MARIA: No hace falta Gabi, te quiero sentir así, y tomo pastillas.

Separó lentamente sus piernas para darme lugar a colocarme entre ellas, froté mi glande por su entrada y comencé a empujar lentamente, estaba tan mojada que se abría paso sin problemas. Cada vez más adentro hasta que nuestros cuerpos se pegaron, y ahí empecé a bombeara lentamente, mi pija salía hasta la mitad y volvía a entrar acelerando lentamente el ritmo, sus manos me rodeaban y sus tetas se pegaban a mi cuerpo. Bajó sus manos hasta mi culo y me empujaba acompañando mis penetraciones.

Luego de un momento empezó a marcar el ritmo con sus manos y empecé a acelerar las embestidas y en el momento que sentí sus manos apretar mi culo, estalló en otro tremendo orgasmo. Rodeo mi cuello con sus manos y podía escuchar sus gemidos de placer. Bajé un poco el ritmo mientras la besaba, pero solo por un momento, luego volví a acelerar y casi al momento tuvo otro orgasmo delicioso. Me pidió que me salga, no entendía, pero así lo hice. Me pidió que me acostara boca arriba, apoyó sus rodillas una a cada lado de mi cuerpo y acertando mi pija en su entrada, se fue ensartando ella sola hasta tenerla toda adentro, subía y bajaba, se movía hacia adelante y atrás, en círculos sobre mí, y yo estaba a punto de acabar y se lo dije.

-GABRIEL: María, voy a acabar!

-MARIA: Y yo también!

Y acelerando su cabalgata, le acabé entre gemidos, al tiempo que sentía sus temblores.

Apoyó su cuerpo sobre mi pecho, mientras mi pija se iba achicando después de semejante acabada, terminó por salirse y ella extendió sus piernas acostándose, con su cuerpo pegado al mío.

Me besó y me dijo:

-MARIA: Fue tremendo Gabi! Es la primera vez en la vida que tengo cuatro orgasmos en una relación!

Nunca creí que fuera capaz!

-GABRIEL: Sos una tremenda mujer María! Sos terriblemente sexy y adoré tus orgasmos!

Con mi mano acariciaba su espalda, mientras ella lo hacía en mi pecho, sentí como su respiración de a poco volvía a la normalidad y como momentos después se dormía, y un rato después yo también.

Abrí los ojos, vi a María sentada en la cama mirándome y preocupado le pregunté la hora, las chicas volvían después del almuerzo.

-GABRIEL: ¿Qué hora es?

-MARIA: Buenos días! Son casi las once!

-GABRIEL: Perdón María, buenos días! Pensé que me había dormido y que ya era la hora en que llegaban las chicas.

-MARIA: Tranquilo, me avisó Carlos que las lleva al cine y llega después de las cinco. No sabía que te gusta para el desayuno, así que traje un poco de todo, mate, té o café, jugo, frutas, unas tostadas, queso mermelada, jamón y un budín que hice antes de ayer que me salió muy rico. ¿Qué preferís?

-GABRIEL: Lo que vos tomes, está bien.

-MARIA: Mate entonces, no puedo arrancar el día sin mate.

Mientras preparaba el mate, me levanté al baño, todavía estaba desnudo, busqué mi bóxer y me lo puse, María tenía una remera sin mangas y una bombachita.

Tomamos unos mates mientras charlábamos cosas intrascendentes y de a poco nos íbamos comiendo todo lo que había en la bandeja.

-GABRIEL: María, necesito decirte algo

-MARIA: Si, ya lo sé!

-GABRIEL: ¿Vos lees la mente o estoy subtitulado?

-MARIA: No tonto, pero ya se lo que me vas a decir!

-GABRIEL: ¿Sos bruja? Pero te tengo que decir tres cosas, ¿Sabés cuáles?

-MARIA: Claro que sí!

Me miraba con una sonrisa y siguiendo el juego, le dije:

-GABRIEL: Bueno, a ver, decime la primera!

-MARIA: ¿La primera?, que lo que hicimos anoche te encantó y que no te lo esperabas!

-GABRIEL: Muy bien! Pero tengo que agregar algo más, no solo me encantó, me parecés una mujer hermosamente sexy y aluciné con tus orgasmos. ¿La segunda?

-MARIA: La segunda, si no me equivoco, es que sentís que no te podés embarcar en otra relación, porque todavía seguís amando a Mora.

Bajé la mirada un poco avergonzado, apenado, tenía razón no la podía sacar de mi cabeza y de mi corazón.

-MARIA: Y la tercera, la tengo muy clara!

-GABRIEL: ¿Sí?

-MARIA: Te preocupa que yo me enamore de vos porque no podés corresponderme, pero quiero dejarte tranquilo, se perfectamente como son las cosas, siempre lo supe, tuve la necesidad de sentirte como hombre y espero que lo que pasó anoche no se interponga en nuestra amistad, me encantaría que sigas en mi vida, sos un buen tipo y con buenos sentimientos.

-GABRIEL: ¿Tan fácil de interpretar soy?

-MARIA: En este tiempo que hemos hablado tanto, me di cuenta como sos y como pensás, no tenés doble discurso, al menos conmigo. Sos transparente! Y yo puedo ver tu interior.

Me estiré para darle un abrazo, María me llenaba de paz, cuando estaba con ella, me olvidaba de todo.

Seguimos mateando y charlando casi a las dos de la tarde, le pregunté:

-GABRIEL: ¿Me podré dar un bañito?

-MARIA: Claro que sí!

-GABRIEL: Y… ¿vos crees que nos podríamos bañar juntos?

-MARIA: Ah pero que atrevido sos! Claro corazón!

Y levantándose de la cama, se sacó la remera y la bombachita, yo el bóxer y entramos al baño. Nos bañamos mutuamente, volver a tocar su cuerpo me había provocado una erección.

-MARIA: Epa!! Se despertó el amigo!

-GABRIEL: No es ningún tonto, él sabe muy bien cuando está con una mujer hermosa!

-MARIA: Decí que en un rato vienen las chicas, si no, no te dejaba irte así!

Nos reíamos mientras nos terminábamos de bañar y con una sonrisa le pregunté:

-GABRIEL: Ahora, yo me pregunto una cosa, ¿qué hubiera pasado si ayer cuando me llamaste a la tarde, yo te hubiera dicho que tenía planes para la noche?

-MARIA: No te olvides que soy bruja! Conociéndote me imaginé que si no podías cenar con tu hijo, lo ibas a hacer solo, por eso se me ocurrió todo.

-GABRIEL: Sos terrible!

Nos cambiamos, mientras María se secaba el pelo, preparé otros mates y cerca de las cuatro le dije que me iba, no quería que llegaran las chicas con su padre y me encontraran allí, aunque ya me conocían, iba a poner a María en la situación de explicar mi presencia.

Me dio la bolsa del regalo y me acompaño por el pasillo hasta la puerta y antes de abrirla, se detuvo, me miró, me abrazó y me dijo:

-MARIA: Gracias Gabi!

-GABRIEL: No, gracias a vos! Me hiciste pasar un cumpleaños maravilloso!

Y separándose de mí, con una sonrisa pícara, estiró el brazo dándome la mano y diciéndome:

-MARIA: ¿Amigos otra vez?

-GABRIEL: Claro que sí!

Abrió la puerta, le di un beso en la mejilla y con una sonrisa le dije:

-GABRIEL: Chau amiga!

-MARIA: Chau amigo!