Sospechas y certezas (7)

Dolor, tristeza y un futuro incierto.

(7) – Dolor, tristeza y un futuro incierto.

¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy esperando?

Quería darle la oportunidad de contármelo todo, de que fuera sincera conmigo, si en verdad me amaba, no podía ocultarme lo que pasó. Pero no sería mucho el tiempo, no soportaba esa farsa!

El fin de semana, Mora había vuelto a estar pendiente, amorosa, ese domingo por la noche, se acostó en tetas, solo con la bombachita, como tantas veces, era su forma de invitarme para hacer el amor. Pero yo no quería saber nada, le dije que estaba muy cansado y nos dormimos. No podía lidiar con esta situación, ¿Cómo nos comportamos los hombres cuando cogemos con otra, cuando somos infieles? ¿Internamente tratamos de compensar a nuestras parejas para aliviar la culpa? ¿Estaría ante esta situación? ¿Se sentía culpable y estaba intentando aliviar su culpa estando pendiente y amorosa? Yo no podía hacer como si nada, pero la verdad es que me atormentaba el después, sabía lo que pasaría, terminaríamos cada cual por su lado, era lo que se veía venir.

¿Perdonar…? ¿Se puede perdonar una infidelidad cuando se ama? ¿Y después qué? ¿Cómo se sigue? Nunca me tocó vivir una situación así, en ninguna de mis relaciones anteriores me habían sido infieles, o al menos, no lo supe. No me imaginaba cómo hacer para perdonar…

El lunes por la tarde llegué a casa como a las seis de la tarde, con poca onda, me costaba estar en casa con Mora, ella estaba sentada en la mesa del comedor tomando unos mates, dejé mis cosas y pasé por el baño, al saludarla, pude ver sus ojos llorosos.

-GABRIEL: ¿Pasó algo? ¿Estuviste llorando?

-MORA: Es que no estoy bien

-GABRIEL: ¿qué pasó? ¿Problemas en la escuela?

Le dije como para que hablara, me presentía que el motivo por el que no se sentía bien, tenía que ver con lo ocurrido el viernes.

-MORA: ¿Podemos hablar?

-GABRIEL: Claro que sí!

Me senté frente de ella, viéndola a los ojos, me suponía que lo que tendría para decirme, sería que me había sido infiel y las causas, que se sinceraría conmigo tratando de recomponer su error o plantearme el divorcio, o no sé qué. No soportaba verla llorar, Mora no era de llorar por cualquier cosa, sabía que esas lágrimas tenían fundamento y en verdad, me daban ganas de abrazarla.

-MORA: Por favor, te pido que me escuches, que me dejes terminar.

-GABRIEL: Por supuesto, te escucho…

-MORA: lo primero que te quiero decir es que sos el amor de mi vida, que te amo con el alma y nunca nada hará que eso cambie.

-GABRIEL: Sabés que yo también!

-MORA: si, pero te tengo que decir…

Bajó la mirada, hizo una pausa que me pareció interminable, volvió a mirarme y me dijo:

-MORA: Que… que… que te fui infiel Gabi!

Muté mi cara a una cara seria, de asombro, no me estaba diciendo nada que no supiera, pero me equivoqué, lo siguiente no me lo esperba.

-MORA: Te fui infiel y no una vez, fueron cuatro veces. Perdón Gabriel! Estoy muy arrepentida de lo que hice!

Me dijo entre lágrimas, ¿cuatro veces?, ¿con ese hijo de puta, o con algún otro más?

Mis lágrimas empezaron a caer, no dije nada,  me levanté tranquilamente de la mesa como quien va a buscar un vaso de agua, me fui para el estar, decidido a tomar la mochila y salir de ahí, el dolor en el pecho era insoportable, no quería seguir escuchándola. Se dio cuenta cuando agarré las llaves del auto, me siguió hasta la puerta, gritándome que la escuchara:

-MORA: Esperá Gabriel, no te vayas! Después de enterarme de tu infidelidad estaba muy enojada y no sé que me pasó, me dejé llevar, no lo supe manejar!

-GABRIEL: ¿De mi qué? ¿Mi infidelidad? Eso es una locura! Jamás te fui infiel!

Y a los gritos me dijo:

-MORA: Al final sos como todos los tipos! Se cogen a otra y no tienen los huevos para reconocerlo! Sos un farsante! Vi las fotos! Sos un mentiroso, un cagón, poco hombre y un terrible forro hijo de puta!!!

En ese momento contuve mi ira, abrí la puerta y salí de mi casa, no podía creer lo que me estaba diciendo!

-MORA: Volvé cagón! No te vayas! Decí la verdad! Volvé forro! Da la cara hijo de puta!

Me subí al auto y me fui, sin rumbo, llorando como un chico, destrozado como un boludo, sin saber de qué infidelidad me estaba hablando, si yo nunca la había cagado con nadie.

Paré para comprar cerveza, me tomé una mientras recordaba cada una de sus palabras e insultos, no solo se había despachado con que ese hijo de puta o algún otro, se la había cogido cuatro veces, sino que además me trataba de mentiroso y poco hombre.

Esto era el fin, por más amor que le tuviera, no podía soportar estar con alguien así! Entendí que lo nuestro se había terminado.

Había estado con ese tipo mientras compartíamos nuestra casa, eso para mí era inaceptable.

Me tomé todas las cervezas que había comprado, quería ahogar esa angustia que me carcomía, no podía entender como había pasado todo aquello, en qué momento nuestro matrimonio se había ido a la mierda. Mi teléfono sonaba, una vez tras otra las llamadas de Mora, audios, mensajes, no iba a contestar, ni leer, ni escuchar ninguno de los audios, no quería saber nada de ella.

Que lo llame a ese remisero hijo de puta para que se la coja otra vez! A mí no me llames más! Dije en voz alta.

El reloj del auto marcaba las siete y media, necesitaba hablar con alguien y llorando lo llamé a Ruben, era quien podría entender como me sentía.

-GABRIEL: ¿Hola Ruben?

-RUBEN: Hola Gabriel ¿qué pasó?

-GABRIEL: ya está, ya me confesó todo y me fui a la mierda!

-RUBEN: ¿Dónde estás?

-GABRIEL: Que se yo, por ahí, sin saber que hacer!

-RUBEN: Venite para el estudio, yo todavía estoy acá!

-GABRIEL: Te agradezco Ruben, solo necesitaba hablar con alguien!

-RUBEN: Por eso! Venite para el estudio, no seas boludo y haceme caso!. Te espero abajo!

Me sentía tan perdido que necesitaba apoyarme en alguien o algo y diez minutos después llegué al estudio, Ruben estaba en la puerta, bajé y me dio un abrazo.

-RUBEN: Tranquilo mi viejo, ya está, ya pasó lo que tenía que pasar, ahora tenés que tranquilizarte y ver cómo seguís adelante.

-GABRIEL: No fue una vez Ruben, fueron cuatro! Cuatro veces cogió con ese hijo de puta! Y para colmo de males, me dice que yo la cagué y que era un cagón que no se lo reconocía, me re puteó! Yo nunca la cagué Ruben!

-RUBEN: Tranquilo Gabriel, tranquilo, ya verás que hacer! ¿Qué vas a hacer esta noche, vas a volver?

-GABRIEL: No se Ruben, no sé que voy a hacer! Pero no, no voy a volver, ni esta noche ni ninguna otra!

-RUBEN: Vení!

Me puso la mano en el hombro y fuimos caminado hasta la esquina, al doblar cruzamos la calle y entramos a un edificio.

-RUBEN: Acá tengo un departamento desocupado, lo tengo para cualquier situación que se presente, para algún cliente o para un amigo.

Paró el ascensor y bajamos, era el octavo piso, abrió y me hizo pasar.

-RUBEN: Acá te podés quedar el tiempo que quieras, tiene todo lo necesario y lo limpia una señora una vez por semana, así que podés estar tranquilo. De todas formas cualquier cosa que te haga falta, me decís.

-GABRIEL: Gracias Ruben, no sé que voy a hacer, pero ni bien consiga algo lo desocupo.

-RUBEN: Tranquilo, no hay apuro!. Perdón que no me puedo quedar un rato más pero tengo una cena en Buenos Aires con un cliente de Córdoba. Por favor no hagas locuras, que la ira no te domine!

-GABRIEL: Gracias Ruben, andá tranquilo que no voy a hacer locuras, solo me quiero emborrachar y echarme a dormir.

Acompañe a Ruben hasta la calle, me dio las llaves del departamento, un abrazo y se fue.

El bar de enfrente todavía estaba abierto, entré y me pedí un whisky, y después otro, y otro.

Salí buscando algún negocio para comprar una botella, me quería aturdir.

Volví con la botella y un sándwich, comí un poco y la mitad de la botella tirado en el sillón.

Me desperté con a luz del día, no sabía qué hora era, tenía que hablar con Flavio para tomar unas vacaciones, no podía trabajar en este estado.

Miré mi teléfono eran las nueve y cuarto, por suerte no era tan tarde. Lo llamé a Flavio y le expliqué lo sucedido, me dijo que sin ningún problema, me podía tomar las vacaciones, que no me hiciera problema que él lo arreglaba.

Me tiré en la cama y me volví a dormir. Cuando desperté ya era de noche, había dormido todo el día.

Me dolía el pecho… y el alma.

Me di un baño, me cambié y salí a comer algo, un sándwich y una cerveza…, que fueron tres.

Esa semana, por lejos, la más triste de mi vida. Decidí comprarme otro teléfono, no quería recibir llamadas ni mensajes de Mora.

Pasaron las tres semanas de vacaciones, las más amargas que podía imaginar, estando tanto tiempo solo lo único que hacía era pensar, recordar, a cada momento se me venía esa imagen de aquel viernes, cada palabra de Mora de aquel día, cuatro veces! Me cagó cuatro veces, mis estado de ánimo iban de la tristeza, a la ira, a la angustia en un abrir y cerrar de ojos.

¿De qué fotos hablaba?

Farsante, me dijo, cagón, mentiroso, poco hombre, forro hijo de puta, todo eso me había gritado y hoy me arrepiento de haberme ido sin que le quedara claro que la infiel había sido solo ella, que yo nunca había estado con otra mujer en toda nuestra relación. Pero eso ya no importaba.

Volví a trabajar, necesitaba poner la cabeza en el trabajo para no volverme loco o deprimirme.

Debo reconocer, lo buen amigo que fue Ruben en este tiempo, siempre pendiente de mí y de cómo me sentía, fue y es un gran apoyo.

Un par de semanas después, conseguí un pequeño departamento a pocas cuadras del Ministerio y me mudé, le agradecí a Ruben que me permitiera vivir ahí, invitándolo a cenar a una parrilla donde se come el mejor asado de la ciudad. Por supuesto que Ruben conocía al dueño, ¿a quién no conocía Ruben?

Por las tardes cuando salía del Ministerio, si no tenía trabajos particulares, pasaba por el bar de Cacho y me quedaba allí un buen rato, para matar la tarde. Cuando aflojaba un poco el trabajo, me quedaba charlando con Cacho o con María, la chica que trabaja en el bar.

Unos días después hable con Ruben para iniciar el divorcio, no podía ver un futuro con Mora y no tenía sentido que siguiéramos casados.

Ruben sería mi abogado y quien presentara todos los papeles, como no teníamos hijos y bienes en común, sería solo un trámite. Le consulté por el auto, pero estaba a nombre mío antes de que nos casáramos.

Para fines de julio ya estábamos divorciados. No puedo decir que esta decisión me fue fácil, no estaba feliz por esto, todo lo contrario, tomar este camino, me implicaba dejar atrás los años más felices de mi vida, de esa vida que tanto apreciaba, de esa mujer que me había dado las mayores alegrías, pero también la mayor tristeza…

jejen

jejen_gg@outlook.com