Sospechas y certezas (21)

Sobrevivir, como dice el dicho, yerba mala nunca muere

(21) – Sobrevivir, como dice el dicho, yerba mala nunca muere.

Desperté con un terrible dolor de cabeza, traté de abrir los ojos, pero me pesaban, podía escuchar ruidos como a la distancia, pero no los entendía, cuando pude levantar los párpados, mi visión estaba nublada, no podía descifrar lo que veía… Me volví a quedar dormido.

No sé cuánto tiempo después, volví a abrir los ojos, esta vez, parecía ver un poco más claro. Giré la cabeza y pude ver que desde mi brazo izquierdo, subían unas mangueritas hasta un recipiente, esto es un suero, pensé. Pude mover mi mano derecha. Y la llevé a mi cabeza, podía sentir una venda que la rodeaba. Intenté moverme y mi pierna izquierda no me respondía, con la mano toque mi panza y también estaba vendado.

Traté de recordar lo que había sucedido, pero lo único que recordaba era venir por la ruta, con la ventanilla abierta fumando un cigarrillo. ¿Habré tenido un accidente con el auto?

En ese momento se acercó una señorita con un uniforme médico verde, al verme con los ojos abiertos, me dijo:

-ENFERMERA: Buenas tardes señor, mi nombre es Bárbara, ¿cómo se siente?

-GABRIEL: Buenas tardes Bárbara, me duele un poco la cabeza, la pierna y la panza.

-ENFERMERA: ¿Me podría decir su nombre y apellido?

-GABRIEL: Gabriel García.

-ENFERMERA: ¿Y recuerda su fecha de nacimiento?

-GABRIEL: Veintinueve de agosto de mil novecientos setenta y ocho.

-ENFERMERA: ¿Y recuerda su DNI, Gabriel?

-GABRIEL: Si, veintisiete, tres, tres, uno, ciento cuatro.

-ENFERMERA: Muy bien Gabriel, en un momento pasará el médico y le dará detalles de su estado de salud.

-GABRIEL: Bárbara, ¿Dónde estoy?

-ENFERMERA: En la terapia intensiva del hospital de San Isidro.

-GABRIEL: ¿Y por qué estoy acá? ¿Qué pasó?

-ENFERMERA: Cuando pase el médico lo pondrá al tanto de todo, por el momento solo descanse.

-GABRIEL: Ok, gracias!

Me volví a dormir, no sé cuánto tiempo,  al volver a abrir los ojos, un hombre de guardapolvo blanco, hablaba de espaldas a mí, con la enfermera. Al verme despierto, se acercó y se presentó:

-JUAN: Buenas tardes Gabriel, soy el doctor Juan Ángel Molina. ¿Cómo se siente? Me dijo la enfermera que pudo recordar sus datos personales, eso es muy bueno.

-GABRIEL: pero no puedo recordar que pasó. ¿Por qué estoy aquí?

-JUAN: Lo encontraron sangrando y mal herido al costado de una calle, lo tuvieron que reanimar en la ambulancia en el camino hacia aquí. Tiene dos heridas de bala y un golpe en la cabeza.

-GABRIEL: ¿Me voy a morir?

-JUAN: Estoy seguro de que no! Una de las balas atravesó su pierna izquierda, y la otra, perforó su abdomen, produciendo daños en el intestino y el hígado. Tuvimos que operarlo, por suerte la lesión del hígado no es grave, pero tuvimos que reconstruir parte del intestino grueso. La herida de la pierna no reviste gravedad, y el golpe en la cabeza, no llegó a fracturarle el cráneo, solo le dimos nueve puntos de sutura.

-GABRIEL: ¿Alguien sabe que estoy aquí?

-JUAN: Afuera están su hijo y un hombre. A las diecinueve, podrán verlo por quince minutos.

-GABRIEL: Hicimos varios estudios en su cabeza, para descartar lesiones internas y evaluar sus reacciones cerebrales, aparentemente, todo está bien, aunque volveremos a repetir los estudios. Si su evolución continúa como hasta ahora, posiblemente pueda ser trasladado a La Plata.

-GABRIEL: ¿Sabe usted qué pasó?

-JUAN: Por lo poco que sé, fue herido en ocasión de robo.

-GABRIEL: ¿Qué días es hoy?

-JUAN: Jueves quince Gabriel.

-GABRIEL: ¿Desde cuándo estoy aquí?

-JUAN: Desde el lunes a la noche.

Se retiró pidiéndome que descansara, en un rato mi hijo podía entrar a verme.

Me volví a dormir. Me desperté sintiendo que alguien me tocaba el brazo, era Bárbara que me avisaba que en cinco minutos comenzaba el horario de visita.

Un momento después, lo vi venir a Javi, cuando estuvo cerca, lo pude ver llorando:

-JAVI: Paaa!!! Por fin! Estaba tan preocupado!

-GABRIEL: Hola Hijo! Que felicidad poder verte! Tranquilo que estoy bien!

-JAVI: ¿Cómo te sentís?

-GABRIEL: Supongo que bien, con dolor de cabeza, de pierna y de estómago.

-JAVI: Gracias a Dios, me dijo el médico que las heridas no son de gravedad, y que si seguís mejorando te podrán trasladar a La Plata.

-GABRIEL: ¿Sabés qué pasó?

-JAVI: Por lo que dijo la policía, dos tipos armados, te agarraron cuando estabas estacionado, uno te hizo bajar apuntándote con el arma, cuando estabas bajando lo empujaste con la puerta y terminó en el piso, y ahí fue cuando, desde el piso, te disparó dos veces, cuando el otro ya te había pegado en la cabeza con algo. Te sacaron todo, hasta las zapatillas y se fueron con tu auto, dejándote tirado al costado de la calle.

-GABRIEL: ¿Alguien vio lo que pasó?

-JAVI: En ese momento nadie, es más, te encontraron los muchachos de un camión recolector de basura que pasaron como a las nueve de la noche, inconsciente y sangrando. Llamaron a la policía y a una ambulancia, te tuvieron que reanimar camino al hospital.

-GABRIEL: Hijos de puta!

-JAVI: Por suerte que te vieron, sino no se qué hubiera pasado! La cámara de seguridad de un vecino de la cuadra, grabó todo y ahí se enteró la policía como fue.

-GABRIEL: ¿Con quién estás? Me dijo el doctor que había un hombre también.

-JAVI: Si, está Ruben. No sé que hubiera hecho sin él!

-GABRIEL: ¿Y vos cómo te enteraste?

-JAVI: Te llamé el martes a la mañana y a la tarde y como no me podía comunicar, pasé por tu casa y tampoco estabas.

-GABRIEL: ¿Y la perra?

-JAVI: Eso me llamó la atención, le dejé comida y agua y pensé que quizás habías salido.

-JAVI: Ayer a la mañana te llamé al trabajo y me dijeron que no habías ido a trabajar, ahí me empecé a preocupar, estaba en casa pensando a quien llamar, cuando paró un patrullero en la puerta, los vi pero no pensé que venían a casa. Me tocaron timbre y cuando atendí me preguntaron por mi nombre y me dijeron lo que había pasado. La verdad, me volví loco, en ese momento estaba solo, no sabía qué hacer, solo me dijeron que estabas internado y que te habían tenido que identificar, porque no tenías nada encima! Y me acordé de Ruben, pero como no tenía su teléfono, me fui para el estudio, por suerte estaba. Le conté lo que había pasado y ahí mismo dejó todo y nos vinimos para acá. Es un maestro Ruben.

-GABRIEL: Si, es un fenómeno!

-JAVI: Bueno pa! Salgo así Ruben puede entrar unos minutos! Y de paso hablo con el médico.

-GABRIEL: Dale hijo! Gracias! Te quiero!

-JAVI: Yo también pa! Quiero hablar con el médico para ver cuando te pueden trasladar a La Plata. Escuchame, Ya avisé lo que pasó en tu trabajo, ¿Querés que le avise a Mora?

-GABRIEL: Por ahora no, ella ya tiene sus propios quilombos allá, ¿para qué sumarle otro?.

-JAVI: Bueno pa, mañana vuelvo!

Me dio un abrazo por donde pudo y salió. Un momento después entró Ruben.

-RUBEN: Hola Gabi, ¿Cómo estás?

-GABRIEL: Hola querido! Vivo por lo menos! Aunque me duele todo!

-RUBEN: Por suerte la sacaste barata! Si no te hubieran encontrado, no la estarías contando!

-GABRIEL: Gracias Ruben! Me contó Javi, todo lo que hiciste! Te debo tanto….

-RUBEN: No es nada querido, estoy seguro que hubieras hecho lo mismo por mi!

-GABRIEL: Eso tenelo por seguro!

-RUBEN: Ahora…, Javi es un pibe bárbaro, no se corta en ninguna, habló con todo el mundo, con los médicos, con la policía, con tu director, se hizo cargo de todo, ya te digo que me lo voy a llevar a trabajar conmigo!

-GABRIEL: Si! Estoy muy orgulloso de él! Va a ser un gran tipo!

-RUBEN: Ya es un gran tipo!...Escuchame! ¿Cómo estás del brazo derecho? ¿Crees que podrás firmar un papel? Necesito que me firmes un poder para ocuparme de un par de cosas, el seguro del auto, el tema del teléfono, las tarjetas de crédito, y todo lo que tenga que ver con la policía y el juzgado que lleva la causa, pero por ahora no digas nada!

Y sacó unos papeles del bolsillo del saco y una lapicera, me incorporé como pude y los firmé, confiaba ciegamente en Ruben. Un momento después, una de las enfermeras, le avisaba que el horario de visita había terminado.

-GABRIEL: Gracias Ruben! ¿Cómo te voy a pagar todo esto?

-RUBEN: Con un asado y un buen vino, como siempre! Nos vemos mañana!

Se fue y me quedé pensando, tratando de recordar lo que había ocurrido, nada recordaba de lo que me había contado Javi sobre lo que pasó.

Pero sí recordaba el fin de semana, esa locura de hacer miles de kilómetros, tan solo para verla, para abrazarla, para escucharla. ¿Cómo irían las cosas a partir de ahora? ¿Cómo quedaría yo después de todo esto?

Me despertó la enfermera, estaba descolocado de la hora o del momento del día. Me dijo que eran las siete de la mañana del viernes y que me harían algunos estudios, me controlarían las suturas y me cambiarían los vendajes.

Después de todo aquello, pasó el médico y me dijo que si los estudios y los controles estaban bien, por la tarde seguramente, me podrían trasladar a La Plata. Esa noticia me alegró un poco, si todo seguía bien, seguramente, pronto esperaba queme dieran el alta, nunca soporté los hospitales!

El horario de visita por la mañana, era de doce a doce quince, luego me darían algo para comer y si todo iba bien, volvería a La Plata.

Me volví a dormir, hasta que la enfermera, me tocó el brazo, para avisarme que en cinco minutos, empezaba el horario de visita. El dolor de cabeza había cedido un poco, pero con cada movimiento, sentía los tirones en el abdomen.

El primero en entrar fue Javi, me abrazó y podía ver en su cara, que ya tenía novedades del traslado.

-JAVI: Hola pa! ¿Cómo te sentís hoy?

-GABRIEL: Hola hijo, un poco mejor, la cabeza ya no duele tanto

-JAVI: Hablé con el médico y si todo sigue bien, hoy después de las cinco de la tarde, ya te podrían trasladar!

-GABRIEL: Si, algo me dijo el médico, hoy temprano me hicieron un montón de cosas!

-JAVI: Sí, ya me comentó el doctor todo lo que te hicieron, si todo eso va bien, hoy volvemos!

-GABRIEL: Si, ya quiero que me den el alta, no me gustan los hospitales! ¿Y Lola?

-JAVI: Me la llevé para casa, se porta re bien, media arisca, pero se porta bien. Escuchame pa!, hoy temprano hablé con Brenda, me dijo que Mora y ella te habían mandado mensajes y llamado, y pensaron que se te había roto el teléfono y que por eso no les respondías. Perdón pa, la verdad  es que no le pude mentir, y le conté a Bren lo que pasó.

-GABRIEL: Está bien hijo, no pasa nada ¿Qué te dijo?

-JAVI: Estaba con Mora y las escuchaba llorar a las dos y me hicieron mil preguntas, traté de tranquilizarlas diciendo que estabas bien. Bueno pa, salgo así puede entrar un rato Ruben.

GABRIEL: Dale hijo, después nos vemos!

Me quedé pensando en Mora y en lo que debe de haber sentido al enterarse de todo esto, cuando entró Ruben.

-RUBEN: Hola querido! ¿Cómo te sentís?

-GABRIEL: Hola Ruben, la verdad que bastante mejor! Si dios quiere hoy quizás me puedan llevar a La Plata.

-RUBEN: Si, hablamos con el médico y ya me puso al tanto, ya te conseguí lugar en La Plata, te están esperando.

-GABRIEL: Gracias Ruben! Gracias por todo!

-RUBEN: Nada que agradecer, ya me ocupé del seguro del auto, del registro de conducir y de las tarjetas de los dos bancos, por suerte no pudieron usarlas. Ah! y también del teléfono, cuando vuelva a La Plata, lo tengo que pasar a buscar, mismo número y todo. Bueno descansá que si todo va bien, hoy dormís en La Plata.

Cuando se fue Ruben, me puse a pensar que me depararía el futuro cercano, no sabía que tan airoso saldría de todo esto, como quedaría mi cuerpo luego de estas heridas. ¿Podría volver a la vida normal? ¿Podría volver a jugar al pádel? ¿A tener relaciones? ¿A tomar cerveza? Me hizo gracia mi boludez y cuando me salió la mínima carcajada, me dio un tirón en la herida que me hizo ver las estrellas.

Me trajeron el almuerzo, una deliciosa sopa sin sal y una gelatina, todo muy minúsculo, pero no lo pude terminar. Luego de eso me dormí.

Me volvió a despertar la enfermera, para avisarme que luego del horario de visita, me trasladarían.

Esa noticia me alegró bastante, ya quería volver a mi vida normal y este era el primer paso.

Pasó el médico a verme, me explicó todo el procedimiento y me dijo que me sedarían antes del traslado.

Ya no me volví a dormir, llegó la hora de la visita y esperaba que entrara Javi, como las veces anteriores. Grande fue mi sorpresa, cuando la vi entrar…llorando se acercó y me dio un beso en los labios, sus lágrimas caían sobre mi cara y sus manos acariciaban suavemente mis mejillas.

-MORA: Hola mi amor! Estaba tan preocupada…! ¿Cómo estás?

-GABRIEL: Hola corazón! ¿Que hacés acá?

-MORA: Cuando me enteré me quería morir! No me podía quedar allá después que Javi nos contó todo lo que había pasado! Quería estar acá con vos!

-GABRIEL: ¿Y Brenda, y Priscila?

-MORA: Después te cuento! Me dijo Javi que en un rato te llevan para La Plata!

-GABRIEL: Si, por suerte, aunque estando en un hospital, es lo mismo acá que allá! Ya me quiero ir a casa!

-MORA: Ya va a pasar todo esto y ya vas a ir tu casa!, si Dios quiere ya te vas a poner mejor y te van a dar el alta!

-GABRIEL: Quiero mi vida normal!

Dije casi elevando el tono de voz y me largué a llorar, supongo que por la angustia de lo ocurrido o quizás por la incertidumbre de lo que vendrá, no lo sé, tan solo salió.

-MORA: Ya lo sé mi amor, ya lo sé! Ya la vas a recuperar! No te pongas mal! Ya todo se va a solucionar y volverás a tu vida.

-GABRIEL: No sabés cuanto lo deseo, cuanto lo necesito!

-MORA: Sí mi amor, Sí!

Me tenía tomado de la mano y me daba suaves besos en la cara y en la frente, mientras no paraba de llorar.

-MORA: Bueno mi cielo, salgo así pueden entrar Ruben y Javi. Pero me quedo afuera.

Me dio un beso en los labios y salió. Un momento después, entró Ruben y me dijo que ya estaba todo listo en La Plata, que ya me esperaban en el Sanatorio. Me dio una palmada en el hombro y salió para que entre Javi.

-JAVI: Hola pa, ¿cómo te sentís? Ya está todo listo, en un rato ya te llevan.

-GABRIEL: Me dijo el médico que me iban a sedar, supongo que lo deben haber puesto en el cambio de suero de hace un rato, porque ya me pesan los ojos.

-JAVI: Sí pa, seguro! Bueno dormí que cuando te despiertes ya vas a estar en La Plata.

-GABRIEL: ¿Ves por ahí al médico? Si lo ves decile que venga un momento antes que me duerma.

-JAVI: Sí, ahí lo llamo.

Javi se acercó hasta el médico y volvieron los dos.

-JUAN: ¿Cómo va Gabriel?

-GABRIEL: Bien doctor, pero quería agradecerle todo lo que ha hecho, antes de dormirme. Muchas gracias por todo! Y por favor agradezca también a las chicas que me han tratado de maravillas, al igual que usted!

-JUAN: No tiene nada que agradecer! Ya va a ver, que muy pronto ya estará en su casa. Mucha suerte Gabriel!

-GABRIEL: Muchas Gracias!

Casi en sueños, sentí como me pasaban a una camilla, que se empezaba a mover por un pasillo ancho, y antes de subir a la ambulancia pude verlos a los tres, Mora aun llorando.

Me desperté no se cuanto tiempo después, al abrir los ojos, me di cuenta que estaba en otro lugar, lógicamente en un hospital de mi ciudad.

Unos minutos después, se presentó un médico:

-MEDICO: Buenas noches señor Gabriel, mi nombre es Julián Ponce de León y estoy a cargo de la Terapia Intensiva. Le haremos unos chequeos de rutina y si todo va bien, es posible que mañana deje la terapia y pueda ir a una habitación de piso.

-GABRIEL: Mucho gusto doctor! Muchas gracias! ¿Qué hora es?

-MEDICO: Las tres menos veinte de la mañana, descanse que en unas horas le haremos varios estudios.

-GABRIEL: Claro! Muchas gracias.

Me desperté en la mañana, cuando sentí que tomaban mi brazo para tomarme la presión arterial, la enfermera me dijo que antes de desayunar, me sacarían sangre y luego me harían otros estudios.

En el horario de visita del mediodía, no pude ver a nadie, me estaba haciendo una tomografía y luego un electroencefalograma.

Pasadas las cuatro de la tarde, se acercó el médico y me dijo que en unos momentos, me llevarían a una habitación. Eso me alegró, por lo menos allí tendría más horario de visita.

Yendo por un pasillo en la camilla, viendo las luces del techo pasar, llegamos a la habitación. En el pasillo estaban Javi, Ruben y Mora.

Me pasaron a la cama y me volvieron a cambiar la bolsa del suero, una vez acomodado, los tres entraron en la habitación. Ruben me comentó un par de cosas, me dejó el teléfono y antes de irse, me miró risueño y me dijo.

-RUBEN: Te dejo en buenas manos!

-GABRIEL: Gracias Ruben! Gracias por todo!

La habitación era privada, es decir no la compartía con otro paciente, parecía la habitación de un hotel, y tenía un sillón amplio que servía de cama para un acompañante.

Hablamos un rato con Javi y con Mora, hasta que Javi me dijo que se tenía que ir a trabajar, pero que se iba a trabajar tranquilo, sabiendo que ya estaba mejor.

Mora se sentó a mi lado, me tomó la mano y me dijo:

-MORA: Me quise morir Gabi! Cuando me enteré me quise morir! Tenía mucho miedo! Siempre tuve miedo que te pasara algo. Si no hubieras ido a verme, quizás todo esto no hubiera pasado.

-GABRIEL: Tranquila, que yerba mala nunca muere. Y si esto no pasaba, hubiera pasado otra cosa, quien sabe… El destino corazón….El destino!

-MORA: Justo vos yerba mala!

-GABRIEL: ¿Y qué pasó allá? ¿Cómo quedaron las cosas cuando te viniste?

-MORA: No sabía qué hacer, y se me ocurrió preguntarle a Bren si no conocía a alguien que pudiera cuidar a Priscila cuando ella iba a la Facu y me dijo que una amiga de ella, cuidaba chicos. Entonces saqué un préstamo en la aplicación del banco y hoy cuando me lo depositaron, se lo transferí a Brenda para que le pague a esa chica.

-GABRIEL: ¿Hasta cuándo te quedás?

-MORA: Ya no vuelvo, me quedo acá con vos! Brenda me dijo que no me hiciera problema, que ya se iban a arreglar!

Charlamos un rato hasta que me trajeron la cena, Mora me ayudó con eso y después de que me volvieran a cambiar el suero, me agarró sueño.

-GABRIEL: Me está agarrando sueño, andá tranquila así descansás

-MORA: Me quedo acá Gabi, no me voy a ningún lado! De acá no me saca nadie!

Conversamos un rato más, y me quedé dormido.

A la mañana siguiente, me despertó la enfermera al entrar, Mora aun dormía. Me tomaron la presión, me sacaron sangre y un rato después, nos trajeron el desayuno, me sorprendió que fuera para los dos y la enfermera me dijo que la habitación incluí todas las comidas, también para el acompañante. Tuve que despertar a Mora para desayunar. Fue al baño y desayunamos, le veía la cara de agotada.

-GABRIEL: Corazón, ¿por qué no vas un rato a tu casa, te das un baño y descansas?, yo te espero acá!

-MORA: Que tonto sos!, Si, en un rato, cuando venga Javi, me voy a casa a cambiarme y traer más ropa.

Esa mañana, además de Javi, estuvieron Ruben y Flavio. Por la tarde cuando Mora ya había regresado de su casa, pasaron también María y sus hijas. Me dio mucho gusto verlos a todos.

Los días allí iban pasando y yo por suerte, me sentía cada vez mejor, ya podía levantarme solo para ir al baño, aunque la pierna me seguía doliendo un poco.

Una tarde llegó Ruben y me dio las llaves de un auto.

-GABRIEL: ¿Y esto?

-RUBEN: Son las llaves de tu auto!

-GABRIEL: ¿Ya lo pagó el seguro? Que rápido!

-RUBEN: El seguro todavía no, pero un cliente vendía un Ford como el tuyo para comprar uno más nuevo, y como estaba impecable, se lo compré. Cuando cobres el dinero del seguro, me lo pagás.

-GABRIEL: Estás loco Ruben!, no había necesidad! Podía esperar!

-RUBEN: Es que está muy bueno, con pocos kilómetros, ni un rasguño, era para aprovecharlo, te va a encantar! Mirá!

Y en su teléfono tenía unas fotos del auto que me mostró, la verdad estaba impecable y el mismo color que tenía.

-GABRIEL: Gracias Ruben!

-RUBEN: No hay por qué querido! Bueno me voy que tengo que volver al estudio.

Trece días después del traslado a ese Sanatorio, me dieron el alta. Me tenía que cuidar de no hacer esfuerzos, cada semana tenía que ir a control, me dieron todas las indicaciones, medicamentos y precauciones y me fui para casa.

Mora había vuelto al trabajo, cortó su licencia, necesitaba volver a cobrar el sueldo. Me ofreció de ir a su casa para terminar de recuperarme, pero le dije que no, que prefería estar tranquilo en casa y que ella se pudiera manejar tranquila sin estar tan pendiente de mí. Aceptó a regañadientes. En verdad, esos días en el hospital con ella, me habían hecho la estancia mucho más amable, hablamos mucho, nos contamos muchas cosas y ella estuvo todo el tiempo pendiente de mí.

Cuando me dieron el alta, Javi me llevó hasta casa, en ese horario Mora estaba trabajando. Antes de subir, Javi me mostró el auto que Ruben había comprado, era idéntico al que me habían robado.

Me hizo algunas compras, le pedí que también hiciera otro juego de llaves para dejarle a Mora, acomodó todo y hasta cocinó para los dos.

Me comentó que Ruben le había ofrecido trabajar en el estudio, al principio, como un comodín, haciendo diligencias, tareas administrativas, algo de informática y después verían. Que aceptó y que comenzaba a principios de Julio, había avisado en la agencia para que pudieran conseguir un reemplazo.

Lo veía contento y eso me alegraba mucho.

Los días fueron pasando, tratando de volver a mi vida, aunque aún había cosas que tendrían que esperar, como por ejemplo, volver a manejar.

Había arreglado con Flavio, que hasta que me reintegrase, haría tareas desde casa, sobre todo con el tema de los expedientes.

Pasaron casi tres semanas desde que me habían dado el alta. Fui al sanatorio para un control y me dijeron que ya podía manejar, aunque para poder volver a correr o a hacer deporte, tenía que pasar más tiempo, incluso me recomendaron terapia de rehabilitación.

Mora pasaba por casa casi todos los días, el primer día me tocó el timbre, pero le dije que usara las llaves, que para eso se las había dado. Varias veces, se quedó a cenar y para que no volviera sola a su casa, se quedaba a dormir conmigo. Claro está que mi cuerpo no estaba en ese momento para escaramuzas sexuales, aunque un par de veces, Mora me prodigó un par de alivios de lo más agradables, unas mamadas de lo más placenteras, aunque siempre le decía que le quedaba debiendo su cuota de placer, en un par de ocasiones, me esmeré masturbándola hasta el orgasmo, pero extrañaba hacerle el amor con todas las letras.

Era la última semana de clases, estaba pensando que quizás, sin decir nada, nos podríamos tomar aunque sea un fin de semana en la costa con Mora, como para descansar unos días juntos, y quizás, si todo iba bien, proponerle volver a casarnos, ya que luego de las vacaciones, volvía yo también al trabajo.

Pero cómo en estos últimos tiempos, cuando se me ocurría proponer algún plan, algo se ponía entre medio para que no sucediera como yo lo pensaba.

Estábamos el miércoles por la tarde sentados en casa tomando unos mates con Mora, cuando sonó mi teléfono, era un número desconocido, aún no había podido recuperar todos mis contactos, al contestar, reconocí la voz de Paula. Como estaba con el mate y la tostada en la mano, respondí la llamada y puse el altavoz.

-PAULA: ¿Hola Gabriel?

-GABRIEL: Hola Paula, ¿Cómo estás?

-PAULA: Yo muy bien, pero vos desaparecido! ¿Ya abandonaste la terapia? Hace varios sábados que no te cruzo.

-GABRIEL: En realidad no la abandoné, tuve unos problemas de salud, que ya en algún momento te contaré.

-PAULA: Tranquilo, ¿y el departamento como va?

-GABRIEL: Bien, todo bien, es muy cómodo y estoy muy a gusto.

-PAULA: Un día de estos paso y llevo los papeles para firmar, ¿te parece?

-GABRIEL: Si, claro. Avisame por las dudas no esté.

-PAULA: Si claro! Bueno te mando un beso! Nos vemos!

Mientras hablaba por teléfono, podía ver el cambio en los gestos de Mora, por lo visto, no le había caído muy bien el llamado de Paula, pero bueno, yo no tenía nada que ocultar, incluso ya le había contado de ella.

Por supuesto, después del llamado, me preguntó donde la había conocido y que era eso de los papeles para firmar.

Le conté donde la había conocido, obviando por supuesto el tema del anillo, y de que íbamos a la misma terapeuta, incluso le conté la conversación en aquel café y el encuentro casual en aquel bar, después del cumpleaños de Javi.

También que era la dueña del departamento, este y otras propiedades que había heredado de su padre, y los papeles, era el contrato de alquiler.

Mucha gracia me pareció que no le hacía, hasta que le conté que estaba conociendo a una chica luego de su separación.

-MORA: ¿Es lesbiana?

-GABRIEL: En verdad, creo que diría bisexual, su primera pareja fue un hombre.

-MORA: Ah! Le van los dos bandos!

-GABRIEL: Digámoslo así.

El viernes, estaba sentado en el sillón, mirando la compu, cuando me golpearon la puerta. Al abrir me encontré con Paula, había venido a ver a otro inquilino y pasó a verme.

Preparé café para los dos y nos sentamos a conversar en el estar. Le conté todo lo que había pasado y como había terminado todo. En ese momento me di cuenta que no le había avisado a Zulema.

De un sobre de papel, sacó las copias de los contratos para firmar, que por supuesto, firmé mientras tomábamos el café y charlábamos.

Me contó que en unos días, se mudaría al edificio, que seríamos vecinos. La chica con la que se estaba viendo, vivía a unas pocas cuadras, y al no tener auto ninguna de las dos, se les dificultaba verse seguido, por lo que decidió ocupar el departamento del último piso, que estaba desocupado.

Hablábamos de que nos veríamos más seguido, cuando escuché las llaves de la puerta de entrada, con la seguridad de que era Mora la que entraría.

-MORA: Hola amor! ¿A qué no sabés que te traje?

Se escuchó ni bien se cerró la puerta, caminó por el pequeño pasillo hasta el estar, donde nos encontrábamos con Paula.

-MORA: Hola, buenas tardes!

-GABRIEL: Hola corazón! ¿Cómo estás? Vení que te presento, ella es Paula, la dueña del departamento. Paula ella es Mora.

Paula se paró y se saludaron con un beso.

-PAULA: Hola Mora!, encantada!

-MORA: Que tal! Mucho gusto!

-GABRIEL: ¿Qué querés tomar corazón?

-MORA: Un café, pero dejá, no te levantes que yo me lo sirvo.

Fue hasta la cocina y volvió con su café, y tomando una bolsa que había dejado junto a su cartera, me la entregó.

-GABRIEL: ¿Y esto?

-MORA: Para vos, se que te gustan!

-GABRIEL: Uy que rico! Cuanto hacía que no comía!

Era una bandeja de masas secas, y tenía razón, aquellas macitas, me podían. Las puse sobre la mesa para que las comiéramos con el café.

-PAULA: Bueno gente, los dejo!

Dijo Paula mientras volvía a poner los papeles en el sobre, y tomaba sus cosas.

-GABRIEL: Bueno Paula gracias por la visita!

-PAULA: Yo no tenía apuro por los papeles!

-GABRIEL: Si, ya lo sé. Pero yo quería firmarlos y ya estar tranquilo.

Saludó a Mora con un beso, y le dijo:

-PAULA: La verdad, un gusto conocerte, Gabriel me habló mucho de vos, y permitime que te diga que se quedó corto. Bueno ya nos estaremos viendo! Chau vecino!

-MORA: Igualmente, nos vemos!

-GABRIEL: Chau Paula!

Cerré la puerta y volvimos a sentar en el sillón, conociendo las caras de Mora, podría decir que estaba o preocupada o enojada.

-MORA: ¿Vecino?

-GABRIEL: Sí, en estos días, se muda al departamento del último piso que también es de ella, la chica con la que se está viendo, vive a unas cuadras de acá y como ella ahora vive en Villa Elisa, al no tener auto ninguna de las dos, se les complica verse.

-MORA: ¿Y que quiso decir con eso de que te quedaste corto?

-GABRIEL: Supongo que te encontró más linda de lo que yo le pude haber dicho de vos, pero la verdad, no sé…

-MORA: ¿Y qué le contaste de mí?

-GABRIEL: Le conté quien eras, que estábamos separados, pero que después de un tiempo, no habíamos vuelto a relacionar, que nos llevábamos bien y eso…

-MORA: ¿Me pareció a mi o te tiene ganas?

-GABRIEL: La verdad, no me pareció, o al menos yo no lo noté, además está intentando una relación con una chica, no creo…

-MORA: Puede ser, capaz fue una impresión mía.

-GABRIEL: ¿Me parece a mí, o hay algo más?

-MORA: En realidad si, dos cosas. Hoy tuve un encontronazo con la secretaria de la escuela, porque no elevó el corte de la licencia en término y voy a tener que esperar hasta el mes que viene para volver  cobrar el sueldo. Y lo otro que me tiene preocupada es Brenda.

-GABRIEL: ¿Qué pasó con Bren?

-MORA: Antes de que me viniera, estuvo con unas puntadas como de ovarios, en esa zona. Fue a la ginecóloga y le mandó unos estudios ecográficos. Le encontraron un quiste en el útero, según la doctora por la morfología no parece ser maligno, pero si no lo sacan, puede tener problemas más adelante cuando decida tener un hijo.

-GABRIEL: Uy la puta madre! ¿Y la tienen que operar?

-MORA: En un rato tiene que ir a ver a la doctora con los estudios, y ahí le va a decir.

-GABRIEL: ¿Y es de urgencia la operación, o puede esperar?

-MORA: La verdad no lo sé, habrá que esperar a ver que le dice la doctora, cuando salía me dijo que me llamaba.

El tema de la idea que se había hecho Mora sobre Paula, pasó a un segundo plano, me preocupaba lo de Brenda y creo que a ella, mucho más.

Traté de tranquilizarla, de decirle que todo iba a salir bien, aunque terminó llorando apoyada sobre mi pecho.

Estuvo nerviosa hasta que pasadas las siete, llamó Brenda.

Le dijo que aparentemente no era un quiste maligno, pero que lo mejor sería sacarlo lo antes posible. Le dijo que el lunes harían la operación y Mora se largó a llorar.

No podía escuchar lo que Brenda decía, pero por la respuesta de Mora, lo imaginé.

-MORA: Si hija, claro que sí, mañana mismo voy para allá, ¿cómo no voy a estar con vos?

Cortó la comunicación llorando a mares. La abracé para que se tranquilizara, diciéndole que todo iba a estar bien.

Le pedí que esa noche no se fuera, que cenáramos juntos y se quedara a dormir conmigo, que mañana iríamos a su casa a preparar todo y que la llevaría a la terminal.

Cerca de las ocho, le dije de tomar una cerveza, para ver si podía hacer que se relajase un poco. Me puse a preparar algo para comer mientras charlábamos.

Mora mientras tanto buscó un pasaje de colectivo para el domingo temprano, que le diera tiempo de estar para poder acompañar a Brenda. Consiguió para ese día a la once de la mañana.

Nos sentamos a comer, estaba un poco más tranquila, pero conociéndola, había algo más.

-GABRIEL: ¿Hay algo más que te preocupa?

-MORA: Si Gabi, algo que no te conté, pero no por ocultarlo, sino porque no se dio la oportunidad. Cuando me volví de Córdoba, Brenda decidió dejar el departamento y volver a casa de su padre, con todo lo que te había pasado, con todos los problemas de salud, me dijo que no te iba a estar jodiendo con la parte del alquiler que le habías ofrecido. Y eso es lo que me preocupa.

-GABRIEL: ¿El tener que ir a casa de Luis?

-MORA: Si, por un lado Bren me dijo que quería que estuviera con ella y lo entiendo, nunca tuvo que operarse de nada, y está muerta de miedo, quiero estar con ella. Y por otro, tengo que ir a casa de Luis, lo cual no me gusta nada. Y además, sumale a eso, que no te quiero dejar otra vez.

-GABRIEL: Tranquila, todo va a salir bien, si la doctora dijo que seguramente no es un quiste maligno, y la operación supongo que no debe ser nada complicada. Y por el tema de ir a casa de Luis, relajá, las cosas están claras entre ustedes, serán unos días y listo.

Terminamos de cenar y nos fuimos a la cama, seguimos charlando un rato y nos dormimos abrazados, la verdad que Mora no estaba para contiendas, ni yo para dar respuestas corporales, aún tenía algunos dolores. Mora se durmió primero y me quedé pensando un rato, viéndola dormir.

Mintiera si dijera que me hacía gracia, que fuera a parar a casa de su ex, pero me tranquilizaba quizás un poco que ella tampoco lo quisiera.

Claro estaba que las cosas últimamente, no venían siendo como yo lo deseaba…. El tiempo lo dirá.

El sábado fuimos a su casa a preparar su bolso para el viaje, cuando tuvo todo listo, volvimos para el departamento y me volví a traer a Lola conmigo.

Mora estaba callada, de pocas palabras, se lo atribuí a su preocupación por la salud de Brenda.

Al llegar a casa, entramos al palier del edificio, en el momento en que salía Paula.

Nos saludamos a la pasada y creo haberme dado cuenta, por donde venía la cosa. Mora no estuvo muy simpática en el trato, a pesar que el de Paula, había sido de los más amable.

Pasamos el día en casa muy tranquilos los dos, abrazados en el sillón mirando una película y tomando unos mates.

Cenamos y nos fuimos a la cama, Mora se abrazó a mí llorando.

-GABRIEL: Tranquila corazón, todo va a estar bien!

-MORA: Ya lo sé! pero estoy en esa controversia, de acompañar a Brenda y la de dejarte solo.

-GABRIEL: Tranquila que yo te voy a estar esperando.

Me desperté antes que ella, preparaba el desayuno, cuando escuché la ducha. Se cambió y vino a desayunar. Su cara no se mostraba nada amigable, estaba seria y con pocas palabras. Eran pasadas las diez de la mañana cuando terminamos de desayunar, casi en silencio.

Junté todo y al volver,  cuando ella se paró la abracé, acariciando su espalda, en otro momento sus abrazos solían ser mas sentidos.

Me parecía sentirla nerviosa, como tensa y creí que podría ser por el hecho de tener que ir a parar a casa de su ex, por lo que se me ocurrió decirle:

-GABRIEL: Te veo preocupada, se que te preocupa Bren, pero si también te preocupa tener que ir a lo de Luis, si querés yo te pago un hotel para que_

Me cortó la frase sin dejar que terminara de hablar, y alzando la voz y con su cara seria me dijo

-MORA: Es eso! Seguro para vos debe ser una patada en el culo que vaya a casa de Luis, pero voy por Brenda! Entendés!

-GABRIEL: Claro

-MORA: Pero para mí es una patada en el culo, que termines cogiendo con la vecinita que tantas ganas te tiene y que justo se mudó a dos pasos!

Con cara de enfado me soltó y se fue para el baño.

No entendí esa reacción, podía entender que estuviera nerviosa, pero ¿por qué salía con todo aquello?

Casi a las diez y media, apoco de salir para poder llegar puntual a tomar el colectivo, salió del baño.

-GABRIEL: ¿Vamos saliendo? Por si hay tráfico.

-MORA: Me lleva Julia! Desde que volví de Córdoba no nos vimos.

-GABRIEL: Bárbaro!

Tomé su bolso y bajamos en silencio. Si como fuera necesario, echar un poco más de nafta al incendio, que no era el mío, mientras esperábamos que Julia llegara, desde la esquina, venía caminando Paula con ropa deportiva. Al llegar a la puerta, sin detenerse, dijo –Hola vecinos! A la pasada. Mi respuesta fue, -Hola Paula y la de Mora un seco –Buenos días.

Unos minutos después, llegó Julia. Bajó y me saludó efusivamente con un abrazo y un beso, preguntando como andaba, luego se volvió a subir al auto.

Mientras tanto, Mora había subido su bolso en el asiento trasero y esperaba con la puerta abierta del lado del acompañante.

La miré a los ojos, abrí los brazos para abrazarla, se acercó y me abrazó. No fue un abrazo con el amor expresado como veces anteriores, nos besamos, un beso en los labios, pero insulso, y le pedí:

-GABRIEL: Que tengas buen viaje! Si podés avisame cuando llegás y por favor teneme al tanto de Brenda, y por supuesto, cualquier cosa que necesites, me llamás. Te amo corazón!

-MORA: Si, claro! Yo también!

Se subió al auto, sin bajar la ventanilla, me miró y me saludó con la mano, mientras Julia arrancaba.

Subí al departamento, me senté en el sillón pensando cómo debía de entender esta actitud de Mora, podía comprender que estuviera nerviosa por la cirugía de Brenda o por tener que parar en casa de su ex, pero no podía entender su reacción conmigo. Para ser sincero, en ningún momento, me planteé tener algo con Paula, nos conocemos y hasta ahí, que en aquella charla en que me dijo que se podría enamorar de mí, pude entender su forma de verme, pero no es mi forma de verla.

Si sigo siendo sincero, la actitud de Mora, no me hizo ninguna gracia, hasta podría decir que me enojó.

¿Sobre qué base estoy proyectando proponer un futuro? ¿Sobre esta? ¿Sobre qué sentimientos?

Necesito replantearme las cosas, quizás apresure los pasos y me termine equivocando…