Sospechas y certezas (17)

Stop. Reset!...Razón o corazón

(17) – Stop. Reset!...Razón o corazón

Realmente disfruté ese fin de semana con Mora, pero necesitaba poner un freno, la vorágine de estos últimos tiempos, me habían empujado a la situación de… ¿tomar una decisión?, ¿cómo seguir con mi vida? ¿Qué viene ahora? ¿Qué quiero de aquí en adelante? Por lo pronto una pequeña distancia para ver las cosas desde un poco mas allá.

El lunes fui a trabajar como todos los días y no podía dejar de pensar, en que es lo que vendría de aquí en adelante, necesitaba analizar los pasos a seguir.

Durante el almuerzo, decidí que me tomaría libre el día martes, necesitaba un día sin interrupciones para estar un tiempo solo, conmigo mismo.

Al volver  a la oficina, le avisé a Flavio que al otro día no trabajaría y me dijo que no había problema, le dije que antes de irme solucionaba unos temas para que no quedaran pendientes.

Salí cerca de las seis de la tarde del Ministerio y le avisé a Mora que pasaba a tomar unos mates.

Mora me recibió con una sonrisa y un fuerte abrazo.

-GARBRIEL: Hola Corazón!

-MORA: Como te extrañe!

Preparó unos mates y unas macitas y nos sentamos en el sillón.

-GABRIEL: Hoy salí un poco más tarde, tenía que terminar unas cosas porque mañana me voy a tomar el día.

-MORA: ¿No trabajas mañana?

-GABRIEL: No, mañana no voy a trabajar, necesito tener un tiempo para pensar todo lo que viene pasando en estos tiempos, necesito estar un rato solo.

A mora le cambió un poco la cara, con un dejo de tristeza, me dijo:

-MORA: Te entiendo, y si necesitas que no nos veamos, solo me lo decís, quizás me dejé llevar, perdón si  sentís que te presioné, pero lejos de eso! Solo que tengo ganas de estar con vos, es eso!

-GABRIEL: Tiene que ver con todo, con mi vida, pero quiero que sepas que mis sentimientos siguen siendo los mismos, no sé, siento que con todo lo que ha pasado, tengo que parar la pelota un momento.

Seguimos mateando y charlando un buen rato.

-MORA: ¿Querés quedarte a cenar? Preparo algo.

-GABRIEL: Hoy no puedo corazón! A las nueve jugamos a pádel con los muchachos!

Y su cara se volvió a entristecer por un momento, y tratando de mostrarse normal me dijo

-MORA: Bueno, vos te perdés mis nuevas habilidades culinarias!

-GABRIEL: No faltará oportunidad para saborear esos manjares!

Como a las ocho y cuarto, le dije:

-GABRIEL: Bueno corazón, me tengo que ir, tengo que pasar por casa a cambiarme para el partido.

-MORA: Qué lástima que te tengas que ir tan pronto! Pero está muy bien, tenés que hacer deporte para mantener esa bonita figura!

Y con carita de niña a punto de llorar, me abrazó. Me acompaño hasta la puerta y antes de abrir la puerta, con carita de pícara, me dijo:

-MORA: Si después del partido querés pasar a bañarte, yo te podría ayudar con eso!

-GABRIEL: No me tientes!

Y dándonos un último abrazo y un beso, nos despedimos, subí l auto y la saludé con la mano antes de arrancar.

Después del partido, llegué a casa, cansado pero contento, me hacía muy bien encontrarme con ellos y mover un poco el cuerpo. Me di un baño, piqué algo y me fui a dormir.

El martes me desperté antes que sonara la alarma del teléfono.

Me di una ducha y me cambié, un jean, una remera y zapatillas, pintaba calor.

Salí sin rumbo, por una de las avenidas que salen de la ciudad, en una estación de servicio, paré a cargar combustible y a desayunar.

Calculando la hora en que Mora estaría por salir para su trabajo le mandé un mensaje: “Que tengas un ben día corazón! Recordá que voy a estar desconectado. Luego te llamo. Un beso!”

Su respuesta fue: “Que tengas un buen día! Te amo y te mando un besote!!”  Y allí apagué el teléfono.

Un café con leche y tres medias lunas fue el desayuno mientras hojeaba las noticias en un diario.

Casi a las nueve de la mañana, terminé el desayuno y seguí camino, un hermoso día de sol con veintisiete grados.

Tomé una ruta, tranquilo, despacio, fumándome un cigarrillo, con el viento en la cara. Manejé casi dos horas, entré en la localidad a la que aquella ruta me había llevado, casi las once y media. Paré en un mercadito para comprar algunas cosas. Un sándwich, cigarrillos y un pack de Imperial Ipa, mi fiel compañera, fuerte y amarga, como tantas veces la vida.

Volví a la ruta, media hora más y al pasar por una entrada de tierra a mi derecha, decidí tomarla. Retrocedí y la tomé, casi un kilometro por ese camino de tierra, solo campo y sol. En un pequeño camino que cruzaba, paré el auto a la sombra de un añoso árbol, abrí la puerta del acompañante y bajé.

Me senté en el piso apoyado en el auto, abrí una cerveza y le di dos buenos tragos, encendí otro cigarrillo y respiré profundo.

Allí comenzó mi introspección, un recuento de mi vida en estos meses

Y lo primero que me vino a la cabeza fue mi hijo, Javi era quien más me importaba, pero me demostraba cada día que se estaba convirtiendo en un buen hombre, con sueños, con ideas, aunque al conocerlo puede parecer un poco serio, tiene un gran corazón, y un hermoso carácter, tranquilo, de pensar las cosas, responsable y con empeño para lograr lo que se proponga. De novio hace más de un año con Silvina, una buena chica, al menos hasta donde pude conocer de ella, trabajadora y estudiosa, de familia humilde y laburadora. Podía ver en esa relación un futuro, pero eso, el tiempo lo dirá.

Las veces que hemos hablado con Javi sobre las mujeres y en especial su novia, le he dejado mi visión del sexo opuesto, a veces nos cuesta comprenderlas o comprender sus actitudes, pero siguen siendo las maravillas de la raza. Respetarlas, siempre, sobre todo respetar su lugar, sus creencias, sus ideas, dejarlas ser, dejarlas volar, que sean nuestras novias o esposas no las hacen nuestra propiedad, ellas tienen que tener su propio vuelo, no ser nuestra sombra y quererlas por lo que son y no por lo que quisiéramos que fuesen.

Sin lugar a equivocarme, Javi va a ser un gran tipo y eso me llena de orgullo. Vengo viendo en estos días, de comprarle un pequeño auto para su cumpleaños, lo merece sin ninguna duda. Ya he hablado con Hernán para que me aconseje, quien mejor que él.

Y si pienso en Hernán, pienso en ese gran amigo, siempre leal y buen tipo, Nos vemos poco pero hablamos mucho y cada encuentro es como si el tiempo no hubiera pasado, me conoce y lo conozco y ambos sabemos que siempre seremos incondicionales. Artífice de lo que es mi vida en estos momentos, por él es que trabajo en lo que trabajo, gracias a él y a mi esfuerzo tengo una posición y una consideración que modestia aparte, me enorgullece.

Brenda es mi otro tesoro, la quiero con locura y creo que es recíproco, me lo ha demostrado tantas veces, incluso luego de la separación. Una mujer hermosa, por donde se la mire, tiene mucho de su madre y sin pecar de soberbio, creo también, algo de mí. Con un futuro brillante, y por lo poco que lo he conocido, creo que también puede haber futuro con Martín.

Si de sentirme bancado y contenido en el peor momento, Ruben ha sido el poste firme de donde tomarme cuando el viento me llevaba. Un tipo noble, sincero, sin medias tintas, serio, duro, pero cuando lo conocés, te encontrás con un gran tipo, con el que se puede contar siempre, en la que sea. Hace poco tiempo que nos conocemos, pero lo siento como si fuera de toda la vida.

Y si en puntales pienso, María es otro de los puntales en mis momentos bajos. Una mujer con todas las letras, tierna, sensible, buena madre y apasionada, sabe escucharme como nadie y también sabe leerme la mente, tiene tan claro como pienso y como siento… Tremenda mujer! Quiero mucho a sus dos pequeñas hijas, dos soles,  y sin lugar a dudas, me podría enamorar de ella. Y si en placer tengo que pensar, me ha dado uno de las mayores sensaciones de mi vida. Pero desde que nos relacionamos, fui sincero con ella, no tengo corazón que ofrecerle, si Mora no estuviera allí, quizás me hubiera podido enamorar de ella, seguramente que sí. ¿Qué si la quiero? Claro que la quiero! Tanto como para querer que siga en mi vida y tanto para desearle que encuentre un hombre que la valore y la haga feliz, porque se lo merece y por supuesto su felicidad será la mía también.

Abrí otra Imperial, la tercera, le di unos cuantos sorbos tranquilos, me comí el sándwich disfrutando aquella soledad, aquel silencio, solo interrumpido por los pájaros que iban y venían de la copa de  aquel árbol.

Otra persona que se coló en mi vida en estos últimos tiempos ha sido don Aurelio, casi por casualidad, he tenido una conexión con ese viejo, creo que veo en él algunas actitudes paternales que me hacen extrañar a mi viejo. Al menos una vez por semana, me gusta pasar a tomar unos mates con él, hacerle un rato de compañía y escuchar sus historias, como me gusta escuchar sus historias de remisero! Después de detención del tipo, le secuestraron el remís cómo parte de la causa, lo puse en contacto con Ruben para que se encargara de lo necesario para que pueda recuperarlo, y además estoy viendo de conseguirle alguien más que lo alquile para que no pierda ese ingreso.

Abrí otra cerveza, prendí un nuevo cigarrillo para meterme de lleno en mi último gran debate… Mora!

Si hay algo que he intentado siempre en mi vida, es ser sincero, sobre todo con la gente que me importa y por sobre todas las cosas, sincero conmigo mismo. Y este en este punto donde siendo sincero conmigo mismo y mis sentimientos, no me puedo negar que sigo estando enamorado de Mora como el día en que la conocí, eso es una de mis seguridades. A pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros, no la he podido sacar de mi mente y de mi corazón.

Pero se me presenta un debate entre la razón y el corazón, cual si fueran un angelito y un pequeño demonio sobre mis hombros, hablándome uno a cada oído.

El corazón me aseguraba que seguía enamorado de Mora y que en nuestros últimos encuentros podía sentir que ella me sigue amando y que se había sentido muy mal por lo que nos había separado, también podía sentir su arrepentimiento y sus sinceras disculpas por aquellos hechos. ¿Un ingenuo? Quizás!...

Pero la razón me hacía ver las cosas desde otro punto de vista, hasta esos momentos yo había sentido que nuestro matrimonio funcionaba muy bien, nos respetábamos por sobre todas las cosas, no entendíamos hasta sin decirnos nada, confiábamos el uno en el otro, veníamos de sendos matrimonios fallidos y eso nos dio una visión de pareja que intentaba corregir lo que nos había hecho fracasar en nuestras relaciones anteriores.

Pero un hecho trastocó todo aquello, si lo miro a la distancia, podría decir que Mora tendría que haberme enfrentado ante esas supuestas pruebas de mi infidelidad, aunque en ese momento hubiera significado una discusión o un pelea, y todo hubiera sido diferente. Pero decidió encarar las cosas de otra manera, ¿quizás esperando que yo le contara arrepentido mi infidelidad y le pidiera perdón? Quizás…

Pero ante los hechos, enojada, decepcionada, manipulada y hasta drogada, o lo que fuese, a Mora se le abrió una puerta, que no puedo saber, a ciencia cierta, si ella misma sabía que existía… la de estar con otro hombre que no fuera yo.

¿Si esos hechos destruyeron la confianza? Claro que sí! Y por eso decidí divorciarme de ella.

¿Que cualquier pareja que se ama puede enfrentar una situación de infidelidad y sobrellevarlo a pesar del error? También! Siempre y cuando sean conscientes del error, del dolor causado y de lo que ello puede implicar, sobre todo en la confianza mutua.

La razón me dice, que si decidiera volver con Mora, ¿qué garantías tenía que en algún otro momento, algún otro hecho se convirtiera en la llave que vuelva a abrir esa puerta, que ahora ya estoy segura que ella sabe que existe? ¿Puedo decir objetivamente que la confianza en Mora se puede restaurar?

¿Podría yo volver a enfrentar una situación semejante? ¿Estoy dispuesto a correr ese riesgo?

Pero también pienso en si decidiera no volver con Mora, ¿qué haría con este amor, con estas ganas de estar con ella? ¿Sería cuestión de tiempo?

Y se fue la última cerveza, el sol empezaba a caer y decidí emprender el regreso.

Manejé por aquella ruta tranquila, tan tranquila como me encontraba yo en ese momento.

Entré a la ciudad pasadas las ocho y treinta. De camino, compré algo para comer y un par de cervezas más.

Al llegar a casa, prendí el teléfono y me tiré en el sillón, estaba cansado, ¿de manejar quizás?

Entraron varios mensajes, de Javi, del trabajo, del grupo de los chicos de pádel y de Mora. No miré los del trabajo, hice un par de comentarios en el grupo de pádel y crucé varios mensajes de audio y una llamada con mi hijo. Por último abrí el mensaje de Mora: “Espero que haya sido un buen día para tu alma! Lo único que me importa es tu felicidad, no importa cuál sea el camino! Te amo a mares!”

Pensé por un momento que contestarle, y sin mostrarle indicios de lo que podría llegar a ocurrir de aquí en adelante, le respondí: “Mi alma está en paz, cómo hacía tiempo no lo estaba, verdaderamente fue un buen día para ella! Se avecinan nuevos tiempos y tenemos que estar preparados”

Me comí lo que había comprado tomándome una cerveza sentado en el sillón y escuchando un poco de música.

Cerca de las once de la noche me di un baño y me acosté, no tenía sueño de momento, pero mañana había que trabajar.

Pensando antes de dormirme, traté de imaginar los días por venir…

¿Razón o corazón?

Al aire está echada mi moneda!...