Sospechas y certezas (15)

El que mal anda, mal acaba!

(15) – El que mal anda, mal acaba!

A partir de ese día cruzamos mensajes y algunas llamadas con Mora, nuestras conversaciones rondaban sobre como andábamos, como iban nuestros trabajos, su curso de cocina, el mío de fotografía, pero ninguno de los dos, hablábamos de sentimientos, ni deseos, ni nada referido a algún futuro imaginable.

Un mediodía, me llamó pidiéndome un favor:

-MORA: Gabi, necesitaría pedirte un favor, una amiga se compró una notebook nueva y me regaló la que tenía. No es muy nueva, pero me dijo que andaba bárbaro, pero de un día para el otro cuando la enciende, empieza a arrancar y se queda ahí, no termina de arrancar. ¿Vos podrás verla para saber si se puede arreglar?

-GABRIEL: Por supuesto, si querés cuando salgo paso por tu casa y la veo.

-MORA: La casa de mi amiga es por acá cerca y me vine a un bar que queda cerca de tu trabajo, si querés te espero acá hasta que salgas.

-GABRIEL: ¿En qué bar estás, en el bar de Cacho?

-MORA: SI en ese, entro y te espero tomándome un café.

-GABRIEL: Dale, en veinte minutos, media hora estoy ahí.

Media hora después entré en el bar de Cacho, lo saludé y ubiqué a Mora en una de las mesas. Me acerqué, se paró para saludarme con un beso en la mejilla y nos sentamos, hablamos un par de cosas y en ese momento, se acercó María, me paré para saludarla con un beso y me dijo:

-MARIA: Hola Gabi, ¿cómo estás?

-GABRIEL: Hola María, bien ¿y vos?

-MARIA: Todo bien, gracias! ¿Qué te traigo?

Antes de pedirle lo que iba a tomar, miré a María y a Mora y les dije:

-GABRIEL: María, ella es Mora. Mora, ella es María.

-MORA: Si, ya nos conocimos, ya estuvimos charlando un rato.

-GABRIEL: Ah, bueno! María, un café doble y un tostado, por favor!

María se fue con una sonrisa entre pícara y cómplice y Mora me dijo:

-MORA: En realidad fue ella la que me reconoció, por la foto nuestra del fondo de pantalla de tu teléfono, me dijo. Se sentó y estuvimos charlando un rato, de vos por supuesto!

-GABRIEL: ¿Me sacaron el cuero?

-MORA: Todo lo contrario, hablamos bien de vos! Me contó de la relación que tenían desde la separación, de la mano que le habías dado con el accidente de su hija, y de cómo se habían relacionado después. Y me dijo que me quedara tranquila, que ella no estaba enamorada de vos, ni vos de ella.

-GABRIEL: Si, yo siempre le fui sincero, siempre le dije que no podía enamorarme de nadie.

-MORA: Me dijo que solo eran amigos, aunque en algunas ocasiones habían tenido relaciones. Me pareció una buena mujer. Y también me dijo que se puso muy contenta, cuando le contaste que nos habíamos encontrado para hablar. Y que, si hiciera falta que se hiciera a un lado para no complicar las cosas, lo haría sin dudarlo.

-GABRIEL: La verdad que es una mina bárbara! Me bancó mucho en esos meses!

-MORA: También, que si yo no tengo problema, que le gustaría que sigan siendo amigos.

-GABRIEL: Es una mujer muy piola y sabe lo que quiere!

Charlamos un rato y cerca de las seis, la llevé a su casa. Al llegar me dijo si quería bajar a tomar unos mates, pero le dije que tenía algunas cosas que hacer. Nos despedimos y me fui para la casa del tipo ese, tenía que saber que hacía, tenía que encontrar algo! Pero no pude averiguar nada y después de un par de horas, me fui para casa

Llegué a casa, mientras picaba algo, me puse ver la notebook de Mora, tenía un problema en el sistema operativo, se lo corregí, le instalé un par de cosas y listo.

Después de cenar, pasadas las once de la noche, me llamó María:

-MARIA: Hola Gabi, ¿cómo estás?, perdón la hora, pero recién se duermen las chicas!

-GABRIEL: Hola María, no pasa nada, recién termino de cenar.

-MARIA: Te quería comentar de la conversación con Mora de esta tarde. Ahora puedo entender lo que sentís por ella, es realmente adorable, sin siquiera conocerme, fue muy amable conmigo, me agradeció que te haya bancado luego de la separación. Me impresionó su mirada, es tan transparente como la tuya, y se puede ver lo que te sigue amando.

-GABRIEL: Gracias María!

-MARIA: Le conté como era nuestra relación, que éramos amigos, aunque algunas veces hayamos tenido relaciones, pero me dijo que ya lo sabía, y que me gustaría que pase lo que pase con ustedes, lo sigamos siendo. Incluso que me gustaría conocerla, supongo que nos llevaríamos bien.

-GABRIEL: Eso dalo por hecho! Quiero que sigas estando en mi vida!

-MARIA: Me pareció una mujer hermosa y también sincera, aunque todavía se siente muy culpable por lo que pasó.

Charlamos un rato más con María y me fui a dormir.

No paraba de pensar en la forma de sacar este tipo de nuestras vidas.

Al día siguiente, al salir del Ministerio, fui para la casa de Mora, a llevarle su notebook, al llegar a su cuadra, veo un tipo parado en su puerta, pasé de largo y di la vuelta manzana, era ese tipo la puta madre!

Inmediatamente, me sonó el teléfono, era Mora y con desesperación en la voz, me dijo:

-MORA: Gabi! Ese tipo está en la puerta de casa! ¿Qué carajo hace acá? ¿Cómo me encontró?

-GABRIEL: Tranquila Mora, estoy a unos metros de tu casa, lo estoy viendo! ¿Lo atendiste?

-MORA: No! Cuando vi que era él, no atendí!

Como Mora vive en el fondo, Tiene una cámara instalada en la parte opuesta del frente, desde donde puede ver quien toca el timbre.

-GABRIEL: No lo atiendas, así se va!

-MORA: Tengo miedo Gabi! No quiero saber más nada con este tipo!

-GABRIEL: Ahí parece que se va! …Subió al auto!... pero no arranca!... Ahí volvió a bajar, va con un papel en la mano, seguro te va a dejar una nota!... Sí, ahí la tiró por debajo de la puerta!...Ahí vuelve al auto!... Arrancó y se está yendo, lo sigo unas cuadras para ver para donde va!

-MORA: Gabi, por favor que no te vea!

-GABRIEL: Tranquila, no conoce este auto! Agarró la avenida y se va para Los Hornos, ahí vuelvo!

Llegué a lo de Mora, le toqué timbre y me abrió, levanté el papel y caminé el pasillo hasta su casa, Mora abrió y llorando me abrazó.

-MORA: ¿Por qué tuvo que volver a aparecer este tipo? No quiero que se me acerque!

-GABRIEL: Tranquila Mora, ya lo vamos a solucionar! Yo me voy a ocupar!

-MORA: Por favor Gabi! No te metas con estos tipos! Tengo miedo que te pase algo!

Miramos la nota y decía: “Por fin te encontré! ¿Qué pasa ya no querés volver a pasar esos buenos momentos? Sé que estás! Debés estar ocupada, nos vemos pronto zorrita!”

Me quedé en casa de Mora, un buen rato, hasta que se tranquilizó, tomamos unos mates y traté de cambiarle el tema para que pensara en otra cosa. Cerca de las siete y media, me fui de su casa, pidiéndole que se cuide cuando salga, que mirara bien, y si fuera necesario que fuera a donde sea en taxi.

Al salir lo llamé a Ruben, necesitaba hablar con él, para ver qué podía hacer con este tipo. Me dijo que me esperaba en el estudio.

A los veinte minutos estaba allí.

-GABRIEL: Este hijo de puta volvió a aparecer y sabe donde vive Mora, tengo que encontrar la forma de sacarlo del medio!

-RUBEN: Néstor, es el hombre que lo estuvo siguiendo y ya sabe que distribuye drogas para Morales!, pero, ¿sabés qué? No solo distribuye para él, también trabaja para otro, que vende también pastillas, pero de menor calidad y más baratas. No sea cosa que este tipo se esté haciendo el pillo y haga su propio negocio. Creo que por ahí lo podríamos agarrar!

-GABRIEL: Si, eso, que su dealer se entere que trabaja para otro! Tendríamos que pedirle pastillas a Morales y ver si trae las de él o las delotro!

-RUBEN: Si, pero tenemos que encontrar la manera de hacerlo sin que haya relación con vos, ni conmigo, ni con Néstor!

-GABRIEL: ¿Néstor, tiene relación con ese dealer? Quizás él lo pueda mandar al frente!

-RUBEN: Dejame hablarlo con Néstor y te digo, a ver que dice él!

Llegué a casa y después de comer algo, la llamé a Mora, quería saber si estaba tranquila, hablamos un rato y cerca de las doce de la noche, me fui a dormir.

Tenía que encontrar el hueco, tenía que pensar en algo, por lo menos, para que se deje de acosar  a Mora.

Al día siguiente al salir del Ministerio pasé por el bar de Cacho, tomé un café y charlé un rato con María hasta más o menos las seis de la tarde, que me fui para la casa del tipo.

Di varias vueltas por la zona, hasta que en una de esas vueltas veo salir de la casa a una mujer con dos niñas caminando para la otra esquina.

Me quedé esperando y casi media hora después volvió con bolsas de compras. Seguramente, eran su esposa y sus hijas.

Como a las siete y cuarto, aquella mujer salió a la vereda con las niñas, se sentó en el umbral mientras las pequeñas jugaban y andaban en bicicleta por la vereda.

Cómo a los veinte minutos llegó el tipo, yo estaba estacionado en la esquina sobre la calle que cruza, para que no viera el auto, y mientras guardaba el auto en el garaje, me bajé y crucé la calle. Había decidido encararlo delante de su esposa y marcarle el terreno, que supiera que estoy al tanto de su vida.

Entró el auto, cerró el portón y se quedó en la vereda hablando con su esposa, me faltaban cinco pasos para llegar y le dije:

-GABRIEL: Gustavo!! Qué casualidad, ¿cómo estás tanto tiempo?

Me miró, me clavó la mirada, cómo diciendo, ¿qué carajo hacés vos acá? La cara se le transformó y lo único que atinó a decir secamente fue:

-GUSTAVO: ¿Hola?

-GABRIEL: Gabriel García! ¿Te acordás de mí?

Y estiré la mano para saludarlo, no le quedó otra que saludarme y decir:

-GUSTAVO: ¿Qué andás haciendo por acá?

-GABRIEL: Visitaba a un cliente y justo te vi!

Le estreché la mano con fuerza y le clavé la mirada

-GABRIEL: ¿Son tu esposa y tus hijas?

Y no le quedó otra que presentarme

-GUSTAVO: Alejandra, el es Gabriel, un conocido de cuando éramos chicos.

La esposa se paró, y me saludó amablemente con un beso.

-GABRIEL: Encantado señora! ¿Y las pequeñas?

-ALEJANDRA: Sofía la más grande y Micaela la chiquita.

-GABRIEL: Hermosas! Aprovechando la tarde tan linda! Para estar afuera!

Y volviendo a dirigirme al tipo le dije:

-GABRIEL: Me contó Julieta del tema de la fábrica, qué macana! Pero por suerte conseguiste el tema del remís! ¿Cómo va el laburo con eso?

-GUSTAVO: Bien, por suerte!

-GABRIEL: Mirá lo que son las casualidades! Hace unos días justo estuve hablando de vos con Don Aurelio, me contó que lo habías ido a buscar a Mar del Plata! Y que justo te vengo a encontrar!, lo que son las casualidades!... Y también me encontré con tu hermana Lorena y estuvimos charlando un rato, justo tuve que ir a la subsecretaría y nos vimos. ¿Vanesa cómo anda?

-GUSTAVO: Bien, bien!

-GABRIEL: Bueno Gustavo me tengo que ir, un gusto encontrarte… Un gusto conocerte Alejandra! Ahora que ya sé donde vivís, otro día con tiempo, me paso a tomar unos mates!

Volví a estirar la mano para saludarlo, su esposa se acercó para saludarme con un beso y haciendo un gesto, saludé a sus hijas que seguían jugando en la vereda.

Y ya cuando le solté la mano para irme, le dije:

-GABRIEL: Bueno, nos estamos viendo! Saludos a tu madre y a tu tío Ramón cuando lo veas! Ah! Y también a Morales!

Y salí caminando en dirección contraria a la que había venido y dar la vuelta manzana hasta el auto.

Toda mi intención era que supiera que yo tenía mucha información de él. Que ya sabía donde vivía y con quién, que hacía, para quién trabajaba, de su familia y del dueño del remís.

Mientras caminaba, me sentía satisfecho, seguramente, estaría endemoniado, pensaría muy bien sus siguientes movimientos tanto como yo pensaría los míos.

Al día siguiente, volví a encontrarme con Ruben en el café cercano al estudio y le conté que había encarado a ese tipo.

-GABRIEL: No sabés la cara que puso cuando me vio! Si dijo tres palabras es mucho! Sólo me miró con odio, pero haciéndose el boludo, debe haber creído que le diría algo de lo que había hecho con Mora delante de su esposa. Pero solo quise que supiera que yo estaba al tanto de toda su vida.

-RUBEN: Estás loco Gabi!

-GABRIEL: Delante de su esposa, no iba a hacer nada! Y hasta le nombré al dueño del remís y le mandé saludos para el dealer! No sabés como le hubiera bajado todos los dientes de dos trompadas!

-RUBEN: Tené cuidado! No sea cosa que te cruce solo o te mande a alguien!

-GABRIEL: Si, tranquilo, seguramente no se va a quedar quieto! ¿Pudiste saber si Néstor conoce a Morales?

-RUBEN: Si, me dijo que sí, que se vieron un par de veces, pero si le dice algo de este tipo, se va a pensar que lo están vigilando y puede haber problemas.

-GABRIEL: ¿Sabés si Néstor conoce a alguien que le haya comprado a Morales?

-RUBEN: Si, me dijo que conoce a un ex compañero de la policía que le compra.

-GABRIEL: Se me ocurrió una movida, pedirle a ese amigo de Néstor que nos pase el teléfono de Morales para pedirle pastillas. Ahí podríamos ver si el tipo hace alguna movida a espaldas de Morales.

-RUBEN: Por ahí podría ser, dejame que lo hablo con Néstor y vemos.

Quería que todo terminara lo antes posible, no quería que ese tipo se volviera a aparecer por lo de Mora.

Ese viernes me llamó Ruben para encontrarnos por la tarde al salir del Ministerio. Casi a las tres de la tarde, llegué al estudio y Ruben estaba esperándome.

-RUBEN: Pasá Gabi! Néstor me consiguió el teléfono de Morales, ya tengo el contacto para poder comprarle. Me dijo Néstor que cuando llamás, lo primero que pregunta Morales, es quien te pasó el teléfono, tenés que decir vos o quien llame, que te lo pasó Martin F., el tipo conoce a los clientes por el nombre y la inicial del apellido. Cuando pedís pastillas, le tenés que decir que querés un paquete de condones de diez, te va a preguntar si “Comunes” o “Premium” el segundo es de mayor calidad y más caro. Las pastillas son blancas y tienen grabado una letra “C” o una letra “P” según lo que compres.

Y te va a preguntar cómo lo pagás y tenes que decir “Transferencia al Banco Patagonia” eso funciona como una especie de contraseña. Pensá bien cómo hacerlo, Morales las va a mandar con este tipo seguramente, que no las lleve a tu casa!, por ahí el tipo te siguió y sabe donde vivís y tiene que ser alguien que él no conozca.

-GABRIEL: Si, tengo que pensar eso, alguien que este tipo no conozca, tengo que ver a quien le puedo pedir ese favor. Ya se me va a ocurrir. Y también como hacerle saber a Morales si este tipo hace su negocio con las pastillas. Ya se me va a ocurrir.

-RUBEN: Tené cuidado, que el tipo no te pueda relacionar por ningún lado, ni a mí por supuesto.

-GABRIEL: Si, tranquilo, ya le voy a encontrar la vuelta.

Me despedí de Ruben y antes de ir para casa, hice algunas compras y como a las siete de la tarde, pasé por lo de Mora. Al llegar, le toqué timbre y me abrió, caminé el pasillo y ella venía caminando, nos encontramos a mitad de pasillo.

-MORA: Que sorpresa!

-GABRIEL: Perdón que no te avisé, pero andaba por acá y se me ocurrió pasar!

-MORA: Hiciste muy bien, podés pasar cuando quieras! Lo único, que hoy no estoy sola, pero por supuesto, vení que no hay problema!

-GABRIEL: Perdón, paso en otro momento, no quiero molestar!

-MORA: No molestás tonto, vení!

-GABRIEL: ¿Seguro? Puedo pasar otro día!

-MORA: Es más, ¿Querés quedarte a cenar?

-GABRIEL: ¿No, gracias?, no quiero joder

-MORA: No jodés tontón, pasá, está en el patio!

Y al entrar a su casa e ir al patio, me encontré con quien no hubiera pensado encontrarme en casa de Mora…

-GABRIEL: Hola María! ¿Cómo estás?

Nos saludamos con un abrazo y un beso y Mora dijo:

-MORA: Hoy andaba por tu trabajo y pasé por el bar, charlamos un rato y le dije que me encantaría conocerla, y cómo hoy Malena y Sofía se iban con su padre, la invité a cenar.

-MARIA: Y yo acepté!, me pareció un buen momento para hablar mal de vos! Pero bueno, nos arruinaste el plan!

-GABRIEL: Que bonito! Me iban a sacar el cuero!

-MARIA: No me pude resistir al pastel de papa!

-GABRIEL: ¿Pastel de papa?

-MORA: Sí, ¿te quedás?

-GABRIEL: Está bien! Pero decime que compro, algo para tomar, algo de postre, no sé

-MORA: Nada! María trajo postre y para tomar hay de lo que quieras! Sólo te quedás y listo!

La cena transcurrió de maravillas, entre los tres nos tomamos dos botellas de vino con el sabrosísimo pastel de papa de Mora.

Charlamos y nos reímos mucho, María nos contó anécdotas de su juventud, de su matrimonio y de sus hijas. Yo les conté de mi relación con Ruben y algunos hechos recientes que Mora no conocía.

Aprovechando que estaban las dos, les conté que me había aparecido en casa de aquel tipo y todo lo que había pasado.

La verdad es que estaba tan a gusto esa noche que no me di cuenta de la hora, cuando miré el reloj eran casi las cuatro de la mañana.

María dijo que se iba, y yo le dije que la llevaba hasta su casa. Caminamos hasta la puerta, María y Mora se despidieron con un abrazo y graciosamente comentó:

-MORA: María, otro día nos juntamos a ver si podemos hablar tranquilas!

-MARIA: Sí, sin que nadie nos interrumpa!

-GABRIEL: No sean malas, les dije que pasaba otro día!

-MORA: Es broma tonto!

Mora me dio un abrazo, un beso en la mejilla y nos fuimos.

En el viaje, María me comentó:

-MARIA: Es divina Gabi!, es tan dulce, y tenés razón, hablar con ella ese rato antes de que vos llegaras, fue como si nos conociéramos de años.

-GABRIEL: Sí, hablando con ella fue cuando me enamoré!

-MARIA: Cuando pasó por el bar, creí que se iría a encontrar con vos, pero hablamos un momento y cuando le comenté que las chicas se iban con el papá, me dijo si no quería ir a su casa y charlar un rato, y me pareció una idea buenísima, me esperó hasta la hora de salida y de ahí nos fuimos para su casa. Me contó todo lo que había pasado con ese tipo y se puso mal al recordarlo. Me di cuenta de lo que te ama Gabi, y lo que sufrió con la separación y sobre todo con la distancia con Brenda, me enterneció tanto y me pareció tan dolida, que me salió darle un abrazo. Es tan transparente como vos Gabi!

-GABRIEL: Entendés María, por qué nunca me la pude sacar de mi cabeza!

-MARIA: Claro que sí! Y recordá lo que te dije hace meses, se aman demasiado para no estar juntos!

-GABRIEL: Quizás también lo siento así, pero que este tipo haya vuelto a aparecer, me intranquilizó de tal manera, necesito que este tipo desaparezca de nuestras vidas, necesito dejar de lidiar con eso, necesito la cabeza en paz!

-MARIA: Gabi, por favor no hagas ninguna locura con este tipo!

-GABRIEL: Quedate tranquila! Si todo sale bien, se le va a pudrir todo, y yo no voy a tener nada que ver, como dice el dicho, el que mal anda, mal acaba!

Llegamos a su casa y antes de bajar, María me dio un abrazo y me dijo:

-MARIA: Te quiero Gabi! Gracias!

-GABRIEL: Yo también María, y gracias a vos!

Bajó del auto, esperé a que entrara en su casa y me fui, manejando tranquilo. Llegué a casa y con la cabeza en la almohada, mirando el techo, me puse a pensar en lo que venía pasando en estos días, fundamentalmente en ella, cada vez más presente en mis pensamientos, cada vez con más ganas de abrazarla, de besarla y decirle que la sigo amando, pero me propuse nada cambiaría antes de que ese tipo quedara fuera de nuestras vidas. Solo así estaría en paz!

Ese fin de semana, estuve solo y salí con el auto y la cámara de fotos, quería practicar lo que venía viendo en el curso y poner el ojo en otra cosa, comí algo por ahí, un par de cervezas y a descansar.

Arrancó la semana de trabajo y mi cabeza no paraba de pensar la movida, no podía pedirle a nadie que tratara con el traficante la compra de las drogas.

A media mañana del martes, me llamó Ruben:

-RUBEN: Hola Gabi, cuando puedas, necesito verte.

-GABRIEL: ¿Te parece en el almuerzo? ¿Tenés tiempo?

-RUBEN: Sí, por supuesto, doce y media te espero en el bar que está cerca del Ministerio, ¿Te parece?

-GABRIEL: Perfecto, doce y media estoy ahí!

Fueron un par de horas que no pasaban nunca, y antes de las doce y media ya estaba en el bar de Cacho, saludé a María y me senté en una mesa. Ruben llegó puntual y se sentó conmigo. María se acercó para tomarnos los pedidos.

-GABRIEL: María, él es mi amigo Ruben! Ruben, mi amiga María.

Caballerosamente, Ruben se paró y se saludaron con un beso. Nos tomó el pedido y se fue.

-RUBEN: Hablé con Néstor, tiene un amigo que puede comprar la droga, lo único que no quiere es dar su domicilio, pero tengo un amigo que tiene tres departamentos para alquiler temporario.

-GABRIEL: Perfecto, pasame el teléfono de tu amigo y le alquilo uno por dos o tres días!

-RUBEN: Dale, igualmente ya le pregunté si tenía alguno disponible y me dijo que recién para el viernes, decime si lo hacemos el viernes o buscamos algún otro departamento.

-GABRIEL: Lo hacemos el viernes, se lo alquilo hasta el fin de semana, así preparamos todo bien.

-RUBEN: Perfecto después lo llamo y le confirmo.

-GABRIEL: Gracias Ruben!

-RUBEN: No hay por qué! Una pregunta… ¿Esta chica María, es la María que me contaste?

-GABRIEL: Esa misma! Una mina bárbara!

Volví al trabajo un poco más tranquilo, el plan estaba en marcha, y si las cosas resultaban cómo esperaba, y este tipo hacia negocio a espaldas de dealer, el primer paso estaba dado. Después la pelota quedaría del lado de Morales.

Al salir del Ministerio y llegar al auto, veo un papel doblado en el parabrisas, apretado con la escobilla, lo abro y decía: “Conmigo no se jode cornudo de mierda, te veo otra vez por mi casa y los mato a los dos, a vos y a la puta de tu ex, que ya sé donde vive.”. Me llené de odio, quería encontrarlo ya mismo y romperle la cabeza para que se dejara de joder. Terminé de leer la nota y me di cuenta que tenía dos ruedas desinfladas y un rayón en el costado, desde el guardabarros delantero hasta la puerta trasera. Hijo de puta! Tuve que llamar al auxilio mecánico y esperar que llegaran.

El viernes por la mañana, antes de ir a trabajar, pasé por el estudio de Ruben a buscar las llaves y dejarle lo pactado por el alquiler del departamento. Le mostré la nota:

-GABRIEL: Mirá lo que me dejó este hijo de puta en el auto! Y encima me desinfló dos ruedas y me izo un rayón de punta a punta en el costado del auto!

-RUBEN: Vos tranquilo! No te vuelvas loco! Te está provocando, te está toreando, pero vos calladito que la cosa va a ir por otro lado! Se le va a pudrir todo y no va a entender nada!

Quedamos de acuerdo en encontrarnos en el departamento a las seis de la tarde, estaríamos Ruben, Néstor, su amigo y yo.

Al salir del Ministerio, compré un chip de teléfono prepago para hacer la llamada y que ninguno de nuestros teléfonos quedara en los contactos de Morales.

Llegué al departamento, estaba en un edificio de tres plantas y éste estaba en la planta baja y daba hacia la calle, de un dormitorio y completamente amueblado.

Antes de las seis, ya estábamos los cuatro, Ruben me presentó a Néstor y este a su amigo Nahuel Ferreira. Le agradecí todo cuanto había hecho por mí y poniendo el chip en mi teléfono, comenzaba todo. Para amenizar un poco la velada, había traído unas cervezas y algo para picar.

Nos sentamos en el estar y Nahuel llamó a Morales.

-NAHUEL: Hola ¿habla Morales?

-MORALES: SI, ¿quién habla?

-NAHUEL: Soy Mariano y Martin F me pasó tu número de teléfono.

-MORALES: Ah sí, ya me avisó que me ibas a llamar ¿en qué te puedo ayudar?

-NAHUEL: Estaría necesitando un paquete de condones de diez, los probé en lo de Martín y me gustaron mucho!

-PERFECTO: Perfecto, ¿Comunes o Premium?

-NAHUEL: Uh, me mató, ¿Martín cual usa?

-MORALES: Premium, Martín lleva siempre premium

-NAHUEL: Premium entonces!

-MORALES: Perfecto! ¿Cómo los querés pagar?

-NAHUEL: Con una trasferencia al Banco Patagonia.

-MORALES: Perfecto Mariano, decime la inicial de tu apellido. Serían dos mil pesos.

-NAHUEL: Sí, buenísimo! Mi apellido empieza con G, ¿Podrá ser para hoy? Tengo movida en la noche y me gustaría contar con eso.

-MORALES: Sí, no hay problema, pasame tu dirección, a las ocho en punto están ahí,! Va a ir un Fiat Cronos blanco, Gustavo se llama el que hace la entrega, poné el dinero en un sobre y el te va a entregar una caja con tu pedido dentro! Una vez que lo recibas me mandás un mensaje a este teléfono, que diga solo “OK”, ¿Sí?

-NAHUEL: Perfecto caballero, quedamos así! Hasta la próxima.

-MORALES: Hasta la próxima, que lo disfrute!

Se terminó la llamada y Nahuel, respiró aliviado, estaba nervioso, pero lo hizo muy bien.

Decidí esperar la entrega sentado en mi auto, para ver que nada raro pasara, di una vuelta manzana y lo estacioné en la vereda de enfrente a tres casas de ahí. Ruben y Néstor esperarían en el departamento.

Minutos antes de las ocho, llegó el Fiat blanco, ese tipo bajó con una pequeña caja en a mano, tocó el timbre y Nahuel abrió la puerta, hablaron un momento e intercambiaron la caja por el sobre.

El tipo se subió al auto y se fue, lo seguí unas cuantas cuadras hasta cerciorarme que se alejaba y volví al departamento.

Toqué timbre y me abrió Nahuel, Néstor y Ruben tenían una sonrisa… la caja estaba abierta y Néstor tenía en su mano el contenido de pastillas de la bolsita, eran blancas pero no tenían la letra “P” en el relieve de ninguna de ellas. El boludo las había cambiado! Había pisado el palito!

Estaba tan contento con lo que había pasado que le dije si podían y querían yo invitaba la cena, si querían, íbamos a algún restaurante, o si lo preferían pedíamos comida y cenábamos en ese departamento. Decidimos pedir comida a una parrilla, y mientras esperábamos, nos tomamos otras cervezas charlando.

A Nahuel se le ocurrió que se podrían fotografiar las pastillas y hacérselas llegar a Martín F, y que fuera él, que era cliente habitual de Morales, el que le dijera sobre el cambio de las pastillas.

Néstor lo llamó a Martín y le explicó lo de las pastillas, Martín dijo si lo podíamos esperar, en media hora podría pasar. Le pasamos la dirección y a los cuarenta minutos llegó. En ese momento, Ruben se despidió de nosotros y se fue para su casa.

Nahuel le mostró las pastillas a Martín, éste preguntó:

-MARTIN: ¿Pediste Premium?

-NAHUEL: Sí, dos mil costaron!

-MARTIN: Estas no son las Premium que me llegan habitualmente, son más grandes y nos tienen la “C”. Esperá que hablo con Morales.

-MARTIN: Hola Morales!

-MORALES: Hola Martín, cómo estás, querido!

-MARTIN: Perdón la hora, pero acabo de llegar a lo de Mariano G, que le llegó hace un rato el encargue para esta noche.

-MORALES: Sí, ¿todo bien con eso?

-MARTIN: Eso te quería preguntar, ¿Vienen diferentes los condones? Porque estos son distintos a los de la última vez.

-MORALES: ¿Distintos? ¿A qué te referís?

-MARTIN: Son un poco más grandes y no tiene la “P”, pero si van bien, no hay problema.

-MORALES: Yo mandé lo de siempre, dejame que veo a ver qué pasó. ¿Hasta qué hora estás ahí?

-MARTIN: No sé muy bien, pero supongo que toda la noche, depende cómo vayan las cosas, jaja!

-MORALES: En media hora te llega otro paquete de condones Premium para cambiártelos por esos, ¿te parece?

-MARTIN: Perfecto, los espero!

-MORALES: Va a ir un VW Fox azul, Pedro te los entrega! Y por favor pedile disculpas a Mariano G por el error, por favor.

-MARTIN: Yo le digo, acá lo tengo! Gracias Morales, un abrazo!

-MORALES: Chau querido, un abrazo!

Listo! Ya estaba todo en marcha, el plan iba perfectamente y sería cuestión de días que el dealer se ocupara del boludo.

Media hora después, llegaron las pastillas, le agradecí a Martín entregándole las pastillas por el favor, me agradeció y cerca de las dos de la mañana se fueron Martín, Nahuel y Néstor.

Cerré la puerta y me senté a tomarme la última botella de cerveza, las cosas habían resultado mejor de lo que esperaba, y en cualquier momento podría haber novedades.

Me tiré en ese sillón y me quedé dormido. Me desperté pasadas las diez de la mañana del sábado, me fui a casa a darme un baño y quizás dormir otro poco.

Después del baño eran casi las doce del mediodía, mientras comía algo a manera de almuerzo con unos mates, se me ocurrió pasar por casa de Mora y contarle las novedades.

Casi a las cuatro de la tarde, la llamé:

-GABRIEL: Hola Mora ¿cómo estás?

-MORA: Hola Gabi, muy bien ¿vos?

-GABRIEL: Bien! Te quería preguntar si no tenés nada que hacer, pasaba por tu casa a tomar unos mates.

-MORA: No estoy en casa, estoy en lo de María, venite por acá!

-GABRIEL: No, en otro momento, no las quiero volver a interrumpir

-MORA: No seas tonto que no interrumpís nada, venite y tomamos los mates acá!

Y se escuchó también, la voz de María acercándose al teléfono de Mora

-MARIA: Dale venite Gabi que las chicas preguntan por vos, dicen que hace mucho que no te ven!

Y de fondo se escuchaban los gritos de Malena y Sofía que decían: “Vení tío!”

Las chicas se habían acostumbrado a decirme tío Gabi, por supuesto que para ellas yo solo era amigo de su madre y no sabían que varias veces me había quedado a dormir cuando ellas no estaban.

Me convencieron de ir, paré para comprar algo para el mate y unos regalitos para las chicas.

De camino iba pensando sobre la relación que se venía dando entre Mora y María. Por supuesto no me molestaba, solo tenía intriga sobre lo que hablarían, ¿María le habrá contado sobre nuestros encuentros sexuales?, ¿sobre nuestras conversaciones?, ¿Intercambiarían comentarios sobre mi?

Pero me dejaba tranquilo saber que a las dos les había dicho la verdad, a Mora obviándole algunos detalles, pero nunca les había ocultado lo que sentía.

Llegué casi a las cinco de la tarde, María abrió la puerta de la calle y por el pasillo venían corriendo sus hijas, me abrazaron, les di un beso a cada una y sus regalos. Entré, saludé a María y a Mora y nos fuimos a sentar al patio, donde las chicas jugaban en el pasto.

No les conté de la nota de amenaza que me había dejado en el auto, pero si les conté sobre el plan que habíamos armado con Ruben y Néstor y les di detalles de lo que había pasado, las dos me miraron con cara de sorpresa y Mora me preguntó:

-MORA: ¿Y ahora que va a pasar?

-GABRIEL: La verdad, no lo sé, seguramente al dealer no le debe haber caído bien que este tipo haga su propio negocio con sus pastillas.

-MARIA: Ay, espero que no aparezca muerto, esa gente es capaz de cualquier cosa!

-GABRIEL: Espero que no!

Cayó la tarde y Mora dijo:

-MORA: Bueno María, ya me voy, ya jodí bastante y vos te tenés que ocupar de las chicas.

-MARIA: ¿No quieren quedarse a cenar?

-MORA: Otro día María, por hoy ya le sacamos bastante el cuero al susodicho! Me podrás llevar a casa Gabi?

-GABRIEL: Sí, por supuesto!

Nos despedimos de María y de sus hijas y nos fuimos.

Durante el viaje, Mora me contaba de lo que le gustaba hablar con María, que le parecía muy macanuda y que seguramente podrían ser amigas.

-MORA: Gabi, te quiero preguntar algo

-GABRIEL: Claro, preguntá!

-MORA: ¿Tenés problema en que me junte con María? Sé que ustedes son amigos y no quiero que eso cambie por mi relación con ella.

-GABRIEL: Tranquila, al contrario, las dos son excelentes personas y junto con Brenda, son, en este momento, las mujeres más importantes de mi vida.

Le había dado un par de indicios directos sobre mis sentimientos para con ella, después de decir eso, hizo un pequeño silencio, miró hacia adelante con una pequeña sonrisa y luego me dijo:

-MORA: ¿Tenés planes para hoy?

-GABRIEL: Por ahora no!

-MORA: ¿Querés quedarte a cenar en casa?

-GABRIEL: Ahora ya tengo, claro que sí! Pero con una condición!

-MORA: ¿Cuál?

-GABRIEL: Qué yo te cocino!

-MORA: Está bien! Te presto mi cocina!

-GABRIEL: ¿Qué te gustaría comer?

-MORA: Dejame pensar!... Ya sé! El pastel de berenjenas, calabaza y espinaca que tan rico te sale!

-GABRIEL: Bárbaro! Compramos todo de camino. ¿Para tomar que compramos?

-MORA: Para tomar no compramos, en casa tengo vino, cerveza y hasta un whisky!

-GABRIEL: ¿Te dio por el whisky?

-MORA: Hace un tiempo, me ayudaba a dormir, no quería tomar pastillas!

Compramos todo lo necesario, helado incluido y llegamos a su casa como a las ocho y media. Lola, su perrita, saltaba de alegría delante mío.

Hacía calor y Mora me dijo que en el placard de la piecita, tenía un montón de ropa para cambiarme, me puse un pantalón corto, una remera y me puse a cocinar.

Mora destapó una cerveza y mientras cocinaba charlamos. Terminaron siendo dos botellas!

Mora ya estaba media picadita y nos reíamos de cualquier cosa.

El pastel me había salido bárbaro y Mora me lo agradeció.

-MORA: Cuanto hacía que tenía ganas de comer esto! Intenté hacerlo un par de veces pero nunca me salió como a vos!

-GABRIEL: Me alegro que te haya gustado!

Después de cenar y comernos el helado, nos sentamos en el sillón y seguimos conversando. La perrita de un salto subió al sillón y se hizo un bollito pegada a mi pierna. Mora se levantó y trajo dos vasos para whisky y un bol con hielo.

Nos tomamos varios whiskys, y charlando, se hicieron casi las cuatro de la mañana.

Le dije a Mora que me iba, que ya era tarde.

-MORA: Seguro! ¿Podrás manejar con todo lo que tomamos? ¿No querés quedarte? Dormís en la otra habitación!

-GABRIEL: No, te agradezco Mora, tranquila que no estoy borracho, puedo manejar! Pero gracias por la invitación.

Me acompaño hasta la puerta, antes de abrirla me dio un abrazo, largo, apretado, yo se lo correspondí y me dijo casi al oído:

-MORA: Gracias por la cena y por la charla! Espero que se repita.

-GABRIEL: Claro que sí!

Me dio un beso en la mejilla y me subí al auto. De camino a casa, pensaba cuanto me hubiera gustado quedarme con ella, y no en la otra piecita, me hubiera encantado dormir con ella, abrazarla, y despertarme a su lado, solo eso.

El domingo salí a dar vueltas con el auto y la cámara para sacar algunas fotos y pasé por lo de don Aurelio, aquel hombre me había caído bien, y supuse que le podría alegrar un poco el domingo.

Y así fue, compré unas facturas y pasé a tomar unos mates con él, charlamos casi tres horas y a la tardecita, me volví para casa. La verdad, era un buen tipo y me gustaba hablar con él, escuchar sus historias y hacerle un poco de compañía.

La semana siguiente había transcurrido sin novedades, hasta el viernes pasado el mediodía, que recibo un mensaje de Ruben: “Gabi, cuando salgas del trabajo, pasá por el estudio”.

Tenía un trabajo particular a la salida, pero lo llamé para avisarle que llegaba dos horas más tarde.

Llegué al estudio y me recibió Ruben con una sonrisa:

-RUBEN: ¿Gabi, viste las noticias?

-GABRIEL: No, no vi nada, ¿qué pasó?

Y tomando su teléfono, buscó algo y lo giró para que yo viera, era un video de un canal de noticias y ahí entendí su sonrisa.

La nota daba cuenta de un arresto a un traficante que lo habían encontrado con un kilogramo de pastillas y dos de cocaína, lo llevaban esposado y con la cabeza cubierta por su remera y se veía mientras la cámara tomaba al notero, el Fiat blanco con todas las puertas abiertas y agentes de policía revisando en su interior y unas tomas de lo incautado dentro del auto.

-GABRIEL: ¿Es él?

-RUBEN: Correcto! Su dealer le armó la movida y le plantó todo eso en el auto. Hace un rato, hablé con Néstor y me contó cómo fue, lo mandó a hacer otra entrega de pastillas y el boludo las volvió a cambiar. Después una mujer de Morales, lo llamó para un viaje y le plantó la droga debajo del asiento, cuando se bajó, hizo unas cuadras y lo pararon. Me dice Néstor que le perdonó la vida, porque tiene hijos, va a ir preso entre cinco y diez años y cuando salga le dijo que desaparezca de la ciudad, que si lo llega a enterar que está en La Plata, los mata a él y a toda la familia.

-GABRIEL: Eso le pasa por boludo y por hijo de puta!

-RUBEN: Redondito Gabi! Fue preso y nada tiene que ver con vos, ni con Néstor, ni conmigo! Bueno quizás un empujoncito! Mejor no podría haber salido!

-GABRIEL: Te juro Ruben, que ahora respiro tranquilo, ya me imaginaba que iba a hacer algún kilombo!

-RUBEN: Esto hay que festejarlo! Vamos al bar a tomar un par de cervezas!

-GABRIEL: No sabés lo que te agradezco todo lo que hiciste por mí!

-RUBEN: Nada que agradecer mi querido Gabi! Para eso están los amigos!

Nos tomamos esa cerveza y me fui a cumplir con ese trabajo, aunque no podía dejar de pensar en Mora, quería ir a decirle que ese tipo estaba preso. Llegué a casa pasadas las cinco y media de la tarde, me di un baño y decidí llamarla…