Sospechas y certezas (13)

Once meses después, frente a frente

(13) – Once meses después, frente a frente

La sola idea de volver a verla después de tantos meses, me ponía nervioso, no sabía cómo podría resultar el encuentro, pero tenía que hacerlo, Mora tenía que saber lo que este tipo había hecho en nuestras vidas.

La semana fue bastante ardua en el trabajo, y necesitaba estar tranquilo para tomar la decisión de llamarla, necesitaba pensar lo que le diría y de qué manera.

Recién el viernes al salir del trabajo y llegar a casa, me decidí! Me preparo unos mates y la llamo!, ya está! No lo dilato más!

Me tomé dos mates, y pasadas las cuatro, agarré el teléfono y toqué su contacto, aun estaba entre los primeros en mi lista. Sonó una vez, dos, tres…, en ese momento creí que si no me tenía agendado, quizás no tomaría la llamada, pero luego del quinto timbre, cuando ya estaba por cortar, atendió! En un primer momento no dijo nada, pero oía su respiración y me parecía que estaba llorando.

-GABRIEL: ¿Hola, Mora?

Y entre lágrimas me dijo:

-MORA: Si supieras Gabi, el tiempo que hace que espero esta llamada! Tenía tantas ganas de oír tu voz…!

-GABRIEL: ¿Cómo estás?

-MORA: Ahora que te escucho, mucho mejor!

-GABRIEL: Mora, necesito que nos encontremos, necesito hablar con vos!

-MORA: Claro que sí!, cuando vos me digas y donde vos quieras!

-GABRIEL: ¿Te parece encontrarnos hoy? Digo, si no tenés nada que hacer

-MORA: No tengo nada que hacer, querés pasar por casa?

-GABRIEL: Preferiría que nos encontremos en el centro, ¿te parece?

-MORA: Claro!, donde vos me digas! Decime a qué hora, y ahí estaré.

-GABRIEL: Perfecto!, ¿te parece a las diecinueve en Las Gardenias?

-MORA: Si claro, a las siete estoy ahí.

-GABRIEL: Te espero entonces! Chau!

No creí que escuchar su voz, me traería tantos recuerdos de golpe, tantas imágenes y tantos momentos, el corazón me galopaba durante todo el llamado.

Me di un baño, me puse una camisa, un pantalón y unas zapatillas, nada formal, nada elegante, no era una cita, era un encuentro del que no sabía cómo iba a terminar.

A las seis y cuarto llegué al café, me senté en la barra y me pedí un whisky, estaba muy nervioso y necesitaba tranquilizarme. Al final fueron dos, pagué y le dije al mozo que esperaría a alguien en una mesa.

El café tiene mesas en una terraza del primer piso, que me parecía perfecto para poder hablar tranquilos.

Minutos antes de las siete, la vi llegar, vestía un jean y una camisa marrón y unas chatitas marrones, llevaba el pelo suelto y unos anteojos de sol.

Antes de que cruzara la calle, le envié un mensaje: “subí, estoy en la terraza”

La vi aparecer por la escalera, mirando para encontrarme y el corazón se me aceleró, se me salía del pecho. Me paré cuando llegó a la mesa, la saludé con un beso en la mejilla y antes de sentarnos, vi que llevaba la pulsera que le había regalado para aquel frustrado aniversario, y nos sentamos.

-MORA: Gabi, estoy muy nerviosa!

-GABRIEL: Yo también, no creas! Ya me tomé un par de whiskys antes de que vos llegaras! ¿Qué te gustaría tomar?

-MORA: Una cerveza! A ver si me afloja un poco!

-GABRIEL: Perfecto!

Llamé al mozo, le pedí dos pintas rubias y algún copetín para acompañar.

Hablamos un par de cosas triviales hasta que el mozo volviera con el pedido, nos dejó las cervezas y cuando se fue, decidí arrancar.

-GABRIEL: Mora, necesitaba hablar con vos, para contarte lo que supe, hace no mucho tiempo, y que creo que debés saber. Luego de tener una conversación casual con Hernán y más tarde con Brenda, pude descubrir que lo que pasó hace meses entre nosotros fue premeditado, fue hecho adrede para que pasara lo que terminó pasando.

-MORA: ¿Cómo que fue armado?, ¿por quién?

-GABRIEL: Eso es lo que descubrí, quien lo hizo y por qué.

-MORA: No entiendo!

-GABRIEL: En un encuentro con Brenda, estuvimos hablando mucho sobre lo que había pasado, cómo se había sentido ella y también sobre las dichosas fotos que te habían enviado. Aquel viernes me fui de casa, sin saber de qué fotos se trataba, pero Brenda las encontró en tu teléfono cuando le pediste que te pasara los datos al teléfono nuevo, y me las mostró. Ahí me di cuenta que las fotos habían salido del Ministerio, la chica de la foto, se llama Verónica y trabajó conmigo más de dos años, luego, cuando se recibió de periodista, pasó al área de Prensa. Por eso las fotos en fiestas del Ministerio, en encuentros con compañeros y en mi auto. Si, muchas veces la llevé en el auto hasta la parada de su colectivo, incluso varias veces que llovía, la llevé hasta su casa. Pero tengo que decirte que nunca tuve una relación más allá de ser compañeros de trabajo, y mucho menos ir a un hotel con ella, las fotos en el hotel fueron armadas y Brenda pudo verlo, incluso ver que el auto dentro del hotel no era el mío, ese auto estaba lleno de calcomanías, y sabes que siempre odié las calcomanías en los vidrios, la única que tuvo siempre el auto, fui la Virgencita que vos pusiste. Por eso quiero que sepas que yo nunca te fui infiel!

Mora no paraba de llorar, terminó la cerveza en dos tragos y me dijo:

-MORA: Qué estúpida fui! Por qué no te pregunté en ese momento por esas fotos! Cuanto me arrepiento de cómo actué, que mal hice todo! La cagué yo sola!

-GABRIEL: No es mi intención recriminarte nada, ni reprocharte, ni juzgarte, ni traer situaciones para que te sientas mal! Solo necesitaba que supieras que esto fue armado por una venganza contra mí, por una pelea de adolescentes con un tipo! Que en ese momento me amenazó con matarme, cagarme la vida y no sé cuantas cosas más.

-MORA: No pude haber sido más tarada! ¿Sabés cuanto me arrepiento de lo que pasó? Es mi cruz cada vez que me acuesto sola, cada vez que entro a casa y no te encuentro!

-GABRIEL: Dejame explicarte. Después de que Brenda me mostrara las fotos, también me dio el número de teléfono desde el cual te las habían enviado. Pude averiguar de quién era ese número y tuve un encuentro cara a cara con esa persona, que tenía el mismo apellido que aquel pibe y por eso hice la relación. Moro, María Lorena Moro, una de las hermanas de Gustavo Moro.

A Mora se le transformó la cara, creo que no entendía nada de lo que le estaba contando.

-MORA: ¿Pero cómo?

-GABRIEL: A los dieciséis años, empecé a salir con una chica y este pibe me acusó de robarle la novia, cuando en verdad esa chica no tenía nada con él, ni siquiera la gustaba aquel pibe. Nos agarramos un par de veces a las trompadas y la última vez me amenazó de muerte, y me dijo que me iba a cagar la vida. Esa chica, con quince años, era Julieta Parisi, tu compañera del colegio. Y fue a través de ella, que se contactó con vos.

-MORA: No lo puedo creer! ¿Cómo no pude darme cuenta?

-GABRIEL: Las fotos con Verónica, las sacó de la notebook de su hermana que trabajaba en Prensa del Ministerio, donde seguramente me reconoció, y le pidió su teléfono para enviarlas desde un número desconocido para vos. Supongo que fue por Julieta que consiguió tu número y después de eso te bloqueó.

Y ya con las fotos enviadas, armó ese plan para llegar a vos, y se aprovechó de la situación, y supongo que de lo que estabas viviendo en ese momento.. Muchas cosas las pude saber por Brenda, ella me dijo que vos le habías mandado un mail contándole todo y con datos de ese mail, pude deducir toda la historia. Antes de volver a Córdoba, Brenda me reenvió ese mail, pero quiero que sepas que nunca lo abrí, le dije a Bren que eso era algo privado entre ustedes dos y yo no tenía por qué leerlo.

Mora no paraba de llorar, y taparse la cara con sus manos, como si tuviera vergüenza de lo ocurrido en esos momentos.

-MORA: No pude haber sido más pelotuda!, me dejé engatusar por este tipo! Cómo no me pude dar cuenta! Me cagué la vida yo sola!

-GABRIEL: No es mi intención que te martirices! No quiero que sufras por lo que ya pasó, no te estoy juzgando ni nada que se le parezca.

-MORA: ¿Podrás algún día perdonarme todo lo que te hice?

-GABRIEL: Hace mucho tiempo que te perdoné!, incluso antes de saber todo esto y quiero que sepas que no te odio, nunca te podría odiar, no somos perfectos, ni nunca lo seremos, pero nunca voy a poder odiarte.

-MORA: Pero vos no fuiste infiel y yo sí!!! Y eso me hace sentir la peor mujer de todas, una mierda de mujer!

En ese momento tomé una de sus manos que estaba sobre la mesa y con una leve caricia, le dije que se tranquilizara, que no estaba allí para hacerla sentir mal, todo lo contrario.

-GABRIEL: Necesitaba contarte esto para que supieras que todo fue en contra mío, se quiso vengar de mí, y lo hizo con vos, hizo su juego y le salió bien, pero quedate tranquila que no se la va a llevar de arriba, me las va a pagar como que hay un Dios!! Le va a llegar el tiro y no va a saber por dónde!

-MORA: Dejalo así Gabi!, no te metas con este tipo, que si anda con traficantes, debe andar con gente jodida! No vale la pena, lo que ya pasó, ya pasó y no lo puedo solucionar!

-GABRIEL: Quedate tranquila que no voy a hacer ninguna locura! Ni siquiera va a saber si sigo existiendo!

-MORA: No quiero que tengas problemas con este tipo! Tengo miedo que te pueda pasar algo.

Traté de tranquilizarla, pero antes de dejar el tema, necesitaba decirle algo más, quería hablarlo todo, que nada me quedara en el tintero.

Le pedí al mozo la tercera pinta para ambos y le dije:

-GABRIEL: Mora necesito decirte algo más, para terminar de hablar del tema y no volverlo a tocar, al menos por mi parte.

-MORA: Decime, y preguntame lo que quieras, te voy a contestar con la verdad, me prometí a mí misma, no volver a mentirte ni a ocultarte nada, nada te voy a ocultar de lo que pasó.

-GABRIEL: En nuestra vida juntos, siempre fui sincero, nunca te mentí y creo que lo sabés, en realidad, nunca te había mentido hasta esos últimos días y fue en dos oportunidades. Antes que nada te quiero decir que lo que te voy a decir, no tiene otro fin que ser sincero como siempre fui.

-MORA: Está bien, así lo voy a tomar.

-GABRIEL: La primera mentira, fue la noche del asado en el estudio, ese día no hubo ningún asado, había hablado con Ruben sobre cómo estaban las cosas en esos momentos, cómo me sentía y él me medio esa idea.

Cuando me fui de casa esa noche, di unas vueltas y me senté en la cervecería de la esquina.

-MORA: Y me viste salir!

Asentí con la cabeza.

-MORA: Y como salí vestida! Ay por Dios! Ese día estaba muy mal, creía que estabas con la otra, incluso le dije que pasara por el estudio para ver si estaba tu auto y al no verlo, me enojé más todavía!

-GABRIEL: Y estaba en la cervecería cuando volviste.

-MORA: Ay perdón Gabi!! La verdad no sabía lo que hacía! Fui una estúpida y merezco lo que pasó.

-GABRIEL: Tranquila, no te estoy juzgando. Y la otra vez que te mentí fue el viernes del viaje a Pilar, ¿te acordás?

-MORA: Claro que me acuerdo! Ese día estaba tan mal!

-GABRIEL: Ese día después de que hablamos en la mañana, me di cuenta que me había olvidado en el garaje el disco rígido externo y volví a buscarlo.

-MORA: AHHHH!!!

Se llevó las manos a la cara y volvió a llorar desconsoladamente.

-GABRIEL: El auto de ese tipo estaba en la puerta, entré por el garaje, agarré el disco y fui para la cocina. No te vi, y pensé que quizás estabas en el estar, ahí vi las dos tazas de café y tengo que decirte que me imaginé lo peor. Y subí despacio la escalera, hasta que tuve la visión de nuestro dormitorio y los vi. La verdad, se me vino el mundo abajo y por temor a hacer una locura, a tener una reacción animal, decidí irme.

-MORA: Ayy Gabi!!! Perdón!!! Perdón!!! Perdón!!!!

-GABRIEL: Tranquila, eso ya es tiempo pasado. Ese día no pude viajar y estuve dando vueltas por ahí, pensando si volvería a casa o no, la verdad es que se me pasaban tantas cosas por la cabeza, que no sabía para que lado salir, no entendía el por qué, no entendía como podría estar pasando todo aquello. Pero en algún momento, decidí que te daría la oportunidad de que me dieras una explicación o me dijeras el por qué o que me dijeras que ya no me amabas y que esa era la razón. Que me sentía traicionado, decepcionado, con el alma rota, claro que sí, no podía creer que la mujer que amaba me estuviera haciendo eso.

-MORA: Ese día, yo quería terminar con todo aquello, pero quería hacerlo de una forma tranquila para que entendiera y no siguiera apareciendo, pero me volvió a drogar y no tuve resistencia, fui muy estúpida, después que se fue, me sentí una mierda y estaba decidida hablar con vos cuando volvieras del viaje, ya no podía aguantar más estar así! Pero pasaban las horas y vos no volvías, y no me contestabas y peor me sentía! Estaba desesperada pensando que te había pasado algo y tan mal conmigo por todo lo que había hecho! Fui una mala esposa! No merezco tu perdón! Merezco el sufrimiento de todos estos meses!

-GABRIEL: Anduve en el auto tomando y fumando sin saber qué hacer, pero cuando llegué y me abrazaste llorando y tan desesperada, se me cayó todo lo que te quería decir.

-MORA: Es que estaba tan mal! Y pensar que te hubiera pasado algo me desesperó! Y en ese momento no me importó que me hubieras sido infiel, solo deseaba que no te hubiera pasado nada, que estuvieras bien!

-GABRIEL: A decir verdad, no estaba nada bien!

-MORA: ¿Y por eso el colchón nuevo?

-GABRIEL: Si, una estupidez que hice en la locura que tenía ese día!

-MORA: Gabi, quiero que no nos quede nada sin hablar, quiero que me preguntes lo que quieras, lo que necesites saber! Quiero poder cerrar esa parte de mi vida que tanto dolor me causa.

-GABRIEL: En ese momento estaba lleno de preguntas, pero después de tanto tiempo, la verdad, ya no tiene sentido, lo que ya pasó, ya pasó y no tiene vuelta atrás. Lo que importa es mirar para adelante, todavía nos queda vida por vivir y no podemos quedar anclados ahí.

Sos una mujer con mucha vida por delante aun, con muchas cosas por vivir y tenés que enfocarte en lo que viene, dejá todo eso atrás, es demasiado peso para llevarlo encima, y todo esto que te cuento es para que puedas hacerlo vos y lo pueda hacer yo.

-MORA: Eso intento, pero todo aquello me sigue atormentando y al mirar mi vida hoy, no puedo sino ver mis equivocaciones, mis fallas y mi falta de ovarios!

-GABRIEL: Creo que esta charla la tendríamos que haber tenido hace mucho, pero bueno… la verdad es que no podía…

-MORA: Hacía tanto que quería hablar con vos…Aunque me putearas de arriba abajo, tenías razón.

-GABRIEL: Bueno, por mí, lo que pasó quedó allá lejos y creo que ya nos dijimos todo lo que necesitamos decir, al menos de mi parte. Que sepas que ni te odio, ni te veo como una mala mujer, simplemente porque no lo sos.

Y tratando de relajar un poco la tensión, le dije:

-GABRIEL: No se vos, pero yo estoy teniendo hambre, ¿querés que cenemos algo acá?

-MORA: Si, claro!

Llamé al mozo, pedimos algo para comer y un par de cervezas más, estábamos más tranquilos, me sentía como liberado y quería que cambiáramos de tema.

-GABRIEL: Bueno, contame cómo andás!

-MORA: La verdad que bastante mejor, tener a Brenda en casa estos días, me hizo muy bien, hablamos mucho y la verdad es que lo necesitaba. Estoy un poco más tranquila. No sé si te contó Bren, pero estoy trabajando en los dos turnos, necesitaba ganar un poco más, y también me dio por cocinar y estoy haciendo un curso de cocina.

-GABRIEL: Muy bien! Yo estoy haciendo uno de fotografía! Mi amigo Ruben me trajo una cámara réflex de Estados Unidos, ya no tenía más excusas!

-MORA: Por fin! ¿Cuánto  hace que lo venías postergando?

-GABRIEL: La verdad que sí!

-MORA: Yo me mudé!

-GABRIEL: ¿Sí? Qué bueno, ¿dónde te mudaste?

-MORA: Se terminaba el contrato de alquiler y busqué algún lugar más barato y encontré un departamento con patio que me encanta, hay una casa al frente y por un pasillo una casita al fondo, de dos dormitorios y con un patio de quince metros de fondo que me encanta!

-GABRIEL: Qué bueno! Estoy seguro que ya lo llenaste de plantas!

-MORA: Pero no me mudé sola!

Hizo un silencio, mirando su teléfono, empezó a buscar algo, supuse que alguna foto, ¿con quién se mudó? no veía ninguna expresión en su cara que me diera un indicio de lo que me mostraría y automáticamente se me vino a la cabeza aquel hombre de esa noche en La Modelo, un frio, me atravesó el cuerpo, y la cara de aquel hombre se posó en mi cabeza por el tiempo que tardó en girar el teléfono y mostrarme una foto.

-MORA: Te presento a Lola! Vivimos juntas

Y me mostró la foto de una hermosa perrita, y me volvió el alma al cuerpo. ¿Por qué me estaba sintiendo así? Tenía delante de mí a la persona que me había causado el mayor dolor de mi vida y lejos de odiarla, me sentí terrible, de solo pensar que estuviera viviendo con alguien más.

-GABRIEL: ¿Puedo preguntar algo? Pero si no querés, por favor, no me lo contestes!

-MORA: Claro que si, preguntame lo que quieras!

-GABRIEL: ¿Estás saliendo con alguien? Digo…, no sé, perdón, no quiero parecer chusma…

-MORA: No, no he querido estar con nadie!

-GABRIEL: Te lo pregunto porque hace unas semanas, nos juntamos a cenar con los amigos del pádel en La Modelo, yo llegué temprano para reservar una mesa y mientras esperaba a los chicos te vi llegar del brazo de un hombre muy elegante y te vi muy sonriente. La verdad es que no me pude quedar ahí y fuimos a cenar a otro lado.

-MORA: ¿Te puso mal verme del brazo de ese hombre?

-GABRIEL: Debo reconocer que sí, creo que no estaba preparado para eso!

-MORA: Ay no, tonto! Ese hombre es Juan Manuel, mi primo, el hijo de mi tía Cata, que vive hace mucho en Londres, vino a ver a su madre y cuando hablamos por teléfono, le conté que nos habíamos divorciado y me invitó a cenar para conversar!

En mi interior respiré aliviado, aunque en ningún momento le dije que seguía enamorado de ella, pero estar ahí horas hablando, se me habían removido muchas cosas.

-MORA: ¿Puedo preguntar lo mismo? pero solo si me lo querés contestar

-GABRIEL: Si me preguntás, si me enamoré de otra mujer, te digo que no, la verdad es que no puedo. Después del divorcio yo estaba muy mal y pasaba bastante tiempo en el bar que está cerca del Ministerio después de salir del trabajo, me costaba llegar a casa y estar solo. Comencé a hablar con María, la chica que trabaja allí. Por el accidente de una de sus hijas, donde le di una mano, nos empezamos a relacionar fuera del bar, y hoy te puedo decir que es una amiga en la que puedo confiar plenamente, es una mina bárbara, y te digo también que en varias oportunidades, tuvimos relaciones. Siempre le fui sincero y le dejé en claro mis sentimientos. Hemos pasado buenos momentos, pero solo eso.

-MORA: Está bien, estás en tu derecho de estar con quien quieras!

Me pareció que al contarle mi relación con María, su semblante había cambiado, su expresión se tornó quizás un poco más triste, pero decidí que lo supiera por mí y luego cambiar el tema.

GABRIEL: En febrero concursé el cargo de la jefatura y ya estoy nombrado, y además cobré el retroactivo del tiempo que estuve como jefe sin nombramiento y con esa plata, cambié el auto.

-MORA: Qué bueno! Cuánto me alegra! Era hora de que te reconocieran tu trabajo!

-GABRIEL: Si, por suerte, lo que más me motiva es que mis ingresos se incrementaron.

Eran casi las dos y media de la mañana, la hora se había pasado volando, ya no quedaba nadie en el lugar y los mozos esperaban que nosotros nos fuéramos.

-GABRIEL: Mora, creo que nos tendríamos que ir, ya no queda nadie y los mozos nos deben estar odiando.

-MORA: Si, vamos!

Le pedí al mozo la cuenta, pagué y nos fuimos. Caminamos hasta el auto que estaba a mitad de cuadra, al verlo me dijo que le encantaba, que estaba hermoso! Subimos y me dijo:

-MORA: ¿Volviste a poner la Virgencita o es otra?

-GABRIEL: Es la misma, y tenía que estar en este auto también.

Llegamos a su casa y antes de bajar, me preguntó:

-MORA: Gabi, ¿puedo mandarte un mensaje o llamarte de vez en cuando para saber cómo estás?

-GABRIEL: Claro que sí!

La acompañé hasta la puerta, abrió a puerta del pasillo y antes de entrar mirándome a los ojos me dijo:

-MORA: ¿Te puedo dar un abrazo?

Y sin responderle, me acerqué y la abracé, fue un abrazo largo, y creo que nuestros cuerpos hablaron por si solos, se sentía tan bien que no la quería soltar, hasta la hubiera besado, pero no tenía en claro lo que me estaba pasando y no quería generarle ninguna expectativa.

Me subí al auto, lo puse en marcha y de repente se acercó para decirme algo, en esa fracción de segundo me imaginé que quizás me pediría de quedarme y creo que me lo hubiera pensado y quizás,  aceptado.

-MORA: Gabi, me olvidaba de decirte, si querés podés leer el mail que te mandó Brenda, creo que tenés que saber la historia completa y la verdad, no sé si me atrevería a decírtelo a la cara, me da mucha culpa y vergüenza! Chau!!

Me tiró un beso con la mano y volvió a entrar, esperé que cerrara y me fui.

Sentía cierta paz después de ese encuentro, y en mi interior podía sentir que aun la seguía amando. Pero tenía que encargarme de aquel tipo, tenía que encontrar la forma de sacarlo de nuestras vidas.

No había hecho ni diez cuadras, cuando me sonó el teléfono, era Mora que llorando desesperada me pidió:

-MORA: Gabi, por favor volvé!, por favor!

-GABRIEL: Mora! ¿Qué pasó?

-MORA: Es Lola, encontré la basura revuelta y está tirada en el piso y no se mueve! Vení por favor!

-GABRIEL: Tranquila! Ya estoy volviendo!

Al llegar, Mora ya estaba en la puerta con la perrita envuelta en una manta, se subió y fuimos a una veterinaria que yo conocía que atendían las veinticuatro horas. Llegamos y Mora bajó corriendo, entró y yo estacioné el auto y me quedé en la vereda fumando un cigarrillo.

Pasadas las cinco de la mañana, salió con la perrita caminando, y con la cara más distendida.

-MORA: Seguramente, debe haber comido algo de la basura que le cayó mal, le pusieron suero, y le inyectaron un par de medicamentos y por suerte se empezó a mover! Perdón Gabi, es que me puse re mal cuando la vi tirada sin moverse.

-GABRIEL: Tranquila, por suerte fue eso nada más!

Llegamos a su casa casi amaneciendo.

-MORA: ¿Querés bajar a tomar un café o unos mates?

-GABRIEL: Bueno, dale.

Entramos, apoyó a la perrita en el suelo y empezó a caminar de aquí para allá, estaba mejor.

Le ayudé a juntar toda la basura desparramada y a limpiar el piso y después preparó unos mates.

La perrita no se separaba de mí, me seguía a todos lados y Mora me dijo:

-MORA: Mirá cómo te sigue Lola!, es raro, es mas arisca! No va con nadie, a nadie le da pelota.

-GABRIEL: es que los perros son inteligentes!

Dije alardeando de aquella situación.

Mientras tomábamos mate, me enseñó toda la casa, era realmente cómoda, un estar comedor muy amplio con un ventanal al patio, la cocina separada, un baño con bañera muy lindo y dos dormitorios, en uno la que había sido nuestra cama con un gran placard y en el otro, un poco más chico una cama de una plaza, estanterías con cajas y otro placard.

-MORA: En este placard, están todas tus cosas, no me deshice de nada, todo lo tuyo que había en la otra casa, está en el placard y en estas cajas.

Por último, salimos al patio, ya había amanecido y nos sentamos en el piso a tomar mate. Lola no se despegaba de mi lado, incluso se echó pegada a mi pierna.

Charlamos un rato más y cerca de las ocho de la mañana, ya estaba muerto de sueño y me levanté para irme.

Mora me acompaño hasta la puerta y antes de abrir, me dio un beso muy lindo en la mejilla.

-MORA: Gracias Gabi! Ya conocés mi casa, podés pasar cuando quieras!

-GABRIEL: No tenés nada que agradecer y bueno veo, si pinta, te aviso y paso.

-MORA: Dale, te espero.

Llegué a casa y me acosté, antes de dormirme, recapacité sobre todo lo vivido esa noche y puedo decir, que esa noche me dormí con cierta tranquilidad..... o no...