Sospechas y certezas (11)
Hernán Martelli, mi gran amigo. Después la ira y un domingo para no olvidar
(11) – Hernán Martelli, mi gran amigo. Después la ira y un domingo para no olvidar
El miércoles a media mañana me llama mi amigo Hernán desde Montevideo:
-GABRIEL: Hola Hernán querido!, ¿cómo estás?
-HERNAN: Hola Jején!, ¿cómo va todo por ahí? Escuchame, el jueves voy para La Plata a ver a mi vieja y me voy a quedar una semana, tengo que hacer varias cosas. ¿Te parece cenar el viernes?
-GABRIEL: Si, por supuesto, tengo muchas ganas de verte!
-HERNAN: Si yo también tenía ganas de ir para allá unos días. Escuchame, vamos a la parrilla de la ultima vez, tengo ganas de un buen asado!
-GABRIEL: Si, claro! A esperá! El viernes había quedado para cenar con un amigo, ¿te jode si cenamos los tres?
-HERNAN: Claro que no, ¿quién Ruben? Mejor así lo conozco!
-GABRIEL: Si, Ruben!
-HERNAN: Bueno querido, nos vemos el viernes. Cuando llego a La Plata, te llamo! Un abrazo!
-GABRIEL: Dale! Un abrazo!
Con Hernán nos conocemos de toda la vida, vivíamos en el mismo barrio y fuimos toda la escuela primaria juntos, hicimos la secundaria en diferentes escuelas, pero jugábamos al futbol en el mismo equipo de la liga y pasamos nuestra adolescencia juntos. Siempre fuimos amigos, es un tipo bárbaro, muy hablador, muy histriónico, con un corazón de oro, al menos conmigo y con la gente querida, nunca pasa desapercibido en ningún lado, le encanta hablar con quien sea, y lógicamente se dedicó al rubro ventas, con un socio tienen una importante agencia de venta de autos en Montevideo y Punta del Este. Está casado con Patricia y tiene dos hijos. Un verano se fue unos días a Punta del Este con otro amigo y ahí la conoció, cuando volvió y me lo contó pensé que sería algo de las vacaciones, pero empezó a viajar seguido a Montevideo y un año y medio después se casaron y se fue a vivir a Uruguay, ya hace como veinte años.
A pesar de hablarnos bastante seguido y de vernos cada vez que viene a ver a su madre, desde que se fue, me falta esa persona a la que podía recurrir con cualquier problema y volver con una sonrisa.
Que falta me hacía Hernán en estos tiempos!
El viernes nos encontraríamos con Ruben a las veintiuna treinta en la parrilla, y Hernán me llamó para avisarme que a las ocho pasaba por casa.
Puntual me tocó el timbre, lo hice pasar y mientras nos tomábamos una cerveza, hablamos de lo que había pasado con Mora. El la quería mucho y le sorprendieron muchas cosas que le conté y lo puse al tanto también, de mis conversaciones con Brenda y también le conté de mi relación con María.
Charlamos unos momentos más y nos fuimos a la parrilla a encontrarnos con Ruben.
Llegamos unos minutos antes de las la hora y nos fumábamos un cigarrillo, cuando llegó Ruben. Los presenté y entramos. Nos ubicamos en una mesa y cuando uno de los mozos se acercó para tomarnos el pedido, se acercaba un hombre a nuestra mesa y Ruben dijo:
-RUBEN: Ese es Norberto, el dueño!
-NORBERTO: Buenas noches doctor! Qué alegría verlo por acá! Hacía tiempo que no nos visitaba!
-RUBEN: ¿Cómo estas Norberto? ¿Cómo está la familia?
-NORBERTO: Muy bien doctor, gracias a Dios, muy bien!
-RUBEN: Norberto, hoy venimos con un amigo del Uruguay y queríamos que pruebe lo que es el buen asado de La Plata!
-NORBERTO: Eso delo por echo doctor!
-RUBEN: Muchas gracias mi viejo!
-NORBERTO: ¿El vino de siempre doctor?
-RUBEN: Si, por supuesto Norberto. Eso no puede faltar! Hernán ¿Vos tomás vino?
-HERNAN: Si, claro!
-RUBEN: Perfecto! Cómo siempre Norberto entonces!
-NORBERTO: Perfecto doctor! Ya los atienden los chicos!
La cena estuvo espectacular, nos tomamos dos botellas de aquel vino y en la sobremesa seguimos charlando.
Por supuesto Hernán, era el más hablador de los tres y comenzó a contarle a Ruben anécdotas de nuestra niñez y adolescencia, con las que Ruben se descojonaba de risa, nunca lo había visto reírse tanto. Le contó nuestras andanzas con las chicas del barrio, nuestras primeras salidas nocturnas, nuestras primeras borracheras.
-HERNAN: Cuando teníamos dieciséis o diecisiete años, un loquito lo agarró a trompadas porque decía que este le había robado la novia, ¿Te acordás? Te lo tuve que sacar, sino todavía te está pegando!
-GABRIEL: A sí, tenés razón! ¿Cómo era que se llamaba el forro ese?
-HERNAN: Era el sobrino del viejo Ramón, esperá que ya me voy a acordar!
-GABRIEL: Pero igual un par de manos le llegué a meter!
-HERNAN: Pero te llevaba como una cabeza!
Y después se volvieron a agarrar a las trompadas en un partido de la liga, el jugaba para otro club y en una jugada te reventó el tobillo de una patada! ¿Te acordás?
-GABRIEL: Si! Estuve un mes con el tobillo hecho una pelota!
-HERNAN: Y este se levantó como loco y se le fue al humo! Lo primerió y le puso dos trompadas en la cara, le sangraba la boca y los tuvimos que separar y por supuesto los echaron a los dos del partido! Y cuando se lo estaban llevando los compañeros, lo empezó a amenazar que lo iba a matar, que no sabías con quién te habías metido, que le iba a cagar la vida y no sé cuantas cosas más! ¿Te acordás?
-GABRIEL: Si, claro! Aunque unos meses después me robaron la motito que me había comprado de la casa de mi vieja, y las malas lenguas del barrio decían que había sido él y otro más, los que habían entrado en casa. Después de eso no lo volví a ver ni supe mas nada!
-HERNAN: Menos mal, sino se hubieran vuelto a matar a trompadas! Ya me acordé! Gustavo! Te acordás que nos preguntábamos ¿por qué se llamaba Moro de apellido?, porque el viejo Ramón es Moro y la hermana también y él tenía el apellido de la madre!
-GABRIEL: ¿Moro? ¿Y tiene hermanas?
-HERNAN: Dos me parece, pero no estoy seguro, mi vieja debe saber, es conocida de la madre.
Automáticamente se me vino a la cabeza, María Lorena Moro.
Le conté a ambos lo que había averiguado respecto de las fotos que le habían enviado a Mora y me dijo:
-HERNAN: Mañana te digo, le pregunto a mi vieja y te llamo.
Podía ser una casualidad, podría haber mucha gente con ese apellido, pero de repente se me vino a la cabeza si todo lo que pasó, tendría que ver con esa pelea de adolescentes hace como veinte años
Hernán me dejó en casa pasadas las tres de la mañana, me senté en la mesa y mi cabeza se volvió a llenar de preguntas, ¿sería este tipo tan enfermo para hacer esto por esa pelea? ¿Cómo había llegado hasta mí y hasta Mora?
Demasiadas sospechas que me arrancaron la paz de un plumazo!
Me tomé dos whiskys y me fui a la cama, aunque tardé bastante en dormirme.
Cómo a las diez del sábado, me levanté, preparé unos mates y decidí llamar a María, tenía ganas de verla y pasar un buen día con ella.
-GABRIEL: Hola María, ¿cómo estás?
-MARIA: Hola Gabi, bien acá aprovechando el sol, haciendo unas cosas de la casa, ¿vos?
-GABRIEL: ¿Tenés planes para hoy?
-MARIA: No Gabi, hasta ahora no!
-GABRIEL: ¿Querés que te paso a buscar y vamos a almorzar por ahí?
-MARIA: Ay si! Dale, que está re lindo!
-GABRIEL: ¿Te parece a eso de las doce?
-MARIA: Si claro, me cambio y te espero!
Pasadas las doce, pasé por su casa y salimos, se me ocurrió ir para Buenos Aires, se lo propuse a María y no tenía problemas.
Salimos de la ciudad por la autopista para Buenos Aires, a los diez minutos me llega un mensaje, como iba manejando, le pedí a María que se fijara de quien era.
-MARIA: Es un mensaje de Hernán
-GABRIEL: ¿Me lo lees por favor?
-MARIA: Hola querido! Hablé con mi vieja, la madre se llama Beatriz y las hermanas, María Vanesa y María Lorena Moro.
Me llené de ira y a los gritos mientras manejaba grité:
-GABRIEL: Hijos de mil putas! Enfermos de mierda y la putísima madre que los parió!! Fueron estos dos forros!Me las van a pagar estos dos hijos de puta!
María no entendía mi reacción, me puse muy nervioso, y decidí parar a un costado en la autopista, puse las balizas y paré sobre el pasto, casi debajo de un árbol.
-MARIA: ¿Qué pasa Gabi? Tranquilizate por favor!
-GABRIEL: Son unos hijo de puta y la puta madre que los parió!!
-MARIA: Gabi, ¿qué pasa? ¿Por qué te pusiste así? ¿Quiénes son esas personas? Tranquilizate por favor!
Me bajé del auto, caminé unos pasos, María bajó también, respiré hondo un par de veces para tranquilizarme y sentándome en el pasto le conté a María todo lo que me había enterado sobre las fotos, este tipo y nuestras peleas de hace veinte años y de su hermana.
-GABRIEL: No puedo creer que éste enfermo de mierda y la hermana hayan hecho esto!
-MARIA: Tranquilizate y volvamos, dejamos el almuerzo para otro día!
-GABRIEL: Perdón María! Te pido perdón por ponerme así! Pero me enfurecí con saber que estos dos hijos de puta tengan que ver con esas fotos, porque no hay otra explicación!
Estuvimos un rato sentados en el pasto hasta que me tranquilicé y decidí seguir con el paseo con María.
Fuimos hasta San Isidro, a un restaurante que está en la costa del rio, almorzamos con una cerveza y yo traté de no sacar más el tema, aunque María se daba cuenta de cómo me sentía.
Terminamos de almorzar y nos tiramos en la pasto debajo de un árbol en la costa, María se sentó apoyándose en el árbol y yo lo hice apoyando mi cabeza sobre sus piernas. Charlamos mucho mientras ella me acariciaba la cabeza. María lograba hacerme sentir tan bien, me contó tantas cosas de su niñez, su adolescencia, de su matrimonio y mil cosas más, las horas pasaban sin que me diera cuenta. Cuando empezó a caer el sol decidimos volver.
Al llegar a su casa, me pidió que bajara y que comiéramos algo, accedí y preparó algo para picar con una cerveza. Cenamos en el patio y al terminar, me dijo que tenía algo para mí, y volvió con dos vasos y una botella de whisky. Me volvía a leer el pensamiento!
Nos tomamos un par de vasos y cerca de la una de la mañana, me dijo que me quedara, que no durmiera solo esa noche, y accedí. No tenía cabeza ni cuerpo para algo más y se lo dije
-MARIA: Ya lo sé tontito, es para que no duermas solo!
-GABRIEL: Gracias María! Voy hasta el auto a buscar la cámara, no quiero que me vuelva a pasar.
Cuando volví, María estaba recostada en la cama con una remerita y en bombachita, me desvestí, quedé solo con el bóxer y me acosté, apoyé la cabeza sobre su pecho y sintiendo el latir de su corazón y las caricias en la cabeza, me quedé dormido.
Desperté el domingo y estaba solo en la cama, pasé por el baño, me vestí y fui para el comedor, María no estaba, pero sobre la mesita del estar, estaba el mate preparado y una notita que decía: “Fui a hacer unas compras, arrancá con el mate que ya vuelvo”
Me cebé un mate y me fui al patio, eran casi las once de la mañana, y al rato escuché la puerta.
-MARIA: Hola Gabi, buenos días! ¿Dormiste bien?
-GABRIEL: Si María, muy bien! Gracias!
-MARIA: Fui a comprar unas cosas para el almuerzo, ¿te van ravioles con hongos y crema y un vinito?
-GABRIEL: Si por supuesto! ¿Me dejás que yo te cocine?
-MARIA: Por supuesto, ¿sabés cocinar vos?
-GABRIEL: ¿Cómo? Ya te vas a dar cuenta!
Tomamos unos mates sentados en el patio y pasadas las doce, me fui a cocinar.
Preparé los ravioles y como aun había sombra almorzamos en el patio y nos tomamos casi toda la botella de vino. Juntamos todo y nos volvimos a sentar a la sombra.
Charlamos un rato y en un momento María me dijo:
-MARIA: ¿Te molesta si tomo sol?
-GABRIEL: Claro que no, hacé como si estuvieras en tu casa!
Se rió mientras entraba a la casa, unos minutos después volvió con una manta para apoyar en el pasto, un pote de bronceador y con una hermosa bikini azul.
Puso la tela en el pasto y antes de sentarse, se empezó a poner el bronceador en los brazos, las piernas, el pecho y la panza, yo la observaba por momentos, pero trataba de no parecer un mirón.
Se acercó a mí y pasándome el pote, me pidió que le pasara por su espalda, al darse vuelta admiré su cuerpo sin remordimientos mientras extendía el bronceador por su espalda, tratando de no pasarme en las caricias, aunque mi amigo parecía despertarse.
Se tiró a tomar sol boca abajo y me dijo:
-MARIA: Venite un rato a tomar sol!
-GABRIEL: no soy de estar mucho al sol, me da mucho calor!
Pero de todas formas me quité la remera y el pantalón y solo con el bóxer me tiré a su lado. Me pasó el bronceador.
-MARIA: Tomá, ponete que si no vas a quedar como un tomate! Poneme un poco en la mano así te pongo en la espalda!
Estirando la mano en la que puse un poco de bronceador y que desparramó por mi espalda. Sus caricias volvieron a producirme esa sensación que trataba de que no llegara a mi entrepierna, me daba vergüenza.
Estuvimos un rato en esa posición, en un momento, apoyó todo su cuerpo en el piso y llevando sus manos a la espalda, desató el nudo de la bikini, dejando libre su espalda. No pude evitar que mi erección se ponga en movimiento.
Después de un rato así, se dio la vuelta, con la bikini aun atada a la nuca, se la quitó dejando a mi vista, sus hermosas tetas.
-GABRIEL: ¿Sos de hacer topless?
-MARIA: Solo en casa! Me daría mucha vergüenza hacerlo delante de gente!
-GABRIEL: ¿O sea que yo no entro en la categoría de gente?
-MARIA: No tonto! Con vos tengo confianza! Además vos ya las conocés!
Me miró con una pequeña sonrisa y carita de pícara y me pasó el pote.
-MARIA: ¿Me ponés?
A estas alturas, ya me costaba ocultar la erección, me arrodillé a su lado, me puse un poco de bronceador en ambas manos y se lo empecé a pasar, tocando suavemente sus tetas, terminé y volví a mi posición. Ella miró sus tetas, me volvió a mirar y me dijo:
-MARIA: Creo que les falta un poco más!
Me había vuelto a leer el pensamiento! Me volví a poner bronceador en la mano y esta vez, las caricias fueron un poco más intensas, rodeando sus tetas con mi mano, e incluso tocando sus pezones que ya estaba duros, su panza casi llegando a su pubis.
Me agaché un poco y la besé, ella lo correspondió y pasó sus brazos para rodear mi cuello. Me acosté a su lado y la volví a besar, y volví acariciar sus tetas.
Después de ese beso, María se enderezó poniéndose de pie, estiró su mano para que yo también lo hiciera, estaba definitivamente empalmado y no hice nada para ocultarlo. De la mano me llevó hasta su dormitorio, se recostó boca abajo en la cama y yo comencé a besar todo su cuerpo, la nuca, la espalda, su precioso culo y sus piernas. Me quité el bóxer y me acosté sobre ella apoyando mi erección en su culo. Le besé y lamí el cuello, la oreja, llegando a su boca y en un momento me dijo:
-MARIA: Gabi, me di cuenta lo que te gusta mi cola y lo quiero probar!, si alguien tiene que ser el primero, quiero que seas vos, me gustaría entregarte lo único virgen que me queda. ¿te gustaría?
-GABRIEL: Claro que sí!
-MARIA: Se que vas a tener paciencia y no me vas a lastimar.
-GABRIEL: Claro que no, nunca te lastimaría!
-MARIA: En verdad, tengo mi parte lujuriosa bien guardada, pero con vos me gusta sacarla a pasear un rato!
-GABRIEL: Vamos a pasear!
-MARIA: Todavía tengo varias materias pendientes en materia de sexo!
-GABRIEL: ¿Sí? Contame!
En ese momento, busque desde atrás su conchita para penetrarla, María lo facilitó levantando un poco la cadera, comencé a entrar despacio hasta que la tuvo toda adentro, la bombeaba lento para que pudiera seguir hablando.
-MARIA: Ay sí!! Con otra persona, incluso con una amiga, me daría vergüenza, pero con vos puedo pensar en voz alta. Para que te des una idea, nunca me acabaron en la boca, no me animaba, me parecía que si me daba asco, iba a quedar mal y me daría mucha vergüenza.
-GABRIEL: Creo que de eso se trata, de probar, cuando hay confianza, no tiene que haber vergüenzas, se puede probar y si no es placentero para alguno de los dos, no tiene que pasar nada.
-MARIA: Un tiempo después de la separación, volví a masturbarme, incluso mirando porno y ahí me di cuenta de cuantas cosas no había probado, que a mi sexualidad aun le quedaba mucha tela por cortar.
-GABRIEL: ¿Qué otra materias pendientes te quedan?
Le pregunté mientras seguía yendo y viniendo en su interior, lentamente.
-MARIA: Uy qué rico, seguí!! Te lo digo sin anestesia, el sexo anal… que me chupen el culo, cuando yo me toco y me meto los dedos me da mucho placer, que me acaben en la boca, tragármelo todo, un sesenta y nueve, ¿podés creer que nunca en mi vida hice un sesenta y nueve? Y algo que creo que me excitaría mucho, masturbarme delante de alguien.
-GABRIEL: ¿Estuviste alguna vez con otra mujer? ¿o un trío?
-MARIA: No, nunca, aunque lo de estar con otra mujer me genera curiosidad, me gusta tocar mis tetas, mi cuerpo, y supongo me gustaría tocar las tetas y el cuerpo de otra mujer, no sé, y no nunca hice un trío tampoco.
-GABRIEL: y si te tuvieras que imaginar un trío, ¿con quién sería, con dos hombres o con otra mujer y un hombre?
-MARIA: Creo que con otra mujer y un hombre, porque podría tener las dos variantes, estar con dos hombres, no sé si me gustaría, quizás lo tendría que pensar.
Y en ese momento, ya le costaba hablar, empecé a acelerar el ritmo, mientras le tocaba las tetas y le besaba el cuello, me calentaba mucho sentir su culo en cada embestida. Pasaron solo unos minutos y de repente comenzó a temblar en un terrible orgasmo.
-MARIA: Cómo me gusta Gabi! Cómo me haces gozar!
Me salí de encima de ella y me recosté a su lado boca arriba.
-GABRIEL: Vení, ponete a estudiar, hace lo tengas ganas de hacer!. Pedime lo quieras que te haga! A ver si podés aprobar esas materias que te faltan!
Y sin decir nada, se subió arriba mío, pero dándome la espalda y apoyando sus manos en mis piernas, mi pija se enterró de un saque en su interior.
Los movimientos de su culo en cada vaivén, eran una delicia, tocaba sus caderas y de ahí a sus tetas, sus movimientos eran circulares por momentos y cada vez más enérgicos.
Luego de cabalgarme unos minutos, la tomé por sus tobillos y tiré hacia mí, entendió mi intención y retrocedió hasta que su conchita quedó a unos centímetros de mi boca, le abrí un poco más las piernas y comencé a lamer su sexo mientras ella se metía mi verga en la boca y la pajeaba. Con mis manos en su culo lamía desde su clítoris hasta su esfínter, yendo y viniendo, saboreando todo aquello que tanto me excitaba. Sentía como sus tetas me tocaban el estómago cuando ella bajaba para metérsela lo más posible en la boca, mientras yo movía la cadera como queriendo penetrar su boca.
Hicimos ese sesenta y nueve durante unos minutos y luego dejé de chupársela para indicarle la próxima movida.
Me salí de debajo de ella, me arrodillé en la cama sentándome sobre mis piernas con la pija en la mano y mirándola a los ojos le dije:
-GABRIEL: Tocate para mí!!
Y sin pensarlo dos veces se comenzó a tocar, con una mano la teta izquierda y la otra fue bajando por su panza, hasta llegar a su entrepierna, frotaba sus dedos por toda su empapada conchita, mientras yo la miraba, pajeándome por momentos, lentamente para no acabar.
En un momento se dio vuelta, quedando con su culito para arriba, ahora con sus dos manos en su entrepierna y los ojos cerrados, mientras se tocaba con una mano, metía dos dedos de la otra en su interior y levantaba levemente el culo moviéndolo de una forma muy excitante, me daban ganas de comérselo entero!
Volvió a darse vuelta, su cara de placer no tenía desperdicio, me hubiera tirado sobre ella para devorarla, pero quería que siguiera haciéndolo sola, dándose placer junto con el morbo de que la estuviera viendo. Aceleró los movimientos de sus dedos y las caricias sobre su clítoris, por momento sus dedos iban de su conchita a su culito, jugaba con su esfínter, los metía y los sacaba y volvía a su conchita.
Me excitaba terriblemente el espectáculo que en primera fila estaba presenciando!
Y entrecerrando sus ojos, tensó su cuerpo apretando con sus piernas las manos en su conchita y temblándole todo el cuerpo, tuvo un orgasmo explosivo, unos gemidos que creo lo deben haber escuchado los vecinos.
Se aflojó mientras se seguía acariciando muy lentamente. Me recosté a su lado y la volví a besar, recorrí toda su boca con la lengua mientras acariciaba sus tetas.
Ni tiempo me dio a pensar en la siguiente jugada, cuando se volvió a sentar sobre mí, pero esta vez de frente, de un solo sentón, se enterró mi miembro en su encharcada conchita, empezó con sus movimientos circulares, hacia adelante y hacia atrás, arriba y abajo y yo estaba en las nubes, al borde de acabar. Le tocaba las tetas y presionaba sus pezones con los dedos, tal como lo había hecho ella antes y me dijo:
-MARIA: Apretalos Gabi! Más fuerte! Más! No quería hacerle daño, pero aquello parecía excitarla más, porque aceleraba cada vez más sus movimientos y un momento después tuvo otro orgasmo maravilloso, cuanto me gustaban sus orgasmos!
Se salió, se acostó sobre mí y nos besamos con mucha pasión, mientras yo le tocaba el culo con ambas manos.
MARIA: Ahora Gabi! Quiero que mi cola sea tuya!
La volví a besar con pasión y la di vuelta para que quedara con su culito para arriba, bajé besando y lamiendo su espalda hasta llegar a su raya, bajé lentamente recorriendo su culo con la lengua hasta llegar a su orificio. Ella levantó un poco sus caderas para facilitar mi acceso. Llegué a su esfínter y lo lamí suavemente haciendo círculos alrededor y ensalivándolo metía y sacaba la punta de la lengua en su interior. Luego de la lengua, me ensalivé el dedo índice y lo fui introduciendo de a poco, entrando y saliendo mientras con la otra mano, jugaba con su conchita, metiendo y sacando dos dedos.
El índice entraba y salía con cierta facilidad, entonces decidí meter dos dedos, lentamente, suave, su culito respondía por momentos con cierta presión sobre mis dedos. Podía escuchar sus gemidos y su voz pidiéndome que siga. Seguí alternando las lamidas, los dedos entrando y saliendo de su conchita y de su culito.
Estaba decidida a recibirme por atrás y después de unos minutos me pidió
-MARIA: Metela Gabi! ¿Querés?
-GABRIEL: Claro que sí! Lo tendríamos que lubricar un poco, para que entre sin lastimarte.
-MARIA: En el segundo cajón, debajo de la ropa, hay un lubricante!
-GABRIEL: Perfecto!
Me levanté a buscarlo, le puse bastante en su orificio, y lo desparramé introduciendo un dedo, luego dos y hasta un tercero.
Me embadurné toda la pija para no hacerle daño y le pedí que se pusiera de lado, como para hacer cucharita, tomé la pija con la mano y desde atrás la acerqué a su orificio. Jugué primero con el glande en su esfínter, con pequeñas presiones, hasta que lo apoyé suavemente, con una pequeña presión.
-GABRIEL: Relajada María! Empujá vos así podés ir manejando la entrada.
-MARIA: Siii!!
Y empezó a mover sus caderas lentamente hacia atrás y yo podía notar como mi glande se abría camino en su precioso culo, me mantuve firme para que en cada retroceso de su cuerpo fuera entrando según su ritmo.
Mientras ella iba metiéndolo lentamente, yo acariciaba todo su cuerpo, sus tetas, su cara, pasaba la mano por su boca, jugaba con los dedos en ella, bajaba hasta sus tetas, sus pezones y de ahí a su conchita y jugaba con su clítoris.
Sus retrocesos eran cada vez más profundos y todo mi glande ya estaba en su interior, se detenía por momentos y luego volvía a empujar, podía sentir como su culo hacia presión sobre mi pija como si fuera una mano apretándolo.
Varios minutos estuvimos así, hasta que pude sentir su culo tocar mis caderas, primero un leve contacto y después ya lo sentía golpear con más intensidad, me acerqué a su oído y mientras la besaba suave le dije:
-GABRIEL: Ya está toda adentro corazón!
-MARIA: Si, la siento como me llena! Creí que me iba a doler mucho más! Gracias por la ternura, ahora cogeme!
Y a partir de ahí, empecé a bombearla lento, sacando solo un poco y volviendo a entrar, se sentía apretado y no quería lastimarla, bombeaba mientras tocaba su conchita con mis dedos para que tuviera otro orgasmo mientras entraba y salía de su culo.
Aceleré un poco las embestidas, mi pija se deslizaba con más facilidad y su culito ya no apretaba tanto. Esos diez o quince minutos me sabían a gloria, a la satisfacción de poder darle lo que deseaba, y sin esperarlo tan pronto, estalló en un orgasmo descomunal con mi pija adentro, presionándola con la rigidez de su cuerpo. Con todo mi falo todavía en sus entrañas, me dijo:
-MARIA: Ay qué locura lo que me hiciste sentir!! Todavía no me acabes por favor!
Por suerte en general podía controlar mis tiempos y le hice caso.
-GABRIEL: Cómo usted diga! Estoy a su disposición!
-MARIA: Me gusta tenerla adentro! Me encanta tenerte adentro! Y hoy quiero rendir una materia más!
Saqué lentamente la pija de su culo que se fue cerrando, se acostó boca arriba y yo sobre ella, me tomó la pija con la mano, la pajeó un poco y se la puso en la entrada de su conchita.
-MARIA: Metela un ratito más por favor! Me vuelve loca!
Se la metí despacio, pero hasta el fondo y empecé a embestirla cada vez más intensamente, ella me tenía agarrado del culo con ambas manos acompañando mis movimientos y yo la besaba, le comía la boca, ya veía venir otro orgasmo, entrecerró sus ojos y explotó, apretando mi cuerpo contra el suyo.
Yo ya estaba al límite, no sabía cuánto más iba a aguantar, ya necesitaba la descarga!
La giré sin sacársela quedando boca arriba, con ella sobre mi cuerpo, para que decidiera cómo seguir.
-GABRIEL: María, ya no puedo aguantar más, tengo que acabar!
-MARIA: Claro lindo!
Y arrodillándose en la cama, se acercó a mi pija y la tomó con las dos manos, dos meneos me hubieran hecho acabar, pero se agachó y se la metió en la boca. La lamió y chupó por un momento, y sacándosela, me miró a los ojos y me dijo:
-MARIA: Quiero que acabes en mi boca!
Y sin siquiera esperar una respuesta, volvió a metérsela en la boca, a chuparla y pajearla y ya no me contuve, me dejé ir en una terrible acabada, que recibió completamente en su boca, mientras no paraba de chuparla y pajearme, acariciaba sus cabellos con una mano y su culo con la otra.
Ya había terminado de acabar, pero ella seguía chupando y lamiendo, mientras mi erección comenzaba a disminuir dentro de su boca, el placer había sido terrible y realmente estaba extenuado.
Por fin la sacó de su boca, y mirándome con carita picara de satisfacción, se recostó sobre mi cuerpo y nos volvimos a besar, su boca sabía aun a semen, pero no me importó.
-MARIA: Profesor ¿usted cree que aprobé las materias pendientes?
-GABRIEL: Yo creo que las aprobó con muy buenas calificaciones! Realmente sobresaliente!
-MARIA: ¿He aprobado mi tesis?
-GABRIEL: Claro que sí, y con honores!
Nos quedamos abrazados y luego de unos minutos nos quedamos dormidos, estábamos exhaustos.
Me desperté cerca de las nueve de la noche, abrazados aun, María al sentir mis movimientos abrió los ojos y mirándome fijamente me dijo:
-MARIA: Gracias Gabi! Nunca me sentí tan mujer con otro hombre!
-GABRIEL: No María, el agradecido soy yo por compartir todo esto conmigo! Perdón María, te juro que quisiera poder enamorarme de vos, sos una mina bárbara!
-MARIA: Tranquilo Gabi, que yo estoy en este baile, y ya sé cómo se baila esta canción, entiendo perfectamente nuestra relación, nos queremos, la pasamos bien, nos tenemos confianza y somos sinceros, eso es todo lo que pretendo, tampoco me puedo enamorar de vos, si algún día he de enamorarme de un hombre será de aquel que se enamore de mí.
-GABRIEL: Sos una mina muy valiosa y deseo de corazón que puedas encontrar ese hombre que te haga feliz! Y me encantaría que si eso pasa, siguiéramos siendo amigos.
-MARIA: Ya llegará! Mientras tanto tengo un amigo muy especial! Y quedate tranquilo que yo te quiero en mi vida, vos sos un tipo con buen corazón, muy noble y te quiero cerca. No se vos pero yo tengo hambre!
-GABRIEL: Si mujer, me muero de hambre!
Nos dimos un último abrazo y nos levantamos, nos pusimos algo de ropa y fuimos para la cocina, María sacó lo que nos había quedado del almuerzo y lo comimos junto con una cerveza.
Al otro día los dos teníamos que trabajar y le dije a María que me iba temprano para no acostarnos tarde.
Me acompaño hasta la puerta y con la mirada más dulce que le conocía me dijo:
-MARIA: Gracias!
-GABRIEL: A vos Gracias!
Y me subí al auto, nos saludamos por última vez con la mano y arranqué.
Traté de no pensar en nada más que en este encuentro con María, quería llegar a casa, ducharme y dormir con esa paz interior, mañana sería otro día…