Sorpreson con la vieja pareja
Como diría aquella vieja canción La vida de da sorpresas, sorpresa te la vida ,, y que buenas....mmm
Estaba mi marido dando cuenta de mi dulce conejito, como lo llama el cariñosamente, con una sabiduría y maestría que mi cadera no paraba de saltar buscando no se despegara esa lengua de mi caliente y ardiente agujero, él lo trataba con una dulzura que yo lo agradecía lubrificándolo gratamente para que esa boca disfrutara, ya le había regalado un orgasmo y deseaba ya ser montada por su duro rabo que vea brillar en medio de sus piernas, con una rigidez que me tenía asustada, pero el , hoy tenía hambre, y seguía con esmero acercándome a mi segunda explosión de placer, cuando el timbre sonó con insistencia.
Se puso una bata todo mal humorado por el corte que había sufrido pero pensando fuese algo malo abrió la puerta, encontrándose a Javier, el cuñado del abuelo del piso de arriba, este pidió disculpas a Paco, diciendo perdón si interrumpo algo, pero es que nos vamos a casa en media hora, después de unos días aquí con mis cuñados, y como ya me imagino te conto tu esposa, y sintiendo no habernos encontrado para repetir la experiencia con él , le invitaba a pasar por su casa al día siguiente, donde le explicaría los motivos de la invitación, diciendo que fuésemos los dos.
Paco ya más relajado y para encenderlo y darle envidia, le dijo, la verdad es que nos pillastres en faena y además de la buena, pues estaba saboreando un gazapo peladito, que tú ya conoces y que sabe cremita, pero bueno mañana como es sábado iremos a tu casa, tomando la dirección, y volviendo a decirle, te invitaría a pasar pero como tienes prisa, no vas a poder ayudarme en esta dura tarea que me queda esta tarde, riéndose morbosamente.
El viejo se encendió pues lo oí resoplar diciendo que le encantaría pero tiene a su mujer y el taxi a punto de llegar, despidiéndose de Paco, dándole igualmente su teléfono, insistiendo en que no faltáramos.
Paco entro como un miura después de ese corte y ya sin michas contemplaciones comenzó a restregar su dura cola por mis otros labios ardientes y afeitados que tenía abajo, y que ahora al escuchar a aquel viejo y recordar su monta se habían calentado más abriéndose y pidiendo comida y ser lubrificados por su cremosa nata.
Después de unos buenos refregones me la clavo de un golpe seco, a la vez que se dejaba caer sobre mí, besándome fuerte y cariñosamente, su cadera parecía la de un experto bailarín de salsa , haciéndome gozar como últimamente me tenía acostumbrado, pues había depurado la técnica en el arte de la cama, con tanto ayudante como había tenido en los últimos meses.
Follamos durante la tarde, quedándome extenuada, por aquel rejuveneciendo macho que tenía yo en casa ahora, deseando llegara el día siguiente para ver lo que querían aquel viejo matrimonio.
Llego la Tarde siguiente y tras llamarle por teléfono para decirle que a la hora del café estábamos en su casa, y para que nos explicara bien donde estaba, nos presentamos los dos en su puerta esperando con incertidumbre aquella invitación.
Nos hicieron pasar, el dándome un beso y un pequeño azote, que me dejo un poco un poco despistada pues su mujer estaba presente, y a paco le dio la mano diciendo pasar que os explicamos, que no os tenemos más en ascuas.
Nos sentaron en el sofá y el rápidamente nos dijo que eran un matrimonio liberal que habían practicado ya desde hacía muchos años intercambios, e igual que nos sucedía a nosotros ellos se lo contaban todo, pero era un tema que mantenían en secreto pues su cuñada era de la vieja escuela aunque su cuñado le había sorprendido con mis encuentros, pensando que ellos jamás tendrían algún encuentro así, por lo que ante ellos se mantenían con discreción, pero alegrándose se habernos conocido y si no nos importaba, incluirlos en nuestro club de amigos.
Yo fui la primera que respondió, algo sorprendida, pero aceptando aquella proposición, pues el recuerdo que tenia de aquel macho era muy bueno, y paco por supuesto acepto también encantado, pues deseaba esa fiesta seguro y además aquella mujer estaba también muy de buen ver para sus años.
Nos invitaron a café y tras una charla amena y desenfadad el tema se fue liberando y nuestros cuerpos también de la ropa, invitándonos a pasar a su alcoba que era presididita por una gran cama, para más comodidad.
Ya andaba yo catando ese gran rabo que tenia ese viejo, mirando como el de paco era devorado con mucha maestría por aquella abuela, haciéndole a este gritar de placer, paco le sujetaba la cabeza y cerrando los ojos gemía y gemía diciendo sigue sigue, dios que buena, que buena, mientras una mano sobaba sus pechos, algo caídos pero al no ser muy grandes, eran sexis.
El coñito lo tenía igualmente afeitado como yo, y ahora paco ya se había agachado a dar cuenta de él, mientras yo estaba mirando, ya Andrés tenía su lengua en el mío, y uno de sus dedos ya ensartado en mi ano, haciéndome gozar , pues me daba morbo ver aquella vieja como suspiraba con el acoso de mi marido, pero más ver cómo me trabajaba aquel experto abuelo, que tenía su rabo duro y brillante como el día de la monta con su cuñado.
Me lo ofreció frotándolo por mi mojadito gazapo, golpeándolo también como si de una fusta se tratase, y este se abría de placer deseando ser montado por aquel viejo semental, pero el muy sabio se hacía de rogar para encenderme más, ahora me lo volvió a ofrecer para chuparlo, a la vez que le dijo a s su mujer,-- “mira como come Tere, es igual de buena que tú,”, a lo que respondió paco como un resorte.-- “ eso lo aseguro y lo afirmo, dios que buena es comiendo tu mujer”.
Yo me sentí en ese momento algo celosilla de la competencia pero al tener aquel cabezón brillante en mi boca y ante mi cara, deje los celos y pase a darle una mamada que le hiciera temblar las piernas.
Le agarre los huevos con suavidad masajeándolos a la vez que su dulce cabeza era absorbida por mi boca con delicadeza, jugando mi lengua con ella, mientras mi otra mano masajeaba aquel falo imponente que tenía frente a mi como si fuese el mástil de un velero transoceánico, marcado por algunas venas, pero duro y terso como el de un joven.
El ahora sentía mi acoso y sus jugos ya afloraban cerca, pues ya me daba una pequeña avanzadilla de estos, y ante el miedo de correrse rápido, me sujeto la cabeza y me dijo,” gírate que voy a taladrarte, que estoy deseando hacerlo “.
Me puso el culo en pompa y tras volver a golpear con su dura fusta por mis glúteos, con tanta fuerza que paco y su mujer miraron ante aquel gozoso azote, riéndose de la escena, yo le pedí que me follara ya que estaba a punto de explotar, y este no se hizo más de rogar, tomando su pollon con la mano y dirigiéndolo a mi mojado coñito, lo perforo de una estacada tan fuerte que me dejo marcado los huevos a fuego , y tras las primeras y gozosas embestidas, me corrí como una novel en el arte del sexo.
Mire a mi esposos que estaba ya montando aquella abuela también, esta estaba con las piernas abiertas apoyadas sobre sus hombros, y paco de rodillas le estaba dando una sesión, que aquella abuela no paraba de girar la cabeza para los lados gozando con las embestidas de mi marido, y tras un rato así le regalo también un orgasmo que viéndola gritar tuvo que ser espectacular.
Yo andaba ya cerca de mi segundo cuando Andrés la saco toda mojada en mis jugos y con otro golpe seco me la clavo por mi asustado agujero trasero, al primer momento me produjo algo de dolor por la sorpresas, pero en segundos se transformó en placer y este segundo mana de jugos no se hizo esperar, y más viendo a mi marido como gemía ahora soltando su leche en el conejito de aquella abuela, que se retorcía como una gata arañándole toda la espalda a paco por el placer que este le estaba dando.
Esto contagio a mi abuelo follador que acelerando su ritmo, comenzó a soltar su espesa leche en mi ano, lubrificando el mete y saca de aquel pollon que me estaba abriendo en dos, haciéndome doblar las rodillas y cayendo rendida sobre aquel colcho, con el peso de todo el cuerpo de aquel macho ibérico que me estaba follando como un maestro y que mantenía aquel rabo dentro de mi dilatado agujero.
Nos quedamos los cuatro en silencio recuperando aliento durante unos segundos, pues había sido aquello un momento explosivo de placer y si a nosotros nos costaba ya recuperarnos algo de tiempo, para aquellos dos artistas del sexo, un poco más.
Es descanso fue largo pero recuperador, iniciando estos dos sementales una segunda oleada de culeadas a nuestros doloridos pero agradecidos agujeros , que nos hicieron casi perder el conocimiento, y más cuando paco ensarto a aquella abuela por su agujero trasero, dándole una sesión larga de embestidas que le hacían poner los ojos en blanco, suplicando esta que parara, pero era Andrés el que animaba a paco a seguir, diciéndole, “ Dale, dale barra amigo, dilata ese agujerito que luego se la voy a clavar yo más tarde”, mientras yo le comía su morcillón rabo hasta ponérselo terso, regalándome este después de este sabio acosos, una sarta de ráfagas de cremosa nata que casi me hacen atragantar, pues las deguste y devore con tanta ansia que absorbía y chupaba ese cabezón como si la vida me fuese en ello, dejándolo al final de esta tremenda comida, relazado y cabizbajo.
Paco que vio como comia yo aquel rabo, comenzó a soltar sus jugos en el culito de aquella abuela que ahora agradeció con un orgasmo tan intenso que pareció le iba a dar un ataque cardiaco, pues tras descargar y soltarla, se quedó tan rendida que necesito más de media hora para poder levantarse y tomar aliento, aunque para ser sincera, yo estaba igual que ella.
Ya la noche se quedó tranquila, y tras una copiosa cena nos despedimos, deseando repetir este encuentro lo más pronto posible, pues ellos estaban encantados con nosotros, siendo el placer mutuo.