Sorpresas te da la vida

Mi ex marido me da una sorpresa que nunca imaginé.

SORPRESAS TE DA LA VIDA

Soy una mujer de 35 años, me llamó Laura y vivo en La Argentina; me casé joven con un hombre tres años mayor que yo, al que llamaré Julián, y al cabo de unos años me separé. Lo que quiero contarles ocurrió con mi ex marido.

Después de separada, y en forma ocasional, mantuve relaciones sexuales con mi ex, debido a que a mi el sexo me tira y él es un buen amante, además de tener una "herramienta" de grandes dimensiones tanto en largo como en grosor. Pero lo que mejor hace es la chupada de concha. Es un maestro en eso. Es el que mejor lo ha hecho hasta ahora. Nadie lo ha superado de varios que me la han chupado. Además, él siempre dice (deberé creerle porque no tengo forma de comprobarlo, al menos no tenía hasta que pasó los que les contaré) que la mejor concha para chupar es la mía. Dice que le gusta el olor, el sabor y la forma que tengo de acabar. Y siempre que nos vemos (a menudo, ya que tenemos un hijo en común) está diciéndome que quiere chupármela a lo que me vengo negando desde que tengo nuevo novio, aunque me cuesta. Obviamente, como se habrán dado cuenta, nos separamos por otras cuestiones, no por sexuales.

Del último encuentro con él (un festival de sexo oral como ya se imaginaran) habían pasado más de dos años (lo que narró aquí sucedió en el mes de Abril de 2004) yo estaba de novio (aún lo estoy hoy) con un hombre de 40 años (Carlos) con el cual teníamos sexo convencional regularmente. Digo teníamos porque el asunto ha cambiado un poco.

La cuestión es que una tarde de Abril, Julián tenía que venir a charlar unos asuntos que atañen a nuestro hijo, que, para ese momento se encontraba en la escuela.

El tema es que antes de que viniera Julián, llegó Carlos con ganas de coger y como coger me gusta más que respirar y como ese horario era el único en el que puedo hacerlo, me olvidé de Julián y me concentré en Carlos que estaba más caliente que nunca. Nos desnudamos en un instante, hicimos un "69" rápido y al rato ya me estaba "serruchando" de lo lindo por la concha. Carlos anunció que estaba por acabar y me inundó la vagina de semen antes de que yo pudiera llegar al orgasmo. No le dije nada porque pensé que habría segunda vuelta (ilusa de mí), cuando Carlos anunció que se tenía que ir:

-¿Cómo que te vas?- dije yo enojada.

-Estoy apurado- dijo Carlos mientras se vestía.

-¿Pero siempre lo mismo? ¡Venís, cogés y te vas enseguida!- le grité enojada no porque debía irse sino porque me había dejado caliente.

  • Es que tengo que ir ...

-Hacé lo que tengas que hacer, por hoy no quiero escucharte más –lo corté en seco- andate, cerrá y tirá la llave por la ranura del buzón- terminé yo de decir recostada en la cama aun desnuda.

Carlos desapareció, pero a los pocos segundos, reapareció:

-¿Qué pasa?-pregunté extrañada y agregué sarcástica -¿Te arrepentiste?

-No, dijo Carlos in tanto incómodo- es que está Julián.

-Ah, Julián, cierto me había olvidado –recordé- decile que pase y me espere, ya me levanto.

Contrario a mis dichos, me quedé en la cama. Llamé a Julián y le indiqué que entrara al dormitorio.

-Hola, Julián –saludé- ¿Se fue Carlos?

Tardó en responder mientras me miraba: -Sí, se fue. Pero que recibimiento. Mmmmm mamita; te ves fatal debajo de las sabanas con el pelo enmarañado. ¿Me estabas esperando?

-No- respondí.

-Pero igual podríamos hacer algo- insistió.

-No.

-Podría hacerte una linda chupadita- dijo con voz sensual.

-No creo que te guste- repuse mientras sentí que el semen de Carlos se me escurría por los muslos.

-¿Por qué? – preguntó -siempre me gustó, me gusta y más me gusta chupar la tuya.

-Sí, lo sé- concedí -¿No viste que recién se fue Carlos.

-Sí ¿Y?

-Bueno, terminamos de coger.

-Ah ¿Y?- preguntó de nuevo.

-¿Cómo y? ¿Me vas a chupar la concha cuando recién termine de coger con otro tipo?- pregunté yo a su vez.

-¿Cuál es el problema? dijo él encogiéndose de hombros.

-Estás cada vez peor de la cabeza- afirmé y agregué: además lo hicimos sin forro.

-¿Y?- repitió Julián por tercera vez.

Su desidia me cansó. Me destapé para que él viera toda mi desnudez y mi cachucha inundada de semen y le grité, mientras separaba las piernas para que pueda ver mejor: - ¡Qué tengo la concha llena de leche!

-Julián se quedó mirando, se acercó y dijo: hermosa.

-¿Pero que hacés? -le dije- está llena de semen.

-Por eso es más hermosa- dijo él mientras la miraba embelesado acercándose más.

Yo no podía creer lo que estaba por suceder, me quedé inmóvil. Julián se acomodó en la cama y empezó a lamer, primero suavemente, rodeando el clítoris y luego metiendo la lengua directamente en mi cavidad vaginal, sacando, succionando, extrayendo y saboreando el semen que me había dejado Carlos. Se veía que disfrutaba lo que hacía. Y yo lo disfrute más. Además de la calentura que me había dejado Carlos, el hecho de que un hombre (en este caso mi ex marido) me estuviera chupando la concha llena de semen de otro tipo como un poseso, fue demasiado para mí y exploté en un orgasmo único, incontenible e irrepetible. El siguió chupando hasta que todos mis jugos (el semen se lo había tragado íntegro hacía rato) fueron a parar a su boca. Lamió tanto que me calentó de nuevo y con su hábil lengua me llevó a un segundo orgasmo, más explosivo que el anterior. Quedé extasiada, sin fuerzas.

Julián se puso de pie pasándose la lengua por los labios y preguntó: - ¿Te gustó?

-Me encantó ¿Y a vos?

-También- respondió mientras se quedaba desnudo.

Pude ver una erección descomunal, inclusive más grande de cómo yo la recordaba. Me la llevé a la boca al instante, la engullí como si fuera un chupetín de caramelo

-Esperá- dijo él -no quiero terminar así.

Me puse en cuatro patas (la posición del perrito) y me la metió de una por la cachucha. Estuvo dándome duro un buen rato hasta que alcanzó un tremendo orgasmo con un grito gutural, inundando mi concha de semen, por segunda vez en cuestión de horas. Yo no pude terminar, pero de eso se encargó él. Se retiró de mí y fue a lamer directamente mi traqueteada vagina.

-¿Qué hacés?- le dije -estoy cansada, no puedo más.

-Pero tu conchita no puede quedar así, hay que limpiarla- argumentó Julián.

-Deja que lo hago yo, no quiero más- repuse.

Pero Julián no escuchó razones: se acomodó debajo y empezó a chupar como loco. Muy a mi pesar me fui calentando cada vez y acabé espectacularmente llegando u un glorioso tercer orgasmo, refregando mi entrepierna por toda su cara.

Él se fue a lavar, se vistió y se fue. Yo me quedé dormida casi al instante. Dejamos la charla sobre nuestro hijo para otra ocasión. A partir de ese día nuestra relación, con Julián, cambió, con Carlos también, pero eso se los contaré en otra oportunidad. Me llevé una linda sorpresa con mi ex, pero no sería la única.

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