Sorpresas en el Metro

Ahi estaba yo, entre universitarias calientes, en un carro del metro atestado de gente...

Me subí al metro sin pensar en nada, como siempre se saturó de gente, intenté distraerme leyendo los avisos ubicados justo a la altura de mis ojos, cuando sentí que me quedaba dormido parado, me percaté que estaba rodeado de un grupo de unas ocho jóvenes universitarias y mejor aun, dos divinas suavidades me golpeaban la espalda, intenté ver quien era la dueña de aquellas protuberancias, pero no conseguí averiguarlo.

En la siguiente estación se subió mas gente, yo intenté darme vuelta pero no lo conseguí, sin embargo logre quedarme con esas tetitas pegadas en mi espalda un buen rato y para mi suerte, delante de mí quedó una flaca con un culo de miedo cubierto con una faldita casi transparente, se las arregló para seguir leyendo un libro y me ignoró de ahí en más. Yo, feliz porque mi paquete quedo justo entre sus nalgas y en mi espalda continuaban esos dos exquisitos melones.

De repente comencé a tener una erección y al parecer la estudiante que iba delante de mí lo notó, porque dejo de leer y me empezó a buscar en el reflejo del vidrio, de a poco comenzó a mover su culito hacia atrás y hacia los lados, pude darme cuenta que le gustó inmediatamente la dureza de mi paquete, mientras tanto yo seguía gozando con ese par de tetas en mi espina dorsal.

En la siguiente estación no se subió ni se bajó nadie, para suerte mía. De pronto sentí que una providencial mano comenzaba a rodearme por la cintura, yo miraba de reojo tratando de buscar alguna mirada cómplice, pero todo el mundo parecía normal. Aquella mano llego hasta muy cerca de mi paquete y no pudo seguir porque el culo de la lola de adelante se lo impidió. En eso, escucho una voz de detrás de mí que dice: "Claudia, ¿cuántas estaciones nos faltan?" y la muchacha que me estaba pasando el culo por la verga mira para atrás y grita "tres... y no me interrumpas".

"Mish! Son todas amigas" pensé para mi interior, así que me deje llevar por las sorpresas que te da la vida y comencé a puntearla suavemente la mano indiscreta ahora estaba masajeando mi propio culo y yo me sentía en la gloria.

Siguiente estación, se bajaron algunas personas y quedo un pequeño espacio lo que aprovecho aquella mano para agarrarme el paquete y calcular su tamaño, luego me bajo el cierre lentamente y se metió entre medio, pude sentir como aquellos delicados dedos tocaban mi verga palpitante por encima del slip. No se como, pero logró sacarme la herramienta carnal por un costado y comenzó a masturbarme, yo aproveche de bajar mi mano y metersela en la raja a mi amiga de adelante.

Penúltima estación, subieron algunas personas y volvió a llenarse el carro. En la próxima se acababa el viaje así que me la jugué entera. Le levante la falda a la de adelante y deje espacio suficiente para que la de atrás me pajeara mas cómodamente. Mientras le agarraba el culo y le metía un dedito entre medio de los calzones la de atrás me hizo eyacular sobre la mochila de otra niña, sacó su mano y yo dejé de agarrarle el poto a la otra.

Llegamos a la estación y mientras yo me guardaba mi verga aun dura pero ahora mojada, salieron del tren todas las chicas universitarias, alcancé a divisar a mis dos calientes compañeras de viaje, se quedaron paradas mientras las demás amigas se alejaban, al cerrar las puertas y comenzar a moverse el carro, me miraron, se sonrieron y me mandaron un beso mientras me mostraban mi celular, mi billetera y hasta mis lentes.

¡Sorpresas te da la vida, ay Dios!