Sorpresas en Casa
Un adolescente voyeaur se encuentra con que en casa suceden cosas muy picantes.
Sorpresas en Casa!
Esta es mi historia, la de un adolescente como cualquier otro, con las hormonas al tope, y con la cabeza enfocada en una sola cosa: Sexo. Tengo 16 años y soy de una población costera en México. Estoy obsesionado con el porno, en todas sus variantes, ya sea películas, fotos o relatos eróticos, tengo mi PC saturado de este material. Además debo de confesar que desde muy pequeño me ha gustado espiar a las mujeres, si, soy un vouyerista nato, siendo las victimas más frecuentes de mis miradas las mujeres que tengo en casa, mi madre y mi hermana, pero no se han escapado algunas tías, primas, ni las amigas de mi hermana. Me volvía loco cuando mi hermana organizaba sus pijamazas en casa hace ya algunos años.
Mi familia está formada por mi padre de 42 años, dueño de una empresa publicista, a la que le dedica demasiado tiempo, ha tenido innumerables discusiones con mi madre, a la que tiene muy descuidada, principalmente porque la mayoría de los empleados de la empresa de mi padre son mujeres jóvenes, cosas de celos. Mi madre es una hermosa mujer de 40 años, de piel blanca que contrasta con el negro de su cabello, ojos azules y unas curvas de infarto, no creo que haya algún hombre en la tierra que al verla no tenga una erección, incluyéndome a mí su hijo menor, además tiene una forma de caminar super sexy en la que se contonea deliciosamente toda su voluptuosa figura. Es el amor platónico de todos mis amigos, que se matan a pajas pensando en ella. Una auténtica diva. Después sigue mi hermana, que es una réplica casi exacta de mi madre, pero con 22 años menos, por obvias razones sus medidas no son tan escandalosas como la de nuestra progenitora, pero a sus 18 años ha sido ya también la causante de muchas erecciones. Ella se fue hace un par de meses de intercambio estudiantil a Australia, donde estará por un año. Así que en casa estamos prácticamente solos todo el tiempo mi madre y yo, aunque desde hace un tiempo me la vivo fuera de casa con mi pandilla de amigos, por lo que mi madre se queda sola en casa nuestra sirvienta durante horas.
La historia comienza a partir de que comenzaron ocurrir algunas cosas raras en casa. Un día regresé del colegio ardiendo por hacerme una paja, y me encontré con que mi nada despreciable colección de videos pornos estaban en un orden diferente al que lo suelo dejar, caliente caliente pero a eso si, muy ordenado. No le di importancia, pensé que había sido la sirvienta que habia cambiado el orden de los dvds mientras sacudía, porque claro, los tengo camuflajeados dentro de estuches de películas holliwoodenses en una repisa.
Al día siguiente se repitió la historia, además de que noté un aroma desconocido que impregnaba toda mi habitación. Dos días después me encuentro con ese mismo aroma dulcesón que extrañamente hacía que me empalmara. Voy hacia la PC para bajar un poco de material para hacerme una paja y veo que el CPU estaba encendido, solo el monitor estaba apagado, además noté una mancha de humedad en el tapiz de la silla, la toco y aún estaba fresca. Lo que más me sorprendió es que al encender el monitor me encontré con la página de Todorelatos abierta!!! Checo el historial de ese día, y me doy cuenta que alguien había estado revisando algunas de las páginas pornos que tengo guardadas en mis favoritos, incluyendo la de relatos eróticos. Al parecer esta persona sintió que podía ser sorprendida y salió huyendo dejando esta evidencia.
La curiosidad de apoderó de mi, estaba casi seguro que era la sirvienta, porque en casa solo se encuentran ella y mi madre, aunque pensando bien las cosas dudo mucho que la sirvienta supiera utilizar la computadora, pero mi madre mmmm no lo creo, está bien que se está cayendo de buena y podría inspirar mil fantasías, pero siempre ha sido muy recatada. Por mi mente pasó otra opción, podría ser mi primo Toño de 15 años, ahijado de mis padres y que con frecuencia viene a que le preste la computadora para que haga sus tareas escolares. Quería saber quien andaba husmeando en mi preciado material privado, esa noche no dormí tratando de descifrar quien era el misterioso invasor.
Tengo un amigo 10 años mayor que yo, William, mi proveedor oficial de videos porno, incluso sabiendo mi afición al vouyerismo en un par de ocasiones me permitió esconderme en su casa, mientras el cogía con unas chicas, para que yo pudiera mirar como lo hacían. El es dueño de una empresa de cámaras de seguridad, el sueño de todo vouyerista, teníamos el mismo vicio y eso nos hizo llevarnos tan bien, yo soñaba con tener mi propio negocio de cámaras de seguridad algún día.
Recurrí a él y le platiqué lo sucedido, no le tuve que rogar mucho para que me prestara una diminuta cámara espía que se conectaba a una video grabadora vhs, me explicó como debía instalarla y solo me pidió que a cambio le enseñara después el video de la evidencia. Inmediatamente corrí a mi casa a instalar todo, me la pasé toda esa tarde haciendo pruebas, buscando el lugar ideal para que la cámara no sea descubierta, hasta que quedé satisfecho con la trampa que había tendido.
Pasaron dos días y nada solo la sirvienta haciendo la limpieza, pero nada sospechoso. Al tercer día, era sábado, mi padre se iba a la oficina, y yo como cada semana tenía partido de futbol de la liga juvenil local, por la mañana. Solo jugué medio tiempo ya que me lesioné un tobillo. No soportaba el dolor así que regresé a casa una hora antes de lo acostumbrado. Me pudo más la curiosidad que otra cosa, así que empecé a reproducir el video, para ver si había sucedido algo en mi cuarto en las casi dos horas que estuve ausente. Vaya sorpresa que me llevé al ver las escenas grabadas, en esos instantes se me olvidó el dolor de tobillo, pasé del color rojo al blanco, pasando del espanto a la excitación
No podía creer lo que mis ojos veían en la pantalla: entró mi madre, vestida con un pequeño camisón de seda blanco, en la habitación y se fue directamente a mi colección de pelis porno, al parecer no se decidió por ninguna y se fue a sentar a la PC. Aun no terminaba de cargar por completo los programas en la computadora y ya se marcaban sus pezones debajo del camisón. Abrió mi carpeta de videos y reprodujo uno donde un jovencito se cogía a una mujer mayor. Mi madre comenzó metió una mano entre sus piernas, pude ver que llevaba una diminuta braga de algodón de color negro, mientras que con la otra mano se acariciaba las tetas. No salía de mi asombro, mi hasta ese momento pura y casta madre, le gustaba la pornografía tanto como a mi, y además como pude notar minutos después, le pone mucho los videos de jovencitos cogiendo con mujeres maduritas, sin duda fantaseaba con cogerse a algún jovencito. En poco tiempo se calentó tanto que se desnudó por completo, pude notar sus pezones durísimos, tanto que parecían querer reventar, pude notar como su peluda entre pierna brillaba de la cantidad de jugos que emanaba, ahora entendía a que se debía la mancha que en un par de ocasiones encontré en esa silla.
Minutos después se paró de la silla y se puso el camisón, noté su linda cara enrojecida por la excitación, y salió de mi habitación, pude notar nuevamente en la silla una mancha de humedad. No pasaron ni dos minutos y ella regresó a mi cuarto, cerró la puerta con seguro y se quitó el camisón de volada, noté que traía algo en la mano, era una zanahoria. Abrió la página de relatos y comenzó a introducirse la zanahoria en su peludo conejo mientras leía. Su cara era un poema, jamás me imaginé ver esa cara en mi progenitora, desgraciadamente la cámara que me había prestado mi amigo no tenía micrófono, me hubiera encantado escuchar sus gemidos. Siguió masturbándose con la zanahoria por un buen rato, aumentando el ritmo de sus acometidas a su felpudo, a la vez que se apretaba con la otra mano fuertemente los pezones, hasta que de pronto vi como se convulsionó, seguramente un fuerte orgasmo la invadió por completo.
Se quedó unos segundos desplomada sobre la silla con los ojos cerrados, su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración. Sus jugos le escurrían por las piernas y pude notar incluso unas gotas de sus jugos en el piso, vaya corrida que había tenido. Apago entonces la PC, se puso su camisón y con sus calzoncitos limpió la humedad que había dejado en la silla y en el piso y salió de la habitación con una sonrisa en el rostro.
Estaba aturdido, no sabía que pensar, jamás me imaginé que mi madre tuviera la misma afición que yo a la pornografía, se debía a caso que mi padre la tenía muy descuidada, había escuchado algunas discusiones donde mi madre le recriminaba una supuesta infidelidad con alguna empleada. Mi cabeza daba de vueltas, quería saber más sobre lo que ocurría en mi familia, quería saber que tan caliente era mi bella madre. Al paso de las semanas, las sorpresas una a una llegarían