Sorpresas de tu pareja: Lacasitos para comer
Todos los jueves soy asiduo a jugar mi liga de billar, pero no podía imaginar la sorpresa que me estabas preparando. Cuando menos lo esperé, me enviaste un mensaje....
Estas esperando en casa a que yo llegue un jueves de jugar a billar. Te has preparado a conciencia, ropa de encaje y un picardías. Todo esto esperando a que Yo aparezca por la puerta de casa... y yo, que todavía me quedan unas partidas por jugar...
Mi móvil vibra con un mensaje. Era una foto con una pequeña frase: termina pronto que necesito de ti. Al verlo me quedo petrificado, deseoso de terminar cuanto antes. Sin poder acabar, aviso a mis compañeros que no me encuentro bien y voy corriendo por ti. El móvil vuelve a vibrar... otra foto... estas metida en la cama recubierta por las partes destapadas del picardías con lacasitos... Mmmmm Doble placer, la piel y el cuerpo de mi amada y el dulce chocolate una combinación peligrosa.
Consigo aparcar por la calle y subo corriendo a casa. Abro rápidamente y desesperado voy a verte. Estas espléndida, bendita visión, tumbada, con las piernas abiertas... tu lencería sexy... el picardías y lacasitos. Tardo poco en abalanzarme sobre ti pero no sé donde comenzar, pues el manjar es suculento.
Al primer lacasito que voy está en tus mejillas, lo saboreo, y lo como suave y lentamente... el caramelo del lacasito resbala por tu cara y sigo lamiendo, por debajo de tus labios y comparto el postre que me has brindado contigo, al tiempo que nuestras lenguas se enzarzan en un apasionado beso... Un dulce, apasionado y acaramelado beso. Comienzo a notar tu excitación, estas sudorosa de la propia sorpresa que me has brindado. Es lo que esperabas, verme con esas ansias de devorarte. Siguen mis labios por tu cuello degustando cada milímetro de tu piel, cada escondite de tu dulce terso y llego a otro lacasito y percibo que no llevas sostén. Te has cubierto de lacasitos por dentro del picardías. Comienzo a comerlos uno a uno, metódicamente alrededor del pecho. Los has puesto concienzudamente en lugares estratégicos. Sigo saboreándolos alrededor de los dos pechos... Va subiendo la temperatura... MÁS Y MAS. Hay dos más en cada pezón, los cuales se notan duros, porque los lacasitos bailan encima de ellos. Me como el primero, das un gritito en forma de jadeo, sigo la tela del picardías, Y conquisto el segundo que también me como, otro jadeo sale de tus labios lo cual enciende mi mecha que ya estaba bastante encendida... Voy apartando la tela de tus pechos y los miro con deseo... ummmm Que rica imagen retienen mis ojos observando como tu busto sube y baja por los latidos de tu corazón acelerado y tu respiración entrecortada. No sé por cual comenzar y solo hay una forma de actuar. Los agarró firmemente con mis dos manos y los junto pezón con pezón y acerco mis labios a los dos por igual para lamerlos conjuntamente en el mismo espacio de tiempo. Mi lengua hace los honores y van lentamente lamiendo, despacio... muy despacio...
Tu sexo está auge. Estas disfrutando como una hembra en celo. Lo percibes en tus partes nobles. Desabrocho del todo el picardías con la boca mientras mis manos acarician todo lo que tiene a su alcance y me detengo en tu ombligo que esta relleno de otro lacasito. Lamo y lamo una y otra vez, mis manos se pierden en tus senos que dulcemente amaso y acaricio. Sigo bajando suavemente con mi lengua que sigue recorriendo tu cuerpo. Todo parece indicar que no queda ningún lacasito en tu precioso cuerpo, una gran pena.
Sigues boca arriba, de repente, te doy media vuelta para ponerte boca abajo. Veo tu espalda desnuda e inicio la misma forma de actuar de antes, mi lengua comienza a recorrer tu cuello de derecha a izquierda rozando tus orejas. Bajo por la columna y vuelvo a subir 1, 2 y hasta 3 veces. Llegó hasta donde la espalda pierde su nombre al cual doy un mordisquito en el cachete.
Eso te excita más de lo que pensabas, jadeas continuamente, y la respiración es entrecortada, noto como tus flujos comienzan a mojar la cama a través del tanga transparente, sexy a rabiar. Bajo con mis labios por tu ropa interior. Primero un lado y luego otro, las cuales se quedan a medio bajar...
Sigo lamiendo suavemente y vuelvo a bajar el tanga un poquito mas . Ya comienzo a ver tu esfínter, y tu excitación va en aumento... Termino de bajarte la ropa interior y abro los glúteos a derecha e izquierda a los cuales soplo un poco para hacerte estremecer. No lo esperabas, doy otro mordisquito en el cachete, lo beso una y otra vez, abro el cachete de nuevo y de repente escucho tu voz en forma de exclamación “OH Dios mío!!!” al notar mi lengua tu ano, no pensabas que podía llegar a gustarte esto. Notas mi lengua alrededor del orificio y suspiras... y vuelves a suspirar, tus flujos te delatan y estas al borde de tu extenuación, notas que la respiración vuelve a entrecortarse, estas entusiasmada, porque la situación te ha sorprendido. Sigo lamiendo el agujero prohibido dilatándolo una y otra vez con la lengua. Después de pasar un ratito entretenido en esas partes, te doy la vuelta y veo tu sorpresa final pues en tus labios vaginales guardas dos lacasitos más, que con toda la emoción y calentón de tu cuerpo, están completamente deshechos. Ni corto ni perezoso, me abalanzó sobre ellos, los meto en la boca y subo a besarte. Nos volvemos a fundir en un beso y saboreas ese chocolate y el sabor especial que tienen tus flujos los cuales no habías probado antes. Será por el momento pero te agrada. Te satisface el olor a sexo que se desprende en el ambiente, un olor indescriptible pero placentero.
Mis labios recorren tu cuerpo de nuevo hacia tus partes nobles e inicio a saborearte.. Las inglés empapadas piden que las saboreé y los labios exteriores se abren solitos de la excitación que posees y puede divisarse el color rosadito de los labios interiores. El clítoris parece tener vida propia y resurge de dentro de tu cuerpo un bultito que ahora está duro como una piedra deseoso de lengua. Mi lengua que lo descubre e impacientemente va hacia él, al cual lo rodea sin llegar a tocarlo, una y otra vez.... Un suspiro se escapa de nuevo de tu garganta que ya no dejas de gemir. Lo introduzco en mi boca “Que sabor más rico... ummmm” pienso. Te estremeces mucho y tu placer es indescriptible. No sabes expresarlo pero te encanta. La lengua sigue su curso y no deja de lamer y la boca no deja de succionar. Una mezcla explosiva, succión y lamida, succión y lamida. Tiemblas, te agitas, convulsionas notas que estas cerca... muy cerca...
Uno de mis deditos acaricia tu ano y mi boca sigue a lo suyo, enloquecido terriblemente con tu clítoris. El dedito juega y dilata tu esfínter, el cual se va sumergiendo un poco dentro de él. Te sucede como antes que no lo esperas Y te cautiva. Una sensación nueva y placentera.
Sigo jugando y otro de mis deditos entra por tus labios interiores. Una pequeña doble penetración con los deditos, te sientes llena, a punto de explotar porque tienes todos los músculos contraídos, tensionados. Muevo los dos dedos al unísono y la lengua acelera el pulso. Ya estás que no aguantas y no quieres que pare nada del mundo, ni lengua ni dedos. El placer te embriaga y comienzas a temblar, pareces poseída y embrujada como buena meiga. Tu explosión no se hace esperar.
Emanan flujos de donde nunca habían pero los dedos siguen su juego. No dejas de convulsionar y te percatas que viene un segundo orgasmo seguido. Tus gemidos se oyen desde la calle pero a ti te es indiferente, gimes y gimes sin parar. Tu placer no te deja ver nada más allá. Tienes los ojos cerrados. Acto seguido, notas todo mi cuerpo sobre el tuyo y algo comienza a abrirse camino por tu entrepierna, se abre camino como la mantequilla con un cuchillo. Entra toda del tirón sin contemplación. Notas como el suave movimiento de un balancín, hacia delante y hacia atrás. Va Suave va penetrando y sale sin prisa pero sin pausa. Mi mano derecha acaricia tu pecho y mi boca besa la tuya. El vaivén es constante, una y otra vez... Adelante y atrás mientas las lenguas parecen que estén en una pelea y ninguna termina de ganar. Sigues cardiaca. Noto como se contrae tu vagina, que me indica que estas de nuevo a punto. Mi mano que acariciaba el pecho baja al clítoris y lo estimula de nuevo. No puedes reprimirte más, y al notarte, aceleró el ritmo para poder llegar los dos juntos al orgasmo, dos cuerpos unidos en un mismo espíritu y alma. Inicias de nuevo los temblores y estallas al mismo tiempo que te lleno internamente con mi semen. El orgasmo mutuo es especial. Gimes como nunca al saber que el orgasmo ha sido conjunto, tras el cual, desfalleces y quedamos dormidos abrazados, quedándome sobre de ti.
Me desperté encima tuyo y note tu cuerpo desnudo. Estabas agotada y dormida. Besaba tus pechos y no despertabas, rozaba tu clítoris y no respondías. Estabas exhausta pero no decaí. Baje de nuevo a por ti, dormías pero tu cuerpo hablaba por ti. Lamí de nuevo tu vulva y respondían como si estuvieras despierta pero no te movías , solo se movía tu cuerpo pero no tu mente. Lamí tus labios y comenzaron de nuevo a mojarse. Comenzabas a estar preparada para ser penetrada y tus flujos caían por tu esfínter. Aproveché para ir introduciendo mis dedos por él y comenzar a dilatarlo... Con un dedito primero pero seguías sin despertar, sin embargo comenzaba a escuchar tu gemidos. Rozaba e introducía ese dedito y dilataba, un poco, y otro poco, y otro poco más. Pronto me di cuenta que estabas emanando de nuevo más fluidos. Me ayude con otro dedito para también introducirlo juntamente. El esfínter comenzaba a tener vida: Tu culo se movía al ritmo de mis dedos y mi lengua jugaba con tu clítoris... Ahora ya sabia que habías despertado, pero pedias más. Comenzaba a tener ganas de volverte a penetrar pero está vez no me quedaría con ganas de hacerlo analmente, así que introduje mi pene en tu cueva mojada para lubricarla con tus flujos y al mismo tiempo darte placer vaginalmente. La saque y con mucho cuidado y después de tener el ano dilatado por mis dedos y penetrando. Todo fue más fácil, sólo empuje un poco y ni siquiera te quejaste de dolor. Lo estabas esperando y lo estabas disfrutando. Seguí penetrando suavemente y lo tenias tan dilatado que entraba sin esfuerzo. Bombeaba a un compás tranquilo. Tu bajaste la mano a tu clítoris y lo masturbabas a buen ritmo. Volvías de nuevo a estar cerca y esta vez era analmente. No sentías nada de dolor y te extrañaba el placer que notabas. Ibas jadeando cada vez más y más, tu mano aceleraba más y más sobre el clítoris. No lo dejabas respirar. Las penetraciones iban en aumento... Y querías que también me corriera dentro, sentirte llena por ambos agujeros. Yo estaba como loco, notaba cerca mi explosión y tu excitación aumento. Tu esfínter notaba como mi pene de hacía más ancho y percibías las venas marcadas. Estaba a punto de correrme cuando tú estallaste de nuevo. Yo noté tu explosión y mi glande reventó dentro de ti, notabas como se hinchaba y te llenaba de nuevo... aunque está vez analmente. El jadeo era continuo en ambos y la excitación fue inaudita. Tenías semen recorriéndote las piernas y te encontrabas embadurnada de fluidos mutuos, apoteósica del placer que habías sentido. Esperando que en cualquier momento vuelva a suceder.