Sorpresas de trae la Vida (01)

¿Qué hacer luego de que un amigo te consigue una cita con la putísima esposa travesti de su compadre, para una increíble sesión de sexo, descubres que, en realidad, se trata de tu propio hijo?

Sorpresas te trae la Vida 01

La vida da vueltas y vueltas y a veces nos pone en situaciones que jamás en nuestras vidas hubiéramos pensado estar. Desde la muerte de mi esposa mi vida cambió, experimenté cosas nuevas y di rienda suelta a mis fantasías y ansias ocultas. Pero lo que pasó después me cambió la vida para siempre y la forma en que la veía a esta.

Unos días después de regresar de nuestro viaje a Livingston, Rafael me empezó a hablar sobre su comadre, la mujer de su compadre, una travesti llamada Kika que, según decía, se estaba cayendo de buena. Me comentó que a ellos 2 les gustaban los intercambios y que, de seguro, ella se moriría de las ganas por probar mi tremenda talega.

Pronto, Rafa se entusiasmó mucho con la idea y constantemente me decía que me la iba a presentar, que le iba a preguntar a su compadre y que le iba a pedir su permiso, que la iba a gozar como nunca, que era toda una hembra.

La verdad es que pronto me levantó el interés… y "otra cosita", por la mentada señora. Y no era para menos, me la describía como toda una diosa. De 1.70, de piel blanca y ojos celestes, cabello castaño claro y corto, pero usaba siempre pelucas, algunas rubias y otras castañas. Rostro finito y bello, como de niña, sus labios finos y su nariz perfecta. Era delgada pero con buen cuerpo y, lo que Rafael más recalcaba, poseía un culo grande, redondo y duro, con un ano capaz de tragarse cualquier cosa y unos instintos de puta ninfómana bárbaros.

Entonces, un viernes, 4 días después de mi cumpleaños número 54, recibí una llamada a mi celular, era Rafa, avisándome que si quería coger con ella la cita sería ese mismo día, por la noche, en un conocido hotel.

¡¿Hoy mismo?! ¡Pero ni nos conocemos!

¿Y eso qué?

Bueno, yo esperaba poder conocerla primera, platicar con ella

¡No´mbre Gato, si ya dijo que si, ¿para qué?!

Es que Rafa… no nos conocemos, ¿qué pasa si no le agrado?

¡Eso no importa Gato! Las vergas grandes y gordas siempre han vuelto loca a Kika, la han dejado tantas veces con el culo abierto como una flor, que ya hasta perdí la cuenta. Además, oportunidades de coger con una mujer como esa no hay en el mundo, se dan una en un millón. Es su cumpleaños Gato, usted se merece una mujer como esa y si la deja plantada tenga por seguro que ya no va a volver a aceptar estar con usted, así que mejor se va preparando ya y se va para el hotel rapidito, que luego yo llego con Javier y Kika.

Aparentemente al tal Javier le encantaba hacer feliz a su Kika, le daba gusto en todo, incluso en ser partida por la mitad por una verga monstruosa como la mía. Pero bueno, cada uno con su vida, no me iba a poner a juzgar a nadie. Así que me puse manos a la obra y me preparé lo mejor que pude, con un pantalón y saco azul, y una camisa blanca con líneas azules y celestes. Iba bastante elegante, quería dar una buena impresión.

Me metí a mi pick up y salí de mi rancho en dirección a la cabecera departamental. Allí tomé una habitación en uno de los mejores hoteles y llamé a Rafa para avisarle que ya estaba allí y darle el número de la habitación. Me dijo que en 45 minutos llegaban.

Bueno, me senté a esperar, estaba muy nervioso y ansioso, con una erección descomunal. Y justo cuando el tiempo había acabado, Justo cuando subía hacia el cuarto, hubo un gran apagón, aparentemente en toda la cuadra, apenas si podía ver gracias a la luz de la luna que se colaba por la ventana. Entonces tocaron a la puerta:

¿Kika? – pregunté.

Si, hola… ¿tu sos Tito? – me respondió una voz suave y femenina, muy elegante y sexy.

Para servirte niña, pasá adelante, cuidado, no te vayás a tropezar. – le dije abriéndole la puerta.

Es mala suerte que se halla ido la luz, ¿verdad?

Si, mala… ahora no podré disfrutar de tu belleza encantadora.

¿Y cómo sabe que soy bonita?

Bueno, Rafa me ha hablado de ti. Y si hacés honor a sus afirmaciones, entonces tenés que ser preciosa.

Gracias… – me respondió, Kika se sintió halagada.

Sin luz ya no había necesidad de mayores preámbulos, así que ella se me acercó y se colgó de mi cuello. Yo era mucho más alto que ella, seguramente me sintió fuerte, robusto, imponente, y le gustó la sensación, pues comenzó a reaccionar como una leona en celo, besándome apasionadamente, buscando mi calor, acariciándonos como un par de adolescentes.

Sus suaves labios se aferraban a mi boca barbada, nuestras lenguas jugaban entre ellas, a ella parecía gustarle como mi bigote raspaba su boca. Bajó su mano y me tocó la entrepierna, sintiendo el notorio abultamiento que, bajo mi pantalón, que crecía más y más a medida que ella me lo sobaba vigorosamente, no podía esperar más para verlo y comprobar lo que Rafael le decía.

Se hincó decididamente y desabrochó mi cinturón y me bajó el pantalón con todo y el calzoncillo. Inmediatamente saltó contra su carita mi impresionante y enardecido miembro, enorme, tan largo y grueso como Rafael le había dicho, 30 cm. de largo y más o menos 6 de ancho.

¡Tito! ¡No lo puedo creer, nunca había visto algo así! ¡Dios mío!

No me dijo nada más, pues en cuanto recuperó algo de compostura se la llevó a la boca, ardía de ganas por probar el sabor de mi descomunal aparato, del que apenas le cabía el glande. Mi pene tiene forma de pepino, con una cabeza estrecha que se ensanchaba a medida que llegaba a la mitad del miembro, para estrecharse solo un poco en la base. Y por si fuera poco, abajo me colgaban pesadamente un par de redondos y fabulosos huevos, peludos y duros, bellos en resumen. A mi, hasta hace poco, desconocida amante se la hacía agua la boca… y algo más.

Me lo chupó tan bien que varias veces estuvo a punto de hacerme acabar, engullía entero el glande para succionarlo y jugar sobre el con su lengua, embadurnándolo de abundante saliva que luego ella misma sorbía. Luego tomaba mi falo de la punta y lo iba levantando poco a poco a medida que bajaba a lametones por todo lo largo del mástil. Llegó hasta mis testículos y los lamió despacio, con fuerza, calentándome como un horno, oyéndome resoplar en medio de mi agitada respiración. Incluso, Kika intentó deslizar la lengua un poco más adentro, llegando a rozar el anillo anal de su garañón, causándome un enorme placer con aquella caricia.

Mientras tanto me quité el saco y la camisa, dejando mi desnudo mi torso firme, peludo, bien definido y ancho. Ella se puso pié y, en medio de la penumbra me vio desnudo, algo le pasaba por la mente mientras me sobaba la verga y me besaba las tetillas.

¡Tito, es usted un dios! – me dijo, y yo me sentí muy halagado.

Poniéndola de espaldas a mi le abrí el cierre del vestido dejándolo sin perder detalle de su cuerpo tan femenino y bien formado. Me sentí cautivado por la manera tan sexy en que se perdía el hilillo de su tanga en medio de sus 2 gordas y redondas nalgas. Ya no me quise contener más y la empujé hasta hacerla apoyar los codos sobre la cama con su culito bien parado. Me di cuenta que a Kika le gustaba sentirse dominada, pues mi brusquedad pareció calentarla más todavía.

¡¡¡TIIIITOOOO, COGEME YAAAAAAAA!!! – me exigió en un grito que parecía súplica.

Me arrodillé detrás de ella, le bajé la tanga y ensarté mi lengua entre sus glúteos, que ella misma separaba con las manos. Kika pegó un fuerte suspiro y se dejó hacer, le encantó la manera en la que mi larga y diestra lengua se abría paso a través de su ano, horadándolo y dándole un gran placer. Luego fui bajando hasta toparme con sus huevos, que chupé y casi me tragué enteros. Y finalmente jalé gentilmente su pene erecto con una mano y le regalé una mamada esmeradísima que a Kika le encantó.

¡Tito!… ¡Tito!… ¡Diós mío Tito!… ¡Voy a acabar, voy a acabar! – comencé a mamar con más ímpetu, deseoso de saborear su semen sobre mi lengua – ¡¡AAHH!! ¡¡AAHH!! ¡¡AAHH!!… ¡¡¡¡AAAAAAGGGGGHHHHHHHH!!!! – Kika me inundó la boca de su deliciosa esperma, que me bebí hasta la última gota que esa hermosa chico/chica me regalaba.

Me puse de pié, en medio de la tenue claridad que la luna brindaba la vi aun descansado sobre sus codos sobre la cama, jadeando y sudando. Su trasero redondo seguía en pompa, mostrándome esas 2 tremendísimas nalgas que cubrían ese delicioso y apretadísimo ano. Estaba como sumida en un transe de lujuria y excitación, totalmente entregada, ansiosa por ser penetrada. Ya no la quise hacer esperar más, por lo que me puse un condón y comencé a presionar la punta de mi lanza, dura y caliente, sobre su ano.

Usá un condón… despacito porfa… – me dijo con una tenue y suave voz, casi suplicante.

No te preocupés, ya lo tengo puesto… además me puse lubricante. – le respondí – Ahora solo quedate tranquila y relajada.

Empecé a presionar tomándola suavemente de las caderas, el lubricante hacía su trabajo, cada milímetro de mi gruesa barra de carne ingresaba sin dificultades dentro de sus entrañas. No obstante Kika sintió dolor, seguramente su ano jamás se había abierto tanto antes y ella creyó que la rompería… pero igual se dejó. Aun recuerdo la sorpresa que se dio cuando estiró su mano y se dio cuenta que aun me faltaban como 10 o 12 cm. Más para meterle, cuando ella creía que ya todo lo tenía adentro.

Me quedé inmóvil un momento, dejando que su ano se acostumbrara a mi falo invasor. Luego empecé a retirarlo despacio, pero sin detenerme, y cuando me faltaba apenas una quinta parte, volví a meterlo, igualmente despacio. Kika me lo agradeció, pues aquello le daba la oportunidad a su ano de dilatarse bien. Y lo estaba logrando, cada vez el mete y saca aumentaba de velocidad, así como el placer de los 2.

¡¡¡AAAAHHHH!!! ¡¡¡AAAAHHHH!!! ¡¡¡AAAAHHHH!!! – gemía Kika como loca – ¡¡¡¡TITO!!!! ¡¡¡¡TITO!!!!… ¡¡¡¡TIIIIIIITOOOOOOO!!!!… ¡¡¡¡OOOOOOOUUUUGGGGGGHHHHHH!!!! – aulló en medio de un nuevo orgasmo, que derramó sobre la palma de mi mano, pues ante la nueva erección que mostraba me puse a pajearla.

Pero a pesar de la nueva acabada, sus ganas insaciables continuaban fustigándola con fuerza. Sin sacarse mi enorme verga de su culito regocijado, ella se levantó un poco y comenzó a gatear por la cama hacia arriba. Yo fui gratamente sorprendido al sentir como una fuerte presión de ese culo precioso me jalaba de la talega, para así seguir a la caliente hembra hasta el lugar donde quería ser ejecutada. Una vez allí, Kika se dio la vuelta, quedando boca arriba con sus rodillas sobre su pecho, de frente a mí. Tan solo podía ver su silueta por la densa oscuridad de la noche.

Sorbí el semen que tenía en mi mano y lo mezclé con el de su primera acabada, ustedes saben que me gusta jugar con el antes de tragármelo. Tomé a Kika de la cara y, cariñosamente, abrí su boca, para depositarle adentro su propia esperma, que le escupía desde arriba. Le encantó mi broma y se puso a saborearla con gula, al mismo tiempo que volvía a arder. Reinicié la cogida, pero esta vez con más fuerza y velocidad. Era demasiado, mucha verga y mucho placer para ella, Kika comenzó a gemir y a gritar cosas, aferrándose a mis labios cuando bajaba un poco la cabeza para besarla y lamerle la esperma de la cara.

La empalé en toda la extensión de la palabra durante un buen rato, no podía ni ver la hora, pero calculo que le di duro por más de 15 minutos. El sentir como mi formidable macana le horadaba las entrañas forzando los pliegues de su ano al máximo y abriéndola hasta niveles que no podía creer, la enloquecía de tal forma que tuvo otros 2 orgasmos más, que derramó sobre su vientre.

Y así, finalmente, alcancé mi máximo punto de ebullición y terminé en una violenta eyaculación que me arrancó violentos espasmos y fuertes gritos. Fue tanta la carga de leche que me salió que el condón quedó rebalsado. Quedé tendido sobre ella, tan largo y pesado como era, respirando agitadamente al mismo ritmo que lo hacía mi linda y diminuta amante, con la cabeza a un lado. Entonces volvió la luz

Nunca me habían cogido de esta manera… – me dijo melosamente.

¿No? ¿Nunca? Pero Rafael tiene una buena herramienta también.

Pero ni se asoma a parecerse, ni remotamente, a la tuya papacito.

¿Te gustó entonces?

¡Me encantó! Nunca pensé que una verga de ese tamaño fuera posible… ¡mucho menos que me entrara, je, je, je!

Espero no haberte lastimado

No… para nada, todo lo contrario, – su vocecita sexy denotaba que estaba a punto de pedirme más guerra – me encantó

Me alegra mi niña, me alegra

¿Y tú te la pasaste bien?

¡Muy bien! ¡Debo decir que estoy impresionadísimo!, son muy pocas las personas que me han aguantado adentro una sesión entera… la mayoría termina pidiendo pelo. – aquello era cierto, mi herramienta seguía embutida en su interior

¡Pues a mi me gustó!, ya vez que soy una hembra fuerte y de trato duro… además, tu sos muy considerado, me pudiste haber partido en 2 pero no lo hiciste.

La rudeza en extremo siempre está de más.

Tito, me dieron ganas nuevamente

Si, los apretones de tu culito sobre mi nena – así le decía a mi verga, la "nena" – ya me habían avisado

¡Y a ti ya se te puso duro otra vez amor, je, je, je!

Esperame un poco mientras me pongo un nuevo condón

Y justo en ese momento, en que me levantaba del cuerpo de Kika y ella me decía "te la limpio con la lengua", nos vimos las caras por primera vez. Nos quedamos pálidos, blancos, cambiábamos de color como un par de camaleones. La erección se me fue y el culo se le frunció… ¡Era mi hijo, Kika era en realidad mi hijo Kike! ¡¡ACABABA DE COGERME A MI PROPIO HIJO COMO A UNA PUTA!!

No ahondaré en lo incómodo de la situación, ni en que ambos deseábamos con todas nuestras fuerzas ser tragados por la tierra. No atiné a decir más que "¡mijo!", y poner cara de idiota; y Kike… o Kika, a llorar como una magdalena. Y ahora, ¿qué hacíamos?

Continuará

Tito (Garganta de Cuero).