Sorpresa: teníamos una espectadora
Nos encontramos para hacer realidad un juego descrito en nuestros correos, una fantasía en común, pero fuimos sorprendidos por una espectadora que ayudó a que la realidad superara con creces a nuestra imaginación.
Llego a su oficina son las ocho de la tarde no queda nadie en el edificio, solo él, se levanta al verme, me coge las manos y me mira de arriba abajo llevo una falda negra estrecha justo por encima de la rodilla, camisa blanca y chaqueta mis medias son negras y él sabe que llevan unas ligas de encaje que le vuelven loco sabe también que llevo un conjunto de tanga y sujetador negro transparente lo sabe porque ya se ha fijado en mi escote, mi camisa lleva abierto un botón más de los que deberían ir abiertos y se puede ver parte de mi sujetador
Conoce a la perfección mi ropa interior, se la he descrito mil veces en los correos electrónicos que nos enviamos mientras trabajamos, sabe todo lo que me excita y yo todo lo que le pone a él. Esta situación nos llevó a un orgasmo placentero mientras lo imaginábamos a distancia, leyendo como lo viviríamos en el ordenador, pero ahora ahora estamos uno delante del otro, podemos convertir esa fantasía en realidad, queremos cumplirla y parece que todo se ha puesto de nuestra parte para que lo hagamos.
Él su nombre es Fernando, lleva pantalón claro, chaqueta oscura, camisa a rayas y corbata cuantas veces le he dicho que me gustaría quitar su corbata ahora podré hacerlo estoy deseando hacerlo, pero oculto mi impaciencia, no quiero que me vea muy lanzada, quiero que todo sea tal y como lo habíamos descrito, tal y como estaba en los e-mails con los mismos juegos, las mismas caricias, los mismos besos Este hombre me excita demasiado, me pone demasiado con solo mirarme, con solo hablarme
Se pone detrás de mi, echa mi pelo hacia un lado, acerca su cara a mi cuello y aspira siente mi cuerpo lo palpa sobre la ropa, deja que note su respiración mi vello se eriza al sentir tan cerca ese cuerpo, desprende calor, ansiedad por mi mientras comienza a besar mi cuello me coge por la cintura y me aprieta contra él, quiere hacer que note su excitación y la noto noto ese bulto que demuestra su deseo
Me lleva hasta su sillón, detrás de su mesa hace que me siente, se agacha delante de mi y sin rodeos abre mis piernas, observa mi tanga, descubre que no se había equivocado, que es ese tanga transparente que a veces le había descrito, observa la fina línea de vello que se ve debajo, solo una línea de un centímetro de anchura me mira a los ojos directamente mientras sube mi falda y corre mi tanga hacia un lado, introduce su cara entre mis piernas noto como aspira mi olor, como disfruta de ello, entro mis manos entre su pelo y aprieto su cabeza contra mí mmm necesito sentirle ahí con mucha suavidad comienza a recorrer mi línea de vello con la lengua, desciende lamiendo, desciende y me penetra con dulzura, mete su lengua en mi coño, siento como se mueve dentro, la saca y comienza a lamer mi clítorix, ahora con más fuerza, baja hasta mi ano, recorre toda mi raja, de arriba abajo, su saliva se mezcla con mis flujos, estoy empapada consigue que alcance un orgasmo
Sin apenas recuperarme me pongo en pie, le apoyo sobre la mesa y mientras voy besando su boca, voy quitando su corbata, coquetamente acariciándole sobre la ropa, voy desabrochando su camisa, lentamente, mirándole a los ojos, él va haciendo lo mismo con la mía, va desabrochando botón a botón, se deleita viendo aparecer mis hombros, mis pechos, mi cintura baja la cremallera de mi falda y ésta cae al suelo yo ya me he encargado de liberarlo de toda ropa, su pene está al desnudo mientras voy lamiendo su cuello, su pecho, sus pezones mi mano está jugueteando con su pene, lo froto, lo acaricio, lo pongo más grande aún si cabe hasta que, mirando sus ojos, que denotan maldad al ver mis intenciones, me pongo de rodillas ante él e introduzco su pene en mi boca. Primero lo lamo, lo lubrico y poco a poco voy acercándome al glande, centrando mi boca en él, presionándolo con suavidad, lamiéndolo, succionándolo, mientras una de mis manos acaricia sus testículos y la otra sube y baja por el tronco. Veo su cara me encanta como está, como se refleja su placer.
Me hace levantarme y quedándose frente a mi comienza a sobar mis pechos con sus manos, los amasa, los aprieta tira del sujetador e introduce su cara entre ellos directamente, comienza a lamerlos, se acerca un pezón y lo comienza a morder, tira de él con los dientes, hace que se pongan como piedras, da un tirón de mi tanga y me lo quita rompiéndolo, por única ropa me quedan las medias me hace lamer su dedo corazón y sin más preámbulos lo mete en mi ano, sigue mordiendo mis pechos mientras me folla el ano con el dedo me da la vuelta y haciéndome apoyarme sobre la mesa penetra mi coño desde atrás, me coge del pelo para acercar mi espalda a su pecho y con la otra mano está tocando mi clítoris, me penetra, estamos al máximo, pero oímos ruidos, parece que no estamos solos, vemos como una sombra se ha movido cerca de la puerta, hay alguien observándonos.
Fernando para, se queda mirando y la sombra se acerca, aparece en la puerta y yo me quedo alucinando, solo la había visto en fotos, pero estaba segura que era ella, era su mujer, Silvia, ella también trabajaba allí, seguro que habría sospechado algo y se habría quedado escondida, nos miraba mientras tenía metida la mano en su falda, se estaba masturbando viendo como lo hacía con su marido. Yo no supe como reaccionar, pero de pronto ella se acercó a mí, me dio un beso en la boca, me retiró de la mesa y se sentó sobre ella, Fernando al ver su reacción siguió bombeándome, ella levantó su falda, no tenía ropa interior, cogió mi cabeza y la dirigió hacia su coño Cuando quise darme cuenta me estaba comiendo el coño de Silvia mientras Fernando me follaba, comencé a disfrutar de la situación de nuevo, metí los dedos en la raja de Silvia mientras me comía su clítoris. Cambié el juego y seguí metiéndole los dedos en el ano, mientras que con la otra mano le sobaba una teta noté como Silvia contraía las piernas, estaba a punto de correrse y yo quería hacer que se corriera, que disfrutara viendo como era penetrada por su marido, le empecé a lamer el clítoris con más fuerza mientras le metía sendos dedos por el ano y el coño, estalló de placer tras ello hizo que me incorporara un poco, comenzó a besarme las tetas a comérmelas y yo terminé abandonándome al placer que me proporcionaba ese matrimonio.
Alcancé el orgasmo a la vez que Fernando, que quedó extasiado al vernos a las dos sonriéndole y acariciándole a la vez.
La historia no terminó como la que nosotros relatábamos en nuestros correos, pero acabó siendo mucho mejor, ya que, sin esperarlo, se cumplió uno de los sueños de Fernando, vernos a las dos haciendo el amor
Ariadnna.