Sorpresa Parte 6.

Le daba pena hacerlo con ella despierta, pero un día Susana despertó y se dio cuenta.

Le daba pena hacerlo con ella despierta, pero un día Susana despertó y se dio cuenta.

Susana: ¿Qué haces?

Eidymar: Eh, eh - había sido descubierta – que iba a decir- nada solo le hablaba a la bebé-

Susana: ¿Y por qué le hablas cuando estoy dormida?-

Eidymar: No quería que pensaras que estoy loca.

Susana: Cómo se te ocurre, además tú eres su madre y ese derecho te lo has ganado.

Eidymar: De veras, no te molesta.

Susana: No, puedes hacerlo cuando quieras menos cuando este dormida.

Eidymar: jajajaja Bueno, está bien, Lore buenas noches nena…

Desde esa noche Eidymar le hablaba al bebé, le cantaba, le leía. A Susana le parecía increíble tanta dedicación y entrega por parte de Eidymar, no podía evitar hacer comparaciones, ninguno de los hombres con lo que había estado y que le habían dicho que le amaban le habían mostrado la consideración que Eidymar le demostró. Se dio cuenta que su bebé aún en el vientre reconocida a Eidymar cuando le hablaba, ella se movía y cuando sentía su mano se acomodaba del lado que la tenía en fin, la empatía de ambas era evidente

Tanto así que Eidymar salió a un viaje largo de negocios por tres semanas y en esas tres semanas la bebé no sé movió. Susana se preocupo aunque el médico le dijo que todo estaba bien. Ella seguía preocupada, estaba en la sala cuando Eidymar llegó:

Susana: Hola, bienvenida ¿cómo estuvo el viaje?

Eidymar: Bien – noto que algo pasaba, Susana era muy transparente- ¿Te pasa algo?

Susana: Estoy algo preocupada

Eidymar: ¿Por qué?

Susana: La bebé no se mueve y aunque el doctor me dijo que es normal aún así me preocupo.

Eidymar: No se mueve, a ver - se acerco poniendo su cabeza en la barriga – Lore, amor ¿qué te pasa? Tienes a mamita preocupada - no había terminado de hablar cuando Susana sintió como la bebé se movía - ves solo me extrañaba - dijo Eidymar con una sonrisa.

Susana: Sí, ya veo, la próxima vez la llamas por teléfono.

Eidymar: ¿Estás más tranquila?.

Susana: Si y sorprendida que a la bebé le hagas falta teniendo en cuenta que cuando nos casamos la idea no te gustaba mucho.

Eidymar: Cierto, la idea era bastante desagradable, no te lo niego, pero cuando escuche sus latidos, me di cuenta que a veces lo que menos quieres es lo que más necesitas, así que haré esto bien.

Susana: Gracias por quererla de verdad, no quería que creciera con la idea que nadie más que yo la quiere.

Eidymar: ¿Y no te molesta el hecho de que yo sea lesbiana?.

Susana: No, no me molesta la criaré o perdón - se corrigió- la criaremos con la base al respeto y aceptación para consigo misma y los demás y con las herramientas suficientes para que tome las mejores decisiones y tu más que homosexual eres una persona.

Eidymar: Y yo que siempre he pensado que no te caía bien por eso.

Susana: No, para nada, mi incomodidad contigo es o era tu falta de compromiso y estabilidad. No el hecho de que fueses gay ¿te hice pensar eso?

Eidymar: La verdad sí.

Susana: Si te hice pensar eso, disculpa no fue mi intención.

La verdad, es que a través del tiempo que habían pasado juntas compartiendo ambas se habían dado cuenta que la imagen mutua que tenían la una de la otra estaba equivocada, el destino ya había empezado hacer de las suyas y Cupido también.. Paso el tiempo que el doctor había estimado para que llegara a feliz término el embarazo sin ninguna otra amenaza de aborto. La noticia tranquilizaba Susana y a Eidymar que a pesar del visto bueno del doctor no dejaban de lado las precauciones.

Comenzaron los preparativos para la llegada de Lorena Eidymar invito a Susana de compras.

Eidymar: ¿Susy me acompañas al centro comercial?

Susana: ¿A qué?

Eidymar: A comprar las cosas para organizar el cuarto de la bebé ya está por nacer y no hemos decorado su cuarto ni comprado su ropa, cuna y esas cosas.

Susana: ¿Y tú no tienes que ir a trabajar, no estás en balances de fin de mes?

Eidymar: Si, pero la nena es primero, además aplace todo para ir hoy.

Susana: No es necesario, yo puedo ir sola, Así no descuidas lo tuyo.

Eidymar: No, no, no yo te acompaño, no quiero que sufras algún percance por andar sola.

Susana: ¡Qué exagerada!

Eidymar: No quiero correr riesgos después - tocándole la panza - mi nena sufre.

La cara que puso fue realmente tierna que enterneció a Susana y además su cercanía empezaba a inquietarla, su aroma la cautivaba, la consideración que le guardaba realmente la hacía sentir importante, querida, todo lo que había soñado recibir de un hombre lo estaba recibiendo de una mujer que ni siquiera la quería. La idea la entristecía, estaba empezando a creer que su destino era quedarse sola, en esas estaba cuando Eidymar la saco de sus pensamientos.

Eidymar: Tierra llamando Susana. Tierra llamando Susana.

Susana: ¡Ah! ¿Qué?

Eidymar: Estás en otro planeta.

Susana: Disculpa, estaba dándome cuenta de algo ¿decías?

Eidymar: Qué te cambies, qué nos vamos.

Susana: Si, ya voy.

Mientras se iba, Eidymar la seguía con la mirada, la veía realmente hermosa con su embarazo, para ella resultaba muy sexy, atractiva, no se sentía así desde que ella se fue.

Ninguna mujer la había cautivado tanto y el hecho de que la tuviera a su lado sin poder tenerla hacia que la deseara aún más. Le gustaba, siempre le gusto, pero nunca se le acerco por ser hetero y ahora menos, a pesar de ser su esposa se dijo para sí: “ no te ilusiones, se irá en menos de tres años - esa idea la mortificaba – mierda - soltó dando un puñetazo. El rui

do del golpe alarmo a Susana.

Susana: ¿Qué pasó? ¿Qué fue eso?

Eidymar: Nada, es sólo que me di cuenta de algo.

Susana: ¿Qué es para que te pongas así?

Eidymar: ¿No te ha pasado que cuando deseas algo con todo tu ser y lo quieres tener y te das cuenta que por más que lo desees no puedes porque simplemente no es para ti?

Susana: Si, sé de lo que hablas ¿y estás segura que no lo puedes tener?

Eidymar: Si, eso es lo que me da rabia.

Susana: ¿Y por qué no luchas por eso?

Eidymar: Es causa perdida y si lo hago saldría lastimada y pasar dos veces por lo mismo sería doloroso.

Susana: ¡Ah! se trata de una mujer.

Eidymar: Si y no la puedo tener no es para mí.

Susana: Dijiste dos veces, así que hubo otra y debe ser la que Mónica me hablo, la que te hizo cambiar tanto.

Eidymar: Si la hubo hace mucho, creo que fue la única mujer que realmente he amado.

Susana: ¿Y por qué no estás con ella?

Eidymar: Porque para ella no fue suficiente y ya no quiero hablar más del tema, vamos.

Susana se dio cuenta que los recuerdos le resultaban dolorosos y miles de interrogantes aparecían en su mente ¿quién era esa mujer que tanto amo? ¿A quién deseaba tanto? No podía evitar sentirse irritada, le molestaba sentirse así, pensó este embarazo me tiene a mil con las hormonas, si deben ser las hormonas, por que reconocer que estaba empezando a sentir cosas por Eidymar era impensable, en fin, todo en su cabeza estaba hecho un caos…

Las dos salieron, en el camino no hablaron, ambas estaban sumergidas en sus propios pensamientos. Cuando llegaron buscaron de inmediato los almacenes para bebé. Eidymar quería comprarle de todo y Susana ni se diga, ropa, biberones, la cuna, muñecos, ese día se la pasaron de tienda en tienda, cansadas de tanto ir y venir, se sentaron en una cafetería a descansar, es

tando ellas en eso, cuando se encuentran a Mónica y a su esposo.

Mónica: Hola Eidymar que sorpresa.

Eidymar: Hola prima ¿cómo estás? ¿Y tu Roberto cómo te va con esta loca?

Roberto: jajajaja bien para no decirte la verdad ¡auch¡ no me pegues Mónica.

Eidymar: Mira Roberto te presentó a mi esposa Susana.

Roberto: Hola, Mónica se quedó corta, realmente eres muy bonita.

Susana: Mucho gusto y gracias.

Mónica: Veo que vas bien con tu embarazo, ¿ya sabes qué es y cómo se llamara?

Susana: Es niña y se llamará Lorena.

Mónica: Como mi tía

Susana: Si, así es.

Mónica: Prima nosotros nos vamos, tenemos una cita.

Eidymar: Bueno, fue un gusto verte, ¿cuándo van a casa?

Mónica: Llámame y nos ponemos de acuerdo, adiós Susana.

Susana: Adiós Roberto, Mónica... ¿Por qué no me dijiste que tu mamá se llamaba Lorena?

Eidymar: Porque no sabía que le ibas a poner así, aunque me dio mucho gusto y poco de nostalgia.

Susana: ¿Cuándo murió tu mamá?

Eidymar: Cuando tenía 16, sabes fue a la primera persona que le dije que era lesbiana. Y me dio mucho miedo que me rechazará, pero me equivoque fue un gran apoyo para mi, y sobre todo para decirle a papá, cuando murió se me vino el mundo, me costó mucho adaptarme a su ausencia, la extraño un montón. Cuando me dijiste que nombre le ibas a poner a la niña me causo tristeza y gusto al tiempo de la coincidencia.

Los recuerdos la entristecían así que Susana no preguntó más y se desvío del tema.

Susana: Vamos a escoger la cuna y no estés más triste, tú te ves más linda cuando sonríes, si quieres le cambio el nombre a la nena.

Eidymar: No, es un bello nombre y yo no pude haber escogido otro mejor, así que no, además si no me quieres ver triste dame algo.

Susana: Qué, si puedo, cómo no.

Eidymar: Cocíname, yo sé que cocinas muy bien, Andrés me lo dijo.

La petición le pareció extraña y además ella sólo cocinaba para personas especiales para ella, pero aún así quería darle gusto y verla sonreír.

Susana: Está bien, aceptó ¿qué quieres de cenar?

La sonrisa que dibujo Eidymar fue increíblemente tierna e infantil.

Eidymar: Lo que quieras, sólo quiero ver si es que cocinas tan bien.

Susana: jajajaja Acepto el reto.

Y se fueron a casa después de comprar la cuna. En el camino Susana pidió a Eidymar pasar por el supermercado para comprar todo lo de la cena.

Eidymar: ¿Y qué vas preparar?

Susana: Canelones rellenos.

Eidymar: Espero no intoxicarme

Susana: Ja – sonrió irónica- después de que me “pruebes” querrás más - se sonrojo, pensaba que he dicho - pero ya estaba dicho.

Mientras tanto Eidymar pasó por alto el comentario, no quería ilusionarse, ¿para qué?, así que sólo atinó a decir.

Eidymar: Veremos, si es cierto.

Y el resto del camino, siguieron en silencio…. Llegó la noche y Susana estaba muy ajetreada en la cocina con lo de la cena, parecía una hormiguita de aquí para allá, picando, horneando, estaba tan concentrada que no sé dio cuenta que Eidymar había entrado y la observaba en silencio cuando la saco de su abstracción.

Eidymar: Hey – cuando consiguió su atención – cuidado, la bebé ¿quieres que te ayude en algo?

Continuará...