Sorpresa inesperada en el cumpleaños de mi madre
Mi padre me ha preparado una sorpresa para el día del cumpleaños de mi madre, ¡pero ni de lejos me hubiera imaginado lo que era!
Hola, mis queridos lectores. Aquí os traigo un nuevo relato para continuar contándoos mis aventuras.
Para los que no me conocéis, me llamo Elena, tengo 28 años, soy morena, pelo rizado, ojos oscuros, 1´70. De físico soy bastante normal, pero tengo pecho grande y un buen culo. En la fiesta de mi 24 cumpleaños acabé follándome a mi padre, que después de descubrirme el maravilloso mundo de los maduros, se ofreció a ser mi proveedor para el futuro de pollas maduras para disfrutar. Agustín, su compañero de trabajo, fue el primero. Por supuesto, si no habéis leído mis anteriores relatos, os recomiendo que lo hagáis…¡y que los disfrutéis!
Como ya sabéis, al día siguiente era el cumpleaños de mi madre. Cuando volvía de la oficina de mi padre, éste me había enviado un mensaje diciéndome que mi siguiente sorpresa estaba preparada para ese día, sin dar más detalles. Por supuesto eso me tenía intrigada y caliente. No sé qué se le habría ocurrido, pero teniendo en cuenta que la fiesta sería en casa…no podía esperar a tener otra sesión de sexo con mi papi sabiendo que el resto de mi familia estaría allí.
El día empezó de la forma habitual cuando se trataba de un cumpleaños: llevando el desayuno a la cama del cumpleañero. Mi madre disfrutó de las atenciones y prometió quedarse en la habitación todo el tiempo posible para dejar que nosotros preparásemos su fiesta sin arruinar su sorpresa. En aquella ocasión, había trabajo que hacer, ya que la idea que le conté a mi padre aquel día en la piscina había gustado mucho y decidimos llevarla a cabo: las sorpresas y los regalos estarían escondidas por la casa y mi madre tendría que ir resolviendo una serie de acertijos y pruebas para encontrarlo. Como en un Escape room.
Pasamos media mañana escondiendo paquetes y pistas. La comida que habíamos planificado ya estaba prácticamente lista. Solo quedaba preparar la mesa en el jardín, como en mi cumpleaños, e ir a la pastelería a recoger la tarta que habíamos encargado en el sitio favorito de mi madre. A mi hermano le encanta decorar las mesas, eso lo ha sacado de mi madre, seguro, así que enseguida se ofreció a hacerlo. Por lo que mi padre y yo decidimos coger el coche e ir a por la tarta.
Durante toda la mañana no habíamos tenido ni un segundo a solas, así que no había podido intentar sonsacarle nada de mi sorpresa.
-¿Es que no me vas a dar ni una sola pista?
-No -sonreía divertido mientras conducía
-¿Ni siquiera una pequeñita? Me tienes excitada desde ayer pensando qué se te habrá ocurrido
-Vas a tener que esperar a esta tarde, mi niña. Ahora cuando lleguemos, recoge tú la tarta, tengo que pasar un segundo por otra tienda.
Mi padre estaba de lo más enigmático, pero es que además se le veía disfrutando el momento. Evidentemente, la falta de información hacía que mi cabeza volara libre y mi imaginación planteara mil posibilidades. Cada cual mejor que la anterior.
Cuando recogí la tarta, esperé a que mi padre volviera de la misteriosa tienda, y cuando lo hizo, nos metimos al coche. Antes de arrancar, de vuelta a casa, mi padre me tendió la bolsa que traía.
-Ésto forma parte de la sorpresa. Quiero que cuando te prepares para comer, te lo pongas. Y que no hagas preguntas.
Abrí la bolsa. En ella había una caja con un vibrador. Pequeño, de color rosa claro, preparado para meter dentro de la braguita y disfrutar de la estimulación clitoriana mientras un extremo se ajustaba entrando ligeramente en la vagina. Lo justo como para saber que está ahí y calentarte pero a la vez sentir que necesitas más. Pero en la caja, había algo más: un pequeño mando que permitía manejar el vibrador desde la distancia.
-¿Y esto?
-Sin preguntas, mi niña. Déjate sorprender.
Me dió un beso, cogió el mando del vibrador y, tras asegurarse de que estaba bien conectado al aparato y con batería, se lo guardó, dejándome a mi sólo con el vibrador en sí. Arrancó el coche y condujo hasta casa. Yo no dije nada más, mi padre no quería que le hiciera preguntas, pero ya estaba claro por dónde iría mi sorpresa. Y me apetecía mucho.
Una vez en casa, con todo preparado y sabiendo que mis tíos y mi primo llegarían en breve para la celebración, me fui a preparar. Una blusa de gasa, con botones que podía abrir y mostrar canalillo y una falda corta con mucho vuelo fueron los escogidos para conformar mi outfit. Me puse unas sandalias con algo de tacón porque estiliza mucho mis piernas. Quería verme espectacular. Debajo de mi ropa, un conjunto de lencería rosa que escogí a propósito, a juego con el vibrador. Me aseguré de encenderlo y lo coloqué dentro de la braguita. Por seguridad, decidí usar unas medias transparentes, así, si el juego con mi padre se volvía delicioso, no tenía que preocuparme de que en un movimiento el vibrador pudiera salirse de mi braguita. ¡Me moriría de la vergüenza si eso pasara!
Bajé al salón justo cuando mis tíos llegaron. Disimuladamente le guiñé un ojo a mi padre, queriendo confirmar que su regalito estaba listo para ser usado. Nos saludamos todos con los besos y abrazos de rigor. Cuando abracé a mi primo Alonso, una inesperada corriente cruzó mi clítoris sobresaltándome. Mi padre acababa de activar el vibrador. Disimulé como pude y seguí saludando a los demás. De reojo pude ver cómo mi padre sonreía.
Salimos al jardín a comer. Todo estaba bastante tranquilo, aunque de vez en cuando, mi padre activaba el vibrador, usando sus distintas intensidades. Siempre me pillaba por sorpresa, así que tenía que disimular el brusco movimiento de mi entrepierna. En una ocasión, lo activó mientras estaba hablando, con lo que la sorpresa se apreció en mi voz. Mientras toda mi familia me escuchaba. Tuve que fingir un ataque de tos para justificarlo.
Para el momento en que terminamos el segundo plato, sabía que mi coño estaba encharcado. Chicas, si nunca lo habéis probado, os diré que tener algo que te penetra todo el tiempo pero solo ligeramente es la tortura más placentera que he experimentado jamás. Y si a eso le añades la estimulación en el clítoris, que nunca sabía cuándo iba a llegar, la excitación es constante. Me hubiera encantado quitar el mantel, con todo lo que había encima, y que mi padre me hubiera follado salvajemente encima de la mesa.
-Elena, cariño, yo creo que ya podemos traer la tarta, ¿no? -dijo mi padre
El comentario fue muy bien recibido entre los comensales. Me puse de pie y en ese momento mi padre activó el vibrador de nuevo, a una potencia considerable. Se me doblaron las piernas solas y acabé dándome un culetazo en el cesped del jardín. El vibrador seguía haciendo su trabajo, y además, al sentarme de forma brusca, la parte que tenía semi introducida en el coño me penetró un poco más. Todavía no sé cómo fuí capaz de reprimir el gemido que me moría por soltar.
Por supuesto a mi familia le hizo mucha gracia el incidente, así que yo me reí también para disimular y me levanté de nuevo, para traer la tarta. Mientras preparaba las velas, empecé a apretar mi púbis contra la encimera de la cocina. Tenía un calentón tremendo y me preguntaba cuánto más tardaría mi padre en venir y follarme. Al hacer presión, estaba frotando mi coño contra el vibrador, estimulando yo sola mi clítoris, que ya estaba duro y excitado a tope. Quería levantar mi falda para poder meter mis dedos dentro de la braguita, pero en ese momento entró mi primo en la cocina
-Elena, ¿dónde tienes los vasos de chupito? He traído tequila de México, de regalo para tu madre, y dice que lo tomemos con la tarta
Acalorada como estaba, crucé los dedos por que mi primo no se hubiera dado cuenta de lo que estaba interrumpiendo y le señalé uno de los armarios.
-Están ahí arriba. Dile a mi madre que no beba mucho que luego le toca pensar para encontrar sus regalos.
-Ven enseguida con la tarta, no te entretengas… -mi primo se acercó a mí y me habló al oído- Yo te voy a ayudar mejor que la encimera. Tu sigue así de caliente y luego lo resolvemos.
Y se fue de vuelta al jardín con los vasos. Me quedé petrificada por un segundo. En primer lugar porque entendí que mi primo me había visto y sobre todo que había entendido lo que estaba haciendo. Debí de ponerme colorada hasta las orejas. Y lo segundo porque ¿qué acababa de decirme?
El vibrador se encendió de nuevo, esta vez duró encendido mucho más rato y yo no me atrevía a coger la tarta porque estaba viendo que al final iba a acabar en el suelo. Crucé mis piernas y disfruté del momento hasta que paró. Entonces recibí un Whatsapp de mi primo
“Venga, primita, que te esperamos. Ah, hoy no bebas tequila, ¿vale?”
Yo no entendía nada. Mi primo me calentaba desde que yo tenía 16 años o así. ¿Había imaginado que me follaba de mil formas? Por supuesto, pero jamás había visto en él ninguna señal de querer lo mismo. De repente hoy parecía haberse vuelto más descarado. Y claro, con el regalito de mi padre en mi entrepierna, era el peor (o el mejor) día para buscarme, porque me iba a encontrar… ¿Pero porqué me decía que no bebiera?
Cuando me recuperé un poco, cogí la tarta y la llevé al jardín, donde mi familia esperaba. Mi madre sopló las velas mientras todos cantaban. Los chupitos ya estaban preparados con el tequila para un brindis y entre risas todos se los bebieron de un trago. Cuando me llevaba mi vaso a los labios, miré a mi primo, que también me miraba fíjamente. Con su cabeza me hizo un gesto de negación y él mismo dejó su vaso de vuelta en la mesa, sin beberlo. Estaba muy intrigada, pero decidí hacerle caso y no beber. Mi familia estaba demasiado entusiasmada con el brindis, la tarta y el alcohol como para darse cuenta. Entonces ví cómo mi primo se llevaba una mano a su pantalón y sacaba algo de su bolsillo discretamente. Un pequeño mando rosa. Con una sonrisa pulsó un botón y mi vibrador volvió a activarse, a la mayor intensidad que el aparato permitía.
El resto de mi familia bromeaba sobre el tequila y volvía a llenar sus vasos, así que aprovechando que sabía que no me miraban, me permití cerrar mis ojos y disfrutar un poco del momento. No sabía porqué mi primo tenía el mando, pero no me importaba. Solo quería disfrutar. Cuando paró, miré a mi padre, buscando respuestas. Estaba escribiendo algo en su móvil. Un Whatsapp para mi que llegó a los pocos segundos
“Sé que le tienes ganas desde hace mucho. Nos vió el día de tu cumpleaños, en la silla. Quiero que disfrutes, mi niña”
Me hubiera corrido en ese momento. Mi padre me miraba con su cálida sonrisa. Mi primo sonreía también, pero con el vicio marcado en su expresión. No podría decir cuál me estaba poniendo más cachonda.
El tequila seguía corriendo y aunque no habían bebido tanto, no les estaba sentando muy bien. Podía ver que al rato, todos, menos mi primo y yo, parecían estar bastante afectados. Tampoco es que acostumbren a beber mucho, pero me parecia que se les había subido demasiado pronto.
-Familia, creo que deberíamos pasar al salón, que estaremos más cómodos -dijo mi primo
Ayudó a su madre a levantarse de la silla. Ella llevaba un rato riéndose sin parar, y sin dejar de hacerlo, se dejó llevar hasta el salón y mi primo la dejó ahí sentada. Daba la sensación de no ser plenamente consciente de que había cambiado de lugar.
-Vamos a dejarles a todos allí, con la borrachera que tienen es mejor que se sienten cómodos en los sofás o se caerán de las sillas
Le ayudé hasta que todos estuvieron sentados en el salón. Mi madre y mi tía reían sin parar mientras ambas decían unas tonterías increíbles. Mi padre insistía en que tenía que poner el partido de fútbol en la tele, pero no encontraba el mando, así que mi tío le empezó a ayudar a buscarlo con torpes movimientos. Mi hermano se estaba quedando dormido.
En medio de aquella situación tan extraña, mi primo me cogió de la mano y me llevó a la cocina. Cuando cerró la puerta, la algarabía de risas y palabras inconexas quedó atrás. Mi primo entonces empezó a besarme ansioso. Sus manos recorrían mi cuerpo subiendo mi falda y mi blusa
-Prima, no sabes las ganas que tenía de este momento
Su mano bajó a mi entrepierna, bajó mis medias y mi braguita y sacó el vibrador
-Ya no lo necesitas
Seguía besándome, como si no tuviéramos tiempo. De pronto sus dedos pellizcaron mi clítoris
-Dios, Alonso, no sabes lo cachonda que me ha puesto ese cacharro…
-Estás deseando que te folle, ¿verdad?
Uno de sus dedos entró en mi coño. Después de llevar un par de horas con el vibrador penetrándome sólo un poco, estaba deseando aquello. Gemí sin disimulo. Algo me decía que mi familia no se iba a enterar de nada
-¿No te parece raro que se les haya subido así el alcohol? Tampoco han bebido tanto
-No hace falta si le añades ciertas sustancias a la botella
-¡¿Les has drogado?!
Dos dedos entraron sin problema en mi coño y dejó de importarme lo que acababa de averiguar. Mi primo me empujó hasta que mi culo chocó con la encimera.
-Sube, ahora sí que le vamos a dar buen uso a ésto.
Me senté arriba, mi primo me sacó las medias y la braguita y lo dejó en el suelo. Colocó mi culo al borde y abrió mis piernas. Recogí mi falda en mi cintura para que mi primo pudiera tener una buena vista de mi coño abierto. Entonces bajó la cabeza y empezó a comérmelo. Con toda la estimulación proporcionada por el vibrador, mi clítoris y mi coño en general estaban con la sensibilidad multiplicada por cien, así que cuando su lengua empezó a chuparme, un orgasmo me atravesó.
-Joder, primo, ¡mira cómo me tienes con el dichoso juguetito!...¡aah!...¡aaaah!
Mi primo chupó mis jugos, saboreándolos
-Elenita, enséñame esas tetas. Llevo años queriéndo verlas
Desabroché mi blusa y me quité el sujetador. Mis tetas, con sus pezones desafiantes y duros, rebotaron al ser liberadas y yo moví mi torso hacia los lados para que se movieran a gusto. Alonso las agarró con ambas manos y, de forma alternativa, chupaba mis pezones mientras las apretaba
-Quiero ver cómo se mueven esas tetazas mientras te follo. Si cruzamos ahora el salón para ir a tu habitación, no se van ni a enterar, creeme. Creo que tu cama va a ser más cómoda.
Cogimos la ropa del suelo y salimos de la cocina. Me estaba dando un morbo tremendo la situación. Yo sólo llevaba puesta la falda y las sandálias, pasear así delante de mi familia en otras circunstancias hubiera sido impensable. Pero había visto cómo lo que fuera que mi primo había añadido al tequila les había dejado totalmente fuera de combate. En aquel momento, mi madre estaba muy concentrada explicándole a mi tía el color del cojín que tenía en la mano. Mi padre estaba sentado en el suelo y junto a mi tío, debían de seguir buscando el mando de la televisión. Mi hermano seguía dormido. Casi todo el sofá grande estaba libre, ya que algunos parecían estar más cómodos en el suelo. Se me ocurrió algo que hizo que el morbo se disparase.
-Alonso, júrame que no se enteran de lo que está pasando
-Cada uno tiene su propia historia en la cabeza, ni se han dado cuenta de que estamos aquí
Entonces cogí a mi primo de la mano y, pasando por delante de nuestra familia, le llevé conmigo al sofá grande.
-Ostia, prima, ¡ésto es mejor que la cama!
Me tumbé y observé cómo mi primo se quitaba su ropa rápido. Mi cabeza chocaba con el cuerpo de mi hermano, que ocupaba una parte del sofá. No se había movido desde que entramos así que me relajé y mirando a mi primo, empecé a tocarme las tetas. Abrí mis piernas invitándole a venir. Cuando se quitó su calzoncillo se me abrieron los ojos. Parece que mi primito estaba muy bien dotado, su polla saltó, golpeando su estómago. Lista para cumplir las fantasías que había tenido con él durante varios años.
-Te voy a reventar, prima
Se encaramó al sofá, encima de mi y colocó su polla en mi agujero
-Pídemelo. Dime que llevas toda la tarde cachonda y que quieres que te reviente con mi polla
-Llevo años deseando que lo hagas, por favor, no me hagas esperar más, necesito que me folles
Entonces, de un solo golpe, su polla se abrió camino hasta el fondo. Me quedé sin aliento un segundo. Un largo bufido salió de su boca.
-No te cortes, ¿no querías ver estas tetas moverse mientras me follas? Pues dale, ¡dale fuerte!
Si hay algo que me gusta de follar con chicos jóvenes es el ímpetu. En ese momento lo que necesitaba era sexo duro, rápido, contundente. Y eso es exactamente lo que mi primo me empezó a dar. Su polla entraba y salía de mi coño como cuchillo caliente en la mantequilla. Con la fuerza de los impactos, mis tetas rebotaban descontroladas y mi cabeza golpeaba rítmicamente en la pierna de mi hermano. Supongo que debería de haberme preocupado, pero ya sabéis que el placer te impide razonar. Y yo prefería el placer.
-Joder, Elena, qué buena estás…uufff…cómo entra…
-Sigue…sigue…Dios, me estás matando, que gusto…
-Follando delante de nuestra familia… Seguro que el día de tu cumpleaños te hubiera encantado que estuviéramos todos como están ahora, ¿verdad? Así te hubieras follado a tu padre a gusto
-Lo habría hecho, Alonso. Me lo habría follado delante de ti.
-Eres una putita, Elena. Ví cómo restregabas tu culo encima de la polla de tu padre. Me ha contado lo de la piscina…Joder, si lo hubiera sabido me habría quedado esa noche. Te hubiéramos follado entre los dos
-¿Ah, si? ¿En la piscina también?
-Te hubiera follado en la silla, que tu padre te tuviera ensartada y vieras cómo yo también te la meto… Y estarías tan cachonda que te parecería poco y querrías más…
-Aahh…Joder, Alonso, me matas…
-Ponte a cuatro patas, prima. Quiero follarte y que mires a tu hermano mientras
Sacó su polla de mí y cambiamos de posición. Coloqué mis manos al lado de las piernas de mi hermano y me coloqué de perrito. Rápidamente, la polla de mi primo volvía a estar dentro mientras me taladraba. En esa posición, mis tetas se balanceaban sin problema y mi primo las amasaba con una mano mientras con la otra me sujetaba de la cadera.
Podía ver a mi hermano, que seguía dormido. Cerca de mi cara, su entrepierna.
-Seguro que ahora mismo querrías que tu hermano se despertara, ¿a que sí? Que te viera la cara de placer mientras disfrutas con mi polla
-No sabes el morbo que me da todo ésto. Nadie se está enterando de nada, es brutal…
Mi primo sacó su polla de mi y la apretó encima de mi ano virgen. No había encontrado una buena ocasión de que me rompieran el orto y aunque estaba deseando, aquel no era el momento…ni la persona. Porque había decidido que, ya que mi padre no había sido mi primer hombre, sería quien tendría el encargo de desvirgarme el culo.
-No, Alonso, por ahí no. No lo he hecho nunca y va a llevar un rato. Y necesito correrme ya, por favor
Así que, muy a su pesar, su polla volvió al sitio habitual.
-¿Necesitas correrte? Pues te vas a correr, perrita, y te vas a comer toda mi leche
Empezó de nuevo a follarme fuerte. A pesar de que nuestra familia seguía hablando y riendo en algunos momentos, podía escuchar perfectamente cómo los huevos de mi primo golpeaban mis nalgas con fuerza. Precisamente por esa potencia, mi cuerpo empezaba a moverse descontrolado hacia delante y hacia atrás, siguiendo el impulso de la follada. Y mi cabeza empezó a acercarse a la entrepierna de mi hermano. Me calentó tanto esa imagen que mi segundo orgasmo empezó a asomar.
-Dame fuerte, primo, fóllate a la zorra de tu prima y lléname de leche…aaahh…joder…
-Me voy a quedar el mando del vibrador…aaah…y te voy a torturar todos los días…mmmm…vas a estar caliente como una puta todo el día…Dios, que gusto…
En ese momento, vi cómo mi hermano abría los ojos. Suponía que tampoco eso quería decir nada, pero sólo de pensar en que nos hubiera pillado me excitó tanto que me corrí entre espasmos. Los brazos no me sujetaban y se me doblaron, haciendo que mi cara cayera justo en la entrepierna de mi hermano. Con las embestidas que aún me daba mi primo, mi cara empezó a frotar su pene a través de su ropa y noté que se empalmaba.
-¡Aaaah! -bufaba mi primo cerca de correrse- Toma toda mi leche, Elena, ¡trágatelo! ...Aaah..aaah…si…¡Dios, me corro! ¡Joder!
Y con unas últimas y fuertes embestidas, me inyectó toda su corrida. Mi cara seguía encima de la polla de mi hermano, aunque éste no parecía dar señales de conciencia. Ambos necesitamos un minuto para normalizar nuestra respiración. Cuando ambos nos recuperamos del orgasmo, nos pusimos de pie.
-Júrame que lo vamos a repetir. Dios, Elena, que polvazo, ¡que morbo!
-Me vuelvo a Londres en un par de días, pero tengo intención de acabar el master y volver a España para quedarme. No se si podrás esperar hasta entonces.
-Todas las pajas que me haga hasta ese momento van a estar patrocinadas por esta follada, te lo aseguro.
-Oye, he visto a mi hermano abrir los ojos y empalmarse… ¿Crees que se ha dado cuenta de algo?
Mi hermano volvía a tener los ojos cerrados cuando le miramos
-No creo. Bueno, y ahora deberíamos hacer café. Tu madre aún tiene que encontrar sus regalos, ¿no?
Mi sorpresa me había hecho darme cuenta de varias cosas. La primera, que adoro a mi padre por pensar en experiencias para mi disfrute. La segunda, que aunque me había gustado, seguía prefiriendo follarme a hombres maduros. ¡Su trato no tiene nada que ver! Y aunque mi primo es 4 años mayor que yo…no es lo mismo. Y la tercera, que tendría que buscar el momento perfecto para darle a mi padre mi virginidad anal. Claro, que aún me quedaban algunas semanas en Londres hasta terminar el Máster… Y en Londres también hay maduritos…
¡Espero que os haya gustado este nuevo relato! Si es así, no seáis tímidos, ¡dejádmelo saber en los comentarios!