Sorpresa (II)

Sorpresa (II)...

Después de la impactante confesión de mi esposa Diana en pleno sexo, me empecé a obsesionar, día tras día, buscaba la forma de nombrar el tema del sexo de a tres, (nosotros dos y un buen perro), pero no teníamos perro, la cosa no podía quedar así, la sola mención del tema hacia que ambos acabáramos simultáneamente y gozáramos con "nuestro secreto". Había que encontrar el camino para hacer realidad nuestro deseo !!

Fue Diana quien trajo un vigoroso "gran danés" a casa, en préstamo por unos conocidos de ella.

El perro se llamaba "dólar" y no cabían dudas que las proporciones eran gigantescas, casi no quise imaginar el tamaño del "aparato" de "dólar", pero seguro que era el doble o más de mi miembro.

Esto me excito más y apenas mi mujer salió de su ducha yo la esperaba en medio de la cama , desnudo y con el perro a echado en el piso.

Diana no se hizo esperar, empezó a besarme despacio, para luego decirme en el oído que no daba más, lo que confirmaba el estado de excitación general en los pechos y en la dilatación de los labios de la vagina.

La naturaleza es sabia.

Llamo al perro y este obediente se nos acerco al borde de la cama,

Diana se abrió de piernas para calentarlo, aproveche ese momento y me fui al baño, quería orinar en ese momento o la vejiga me haría una mala pasada.

Cuando volví Diana había logrado que "dólar" empezara a lamerle la vagina que a esta altura estaba enrojecida e hinchada, presta para gozar. La cara de Diana también evidenciaba que estaba gozando de la carnosa lengua del perro, cuando me acosté al lado de ella me empezo a besar el pene, que no necesitaba excitación extra, mientras el perro seguía entre las piernas de Diana.

Cuando le manifesté a mi esposa que estaba muy caliente, ella de una pirueta y se monto de un golpe, ensartándose hasta la raíz en mi pene,

El movimiento del va y viene empezó con violencia y con largas y fuertes estocadas que yo ayudaba a hacer mientras ella me besaba las tetillas. En menos de 5 minutos de furiosa cabalgata Diana tuvo un largo orgasmo que yo a duras penas pude contener y no acompañarla.

Cuando el ritmo decayó me hizo una segunda confesión, que solo me hizo enardecer más todavía.

Dólar no era un amante circunstancial sino tenia experiencia y conocimiento carnal de mi esposa.

No quise preguntarle nada más, solo me limite a seguir gozando de la cogida, tratando de no llegar y concentrarme en lo que estaba gozando, empecé a sentir una sensación extraña el perro nos estaba lengüeteando en nuestra unión !!

Diana también se dio cuenta de la maniobra del perro y me dijo que al perro gustan "sus juguitos", mientras me decía esto veo que el perro a nuestro costado mostraba una indecente "pistola" lista para entrar en acción seguramente preparándose para un festín, que era nada más y nada menos que una cogida con mi esposa.

Nunca había visto a un perro de este tamaño en plena excitación, mientras nuestra cogida seguia Diana estiró el brazo hacia el "pedazo" que mostraba el perro y empezó a acariciarla. Yo no podía creer que tuviera semejante tamaño, media más de 25 cm y no se cuanto de ancho, lejos era el doble de ancha que la mía.

La imagen de mi mujer agarrando semejante monstruo y las estocadas a fondo de nuestro vaivén hicieron que no aguantara más y empecé un orgasmo magnífico que en ese momento pensé que era el mejor, pero me equivocaba la fiestita recién empezaba...

continuará