Sorpresa en un sex shop
Mi mente no podía pasar unos días Solá y gratamente me sorprende ir de compras
Estaba sola en casa por unos días. Mi pareja había salido de viaje. Entonces entré a la pagina de un sex shop para comprar juguetes y pasármela bien.
Salí de la oficina y me dirigí al local por mi combo. Quería algún tipo de asesoramiento porque nunca había comprado nada. Ni bien entre me comienza a atender un chico que me pareció muy guapo. Me asesoro sobre los distintos dildos, los beneficios, contras. Hablamos de eso y me preguntaba mi edad, si era mi primera vez en un sex shop. Sus preguntas me sonrojaban, pero seguí respondiendo. Me vendió uno que según el era de lo mejor en precio calidad y luego unos estimulantes de pezones. Cuando iba a pagarle me pregunto si lo iba a usar sola. Respondi que si, con mirada desafiante. Para mí sorpresa enorme sorpresa mientras pagaba se ofreció a ayudarme. El chico y yo nos habíamos estado coqueteando sin darme cuenta mientras él me vendía productos de autosatisfacción.
No lo dude mucho y le dije: pero cómo me ayudarías? Fue muy directo, me dijo que me desnudaría y que los iría metiendo en mí y dando la velocidad que más placer me cause.
Solo pude reírme. Pensé que era una broma. Me miro y me dijo que nada de eso. Sería más bien como un tutorial. Podíamos hacerlo incluso ahora mismo. Mis piernitas empezaron a temblar. Me había quedado sin respuesta. Así que me tomo de la mano y me dijo que podíamos ir atrás del local, que mi curiosidad le había gustado y que tenía ganas de enseñar. Sin pensármelo demasiado le dije que si y nos fuimos a la parte trasera del negocio. Había una cama, una silla y una lámpara. Me tomo por la espalda, me corrio el pelo y me dijo que me entregara. Me besaba el cuello y me rodeaba con sus brazos cuando me susurró que empezáramos el tutorial. Rompió los envoltorios del dildo y me lo empezó a pasar por mi columna mientras me iba desprendiendo la camisa. Quede en corpiño cuando comenzó a manosearme las tetas y me decía que las pezoneras debían lograr un efecto similar. Empecé a presionar mi piernas porque ya estaba acalorada. Me pidió que me quitara el pantalón y me quedara solo en ropa interior. Obedecí inmediatamente. En ese momento se apoyó contra mi cuerpo y lo sentí duro por encima de sus jeans. Me sentó en la silla y me pidió qué abriera las piernas un poquito. Entonces comenzó a refregar el dildo sobre toda mi concha . Estaba en el piso mirándome como mi cuerpo ardía. Ardía porque quería ese objeto dentro mío y a su vez también lo quería a él.