Sorpresa en la oficina

Una chica caliente quiere sorprender a su chico

Era un día gris y lluvioso, no se veía a nadie por la calle y yo estaba aburrida en casa.

Decidí que quería sorprender a mi chico, así que me puse unas braguitas y un sujetador

negro de encaje preciosos y muy sugerentes, me coloqué el abrigo largo, me enfundé un

unos taconazos negros de vértigo y salí rumbo a la oficina.

Ni siquiera sentía el frío de lo cachonda que estaba simplemente pensando en lo que iba

a suceder en unos minutos, cuando llegué, fui directa a su despacho y toque suavemente

a la puerta, cuando escuche esa voz varonil diciendo adelante se me puso el vello de

punta y los pezones se despertaron.

Al entrar cerré la puerta con pestillo y fui andando lentamente hasta mi chico que estaba

muy sorprendido de verme, llegué hasta él y le di un beso sensual, sexy y lleno de

deseo, al momento su polla reaccionó.

Me levanté y me quité el abrigo, esa cara que se le quedó….pagaría una y mil veces por

volver a verla, desprendía admiración, asombro y sobretodo mucho deseo.

Giré su silla, poniéndolo frente a mí para después ponerme de rodillas delante de él, le

desabroché el cinturón muy lentamente, después fue el botón del pantalón y pasé mi

mano lentamente por su abultado paquete, dios me moría de ganas de tenerla en mi

boca, pero no iba a ser tan fácil, tenía que jugar un poquito, ponerlo al límite y hacerle

suplicar que me la metiese en la boca.

- Uuuff cariño como me pones , me dijo.

Yo le contesté con una mirada de tigresa y esa sonrisa entre picara y malvada que se me

pone cuando estoy juguetona y cachonda.

Lentamente acerqué la cabeza al calzoncillo, que permanecía en su sitio y pasé la lengua

por la tremenda erección que se adivinaba, le bajé el calzoncillo y saqué ese pedazo de

carne que tan loca me vuelve, lo agarré con la mano derecha y le di un besito en la

puntita del capullo.

Mi chico respiraba entrecortadamente y tenía que reprimir los gemidos, ya que no nos

podían escuchar, detrás de la puerta de su despacho estaban sus compañeros y los

clientes que en ese momento estaban en el banco.

A continuación pasé mi lengua desde la base de la polla, hasta la punta, solo lo hacia

con la punta de la lengua, casi acariciando y no lamiendo. No puede aguantar más y me

metí ese capullo que estaba desprendiendo un exquisito líquido en la boca.

- Dios como puede gustar tanto tener esta polla en la boca? moriría feliz si fuera

con ella en la boca , pensé.

Fui bajando con mi boca por todo el pene, hasta tenerlo todo dentro. Ahí empezó la

verdadera acción.

Chupada desesperadamente, él seguía sin poder mediar palabra y yo feliz de verlo

disfrutar tanto. Con la mano derecha me ayudaba a pajearlo mientras me la metía en la boca y con la

mano izquierda acariciaba los huevos llenitos de amor, deseaba que me diera su leche,

que se corriera como un animal.

Estuve un rato recreándome, chupaba y lamía como si se me fuera la vida en ello, hasta

que me dijo:

  • Joder para o me corro.

  • Quiero que te corras, que me llenes de leche, le contesté.

Me quité el sujetador y metí su polla entre mis pechos, haciéndole una cubana de

escándalo, con la boca chupaba la puntita y lo pajeaba con mis tetas, eso fue demasiado

y se corrió a camino entre mi boca y mis pechos, restregué la leche por mis pechos y

tragué lo que había caído en mi boca.

Después me senté en la mesa de su despacho y me abrí de piernas, dejándole expuesto

mi jugoso coñito, él no dudo ni un solo segundo y fue directo a beberse todos mis jugos.

Me abrió los labios con las manos y fue directo al clítoris con su lengua, hacia circulo y

succionaba también se le escapó algún mordisco que me hacia ver el cielo, la tierra y el

más allá.

A continuación metió dos dedos y los movía con esa gracia que sólo él tiene.

Estaba tremendamente cachonda y tardé muy poco en correrme, fue un orgasmo muy

intenso que me dejó en trance, desfallecida y muy muy satisfecha.

Cuando me levanté me coloqué el sujetador, me abroché el abrigo y sin mediar más

palabras le dije:

- Te espero en casa para que terminemos lo que hemos empezado.

Me saqué las braguitas que debían estar empapadas y se las lancé.

- Esto de recuerdo, dije.

Al salir le mandé un beso y le guiñé un ojo.

Ante todo decir que es la primera vez que escribo algo en mi vida, si podéis comentarme que tal...

Gracias por leerme