Sorpresa en el subte
Un muchacho saborea un culito en el subte. La chica sabrá darle otra sorpresita más.
Aquella mañana me había levantado con la verga bien parada. Cuando esto sucedía tenía dos opciones: pajearme en ese mismo momento o salir en busca de una conchita o culito que me dejara descargar ahí mi leche. Por lo general sucedía lo primero pero ese día me dieron ganas de lo otro. Por eso salí en busca de, por lo menos, un culo donde apoyar mi calentura. Y que mejor lugar que el subte repleto de gente donde las posibilidades eran amplias. En todas mis aventuras pajeras no había pasado mas que de apenas apoyar mi verga tiesa en algún culo redondito, a veces tan placenteramente que bajaba del subte para descargarme en el baño ubicado bajotierra. Pero esta vez pasó algo inesperado.
Subí al subte y vi una preciosura bastante cerca de la puerta. Ni lerdo ni perezoso me paré al lado de ella y con el traqueteo del tren empecé a orientar mi pija hacia su trasero. Cuando uno hace esto pueden suceder dos cosas: que el culo se aleje sin decir nada o que te plante un cachetazo y encima te deje como un degenerado frente a todos los demás. Había pasado varias veces por las dos situaciones y por eso siempre apoyaba muy disimuladamente ya que no me gustan los escándalos.
Lo inesperado fue que la preciosura a la que apunté mi pija, lejos de correrse se acercó. Y entonces yo me acerqué un poquito mas apenas rozándola. Con su sola actitud se me había puesto como un garrote y estaba excitadísimo. Siempre me han gustado las putitas. Y esta tenía toda la pinta. Era bastante linda, no muy alta y ni bien la vi había reparado en dos tetas grandes que se le escapan por la remera escotada. No podía verle el culo porque me acerqué tanto como pude pero rozándola apenas. En un traqueteo del tren la muy guarra se apoyó completamente sobre mi verga y la sentí moverse inquieta dentro del pantalón.
No podía creer que tuviera a la horma de mi zapato apretándome con su culo la verga y empecé a moverme a gusto y piacere sobre aquel culito. Con su altura, y con la mía, desde arriba podía verle la canaleta y las preciosas y gordas tetas que se bailoteaban al ritmo de los vaivenes del tren. Estaba como loco, sentía la pija como un fuego y tuve ganas de sobarle el culo con las manos. Me entretuve gozando de ese culo duro que emanaba una calentura tan fuerte como el que despedia mi verga y disfruté al mango cuando sentí que mi pija estaba completamente incrustada en su raya. A cada movimiento del tren ella se movía y yo estaba sacado, me estaba volviendo loco pues deseaba tocarle las tetas, la concha y el culo de una manera desesperada. No aguanté mas y le pasé la mano por uno de los cachetes de su culo y ella pareció reaccionar moviendo la cabeza, como si aquello la hubiera despertado de un juego que la tenía obnubilada.
Me quedé quieto con mi mano en su nalga, no fuera cosa que ahora la putita se dieron vuelta y me encajara un sopapo, pero ella sacudió su culo moviéndose junto al traqueteo del tren. Ya mas tranquilo y con su aprobación la seguí sobando por arriba de la pollera y no pude evitar la tentación de tocar su piel. Subí la falda un poco y su suavidad me impresionó. Le toqué una de las piernas cuanto pude y me acerqué raudo a su bombacha. Tenía ganas de bajársela para tocar su concha y su culo todo al mismo tiempo y ella se dejó como la puta que era. Pasé la mano por su pubis y luego por el culo. Tenía un hilo fino metido adentro de la raya y con un golpe seco logré romperlo. Me excité cuando ella se arqueó del tirón. Enseguida guardé su tanguita mínima en uno de mis bolsillos y seguí con mi juego.
Volví mis manos a sus piernas y me dirigí directamente a su concha, la que tenía empapada de jugos. Abrió las piernas y pasé un dedo sobre el clítoris al que sentí duro. Se lo masajeé un rato y luego me dediqué a explorarla de arriba abajo, palpé sus labios vaginales que parecían voladitos carnosos, suaves y mojados. Luego le metí un dedo y después otro con ganas de hacerla acabar. Estaba completamente compenetrado en la tarea cuando sacó la mano que tenía entre sus piernas y la agarró con la suya. Se dio vuelta y me miró sonriéndome. Luego al oído me dijo:
Querés venir a mi casa?
Claro.
Bueno, nos bajamos en esta.
No podía creer lo que me estaba sucediendo, no solo le había apoyado la verga, también la había manoseado a mi antojo y ahora la puta me invitaba a su casa!!!!
En la escalera mecánica se paró junto a mi y habló otra vez.
Estuvo muy bien el detalle de sacarme la tanga. Eso me decidió.
Me puse como misil, mas de lo que estaba y la dejé guiarme hasta su casa ubicada en un barrio bastante lindo. En el ascensor le metí mano por todos lados, estaba desesperado, me la quería culear ahí mismo, le bajé el top y le chupé las tetas durante el recorrido de la planta baja hasta el octavo piso. Bajamos del ascensor y mis manos parecían dos imanes que no podían despegarse de su culo el que tuve entre ellas hasta la puerta del departamento. Cuando abrió la puerta me tiré sobre ella, y ahí mismo en el suelo le saque toda la ropa y comencé a chuparla por todos lados, metiéndole dedos y lengua en todos sus recovecos hasta que ella me desnudó en un apuro tan similar al mío y se puso la pija en la boca. Que no me siguiera chupando porque le acabaría dentro y quería metérsela por la concha que siempre me ha gustado mas.
Aparte estaba seguro que esta puta debería coger como los dioses. Ya sintiéndome venir la detuve y me subí sobre ella. Se la metí hasta el fondo con mucha fuerza, estaba caliente y descontrolado, quería acabar en su concha jugosa y llenarla hasta decir basta. Y así fue, bombeé como loco para sacarme la calentura que me había generado, sintiendo cada vez mas cerca los pasos gigantes de una eyaculación espectacular cuando no pude mas y grité ante el primer chorro que salió de mi verga. Estaba como poseído en el modo que la penetraba pero mi calentura era tal que tuve la necesidad de seguir bombeando aun cuando ya me había descargado completamente. Exhausto sobre ella quedé anonadado cuando escuché hablar a una voz masculina:
Un lindo semental encontraste.
Coge como los dioses.
Me quedé duro y supongo que mi pija debe haberse contraído al estado de una pasa de uva del cagazo que me llevé. Solo pensé que la putita me había tendido una trampa y que su fin no era mas que entregarme servido en bandeja y completamente débil al muchacho que mas que hombre parecía una oso. Era bastante mas grande que yo y se lo veía enorme mientras yo seguía encima de la puta, completamente rígido y pasmado. Debo haber puesto cara de susto porque el tipo enseguida acotó:
No te preocupes que no pasa nada. Me gusta ver a mi mujer cogiéndose a otros tipos. La mando a que busque alguno y ella siempre me alegra la vida con sorpresitas.
En un tartamudeo traté de contestar pero la putita enseguida habló.
No sabés lo bien que estuvo
Qué hizo?
Me arrancó la tanga ahí mismo en el subte. Cómo me calentó.. y eso fue la clave de que lo tenía que traer. Sabía que un ejemplar como este te iba a impresionar.
Si, pocos se animan a eso.
Yo estaba como un boludo con la boca abierta sin poder reaccionar ante nada. La cosa cambio cuando la putita empezó a chuparme la pija.
No querés una fiestita de a tres? Dijo ella con la verga tan cercana a la boca que me dieron ganas de que me la siguiera chupando.
Como de a tres?
Claro, mi marido y yo.
Pero no soy puto, dije por las dudas.
Los dos se rieron y el oso acotó.
No te preocupes que yo tampoco. Ya te dije como es la cosa. Una fiesta en la que demos placer a mi mujer y a mi cuando te vea otra vez ensartándola. Si o no?
No pude decir que no porque la putita chupaba como una diosa. Me la llenaba de saliva caliente y recorría con su lengua todo mi tronco, se detenía jugando con mis huevos que se escurrían dentro de su boca y la excitación me llevó a no poder negar la invitación. Si bien había eyaculado cinco minutos antes el placer que sentía de esa boca haciendo desaparecer mi verga me estaba poniendo en llamas otra vez. El marido se acercó y empezó a sobarle las tetas y luego a morderlas.
Ella empezó a jadear con mi verga dentro de su boca que ahora no solo recibía esa saliva magistralmente usada sino que también su hálito caliente me la envolvía. Toda la escena me estaba calentando y enseguida el marido empezó a chupar el culo que la puta tenía empinado mientras me chupaba la verga. No se si le habrá metido dedos o que pero la puta parecía esta gozando como loca pues no dejaba de jadear, de darme ese aliento caliente y de apretar con sus labios y su lengua cada vez mas mi mojada pija que ya iba tomando forma. Enseguida vi al tipo ponerse en posición para penetrarla. Ella movía el culo de acá para allá y mi verga se bailoteaba en el mismo sentido y de arriba hacia abajo. Estaba volviéndome loco con todos los movimientos y con esa lengua gloriosa cuando el oso se la metió de un golpe. Creo que mi verga debe haberle llegado hasta la garganta porque la vi desaparecer casi hasta los huevos. Cuando el tipo empujaba fuerte ella se comía mi verga llevándome a sentir un placer desquiciado que ya se sentía en mi pija cada vez mas dura.
El oso siguió metiendo y sacando, se la sacaba toda y después la volvía a meter y mi verga a recibir su porción de lengua y saliva. Me tocaba los huevos y así estuvimos unos veinte minutos, con esas entradas y salidas de todos lados que lograron volverme loco. Ahora el tipo le apuntaba al orto y la verga me dio un respingo cuando se la enterró con bastante prisa. Me la chupó tan fuerte que sentí venirme y me aparté para tocarle las tetas mientras el tipo la seguía bombeando por el culo sin piedad. Me acerqué de morboso para ver como desaparecía esa pija en su orto y no hice mas que calentarme al extremo. Le siguió dando con todo, el tipo tenía un aguante de puta madre y le toqué el clítoris y en la concha le metí dedos que no tuve necesidad de mover mucho porque el oso lograba bailotear a la putita como si fuera una gelatina.
Lo escuché venirse al tipo mientras ella hacía rato que gemía y jadeaba como posesa. Enseguida se la metí en el culo que estaba bien abierto y lubricado. Fue glorioso sentir como aquel ano me apretaba la verga y como el semen caliente me la recubría. Me sentía descontrolado, la bombeé una y otra vez, sin piedad, ella gritaba y yo, en cada grito, apretaba sus nalgas calientes y duras. Como loco la atraje hacia mi y apoyé mi torso sobre su espalda, sentí que se me rompía la verga y el culo de ella, pero aquello me generó tal excitación que la traqueteé con fuerza. Ella se quejaba mientras la penetraba y le apretaba los pezones a los que retorcí si piedad y sin descanso.
El oso estaba parado justo enfrente de ella y le decía cosas como: "gozá puta que me gusta verte como gozás con otra verga", "te tienen bien ensartada, eh?". Mientras le decía eso le tocaba el clítoris y metía sus dedos en la vagina. Supongo que tendría metidos por lo menos cuatro dedos porque se había reducido bastante el espacio para mi propia verga. Yo estaba calentísimo, sacado, la bombeaba como un animal y jadeaba exasperado. Me sentí venir y le di mas fuerte. Ella casi gritaba y la sentí acabar cuando su cuerpo completamente tenso comenzó a laxarse. Al rato me vine dentro de ella en unos últimos empujes furiosos. Saque mi verga flácida de su culo y me dejé caer completamente exhausto. El oso se sentó en el suelo y acurrucó a la putita que parecía desmayada. Cuando me recuperé salí de ahí y dije gracias; ellos ni siquiera se tomaron la molestia de responderme.
Este no fue mi primer trío pero sí el mas inesperado y salvaje. Cierta vez me decidí a repetir la experiencia y fui hasta el depto. Me recibieron pero los dos, abrazados, me dijeron que ya no tenía ninguna gracia, pues ellos solo disfrutaban si la minita traía algún desconocido de la calle. Pegué la vuelta cerrada y frustrado volví a casa.