Sorpresa en el muelle

Una mujer que aparece de nuevo en tu vida. Quieres saber si ella pretende algo o solo juega contigo....

Caminas junto al muelle despistado y meditabundo. Delante, Rosa ríe y hace bromas con el resto del grupo. Está contenta y animada.

Tu sin embargo, ni siquiera sabes si alegrarte o no de que haya aparecido de nuevo en tu vida. Es la hermana mayor de tu amigo Pablo y te saca 14 años. Acaba de entrar en los cuarenta.

Tras mucho tiempo desaparecida, divorcio y vuelta a la ciudad. Han pasado años sin verla y ahora a todas horas la tienes alrededor. Recuerdas como ella era tu amor de juventud. Cuando apenas empezabas a salir con chicas, ella era tu diosa, tu referente. Libre, desinhibida, sensual, cercana pero inalcanzable, a otro nivel.

Te colabas en sus fiestas, oías su música, les veías beber y fumar cosas que para ti aún estaban prohibidas. Y ella disfrutaba provocándote, dejándose admirar, divertida ante la expectación que generaba entre los amigos de su “hermanito”.

Ahora parece que todo se repite.

Vuelve a jugar contigo, a envolverse de un halo de picardía y sensualidad, a sacar temas inapropiados para un hombre que lleva tanto tiempo sin ver, que ya no es un chico atolondrado y embobado con ella…o eso debiera. ¿A que vienen esas confianzas, como si se hubiera ido ayer? ¿Por qué te cuenta detalles de su vida íntima? ¿Y ese interés en saber de la tuya?

Ha reconocido el terreno y ya sabe que estas libre. Se ha encargado de que sepas que ella está disponible y que viene con ganas, después de un mal final a su relación. Rompe la distancia tocándote, dándote un beso húmedo en la mejilla vez que se encuentra contigo, prolongando el contacto físico. Hace bromas (¿o no lo son?), acerca de si esta vez no está dispuesta a dejar pasar la oportunidad de follarse un yogurin si tiene la oportunidad…

Pero tú no estás dispuesto a que te trate como un crio. Ni eres ya adolescente, ni ella está en la veintena. Tú quieres dejar las cosas claras entre ambos. No soportas que sea condescendiente ni juegue contigo. Si pretende algo, que lo pida. Que muestre sus cartas. Y si no que te deje en paz.

Así se lo has dado a entender esta mañana en un aparte.

¿Vas en serio o qué? Me gustas pero no estoy dispuesto a perder el tiempo ni a hacer el bobo.

Ella te sonríe y muy calmada te dice que en un rato te dará la respuesta, casi molesta porque hayas interrumpido su diversión

.

¿En un rato? ¿Qué es lo que tiene que cavilar? ¿Está riéndose de ti? No sabes que pensar. El tono ha sido neutro, sin asomo de burla.

Ella se descuelga del grupito y entra en unos aseos. Espérame un momento …te dice.

Cuando sale te mira con picardía. Retomáis el camino juntos tras el grupo de amigos. Está claro que ha parado porque quiere poner distancia. De repente, se da la vuelta y queda frente a ti, dándoles la espalda a los demás. El muelle esta desierto en ese momento. Con una mano, busca el pliegue de su falda y lo retira a un lado. Un triángulo surge ante tus pasmados ojos. Por arriba está delimitado por dos extremos del pubis, donde aparecen pelillos recortados, como césped en una pradera. En el vértice de abajo, su sexo se muestra sin ambages, al aire libre y perfectamente visibles los labios de su coño.

Desafiante, lo mantiene expuesto ante ti unos segundos eternos. Te has quedado paralizado y tu cara debe ser un poema porque ella suelta una risotada. Te estremeces pensando que todo el mundo la ha oído, que todos se han dado cuenta, pero ese momento parece perteneceros, porque nadie os observa. Y si no ha sido así… ¿A quién le importa?...parece decirte ella con la mirada.

Pero aún no ha acabado. Te da algo con la otra mano, en la que hasta ahora no te habías fijado. Son sus bragas. Lencería verde de seda.

Toma, guárdamelas. Ya me las darás esta noche cuando quedemos.

Y acto seguido se da la vuelta y camina al encuentro de los demás. Esta vez anda de forma un tanto diferente. Como moviendo más voluptuosamente las caderas. Hipnotizándote con el bamboleo de su culo. Está claro que te está dedicando el paseíllo…

Hasta entonces has estado atónito por la sucesión de hechos, pero ahora, una erección explota en tu entrepierna. Sabes que va desnuda y que ya es seguro que esta noche vas a gozar de lo que hay debajo de la falda, ese coñito que ella te ha dejado ver.

Bueno, aquí tienes su respuesta …piensas. Ha vuelto a demostrar quién tiene la iniciativa, quien es la que manda…pero eso a ti ya no te importa, casi que te gusta que sea de esa manera…como ha sido siempre.